jueves, abril 08, 2010

Envían a Obama miles de tarjetas por la libertad de los cinco


Miles de tarjetas procedentes de más de 20 países han sido enviadas al presidente estadounidense, Barack Obama, en reclamo de la libertad de cinco antiterroristas cubanos, confirmó este miércoles un comité de solidaridad.

La campaña, iniciada en enero, está respaldada por 10 Premios Nobel, quienes demandan la excarcelación de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, prisioneros políticos en EEUU hace casi 12 años.

Los laureados se dirigen al gobernante en su condición también de Nobel de la Paz 2009 y en el mensaje impreso en las tarjetas expresan que “están esperando su firma”.

El año pasado la Corte Suprema de Justicia desconoció el número sin precedente de Amigos de la Corte, en apoyo a los Cinco, como son identificados a nivel internacional los luchadores antillanos.

“Pero más allá del silencio de los grandes medios y de la actual administración, Obama no podrá ignorar los miles de tarjetas que están inundando el despacho oval de la Casa Blanca”, se indica en un mensaje del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco, promotor de la iniciativa.

(Con información de Telesur)

El príncipe Rodríguez


He dudado muy mucho antes de escribir este artículo. Primero quería hacer una carta abierta a Quim Monzó pero definitivamente no me gusta esta costumbre tan poco elegante de “te lo digo a ti Pedro para que me oiga Juan”. En segundo lugar Silvio Rodríguez ya es mayorcito para defenderse solo y quién soy yo para meterme donde nadie me ha llamado.

06/04/2010

Pero de alguna manera, y antes de que una legión de fanáticos bombardeen con descalificaciones personales a mi paisano por su artículo El sapo Rodríguez, —fascista, mal escritor, gusano, fracasado, sordo intelectual y otras lindezas—, quisiera contarles a ustedes alguna cosa sobre Quim Monzó y a Monzó algo sobre Silvio.

Quim Monzó (Barcelona 1952) es por encima de todo —aunque parezca poco creíble si leen el artículo de referencia— uno de los mejores escritores catalanes vivos y uno de los columnistas más considerados en este país. Monzó es ocurrente, ameno, irónico y hasta cáustico, capaz de sacarle la punta y los colores a cualquier hecho, ya sea trascendental o cotidiano. Leer alguno de sus artículos o novelas obliga siempre a la reflexión desde la desmitificación y la iconoclasia frecuentemente cubiertas con una pátina de humor irreverente, a veces negro.

Pero en El sapo Rodríguez —lo digo con todo el respeto y admiración que me merece —, a Quim Monzó se le ha ido la mano con la capa de pintura.

En primer lugar ha caído en el error —en el que ha caído la mayor parte de la prensa occidental—, de afirmar que ésta es la primera crítica de Silvio al régimen cubano. Silvio, como buen creador, siempre ha sido crítico con el poder. Ya en el 1969 tuvo que enrolarse en un barco pesquero cubano —el Playa Girón— huyendo de las consecuencias de sus propias palabras.

Sugiero la audición —o la lectura— de canciones como Mientras tanto (1967), que le causó un disgusto en la televisión cubana, o Epistolario del subdesarrollo (1969), entre otras muchas que no cito para no aburrir en exceso.

Eduardo Carrasco cuenta que a finales de los sesenta, siendo director de Quilapayún, que “durante nuestra estadía (en Cuba), algunas de las personas que nos atendían, nos sugirieron que no entráramos en relaciones con Silvio Rodríguez, porque en ese momento, él estaba políticamente cuestionado”, aspecto que fue confirmado por Silvio en una entrevista a Jaime Saruski: “Quilapayún en ese momento no se acercó porque creyó lo que les dijeron: que éramos un grupo de indisciplinados, de desviados políticamente porque lo que nos gustaba era el rock. También les dijeron que éramos drogadictos.”

Y si con esto no basta, sugiero también el repaso a la hemeroteca de CANCIONEROS.COM: Silvio II (08/02/2008), Silvio Rodríguez considera que Cuba necesita líderes con sangre joven (31/07/2009) o Silvio Rodríguez: «Un país sin jóvenes está destinado a ser una sombra, un fantasma» (19/02/2010).

Si a Silvio Rodríguez se le ha considerado “la voz del régimen” es porque las críticas siempre han salido desde dentro de la Revolución, o como dijo en sus declaraciones: “sigo teniendo muchas más razones para creer en la revolución, que para creer en sus detractores". Frase que, por cierto el Granma utilizó como titular y La Vanguardia relegó al último párrafo de un largo artículo. Dos casos paradigmáticos de cómo puede tergiversarse la información faltando a la verdad sin necesidad de mentir.

En segundo lugar no deja de sorprenderme que un escritor con la acidez y la capacidad de analizar y dar la vuelta a las cosas como Monzó, se deje llevar por el manido tópico de creer que la música cubana es sólo eso que se escucha en los bares de turistas de La Habana y que un cantautor por el sólo hecho de serlo haga canciones “blandengues”, de “sensibilidad sensiblera” que induzcan al sueño.

Créanme —aunque les cueste los que nunca lo han leído—, que Monzó no suele hacer concesiones al tópico, ni al chiste fácil y que suele recurrir a una sutil inteligencia cuando quiere criticar alguna cosa.

En tercer lugar, la bromita —insisto tan alejada de su estilo— de asociar al Presidente de Italia con Silvio Rodríguez por mera coincidencia en el nombre, me parece pueril e indigna de la inteligencia —que la tiene y mucha— de Quim Monzó. Yo tuve una novia que se llamaba María y —créanme— era muy puta.

Para finalizar, está claro que no creo que Silvio sea un sapo. Para los que sí lo crean, una última sugerencia: acérquense y bésenlo. Igual se convierte en un príncipe.

Xavier Pintanel
Director de CANCIONEROS.COM

Ismael Serrano no se rinde Presenta su nuevo disco, «Acuérdate de vivir»



7 Abril 10 - Álvaro Anglada - Madrid
El cantautor madrileño comenzará su gira el día 9 de abril en Bilbao

Nadie le habría dicho cuando decidió dejar sus estudios de física por la música que estaba haciendo lo correcto, pero Ismael Serrano escuchó esa vocecita y decidió desatender las expectativas que le marcaba la sociedad para lograr su sueño. «A veces vivimos sujetos por unos convencionalismos que nos impiden realizarnos. Tenemos la capacidad para poder cambiar las cosas, y los sueños hay que perseguirlos», afirma el cantautor. Después de trece años al pie del cañon, y con nueve discos a su espalda, saca nuevo trabajo, «Acuérdate de vivir», que en su opinión tiene mucho de balance. Con él salda las cuentas pendientes, rescata sus sueños y hace un llamamiento a forzar que las espectativas de futuro se conviertan en hechos.


