miércoles, marzo 25, 2009

DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ESTADO DE LA REPUBLICA DE CUBA, FIDEL CASTRO RUZ, EN LA CLAUSURA DEL I CONGRESO INTERNACIONAL DE CULTURA


http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1999/esp/f110699e.html

DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ESTADO DE LA REPUBLICA DE CUBA, FIDEL CASTRO RUZ, EN LA CLAUSURA DEL I CONGRESO INTERNACIONAL DE CULTURA Y DESARROLLO, EN EL PALACIO DE LAS CONVENCIONES, EL 11 DE JUNIO DE 1999.


Estimados ministros y dirigentes de la cultura en los países de América Latina, o iberoamericanos;

Distinguidos invitados;

Queridos delegados al I Congreso Internacional de Cultura y Desarrollo:

Ustedes han trabajado, los que participaron en el congreso, durante cuatro días, y, felizmente, el esfuerzo de ustedes coincidió con la reunión de dos días, el 10 y el 11, de los ministros y responsables de cultura, que preceden a la reunión Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar en el mes de noviembre. Nosotros hemos procurado tener una idea de lo que han discutido y cómo han sido los debates.
Me ha parecido percibir satisfacción en los organizadores acerca de la forma en que se han desarrollado ambos eventos.

Entre los temas discutidos, sin duda, muchos y de gran valor, algunos me llamaron especialmente la atención, y podríamos decir que personalmente tengo que incluirlos entre los temas relacionados con la cultura y con la política, que aprecio mucho. Por ejemplo: los Estados deben propiciar una política correcta de educación ambiental; la importancia de la historia para la trasmisión de valores y defensa de la identidad de los pueblos; necesidad de rechazar los modelos colonialistas o hegemónicos; el turismo no debe dañar la identidad nacional; necesidad de repensar el mundo actual, crear estados de opinión y trasmitir ideas —lo de trasmitir ideas es algo que considero cuestión fundamental—; urgente necesidad de propiciar, mediante la educación y la implementación de correctas políticas culturales, una verdadera revolución ética en el hombre. Es la primera vez, realmente, que veo planteado este tema con esa precisión.

Por último, hay un punto 12, que no sé si todos absolutamente estaremos de acuerdo, yo por lo menos lo estoy, que dice: La economía capitalista no garantizará el desarrollo perspectivo de la humanidad, pues no tiene en cuenta las pérdidas, en términos culturales y humanos, de su propia expansión. Yo pienso un poco más lejos: no solo no garantiza el desarrollo perspectivo de la humanidad, sino que, como sistema, pone en riesgo la propia existencia de la humanidad.

Ustedes me presionaron para que pronunciara unas palabras el día en que se inició el congreso, y abordé un punto esencial, el relacionado con la trasmisión de las ideas.

No sé cuánto habrán discutido sobre las formas de llevar a cabo ese principio, sí sé que han planteado como elemento fundamental, como política fundamental de la integración de que se habla, la necesidad de que la cultura ocupe un lugar prioritario entre los objetivos de esa integración.

Unidos equivaldríamos a la suma de muchas y muy ricas culturas; en este sentido, cuando pensamos en Nuestra América, como le llamaba Martí, esa América que comienza en el río Bravo, aunque debiera haber comenzado en la frontera de Canadá, porque esa parte pertenecía también a nuestra América, hasta que unos vecinos, expansionistas insaciables, se apoderaron de todo el territorio del oeste de lo que hoy es Estados Unidos, a esa integración es a la que me refiero, incluido el Caribe. Todavía no están en estas reuniones cumbres iberoamericanas los caribeños. Por fortuna, y por primera vez, se reunirán en Río de Janeiro con la Unión Europea, el 28 y el 29 de este mes, todos los países latinoamericanos y caribeños. Ya empezamos a ampliar la familia. En general, los caribeños eran olvidados entre los olvidados, porque también los latinoamericanos lo éramos y lo somos.

La suma de todas nuestras culturas sería una enorme cultura y una multiplicación de nuestras culturas. La integración no debe afectar, sino enriquecer la cultura de cada uno de nuestros países.

Cuando hablamos de unión, en este sentido, lo hacemos todavía dentro de un marco estrecho. Yo creo un poco más: yo creo en la unión de todos los países del mundo, en la unión de todos los pueblos del mundo y en la unión libre, verdaderamente libre; no la fusión, sino la unión libre de todas las culturas, en un mundo verdaderamente justo, en un mundo verdaderamente democrático, en un mundo donde pueda aplicarse aquel tipo de globalización de que habló en su tiempo Carlos Marx y de la que hoy habla Juan Pablo II cuando expresa la idea de la globalización de la solidaridad.

Nos queda la tarea de definir bien qué significa la globalización de la solidaridad, y, si llevamos este pensamiento hasta sus últimas consecuencias, descubriremos que el punto 12 es una realidad, porque me pregunto si el sistema capitalista puede garantizar la globalización de la solidaridad. No se dice la globalización de la caridad, que estaría muy bien mientras tanto, pero ojalá llegue el día en que no haga falta la caridad, y ese día será el momento en que el sentido de la solidaridad sea universal y el espíritu de la solidaridad se haya globalizado.

Dije esto para aclarar que no tengo absolutamente nada de nacionalista estrecho, ni de chovinista, y que tengo un concepto más alto del hombre y albergo sueños más ambiciosos para el futuro de la especie humana, que tanto trabajo ha pasado para llegar a ser lo que es hoy, para alcanzar los conocimientos que posee hoy, para no ser todavía siquiera merecedora del calificativo de una especie verdaderamente humana. Lo que vemos ahora está todavía muy distante; pero tal vez, mientras más distante parezca, más cerca esté, ya que esta humanidad atraviesa una colosal crisis, y solo de las crisis colosales pueden venir las grandes soluciones.

Eso nos ha enseñado la historia hasta ahora, hasta este momento en que la globalización real, que hace pocos años ni siquiera se mencionaba, los enormes avances de la ciencia, de la técnica, de las comunicaciones, la hacen posible e inevitable. Las personas se comunican unas a otras en cuestión de segundos, estén donde estén.

Bastaría decir que a mí me cuesta más trabajo comunicarme con nuestro Ministro de Relaciones Exteriores que con nuestro Embajador en Naciones Unidas. Este está allí con un telefonito celular, y si se encuentra dentro de la sala al lado de su colega, el Embajador norteamericano, con una silla de por medio que estaba vacía, puede hablar; o como hoy, cuando me comuniqué con él, que al preguntarle dónde estaba, si en la Misión, o en la casa, o en las Naciones Unidas, me respondió: "Estoy en el carro." Digo: "¡Cómo en el carro y se escucha bien!" Dice: "Sí, ahora estamos parados en un semáforo", y seguimos hablando unos cuantos minutos más. Es increíble realmente.

Los avances tecnológicos explican la precisión con que los famosos satélites dirigen los misiles y las armas inteligentes, que no son tan tan inteligentes que no se equivoquen con preocupante frecuencia, si es que realmente, en vez de errores, no hay intenciones.

Lo de la Embajada china parecía tan raro, tan raro, tan raro, que, cuando trataron de explicarlo, dijeron que el problema era que estaban realizando los bombardeos utilizando unos viejos mapas no actualizados. Y podía haber caído una también aquí, en esta sala de reuniones, por culpa de mapas no actualizados.

Con la misma velocidad circula el dinero y con la misma velocidad se realizan operaciones especulativas con las monedas por un millón de millones de dólares cada día, y no son las únicas operaciones especulativas que tienen lugar, ni eso es solo con las monedas.

En la época de Magallanes, tardaban no sé cuántos meses en dar la vuelta al mundo, y hoy, en apenas 24 horas, eso se puede hacer.

Yo le di también la vuelta al mundo no hace mucho, haciendo escala en Dinamarca, China, Viet Nam, Japón, Canadá, regresando a La Habana. Me dio por jugar con los números y hacer cálculos. Volando hacia el este, en un avión más veloz, se puede salir de China la madrugada del lunes y llegar a La Habana la tarde del domingo.
Hemos visto cambiar el mundo en unas décadas.

Si ustedes estuvieran de acuerdo, yo introduciría un tema, igual que ustedes han introducido muchos temas, y ese tema se podría denominar: Cultura y soberanía.

Me voy a basar en hechos concretos; no son elucubraciones teóricas, sino cuestiones que podemos ver y las puede ver hasta un miope: Sin soberanía no puede haber cultura. Abel planteaba cómo un puñado de brillantes personalidades lograron salvar, frente al neocolonialismo y el hegemonismo de Estados Unidos en Cuba, la cultura nacional.

Hay otro país que tiene, todavía, más mérito que nosotros: Puerto Rico; lleva 100 años ya como colonia yanki y no han podido destruir ni el idioma ni la cultura puertorriqueña, ¡es admirable! (Aplausos.)

Hoy, desde luego, el imperialismo posee medios mucho más poderosos para destruir culturas y para implantar culturas y homogeneizar culturas; mucho más. Tal vez hoy en 10 años pueda ejercer más influencia que en los últimos 100 años; este ejemplo que mencioné da una idea de la capacidad de los pueblos de resistir y del valor de la cultura. A ellos les privaron de toda soberanía y, a pesar de todo, han resistido.

Si bien es posible citar ejemplos de que puede haber cultura o preservarse un cierto nivel de cultura sin soberanía, lo que no podría concebirse ni imaginarse en este mundo de hoy y hacia el futuro es soberanía sin cultura.

Mientras ustedes, los delegados del congreso, los ministros y dirigentes gubernamentales de la cultura en Iberoamérica, discutían ayer aquí, allá en las Naciones Unidas se libraba una colosal batalla por la soberanía, y diríamos que, al mismo tiempo, una colosal batalla por la cultura. Sí, porque digo que hoy los medios con que cuentan los que dominan económicamente y casi políticamente el mundo son mucho más poderosos de lo que lo fueron nunca.

Esta colosal batalla se libraba alrededor de la reunión del Consejo de Seguridad para discutir un proyecto de resolución relacionado con la guerra desatada contra Yugoslavia, fundamentalmente contra Serbia. A mi juicio, una batalla histórica, porque, realmente, el imperialismo y sus aliados —y se podría decir mejor todavía el imperialismo y los que lo apoyan, aun en contra de sus propios intereses— están librando una lucha colosal contra el principio de la soberanía, una ofensiva impresionante contra ella.

Se veía venir. Cuando se produce el derrumbe del campo socialista, se desintegra la URSS y queda en el mundo una sola superpotencia, ya se veía que esa superpotencia, cuyos orígenes son bien conocidos, y cuyos principios y métodos diabólicos son harto conocidos, no podía dejar de intentar utilizar todo su gigantesco poder para imponer sus normas y sus intereses al mundo, primero por medios cuidadosos y después con medios cada vez más descarnados.

Ya estamos contemplando un imperialismo ejerciendo todo su poder y su fuerza para barrer cuanto le estorbe el camino. La cultura es una de las cosas que les estorba tremendamente el camino; mas ellos son dueños de la inmensa mayoría de las redes de comunicación, tanto como poseer un 60% de la red mundial de comunicaciones; las cadenas más poderosas de televisión que no tienen rival; el monopolio prácticamente de las películas que se exhiben en el mundo.

Podemos decir que Francia, que libra una batalla casi heroica por preservar su cultura lo más posible frente a la invasión cultural norteamericana, es el único país de Europa, que yo conozca, donde no alcanza el 50% del total las películas norteamericanas que se exhiben; en los demás países del Viejo Continente pasa del 50%, llega al 60%, 65%, 70% y hasta el 80% en algunos de ellos. De los seriales de televisión, el 60%, 70%, 80%, 90%, de modo que alrededor de un 70% de los seriales de televisión que se exhiben, y el 75% de los casetes que se circulan son norteamericanos, cifras que ustedes deben haber leído. Ramonet habla de ellas. Es un monopolio casi absoluto.

Hay países latinoamericanos importantes donde el 90% de las películas y seriales que se exhiben son norteamericanos, y ustedes saben todo lo que viene por ahí. De Europa es muy poco el material que llega. Una colonización cultural norteamericana total en ese campo.

