sábado, febrero 13, 2010

Con Liliana Herrero: de menos a más



Fidel Díaz • La Habana - La Jiribilla
Fotos: Richard


La peña “Trovando” que hacemos entre El Caimán Barbudo y la EGREM todos los miércoles en el patio-bar de los estudios Areito de la EGREM, ha tenido un enero argentino con la presencia del dúo Cadencia, Cuatro de trovas y Liliana Herrero. Gracias a la labor del Centro Pablo de la Torriente disfrutamos de estos intercambios culturales que, en días del ALBA resultan urgentes. La integración de nuestros pueblos latinoamericanos tiene que pasar, en primer lugar por el abrazo de nuestras culturas. Por los lazos y raíces comunes que tenemos debería ser un proceso natural y bien avanzado, sin embargo, los amos universales nos tienen fragmentados, aislados y con una máscara mediática para que solo podamos ver su trillado, enmohecido y entontecedor sistema de estrellas, de seudoarte, y mutilar así la poesía de nuestro hábitat. Necesitan los señorones que seamos no más que corderos pendientes de las vidrieras y los maniquíes. Gracias a Telesur, podemos empezar a romper ese cerco mediático que nos circunda, pero estamos aun en la oscuridad casi total. La música, que es como el rostro de nuestros pueblos, no ha emergido aún a la mirada del otro. Somos hermanos desconocidos, solo los que falsifican nuestra música, la banalizan, empobrecen y destiñen en función del modelo caricaturesco de nosotros mismos, que nos tratan de imponer los señorones mediáticos universales, entran en el circuito de artistas “consumibles”.
EN MP3




LILIANA HERRERO
Confesiones del viento


1. Confesión del viento - Juan Falú, Roberto Yacomuzzi Escuchar canción...
2. Volver a los 17 - Violeta Parra Escuchar canción...
3. Guitarra dímelo tú - Atahualpa Yupanquí Escuchar canción...
4. Palabras para Julia - Paco Ibañez, J. A. Goytisolo Escuchar canción...

Una de las más importantes figuras de la música de nuestro continente estuvo entre nosotros, la argentina Liliana Herrero.

VER: Con Liliana Herrero: de menos a más

Excelentes propuestas como el Dúo Cadencia o Cuatro de Trovas participaron en algunos espacios como el Trovazo de Yamira Díaz en Pinar del Río, el evento de trova Longina, de la AHS en Santa Clara, así como presentaciones en el Centro Pablo de la Torriente gracias a los cuales los tuvimos entre nosotros. De ellos escribiré próximamente a propósito del primer año de la peña Trovando, ahora quiero detenerme en una de las más importantes figuras de la música de nuestro continente que estuvo entre nosotros, Liliana Herrero.

Como de regalo en una noche de enero Trovando, llegó al patio-bar de Areito —directo del aeropuerto— de la mano de Víctor Casaus y María Santucho, en plena descarga. Con la sencillez de la grandeza, diría Martí, se sentó con nosotros Liliana, bebiendo lo que ocurría en el interior de las canciones —y no únicamente. Tocaban sus coterráneos de Cuatro de Trovas, cuando se animó a cantar. Para intentar apresar lo que es su canto solo se me ocurre decir que si se pudiera perforar un pozo en un rincón cualquiera de la Argentina hasta llegar al centro de la tierra, lo que encontraríamos al llegar allí sería el punto de nacimiento de la voz de Liliana Herrero.

Esta catedrática de Filosofía se ha adentrado a fondo en el estudio de las culturas de su pueblo —que no es solo el de los disímiles rincones argentinos. Está dotada de una sensibilidad y capacidad de poetizar que no cesan. Gracias a esa energía Liliana nos entrega grandes canciones de los más apartados rincones del tiempo y el espacio del Sur, creando con ella un nuevo discurso, que es en esencia aquel sentimiento hondo original, pero repoetizado por su alma, por sus vivencias, por las más intensas ganas de decir en ese segundo en el que su voz entra en erupción. El sufrimiento y los sueños del hombre humilde se expresan en ella.

Lo increíble es que muy pocos entre nosotros sabían de Liliana Herrero, incluso entre músicos y hasta especialistas, había cuanto más una vaga referencia o algún rastreador que había escuchado uno de sus discos.

Invito a leer la síntesis de su obra y reconocimientos que adjuntamos en recuadro, adelanto que ha grabado más de 11 discos, tres de ellos producidos por Fito Páez; su voz ha estado presente en varios filmes argentinos importantes; grandes músicos como Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta, Teresa Parodi, Juan Falú han trabajado con ella, entre muchos otros.

Más allá de cualquier trayectoria, basta escucharla un instante para tener una idea de la dimensión de la obra de esta mujer de esa América nuestra que desconocemos. Es cierto que vino, en visita personal, a conocer Cuba, pero duele —y mucho, como reza el bolero— que si peinamos el Sur hay miles y miles de importantes creadores, que nos son absolutamente desconocidos. Nuestros espíritus desperdician los días que tenemos para la fiesta existencial con demasiada mediocridad sonora, achatando las almas, limitando la capacidad de poetizar. Nos urge arrancarnos de la mente el chaquetón massmediático de Norteamérica, ponernos la camisa al codo, hundir las manos en la masa y extraer de las raíces de los Andes esa savia de los pueblos que enriquece las vidas en un perenne proceso creativo. A Liliana le gusta decir “vamos a más” y es tiempo de apretarnos para que esa riqueza cultural sea bien común, caudal infinito por el cual se sumen los múltiples afluentes de la vida de nuestros pueblos, hacia una patria grande, diversa, entrañable, humana.

Liliana Herrero (22 de abril de 1948 —Villaguay, Entre Ríos, Argentina). Licenciada en Filosofía. Ex directora de la Carrera de Filosofía de la Universidad de la Ciudad de Rosario y actual catedrática de la misma Facultad.

Discografía



* Liliana Herrero — 1987
* Esa Fulanita —1989
* Isla del tesoro —1994
* El diablo me anda buscando (Liliana Herrero en vivo) —1997
* El tiempo, quizá —1998
* Recuerdos de provincia —1999
* Confesión del viento —2003

1. Confesión del viento - Juan Falú, Roberto Yacomuzzi Escuchar canción...
2. Volver a los 17 - Violeta Parra Escuchar canción...
3. Guitarra dímelo tú - Atahualpa Yupanquí Escuchar canción...
4. Palabras para Julia - Paco Ibañez, J. A. Goytisolo Escuchar canción...

* Litoral (CD Doble) —2005
* Igual a mi corazón —2008

Dos álbumes junto a Juan Falú:

* Leguizamón-Castilla —2000
* Falú - Davalos —2004

Su canto ha obtenido múltiples galardones. Entre otras, ha obtenido:

*Premio Konex 1995 y 2005, como una de las cinco mejores cantantes de ambas décadas.

*Premio Konex 2005, como uno de los cinco mejores grupos de la década, por su dúo con el guitarrista Juan Falú.

*Premio GARDEL como artista de folclor "Nuevas formas" por su disco Confesión del viento. (2004)

*Distinguida como Artista Peón por la benemérita Des Orden de la Tuerca. Museo Saavedra. Buenos Aires. (2004)

*Primer Premio al Ensayo "La impaciente tensión. Bosquejos musicales de la memoria cultural argentina" otorgado por la Comisión de cultura del Honorable Senado de la Nación. (2001)

*Elegida Miembro Invitado del Consejo Argentino de la Música dependiente de la Unesco, título otorgado "a las personalidades más relevantes del país que dedican su labor a la música con total entrega, talento, calidad y seriedad". (1999)

*Elegida por la Revista Rolling Stone mejor cantante femenina del año. (1999)

*Elegida por las Organizaciones no-Gubernamentales de la Mujer a representarlas como cantante en Pekín, ante el Congreso Mundial de Mujeres. (1995)

Ha presentado su música en los más diversos escenarios del mundo como: Maison de l' Amérique Latine (París), Foro de organizaciones no-gubernamentales de la mujer. (Pekín, China), Argentine Music & Film Festival (Londres), Festival "Em scena" (Porto Alegre), Festival Río Garonne (Toulouse, Francia), Clamores (Madrid), IV Mercado Cultural (San Salvador de Bahía, Brasil), La Mar de Músicas (Cartagena, España), Club de Jazz Medio y Medio (Punta del Este), Festival América do Sul (Corumbá, Brasil); además de presentarse en los más diversos teatros, encuentros y festivales a lo largo de toda la Argentina.