Recuerdos
«Uno no deja de tener memoria para recordar cuáles han sido sus errores y así no repetirlos. Siempre miramos al futuro con esperanza, y si asumimos todas esas cosas, también debemos asumir que hay que vivir el presente con intensidad, reparar en las pequeñas cosas y disfrutar», asegura. El primer single, «Podría ser», «apela a nuestro derecho a perseguir ciertos sueños elementales. Habla de cómo la gente lucha por encontrar su sitio en el mundo, por eso al final dice: ‘‘Hombre al fin y al cabo’’». Un hombre que en la canción de Serrano se encuentra impotente ante la búsqueda de trabajo, un problema que el cantautor asegura es de todos: «Los desempleados son tratados como simples números. Todos debemos asumir una cierta responsabilidad y exigir valentía a los gobiernos. Que no sean los que menos tienen que ver con el origen de la crisis los que la paguen». Su conexión con el público es indudable, un vínculo posible gracias al ánimo de ser constante con los demás: «Se trata de no perder el contacto con la realidad y emocionarse con la lucha ajena y sentirla como propia». Las influencias literarias son constantes en sus letras: «Es inevitable textualizar fragmentos de novelas o poesías que te han marcado, reconozco mis deudas», aunque dice no ser consciente aún de cuáles tiene su nuevo trabajo, sin duda porque su literatura ya forma parte de él. La gira, que comenzará el 9 de abril en Bilbao, le llevará por toda España y parte de Latinoamérica, donde cantará a los sueños y a las ganas de vivir.



Sonidos tradicionales
Siempre busca darle un toque diferente a todos sus trabajos, pero Serrano procura no romper con sus raíces; esta vez, los ritmos latinoamericanos se hacen un hueco y cuenta con una chacarera ideada en Argentina durante su último viaje: «El folclore en Sudamérica es un género vivo, cosa que hemos perdido aquí, quise empaparme de nuevos ritmos para dar una vuelta de tuerca», explica el cantautor.

soy heterosexual...

Publicado por Delfina Acosta
Soy heterosexual. Lo confieso aunque respaldan mi condición sexual señalada los muchos versos de amor al hombre que escribí, llora que te llora, ríe que te ríe (desde mi adolescencia hasta mi edad madura).

Desde niña supe que nací para casarme o para vivir en concubinato. Solterona y con bigotes, nunca.

He tenido muchos novios pues me gustaban sobremanera los hombres. Ya está. Uno, por su hombría. Otro por su caballerosidad. Otro por el pecado capital de su mirada atrevida. Otro por la inteligencia que le concedió la naturaleza. Y así…

Encuentro natural decir lo que diciendo digo pues es la pura expresión de la verdad.

Dentro de esta sociedad sofocada, a veces, por los prejuicios, yo me siento libre.

Algunos lectores pensarán: ¿Y a quién importa la sexualidad de esta doña ?
Creo que a nadie.

Pero, visto y considerando que los tiempos están cambiantes y que las personas de cierto reconocimiento en la comunidad artística han empezado a hacer pública su sexualidad, me pareció oportuna la idea de contar que pertenezco al rebaño de mujeres que gustan del sexo opuesto.

El cantante Ricky Martin confesó, carta mediante, su homosexualidad. Bien por él. Me parece muy humano el hecho de que un ícono del rock pop latino se haya desembarazado de una falsedad sexual ligada a la fama que alimentaba la venta de sus discos.

No voy a caer en la tontería, en la superficialidad y en la falta de prudencia de sugerir que muchos homosexuales deberían “blanquear” su situación ante la sociedad. Cada cual sabe lo que debe o puede hacer partiendo de lo que su conciencia le hable.

La naturaleza no produce, como una fábrica, productos de la misma serie y condición.

La fábrica, por ejemplo, trae al mercado de la venta miles de envases de gaseosas idénticos.

La naturaleza no es una máquina. De entre cientos de tréboles que nacen en el pasto de un patio, zas, aparece uno de cuatro hojas, distinto, único, que alguien toma y guarda entre las páginas de un libro para retener así la buena suerte.

La naturaleza trae homosexuales al mundo.

Los homosexuales no toman la decisión de ser distintos de los demás. No optan por mostrarse indiferentes ante una mujer de ojos poblados por la belleza y de cutis tocado por la tersura. No deciden sentir amor por alguien de su mismo sexo. Se enamoran y ya está.

No debemos marginarlos, pues marginarlos significaría que somos necios o no podemos entender la función de la naturaleza en el acto de la Creación. Ella jamás “prometió” uniformidad total.

Los homosexuales son gentes que se han destacado históricamente en las ciencias, las artes, la política, la literatura, la escultura, la danza, la música, el cine, el teatro. Paro de contar.

¿Cómo discriminarlos? ¿Qué nos hace superiores a ellos?

No solamente confieso que soy heterosexual. También confieso que no hago distinciones de amistad guiada por razones sexuales.

Uno de mis libros de cabecera se llama “A sangre fría”. El material literario es obra de Truman Capote, gay.

Preguntas de un trovador que sueña


a Bertold Brecht...

Si el flautista de Hamelín partiera con todos nuestros hijos ¿comprenderíamos que se nos va el futuro?
Si ese futuro que se nos va supiera adónde lo lleva el

flautista de Hamelín ¿partiría con él?

Si un huelguista de hambre exigiera que Obama levantara el bloqueo ¿lo apoyaría el Grupo Prisa?

Si los miles de cubanos que perdimos familia en atentados de la CIA hiciéramos una carta de denuncia

¿la firmaría Carlos Alberto Montaner?

Si algunas firmas meditaran antes de condenar las cárceles ajenas ¿resultarían incólumes las propias?

Si un líder del norte es un líder

¿por qué es caudillo el que nació en el sur?

Si la política imperial es responsable de algunas de nuestras desgracias ¿no deberíamos liberarnos también de esa parte de la política imperial?

Si condenamos la guerra fría ¿nos referimos a toda

o sólo a la porción ajena?

Si este gobierno ha sido tan malo ¿de dónde

ha salido este pueblo tan bueno?

Aborto (marque con una cruz):

asesinato, hedonismo, piedad

Homosexuales (marque con una cruz):

Elton John advierte que Cristo era gay

¿Quién le importa al PP? (marque con una cruz):

¿Zapata o Zapatero?

Si la Casa Blanca devolviera Guantánamo y acabara el embargo ¿qué posición (común) adoptaría

el Kama-Sutra europeo?

Si el que hoy maldice ayer bendijo

¿con quién pasó la noche?

Si de veras nos haría tanto daño una amnistía

¿por qué no me lo explican?

Si la suma de ambas intransigencias nos extingue y la nada baldía nos arrastra al pasado ¿nuestros hijos tendrán lo que merecen?

¿Qué pasa con los negros? ¿Qué pasa con los amarillos? ¿Qué pasa con los blancos? ¿Qué pasa con los rojos, con los azules e incluso con los hombrecillos verdes?

Si alguien roba comida y después resulta que no da la vida

¿qué hacer?

Si otro Martí naciera entre nosotros ¿podría ser emigrante, rapero, cuentapropista, ciudadano provincial en una chabola periférica?

Patria, Universo, Vida, respeto al semejante
y todos Venceremos un poquito

Opiniones: “Segunda cita”: ideas que un cantor lanza para participar en el debate



Enviado el Lunes, 29 de Marzo del 2010 (15:11:55)
“Tengo más razones para creer en la Revolución, que en sus detractores”, sentenció categóricamente el trovador cubano Silvio Rodríguez este viernes durante la presentación de su más reciente disco Segunda Cita, en la Casa de las Américas

En conferencia de prensa en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, el autor de “Ojalá” aseguró que cualquier disco que hubiera hecho por esta época en que se cumplen cincuenta años de la Revolución cubana, se lo habría dedicado a ese acontecimiento. “Me parece muy bien que el mundo hable y nosotros también, y muy bien que se abra la crítica, las opiniones, el debate… Estos tiempos piden a gritos una revisión de conceptos y hasta de instituciones… Pero estoy viendo amplificados los asuntos que tienen que ver con Cuba y yo tengo más razones para creer en la Revolución que en sus detractores”, dijo.

