jueves, abril 08, 2010

Opiniones: “Segunda cita”: ideas que un cantor lanza para participar en el debate



Enviado el Lunes, 29 de Marzo del 2010 (15:11:55)
“Tengo más razones para creer en la Revolución, que en sus detractores”, sentenció categóricamente el trovador cubano Silvio Rodríguez este viernes durante la presentación de su más reciente disco Segunda Cita, en la Casa de las Américas

En conferencia de prensa en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, el autor de “Ojalá” aseguró que cualquier disco que hubiera hecho por esta época en que se cumplen cincuenta años de la Revolución cubana, se lo habría dedicado a ese acontecimiento. “Me parece muy bien que el mundo hable y nosotros también, y muy bien que se abra la crítica, las opiniones, el debate… Estos tiempos piden a gritos una revisión de conceptos y hasta de instituciones… Pero estoy viendo amplificados los asuntos que tienen que ver con Cuba y yo tengo más razones para creer en la Revolución que en sus detractores”, dijo.

Dijo que el nuevo CD se llama Segunda cita, porque cuando hizo su disco Cita con Ángeles se dio cuenta que tendría que dedicarle otros “a los ángeles de mi tierra”, aunque en el ínterin hizo un disco intermedio.



“Quizá este disco no es tan controversial —internacionalmente— como Cita con Ángeles, pero sí lo será aquí adentro. Son las ideas que un cantor lanza para participar en el debate”, añadió.

Asimismo este fonograma es una deuda con su pueblo pues toca distintos problemas actuales de la sociedad cubana y no tiene un carácter internacional como lo tuvo su predecesor.

A una pregunta de La Jiribilla, medio en serio y medio en broma, dijo que su próximo disco en esta trilogía quizás se llame Cita en el infierno, y confirmó la presencia inspiradora de sus ángeles vivos, necesarios para que estas canciones fueran posibles.



Silvio celebró además el reciente recital en La Habana de la banda puertorriqueña Calle 13 y las declaraciones de sus miembros, la valentía de venir a la Isla y el hecho de que le hayan dedicado una canción al patriota Filiberto Ojeda. “Apoyo completamente la actuación y lo que dijeron”, reafirmó.

Segunda Cita contiene doce temas entre los que destaca uno dedicado a la ya fallecida trovadora chilena Violeta Parra y otro al escritor colombiano Gabriel García Márquez, con una sonoridad diseñada para un trío acústico.

Luego de la presentación, el disco —que se grabó y mezcló entre octubre de 2008 y junio de 2009 en los estudios Ojalá— se puso a la venta en moneda nacional en los diversos espacios de la Casa de las Américas.



Los temas fueron compuestos por Silvio entre los años 2003 y 2009 y cuenta con arreglos de Robertico Carcassés —salvo los temas que abren y cierran el fonograma, que son arreglos del propio Silvio—, y con la participación de Oliver Valdés (baterías y percusión), Feliciano Arango (contrabajo), Niurka González (flauta y clarinete), así como con Haydée Milanés y Melvis Estévez en los coros, entre otros excelentes intérpretes.

El encuentro fue trasmitido vía Internet por el portal La Ventana y el trovador cubano pudo responder diversas preguntas enviadas por internautas de varios países del continente.


Tomado de La Jiribilla

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A DESENCANTO, OPÓNGASE DESEO

Transcripción de las respuestas de Silvio Rodríguez en la Casa de las Américas, durante la conferencia de prensa en la que se presentó su más reciente disco Segunda Cita

por Silvio Rodríguez

En realidad cualquier disco que hubiera hecho en estas fechas lo hubiera dedicado al 50 aniversario de la Revolución, porque el año pasado que fue cuando se terminó el disco y cuando debió haber salido se celebraba ese aniversario.