Ha participado con sus interpretaciones en diferentes filmes como:

*Nordeste, un filme de Juan Diego Solanas. 2005 | Tema musical de cierre: El cometa rojo

*Hermanas, un filme de Julia Solomonoff, 2005 | Tema musical de cierre: Rezo por vos

*El cielito, un filme de María Victoria Mennis, 2004 | Tema principal: Canción del Jangadero

*Memoria del saqueo, un filme de Pino Solanas 2004 | Tema: Confesión del viento

*Kamchatka, un filme de Marcelo Piñeyro, 2002 | Tema musical de cierre: Palabras para Julia

*Vidas Privadas, un filme de Fito Páez, 2002 | Tema musical de cierre: Una larga noche

*El viaje, un filme de Pino Solanas 1992 | Banda de sonido editada por Milán Sur, Francia


Una carta inédita de Cintio Vitier


Jesús Lozada • La Habana

En 1994 Eliseo Diego y Fina García Marruz, junto a Roberto Fernández Retamar, premiaron mi primer libro de poesía en el Concurso Pinos Nuevos. En el lanzamiento, hace ya quince años, en la Feria del Libro, cuando se hacía en Pabexpo, Cintio recibió, en nombre de los dos, un ejemplar y levantándolo sobre su cabeza me dijo: "Soy muy feliz por esto". No se refería a mi libro, aunque él estaba incluido, se refería a la enorme grandeza de un país en ruinas que priorizaba la Cultura y la Poesía, que había descubierto que solo es posible lo que se funda sobre su cimiento.

Pasaron dos años y en medio de una crisis espiritual descubrí a Thomas Merton, Fray María Luis, el poeta y monje trapense, nacido en Francia pero americano hasta la raíz, en el sentido pleno de esa palabra que entraña pertenecer al mundo. Leí todo cuanto pude hallar de ese autor. Buscando descubrí su amistad y ligamen espiritual con el padre Ernesto Cardenal y con Cuba. Supe que existían cartas inéditas dirigidas a Cintio. Y le escribí, le pedí que tradujera y publicara aquellas cartas. También se lo pidieron mis amigos Rafael Almanza y Carlos Manresa. Y él lo hizo generosamente. Encontró en Enrique Ubieta Gómez un editor capaz. Era 1996 y aparecieron las cartas en la revista Contracorriente (Abril/Mayo/Junio, 1996, Año 2, Número 4, páginas 54 a la 63). José Adrián Vitier, nieto del poeta, las tradujo y él hizo un prólogo extenso y enjundioso que valdría la pena que leyeran. Como epílogo se reproduce Glosa del pecado de Ixión, poema de Merton que tradujo Cintio. Antes él me había escrito una carta, la primera y única que recibí. Está escrita a máquina más por generosidad que por distancia. Es la que transcribiré al final. Lo hago como homenaje a Cintio Vitier, fundador de Patria, y hombre de pureza singular.

Agradezco la carta, los recuerdos de mis breves encuentros con ellos, pero hay uno que es para mí una verdadera anticipación del Paraíso. Les cuento.

Vivíamos mi familia y yo en el Cerro, mi suegra en el Vedado, y fui a buscar a mi hijo, pero quise aprovechar y asistir a la misa dominical en la Parroquia de Línea, la de los Padres Dominicos. Unos bancos más abajo estaba el matrimonio de poetas. Mis ojos y los de ellos contemplaron la gloria cuando Jesús, pequeño pan, era alzado.

Tanta luz merece el silencio, mi silencio. Termino.

La Habana, 4 de abril de 1996
Jesús Lozada Guevara
Querido amigo:

Desde que recibí su hermosa carta del 11 de marzo me estoy ocupando de darle cabal respuesta. Por lo pronto le encargué a mi nieto José Adrián —el hijo de José María—, recién graduado en lengua y literatura inglesas, la traducción de las cartas que Merton me escribió. Algunas las recibí traducidas por el propio Merton, pero su español era muy defectuoso y, aunque a mí me encantan esas graciosas versiones, me pareció mejor utilizar los textos publicados en The courage for truth (The letters of Thomas Merton to writters), New York, 1993. Ese trabajo ya está realizado, y nada me gustaría más que responder al pedido de ustedes dando a conocer enseguida ese breve epistolario (unilateral, porque no guardo copia de mis cartas). Pero resulta que después de la muerte de Merton recibí una comunicación del director del Thomas Merton Studies Center advirtiéndome que su correspondencia solo puede publicarse con “específica autorización” de The Merton Legacy Trust, institución a la que corresponden los derechos del mencionado libro. Me veo obligado, pues, a solicitar esa autorización (para la traducción al español y la edición no lucrativa en Cuba). Supongo que nos la concederán, pero tenemos que esperar. Entre tanto vamos a pedir en nuestras oraciones, como ustedes ya empezaron a hacerlo, su intercesión a favor de nuestro país y del suyo. No olvido que él me escribió el 1ro. de agosto de 1963: “I do think that the United States has failed miserably in understanding the Cuban revolution and in communicating with those in charge of it. The ambiguities and confusions that have followed from this have been very tragic.”

Con nuestros mejores votos para ustedes, los abrazan y les dan las gracias Fina y Cintio Vitier.

Cartas de Thomas Merton


Cintio Vitier
Ilustraciones: José Luis Fariñas
(cedidas especialmente para este dossier)La Jiribilla

I

Respondo con estas líneas y traducciones al pedido que me hizo el joven poeta camagüeyano Jesús Lozada Guevara, quien en su nombre y en el de Rafael Almanza y Carlos Manresa, que recientemente habían descubierto a Father Louis (nombre adoptado por Thomas Merton en la Abadía trapense de Gethsemani, Kentucky), me escribía:

"Me siento invitado a pedirle que publique las cartas que el Padre Merton le escribiese. Hágalo y será un hermoso servicio a Cuba y a los EE.UU. La torpeza y ferocidad de ese gobierno no puede cegar a nuestro pueblo, allí también la santidad es posible. La gente de los EE.UU. debe saber que el fuego también arde en esta Isla y que aquí también Dios es posible. El trapense, los ayunantes de San Diego, Martín y todos nosotros se lo estamos rogando. (La Habana, 11 de marzo de 1996)."

Ya me había referido a las cartas de Merton en las páginas leídas el 25 de enero de 1985 en Managua, con motivo de los 60 años de Ernesto Cardenal,[1]que fue quien me puso en relación con Merton desde nuestro primer encuentro en México, en agosto de 1961. Estábamos todos aún bajo el reciente impacto de Playa Girón y aproximándonos, sin saberlo, a la crisis de octubre, sobre la cual Merton escribiría su condenatoria “Glosa al pecado de Ixión”. Ambas fechas, y sus tremendas resonancias espirituales en nosotros (quiero decir ahora Fina García Marruz, Eliseo Diego, Octavio Smith, Roberto Friol y yo, que entonces trabajábamos, juntos en la Biblioteca Nacional), fueron el telón de fondo de aquella relación epistolar que se extendió hasta finales de 1966.

En la primera carta que recibí de Thomas Merton (7 de diciembre de 1962), él me decía: “es raro. Pero tengo muchos amigos latinoamericanos, porque solo así puede uno ser “americano” de veras: es decir renunciando a ser únicamente “estadounidense”, lo que sería un destino miserable. Pues de eso vienen tantos problemas: del hecho de que tanta gente aquí sea provinciana e ignorante, y no pueda entender lo que pasa allá”. Esta voluntad suya de ser americano integral era para nosotros su rasgo decisivo como cristiano y como poeta. En la misma carta ya me hablaba de Vallejo y de sus amigos de Nicaragua, añadiendo con su gracioso español que oscilaba entre la sorprendente precisión y la frase pintoresca: “estoy casi parte de un movimiento de allá, aunque me quede siempre aquí”. (Sobre el español, que como lector paladeó desde Santa Teresa hasta Vallejo, escribió muy buenas observaciones en las páginas de La montaña de los siete círculos dedicadas a su estancia en Cuba, de la que hablaremos después.)

En cuanto al “movimiento de allá” del que se sentía casi partícipe, tratábase desde luego del vigoroso movimiento poético orientado en la patria de Darío por José Coronel Urtecho y Pablo Arando Cuadra, recogido inicialmente por Ernesto Cardenal en su Nueva poesía nicaragüense (1949). De Cuadra y Cardenal hizo Merton esmeradas traducciones en Emblems of a season of fury(1961), así como del misterioso Alfonso Cortés. El eje de estas relaciones fue cardenal, que en 1957 entró como novicio a la Abadía donde Merton era monje desde el 41. Como traductor de los apuntes que allí escribió Cardenal, Merton lo comparó con los maestros chinos de la dinastía Tang. También tradujo algunos de sus Epigramas, que reflejan la lucha contra Somoza el viejo y constituyen ejemplo de la mejor poesía política de nuestro Continente. Así el poeta revolucionario de La Hora 0, el novicio de Gethsemani, el fundador de Nuestra Señora de Solentiname en las soledades del Lago de Nicaragua, fue para Merton un precioso vaso comunicante.