Dijo que el nuevo CD se llama Segunda cita, porque cuando hizo su disco Cita con Ángeles se dio cuenta que tendría que dedicarle otros “a los ángeles de mi tierra”, aunque en el ínterin hizo un disco intermedio.



“Quizá este disco no es tan controversial —internacionalmente— como Cita con Ángeles, pero sí lo será aquí adentro. Son las ideas que un cantor lanza para participar en el debate”, añadió.

Asimismo este fonograma es una deuda con su pueblo pues toca distintos problemas actuales de la sociedad cubana y no tiene un carácter internacional como lo tuvo su predecesor.

A una pregunta de La Jiribilla, medio en serio y medio en broma, dijo que su próximo disco en esta trilogía quizás se llame Cita en el infierno, y confirmó la presencia inspiradora de sus ángeles vivos, necesarios para que estas canciones fueran posibles.



Silvio celebró además el reciente recital en La Habana de la banda puertorriqueña Calle 13 y las declaraciones de sus miembros, la valentía de venir a la Isla y el hecho de que le hayan dedicado una canción al patriota Filiberto Ojeda. “Apoyo completamente la actuación y lo que dijeron”, reafirmó.

Segunda Cita contiene doce temas entre los que destaca uno dedicado a la ya fallecida trovadora chilena Violeta Parra y otro al escritor colombiano Gabriel García Márquez, con una sonoridad diseñada para un trío acústico.

Luego de la presentación, el disco —que se grabó y mezcló entre octubre de 2008 y junio de 2009 en los estudios Ojalá— se puso a la venta en moneda nacional en los diversos espacios de la Casa de las Américas.



Los temas fueron compuestos por Silvio entre los años 2003 y 2009 y cuenta con arreglos de Robertico Carcassés —salvo los temas que abren y cierran el fonograma, que son arreglos del propio Silvio—, y con la participación de Oliver Valdés (baterías y percusión), Feliciano Arango (contrabajo), Niurka González (flauta y clarinete), así como con Haydée Milanés y Melvis Estévez en los coros, entre otros excelentes intérpretes.

El encuentro fue trasmitido vía Internet por el portal La Ventana y el trovador cubano pudo responder diversas preguntas enviadas por internautas de varios países del continente.


Tomado de La Jiribilla

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A DESENCANTO, OPÓNGASE DESEO

Transcripción de las respuestas de Silvio Rodríguez en la Casa de las Américas, durante la conferencia de prensa en la que se presentó su más reciente disco Segunda Cita

por Silvio Rodríguez

En realidad cualquier disco que hubiera hecho en estas fechas lo hubiera dedicado al 50 aniversario de la Revolución, porque el año pasado que fue cuando se terminó el disco y cuando debió haber salido se celebraba ese aniversario.

Se llama Segunda Cita porque hice un primer disco que se llamó Cita con ángeles y, recuerdo que en la misma conferencia de prensa dije que veía venir la cita con los ángeles de mi tierra. En el interín hubo otro disco por el medio, porque a veces las canciones se van preparando. Uno va reuniendo material para los discos, buscando las canciones afines con lo que uno quiere decir, cuando tuve eso lo hice y por eso se llama Segunda Cita.



Me parece muy bien que el mundo hable de lo que desee hablar y me parece muy bien que nosotros, los cubanos, hagamos lo mismo. Me parece —siempre me ha parecido, no ahora— muy bien que se amplíe la posibilidad, el acceso a decir, a comentar, a criticar, a opinar, a discutir.

Creo que pertenezco a una generación que se caracterizó justamente por hacer un arte —en ese sentido— comprometido. Comprometido con eso, con la autocrítica, con la crítica, con el intercambio, con la discusión. Un arte en el que circulaba, que pretendía que circulara el pensamiento a través de él.

Y digo lo mismo, ahora, al cabo de todos estos años —no son cincuenta pero son ya cuarenta y tantos, cuarenta y tres o cuarenta y cuatro de vida artística—: me parece muy bien; y para mí país es lo mismo, estoy viendo un poco amplificado últimamente situaciones hacia Cuba y contra Cuba que durante todos estos cincuenta años las he visto, idénticas. Y en este momento, quizás producto de las características de la tecnología, parece, pareciera, que hay como un consenso superior contra Cuba.

Pero yo, que llevo cincuenta años viviendo en Cuba, y que conozco todo eso que ha pasado, sigo teniendo muchas más razones para creer en la revolución que para creer en sus detractores.



Profundícese el surco de la huella
(Ante una intervención que plantea si esa continua mirada al cielo responde a un interés por descansar, por un mundo de ocio, sin revolución)

Hay un momentico en una canción, que se llama “Sea Señora”, que dice:

A desencanto, opóngase deseo.
Superen la erre de revolución.

Pareciera que quien pregunta la oyó. Claro si suprimimos la “r” de “revolución” lo que queda es “evolución”. A eso me refiero. Es imposible que haya un mundo en semejante estado de reposo, ya sería el mundo de los muertos.

Y no, el mundo es el mundo de los vivos y el futuro es el futuro de la vida. Quizás este disco no sea tan controversial desde el punto de vista del debate internacional, como lo fue Cita con ángeles. Casi todas las canciones de Cita con Ángeles yo las hice en un mes y medio, una cosa así, y fue la conmoción que tuve por la agresión a Iraq, tanto que hubo un momento que tuve que quitar canciones, porque el disco era demasiado sangriento. Sí, yo dije: bueno se van a querer suicidar los que escuchen esto, y tuve que aflojar y poner otros temas para suavizar un poco. Pero lo que decía es que quizás este disco no sea en ese sentido internacionalmente tan controversial, pero yo creo que sí puede ser controversial nacionalmente. Porque es un disco que está prácticamente vuelto hacia nuestra realidad, hacia los problemas de nuestra realidad, los conflictos que todos sabemos que hay, y bueno, son ideas que como siempre un cantor lanza para participar de esa manera en el debate.



Sea señora
(Ante una petición del público lee el texto de la canción “Sea señora”)

Sea señora la que fue doncella.
Hágase libre lo que fue deber.
Profundícese el surco de la huella;
reverdézcanse sol, luna y estrellas
en esa tierra que me vio nacer.

A desencanto, opóngase deseo.
Superen la erre de revolución.
Restauren lo decrépito que veo,
pero déjenme el brazo de Maceo
y, para conducirlo, su razón.

Seguimos aspirantes de lo mismo
que todo niño quiere atesorar:
una mano apretada en el abismo,
la vida como único extremismo
y una pequeña luz para soñar.

Las fronteras son ansias sin coraje.
Quiero que conste de una vez aquí.
Cuando las alas se vuelven herrajes,
es hora de volver a hacer el viaje
a la semilla de José Martí.

Sí, esta es una de las canciones fundamentales. Curiosamente, y volviendo a la posible proyección, o la deficiente posible proyección internacional que pueda tener este disco, justamente las canciones que más hablan de los conflictos nacionales y de la vida de aquí en Cuba, son las que han ignorado las primeras críticas internacionales que ha tenido este disco. Por lo menos en Argentina. Las canciones que no menciona el crítico, son estas. Todas las que hacen referencia al conflicto nacional cubano las omiten, y es que no lo entienden, obviamente.