Baste decirles que en nuestro caso nos cuesta un enorme trabajo encontrar películas que tengan algún valor, que tengan calidad moral y cultural. ¿Cómo escapar de las películas casi exclusivamente de violencia, de mafia, de sexo? ¿Cómo escapar de tantas películas enajenantes y del veneno que distribuyen por el mundo? Y nos cuesta trabajo; para nuestra televisión, que no tiene anuncios, como les decía, salvo excepciones, encontrar una película para los viernes y para los sábados, es harto difícil. Y las críticas que la población hace de lo que se exhibe son frecuentes. Aunque se copien, porque debemos decir con toda sinceridad que, en la misma medida en que nos bloquearon, nos impidieron toda importación, nos vimos obligados a copiar.

Hay cosas que resultan fáciles de copiar, entre ellas las películas, y creo que los compañeros de nuestro prestigioso ICAIC, en los primeros años —y con razón, es un mérito histórico— se especializaron en copiar películas norteamericanas, cuando había algunas buenas; antes había más películas norteamericanas de calidad, como también europeas. Se podían ver.

El espíritu comercial se ha introducido de tal manera que es aplastante aplastante para la cultura. ¿Qué país en Europa puede gastar 300 millones o más en una película? ¿Qué país en Europa puede obtener ganancias de 500 millones, comercializar 1 200 millones alrededor de una película? Esas son empresas que lo exprimen todo: por la venta de mercancías, alrededor de una película costosa y muy promocionada, ganan más que por la exhibición del filme.

Aparte de que esas películas, solo con el mercado de Estados Unidos, cubren ya todos los costos y producen elevadas ganancias. Calculen ustedes, las pueden vender luego mucho más barato en cualquier parte de Europa o del mundo. ¿Quién puede competir con ellos?

Y aun esos países europeos, algunos de ellos bajo un verdadero trauma cultural, otros relativamente indiferentes al fenómeno, que aspiran con su unidad y su integración a desarrollar sus posibilidades económicas, tecnológicas, científicas y culturales, como una cuestión prácticamente de supervivencia —y no se trata de países pequeñitos, pequeñas islas, o naciones muy pobres, subdesarrolladas, que tienen 200 ó 300 dólares anuales de Producto Interno Bruto per cápita, sino de países que tienen 20 000, 25 000, 30 000, y alguno hasta 40 000 dólares per cápita de Producto Interno Bruto—, apoyan la política imperialista, apoyan hoy la política de barrer con los principios de la soberanía.

Ellos, claro, van cediendo soberanías nacionales, en la medida en que se unen, abren fronteras, aplican la libre circulación del capital, de los trabajadores, de los técnicos e instituciones comunes que aportan ventajas exclusivamente para los países europeos; los del Sur tienen que llegar en botecitos y entrar ilegalmente.
Aquellos países van renunciando a la moneda nacional, y con buena lógica, para adoptar una moneda común, que no es lo mismo que adoptar una moneda extranjera regida por el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, que prácticamente significa anexar el país a Estados Unidos.

¿Qué sería de nosotros que, al menos, hemos demostrado que se puede resistir un doble bloqueo y un período tan difícil como hemos estado atravesando estos años; cómo habría sido posible si no tuviéramos nuestra propia moneda?, a lo cual puedo añadir, entre paréntesis, que la hemos revalorizado siete veces. De 1994, en que con 1 dólar se adquirían 150 pesos, a 1999, o fines de 1998 —digamos casi cinco años, hay que contar 1994 completo—, la hemos revalorizado siete veces. De modo que hoy por 1 dólar solo se pueden adquirir alrededor de 20 pesos. Ningún país ha hecho eso, se lo advierto, ¡ninguno!

Las fórmulas del Fondo Monetario, todas las recetas que impone, ustedes lo saben muy bien, ¿adónde conducen? A tener sumas, a veces enormes, guardadas de reserva para proteger la moneda y que, a pesar de todo, en unos cuantos días, o en unas cuantas semanas, pueden ver desaparecer esas reservas, fruto de ahorros, o fruto de privatizaciones. En cuestión de días lo hemos visto. Nosotros ni tenemos ni necesitamos esas enormes reservas. Los demás las tienen y las pierden.

Solo hay un país, ¡uno solo en el mundo!, que no necesita ni reservas, porque es el que imprime los billetes que circulan por el mundo; el país que —como hemos dicho otras veces— convirtió primero el oro en papel el día que unilateralmente suspendió la libre conversión de sus billetes, el cambio de oro de sus reservas por el papel moneda que imprimían, aceptada por todos en virtud de su valor equivalente en oro, y luego después cuando convirtió el papel en oro, el milagro aquel que aspiraban a realizar desde la edad media los alquimistas; es decir, imprimen un papel que circula como si fuese oro. Estoy explicando el fenómeno de forma simple, aunque es más complejo el procedimiento.

Ellos utilizan los bonos de la tesorería y aplican distintos mecanismos; pero la cuestión, en esencia, es que pueden darse ese lujo, son los que imprimen la moneda que circula por el mundo, los que imprimen los billetes de las reservas de los bancos de todos los países del mundo. Imprimen el papel, compran, y aquellos guardan el papel —una gran parte, no todo, desde luego, entiéndase bien. Son, por tanto, los que imprimen la moneda de reserva del mundo. Esa es una de las causas por las cuales surge el euro, en un intento de sobrevivir frente a ese privilegio y a ese poderío monetario, digamos; y que no venga un especulador cualquiera y les haga a cualquier país europeo lo que hicieron al Reino Unido, a Francia, a España y otros a los que devaluaron la moneda y los hicieron víctimas de enormes operaciones especulativas, ya que cuando se reúnen unos cuantos lobos norteamericanos multimillonarios no hay país que resista sus ataques especulativos.

La libra esterlina, otrora no lejana reina de las monedas, fue puesta de rodillas en cuestión de días. Eso puede dar una idea de lo que quiero decir. Y ese país, bueno, no hay casi ni que decirlo, es Estados Unidos. Es el único que está protegido. Eso es lo que, desesperados, lleva a algunos a pensar —frente a las continuas e incesantes devaluaciones, crisis, catástrofes y fugas de capitales— en la idea de suprimir la moneda nacional y adoptar el dólar como moneda nacional, administrada por la Reserva Federal de Estados Unidos.

Si nosotros tuviéramos un sistema como ese, por ejemplo, y nuestra moneda fuera el dólar, bloqueados, sin poder adquirir dólares, comprándoles a los campesinos sus productos, una gallina, un huevo, un mango ó 100 mangos en dólares, ¿podría existir este país? En nuestras condiciones, por lo que hemos tenido que pasar y por lo que hemos aprendido, nos damos cuenta de que si no tuviéramos nuestro modestísimo peso, que hemos reevaluado, como dije, siete veces, no lo habríamos podido reevaluar en lo más mínimo. Aquí se habrían cerrado prácticamente todas las escuelas y no se ha cerrado una sola; todos los hospitales y no se ha cerrado uno solo; al contrario, en este período especial hemos incrementado el cuerpo médico del país, especialmente los médicos que trabajan en la comunidad, aunque también en los centros hospitalarios, en una cifra que asciende a 30 000 nuevos médicos aproximadamente, a pesar de nuestras grandes dificultades económicas, escasez de recursos, e incluso de medicamentos muchas veces, aunque tengamos los esenciales.

Hoy el periódico publicaba que en la provincia central del país, no en la capital, sino en Villa Clara, la mortalidad infantil en niños menores de un año estaba a nivel de 3,9 por cada 1 000 nacidos vivos. Si pensamos, por ejemplo, en Washington, la capital de Estados Unidos, debe tener una mortalidad infantil cuatro o cinco veces mayor que en la provincia de Villa Clara. Hay un barrio, el Bronx, que tiene 20 por cada 1 000, y hay lugares en Estados Unidos con 30 por cada 1 000.
Nuestra mortalidad infantil, como promedio nacional, está por debajo del promedio nacional de Estados Unidos, por lo menos, en dos o tres puntos; quizás estén en 10 ó en 11, y nosotros tenemos la esperanza este año de bajar de 7, y tuvimos en el pasado año 7,1.

Es por el esfuerzo realizado que no se ha cerrado un solo círculo infantil. ¿Para qué hablar? No se ha cerrado una sola consulta del médico de la familia, ha aumentado en muchos miles el número de consultorios, en este período especial. Y eso lo hemos podido hacer, desde luego, porque hay una Revolución, hay un pueblo unido, hay un espíritu de sacrificio, hay una cultura política bastante generalizada, porque cuando se habla de cultura no se puede olvidar la cultura política, que es una de las ramas cuyo desarrollo necesitamos mucho y de la que se carece mucho en el mundo, puesto que no hay que pensar ni imaginarse que un norteamericano promedio tenga cultura política, o tenga más cultura política que un cubano, o que un europeo. Admito que los europeos tienen más cultura política que los norteamericanos, pero en general los europeos no tienen más cultura política que los cubanos, eso es seguro. Se puede hasta hacer un concurso con promedio europeo de conocimientos políticos y promedio cubano; entre gente que no vive enajenada por millones de cosas y gente que, desgraciadamente, lo viven.

En nuestros países latinoamericanos a veces la necesidad y la pobreza ayudan a desarrollar más la cultura política que en aquellos países muy ricos que no sufren las calamidades que sufrimos nosotros. Por eso en los congresos latinoamericanos de maestros, de miles de maestros que se efectúan en Cuba, no hacen más que hablar de los horrores del neoliberalismo, que les quita los presupuestos; y en los congresos de médicos dicen horrores, en los de estudiantes o en los de cualquier tipo, porque lo están viendo todos los días y adquieren conciencia. Desde luego, hay horrores en Latinoamérica que ya hace rato no se ven en Europa, donde pueden tener hasta subsidios que, según cuentan algunos, permiten, incluso, salir de vacaciones al exterior 15 días y más de una vez al año.

Donde no existe nada de eso se sufre mucho más. Terreno más fértil para adquirir cultura política lo tenemos, en nuestro caso además, experiencia acumulada por el país, batallas muy difíciles frente a las agresiones imperiales, dificultades muy grandes y las dificultades también hacen a los luchadores.

Pero, además de todo eso, nada de lo que les estoy diciendo podríamos hacer si no tuviéramos una moneda nacional que nos ayude a redistribuir, y muchos servicios. Desde luego, la comparas con el dólar y viene la fórmula engañosa del cambio en las Casas de Cambio entre el dólar y el peso, y si dice que está 20 a 1, entonces alguien que gane 300 pesos dicen que gana 15 dólares. Si fuera en Nueva York, a los 15 dólares habría que añadirle de 1 000 a 1 500 dólares de salario por pago de alquileres, otros 500 por pago de servicios de salud pública —ya estaríamos como en 2 000—, otros entre 500 y 1 000 ó más, según el nivel de enseñanza, porque hay matrículas universitarias que allí cuestan 30 000 dólares al año; se le suman unos 750 dólares más por la educación que reciben gratuitamente niños, adolescentes y jóvenes, entonces la suma podría dar unos 2 750 dólares más 15, serían 2 765 dólares. Se hace muy engañoso todo, ¿no?

Si toman en cuenta que todos los niños hasta los siete años reciben en Cuba un litro de leche por 25 centavos de peso cubano, es un niño o una familia que está pagando de los supuestos 15 dólares, solo 1,3 centavos de dólar por un litro de leche, y así por otros alimentos esenciales. No son, desgraciadamente, suficientes, desde luego, pero hay una cantidad determinada de alimentos que medidos en dólares se adquieren a un precio ínfimo.

Si usted va a nuestro estadio puede ver un partido de pelota importante por 50 centavos, máximo un peso; si va a Baltimore, allí donde tuvo lugar el encuentro del equipo nuestro con el equipo norteamericano, de los 45 000 aficionados que allí se reunieron, el que menos pagaba, pagaba 10 dólares; y el que más pagaba, pagaba 35 dólares. Para ver un espectáculo semejante cien veces, el cubano paga un máximo de 100 pesos; un norteamericano tiene que pagar 3 500 dólares. Así ocurre con muchas otras actividades y servicios. Pero nuestro sistema, con todas esas características, no podría lograr eso sin una moneda nacional.