Supongo que también Cardenal lo inició en Vallejo, sobre el cual escribió una carta memorable dirigida a Clayton Eshleman en junio de 1963, en la que dice que “es el poeta más universal, católico en este sentido (el único real), de este tiempo, el más católico y universal de todos los poetas modernos, el único poeta desde (¿quién, dante?) que es en todo como Dante”, y también es “un fenómenos grandioso, muchísimo más magnífico (en el sentido clásico) que Neruda, precisamente a causa de que es más pobre en todos los sentidos”. Y que “la traducción de Vallejo es no solo una empresa interesante y preciosa, sino un proyecto de importancia verdaderamente grande y urgente para la especie humana”. Y, finalmente, que “Vallejo es un gran poeta escatológico, con un sentido profundo del fin y, además, de los nuevos comienzos (acerca de lo que no se expresa).” Esta última intuición me hizo pensar en los estudios de Juan Larrea, a quien envié copia de dicha carta. Larrea la publicó en Aula Vallejo y Merton me escribió (26 de mayo de 1964) a propósito de ese contacto y de unas páginas mías de deslumbramiento cuando a mi vez descubrí al poeta de los Poemas humanos.

La clave vallejiana, sin duda, permitió a Merton profundizar en su comprensión entrañable de Hispanoamérica. Así en su “Carta a pablo Armando Cuadra sobre gigantes” (1961), uno de los textos más lúcidos e iluminadores, después de analizar los fatídicos sueños de la era nuclear y las apocalípticas relaciones de Gog (el poder) y Magog (el dinero), después de imaginar una combustión atómica de la que solo podrían sobrevivir zonas del planeta pertenecientes a América Latina, Sudáfrica, India (en otras palabras, zonas del Tercer Mundo), observa:


“Si esto ocurriera, sería un suceso de una extraordinaria significación espiritual. Significaría que las culturas más cerebrales y mecanicista, aquellas que han querido vivir más por abstracciones y aislarse cada vez más del mundo natural mediante la racionalización, serán sucedidas por las secciones de la raza humana que ellas oprimieron y explotaron sin la menor consideración ni comprensión para su realidad humana.”

Y añade:

“Característica de estas razas es una perspectiva de la vida totalmente diferente, una perspectiva espiritual que no es abstracta sino concreta, no pragmática sino hierática, intuitiva y afectiva más bien que racionalista y agresiva. Las más profundas fuentes de vitalidad en estas razas fueron selladas por el Conquistador y el colonizador, donde no han sido actualmente envenenadas por él. Pero si esta piedra es removida de la fuente, quizá sus aguas se purificarán a sí mismas con nueva vida y recobrarán su creativo y fecundo poder. Ni Gog ni Magog pueden hacer esto por ellas.”

Remontándose a las raíces históricas y espirituales del conflicto que en nuestros tiempos hace crisis, continúa Merton:

“Una de las grandes tragedias del Occidente Cristiano es el hecho de que a pesar de la buena voluntad de los misioneros y colonizadores, no pudieron reconocer que ‘las razas que conquistaban eran esencialmente iguales a ellos y en algunos aspectos superiores’. Era ciertamente justo que la Europa cristiana trajera Cristo a los indios de México y los Andes, así como a los hindúes y a los chinos; pero donde fallaron fue en su inhabilidad para ‘encontrar a Cristo’ ya potencialmente presente en los indios, los hindúes, y los chinos.”

Lo que falló —glosamos— fue el instinto de los valores precristianos que tuvieron Clemente de Alejandría, Justino y orígenes, para los cuales Heráclito y Sócrates fueron precursores de Cristo. El secreto de mutua incorporación espiritual de la Edad Apostólica se perdió ya desde fines de la Edad Media. En consecuencia:

“Los predicadores del Evangelio para los Continentes recién descubiertos se volvieron predicadores de la cultura y el poder europeos… Omitieron oír la voz de Cristo en los poco familiares acentos de los indios, como Clemente la oyó en los presocráticos. Y ahora, hoy, tenemos una cristiandad de Magog. Es una cristiandad del dinero, de la acción, de muchedumbres pasivas, una cristiandad electrónica de altoparlantes y desfiles.”

Esa incapacidad para entender y amar al extranjero, al extraño, ese desprecio por la voz del “otro”, vino a parar en una civilización de explotadores y turistas. Refiriéndose a sus propios compatriotas, dice Merton:

“Nunca han despertado al hecho de que Latinoamérica es, con mucho, culturalmente superior a los EE.UU., no solo en el nivel de la minoría rica que ha absorbido más de la sofisticación europea, sino también entre las culturas indígenas, desesperadamente pobres, algunas de las cuales están enraizadas en un pasado que nunca ha sido superado en este continente.”

Sentimos que sus conocimientos antropológicos se ligan a su vivencia de Vallejo, cuando, a propósito del turista emblemático de la civilización norteamericana, pregunta: “¿Cómo comprendería que el indio que camina calle abajo con media casa en la cabeza y un agujero en los pantalones, es Cristo?” Palabras de la mayor trascendencia religiosa, humanística, política, y que alcanzan, creo, el más alto nivel del cristianismo en nuestro tiempo.

Pero el conocimiento que tuvo Merton de Nuestra América no comenzó con Vallejo ni con los poetas nicaragüenses de la generación de Cardenal, sino con su visita a Cuba en 1940. De esa visita recuerdo ahora dos testimonios: las páginas que le dedicara en La montaña de los siete círculos (1950), donde se incluyen sus versos a la Caridad del Cobre, y la traducción que nos hizo Roberto Friol de las hojas de su Diario correspondientes al 29 de abril del 40.

Versión contemporánea del género que en el siglo V iniciara San Agustín con sus Confesiones, la mencionada autobiografía abarca 30 años de la vida de Thomas Merton, desde su nacimiento el 31 de enero de 1915 en Prades, Rancias, hasta el día de 1945 en que el Padre Abad de los cistercienses de pronto le dijo: “Quiero que usted siga escribiendo poemas”. El relato propiamente dicho, sin embargo, más bien termina con la noticia de la muerte de su hermano John Paul como aviador en la Segunda Guerra Mundial, el 17 de abril de 1943, y con el inefable poema que entonces le dedicara. Una vida, pues, situada entre las dos guerras cruciales del siglo XX, y que terminaría abruptamente como cumplimiento de las palabras finales del “Epílogo” de La montaña de los siete círculos: “Para que seas el hermano de Dios y aprendas a conocer al Cristo de los hombres abrasados”. Porque, en efecto, de regreso de su viaje al Tibet, donde se entrevistó largamente con el Dalai Lama y los monjes tibetanos, el 10 de diciembre de 1968, el mismo día en que disertó para la televisión italiana sobre “Marxismo y perspectiva monástica”, interpretando estas como rechazo del mundo y deseo de cambio que establecía un inesperado puente entre el monje y el marxista, fue hallado en su habitación, en Bangkok, abrasado por la corriente de un ventilador todavía encendido.

Dentro del proceso espiritual que es el tema de este libro apasionante, insólito viaje de la modernidad hacia la santidad, ya en la Cuaresma del 40 Merton había tomado dos decisiones también insólitamente relacionadas: hacerse sacerdote e ir a un país hispanoamericano, México o Cuba; y esto último, “antes”. Interrumpido el proyecto por una operación de apendicitis que le permitió entregarse a la lectura de Paradiso, de Dante, al fin en la semana de Pascua Florida, pudo viajar a La Habana, donde disfrutó de un verdadero hartazgo de catolicismo latino y popular, sin que las mil tentaciones y estrépitos que lo rodeaban lograran perturbarlo. “Yo vivía”, dice, “como un príncipe en esa isla, como un millonario espiritual.” Es aquí donde hace un alto elogio de la lengua española, de las oraciones que lo saciaban, de las calles con franjas de luces y sombras, de los “enormes vasos de jugos de frutas helados en los pequeños bares, hasta que regresaba a leer a Maritain o Santa Teresa…” Como su propósito era hacer una especie de peregrinación solitaria a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, fue deteniéndose en Matanzas y en Camagüey hasta llegar a Santiago, “montado en un bárbaro ómnibus”.