No es una idea nueva el concepto de reinventar la Revolución. Ha estado vigente siempre, lógicamente, y es cierto que no siempre se ha conseguido. A veces hemos caído en la retórica, a veces nos hemos adormecido. Yo creo que este es un momento en que sí, la Revolución, la vida nacional, el país, pide a gritos una revisión de montones de cosas, desde conceptos hasta instituciones. Hay muchas cosas que hay que revisar en Cuba, y he escuchado —siempre extraoficialmente y jamás (por supuesto, lamentablemente) en nuestra prensa— que esas cosas se están revisando. Dios quiera que así sea.

Cuando las alas se vuelven herrajes
(Ante una pregunta de si el hecho de que “las alas se han vuelto herrajes” se debe a que se han hecho en fraguas norteamericanas y si corresponde a los jóvenes cambiar el curso de los acontecimientos)

Yo creo que sí, que hay responsabilidades por parte del hostigamiento que ha sufrido Cuba, sin dudas, pero también tenemos responsabilidad nosotros. No es solo el hierro que nos mandan de afuera, no, no, es cómo hemos usado ese hierro nosotros. Pienso que el bloqueo hay que terminarlo, pero hay mucha gente que espera cosas de nosotros. Este país, yo creo que no se puede comportar con la normalidad —y pongo entre comillas esa normalidad— que esperan de él, porque no es un país normal. No es un país normal por lo que ha pretendido ser, en primer lugar, y tampoco es un país normal por el tratamiento que se le ha dado al ver lo que ha pretendido. O sea, muchas anormalidades nos rodean, propias y externas.

Pero lo cierto es que ha habido mucho temor ante esas anormalidades —siempre entre comillas— que nosotros aspirábamos que se realizaran. Y si algún día realmente logran aplastar la idea de la Revolución, yo creo que siempre va a quedar lo terrible, sobre todo para ellos, es que va a quedar el bichito: si nos hubieran levantado el bloqueo, ¿cómo hubiera sido la cosa?

Ese es el problema: yo creo que la deficiencia, que esos herrajes, el que esas alas se hayan transformado en herrajes, se debe a ellos y a nosotros. No podemos echarles toda la culpa a ellos, porque es mentira, nosotros sabemos que tenemos culpa también, y creo que vamos a ser mejores y vamos a ser más grandes si lo reconocemos y si las enfrentamos sin miedo. Eso es lo que yo pienso.



La vida como único extremismo
(Ante una pregunta de si tiene pensado extender la saga con ángeles a un tercer disco)

¿El próximo disco con ángeles? Se me acaba de ocurrir Cita en el infierno (se ríe). Los ángeles vivos son los que animaron este disco. Si todos estuvieran muertos, yo creo que no hiciera ya ni canciones.

Quiero que conste de una vez aquí
(Ante una intervención que lo animó a pronunciarse a propósito de la actuación de Calle 13 en La Habana)

Apoyo completamente la actuación de esos muchachos (Calle13), y también lo que dijeron. Empecé a apoyarlos desde antes, desde que se planteó el Concierto Paz sin Fronteras, que no fue fácil compaginar unas ideas y otras, y ahí estuvimos todo el tiempo apoyando la idea de que se realizara. Y me parece maravilloso que jóvenes de Puerto Rico, del hermano Puerto Rico, estén tan claros, sean tan solidarios, continúen esa tradición de solidaridad que siempre ha caracterizado la relación de nuestros pueblos y que digan cosas tremendas como las que dicen en sus canciones.

A mí me llamó la atención desde el momento en que supe que le habían hecho una canción a Filiberto Ojeda, hace mucho tiempo conozco la canción y me parece admirable.

Es hora de volver a hacer el viaje
(Ante una pregunta de si jóvenes —como los músicos que participaron en el disco— tienen posibilidades de mostrar su obra al mundo)

Parte de esos jóvenes (los que participaron en el disco Segunda Cita) no están aquí hoy precisamente porque están dando a conocer su trabajo en el mundo. O sea que sí, que esos jóvenes constantemente están entrando y saliendo y participando del concierto juntos y revueltos, porque ellos trabajan juntos a veces, pero también trabajan con distintas agrupaciones.

Y respecto a trabajar con ellos, hace más de diez años que Robertico (Carcassés) y yo habíamos hablado de la posibilidad de hacer algo en colaboración; pero a veces esas cosas se van tirando, uno no puede y el otro sí, y entonces a veces no hay coincidencia, por eso mismo de que uno está corriendo por un lado y el otro por el otro.

Siempre me ha gustado rodearme de músicos diferentes, que hacen diferentes cosas. Creo que mi discografía habla por sí sola. Cuando uno trabaja con otro músico aprende muchas cosas, y siempre cada músico tiene algo que enseñarte, y algo que aportar. Una manera de hacerla, una manera de entenderla, una manera de interpretarla, una manera de acentuarla, todo esto es muy enriquecedor. Si esas canciones yo las hubiera hecho, digamos, más o menos con los mismos arreglos, pero con otros músicos resultarían completamente distintas. Entonces es maravilloso que hayamos conseguido esto.

Y una pequeña luz para soñar

Este disco tiene como un común denominador que es un trío de jazz, o sea, bajo, piano y batería y a veces guitarra que yo puse también, eso es, básicamente. Por momentos hay más percusión, por momentos hay metales, por momentos hay hasta cuerdas, pero siempre lo fundamental, el peso del disco, es ese sonido acústico del trío, o cuarteto. Es una experiencia. Yo he trabajado con jazzistas siempre, empezando por los del Grupo de Experimentación Sonora, todos eran jazzistas. Después Afrocuba, todos eran jazzistas, Irakere, Chucho, etc., siempre he trabajado con jazzistas, pero partir del trío así nunca lo había hecho, no sé por qué. Me gusta el trío porque siempre le vi un poco como un trío de jazz captando estándares, que son tan lindos esos estándares. O lo que le llaman estándares, que son esos temas, esas canciones, esas baladas de jazz, que se eternizan y que todo el mundo hace versiones de ellas…

Durante muchos años, no me preocupó en lo absoluto. No sabíamos, empezamos a cantar internacionalmente y no teníamos ni idea de que se cobraba por cantar. Imagínense lo que es hacer —esto no lo digo yo solo, lo ha dicho mucha gente—, hacer lo que a ti te gusta y que además te paguen. ¿Tremendo eso, no? Entonces es como una bendición.

Seguimos aspirantes de lo mismo
(Ante la pregunta de si estaría dispuesto a compartir su obra de manera informal)

Yo nunca he estado en contra de que la gente se pase los discos. Soy yo de los que cree más en el copyleft que en copyrigth.

Pero también creo —quizás no en mi caso, que soy un autor ya de más de cuarenta años de autoría—, pienso en los autores nuevos, en muchos que a veces solamente hacen dos o tres canciones en su vida, y con esas canciones se mantienen, con las que viven, incluso su familia. No porque no hagan más, sino porque son las que tienen suerte, son las canciones que tienen suerte.

Y pienso, ¿cuál es el destino de esa gente? Y pienso, me pregunto, si es justo despojarlos de esa forma de vivir. Y creo que habrá que llegar a un entendimiento, porque está muy bien que la música se conozca, pero también yo creo que es justo que las personas, los que hacen un trabajo —sea físico o intelectual—, vivan de eso.