Se llama Segunda Cita porque hice un primer disco que se llamó Cita con ángeles y, recuerdo que en la misma conferencia de prensa dije que veía venir la cita con los ángeles de mi tierra. En el interín hubo otro disco por el medio, porque a veces las canciones se van preparando. Uno va reuniendo material para los discos, buscando las canciones afines con lo que uno quiere decir, cuando tuve eso lo hice y por eso se llama Segunda Cita.



Me parece muy bien que el mundo hable de lo que desee hablar y me parece muy bien que nosotros, los cubanos, hagamos lo mismo. Me parece —siempre me ha parecido, no ahora— muy bien que se amplíe la posibilidad, el acceso a decir, a comentar, a criticar, a opinar, a discutir.

Creo que pertenezco a una generación que se caracterizó justamente por hacer un arte —en ese sentido— comprometido. Comprometido con eso, con la autocrítica, con la crítica, con el intercambio, con la discusión. Un arte en el que circulaba, que pretendía que circulara el pensamiento a través de él.

Y digo lo mismo, ahora, al cabo de todos estos años —no son cincuenta pero son ya cuarenta y tantos, cuarenta y tres o cuarenta y cuatro de vida artística—: me parece muy bien; y para mí país es lo mismo, estoy viendo un poco amplificado últimamente situaciones hacia Cuba y contra Cuba que durante todos estos cincuenta años las he visto, idénticas. Y en este momento, quizás producto de las características de la tecnología, parece, pareciera, que hay como un consenso superior contra Cuba.

Pero yo, que llevo cincuenta años viviendo en Cuba, y que conozco todo eso que ha pasado, sigo teniendo muchas más razones para creer en la revolución que para creer en sus detractores.



Profundícese el surco de la huella
(Ante una intervención que plantea si esa continua mirada al cielo responde a un interés por descansar, por un mundo de ocio, sin revolución)

Hay un momentico en una canción, que se llama “Sea Señora”, que dice:

A desencanto, opóngase deseo.
Superen la erre de revolución.

Pareciera que quien pregunta la oyó. Claro si suprimimos la “r” de “revolución” lo que queda es “evolución”. A eso me refiero. Es imposible que haya un mundo en semejante estado de reposo, ya sería el mundo de los muertos.

Y no, el mundo es el mundo de los vivos y el futuro es el futuro de la vida. Quizás este disco no sea tan controversial desde el punto de vista del debate internacional, como lo fue Cita con ángeles. Casi todas las canciones de Cita con Ángeles yo las hice en un mes y medio, una cosa así, y fue la conmoción que tuve por la agresión a Iraq, tanto que hubo un momento que tuve que quitar canciones, porque el disco era demasiado sangriento. Sí, yo dije: bueno se van a querer suicidar los que escuchen esto, y tuve que aflojar y poner otros temas para suavizar un poco. Pero lo que decía es que quizás este disco no sea en ese sentido internacionalmente tan controversial, pero yo creo que sí puede ser controversial nacionalmente. Porque es un disco que está prácticamente vuelto hacia nuestra realidad, hacia los problemas de nuestra realidad, los conflictos que todos sabemos que hay, y bueno, son ideas que como siempre un cantor lanza para participar de esa manera en el debate.



Sea señora
(Ante una petición del público lee el texto de la canción “Sea señora”)

Sea señora la que fue doncella.
Hágase libre lo que fue deber.
Profundícese el surco de la huella;
reverdézcanse sol, luna y estrellas
en esa tierra que me vio nacer.

A desencanto, opóngase deseo.
Superen la erre de revolución.
Restauren lo decrépito que veo,
pero déjenme el brazo de Maceo
y, para conducirlo, su razón.

Seguimos aspirantes de lo mismo
que todo niño quiere atesorar:
una mano apretada en el abismo,
la vida como único extremismo
y una pequeña luz para soñar.

Las fronteras son ansias sin coraje.
Quiero que conste de una vez aquí.
Cuando las alas se vuelven herrajes,
es hora de volver a hacer el viaje
a la semilla de José Martí.