Bien, esta larga disquisición relacionada con el problema de lo que significa una moneda nacional y las cosas delirantes que se les ocurren a los que piensan abolir la moneda nacional.

Aquellos allá en Europa, cuando hablan de soberanía, no pueden tener el mismo concepto que nosotros. Ellos se están uniendo y cediendo a un Estado supranacional, a una comunidad supranacional muchas de las atribuciones del Estado nacional. Los demás países en otras partes del mundo tienen que hacerlo, y los latinoamericanos tenemos que hacerlo. De lo contrario, no avanzamos ni tres metros; mejor dicho, retrocederíamos más metros cada año, si no nos integramos. No hay que predicarlo, hay que crear conciencia, trasmitir una idea que es elemental, viendo lo que ocurre en el mundo.

Realmente, hay quienes nos quieren integrar, un vecino muy poderoso, muy cercano que nos quiere integrar a ellos. Desde luego, para contar con los recursos naturales y la mano de obra barata de cientos de millones de latinoamericanos produciendo pantalones de vaqueros, zapatos, pulóveres, cosas manuales que exigen mucha fuerza de trabajo, y para allá, para las industrias de punta —como les llaman ellos—, el continuo robo de cerebros; porque ahora mismo hablan de contratar 200 000 trabajadores extranjeros de alta calificación para sus industrias electrónicas, y preferiblemente latinoamericanos. Y así, a ese personal altamente calificado que ustedes forman en las universidades se lo llevan, a los que tienen más talento científico se los llevan; a esos sí les dan visa, esos no tienen que ser espaldas mojadas, esos no tienen que ser inmigrantes ilegales.

Si hay un buen artista, un excelente artista de los que puedan ser explotados comercialmente, se lo llevan; a un gran escritor como García Márquez, no se lo pueden llevar, porque puede ser que García Márquez se los lleve a ellos (Aplausos), o al menos una parte importante de los billetes que imprimen por el alto valor de sus obras. Un buen escritor puede trabajar en su propio país. No tiene que emigrar. Pero en muchas ramas del arte no es igual y se llevan los mejores talentos; a muchos, no a todos, desde luego. Un Guayasamín no podía ser comprado ni con todo el dinero que imprima la Reserva Federal. Hay hombres que no pueden ser seducidos con ningún dinero, hombres y mujeres —para que no me acusen de discriminador, prefiero añadir esas dos palabras más—, y aquí los tenemos, ¡aquí los tenemos! No necesito mencionar nombres, pero hay hombres y mujeres que valen más que todo el oro del mundo. Esas son realidades.

Cosas que les explico, realidades que ayudan a comprender estos fenómenos de soberanía, que ayudan a comprender esa batalla; porque hay tanta mentira, tanta demagogia, tanta confusión y tantos métodos ideados para divulgarlas, que es necesario un enorme esfuerzo de esclarecimiento constante. Si no se entienden unas cosas no se pueden entender las demás.

Se habla de fuga de capitales, de capitales volátiles, por ejemplo, los préstamos a corto plazo, como si esos fueran los únicos capitales volátiles. En cualquier país latinoamericano, de repente, los capitales volátiles se van; pero junto con los volátiles se va también todo el dinero ahorrado por los ahorristas del país, porque, si aquellos se lo llevan porque tienen temor a una devaluación o algo similar, los otros salen corriendo para el banco, lo cambian por la moneda norteamericana y lo trasladan a Estados Unidos, donde cobran un interés mayor o menor, según la situación. Pero todo el dinero latinoamericano y caribeño es capital volátil, entendámoslo bien; no lo son solo aquellos préstamos a corto plazo, con un elevado interés, que después se lo llevan rápidamente ante cualquier situación de riesgo sus dueños. Nuestro dinero se vuelve volátil. Menos el cubano, no hay manera de que se volatilice nuestro dinero. ¡Ah!, si se lo quieren llevar, muy bien, encantados, disminuirá el circulante, aumentará el valor del peso.

Ahora los europeos se unen, ¿no?, para competir con su competidor. Ellos hablan de ser socios y aquel no quiere ser socio de nadie; en todo caso, nuestro vecino quiere ser socio privilegiado. Constantemente toman medidas contra Europa: que si le prohiben la exportación del queso por tal y más cual cosa, o de tal otros productos cárnicos porque emplean determinados piensos; siempre inventan. Ahora mismo, con motivo del plátano y una resolución de la nada imparcial Organización Mundial de Comercio, han castigado a Europa, en sus exportaciones, por un monto de alrededor de 500 millones de dólares, si no recuerdo mal. Ellos toman medidas todos los días, o amenazan con tomarlas. Esa arma la tienen siempre esgrimida. ¡No!, para cualquiera que piense un poco es muy claro que Europa tiene que competir muy duro con ellos.
Hasta vemos con satisfacción esta reunión caribeña y latinoamericana con la Unión Europea que mencioné anteriormente. Es bueno, es conveniente; yo pienso que es conveniente para Europa, es conveniente para el Caribe y conveniente para América Latina. Y ojalá el euro se fortalezca, ahora ha bajado un poquito, está sufriendo un poco las consecuencias de la guerra aventurera y genocida —para calificarla por su nombre real, además de aventurera.

Nos conviene que haya otra moneda de reserva, para que haya dos y no una sola en el mundo, y ojalá hubiera tres; a nosotros nos conviene que haya más de una moneda fuerte y estable.

Espero que, entre tantas locuras históricas que hemos cometido, no terminemos adoptando el dólar como moneda de circulación en este hemisferio, administrado todo desde la Reserva Federal de Estados Unidos, porque ellos no van a aceptar allí ningún representante latinoamericano. Porque si en su sistema de Reserva Federal aceptaran un representante por cada uno de los países latinoamericanos, hasta nosotros les enviamos uno, si nos lo permiten.

Claro, esa es una utopía, desde luego, ellos no van a recibir a ninguno, ni siquiera de los países más ricos, de mayor desarrollo, de mayor Producto Interno Bruto, ni siquiera de Brasil o Argentina, o México, para mencionar los mayores países hermanos de América Latina; nunca van a aceptar un representante allí en su sistema de la reserva. Más bien el destino latinoamericano y caribeño es un destino peligroso, pero no es un destino perdido ni mucho menos, se puede luchar.

El concepto de soberanía, entiéndanlo, camaradas europeos, no puede ser el concepto que ayer defendió un representante europeo de manera abierta y descarada, por primera vez, desde que se vienen debatiendo ideas y desarrollando doctrinas contra la soberanía. En general, Europa está bastante comprometida con esa doctrina antisoberanía impulsada por el imperialismo de la superpotencia.

Así se explica que un país europeo, cuyo Embajador habló allí de una manera como nunca se había hablado en Naciones Unidas, conceptuara como algo anacrónico la Carta de las Naciones Unidas y el principio de la soberanía y la no intervención como algo fundamental del derecho internacional. Ya los que así se manifiestan han renunciado prácticamente a la soberanía, y van a disfrutar, solo en un futuro cada vez más próximo, simplemente de una autonomía nacional dentro de un estado supranacional, con un parlamento supranacional, con un ejecutivo supranacional.

Incluso ahora, en premio de sus gloriosas hazañas bélicas y olvidados de los que murieron y de los millones que han sufrido y guardarán las huellas por toda la vida, han creado una especie de ministro europeo de Relaciones Exteriores para premiar a un personaje que se cree en serio lo que no es y actúa como lo que es. Me refiero al gran mariscal y Secretario General de la OTAN. ¡Ah!, ¿no saben ustedes quién, nunca lo han oído mencionar? Fue Ministro de Cultura en un país europeo, sí, Javier Solana. ¿No sabían que fue Ministro de Cultura? Cuando yo lo conocí —en una cumbre iberoamericana que hubo en España, me esperó en el aeropuerto, enviaban distintos ministros— y conversé con él unos breves minutos protocolares, en aquella época era un pacífico ministro que portaba carteles y participaba activamente en las manifestaciones anti-OTAN, y hoy es el Secretario General de la OTAN, mariscal de campo —porque tiene que ser por lo menos mariscal de campo para darles órdenes a los generales norteamericanos—, ahora lo van a convertir en una especie de Ministro del Exterior europeo.

A compañeros nuestros la prensa les pregunta: ¿Ustedes no están preocupados de que lo hayan nombrado Ministro de Relaciones Exteriores de Europa? Nosotros, en realidad, no solemos preocuparnos por nada, ni cambiamos principios por intereses o por conveniencia; pero podríamos responder que lo preferiríamos de Ministro de Relaciones Exteriores que de mariscal de campo de la OTAN. No sé qué poder tendrá como Ministro de Relaciones Exteriores; sabemos perfectamente el que supuestamente tiene como Secretario General de la OTAN.

¡Ah!, por ahí tenemos todas las declaraciones que hizo, las que precedieron a la guerra y todas las que hizo durante la guerra, y conozco pocos personajes tan aferrados a la doctrina de la violencia, de estilo tan amenazador, con un lenguaje tan despiadado y duro. Claro que tiene una responsabilidad muy grande, y la asumió, al dar formalmente la orden al general Clark, jefe de las fuerzas militares de la OTAN en Europa, de iniciar los bombardeos a tal hora y en tal punto, después que los países de la OTAN dieron a su Secretario General la facultad de iniciar la guerra cuando, a su juicio, los procedimientos diplomáticos estuviesen agotados; como Secretario General emitió las órdenes, hizo declaraciones casi constantemente durante más de 70 días de brutales bombardeos, todas amenazantes, todas prepotentes, todas abusivas, casi todas cínicas. Y después de la reunión de ayer en el Consejo de Seguridad, la última de sus supuestas órdenes: el cese de los bombardeos. Todo en el marco de un gran teatro.

¡Qué obedientes, realmente, son los generales norteamericanos!, un modelo de disciplina como jamás existió en la historia. Inmediatamente atacan, o inmediatamente cesan los ataques, porque un ilustre exministro de cultura les dio la orden.

¿Pueden tener los países de la Unión Europea el mismo concepto de soberanía que México, que Cuba, que República Dominicana, que cualquier pequeña islita caribeña; que un país centroamericano, que Venezuela, que Colombia, que Ecuador, que Perú, que Brasil, que Argentina; o un país del sudeste asiático, Indonesia, Malasia, Filipinas? ¿Pueden tener el mismo concepto de la inmensa mayoría de los países del mundo que están desintegrados?

Cuando nosotros estemos integrados todos en una América Latina y caribeña unida, nuestro concepto de soberanía será diferente. Tendremos que ceder muchos de esos principios para acatar las leyes y las administraciones o decisiones de un estado supranacional.

Algo más: un marxista no puede ser jamás un chovinista estrecho. Puede ser un patriota, que no es lo mismo; sentir amor por su patria, que no es lo mismo.
Mucho tiempo antes que hoy, hubo hombres que soñaron, como Bolívar, hace casi 200 años, en una América Latina unida; hubo hombres, como Martí, que hace más de 100 soñaron con una América Latina Unida. Y cuando hablo de América Latina, en aquella época, cuando Bolívar proclamó sus sueños, no estaba constituida todavía por países independientes.

El primer país independiente, después de Estados Unidos, fue precisamente Haití. Y ayudó materialmente a Bolívar, en su lucha por la independencia latinoamericana, e incluso con sus ideas y sus intercambios, a afianzar en Bolívar la conciencia del deber impostergable de abolir la esclavitud, lo que no ocurrió a raíz del primer movimiento independentista triunfante en Venezuela.

En Estados Unidos hubo —como ustedes saben— una lucha por la independencia, una declaración de principios en 1776, y solo después de casi 90 años, y tras una sangrienta guerra, es formalmente declarada la abolición de la esclavitud, solo que los esclavos muchas veces comenzaron a estar peor, porque como ya no eran propiedad de un dueño, no eran capital del dueño, si se morían estos no perdían ni un centavo. Con anterioridad, si algún esclavo moría, su dueño perdía lo que le costó adquirirlo en la famosa subasta. Ya después —como pasó aquí también, exactamente, y en todas partes—, estaban prácticamente peor.