Reverdézcanse sol, luna y estrellas
(Sobre Leo Brouwer)

Yo no conocía a Leo desde el ICAIC, ya veníamos juntos del ICRT, y Leo en esa época ya había incluso arreglado canciones mías para cantantes. El trabajaba allí en el ICRT como orquestador y como director, y ya él me había pedido algunas canciones para orquestarlas. Y ya habíamos incluso intercambiado impresiones respecto a problemas no tan musicales, sino más bien éticos, vivenciales, y ya éramos más o menos amigos. Claro, el ICAIC me permitió el grupo, el aprendizaje, y conocer a Leo un poco más desde ese otro ángulo de Maestro.

Y aunque yo no tenía nivel —yo era uno del grupo de Experimentación Sonora que, si no era el de más bajo nivel musical, por lo menos era de los que más bajo lo tenían—, porque no tenía antecedentes de estudios musicales. Había estudiado un poquito de música a los siete u ocho años, pero muy alejado en el tiempo. Yo era completamente empírico cuando llegué allí; y lo que se me pegaba era de escuchar a algunos músicos dar opiniones, de ver como se hacían algunas cosas, pero todo muy empíricamente.

Entonces cuando llegué allí, y empecé a relacionarme con Leo, yo no tenía nivel para las clases que daba Leo y muchísimo menos para las clases que daba Federico Smith. Federico Smith daba clases para graduados de composición del ISA, ahora los graduados de composición del ISA podrían entender, yo te diría esforzándose, algunas clases que daba Federico Smith.

Federico Smith estaba en otro planeta, estaba en otra galaxia, y Leo era un poquito más terrícola. Pero Leo —aunque yo no tenía nivel para entender las clases de Leo— daba conceptualmente una serie de ideas que te eran muy útiles. Yo le llamaba, más que clases musicales, yo le decía a sus clases: de “ética musical”. Leo te ayudaba a resolver cuestiones estructurales, te hacía un diagrama en la pizarra y no te hacía falta saber los intervalos como se movían, ni mucho menos. Con saber sencillamente un poquito de dibujo te dabas cuenta de lo que te quería decir.

Por ejemplo, Leo era capaz para explicarte un fenómeno estructural dibujando la hoja de un árbol. Primero la parte más gruesa, luego los filamentos que se desprenden de esa parte gruesa, y luego lo que comprende la hoja. Y a partir de eso te daba un sentido de lo que eran las estructuras, en lo que se basa una idea, en lo que se desprende de esa primera idea y en lo que todas esas ideas juntas pueden sostener, que es lo que hace la estructura de una hoja.

Una vez nos dibujó dos ejércitos: uno era el de Napoleón; y así nos daba clases de ese tipo. Eso yo creo que lo puede entender cualquiera porque eran clases conceptuales.

Luego uno iba, y a la hora de componer, esas cosas arrojaban mucha luz sobre la materia en la que uno trabajaba cotidianamente. O por lo menos yo supe darle un sentido práctico a todas esas ideas. Porque pude hacer una analogía entre lo que él mostraba y lo que era específicamente mi trabajo. Yo creo que eso es lo que él quería. Así que la deuda que tengo con él es profundamente cultural y conceptual. Aparte de que también como amigo tengo una gran deuda.

Que todo niño quiere atesorar
(Ante una intervención que recuerda que la canción de Silvio dedicada a Violeta Parra coincide con otra que hizo Joaquín Sabina, dedicada también a la chilena)

Mira, si es otro es una casualidad, pero si es Joaquín (risas), lo dudo.

Yo lo único que digo es que mi disco está terminado desde junio del año pasado (2009). De entonces a acá se ha hablado de ese disco hasta pa´ hacer dulce, y las letras se han publicado en todas partes, y yo sé cómo es Joaquín (risas).

Cuando digo que yo sé cómo es Joaquín, ¿qué quiero decir? Joaquín es mi amigo, mi amigo querido, y esto quizás sea una manera de hacerme una señal desde lejos. Además de reflejar la admiración que seguramente siente por Violeta Parra. Porque Joaquín es un gran admirador y un gran practicante de la música de Latinoamérica, se sabe todo lo ocurrido y no dudo que se sepa todas las canciones de Violeta Parra.

Pero lo más probable que haya sucedido es que Joaquín supo que ahí había una canción y dijo “déjame colarme aquí”. Es lo que yo pienso, vamos a ver que él me responde por eso.

Pero déjenme el brazo de Maceo
(Ante una pregunta que lo invitaba a confesar qué canciones de Violeta Parra le hubiera gustado cantar)

Bueno “Volver a los diecisiete”, ¿no? “Volver a los diecisiete” es una obra maestra. Y también ese de… —tararea una melodía—… “La carta”, que fue la primera canción que escuché de ella. Es una canción que estremece…

De Violeta podría cantar muchas, casi todas. “El capitán”, es una obra de música contemporánea… Ya Violeta lo que se estaba proponiendo ahí era un sentido de la complejidad, la estructura, del desarrollo de la forma.

Hágase libre lo que fue deber
(Ante las innumerables peticiones que lo invitaban a hacer giras por varios países de América Latina y Europa)

Ahora mismo no pienso hacer ninguna gira. Estoy haciendo música para cine en estos momentos. Yo tuve ahora un período, inmediatamente anterior, que me tuve que alejar de todo, de todo. Tuve hepatitis, para no hacerlo un misterio tampoco. Estuve cinco meses ahí, trancado. Y ahora estoy regresando, recién estoy regresando. Y tengo mucho trabajo acumulado. La música para dos películas, para empezar. Una que ya comencé y la otra más grande todavía me espera y, no voy a tener tiempo inmediatamente de hacer muchas giras.

En algún momento me gustaría, sobre todo aquí en Cuba, cuando coincidamos todos los músicos que hicimos este disco, tocarlo un poquito por ahí. Tocarlo para pasarla bien, para divertirnos, y en distintos ámbitos. Quizás no en lugares demasiado grandes, porque es una música que yo creo que se siente mejor, que es más sabrosa de sentir en lugares más pequeños.

Restauren lo decrépito que veo

Yo durante años renuncié a escribir la palabra amor. No porque no me interesara o porque no lo sintiera, sino porque a veces el amor es una cosa, es una palabra tan manida, se puede usar para todo. “Esto yo lo hice con mucho amor”, “aquello lo hice con mucho amor”, todo se hace con mucho amor. A veces es un poco ridículo.

Pero para hacer canciones, además de amor, hace falta estudiar un poco de otras materias, ¿no? Y practicar mucho romper papeles, eso de “cómo gasto papeles…” no es una frase poética, era la verdad, llevaba horas escribiendo cosas y botando. Entonces hay que gastar muchos papeles, invertir mucho tiempo y sacarse sangre de los dedos, a veces, para que te quede bien un acorde, para que te quede bonito; o sea, hay que trabajar realmente para hacer canciones sobre lo que sea. Cualquier cosa que uno las quieras hacer, hay que trabajar mucho y por supuesto, también hay que sentir amor.

Y, para conducirlo, su razón

Si, es cierto, estoy desempolvando algunas cosas. Es probable que este año, este mismo año incluso, por lo menos pudiera salir un disco más. No solo cosas con el grupo Diácara.