Sí, esta es una de las canciones fundamentales. Curiosamente, y volviendo a la posible proyección, o la deficiente posible proyección internacional que pueda tener este disco, justamente las canciones que más hablan de los conflictos nacionales y de la vida de aquí en Cuba, son las que han ignorado las primeras críticas internacionales que ha tenido este disco. Por lo menos en Argentina. Las canciones que no menciona el crítico, son estas. Todas las que hacen referencia al conflicto nacional cubano las omiten, y es que no lo entienden, obviamente.

No es una idea nueva el concepto de reinventar la Revolución. Ha estado vigente siempre, lógicamente, y es cierto que no siempre se ha conseguido. A veces hemos caído en la retórica, a veces nos hemos adormecido. Yo creo que este es un momento en que sí, la Revolución, la vida nacional, el país, pide a gritos una revisión de montones de cosas, desde conceptos hasta instituciones. Hay muchas cosas que hay que revisar en Cuba, y he escuchado —siempre extraoficialmente y jamás (por supuesto, lamentablemente) en nuestra prensa— que esas cosas se están revisando. Dios quiera que así sea.

Cuando las alas se vuelven herrajes
(Ante una pregunta de si el hecho de que “las alas se han vuelto herrajes” se debe a que se han hecho en fraguas norteamericanas y si corresponde a los jóvenes cambiar el curso de los acontecimientos)

Yo creo que sí, que hay responsabilidades por parte del hostigamiento que ha sufrido Cuba, sin dudas, pero también tenemos responsabilidad nosotros. No es solo el hierro que nos mandan de afuera, no, no, es cómo hemos usado ese hierro nosotros. Pienso que el bloqueo hay que terminarlo, pero hay mucha gente que espera cosas de nosotros. Este país, yo creo que no se puede comportar con la normalidad —y pongo entre comillas esa normalidad— que esperan de él, porque no es un país normal. No es un país normal por lo que ha pretendido ser, en primer lugar, y tampoco es un país normal por el tratamiento que se le ha dado al ver lo que ha pretendido. O sea, muchas anormalidades nos rodean, propias y externas.

Pero lo cierto es que ha habido mucho temor ante esas anormalidades —siempre entre comillas— que nosotros aspirábamos que se realizaran. Y si algún día realmente logran aplastar la idea de la Revolución, yo creo que siempre va a quedar lo terrible, sobre todo para ellos, es que va a quedar el bichito: si nos hubieran levantado el bloqueo, ¿cómo hubiera sido la cosa?

Ese es el problema: yo creo que la deficiencia, que esos herrajes, el que esas alas se hayan transformado en herrajes, se debe a ellos y a nosotros. No podemos echarles toda la culpa a ellos, porque es mentira, nosotros sabemos que tenemos culpa también, y creo que vamos a ser mejores y vamos a ser más grandes si lo reconocemos y si las enfrentamos sin miedo. Eso es lo que yo pienso.



La vida como único extremismo
(Ante una pregunta de si tiene pensado extender la saga con ángeles a un tercer disco)

¿El próximo disco con ángeles? Se me acaba de ocurrir Cita en el infierno (se ríe). Los ángeles vivos son los que animaron este disco. Si todos estuvieran muertos, yo creo que no hiciera ya ni canciones.

Quiero que conste de una vez aquí
(Ante una intervención que lo animó a pronunciarse a propósito de la actuación de Calle 13 en La Habana)

Apoyo completamente la actuación de esos muchachos (Calle13), y también lo que dijeron. Empecé a apoyarlos desde antes, desde que se planteó el Concierto Paz sin Fronteras, que no fue fácil compaginar unas ideas y otras, y ahí estuvimos todo el tiempo apoyando la idea de que se realizara. Y me parece maravilloso que jóvenes de Puerto Rico, del hermano Puerto Rico, estén tan claros, sean tan solidarios, continúen esa tradición de solidaridad que siempre ha caracterizado la relación de nuestros pueblos y que digan cosas tremendas como las que dicen en sus canciones.