En América Latina desapareció la esclavitud como sistema, en época mucho más temprana que en Estados Unidos. Hubo hombres que soñaron con estas cosas. Hubo hombres que en aras de la creación de una gran república unida y fuerte soñaron con que cada uno de nuestros actuales países, sin renunciar a sus sentimientos nacionales, depusiera sus prerrogativas o aspiraciones a la independencia nacional, por separado, de cada uno de ellos.

No había ni siquiera Estados independientes, cuando Bolívar soñaba con una América Latina unida en un Estado grande y poderoso, a partir de las similitudes que tenemos, como ningún otro grupo de países en el mundo, de idioma, en primer lugar, etnias de parecido origen, creencias religiosas y cultura general.

La religión forma parte también de la cultura. Cuando nosotros meditamos acerca del fenómeno de la invasión por parte de sectas fundamentalistas en la América Latina —son cosas que se conocen, sabemos que son ideas que surgieron durante la guerra fría—, me pregunto: ¿Por qué esa invasión que nos quiere dividir en mil fragmentos? ¿Por qué esa invasión fundamentalista?, cientos, incluso miles de denominaciones religiosas nada ecuménicas, diferentes a las denominaciones religiosas cristianas tradicionales cada vez con mayor espíritu ecuménico.

En mi época de estudiante, no tenían nada de ecuménicas. Realmente, cuando nos visitó el Papa, al recibirlo, en mis palabras de bienvenida, alababa el actual espíritu ecuménico de su Iglesia. Recordaba que no era así en mis años de estudiante, desde primer grado hasta graduarme de bachiller, que cursé en escuelas católicas. Además, interno, como regla, salvo muy breves períodos en que por excepción estuve externo. Mucho han cambiado desde entonces las relaciones entre las iglesias tradicionales.

Me pregunto ahora: ¿Por qué nos quieren fragmentar con la invasión de miles de sectas antiunitarias? Comprendemos mejor que en América Latina las creencias religiosas comunes constituyen un importante elemento de cultura, identificación e integración. No se trata de que tenga que ser una sola iglesia, ni mucho menos, sino iglesias unitarias, iglesias ecuménicas. Esos factores debemos preservarlos.
Tenemos los latinoamericanos más cosas en común, muchas más, que los europeos. Hasta hace poco estuvieron haciéndose la guerra unos a los otros durante siglos. Hubo una que la llamaron la Guerra de los Cien Años, y guerras de todo tipo: religiosas, nacionales, étnicas. Los que conocen un poco de historia saben eso perfectamente bien.

Los europeos han sobrepasado todo eso, porque han tomado conciencia de unidad. Hay que decir realmente que los europeos tomaron conciencia —sus políticos, en general— de la necesidad de unirse y de integrarse y llevan alrededor de 50 años trabajando en esa dirección. Nosotros casi no hemos ni siquiera comenzado.

La Carta de las Naciones Unidas y los principios de la soberanía son absolutamente imprescindibles y vitales para la inmensa mayoría de los pueblos del mundo, especialmente para los más pequeños y débiles, no integrados todavía a ninguna agrupación supranacional fuerte en la actual etapa de desarrollo político, económico y social extraordinariamente desigual de la comunidad humana. Estados Unidos, que es capitán y jefe de las doctrinas que se esgrimen en el seno de la OTAN, quiere barrer hasta los cimientos de las soberanías nacionales, sencillamente para apoderarse de los mercados y los recursos naturales de los países del Tercer Mundo, incluidos los de la antigua Unión Soviética, como Azerbayán, Uzbekistán, Turkmenistán y otros, siendo ya casi dueño de las grandes reservas petrolíferas del Caspio, para ejercer el papel de un nuevo superimperio romano de carácter mundial que, desde luego, durará mucho menos que el Imperio Romano, en proporción inversa a la magnitud de sus ambiciones, su torpeza y la resistencia universal que van a encontrar.

Pero se prepara para el desarrollo, la consolidación y el ejercicio del imperio sin límites. Algunos analistas y escritores norteamericanos, del mismo grupo de Ramonet, y también él, denuncian la invasión cultural, el dominio casi total de los medios de divulgación masiva y el monopolio cultural que intentan imponer al mundo, demostrando cómo los más fervientes teóricos del imperio consideran la cultura el arma nuclear del siglo XXI. Pero no hay que documentarse demasiado para creerlo, se ve claro en todo lo que hacen y en la forma en que lo hacen.

¿Pretextos del imperio? ¡Ah!, razones humanitarias; derechos humanos, una de las cosas que mencionan, en virtud de los cuales hay que liquidar las soberanías; conflictos internos que hay que resolver con bombas y misiles "inteligentes".
¿Quién lo está planteando? Mirando, recordando lo ocurrido en las últimas décadas en nuestro hemisferio, ¿quién fue el padre de todos los golpes de Estado? ¿Quién entrenó a todos los torturadores en las técnicas más sofisticadas? ¿Quién fue el responsable de que hubiese países relativamente pequeños, donde más de 100 000 personas fueran desaparecidas y alrededor de 150 000 en total murieran?, ¿o de que en otras naciones decenas de miles de hombres y mujeres corriesen igual suerte?, hablo en estas solo de personas que fueron desaparecidas después de horribles torturas. ¿Quién preparó a sus siniestros autores? ¿Quién los armó? ¿Quién los apoyó? ¿Cómo van a venir ahora con la historia de que hay que erradicar la soberanía nacional en nombre de los derechos humanos?

Hace unos cuantos años mataron a 4 millones de vietnamitas lanzando millones de toneladas de explosivos, sobre un país que estaba a 15 000 ó 20 000 kilómetros de distancia, bombardeado con saña no se sabe durante cuánto tiempo; 4 millones, sin contar los incapacitados para toda la vida, y ahora piden que se erradique la soberanía en nombre de los derechos humanos.

¿Quién armó, por ejemplo, a la UNITA en Angola, que durante 20 años masacró aldeas enteras y mató a cientos de miles de angolanos? Lo sabemos muy bien, porque estuvimos allí mucho tiempo apoyando al pueblo angolano, frente a la agresión de los racistas sudafricanos. Todavía están matando allí, y su líder predilecto tiene cientos de millones de dólares en los bancos —no sé quiénes le habrán lavado el dinero— con los cuales en parte compra armas, algo que les agrada mucho a los productores de las mismas. Controla extensas zonas muy ricas en diamante. Posee cientos de millones de dólares como fortuna personal.

Así, por el estilo, no hubo gobierno represivo en este mundo al que no apoyara. El apartheid, ¿por qué llegó a tener siete armas nucleares? Siete tenían cuando estábamos nosotros allá, en la frontera de Namibia. ¡Ah!, no lo sabía el Servicio de Inteligencia de Estados Unidos que lo sabe todo. ¿No lo sabía? ¿Y cómo llegaron allí aquellas armas? Se puede decir que es uno de los temas, una de las preguntas que pueden hacerse y una de las cosas que se sabrán con toda precisión un día, cuando se desclasifiquen algunos documentos, porque llegará el día en que se sabrá absolutamente todo.

Uno podría preguntar, incluso, dónde están esas siete armas nucleares, porque los que las fabricaron dicen que las destruyeron, es lo único que afirman los del apartheid. Los líderes del ANC no lo saben. Nadie ha respondido esa pregunta. Todavía hay muchas preguntas que no se han respondido nunca.

¿A Mobuto quiénes lo apoyaron? Estados Unidos y Europa. ¿Dónde están los miles de millones que Mobuto se llevó del Congo? ¿En qué banco están guardados? ¿Quiénes lo protegieron y cuidaron o heredaron su inmensa fortuna?

Así podría seguir citando muchos ejemplos. ¿Quién apoyó las agresiones contra los países árabes? Fue Estados Unidos.

No tengo absolutamente nada de antisemita ni mucho menos; pero hemos sido muy críticos de las guerras contra los países árabes, expulsiones masivas, diáspora de palestinos y otros árabes. ¿Quién las apoyó? Y hay otras muchas guerras abiertas o sucias y otros hechos similares que no voy a mencionar, que han estado haciendo y continúan haciendo los que quieren barrer la soberanía o los principios de la soberanía, en nombre de razones humanitarias. Claro, ese es uno de los pretextos, mencionando mucho lo ocurrido en Africa.

Los propios africanos están preocupados por resolver los problemas de la paz en su continente, con razón; tratan de unirse, tienen un fuerte sentido de unidad, tienen también sus agrupaciones regionales. Tratan de buscar arreglo a los conflictos. Pero, ¿quiénes ocuparon y explotaron Africa durante siglos? ¿Quiénes la mantuvieron en la pobreza y el subdesarrollo? ¿Quiénes establecieron esas fronteras que atraviesan etnias completas, de modo que la misma etnia está de un lado y del otro de aquellas fronteras?

Con mucha sabiduría, mucha, mucha, mucha sabiduría, los africanos, desde que empezaron a ser Estados independientes, plantearon el principio de la intangibilidad de la frontera, que las fronteras heredadas eran sagradas; porque, de lo contrario, la cantidad de conflictos que se habrían desatado en Africa hubiese sido enorme.
Las potencias coloniales crearon todo eso, ellas son responsables de la explotación a través de los siglos, del atraso y la pobreza. ¿O vamos a buscar una interpretación racista de las razones de la pobreza de esos pueblos africanos, cuando se sabe que en ese continente existían civilizaciones de notable desarrollo, cuando por Berlín, por París y por otros muchos lugares de la ilustre Europa vagaban las tribus que la recorrían? Ya existía más de mil años antes una civilización en Egipto, una civilización en Etiopía y en otros puntos de Africa. Estados Unidos surge 20 siglos después. ¿Cuál es la causa de esa pobreza si no el sistema colonialista, esclavista, neocolonialista, capitalista e imperialista que imperaron en el mundo en los últimos siglos? ¿Por qué no pudieron beneficiarse esos pueblos con los frutos de la ciencia y el progreso humano? Los que explotaron a esos durante siglos son los únicos culpables.

También en un tiempo tuvieron semicolonizada y humillada a China. Se sabe que a Japón, en el siglo pasado, le abrieron sus puertos al comercio mundial a cañonazos; se sabe que el imperio británico envió sus soldados a conquistar un pedazo del territorio chino y en coalición con otras potencias europeas e incluso Estados Unidos, envió tropas hasta Pekín, y hubo la guerra del opio; invasiones y guerras para vender opio.

Ahora quieren hacer invasiones cuando en un país se siembra amapola, y no el país, sino un número de gente hambrienta y desesperada, a veces. Naciones empobrecidas, ante el enorme mercado de drogas existente en Estados Unidos, que no fue creado por ningún país latinoamericano, ni cualquier otro país del mundo, siembran amapola o coca para el consumo colosal de los países industrializados y ricos.

Se podría preguntar cuánta droga consumen per cápita en Estados Unidos y en Europa; posiblemente sea mucho más que en Brasil, o que en Argentina, o que en Uruguay, o que en Paraguay, o en Centro América, o México, o, incluso, en la propia Colombia. El mercado está allá en el norte. La desgracia para nuestros países, aquellos donde surgió el cultivo, fue la existencia de una gran demanda en Estados Unidos. Esto es importante, porque la doctrina que han estado elaborando contra la soberanía, que han estado discutiendo entre ellos y los demás miembros de la OTAN, e insinuando poco a poco, gota a gota, fue ayer prácticamente la primera vez que intentaron promoverla públicamente.

Hay lo que se llama amenazas globales, como motivos que podrían justificar plenamente una intervención, citemos cuatro: droga, es uno; terrorismo, otro; posesión de armas de destrucción masiva, otro. Ellos no, ellos pueden tener todas las armas de destrucción masiva que quieran, miles de armas nucleares, como Estados Unidos, y cohetes que con gran precisión pueden colocar en cualquier parte del mundo; todo un arsenal de laboratorios que se dedicaron a las armas biológicas —contra nosotros emplearon las armas biológicas— y armas de cualquier otro tipo. Han hecho acuerdos unos y otros para eliminar las armas químicas y biológicas; pero desarrollan a la vez las otras que vienen a ser más mortíferas, incluso. Según la mencionada doctrina, puede un país del Tercer Mundo tener un arma nuclear y ser esto causa de ataque aéreo fulminante e invasión, ¿y toda esa gente que posee el arma nuclear? Se trata de guerras, preventivas o punitivas, para preservar el monopolio de las armas nucleares y otros tipos de armas de destrucción masiva, muy lejos de poderse calificar de humanitarias.