Hay un disco con Diácara que empezamos una vez en México, que tratamos de continuar en otro país y se nos frustró. Yo creo que esa experiencia con Diácara fue importante. Quizás fue demasiado reciente de aquella cosa tan brillante que hubo con Afrocuba y a mí me parece que Diácara, pobrecito, pagó un poco esa casualidad. Porque cuando oigan ahora el trabajo musical que se hizo en ese momento es probable que mucha gente se quede asombrada. No tiene nada que ver con lo que se hizo con Afrocuba, y sin embargo en un trabajo muy interesante, muy riguroso. Eran unos músicos, o son unos músicos extraordinarios todos. Andan por ahí. Y todo aquello que teníamos a medio hacer, que se nos quedó a medio hacer, ha estado Olimpia con la ayuda de Ana Lourdes, mezclándolo. Yo de vez en cuando me acerco, escucho un poquito, digo más o menos esto no, esto sí. Así, más o menos lo vamos haciendo. Yo creo que este año es muy probable que tengamos ese material.

Pero no solamente eso. Tengo un disco inédito con Afrocuba. Tengo un disco inédito con Afrocuba que es el disco de los temas del repertorio que yo hacía con ellos. No son canciones nuevas, eran las canciones viejas mías las que montamos juntos. Y las versiones que se hicieron con Afrocuba son realmente espectaculares, sobre todo los arreglos, con la participación de todos nosotros, pero que fundamentalmente escribieron ellos. Es muy probable que también continuemos con eso, así que ahí hay material que podrá salir en los próximos meses.

Es hora de volver a hacer el viaje
(Ante la pregunta de que la nueva trova nació para ser incómoda pero, tantos años después, ¿cuánto acomodo queda por vencer y cuánto de rebeldía por mostrar todavía?)

Bueno, no sé. Si, transgredimos cosas pero también nos apoyamos en cosas ya hechas. En realidad inventamos poco. Lo que pasa es que la música y la materia artística en voces diferentes siempre suena diferente; y el tiempo le va imprimiendo una huella distinta a las cosas. Yo no sé, esa pregunta sería mejor que se la hicieran a gente más joven, ¿no? Porque yo sigo haciendo canciones, de hecho en estos días he estado haciendo canciones, pero no creo que lo que yo haga de ahora en adelante sea, ni mucho menos, lo más importante de mi obra. Yo creo que es a los jóvenes a quien hay que hacerle esa pregunta y que las canciones de los jóvenes sean quienes la respondan.

A la semilla de José Martí
(Ante la pregunta de si hará otras canciones para esos ángeles que murieron en la tierra y que no merecen el olvido)

Ahora mismo estoy haciendo canciones con temas muy específicos. Esto te da una libertad relativa, porque siempre tienes que estar pensando, aunque hables con un lenguaje muy abierto, aunque hables de cosas que aparentemente no tengan que ver, siempre tienen que ver.

Ojalá se me ocurran canciones así, qué más quisiera yo. Yo mando, pero hasta un punto, en eso. He tratado a veces de hacer canciones sobre ideas, sobre temas que me parecen necesarios a los que le faltan canciones, y realmente no me han salido. Yo no puedo programar lo que hago. Puedo tener una idea y quizás puedo insistir en esa idea hasta que me vaya sensibilizando, a veces a fuerza de insistir como una gotica que va horadando la piedra, pero realmente no puedo programarlo. A veces no sale. Y eso mejor es no forzarlo. Creo yo, es mi opinión.

Agradecimientos de Silvio

Sí, me queda darle las gracias por habernos acompañado en este lanzamiento. Siempre es muy, pero muy estimulante ver a tantos amigos, y a tantos que uno no conoce también, eso es tan estimulante como ver a los amigos.

Y me siento sinceramente, profundamente agradecido, con que ustedes hayan estado aquí hoy con nosotros. Muchas gracias. (Aplausos).

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(Transcripción de la Conferencia de Prensa ofrecida por Silvio Rodríguez en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, el 26 de marzo de 2010. Realizada por Keyttia Pintón Alemenares, del equipo de Cubadebate)


Tomado de Cubadebate


Entrevistas: Roberto Fernández Retamar: razones para vivir



Enviado el Jueves, 18 de Marzo del 2010 (17:25:59)
Entrevista a Roberto Fernández Retamar, director de Casa de las Américas: “si en lo exterior tengo figura de Quijote, por dentro tengo más de Hamlet” • El poeta cubano y presidente de Casa de las Américas habla de su vínculo con la Argentina, de Borges y de Fidel Castro • Cerca de cumplir ochenta años, reflexiona sobre la nostalgia y la muerte

por Sergio Marelli

Un frente frío proveniente de Canadá obró la rareza de que el invierno de La Habana se parezca, aunque sea pálidamente, a la idea que nosotros tenemos de esa estación. El mal humor del mar impide caminar por el Malecón; uno tras otro se suceden los latigazos de espuma. Frente al Malecón, en las calles 3ra y G, de El Vedado, se yergue con perfil de templo laico la Casa de las Américas, institución cultural que Fidel Castro fundó a los pocos meses de que triunfara la revolución, cuando después de tanta humillación toda Cuba se puso a vivir.

En un comienzo la Casa fue presidida por Haydee Santamaría, heroína del Moncada; años después, regresado de su destino diplomático en París, la continuó en el cargo Roberto Fernández Retamar, nacido en La Habana en 1930. Doctorado en La Sorbona y en la Universidad de Londres, ejerció la docencia en las Universidades de Yale, Praga y Bratislava; diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba y en la actualidad miembro del Consejo de Estado, pero, por sobre todas las cosas, Fernández Retamar es uno de los más grandes poetas de nuestro continente —“uno de los que mejor han expresado las grandes disyuntivas que la revolución cubana ha traído”, dijo Roque Dalton; en tanto Mario Benedetti celebró que en la obra de Retamar “la Revolución aceleró una madurez que acaso solo hubiera llegado con muchos años más de esa incolora frustración que tan bien conocemos en el resto de América Latina”.

Su don poético quedó demostrado en numerosos libros: Elegía como un himno, Buena suerte viviendo, Vuelta de la antigua esperanza, Con las mismas manos y Que veremos arder, entre muchos títulos que se intercalan con clásicos de la ensayística latinoamericana nacidos de su pluma, como Calibán, Para una teoría de la literatura hispanoamericana y Concierto para la mano izquierda; libros que conforman una obra que tiene el mismo efecto que la sorpresa de la luz en los ojos de un recién nacido.

Con él estuvimos conversando en el primer piso de Casa de las Américas, en su despacho —aunque esta palabra es engañosa, porque remite a una atmósfera estéril y muerta; y el lugar de trabajo de Retamar, con la sencillez de sus muebles, la calidez de sus retratos y adornos, la multitud de libros desparramados por el piso y trepando por las paredes como plantas luminosas, y la bonhomía que se respira a pleno pulmón, son el lugar ideal para comprobar que hay puertas a los sueños que se abren con palabras, que no hay frontera geográfica ni ciego bloqueo que el diálogo no consiga burlar.

Tiene un prodigioso parecido con el Quijote, no solo en la indisimulable semejanza física sino también en la fabulosa capacidad de soñar con mundos mejores. En lugar del yelmo de Mambrino lleva una boina calada; este Caballero Andante de la palabra, próximo a cumplir ochenta años, espanta toda solemnidad con la revolucionaria virtud de su sonrisa, y una bella manera de discurrir por la memoria y lo por venir con una voz a un tiempo poderosa y tierna, que se hamaca al ritmo de su mecedora.