Los 25 años que entonces tenía se pusieron especialmente de manifiesto una noche en el Parque de la Libertad de Matanzas (presidido por la estatua de Martí, a quien hubiera amado tanto y de quien parece que nunca llegó a tener noticia), donde acabó “haciendo un largo discurso en español mal pronunciado, rodeado de hombres y muchachos, en una multitud abigarrada que incluía a los rojos de la población y a sus intelectuales, a los graduados de la escuela de las padres Maristas y a algunos estudiantes de Derecho de la Universidad de La Habana.” La buena impresión causada por su improvisado discurso sobre la fe y la moral le hizo tan feliz que no podía dormir en aquella habitación de mosquitero y estrellas en la que reconozco el Hotel Louvre de mis propios veinticinco años. En Camagüey disfrutó, leyendo a Santa Teresa, de “las palmeras grandes y magníficas de un jardín enorme que tenía enteramente para mí” (el llamado casino campestre), y de la penumbrosa iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. (“¡La Soledad!”, exclama, “Una de mis mayores devociones”). La vista al Santuario del Cobre, donde pidió a “la virgencita alegre y negra” que le alcanzara el sacerdocio a cambio de su corazón y su primera misa, no pudo tener la intimidad que él quería y se fue de la Basílica con la sensación de una conversación interrumpida. Regresó a Santiago. Pero almorzando en la terraza del hotel, añade: “la Caridad del Cobre tuvo una palabra que decirme.” Esa palabra (a la vez “lo que tenía que decirme y lo que yo tenía que decirle”) era un poema, su primer poema verdadero “o, de cualquier manera, el que me gustó más”. Ese poema se titula “Canción a Nuestra Señora del Cobre”. Ernesto Cardenal lo traduce así:


Las niñas blancas levantan las cabezas como árboles,
Las niñas negras van
Reflejándose como flamencos en la calle.
Las niñas bancas cantan con voces altas como el agua,
Las niñas negras hablan con voces hondas como el barro.
Las niñas blancas abren sus brazos como nubes,
Las niñas negras cierran sus ojos como alas;
Los ángeles hacen reverencias como campanas,
Los ángeles alzan los ojos como juguetes,
Porque las estrellas del cielo
Hacen una ronda:
Y todas las piezas del mosaico del mundo
Se levantan y salen volando como pájaros.


De este modo, así como en Matanzas tuvo el signo incipiente de la predicación y en Camagüey del retiramiento, en Santiago recibió el bautismo de la poesía, siempre en esa cuerda cariñosa que Cuba guardaba para él. Pero fue de regreso a La Habana cuando conoció la más intensa revelación mientras asistía al oficio sacramental, prácticamente en medio del estruendo callejero y los gritos incesantes de un vendedor de billetes, en la Iglesia de San Francisco. La magnitud y al mismo tiempo la simplicidad de esta experiencia nos prohíben tocarla con otras palabras que las que del propio Merton en su Diario del 29 de abril de 1940 y en su autobiografía. Baste afirmar que se trata de un suceso espiritual único en nuestra historia. Y decimos “en nuestra historia” porque, aunque ese evidente que tal experiencia (el conocimiento inmediato, iluminación por amor y júbilo) trasciende a toda historia, de algún modo Merton relaciona su posibilidad real en el tiempo con las características más espontáneas y sencillas de nuestro pueblo. No en vano fue la proclamación del Credo que “salía de todos aquellos niños cubanos” la que propició el suceso.

Consecuentemente, una octava más abajo, es decir, más a nuestro alcance, Merton siempre diría que “se ajustaba más naturalmente a la cultura latinoamericana que a la de Norteamérica” y que “el futro pertenece a Sudamérica”; y que: “Por alguna extraña vía, Latinoamérica tiene mucho que ver con mi vocación: no que yo tenga nada que decir a Latinoamérica, sino que tengo mucho que aprender de ella, y nuestra vocación es aprender del otro.”

Sirvan estas líneas de prólogo o ambientación de las cartas que siguen. Como algunas me las envió traducidas a su español defectuoso, he preferido utilizar los textos originales aparecidos en The letters of Thomas Merton to writers. Selected and edited by Chistine M. Bochen. Farrar, Strauss, Giroux, New Cork, 1993, pp. 235-241. Faltan aquí, sin embargo, sus despedidas, que en las últimas cartas, las de 1966, terminaban con lo que más me conmovía: su pequeño nombre manuscrito, desnudo, familiar, fraterno: “Tom”.

7 de abril de 1996. Domingo de Resurrección

II

Cartas

7 de diciembre de 1962

Desde hace tiempo deseaba agradecerle el haberme hecho llegar sus libros con sus dedicatorias. Me honra haberlos recibido, y también las palabras que los dedican. Supongo que temía no poder mandar cartas a través de la trágica hostilidad que divide a nuestros países y que me causa tanto dolor. Aun así le escribo, con la esperanza de que hagamos contacto. Hágame saber pronto si recibió esta carta.

Le pedí a un editor que le enviara un nuevo libro mío titulado A Merton Reader, que contiene muestras de todo cuanto he pensado y escrito. No sé si lo habrá enviado. En cualquier caso, mañana le mandaré por correo un librito y otros poemas para ver si le llegan en forma. Si resulta, le enviaré muchos más.

Dígame si puede leer en inglés. Supongo que sí. A veces no tengo tiempo de escribir en español, lo que requiere más tiempo y esfuerzo, puesto que no es mi idioma natural, aunque me gusta como si lo fuera.

Dígame también si yo pudiera traducir algunos de sus poemas. Creo que es necesario darlos a conocer aquí. Yo ya he traducido muchos poemas del español, sobre todo de Vallejo y de Carrera Andrade. Tengo muchos amigos poetas en Nicaragua; casi formo parte del movimiento de allá, aunque nunca he salido de aquí. Es extraño. Pero tengo muchos amigos latinoamericanos porque únicamente así puede uno ser de veras “americano”: en otras palabras, ser solo estadounidense sería un destino miserable. De ahí vienen tantos problemas: del hecho de que tanta gente aquí sea provinciana e ignorante, y no pueda comprender lo que ocurre allá.

Me gusta mucho su Canto llano, pero también sus pequeños libros de prosa, que continúo leyendo con mucho placer. Siga escribiendo, y escríbame…

1ro. de agosto de 1963

Hoy recibí su carta del 14 de julio y me pongo a contestarla de inmediato, porque no quiero que se inquiete pensando si me habrá llegado. También recibí a principios de año, dos o tres sobres con poemas suyos y de otros, junto con una carta suya. Lamento mucho no haberle contestado entonces: el problema fue que había tantos poemas buenos; yo quería leerlos, y pensar en ellos, para poder dar una respuesta apropiada, y al final estuve tan ocupado que me fue imposible hacerlo. Son muchos los manuscritos y los libros recién publicados que recibo para comentar. Y no es fácil llevar adelante todo. Por ejemplo hoy, en la misma valija que su carta, recibí una antología de poesía polaca que parece muy interesante: pero ¿seré capaz de escribir inteligentemente acerca de ella? También tengo aquí los manuscritos de tres o cuatro libros de poesía que debo comentar. Ya puede ver que ha sido la falta de tiempo la causa principal de mi silencio. Pero lo lamento mucho, pues lo que más deseo es mantenerme en contacto con usted.

Primero que todo, dígale por favor a Roberto Friol que me llegaron sus poemas el año pasado y me gustaron mucho: que lamento lo de su accidente y me alegro que se haya recuperado. Le mandé a usted un libro mío pero no lo recibió. Voy a intentarlo de nuevo con varios libros pequeños y poemas, nada se pierde con intentarlo. ¿Todavía está en contacto con Ernesto Cardenal? Me imagino que sí. Si duda de poder hacerme llegar algo por los canales ordinarios, quizá podría hacérmelo llegar a través de él. Él aún está en el Santuario de Cristo Sacerdote, en La Ceja, Antioquia, Colombia.

No tengo aquí el número 7 de la revista mexicana El Corno Emplumado, pero lo vi a usted en él. Algunos de los poemas cubanos eran impresionantes. Creo que José Lezama Lima estaba también, si no me equivoco. Esta revista y todos los poemas que me envió no los tengo aquí, sino en una ermita en el bosque. Cuando esté allá podré revisarlo todo y encontraré tiempo para decirle lo que pienso. Me felicito de que usted haya querido traducir el poema de Ixión [“Glosa sobre el pecado de Ixión”], el cual fue en verdad una experiencia tan común para ustedes y nosotros que por poco acaba con todos nosotros. Cualesquiera sean las limitaciones y faltas de los distintos gobiernos, lo esencial es que haya algún entendimiento y comunicación entre ellos, y yo considero que EE.UU. ha fracasado lamentablemente en su comprensión de la Revolución Cubana y en su comunicación con quienes la dirigen. Las ambigüedades y confusiones derivadas de esto han resultado muy trágicas.

La Habana será siempre una ciudad muy querida para mí, como lo es todo lo de Cuba. Ciertamente, en La Habana, me fue dado entender con claridad la realidad del misterio cristiano, por la gracia de Dios, y no puedo evitar creer en las profundas potencialidades cristianas de Cuba y de toda Latinoamérica. Nuca podré olvidar las Iglesias de La Habana o el Santuario de El Cobre.