A mí me llamó la atención desde el momento en que supe que le habían hecho una canción a Filiberto Ojeda, hace mucho tiempo conozco la canción y me parece admirable.

Es hora de volver a hacer el viaje
(Ante una pregunta de si jóvenes —como los músicos que participaron en el disco— tienen posibilidades de mostrar su obra al mundo)

Parte de esos jóvenes (los que participaron en el disco Segunda Cita) no están aquí hoy precisamente porque están dando a conocer su trabajo en el mundo. O sea que sí, que esos jóvenes constantemente están entrando y saliendo y participando del concierto juntos y revueltos, porque ellos trabajan juntos a veces, pero también trabajan con distintas agrupaciones.

Y respecto a trabajar con ellos, hace más de diez años que Robertico (Carcassés) y yo habíamos hablado de la posibilidad de hacer algo en colaboración; pero a veces esas cosas se van tirando, uno no puede y el otro sí, y entonces a veces no hay coincidencia, por eso mismo de que uno está corriendo por un lado y el otro por el otro.

Siempre me ha gustado rodearme de músicos diferentes, que hacen diferentes cosas. Creo que mi discografía habla por sí sola. Cuando uno trabaja con otro músico aprende muchas cosas, y siempre cada músico tiene algo que enseñarte, y algo que aportar. Una manera de hacerla, una manera de entenderla, una manera de interpretarla, una manera de acentuarla, todo esto es muy enriquecedor. Si esas canciones yo las hubiera hecho, digamos, más o menos con los mismos arreglos, pero con otros músicos resultarían completamente distintas. Entonces es maravilloso que hayamos conseguido esto.

Y una pequeña luz para soñar

Este disco tiene como un común denominador que es un trío de jazz, o sea, bajo, piano y batería y a veces guitarra que yo puse también, eso es, básicamente. Por momentos hay más percusión, por momentos hay metales, por momentos hay hasta cuerdas, pero siempre lo fundamental, el peso del disco, es ese sonido acústico del trío, o cuarteto. Es una experiencia. Yo he trabajado con jazzistas siempre, empezando por los del Grupo de Experimentación Sonora, todos eran jazzistas. Después Afrocuba, todos eran jazzistas, Irakere, Chucho, etc., siempre he trabajado con jazzistas, pero partir del trío así nunca lo había hecho, no sé por qué. Me gusta el trío porque siempre le vi un poco como un trío de jazz captando estándares, que son tan lindos esos estándares. O lo que le llaman estándares, que son esos temas, esas canciones, esas baladas de jazz, que se eternizan y que todo el mundo hace versiones de ellas…

Durante muchos años, no me preocupó en lo absoluto. No sabíamos, empezamos a cantar internacionalmente y no teníamos ni idea de que se cobraba por cantar. Imagínense lo que es hacer —esto no lo digo yo solo, lo ha dicho mucha gente—, hacer lo que a ti te gusta y que además te paguen. ¿Tremendo eso, no? Entonces es como una bendición.

Seguimos aspirantes de lo mismo
(Ante la pregunta de si estaría dispuesto a compartir su obra de manera informal)

Yo nunca he estado en contra de que la gente se pase los discos. Soy yo de los que cree más en el copyleft que en copyrigth.

Pero también creo —quizás no en mi caso, que soy un autor ya de más de cuarenta años de autoría—, pienso en los autores nuevos, en muchos que a veces solamente hacen dos o tres canciones en su vida, y con esas canciones se mantienen, con las que viven, incluso su familia. No porque no hagan más, sino porque son las que tienen suerte, son las canciones que tienen suerte.