¿Cuáles son los primeros apuntes que haría para un autorretrato?

—No me tienta autorretratarme, como tampoco escribir mis memorias, según me han solicitado. Pero en una ocasión dije, y repito ahora, que si en lo exterior tengo figura de Quijote, por dentro tengo más de Hamlet.

¿Qué mirada tiene sobre el momento actual de Latinoamérica?

—Comparto el criterio que hace poco le escuché a Frei Betto: nuestra América está viviendo ahora una primavera. Sin olvidar cuestiones tan negativas como los sombríos sucesos de Honduras o el establecimiento también sombrío de siete bases estadounidenses en Colombia y otras que se anuncian. Ya teníamos la presencia de la IV Flota en aguas nuestras. Nos esperan muchas pruebas. Pero confío en que no cejará la primavera.

¿Cuáles son las primeras imágenes que le vienen a la memoria cuando piensa en la Argentina?

—Escribí sobre esto al frente del libro Fervor de la Argentina (Buenos Aires, Ediciones del Sol, 1993), cuyo título, como es obvio, es un homenaje intertextual a Borges, cuyo libro Fervor de Buenos Aires cumplía entonces setenta años. Mis primeras imágenes de la Argentina remiten a mi niñez. Nací en 1930, y al ser derrotada la noble República Española en 1939, mi país quedó cortado de España. Poco después, con el comienzo de la llamada Segunda Guerra Mundial, quedamos también cortados del resto de Europa.

»Así las cosas, existiendo apenas en la Cuba de entonces editoriales o cine propio, y recibiendo oleadas de producciones estadounidenses, México y la Argentina nos proveían de publicaciones y películas de nuestra lengua. Dije en una ocasión que podría sintetizar mi condición de lector de textos procedentes de la Argentina con estos títulos sucesivos: Biliken, Leoplán, Sur. Qué festival el de los libros y las revistas que nos llegaban de la Argentina. Ellos, con películas y canciones —claro, sobre todo tangos—, son las primeras imágenes que conservo de su país.

¿Qué ideas, anécdotas, impresiones asocia al escuchar los siguientes nombres: Rodolfo Walsh, Julio Cortázar, Haroldo Conti?

—A los tres, escritores extraordinarios y compañeros entrañables, los conocí en La Habana. En primer lugar a Rodolfo, cuando en 1959, con Masetti, Gabo y otros tercos locos, contribuyó a fundar Prensa Latina (en esa ocasión me presentó a Waldo Frank, a la entrada de una pequeña librería habanera); en 1963, a Julio, y algo después a Haroldo. Todos fueron estremecidos por el sismo de la Revolución Cubana, que cambió sus vidas.

»Contribuyeron a unir nuestros vínculos con la Casa de las Américas. Los tres formaron parte del jurado del Premio de la institución (Haroldo, además, lo obtuvo con una novela maravillosa), los tres colaboraron en la revista Casa de las Américas, de los tres se publicaron libros por la Casa, con los tres mantuve honda correspondencia: cartas de ellos aparecieron en el mentado libro Fervor...

»Sobre Julio y Haroldo escribí poemas, como también sobre Juan Gelman, Martínez Estrada, Paco Urondo y Borges (en ese orden). Los asesinatos de Rodolfo y Haroldo nos dolieron en el alma. Y, claro, también nos dolió la muerte de Julio, a quien vi por última vez en Managua, rodeado de otros relámpagos, de otras realidades, de otras esperanzas. Cada uno con un sello inconfundible, eran tres personalidades distintas, unidas por la voluntad de llenar al mundo de belleza y de justicia».

¿Cuándo y en qué condiciones conoció a Fidel Castro?

—Lo vi varias veces cuando ambos éramos alumnos en la Universidad de La Habana, aunque él es cuatro años mayor que yo, que estudiaba Filosofía y Letras mientras él lo hacía en Derecho, pero creo que para entonces (mediados del siglo XX) él era ya lo que se llamaba alumno “por la libre”, que no estaba obligado a asistir a clases. No obstante lo cual, a cada rato se presentaba en la Universidad. Lo rodeaba una leyenda: en 1947 había participado en una expedición que se propuso derrocar al tirano de la República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo; en 1948, cuando proyectaba organizar un congreso de estudiantes latinoamericanos, vivió en Colombia la experiencia del Bogotazo.

»Calculo que lo vi a partir de 1949 o 1950 (yo ingresé en Filosofía y Letras a finales de 1948). Y lo recuerdo particularmente en un mediodía en que los alumnos de izquierda habíamos tomado la Universidad en desacuerdo con una subida en el precio del transporte público. En esa ocasión caminábamos sin rumbo fijo por la plaza central de la Universidad, cuando Fidel se encaramó en una tarima que había sido usada la noche anterior por el Teatro Universitario, y nos dirigió la palabra. Se refirió a líderes estudiantiles corruptos que estaban vinculados con el gobierno, y de repente dijo: “Pero hace mucho calor aquí, vamos a ir conversando, en protesta, hasta el Palacio Presidencial”. En aquella ocasión que no puedo olvidar, lo oí hablar en público por primera vez».

¿En qué se parecen y en qué se diferencian el Fidel de entonces y el de ahora?

—Es claro que Fidel ha cambiado: ha crecido. Pero a partir de la personalidad que alcanzó ya en aquellos años. Cuando se cumplió medio siglo de su entrada en la Universidad (que fue en 1945), dijo en un discurso en el Aula Magna que en dicha Universidad se hizo martiano, se hizo revolucionario y se hizo socialista. El resto de su prodigiosa vida ha sido fiel a las vivencias o las revelaciones que tuvo en sus años universitarios.

¿Podría contar algún recuerdo del Che?

—Varios he contado en el libro Fervor… y también, sobre todo, en otro libro mío del que hay una edición argentina: Cuba defendida (Buenos Aires, Nuestra América, 2004); en los que hablé de este hombre a quien tuve la inmensa dicha de conocer un poco y admirar sin reservas. No sé si el lector y la lectora de esta entrevista se animen a buscar esos libros, por lo cual volveré a contar aquí algo. A mediados de marzo de 1965 coincidí azarosamente con el Che en un vuelo Praga-La Habana, el último viaje que él haría abiertamente antes de salir a pelear en “otras tierras del mundo”. El avión tuvo un desperfecto y pasamos varios días con sus noches en Shannon, Irlanda, sin tabaco que fumar y prácticamente sin libros que leer, salvando algunas ocasionales incursiones en el ajedrez y el dominó, no teníamos otra cosa que hacer sino hablar y hablar.

»En cierto momento el Che me preguntó: “¿A qué atribuyes que la Unión Soviética se haya ido a la mierda?”. Mi respuesta no interesa, pero sí la del Che: él estimaba que lo que había desviado el curso de la Revolución en aquel país era la implantación de la Nueva Política Económica (NEP), y el hecho de que la prematura muerte de Lenin le impidió haber rectificado a tiempo».

¿Qué cosas que le quitó el tiempo le pediría que le devuelva?

—No todos, pero sí los mejores momentos de mi juventud.

¿Hay algún conjuro contra la nostalgia de lo perdido?