No sienta que las dificultades en medio de las cuales laboran hacen menos significativas sus vidas. Al contrario, los cristianos vivimos en todas partes en una especie de exilio, y es necesario que todos comprendamos esto. El peligro mayor proviene de identificar la Iglesia con un sistema económico y cultural próspero y sólido, como si Cristo y el mundo hubiesen finalmente acordado ser amigos. La Iglesia necesita cristianos de pensamiento libre y original, con nuevas soluciones, y dispuestos a correr riesgos. Es triste que en Latinoamérica el cristianismo tienda a identificarse con la política del Departamento de Estado en Washington. El hecho de que el Presidente de este país sea, en estos momentos, católico, no tiene mayores consecuencias dentro de la política misma del país: esta no la determina la religión, sino el interés de los negocios. La Iglesia está siendo purificada de tales conexiones, pero la purificación apenas comienza. Ustedes no tienen por qué sentir confusión o duda, sino abrir sus corazones al Espíritu Santo, y regocijarse de Su libertad que nadie puede arrebatarles. Ningún poder en la tierra puede impedirles amar a Dios y unirse a Él. Ni tampoco dependen de la devoción tradicional, puesto que el Señor está junto a ustedes, y vive en ustedes. Su Evangelio no está viejo, ni olvidado; es nuevo, y está ahí para que lo mediten. Por su gracia pueden recibir los sacramentos de la Iglesia y alegrarse de estar en el Cuerpo de Cristo. Y tienen a sus hermanos cristianos y a toda Cuba para amar.

…Siga, por favor, escribiéndome, y envíeme poemas, preferiblemente en paquetes postales pequeños, a través de Cardenal. Le envío hoy unos libros, y si no le llegan trataré de mandar algunos por México o Colombia.

Dios los bendiga a todos. Alégrense en la verdad y no teman nada. Recen por mí. Estoy unido a ustedes en la caridad de Cristo y en su espíritu. Todavía quiero traducir algunos poemas suyos y de sus amigos, pero no he tenido tiempo. Quizá más adelante pueda hacerlo, para alguna revista que esté interesada. No vacilen en mandar cosas. Tengo sus magníficos libros…

4 de octubre de 1963[2]

Sí, me llegó su carta y he estado meditando mucho sobre ella, como también acerca de su poema de Cristo y los Ladrones[3]. He estado pensando en silencio sobre estas cosas, muy lejos del ruido de las respuestas y declamaciones oficiales.

Estoy solo con las colinas de bronce y un vasto cielo, y las sombras de los pinos. A veces las sombras cobran vida con mariposas doradas. En todas partes está la inescrutable, gentil y muy silenciosa faz de la verdad. Nada se dice. En este silencio, y en esta presencia, he estado leyendo sus poemas, y los de Fina y Eliseo y Octavio. Y no he podido encontrar los de Roberto [Friol]. Que me envíe él algunos más, y todos ustedes, por favor, envíenme nuevos poemas. Puede que en medio de este silencio demore un poco en recibirlos, pero llegarán. Ha llegado una época en que la publicación de poemas es como esas semillas pálidas que muy leves vuelan en el aire del bosque entre las sombras azules, y van a caer sobre la yerba donde Dios quiere. Estoy convencido de que en nuestra época la palabra impresa no es leída, pero la hoja de papel que pasa de mano en mano es leída ávidamente. Una época de cartas pequeñas, vacilantes, pero serias y personales, y fuera de la insensata dimensión de lo enorme, lo monstruoso y lo cruel.

Me gustó mucho el poema de Fina sobre la Transfiguración[4], posee una grandeza digna y solemne. Me gustaron también los breves poemas de Eliseo, sobre todo, “La casa del Pan”[5], que intentaré traducir en cuanto tenga tiempo (aunque no es mi fuerte cumplir este tipo de promesas: todavía no he traducido ninguno de los suyos, pero lo haré). Y aquel sobre las cacatúas entre la sombra: muy penetrante[6]. “Ánima viva”[7] de Fina es más difícil y debo leerlo más. De Octavio prefiero “Ambas”[8], hasta ahora. Lo siento, no puedo encontrar los de Roberto aquí.

De Ernesto escuché y me gustó mucho su elegía por Marylin Monroe (el triste absurdo y la vacuidad de todo este mundo de acá)

Realmente la lectura de vuestros poemas en este silencio ha sida muy significativa y seria: mucho más que la publicación de nuevas revistas con manifiestos poéticos. He escrito algo para Miguel Grindberg en Argentina sobre “el poeta y la libertad”, pero a veces me pregunto si tales declaraciones tendrán algún sentido. Me entristecen las diversas afirmaciones programáticas de los poetas, y el alboroto en torno a la libertad por parte de poetas que no tienen ni idea de lo que esta es, que piensan absurdamente que consiste en la libertad de atiborrarse de drogas o algo por el estilo. Algo enfermizo. Qué desperdicio de oportunidades: su libertad es pura ausencia de objetivos, y al final se hunde en la peor clase de antilibertad y arbitrariedad.

Mi libro de poemas (Emblemas de una estación de furias) va a salir en otoño y quiero enviarle un ejemplar. Espero que pueda. ¿Suelen llegarle libros?

Espero que esté bien y lo guardo en mis oraciones. Qué Dios esté con usted siempre y Su verdad nunca lo abandone. Y queden vuestros corazones en Su alegría y Su luz. Daré una misa por todos ustedes en cuanto pueda, tal vez el Día de Todos los Santos. ¿Qué día es la Fiesta de la Caridad de El Cobre? Creo que nunca lo supe. Hoy, por supuesto, es San Francisco.

La luz en la que somos uno, no cambia.

24 de mayo de 1964

Hace ya tiempo desde la última vez que le escribí. ¿Recibió el “Mensaje a los poetas” que envié en el invierno pasado? Espero que sí. Mientras tanto he intentado con ahínco y he logrado contactar con la gente de la Universidad de Córdoba [Argentina]. Ellos me han mandado publicaciones muy interesantes sobre Vallejo, entre ellas el primer número de Aula [Vallejo] en el que está su ensayo sobre él como poeta religioso[9]. Realmente es uno de los mejores ensayos, uno de los más fundamentales, que he leído sobre esa cuestión. De veras es un estudio aclarador y con muchas intuiciones realmente básicas sobre la naturaleza de la poesía y la religión. ¿Ha desarrollado más ese tema? Es un espléndido enfoque existencial, y creo que dice lo que cualquiera necesita para empezar a entender la grandeza de Vallejo. Y creo que el entendimiento y amor a Vallejo, este Inca y Profeta, es la clave para comprender profundamente los problemas y categorías de las dos Américas hoy. En primer lugar, porque toda la poesía de Latinoamérica, la cual tiende a ser más personal y profética que la de EE.UU., siendo al mismo tiempo capaz de hablar más “por el pueblo”, que el subjetivismo individualista y a veces hermético de los poetas de EE.UU., se agrupa alrededor de Vallejo como en torno a su más profundo centro y a una suerte de fuente de vida.

¿Cómo andas tú? Yo he estado ocupado, pero no tan ocupado que no guarde en mí una profunda y constante repulsión contra el activismo y contra los falsos y soberbios optimismos que siempre están disfrutando, como de un triunfo bajo, con algún titular, algún editorial sin sentido, o la sombra de un programa. No necesito buscar fuera del monasterio, donde tenemos a toda hora nuestra cuota de programas.

Me gustan tus citas de Clemente de Alejandría en tu ensayo sobre Vallejo. ¿Te envié alguna vez un librito que escribí sobre Clemente? Ese pasaje está traducido allí también.

Pienso en ti y en todos mis amigos cubanos. Dios los bendiga y los guarde. Hay también una profunda elocuencia en el silencio y la paciencia. Los recuerdo a ustedes en la presencia de Dios y en Su Espíritu.

5 de diciembre de 1965

Gracias por tu excelente carta y por todas las traducciones. Te mando por correo un nuevo libro de poemas [El Camino de Chuang Zu]. Espero que llegue seguro. Me conmovió mucho la respuesta comunal de todos ustedes [Fina García Marruz, Eliseo Diego, Roberto Friol, Octavio Smith y Cintio Vitier], y las traducciones son espléndidas.

Los conozco ahora mejor por la selección que hicieron de los poemas para traducir y por el modo en que los tradujeron.

Pronto escribiré más. Todas mis bendiciones para todos ustedes.

(Traducción de José Adrián Vitier)




III

Glosa del pecado de Ixión[10]
Thomas Merton

Él la vio: esto es, trabajaba.
Amó el deleitable negocio (Juno era el éxito)
Puso los ojos por siempre en el dulce grueso
Enérgico comercio, y el afán
Hizo husmear su mundo.