Y pienso, ¿cuál es el destino de esa gente? Y pienso, me pregunto, si es justo despojarlos de esa forma de vivir. Y creo que habrá que llegar a un entendimiento, porque está muy bien que la música se conozca, pero también yo creo que es justo que las personas, los que hacen un trabajo —sea físico o intelectual—, vivan de eso.

Reverdézcanse sol, luna y estrellas
(Sobre Leo Brouwer)

Yo no conocía a Leo desde el ICAIC, ya veníamos juntos del ICRT, y Leo en esa época ya había incluso arreglado canciones mías para cantantes. El trabajaba allí en el ICRT como orquestador y como director, y ya él me había pedido algunas canciones para orquestarlas. Y ya habíamos incluso intercambiado impresiones respecto a problemas no tan musicales, sino más bien éticos, vivenciales, y ya éramos más o menos amigos. Claro, el ICAIC me permitió el grupo, el aprendizaje, y conocer a Leo un poco más desde ese otro ángulo de Maestro.

Y aunque yo no tenía nivel —yo era uno del grupo de Experimentación Sonora que, si no era el de más bajo nivel musical, por lo menos era de los que más bajo lo tenían—, porque no tenía antecedentes de estudios musicales. Había estudiado un poquito de música a los siete u ocho años, pero muy alejado en el tiempo. Yo era completamente empírico cuando llegué allí; y lo que se me pegaba era de escuchar a algunos músicos dar opiniones, de ver como se hacían algunas cosas, pero todo muy empíricamente.

Entonces cuando llegué allí, y empecé a relacionarme con Leo, yo no tenía nivel para las clases que daba Leo y muchísimo menos para las clases que daba Federico Smith. Federico Smith daba clases para graduados de composición del ISA, ahora los graduados de composición del ISA podrían entender, yo te diría esforzándose, algunas clases que daba Federico Smith.

Federico Smith estaba en otro planeta, estaba en otra galaxia, y Leo era un poquito más terrícola. Pero Leo —aunque yo no tenía nivel para entender las clases de Leo— daba conceptualmente una serie de ideas que te eran muy útiles. Yo le llamaba, más que clases musicales, yo le decía a sus clases: de “ética musical”. Leo te ayudaba a resolver cuestiones estructurales, te hacía un diagrama en la pizarra y no te hacía falta saber los intervalos como se movían, ni mucho menos. Con saber sencillamente un poquito de dibujo te dabas cuenta de lo que te quería decir.

Por ejemplo, Leo era capaz para explicarte un fenómeno estructural dibujando la hoja de un árbol. Primero la parte más gruesa, luego los filamentos que se desprenden de esa parte gruesa, y luego lo que comprende la hoja. Y a partir de eso te daba un sentido de lo que eran las estructuras, en lo que se basa una idea, en lo que se desprende de esa primera idea y en lo que todas esas ideas juntas pueden sostener, que es lo que hace la estructura de una hoja.

Una vez nos dibujó dos ejércitos: uno era el de Napoleón; y así nos daba clases de ese tipo. Eso yo creo que lo puede entender cualquiera porque eran clases conceptuales.

Luego uno iba, y a la hora de componer, esas cosas arrojaban mucha luz sobre la materia en la que uno trabajaba cotidianamente. O por lo menos yo supe darle un sentido práctico a todas esas ideas. Porque pude hacer una analogía entre lo que él mostraba y lo que era específicamente mi trabajo. Yo creo que eso es lo que él quería. Así que la deuda que tengo con él es profundamente cultural y conceptual. Aparte de que también como amigo tengo una gran deuda.

Que todo niño quiere atesorar
(Ante una intervención que recuerda que la canción de Silvio dedicada a Violeta Parra coincide con otra que hizo Joaquín Sabina, dedicada también a la chilena)

Mira, si es otro es una casualidad, pero si es Joaquín (risas), lo dudo.

Yo lo único que digo es que mi disco está terminado desde junio del año pasado (2009). De entonces a acá se ha hablado de ese disco hasta pa´ hacer dulce, y las letras se han publicado en todas partes, y yo sé cómo es Joaquín (risas).