Y el cuarto, violaciones masivas de los derechos humanos.

Hasta ahora el gran promotor, el gran padrino, el gran padre educador y sostenedor de aquellos que cometieron violaciones masivas de los derechos humanos fue Estados Unidos; destrucciones masivas de la infraestructura y la economía de un país, como acaba de ocurrir en Serbia, genocidios a base de bombas para privar a millones de personas de sus medios y servicios vitales de existencia, guerras genocidas como la que antes tuvo lugar en Viet Nam, los autores fueron ellos.

No estoy hablando de la época de la conquista de más de la mitad de México, no estoy hablando de Hiroshima y Nagasaki, experimento terrorista de los efectos del arma nuclear sobre ciudades donde vivían cientos de miles de personas; estoy hablando de cosas ocurridas después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuáles fueron sus aliados? ¿Por qué el gobierno franquista se prolongó en España prácticamente 30 años después de concluida una guerra mundial contra el fascismo que duró seis cruentos años y costó no menos de 50 millones de vidas? Por el apoyo de Estados Unidos para disponer allí de bases militares. ¿Quiénes apoyaron a los gobiernos archirrepresivos en un país, por ejemplo, como Corea? Fueron ellos. ¿Quiénes apoyaron realmente las matanzas masivas de etnias, como, por ejemplo, de chinos, o de comunistas, o de izquierdistas en Indonesia? Fueron ellos. ¿Quiénes apoyaron el horrible régimen del apartheid? Fueron ellos.

No hubo gobierno sanguinario, represivo y violador masivo de los derechos humanos que no haya sido aliado de ellos y apoyado por ellos. A Duvalier, para citar un ejemplo cercano, ¿quién lo apoyó? Hasta que un día, bueno, intervinieron Haití para quitarlo por razones humanitarias.

¿Se dan cuenta? Es el desarrollo de toda una filosofía para barrer la carta de las Naciones Unidas y los principios de la soberanía nacional. La doctrina se puede dividir en tres categorías de intervenciones: intervenciones humanitarias por conflictos internos; intervenciones por amenazas globales, que ya señalamos; e intervenciones por conflictos externos, a las que se añade el muy confuso concepto yanki de "diplomacia bajo el amparo de la fuerza". Esto quiere decir, por ejemplo, que Colombia, si no puede ganar la batalla por solucionar el conflicto interno, batalla difícil, desde luego; si no puede alcanzar la paz, por la cual muchos trabajan —entre ellos Cuba—, podría ser motivo para una intervención. Si no logra erradicar los cultivos de droga, puede igualmente ser objeto de intervención armada.
He tratado de reunir información precisa sobre qué ocurre con relación a la droga en Colombia, la extensión de la droga, cuántas hectáreas de droga hay sembradas. Algunos me han expresado que hay alrededor de 80 000 hectáreas de coca, solo coca; ha ido avanzando. Y me han hablado de hasta un millón de personas que trabajan en la recolección de hojas y el cultivo de la coca.

Pregunté por el café y me dijeron: Tiene problemas, porque el salario de un recogedor de café puede ascender a 10 ó 12 dólares, y el que recoge las hojas de coca o limpia la plantación, arranca la hierba y realiza otras actividades similares, gana salarios cinco o seis veces más elevados. Lo único que no sé, hasta ahora, es que la fertilicen, parece que se da de manera natural, quizás se autofertiliza ella misma con determinado régimen de lluvia y de clima; a lo mejor tiene las cualidades del marabú. El marabú es una planta muy dañina aquí en la agricultura, es terrible, espinosa, se reproduce y extiende fácilmente, no alimenta a los animales, pero es una leguminosa, nadie la tiene que fertilizar, se nutre de nitrógeno a través de las bacterias nodulares de sus raíces; parece que con la coca debe pasar algo parecido.

¿Se imaginan qué situación puede ser la de un país donde un millón de personas, en el área rural, puedan ganar con la coca 50, 60, 70 dólares en la misma jornada de trabajo que empleada en otros cultivos le aportaría 10 dólares cuando más? Y en época de zafra —la coca tiene tres cosechas al año—, consiste en arrancar hojitas.
Investigando e investigando, casi me he vuelto un experto ya, a fuerza de preguntas: Díganme, cuéntenme: ¿todas son plantaciones pequeñas? Me dicen: "No, hay latifundios de cientos de hectáreas y plantaciones de hasta miles de hectáreas." He preguntado: ¿Cuánto ingreso recibe, por ejemplo, alguien que tenga una hectárea sembrada de coca? Ese es el que menos recibe; recibe el otro, el que la hace pasta básica, el otro que la refina y, fundamentalmente, los que la comercializan. Antes de esa fase montones de empresas aéreas, de transporte y otros servicios obtienen elevados ingresos. Un cáncer de ese tipo se introduce en una sociedad y se convierte en una verdadera tragedia en todo sentido, porque todo eso multiplica el peligro de que se extienda además el consumo interno.

Nosotros mismos estamos luchando. Ustedes decían que el turismo no debe afectar la cultura, dañar la identidad nacional; puede a veces dañar la salud, si se promueve la prostitución, digamos.

Cuando les hablé del dólar les dije que aquí circula, las medidas que hemos tenido que tomar, entre otras, hicieron necesaria su circulación. Pero, bueno, ese es un dólar que ni escapa, ni se volatiliza, es otra cosa. Y eso obedece a una etapa histórica. Es un dólar que circula aquí, que cada día vale menos y, de tal modo, que en este momento no estamos tan interesados en bajar su valor, sino más bien estamos interesados, según los recursos que vayamos disponiendo, en incrementar salarios en pesos, sin que pierda su actual equivalencia en dólar.

¡Qué bueno es no pertenecer al Fondo Monetario Internacional!

Pero lo real es que la circulación del dólar, unida a la entrada y salida libre de muchos visitantes, puede incentivar el comercio y cultivo de droga, lo que nos obliga a estar muy alertas.

Prosiguiendo con el problema de Colombia, alguien me dijo: "Una hectárea de coca puede dar ingresos ascendentes a 4 000 dólares." Le digo: ¿Y sembrada de maíz, en ese llano tropical, lluvioso? Ustedes saben que los llanos de Colombia no son zona maicera, la zona maicera está un poco más al norte, a la altura de Estados Unidos, el área central de Estados Unidos y también a la altura de Europa , aunque el maíz procedió de este hemisferio, de México, Centro América y Suramérica. Sembrando una hectárea de maíz allí sin fertilizante y sin nada, obtener el campesino una tonelada de maíz por hectárea sería mucho, se lo aseguro. La tonelada de maíz en el mercado internacional vale más o menos entre 100 y 150 dólares. En Argentina y otros lugares ha llegado el precio de exportación a 90 dólares. Nosotros importamos, sabemos lo que vale cada uno de estos granos.

No hablo ya de trigo, que no se puede sembrar; sembrar maíz, por ejemplo, para autoabastecerse o para comercializarlo, ¿a cuánto le pagan a él su tonelada para que el comerciante intermediario venda después en el mercado? Porque, además, si se barren las barreras arancelarias, entonces entran libremente los granos producidos en el exterior. Es lo que está buscando Estados Unidos en sus acuerdos comerciales con América Latina.

El colombiano en ese caso consumirá maíz norteamericano, porque se produce más barato que el maíz colombiano. Obtienen seis toneladas, siete o más, el cultivo está muy mecanizado. Lo producen más barato que los franceses; los franceses tienen que cuidarse del maíz norteamericano, porque se lo ponen en Francia más barato que lo que cuesta producir una tonelada de maíz en Francia. Por eso las cuestiones agrícolas se vuelven las grandes trabas de los acuerdos de libre comercio.

Los yankis están calculando: "Te voy a dar algunas ventajas industriales lo más pronto posible. Te doy en cambio equis años para que vayas reduciendo las tarifas a los granos que exporto hasta el día en que la entrada sea libre." Sabemos bien lo que va a pasar: se van a quedar sin cultivo de maíz, y un día el maíz se va a poner muy caro, y a medida que suba el precio no tendrán otro maíz que ese.

Pero, ¿cuánto ganaría nuestro agricultor que cambie una hectárea de coca por una de maíz? En vez de 4 000 dólares, lo que le pague un intermediario, o uno de la cadena de intermediarios, por su maíz allí. Puede ser que sean 60 ó 100 dólares. Entonces, ¿dónde están las posibilidades de cultivos sustitutivos?

Han creado ya una cultura de la droga, han enajenado a millones de personas con su voraz mercado y con su lavado de dinero, porque fueron los bancos norteamericanos los que lavaron la inmensa mayoría de los fondos salidos de la droga. No solo fueron mercado, sino prácticamente financistas; lavadores del dinero de la droga. Y, además, no quieren gastar dinero para erradicar realmente el cultivo de coca o amapola, aunque inviertan miles de millones en procedimientos represivos.
Yo pienso que teóricamente puede haber una solución. ¡Ah!, pero cuesta miles de millones de dólares , invirtiendo de forma racional esos recursos. ¿Qué van a hacer con los hombres que masivamente viven del cultivo, los van a exterminar? Si ellos mismos llegan e invaden aquel país porque existe "una amenaza global" y porque no puede controlarse con simples medidas represivas el problema de la droga. Desde luego, invadirlo sería una locura, porque el calor de la selva de los llanos de Colombia, acaba con unos soldados acostumbrados a tomar Coca-Cola en misiones de combate, agua fría a todas horas, helados de la mejor calidad. No, no, no, se sabe cómo era en Viet Nam, y cada vez más se acostumbran a todo tipo de lujos y comodidades.

Los mosquitos y el calor casi solos acaban con ellos, y nadie sabe, si intervienen un día para acabar con la droga, el desastre que podría haber. Allí sí que no sería la guerra esa de bombardear con B-2 y cosas por el estilo, porque con bombas de rayos láser no se pueden combatir los cultivos de coca, ni con misiles inteligentes, ni con aviones. Allí sí que hay que ir por tierra, lo mismo para liquidar una fuerza irregular en la selva que para erradicar los cultivos. Y como la lucha guerrillera ellos la califican de terrorismo, insurgencia y grandes riesgos, prácticamente amenazas globales, tenemos un país con dos causas que pudieran ser pretextos de intervención —estoy mencionando dos categorías—, conflictos internos y droga. Dos causas de intervención, de acuerdo con las teorías que tratan de implantar.
¿Sería una invasión o un bombardeo de Colombia lo que resolvería el conflicto interno? Me pregunto, ¿la OTAN podría resolver ese problema, ahora que establece el derecho a actuar fuera de sus fronteras? Eso lo acordaron en principio durante la celebración del 50 aniversario. Y por ahí pueden ustedes imaginarse cuántos casos.

¿Hay alguno que se imagine que esa puede ser la solución?

Y sé, por encuestas, que en su desesperación ante la violencia y los problemas del país no es poco el número de personas que en la propia Colombia, cuando les preguntan, se muestran partidarias de que si no hay otra solución a la violencia, se resuelva mediante la intervención de una fuerza exterior; un número digno de tomarse en consideración.

Claro, no hay que olvidarse de la tradición combativa y patriótica del pueblo colombiano. Estoy seguro de que una locura de ese tipo, al estilo de lo que hicieron en Serbia, cometida en un país como Colombia, sería un desastre, una locura; pero como son locos, nadie tiene ninguna seguridad, si la seguridad no está en el derecho internacional, en los principios del respeto a la soberanía, en la Carta de las Naciones Unidas. Y esa puede ser una decisión por su cuenta de una mafia armada hasta los dientes, que es algo en lo que ha venido a convertirse la OTAN.

Los demás países no tenemos ninguna seguridad, ¡nada! Y hay el riesgo de locuras que cuesten millones de vidas. Estoy seguro de que una invasión a Colombia, por ejemplo, la aplicación de esta doctrina en Colombia, originaría millones de muertes; y es un país donde hay mucha violencia, donde mueren cada año casi 30 000 personas violentamente, cifras que están bastante por encima del promedio de muertes por violencia en América Latina.