Nuestro mundo también debe humear y flamear.
Nuestro mundo debe girar. El esfuerzo reventará
Un banco. El trabajo hará correr

(Ruedas dentro de la ruedas)

Los Monopolios.
Él la agarrará. Agárrala firme
En una rauda nube
De erróneas palabras
O vertiginosas comidas!

“ Agarra firme, Ixión! Hazte famoso, fuerte!

Actúa! Embriágate!
Ve a abrazar a la querida madre ganancia en lo oscuro. Posee la tierra,
Posee dinero!”
Sin embargo erró,
Despilfarró.

Gigantes se alzan
Macizos hermanos de amasijo y pelea,
Humeantes buldózer!
Rodantes ciudades, arden!
Monstruos de cristal desgarran
Caras, encendidas con alto dinero,
Fiebre en la prensa.


Gigantescos muchacho mecánico:
Sus sucios ojos giran
Olfatean la historia trabajando
Y vigilan la excesiva matanza.

Pesados parásitos de guerra
Ruedas políticas y generales de cobre
Tragan humo nuclear
Y pierden hombría.
Desvergonzados, ininteligentes,
Pero lo bastante astutos
Para despilfarrar la potencia del sol,
Echar a rodar los planetas,
Profanar al hombre sagrado!

Ahora viene subiendo
De los adentros de la tierra y el infierno
La guerra gigante de Ixión
Rodando y peleando en la roja rueda.

(Traducción de Cintio Vitier)

Notas:

[1] Cf. “En Cuba: antes y después”, en Prosas leves, 1993. (Nota del compilador. Si no se señala lo contrario las notas son de Cintio Vitier)

[2] Merton incluyó la siguiente carta dirigida “A un poeta cubano”, entre sus “Cartas en una época de crisis”, publicadas en Semillas de destrucción.

[3] Se refiere a “La balanza y la cruz”, incluido en Testimonios, 1968.

[4] Se refiere a “Transfiguración de Jesús en el Monte”, incluido en Las miradas perdidas, 1951.

[5] Forma parte de Versiones, 1970

[6] Se refiere a “De la penumbra”, en Versiones, 1970.

[7] Los sonetos así titulados aparecieron en Visitaciones, 1970

[8] Apareció en Crónicas, 1974.

[9] Se refiere a la última sección del ensayo Experiencia de poesía (1944), titulada “La religiosidad. César Vallejo”.

[10] Ixión, el primero en asesinar a alguien de su linaje (Píndaro, Odas píticas, 2), es considerado como el Caín de la mitología griega. Zeus (Júpiter) lo purificó, pero él atentó contra la castidad de Hera (Juno). En consecuencia fue engañado con una nube-imagen de Juno y después atado a una rueda giratoria. Por otra parte, uno de los apelativos de Juno, diosa del estado, fue Moneta, de donde procede en lengua inglesa mint como sustantivo, Casa de moneda; como verbo acuñar.

Bertolt Bretch aún vive en Berlín


Por Enrique Ubieta Gómez.
(Tomado de La isla desconocida)

Los alemanes aún recitan de memoria sus versos, y el Berliner Ensemble sigue reponiendo sus obras. Veinte años después de la caída del muro, y de la desaparición de la Alemania del Este, de la que fue crítico y defensor, y a más de medio siglo de su muerte, la obra de Bertolt Bretch --poeta y dramaturgo comunista--, sigue siendo actual. La casa que habitó en la zona oriental de Berlín es hoy un museo privado. Para los poetas y trovadores cubanos de la generación de Silvio, fue un paradigma literario. Estuve en su tumba, vecina de la de Hegel. Pero en la suya no hay mármoles ni bustos: solo una piedra con su nombre. Muy cerca está el zaguán que conduce a la parte posterior del edificio que habitó en los últimos años de su vida (1953 – 1956). Se sentaba a escribir en la esquina de una habitación enorme, junto a la ventana que daba al cementerio donde reposaría después. A veces se paraba y daba vueltas en redondo, a grandes pasos, buscando la palabra perdida. El dormitorio en cambio era muy pequeño, apenas suficiente para acoger la cama personal –donde moriría--, y una mesita con algunos libros. El dormitorio y la tumba se parecen: en ellos, solo lo imprescindible. La habitación de crear era por el contrario la Vida –su actitud ante ella--: amplia, con grandes ventanas sin cortinas, un lugar para el encuentro.


Placeres
La primera ojeada por la ventana al despertarse
el viejo libro recién encontrado
rostros entusiasmados
nieve, el cambio de las estaciones
el periódico
el perro
la dialéctica
darse una ducha, nadar
música vieja
zapatos cómodos
comprender
música nueva
escribir, sembrar
viajar, cantar
ser amable.


El guía del museo nos muestra su biblioteca, y comenta, "leía de todo y a todos": un estante contiene los libros del nazismo; más abajo, las obras de Marx y Engels, las de Lenin, las de Trotsky, las de Stalin. La Enciclopedia de los hermanos Grimm. Clásicos de las literaturas alemana, inglesa y francesa. Novelas policíacas en inglés. En la pared, dos dibujos chinos: en uno, un poema de Mao Tse Tung; en el otro, el rostro de Confucio. También, tres máscaras del teatro No japonés.

En una de ellas se inspiró para escribir un poema:


La máscara del mal

De mi pared cuelga una talla de madera japonesa,
máscara de un pérfido demonio, pintada de oro.
Compasivamente veo
las venas hinchadas de la frente que revelan
lo fatigoso que resulta ser malo.
Bretch admiraba los autos modernos –siempre tuvo uno--, como los poetas futuristas, aunque él peleaba por otro futuro. Peleó duro, con impaciencia, hasta su muerte.

Cambio de rueda

Estoy sentado al borde de la carretera,
el chofer cambia la rueda.
No me gusta el lugar de donde vengo.
No me gusta el lugar a donde voy.
¿Por qué miro el cambio de rueda
con impaciencia?

Amó intensamente, como un verdadero revolucionario.

Debilidades

Tú no tenías ninguna.
Yo tenía una:
Amaba.

Cuando visité su tumba y su casa era invierno y nevaba en Alemania. Pero supe que Bertolt Bretch aún vive en Berlín.

Luis Eduardo Aute expone su obra gráfica



En Zaragoza (España)


El trovador Luis Eduardo Aute expondrá en el Centro de Historia de Zaragoza del 11 de febrero al 18 de abril de 2010 parte de su obra gráfica bajo el título Luis Eduardo Aute: Obra gráfica 1996-2007 Circo de Auteómatas.

10/02/2010 REDACCIÓN

La exposición Luis Eduardo Aute. Obra gráfica 1996-2007 Circo de Auteómatas nos muestra obras de las series tituladas "Angelingua", "Fragmentos fluidizos", (algunas de ellas inéditas) y dibujos de la película "Un perro llamado dolor", filme también proyectado en esta muestra.

Amor, sexo, dolor y muerte alimentan nuestran pulsiones cotidianas y forjan un imaginario único y personal. Una especie de ADN propio dentro del instinto predatorio-amatorio del ser humano. Aute nos permite, a modo de "voyeurs", visitar su mente y viajar por los recónditos espacios de su mente y viajar por los recónditos espacios de su subconsciente. Una excitación artística que a buen seguro estimulará inverosímiles conexiones en la mente del espectador.

Paralelamente diez artistas han conformado una reinterpretación artística sobre el particular universo del autor.

Paco Serón, Olga Remón, Nicolae Didita, Esther de la Varga, Rakel García, Christian Losada, Fernando Clemente, Heather Sincavage, pierre d. la y Miguel Ángel Ortiz Albero han ido más allá, plasmando estas conexiones de la psique en un imaginario circo de creaciones artísticas.

La muestra se inaugurará en el Centro de Historia de Zaragoza el jueves 11 de febrero a las 19.00 horas y podrá ser visitada hasta el próximo 18 de abril.

Festival Barnasants 2010: Trova intimista y andaluza

El cantautor granadino Juan Trova del que presentamos su Cancionero hace apenas unos días mostró su repertorio intimista en Barcelona.

12/02/2010

Juan Trova en concierto.
Harlem Jazz Club Barcelona. 12 de febrero de 2010.
Juan Trova (voz y guitarra), Elizaberta López (coros).

Repertorio: Abril, Sueños de mermelada, Sábado 14, Demasiado abril, La noche entre paréntesis, Casi todo, Lo que nos falta saber, Si me pierdo, Habitación 203, Escalera, Ciudad sin ti, Habanera imposible, La Habana marzo 2009, Km. 33, Terciopelo, Fábrica de nubes, Clara.