Cuando digo que yo sé cómo es Joaquín, ¿qué quiero decir? Joaquín es mi amigo, mi amigo querido, y esto quizás sea una manera de hacerme una señal desde lejos. Además de reflejar la admiración que seguramente siente por Violeta Parra. Porque Joaquín es un gran admirador y un gran practicante de la música de Latinoamérica, se sabe todo lo ocurrido y no dudo que se sepa todas las canciones de Violeta Parra.

Pero lo más probable que haya sucedido es que Joaquín supo que ahí había una canción y dijo “déjame colarme aquí”. Es lo que yo pienso, vamos a ver que él me responde por eso.

Pero déjenme el brazo de Maceo
(Ante una pregunta que lo invitaba a confesar qué canciones de Violeta Parra le hubiera gustado cantar)

Bueno “Volver a los diecisiete”, ¿no? “Volver a los diecisiete” es una obra maestra. Y también ese de… —tararea una melodía—… “La carta”, que fue la primera canción que escuché de ella. Es una canción que estremece…

De Violeta podría cantar muchas, casi todas. “El capitán”, es una obra de música contemporánea… Ya Violeta lo que se estaba proponiendo ahí era un sentido de la complejidad, la estructura, del desarrollo de la forma.

Hágase libre lo que fue deber
(Ante las innumerables peticiones que lo invitaban a hacer giras por varios países de América Latina y Europa)

Ahora mismo no pienso hacer ninguna gira. Estoy haciendo música para cine en estos momentos. Yo tuve ahora un período, inmediatamente anterior, que me tuve que alejar de todo, de todo. Tuve hepatitis, para no hacerlo un misterio tampoco. Estuve cinco meses ahí, trancado. Y ahora estoy regresando, recién estoy regresando. Y tengo mucho trabajo acumulado. La música para dos películas, para empezar. Una que ya comencé y la otra más grande todavía me espera y, no voy a tener tiempo inmediatamente de hacer muchas giras.

En algún momento me gustaría, sobre todo aquí en Cuba, cuando coincidamos todos los músicos que hicimos este disco, tocarlo un poquito por ahí. Tocarlo para pasarla bien, para divertirnos, y en distintos ámbitos. Quizás no en lugares demasiado grandes, porque es una música que yo creo que se siente mejor, que es más sabrosa de sentir en lugares más pequeños.

Restauren lo decrépito que veo

Yo durante años renuncié a escribir la palabra amor. No porque no me interesara o porque no lo sintiera, sino porque a veces el amor es una cosa, es una palabra tan manida, se puede usar para todo. “Esto yo lo hice con mucho amor”, “aquello lo hice con mucho amor”, todo se hace con mucho amor. A veces es un poco ridículo.

Pero para hacer canciones, además de amor, hace falta estudiar un poco de otras materias, ¿no? Y practicar mucho romper papeles, eso de “cómo gasto papeles…” no es una frase poética, era la verdad, llevaba horas escribiendo cosas y botando. Entonces hay que gastar muchos papeles, invertir mucho tiempo y sacarse sangre de los dedos, a veces, para que te quede bien un acorde, para que te quede bonito; o sea, hay que trabajar realmente para hacer canciones sobre lo que sea. Cualquier cosa que uno las quieras hacer, hay que trabajar mucho y por supuesto, también hay que sentir amor.

Y, para conducirlo, su razón

Si, es cierto, estoy desempolvando algunas cosas. Es probable que este año, este mismo año incluso, por lo menos pudiera salir un disco más. No solo cosas con el grupo Diácara.