Ahora, ¿será la invasión de las tropas de la OTAN la que resuelva el problema?, y venir a decir después —como Solana—: "Se agotaron las vías diplomáticas o las vías pacíficas."

Como latinoamericanos lo que tenemos que hacer es tratar de colaborar con Colombia, con el país (Aplausos); ayudar al país a alcanzar una paz justa, una paz que beneficie a todos, desde luego.

Hay fórmulas, a mi juicio, tan complejas y difíciles que a mí me ha dado por llamarlas utópicas, porque ahí no hay una guerra, hay tres o cuatro guerras. Hay importantes fuerzas guerrilleras movidas por propósitos de carácter político, pero divididas en dos organizaciones que luchan cada una por su cuenta; hay fuerzas de paramilitares al servicio de los terratenientes, sumamente represivas; fuerzas de los cultivadores de droga, gente armada para disparar, por ejemplo, a los helicópteros que fumigan.

Realmente es una situación compleja la de Colombia, la cito pensando en las teorías a las que me he estado refiriendo y en las consecuencias que pueden tener.
¡Ayudemos! No digamos nunca que se agotaron las vías diplomáticas y pacíficas, discutir y volver a discutir; se ha abierto un proceso en aquella compleja situación. Venezuela desea cooperar, nosotros cooperamos en la medida de nuestras posibilidades y otros países; pero los problemas internos de Colombia no tienen otra solución que no sea política y pacífica, está para mí clarísimo. ¡Ayudemos los latinoamericanos a encontrarlas!

Si un día tenemos una federación de Estados latinoamericanos, una unidad, y cedemos muchos de los atributos de nuestra soberanía, y el orden interior sea prerrogativa de un Estado supranacional nuestro y no de una superpotencia extranjera que no tiene nada que ver con nosotros (Aplausos), o de una poderosa Europa, con la cual deseamos desarrollar relaciones de amistad, comercio, ciencia y desarrollo tecnológico, pero que no tiene tampoco absolutamente nada que ver con los problemas de orden interno de nuestros países, seríamos seguramente capaces de resolverlos también políticamente, sin bombardeos, destrucción y derramamiento de sangre. No necesitamos que alguien lo haga por nosotros.

¿Por qué se van a demoler los principios de las Naciones Unidas? Podría entonces empezar a citar ejemplos. Se me ocurriría preguntar cómo se aplica la doctrina de la OTAN, por ejemplo, en Rusia, si surge un conflicto como el de Chechenia, u otros varios que pueden surgir con motivo de estar constituido ese Estado por numerosos grupos étnicos diferentes y también con creencias religiosas diferentes, o porque haya un conflicto interno entre los propios rusos eslavos, porque unos son comunistas y otros son liberales o neoliberales, o piensan de cualquier forma intermedia entre esas posiciones. ¿Qué? ¿Van a invadir a Rusia? ¿Van a desatar una guerra nuclear?

Rusia era una superpotencia. Antes había dos superpotencias; hoy hay una superpotencia y una potencia. ¿Cuál es la diferencia? Que la potencia puede destruir a la superpotencia tres o cuatro veces y la superpotencia puede destruir a la potencia 12 ó 14 veces. Es decir, sobran unas cuantas veces; pero con una sola basta. ¿Se pueden estar aplicando tales teorías?

En el Consejo de Seguridad han estado discutiendo fuertemente, ha sido aprobado por ese órgano un proyecto de resolución, y si ustedes tuvieran paciencia, verdaderamente, quizás algunas cosas aún más interesantes les pudiera decir; pero quiero terminar esto, la cuestión de las doctrinas que se están desarrollando, hago por eso la anterior pregunta.

Hago otra: Si hay un conflicto en la India, puede ser fronterizo, ahora mismo hay disparos, incluso, de artillería en la frontera de Paquistán y de la India, ¿acaso se puede aplicar allí la doctrina donde hay más de 100 millones de paquistaníes y, además, por otro lado casi 1 000 millones de indios con muchas etnias diferentes? ¿Se puede aplicar tan disparatada teoría en países que poseen, además, armas nucleares? No sé si serán 50, 100 ó 20; pero solamente 20 serían ya una cantidad colosal, se vuelve nuclear la guerra. ¿Cuántos morirían aplicando esta receta norteamericana e inexplicablemente europeísta? ¡Locura total!

Voy un poquito más lejos: ¿Y si el conflicto es en China, donde hay etnias diferentes, en un país de 1 250 millones de habitantes, experiencia bélica extraordinaria, valentía, combatividad?, como todos los pueblos, desde luego; pero ellos se vieron obligados a enfrentar muchas agresiones y dificultades.

Recordamos, incluso, cuando la guerra de Corea que, a medida que se aproximaban las tropas de MacArthur a la frontera china, y algunos hablaban ya de atacar el otro lado de la frontera, un millón de combatientes chinos la cruzaron y llegaron hasta la línea actual, ¡un millón! Claro, el número de bajas mortales puede haber sido —no me comprometo con la exactitud—, tal vez, hasta de 200 000 combatientes chinos que murieron. Ya poseía Estados Unidos bombarderos de todas clases, armas de todo tipo, y la masa humana no pudo ser contenida y no lo habrían podido lograr ni con armas nucleares.

¿Cómo se aplica la doctrina en China, a la que constantemente están hostigando con las campañas sobre derechos humanos, como hacen con nuestro país? Allí han llegado a producirse algunos problemas, de cierta envergadura, muy explotados por la propaganda occidental. Pero calculen qué desorientación habría de ser la de aquellos jóvenes que tenían por símbolo la Estatua de la Libertad, que está a la entrada del puerto de Nueva York. Tiene que haber habido enajenación en gran escala para escoger lo que ha venido a convertirse en símbolo mancillado por la hipocresía y la voracidad de un imperio que en todas partes asfixia y ultraja toda idea de la justicia y la verdadera libertad humana. Llama la atención que esto ocurriera en un pueblo de cultura milenaria y de identidad mucho más sólida que la de cualquiera de nosotros, más integrado, más distante de Occidente en la lengua, en la cultura, en las tradiciones y en otras muchas cosas; no se trata de un país como el nuestro que tiene muchos ingredientes de las costumbres y de la cultura occidental, sino de aquel tantas veces humillado, donde una extraordinaria revolución social erradicó las hambrunas milenarias y en apenas 50 años lo elevó al prestigio que disfruta y al lugar impresionante que hoy ocupa en el mundo.

¿Cómo lo habrían de resolver? Si les da la gana los imperialistas y sus aliados pueden declarar violación masiva de los derechos humanos cualquier incidente que ocurra en zonas de China que han sido convertidas en manzana de discordia. Se cita, por ejemplo, el Tíbet, de religión budista, se citan determinadas minorías de religión musulmana que están hacia el noroeste. Y nosotros seguimos de cerca, en la lectura de los cables, el constante hostigamiento a China por parte de Occidente. A ellos se les puede ocurrir que cualquier problema político interno es una violación masiva de los derechos humanos. Constantemente se esmeran incluso por provocarlo, movidos por mezquinos objetivos propagandísticos y el intento estúpido de hacer con China lo que hicieron con la URSS. Sencillamente temen a esa gran nación.

Claro que los chinos son políticos sabios —por algo se habla de la sabiduría china— y no cometen fácilmente errores que ningún equipo de dirigentes serios y capaces comete. Ellos no van a invadir a ningún país para apoderarse de él; son, en cambio, bien celosos en las cuestiones que se refieren a sus asuntos propios. Se rigen rigurosamente por el principio de la no injerencia en los asuntos internos de los demás países. Muchos años llevan reclamando la reintegración de Taiwán al territorio chino, pero ellos son capaces de esperar 100 años tranquilamente; mentalidad de paciencia milenaria, ellos hablan de lo que proponen dentro de 50 ó 100 años como si fuera mañana o pasado mañana.

Cualquiera de estos problemas se puede convertir en pretexto para enviar bombarderos B-2, misiles de todo tipo, bombas con rayos láser. Algunos de los principios de su absurda y soberbia doctrina podría ser pretexto para agredir a China. ¿No es loco lo que están planteando? Ya no estoy hablando de Colombia; hablo de China y hablo de Rusia, o la India, o el conflicto entre Paquistán y la India. A ver si están muy embullados realmente los de la OTAN y su mariscal, su jefe, o mariscal Secretario General a resolver con una "intervención humanitaria" el conflicto de Cachemira.
Yo pregunto: ¿Para qué esa doctrina? ¿Por qué pensar en tales métodos? ¿A quién se los van a aplicar? Unicamente a los países más pequeños, a los países que no tienen armas nucleares, a todo el resto del mundo donde puede haber algún problema de los que constantemente surgen.

Recetas, desde luego, que en el caso nuestro —por si alguno piensa que estamos preocupados por lo que nos pueda ocurrir—, bueno, sin ningún tipo de fatuidad o de vanagloria, nuestro país, que ha pasado por pruebas tan duras, puede repetir La canción del pirata: Y si muero / ¿qué es la vida? / por perdida ya la di / cuando el yugo del esclavo / como un bravo sacudí.

Todavía recuerdo algunos de aquellos versos que estaban entre las 100 mejores poesías de la lengua castellana. En esta época no abundan mucho por aquí, pero nosotros no teníamos obras literarias y a mí me dio por aprenderme casi de memoria aquellas poesías, me ha quedado, por lo menos, una idea.

Los revolucionarios cubanos podemos decir: Si morimos, ¿qué es la vida?, y somos muchos los revolucionarios cubanos, y sabemos que no habría vacilación en ningún verdadero revolucionario, en verdaderos dirigentes de la Revolución Cubana en morir, si fuera nuestro país objeto de una agresión de ese tipo (Aplausos).

Digo algo más, porque analizamos mucho todas sus tecnologías y sus tácticas, no hay guerrita de esas, o guerra o guerrota, o bombardeos criminales y cobardes que no los hayamos estudiado bien. Aparte de que pretexto no tendrán fácilmente.
Ellos todos los días están provocando e inventando cosas contra Cuba, tratando de crear conflictos dentro de nuestro país; invierten una cantidad enorme de esfuerzo en eso para crearnos cualquier conflicto de tipo interno que justifique monstruosos crímenes como los que acaban de cometer con el pueblo serbio.

Aquí los irresponsables que se ponen al servicio de Estados Unidos, recibiendo un salario de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, realmente están jugando con cosas sagradas; están jugando con la vida de nuestro pueblo y deben estar conscientes de ello. El imperio, sabiendo que no hay forma de doblegar a Cuba, añora acumular suficiente fuerza con su bloqueo, su propaganda y su dinero, para crear conflictos internos. No se trata de remesas familiares, es dinero del gobierno de Estados Unidos, está reconocido allá públicamente y en sus propias leyes o enmiendas. Han declarado recientemente que cualquier norteamericano puede remitir dinero a un cubano; prácticamente han dicho: Que cada norteamericano compre un cubano. Yo me dije: Caramba, vamos a aumentar de precio (Risas), porque somos un cubano por cada 27 norteamericanos.

Ellos autorizan remesas familiares, pero no más allá de 300 dólares cada tres meses. Unico país del mundo al que establecen ese límite. No, no elevan ni un centavo el límite autorizado para las personas de origen cubano que quieran enviar remesas a sus familiares, en cambio están invitando a norteamericanos a que hagan remesas a un cubano cualquiera, lo buscarán por la guía telefónica, no sé, y a cualquier grupito, grupúsculo, a cualquiera. Lo han declarado, lo han legislado, enviar dinero, en su afán de crear conflictos. Es grave, ¡es grave!

En su soberbia y prepotencia no se resignan a que Cuba resista y es difícil que se resignen, desearían hacernos desaparecer de la faz de la Tierra como trataron de hacer con Serbia. Solo que aquí hay una diferencia. No, no hay ninguna diferencia. No voy a cuestionar en lo más mínimo el heroísmo y la valentía del pueblo serbio. No, no lo voy a cuestionar en lo más mínimo. No hay ningún país más valiente que otro; lo que hace valiente al hombre son las convicciones y son determinados valores morales (Aplausos). A veces puede ser, incluso, una convicción religiosa que lo lleva al martirio, o puede ser una convicción política a la que se sirve con fervor religioso.