Retratos humanos e historias de cercanía, letras introspectivas, melodías que envuelven la intimidad del autor interpretadas sencillamente a guitarra y voz, este es el paisaje que define en cuatro pinceladas el canto del sur de Juan Trova.

Siguiendo la estela del histórico movimiento Manifiesto Canción del Sur y recogiendo el testigo de la tradición de la canción de autor hecha desde Andalucía, Juan Trova es además de artista promotor y difusor del género, con iniciativas tan encomiables como el festival granadino Abril para vivir que se celebra anualmente desde 2001 en memoria de Carlos Cano, la próxima edición tendrá lugar del 15 al 22 de abril de 2010. Trova es fundador junto a José Luis Pareja del Núcleo de Nuevos Autores con sede en Granada y colabora en asociaciones culturales como Plataforma por la Cultura Andaluza, la Asociación de Compositores y Autores Andaluces (ACAA) o la Asociación Cultural La Tertulia.

La canción de autor en Andalucía se ha encontrado desde siempre con trabas específicas a su normal difusión, hecho que ha dificultado que llegue a un público más amplio, calor y apoyo del que si gozan afortunadamente otros géneros considerados más propios de la tierra. Carlos Cano y posteriormente Arturo Pareja Obregón y Javier Ruibal son algunas de las figuras más populares que ha dado la canción de autor andaluza, la figura del ubetense Joaquín Sabina tendría tal vez unos rasgos más universales.

Lamentablemente estos ejemplos son excepciones a la habitual labor en total anonimato que desarrollan otros autores de calidad con muy pocas posibilidades de dar a conocer sus interesantes propuestas artísticas, carentes de todo apoyo institucional y ausentes de los medios en general que imposibilitan su difusión y popularización, algunos autores del género ya lamentablemente desaparecidos como el cantautor Esteban Valdivieso no vieron reconocida su obra suficientemente.

Juan Trova se define como un comunicador que canta, nos cuenta historias personales con sabor a canción del sur influenciada claramente por la trova cubana, con aromas a Silvio Rodríguez y a Vicente Feliú, amigo al que le dedicó en el concierto uno de los temas más cubanos de su repertorio, la inédita La Habana, marzo 2009.

Otro de los referentes clave de Juan Trova es el gran Joan Baptista Humet que estuvo presente en el concierto con diversas referencias, como en la canción Ciudad sin ti que Trova compuso tras un paseo por la ciudad vasca de Vitoria-Gasteiz durante la que recibió una llamada de su amigo Humet, al que hace mención en ese tema. También canta Trova en su homenaje el tema Terciopelo, inspirado y con idéntico título a otro de Humet: Terciopelo. La última referencia humetiana de Trova fue la interpretación de su versión de Clara con la que cerró el concierto y que grabó en su disco Segundo corazón (2006) junto a su compositor, sería la última grabación de Joan Baptista Humet. Precisamente el próximo 14 de febrero Juan Trova canta en Navarrés, población natal del añorado cantautor valenciano afincado en Barcelona durante gran parte de su vida.

Hubo un recuerdo bien merecido también para el gran Carlos Cano, del que Trova interpretó su Habanera imposible, que gran homenaje a Granada, un Carlos Cano que Juan Trova no es ni intenta ser aunque algunas voces hablen de él como su sucesor, Trova elabora una canción formalmente más próxima a la trova cubana que a la copla.

Autor de la mayor parte de sus letras, Juan Trova colabora también con el escritor Andrés Neuman, reciente premio Alfaguara de Novela 2009, letrista de tres de los temas de su último disco y con el que prepara un nuevo trabajo en formato libro-cd que grabará en el verano de 2010 para su publicación a finales de año. Otro autor al que Trova dedicó y quiso homenajear con uno de sus temas (Demasiado abril) es Fernando González Lucini, escritor de referencia en la canción de autor.

Juan Trova dejó su rastro de canciones sencillas, casi desnudas, un buen recuerdo en cercanía, en la intimidad de su voz y su guitarra, acompañado en algunos temas por su compañera sevillana Elizaberta López a los coros, fue una noche tranquila de trova intimista vivida en Andalucía.

Carles Gracia Escarp



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Entrevista a Sergio Sacchi, director del Club Tenco: «Para ser cantautor no basta con tener calidad, hay que proyectar cultura»


El Festival Tenco es uno de los festivales de canción de autor más importante de Europa. Ayer por la noche recibió el I Premio BARNASANTS de activismo Cultural por poner en valor las lenguas y la cultura y promover la canción de autor sin ánimo de lucro y con independencia de los intereses de la industria.

12/02/2010

Sergio Secondiano Sacchi es un hombre grande. Física y metafóricamente hablando. Bajo ese aspecto a lo Gerard Depardieu se encuentra un hombre extremadamente sensible, un poeta incansable y un eficaz gestor. Cómo sino se levanta ese algo indescriptible como es el Club Tenco.

Sergio, ¿Qué es el Club Tenco?

El Tenco es una asociación de amigos aficionados a la buena canción de autor que organizan eventos, de los cuales el más importante es la “Rassegna della canzone d'autore” conocida como Festival Tenco. Es un grupo de gente que trabaja completamente gratis y que desde 1972 hasta ahora ha representado en Italia el momento más calificado de la canción de autor.

No sólo se ocupa de la canción de autor italiana sino también de algunos fenómenos de la canción de autor de todo el mundo. Si hablamos de latinoamericanos han estado Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Daniel Viglietti, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y después los brasileños naturalmente: Caetano, Jobim, Vinicius. Entre los españoles Joan Manuel Serrat, Enrique Morente, Martirio y lógicamente muchos catalanes: Maria del Mar Bonet, Lluís Llach, Joan Isaac.

Aparte del Festival ¿qué otras funciones cumple el Club Tenco?

Apoyamos y asumimos la dirección artística en otros proyectos. Por ejemplo Dallo sciamano allo showman, que es un festival de canción humorística cuya dirección artística recae en el Tenco. Organizamos también otro festival que se llama Roma de Amilcare. También como patrocinador en donde se mueve la canción de autor en Italia. Y nos ocupamos también de la relación entre la canción y otras formas de arte.

En este sentido sorprende este maridaje que existe en el Tenco entre el buen comer, el buen beber y la buena música.

Esto es ya una tradición. El Tenco no es sólo un espectáculo, desde el 1974 lo que construido la leyenda del Tenco es también el Dopo Tenco (Después del Tenco) en donde, finalizado un concierto, nos reunimos unas 500 personas para comer, para beber y donde se realizan descargas o conciertos improvisados donde uno puede ver por ejemplo a Paolo Conte tocando el piano mientras cualquier otro se pone a cantar.

Es importante porque el Tenco es un festival de amistad y a nosotros nos gusta que no sea sólo música.


Entrega del primer Premio BARNASANTS de activismo Cultural.
© Xavier Pintanel

Comentábamos hace poco desde CANCIONEROS.COM que a pesar de la altísima calidad de la canción de autor italiana, ésta no había traspasado prácticamente sus fronteras, incluso en Latinoamérica donde existe una gran ascendencia italiana.

A esto no soy capaz de darle explicación. Muchas veces me lo pregunto. Paolo Conte, por ejemplo ha tenido un cierto éxito fuera de Italia, pero sólo en Europa y en Estados Unidos. Pero Fabrizio De André, que en Italia es considerado el mejor y más importante cantautor, no publicó nada fuera.

¿Y la penetración de música foránea en Italia?

También es cierto que la canción latinoamericana no ha tenido demasiado éxito en Italia, quizás con la excepción de Inti-Illimani pero por un motivo más político que musical. Lo mismo que pasó en Francia con Quilapayún porque en el momento del golpe de Pinochet éstos estaban en París y los Inti en Roma.

En los años 70 se habló un poco de canción latinoamericana pero era una cosa muy pequeña, básicamente para intelectuales.

Joan Manuel Serrat sí ha tenido éxito como autor de canciones, por ejemplo La tieta fue un éxito extraordinario, pero siempre interpretado por otros. Muchos italianos han cantado sus canciones, pero incluso Serrat como cantante, no es conocido.

El Tenco ha sido el responsable de la adaptación al italiano de muchas canciones

Efectivamente Serrat, Aute, Pedro Guerra, Maria del Mar Bonet, Joan Isaac han cantado piezas suyas en italiano. Uno de los discos publicados en el sello I dischi del Club Tenco es Omaggio, donde doce cantautores italianos versionan otras tantas canciones de Pablo Milanés.