Hay un disco con Diácara que empezamos una vez en México, que tratamos de continuar en otro país y se nos frustró. Yo creo que esa experiencia con Diácara fue importante. Quizás fue demasiado reciente de aquella cosa tan brillante que hubo con Afrocuba y a mí me parece que Diácara, pobrecito, pagó un poco esa casualidad. Porque cuando oigan ahora el trabajo musical que se hizo en ese momento es probable que mucha gente se quede asombrada. No tiene nada que ver con lo que se hizo con Afrocuba, y sin embargo en un trabajo muy interesante, muy riguroso. Eran unos músicos, o son unos músicos extraordinarios todos. Andan por ahí. Y todo aquello que teníamos a medio hacer, que se nos quedó a medio hacer, ha estado Olimpia con la ayuda de Ana Lourdes, mezclándolo. Yo de vez en cuando me acerco, escucho un poquito, digo más o menos esto no, esto sí. Así, más o menos lo vamos haciendo. Yo creo que este año es muy probable que tengamos ese material.

Pero no solamente eso. Tengo un disco inédito con Afrocuba. Tengo un disco inédito con Afrocuba que es el disco de los temas del repertorio que yo hacía con ellos. No son canciones nuevas, eran las canciones viejas mías las que montamos juntos. Y las versiones que se hicieron con Afrocuba son realmente espectaculares, sobre todo los arreglos, con la participación de todos nosotros, pero que fundamentalmente escribieron ellos. Es muy probable que también continuemos con eso, así que ahí hay material que podrá salir en los próximos meses.

Es hora de volver a hacer el viaje
(Ante la pregunta de que la nueva trova nació para ser incómoda pero, tantos años después, ¿cuánto acomodo queda por vencer y cuánto de rebeldía por mostrar todavía?)

Bueno, no sé. Si, transgredimos cosas pero también nos apoyamos en cosas ya hechas. En realidad inventamos poco. Lo que pasa es que la música y la materia artística en voces diferentes siempre suena diferente; y el tiempo le va imprimiendo una huella distinta a las cosas. Yo no sé, esa pregunta sería mejor que se la hicieran a gente más joven, ¿no? Porque yo sigo haciendo canciones, de hecho en estos días he estado haciendo canciones, pero no creo que lo que yo haga de ahora en adelante sea, ni mucho menos, lo más importante de mi obra. Yo creo que es a los jóvenes a quien hay que hacerle esa pregunta y que las canciones de los jóvenes sean quienes la respondan.

A la semilla de José Martí
(Ante la pregunta de si hará otras canciones para esos ángeles que murieron en la tierra y que no merecen el olvido)

Ahora mismo estoy haciendo canciones con temas muy específicos. Esto te da una libertad relativa, porque siempre tienes que estar pensando, aunque hables con un lenguaje muy abierto, aunque hables de cosas que aparentemente no tengan que ver, siempre tienen que ver.

Ojalá se me ocurran canciones así, qué más quisiera yo. Yo mando, pero hasta un punto, en eso. He tratado a veces de hacer canciones sobre ideas, sobre temas que me parecen necesarios a los que le faltan canciones, y realmente no me han salido. Yo no puedo programar lo que hago. Puedo tener una idea y quizás puedo insistir en esa idea hasta que me vaya sensibilizando, a veces a fuerza de insistir como una gotica que va horadando la piedra, pero realmente no puedo programarlo. A veces no sale. Y eso mejor es no forzarlo. Creo yo, es mi opinión.

Agradecimientos de Silvio

Sí, me queda darle las gracias por habernos acompañado en este lanzamiento. Siempre es muy, pero muy estimulante ver a tantos amigos, y a tantos que uno no conoce también, eso es tan estimulante como ver a los amigos.

Y me siento sinceramente, profundamente agradecido, con que ustedes hayan estado aquí hoy con nosotros. Muchas gracias. (Aplausos).

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(Transcripción de la Conferencia de Prensa ofrecida por Silvio Rodríguez en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas, el 26 de marzo de 2010. Realizada por Keyttia Pintón Alemenares, del equipo de Cubadebate)


Tomado de Cubadebate


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