Nuestros médicos que están, por ejemplo, en lugares muy apartados de algunos países del continente, o allá en el vecino país de Haití, hacia donde leía hoy que habían salido algunos periodistas para informar al pueblo, a la familia del trabajo que están haciendo, en los lugares más apartados, expresan una actitud heroica, una moral de misioneros, de verdaderos sacerdotes de la salud humana, de pastores al servicio de la vida, sí, por los valores que llevan dentro. Muchos de esos médicos son mujeres —algunas tienen hijos que están aquí— y trabajan en lugares recónditos, donde a veces pueden requerirse tres días para llegar por caminos pantanosos.

Hay algunos que han estado impugnando —agitando más bien—, alguna gente ha estado agitando a los médicos en uno de esos países hermanos, donde se han puesto a cuestionar el título de nuestros médicos. ¡Ah!, no, nosotros, humildemente, de inmediato, tan pronto nos lo soliciten, les enviamos el curriculum vitae de cada uno de esos médicos y las notas que obtuvo cuando estudió el bachillerato, las que obtuvo en la carrera, las especialidades por las que ha pasado, las operaciones que ha hecho, las vidas que ha salvado. ¡Ah!, sería una maravilla enviar el expediente de cada uno de ellos.

Nuestros médicos están allí, con humildad, con dedicación, por acuerdo con los gobiernos, no están allí por nuestra cuenta ni mucho menos, y cuando cualquier gobierno nos diga que no es conveniente que estén o que le crean problemas políticos, de inmediato retiramos a nuestros médicos. Es así. Pero el trabajo que hacen es trabajo de misioneros, de mártires, se puede decir, de verdaderos héroes. Y lo conocemos muy bien, porque estamos informados de lo que hacen, y conversamos mucho cuando viene alguno de los que están responsabilizados con la dirección de su actividad. Expresan los valores que llevan dentro.

Nosotros podemos decir con satisfacción que si hacen falta 10 000 médicos en América Latina, para un programa de salud que quisiera hacer la Organización Mundial de la Salud, o Europa si lo desea, o hasta incluso nuestros vecinos del Norte para saldar un poco la deuda con sus propias conciencias, y estuvieran dispuestos a contribuir con los medicamentos, nosotros podemos enviar los médicos. También tenemos médicos en el norte de Africa subsahariana trabajando allí gratuitamente, y un programa de salud ambicioso.

Y si este país —tengo que decirlo una vez más— enviara uno de cada tres médicos a misiones de este tipo, los dos que quedan cumplen su tarea, no se afecta la salud en nuestro país. Y si enviáramos uno de cada tres, seguiríamos siendo el país con más alto índice de médicos per cápita entre todos los países del mundo, más que la industrializada Europa, más que Suecia, más que Dinamarca, por supuesto, más que Estados Unidos, Canadá y otros gloriosos países industrializados. Sí, también un país pobre y bloqueado puede hacer cosas, está demostrado. Y más maestros per cápita también, posiblemente más instructores de arte per cápita que cualquiera de esos países.

En deporte lo afirmo también, porque tenemos alrededor de 30 000 graduados de profesores de educación física y deportes, la mayoría de los cuales son licenciados universitarios, así que no solo saben palpar un músculo, saben qué músculo es, porque su nivel es universitario.

También tenemos otro pequeño mérito per cápita, que es el de mayor número de medallas de oro per cápita en las olimpiadas, y las vamos a seguir teniendo, aunque se profesionalicen, porque acabamos de demostrar que nuestro modesto deporte amateur puede competir con grandes equipos profesionales. Está claro que un país pequeño y pobre puede hacer cosas; se equivocan cuando lo subestiman.

Realmente hay muchas cosas en que a nosotros —no por hacernos propaganda, al contrario, preferimos hablar de nuestros errores, de nuestras críticas—, cuando vemos el descaro, la demagogia, la mentira y las calumnias contra Cuba, no nos queda más remedio que hablar de algunas cosas que hemos hecho; lo demás es tontería, estar vanagloriándonos aquí de lo que hayamos hecho, al contrario, lo que podemos es criticarnos muchísimo por no haber hecho más y no haber hecho mejor las cosas. Es así, se lo digo con entera franqueza. Y creo que una de las razones de la supervivencia y la resistencia de la Revolución está en esa eterna inconformidad que sentimos los dirigentes, y aspiramos y soñamos a que la sigan sintiendo en el futuro también, y, desde luego, tenemos una gran confianza en nuestro pueblo.

Les decía que si se les ocurre una locura de esas con nosotros, no solo se van a encontrar con una gente como la que les decía, sino que tiene una cultura política sólida y valores importantes, sagrados que defender. Se ha estado en el ejercicio de esa lucha durante muchos años, y sí les puedo decir que con nosotros no hay tregua, ¡no hay tregua! (Aplausos), y que los hombres responsabilizados con esta Revolución, son hombres que mueren antes que hacer una sola concesión de principios al imperio (Aplausos).

Antes de renunciar a un solo átomo de nuestra soberanía, los hombres que tenemos la responsabilidad de dirigir a nuestro pueblo en la guerra y en la paz, y en cualquier tarea, somos hombres que no sobreviviríamos a una rendición; somos hombres que estamos muy comprometidos con lo que hemos hecho toda la vida y porque lo sentimos muy profundamente, porque partimos de convicciones y de valores, somos capaces de colocarnos, incluso, debajo de las bombas antes que rendirnos.

No es difícil, en una aventura de ese tipo, morir. ¡Qué mayor gloria!, estaríamos, por lo menos, dando un ejemplo a otros. Y el pueblo yugoslavo lo dio, resistió casi 80 días los más increíbles bombardeos, sin vacilación. Sabemos, porque nosotros tenemos allí a nuestro representantes diplomáticos, cuál era el espíritu del pueblo.
No estoy criticando a nadie, ni mucho menos. Respeto la decisión que tome cualquier gobierno, me doy cuenta de que son difíciles las decisiones en determinadas circunstancias; pero para nosotros no serán nada difíciles, porque hace mucho tiempo ya que es un problema resuelto. Voy a decir algo más: Si hacen eso, salen derrotados, sencillamente; ni con un genocidio, porque ellos tienen un límite en su capacidad de ser criminales, en su capacidad de matar, y yo tengo la convicción de que si los agresores hubieran tenido que prolongar 15 ó 20 días más estos bombardeos la opinión pública del mundo y de Europa no lo acepta. Era creciente ya la inconformidad —por ahí tengo un montón de artículos— unos días antes de que le impusieran a Yugoslavia la famosa fórmula de paz.

A nosotros, desde luego, no habría nadie que nos la pudiera imponer, porque hace mucho rato que estamos aquí solitos, solitos, solitos, cerca de la más poderosa potencia que ha existido jamás. De modo que ¿quién podría venir a imponérnosla?
No, nosotros tampoco necesitamos mediadores de ninguna clase. ¡El honor no se negocia, la patria no se negocia, la dignidad no se negocia, la independencia, la soberanía, la historia, la gloria no se negocia! (Aplausos prolongados.)

Con nosotros no hay que negociar el cese de bombardeos. Ya, de antemano, si algún día lo comienzan, tienen que seguir 100 años haciéndolo, si quieren hacer una guerrita por aire, o dejar de lanzar bombas, porque mientras haya unos cuantos combatientes vivos en este país tendrían que enviar una tropita por tierra. Quiero saber qué pasaría si hicieran eso.

Como les decía, nosotros sí que no hacemos tonterías de ninguna clase, que les sirvan a ellos de pretexto. Vean qué paciencia hemos tenido con esa base. Es un pedacito de tierra cubana, tenemos todos los derechos a que nos la devuelvan. Y la gente ha tenido una actitud bastante radical; nosotros no, nosotros pacientes. Nosotros decimos: No, es mucho más importante que se libere el mundo antes que se libere ese pedazo de tierra, querido e irrenunciable. Ya quisieran ellos que nosotros hubiéramos desatado un fuerte movimiento nacional reclamando la base, para tener un pretextico fácil con que hacer aventuras, engañar a la opinión pública norteamericana y mundial, decir que los hemos atacado. Antes de finalizar, les voy a mostrar algunas cosas al respecto. Pero nunca han tenido ni el más remoto chance de decir que Cuba ha sido hostil y agresiva contra el personal militar norteamericano establecido allí.

¿Qué pueden decir de nosotros sobre cuestiones humanitarias? Que no tenemos un analfabeto, que no tenemos un solo niño sin escuela, ni un solo enfermo sin asistencia médica; pordioseros no hay aquí. Existen familias irresponsables que a veces envían a los niños a pedir. Eso puede estar asociado también al turismo, y afecta si no nuestra identidad, por lo menos, nuestro honor. Aquí no hay nadie en la calle abandonado.

¿Qué pueden decir? Que tenemos masivamente los excelentes médicos de que hablé. ¿Qué pueden decir? Que podemos salvar a cientos de miles de vida cada año en nuestro hemisferio y en Africa.

¿Qué les dijimos a los haitianos? Les proponemos un programa con el que pueden salvarse unas 30 000 vidas cada año, de ellas 25 000 niños.

¿Qué les propusimos a los centroamericanos? Un programa con el que podían salvar cada año tantas vidas como las que mató el huracán, si fuesen, realmente, 30 000 los que murieron. Esa cifra después fue reduciéndose, porque muchos de los tenidos por desaparecidos fueron apareciendo. Cada año pueden salvarse, les decíamos, tantos como los que mató el huracán, si fuera la más alta cifra anunciada, y era una cifra conservadora. La realidad es que con ese programa nosotros estábamos dispuestos a poner el personal necesario y pedíamos que un país industrializado, cualquiera, pusiera los medicamentos. Todos esos que gastan tantos miles de millones en bombas y en genocidio, ¿por qué no emplean un poco de dinero para salvar vidas?

Ya les dije el otro día cómo se nos imputaban cosas infames, y les mencioné unas cuántas cosas. Les decía, y lo vuelvo a repetir aquí: ¡Ni un solo caso de torturado en este país, ni un solo caso de asesinato político, ni un solo caso de desaparecido!, y llevamos ya más de 40 años desde el triunfo de la Revolución, a pesar de todas las conspiraciones y todos los esfuerzos que han hecho para dividirnos, para subvertir la Revolución, y que se han estrellado contra la férrea unidad y el suficiente patriotismo de nuestro pueblo y su cultura política, y en circunstancias muy difíciles.

Estoy absolutamente seguro de que habrá muy pocos pueblos que puedan resistir los casi 10 años que hemos resistido nosotros cuando perdimos todos nuestros mercados, nuestras fuentes de suministro, y el bloqueo se recrudeció. Nos subestimaron.
También si hicieran una locura de las mencionadas nos estarían subestimando, y no creo que nos subestimen tanto, ¿comprenden? No digo nada más. De modo que no es por nosotros, estamos defendiendo el derecho de otros pueblos que no tienen las posibilidades, ni la unidad nuestra, ni la capacidad de lucha que tenemos nosotros, de todo un pueblo organizado y preparado.

Ya les dije, sin dramatismo de ninguna clase, que no necesitamos muchos de ese tipo de especialistas que surgieron en esta guerra en Yugoslavia con la categoría de mediador. Pueden venir solo para informar que procederán a suspender bombardeos, o retirar tropas, o cesar toda hostilidad. ¡No hay arma todavía, no existe, capaz de vencer al hombre! Es algo que nos atrevemos a afirmar. Y esas guerras repugnantes y cobardes, sin arriesgar una sola vida, no nos atemorizan, lo que nos producen es asco, repugnancia; nos hacen más socialistas y más revolucionarios. Es así (Aplausos).