—Hay dos expresiones que se dan de cachetes. Una es el refrán español “que me quiten lo bailao”. Otra, la cita de Dante según la cual “no hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria”. Para la primera, está abolida la nostalgia; para la segunda, ella es abrumadora. No creo que haya tal conjuro, pero sí la satisfacción de vivir entre seres amados, y la esperanza de ir a encontrar, aun en la vejez (en 2010 cumpliré ochenta años), cosas nuevas: amistades, experiencias.

¿La lectura de algún libro puede fortalecer al hombre frente a la idea de la muerte?

—Borges, que se consideraba más que un buen escritor (sabemos que lo fue en grado sumo) un buen lector, llegó a adquirir —frente a la idea, a la certidumbre de la muerte— la actitud de un estoico. No hace mucho se publicó en libro el diario de Bioy Casares sobre Borges. Dudo mucho que Bioy hubiera autorizado esa publicación. Pero a lo que vamos: allí aparece un Borges íntimo con una suerte de serenidad frente a la muerte que Bioy no compartía. También Alfonso Reyes llegó a tener esa actitud. ¿La derivaron ambos de sus copiosas lecturas? Quién sabe.

¿Cómo se lleva con esa idea?

—Descubrí mi condición mortal siendo niño, y durante años padecí una atroz tanatofobia. No comprendía cómo personas inteligentes podían vivir de un modo al parecer tranquilo sabiéndose (como tenían que saberse) mortales. Cuando, sabe Dios cómo, fui saliendo de ese estado, me topé a mis quince años con la obra de Unamuno. El primer libro suyo que leí fue Mi religión y otros ensayos breves (por supuesto, en la edición argentina de Austral). Luego seguí leyéndolo, y me impresionó en particular, como es de suponer, Del sentimiento trágico de la vida. Como he citado a Borges, recuérdese que él, quien también admiró mucho a Unamuno, no compartía la aspiración a no morir del gran vasco. En lo adelante, no puedo decir que me haya reconciliado con esa, digamos, idea, pero he encontrado razones para vivir y la esperanza de que algo de mí pervivirá en gente amada que a lo mejor no he de conocer nunca.

¿Con qué palabras nombraría el futuro que sueña?

—El comunismo tal como lo hubiera realizado José Martí.


Tomado de www.miradasalsur.com

Opiniones: Los magistrales relatos del guerrillero Walsh


Desde el 25 de marzo de 1977 se encuentra desaparecido el trascendental periodista, escritor, dramaturgo, traductor y revolucionario argentino Rodolfo Walsh, quien se adelantó una década al llamado New Journalism con Operación Masacre

por Matías Néspolo

Hace hoy exactamente treinta y dos años caía acribillado Rodolfo Walsh, en Buenos Aires y a plena luz del día, poco después de arrojar al buzón su célebre “Carta Abierta a la Junta Militar”, en la que denunciaba las torturas y el terrorismo de Estado al cumplirse un año del golpe de Videla. Su cuerpo jamás fue encontrado y pasó a engrosar la lista de 30.000 desaparecidos, pero su nombre se convirtió en leyenda.

La leyenda del escritor comprometido, pionero de la no ficción en castellano, que se adelantó una década al llamado New Journalism con Operación Masacre (1957); la del periodista, amigo de la Revolución cubana, que fundó la agencia Prensa Latina junto a Jorge Masetti, García Lupo, Onetti y García Márquez; la del criptógrafo que descifró la operación de la CIA y previno la invasión de Bahía de Cochinos. O la del militante de Montoneros que, en los años de plomo, creó la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA) para combatir con información el terror militar.

Lo cierto es que el guerrillero Walsh no empuñó un fusil, sino una vieja Remington. No disparó balas, sino palabras que quedaron en buena parte sepultadas por el mito. “La obra de Walsh ha sido muy mal leída tanto por sus más fervientes admiradores como por sus detractores”, dice la editora de Veintisiete Letras Viviana Paletta, autora del esclarecedor prólogo a sus Cuentos completos. El sello madrileño conmemora el aniversario de su muerte con la edición, por primera vez en un solo volumen, de toda su narrativa.

La vida a salto de mata y clandestina de sus últimos años le impidió a Walsh dar su ansiado salto a la novela. Sin embargo, sus Cuentos completos lo revelan como un maestro indiscutible de las distancias cortas, incluso en sus facetas menos conocidas como el relato fantástico y el cuento breve de corte humorístico. La obra reúne —además de sus cuatro libros de relatos publicados en vida: Variaciones en rojo (1953), Los oficios terrestres (1965), Un kilo de oro (1967) y Un oscuro día de justicia (1973)— una veintena de cuentos desperdigados en diversas revistas.

Traductor de Chandler y Hammett, dramaturgo, periodista, Walsh personificó más que ningún otro escritor latinoamericano la tensión entre la torre de marfil de la literatura y la urgencia de la acción política. Un conflicto que resolvió —sobre todo a partir de ¿Quién mató a Rosendo? (1967), obra de testimonial en la línea de Operación Masacre— a favor de la acción política llevando el compromiso sartreano hasta las últimas consecuencias. Sin embargo, el militante revolucionario nunca dejó de escribir relatos. Y ambas esferas, la del periodista de investigación y la del narrador, se beneficiaron mutuamente.

Así como Walsh echó mano de los procedimientos típicos de la ficción literaria como la intriga, el suspense y la reconstrucción de escenas y diálogos para dar vida a sus obras testimoniales y a sus textos de combate, la dimensión política y los recursos de la no ficción apuntalan sus mejores relatos. El cuento “Esa Mujer”, incluido en Los oficios terrestres, narra el diálogo entre “un general de apellido alemán” y un periodista obsesionado por entrar el cuerpo de “una muerta” célebre que jamás se nombra, pero que sin duda es Eva Perón. Y el mismo Walsh aclara en una nota que “la conversación (...) es, en lo esencial, verdadera”.

Relatos como “Fotos”, sobre la reacción de los estancieros terratenientes ante Perón, o “Cartas”, sobre los teje y manejes de la oligarquía agraria y los caciques locales durante la llamada “década infame”, se construyen sobre documentos testimoniales y adquieren pleno sentido en el contexto político. Incluso en sus piezas más autobiográficas, como la llamada “saga de los irlandeses” basada en su experiencia infantil en internados religiosos, la dimensión política es crucial. “El pueblo aprendió que estaba solo”, dice el narrador de “Un oscuro día de justicia” cuando los jóvenes internados se dan cuenta de que ningún mayor vendrá a librarlos del cruel celador. Un mensaje muy claro lanzado por Walsh poco después de la muerte del Che Guevara.

Lo mismo puede afirmarse hasta de sus largos relatos policiacos de Variaciones en rojo, —tres breves “novelas policíacos deslumbrantes”, como las llamó García Márquez— donde la denuncia del poder criminal del dinero y la corrupción intrínseca del sistema capitalista es evidente. Y la misma destreza en el manejo de la condensación y la elipsis se percibe en el Walsh narrador, como en el Walsh militante autor de textos de combate. Seguramente porque el escritor perseguía el mismo fin por dos caminos opuestos: “la eficacia”, como explica la editora Viviana Paletta, “la eficacia en la denuncia y la eficacia en el texto literario, en un trasvase absoluto de recursos e intenciones”.


Tomado de El Mundo