Les decía que se libró en las Naciones Unidas una importante batalla. Aquí está la famosa Resolución. Son unos tramposos incorregibles, políticos mediocres e incapaces. Traje algunos papeles, pero nada más utilizaré algunas cosas subrayadas.
Bueno, aquí está el acuerdo, lo que se aprobó, el Proyecto de Resolución. ¿Quiénes lo proponen? Alemania, un país de la OTAN; Canadá, un país de la OTAN; Estados Unidos, un país líder y jefe de la OTAN; los rusos están entre los que lo proponen porque llegaron a acuerdos previos en el Grupo de los Ocho, sin embargo, su discurso allí fue un discurso crítico; Francia, un país de la OTAN; Italia, un país de la OTAN; Países Bajos, un país de la OTAN; Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, un país de la OTAN. Me puse a sacar cuentas y vi siete países de la OTAN de los 12 que presentaron el proyecto en el Consejo de Seguridad, siete países que participan en la agresión.

Además, bueno, Gabón, un dominio neocolonial francés; Eslovenia, una exrepública de Yugoslavia, la primera que, abandonando normas constitucionales establecidas cuando se creó la federación yugoslava, y que reconocía el derecho a la separación y, además, los procedimientos para hacerlo, alentada por Alemania y por Austria, declaró su independencia unilateralmente sin trámite legal alguno. Sí, indiscutiblemente que hubo un trabajo previo, era, además, la época de las desintegraciones.

Existe una de las repúblicas que constitucionalmente se separa mediante un plebiscito, fue Macedonia; pero Eslovenia el 25 de junio de 1991 declara la independencia. En Europa había vacilaciones sobre qué hacer. Más adelante se produce la declaración de independencia de Croacia —dos desgajamientos sin trámite constitucional alguno—, que fue promovida, como dijo nuestro Embajador en las Naciones Unidas, por algunos países europeos y apoyada posteriormente en forma unánime por Occidente.

Esto es importante, porque cuando ese país emergió, la Yugoslavia heroica que mantuvo a raya a las propias tropas de Hitler, la República Federativa Socialista de Yugoslavia vivió en paz, a pesar de centenarias luchas nacionales, étnicas, culturales y religiosas. Ese fue el campo de batalla, esa zona de Yugoslavia, entre el Imperio Otomano y el Imperio Austro-Húngaro. Se sabe que los otomanos llegaron hasta las proximidades de Viena. Es una historia conocida.

Nosotros hemos ido buscando mucha información sobre todos los antecedentes, y realmente las llamadas guerras étnicas que se desataron en la década del 90 tienen sus responsables, los que ayudaron, seguramente de manera inconsciente —no lo atribuyo a concepción premeditada y cínica, pero sí a una actuación irresponsable—, desataron la desintegración de Yugoslavia, y comenzó la cosa, como dije, por Eslovenia un 25 de junio de 1991. Se declaran, sin otro trámite, independientes; sus líderes asumen el mando de las tropas que le correspondían a esa república, porque cada república tenía sus tropas de autodefensa. Eran aproximadamente 40 000 hombres. De una república vecina, Croacia, salieron hacia Eslovenia unos 2 000 hombres, según tengo entendido, jóvenes, reclutas, no hubo prácticamente combates. Hubo solo presiones de ese tipo.

Se empezó a propagar el mal; otra república, Croacia, también lo hace. Ya en ese caso se produjeron conflictos más violentos.

¿Qué ocurre? Estas repúblicas hubieran podido seguir perfectamente los trámites constitucionales; ya Yugoslavia no era ni siquiera un país socialista, era un país que había establecido todas las normas capitalistas y de mercado. No era la antigua Yugoslavia de la época de Tito y de un período posterior, sino un país capitalista, incluido el multipartidismo recetado de oficio por Occidente.

En Eslovenia influye mucho que su Producto Interno Bruto en el año 1981 —es decir, 10 años antes de esto— era cinco veces el Producto Interno Bruto per cápita del resto de Yugoslavia, y ya sentían como una carga la existencia de otras repúblicas más pobres y se sintieron estimulados a una mayor integración económica con Occidente. Hubo quienes los apoyaron; hubo quienes —como dije— les entregaron armas en esa fase, incluso desde antes de que se declararan independientes. Y lo reconoce uno de sus líderes. El 21 de junio de 1996, en un programa de la televisión de Liubliana, dedicado especialmente al quinto aniversario de la independencia, el presidente Kucan admitió que "Eslovenia ya se armaba antes de 1990, previendo una guerra." En la misma entrevista, el Presidente esloveno añade: "La Unión Europea jugó un gran papel a la hora de hacer posible la ruptura de Yugoslavia."

Es histórico, no quiero ofender a nadie ni tengo el propósito de lastimar a nadie; estoy ateniéndome a hechos y a datos históricos, que hemos estado rebuscando mucho, aparte de algunas informaciones que teníamos cuando se desató este conflicto.
Entonces, fue irresponsable y verdaderamente criminal estimular y apoyar la desintegración de ese país que logró el milagro de vivir en paz durante 45 años.
Hubo distintos factores, hubo aquí factores económicos y nacionalistas que influyeron; pero había mucha gente en Europa que comprendía las posibles consecuencias. He conversado con dirigentes europeos, políticos europeos que comprendían que eso era muy arriesgado; sin embargo, un día dos países, precisamente Austria y Alemania, reconocieron a Eslovenia y reconocieron a Croacia e inmediatamente el resto de Europa se vio arrastrado al reconocimiento, y ahí comenzaron los conflictos de todo tipo que se conocen.

En Kosovo había dificultades, existía un fuerte movimiento nacionalista, los kosovares albaneses, o albaneses kosovares eran ya mayoría amplia; muchos serbios, incluso, habían emigrado hacia Serbia por sentirse inseguros, lo recuerdo, aún en vida de Tito; pero en 1974 reelaboraron la Constitución y le dieron a Kosovo la autonomía. Ciertamente yo no he leído esa Constitución. En esa zona, precisamente, se iniciaron los serbios; hay muchos lugares históricos allí altamente apreciados por ellos, algunos de esos sitios han sufrido con los bombardeos, pero no sé si esa Constitución —que estoy tratando de obtener— que concedía la autonomía a la provincia de Kosovo, admitía el derecho a la separación, como tenían las repúblicas. No fue declarada república, sino provincia autónoma, supongo que no tendría reconocido ese derecho y supongo que, en todo caso, habría un proceso, como el proceso que utilizó Macedonia.

Aquello que comenzó en 1991 ha seguido hasta hoy y nadie sabe cuándo culmina. Hubo guerras de todo tipo, fueron sangrientas, de parte y parte, incuestionablemente, esa es la verdad, tal como lo veo.

Ahora bien, en vez de empezar a arreglar esos países, mejor hubiera sido que no los hubieran desarreglado, no los hubieran desorganizado. Desde luego que eran desiguales los niveles de vida, los de Macedonia y los de Eslovenia eran muy diferentes. Pero aquella Constitución en virtud de la cual se creó la república socialista federativa —tenía el nombre de socialista y más o menos después de la perestroika y todo lo demás hasta el nombre de socialista le quitaron, por ahí está claro. El nombre actual hoy es República Federativa de Yugoslavia, lo que queda se llama así, porque lo que quedaba era Serbia y Montenegro, porque Kosovo no era república; es lo que queda y se llama República Federativa de Yugoslavia, ¿es así? Por aquí tengo papeles, pero no quería andar buscando mucho el nombre exacto. Aquí está, incluso, hasta la Resolución del Consejo de Seguridad: República Federativa de Yugoslavia exactamente; lo de socialista hace mucho rato que desapareció.

El gobierno puede ser que se llame socialista, porque ustedes saben que hay muchos gobiernos donde hay partidos socialistas, pero los países no son socialistas. Hay partidos socialistas en muchos lugares, y en el gobierno, pero esto no quiere decir que el país sea socialista ni piense serlo realmente; son países de libre empresa, neoliberalismo, capitalismo puro.

La posición de nosotros parte de principios, y de principios tanto con relación a los serbios como con relación a los kosovares, defendemos su derecho a la autonomía. Dijimos más, incluso, defendemos no solo el derecho a su cultura, a sus creencias religiosas, a sus sentimientos y derechos nacionales, y si un día, alcanzada una paz equitativa y justa y no impuesta desde el exterior por una guerra, los kosovares de todas las etnias y el resto de Serbia deciden separarse, pacífica y democráticamente, los apoyamos.

No se sabe lo que va a pasar con Montenegro. Montenegro en medio de la guerra se portó lo mejor posible, para el gusto de la OTAN, hizo críticas, oposiciones, y por eso la cuota de bombas debe haber sido muy por debajo de la cuota de bombas que lanzaron sobre Serbia. Yo leí muchos mensajes dirigidos por los agresores a Montenegro para que se separara, y tuvo un tratamiento diferenciado especial en la guerra. Todas las bombas fueron para Serbia.

Cuando se habla en el acuerdo del Grupo de los Ocho de sustancial autonomía para kosovares, se puede preguntar: ¿Incluye el tipo de autonomía que tenía Macedonia? No sé, no sabemos; pero, bueno, existiría en ese caso un camino pacífico para la independencia. Hay 20 aspectos en los que se pueden poner de acuerdo serbios y kosovares. Es indiscutible que la mayoría de la población kosova no es serbia, la serbia constituye una minoría, y es muy probable, ahora, luego de esta atroz guerra, que detrás de las tropas serbias se retiren los civiles serbios.

Sabemos, llegaron noticias de que estaban desenterrando sus muertos porque tienen el hábito de emigrar con los restos de sus antecesores, eso es seguro.

No sé qué harán, se están lanzando mensajes para que no se produzca ahora una emigración masiva, y no se vaya a producir violencia contra los serbios residentes allí. Esos son riesgos que existen en este momento. Pero, ¿quién se declara culpable de todos los factores que decidieron lo que llegó hasta esta situación y a todos los conflictos étnicos, si hay muchos reclamando victoria? Le están llamando victoria a un horrendo crimen. Una victoria de la que debieran estar abochornados, realmente; porque, desde el punto de vista moral, si se habla de victoria y derrota, los derrotados moralmente son los que hicieron una cobarde guerra, y lanzaron 23 000 bombas sobre Serbia, de las más modernas y de las más destructivas, de las más avanzadas tecnológicamente. Vean qué victoria.

Nuestro Embajador en la ONU calculó que el Producto Interno Bruto de los países de la OTAN es mil ciento trece veces más que el Producto Interno Bruto de Serbia; y que los países que integren aquella alianza militar disponen de cuarenta y tres veces más tropas regulares. Pero las tropas regulares no cuentan para nada en una guerra aérea, como la que se desarrolló allí, la diferencia era de cero al infinito; bombarderos que llegaban desde Estados Unidos podían lanzar las bombas a mucha distancia sin el más mínimo riesgo. Realmente se ha dado una guerra de 80 días en que se han lanzado contra un país 23 000 bombas y los atacantes no han tenido una sola baja en combate, algo ocurrido por primera vez en la historia.

Hay que decir de esta guerra, de la cual no puede enorgullecerse nadie, que es una guerra cobarde, la más cobarde de todas las guerras que se haya librado jamás, moralmente pírrica la supuesta victoria, y una guerra genocida.

¿Por qué es genocida? ¿Qué es el genocidio? El intento de exterminar una población: O te rindes o te extermino. ¿Hasta cuándo iban a durar los bombardeos? Ellos hablaban de hasta octubre o noviembre, eso eran habladurías, nosotros sabemos muy bien cómo pensaban muchos dirigentes europeos. Y hay muchos artículos publicados acerca del creciente descontento y oposición en Europa y hasta en Estados Unidos a los bombardeos, y más oposición a la participación de tropas terrestres. No estaba en condiciones ya la OTAN, a mi juicio, de prolongar mucho tiempo más ese bombardeo; no lo toleraba ni Europa, ni el mundo. Se desintegra la OTAN si persistía en eso.
Les decíamos que tenemos tres compañeros allí con un celular día y noche, mañana y tarde, bajo las bombas y con las sirenas de alarma, trabajando, o cuando no había electricidad, y estábamos preguntando siempre cuál era el estado anímico de la población, cuál era el espíritu. Cubrían los puentes con multitudes, iban allí hombres, mujeres y niños para que no los destruyeran; por ejemplo, el último puente que tenían en Belgrado. Atacar

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