En el próximo disco homenaje al cantautor ruso Vladimir Vysotsky, incorporamos una canción inédita de Silvio Rodríguez que descubrimos por CANCIONEROS.COM. Se trata de Canción a Maiakovski adaptada como Canzone a Vladimir e interpretada por Joan Isaac y Roberto Vecchioni. Yo hablé con Silvio para pedirle permiso para el cambio de título y él estuvo encantado porque dijo que en su vida habían tres Vladimir: Lenin, Maiakovky y Vysotsky y que la canción podría ir dirigida a cualquiera de los tres.

En Italia existe un respeto sagrado por el cantautor, cosa que no existe en otros países. ¿Hasta qué punto el Tenco es responsable de este fenómeno?

En esto debo reconocer que el Tenco ha trabajado muy bien. El cantautor no es sólo un hombre técnico que hace muy bien su trabajo y que tiene calidad. Pocas personas pueden llamar por ejemplo cantautor a Eros Ramazzotti o a Laura Pausini que, sin embargo, tienen mucha calidad. Pero en Italia para ser cantautor no basta con tener calidad, hay que proyectar cultura.

¿Hasta dónde puede llegar la colaboración del Tenco con el BarnaSants?

Me gusta mucho trabajar con Pere Camps porque con él antes de hablar de música hablamos de cultura.

Pere Camps y Sergio Sacchi. BarnaSants y Tenco.
© Xavier Pintanel

Xavier Pintanel
Director de CANCIONEROS.COM

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Reynaldo González: “Nunca des más de lo que tienes, pero nunca dejes de dar”



Reinaldo González (I) en entrevista con Amaury Pérez (D). Foto: Peti

Un ambiente de complicidad, pleno de ingenio y enriquecido por la sátira y el buen humor logró crear, el en esta ocasión anfitrión Amaury Pérez, durante la grabación de la entrevista a Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura para el programa “Con 2 que se quieran…” de próximo estreno en las pantallas cubanas.

La cadencia de las respuestas osciló entre momentos de gran emotividad, introspección y abundante picardía, que afloraban a partir de preguntas que iban desde historias o recuerdo épicos hasta la inmediatez, apreciaciones literarias y exaltación de elementos de la cultura cubana.

Conquista un lugar significativo en el diálogo, su amistad con el poeta y ensayista José Lezama Lima, con quien tuvo la posibilidad, según las palabras del propio entrevistado, de editar su último libro en vida “La cantidad hechizada”.

El invitado rememora como no lo pensó ni una vez para seguir la iniciativa del cantautor Silvio Rodríguez para dar una gira por las cárceles cubanas donde “no solo repartió libros”, sino que se adentró en cada historia, forjó nexos y procuró esperanza.

Sus 28 años editando libros, sus 11 años al frente de la Cinemateca además de una prolífera obra le valieron el Premio Nacional de Literatura 2003 y la reciente dedicatoria de la XIX Feria Internacional del Libro de La Habana.

El desenlace resultó revelador. Tanto el entrevistador como el entrevistado se deleitaron con la charla, travesearon con la lengua española e hicieron gala de un ingenio depurado para tratar argumentos de infinita trascendencia con tintes sardónicos.

Cortesía del programa, Cubadebate reproduce a continuación algunos minutos de la conversación:

Amaury Pérez: Buenas noches, estamos “Con 2 que se quieran, como siempre digo, en el corazón de Centro Habana, en el barrio de Lezama y en los legendarios estudios de sonido del ICAIC. Hoy está de invitado, honrando con su presencia nuestro pequeño espacio, el eminente escritor cubano Reynaldo González..

¿Qué significa ser Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua?

Reynaldo González: Yo soy Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua, que está vinculada con la Real Academia. Es tener una distinción por haber usado el idioma y por estarlo usando, y dentro de lo posible contribuir a que se use bien, se estudie, se conozca, no se maltrate, porque el asunto es que la prisa, ha ido convirtiendo, no el nuestro, todos los idiomas, en una bagatela y hay que impedir que la prisa acabe con tontas cosas como ya ha ido acabando, porque estamos rodeados de una turbulencia que va arrastrando las virtudes, va arrastrando los afectos, va arrastrando tantas buenas cosas, es como una especie de ciclón, que ha ido acabando con tantas cosas.

Sabes que es por nominación, por votación secreta y directa. Yo saqué el total. Fue por unanimidad

Amaury Pérez: ¿Pero por eso se llama de número? ¿Por qué de número?

Reynaldo González: Porque ocupas un número. Hay 28, los números de las letras; pero aparte de eso puede que se trabaje con las letras en mayúscula, para multiplicar, en un país donde haga falta hacerlo. El que no vive en la ciudad donde existe la Academia, puede ser Miembro Correspondiente de la Academia. Nosotros tenemos Miembros Correspondientes, que son personas que viven en otros países, pero son grandes personas que nosotros queremos tener cerca en el afecto y en el trabajo también, Eso, de número es por los sillones. Usted ocupa el sillón tal…. y a mí me tocó la T de Santo Tomás de Aquino, y eso me alegró mucho.

Amaury Pérez: En un país tan cambiante, donde está cambiando contantemente el idioma, y surgen palabras nuevas. ¿Qué hacen ustedes, aceptan esas palabras, las discuten, hay muchas?

Reynaldo González: Aquellas que vale la pena incorporar. Hay palabras que pasan y desaparece.

Amaury Pérez: ¿”Bataola”, por ejemplo?

Reynaldo González: “Bataola” existe, está en el idioma. La que no está en el idioma es “envolvencia”, que fue la palabra cubana…

Amaury Pérez: ¿Que ya no se usa, no?

Reynaldo González: ¡Ves, pasa como un ciclón!, no fijan y hay muchos modismos que quedan después, y hay otras cosas que creemos que estamos inventando y están en el idioma desde el siglo XV. De momento me he encontrado palabras, ¿será esto un cubanismo? lo buscas y está allí.

Cuando trabajas con un diccionario etimológico encuentras realmente que esa palabra existe, que está ahí.

Amaury Pérez: ¿Y para que un intelectual pueda ocupar una silla tiene que fallecer la persona que la está?

Reynaldo González: Fundamentalmente sí, lamentablemente la vida sigue a la muerte. Por ejemplo, en este año hemos perdido a Ángel Augier, que murió de 99 años, llegando a su centenario. Yo le decía: Usted va a ser el presidente del Comité Pro Centenario de Ángel Augier. Fue un hombre muy trabajador, un hombre realmente notable, una buena persona, una persona muy afable. Así lo recordamos.

Amaury Pérez: Hay que recordarlo con una sonrisa.

Reynaldo González: Murió Ángel, ahora hay que buscar un sustituto que lo merezca, preferentemente filólogos, también intelectuales, por sus obras.

Yo recuerdo lo que aceleró mi entrada a la Academia fue mi novela Al cielo sometidos, que fue un juego con el idioma, con el idioma del SXV, que la gente creía que estaba leyendo una novela en español antiguo, y son algunos trucos, es un español virtual que yo creé para eso, pero eso sorprendió a mucha gente

Amaury Pérez: Ya de todas maneras hablaremos de Al cielo sometidos, una obra que me parece fantástica. Ahora bien, cuando pienso en Reynaldo, además de su literatura, de su ingenio, de su inteligencia y de su belleza que todavía la conserva, siempre pienso en su sonrisa. Reynaldo es un hombre que siempre se está riendo. ¿A qué le atribuye esta especie de virtud, dentro de los avatares que la vida ha tenido con usted?

Reynaldo González: Quizás por aquello de a mal tiempo buena cara. No me enseñaron a quejarme. Aunque te duela no te quejes, quejarse busca más desgracia. Hay dos cosas que buscan mucha desgracia: la queja y la tacañería. El tacaño muere solo y pobre, está escrito. Por eso los gitanos, si tienes tres puedes dar uno, si tienes cinco puedes dar dos, pero nunca des más de lo que tienes, pero nunca dejes de dar, porque el tacaño muere solo y triste.

(Fragmentos)

miércoles, febrero 10, 2010

Gerardo Alfonso, con sueños todavía


MAYRA GARCÍA CARDENTEY

Destacado trovador cubano, Gerardo Alfonso.

Guitarra en mano y teclado listo para la carga, movida de lado a lado a semejanza del inolvidable Bob Marley, y protagonismo musical compartido con sus excelentes instrumentistas: así transcurrió toda la noche. Gerardo Alfonso actuaba en Pinar del Río, como parte de su gira nacional y luego de más de dos horas de espectáculo no dudó en conversar con Cubahora.

30 AÑOS, ¿NO SON NADA?

¿Cómo se pudieran resumir estos 30 años de vida artística?

"Yo no quería ni celebrarlos, porque ya me suena a una cosa grande…, pero en entre las altas y las bajas, he vivido a lo largo de mi carrera momentos gloriosos, al punto de tener canciones como "Sábanas blancas" y "Son los sueños todavía", que ya no son mías sino del acervo popular cubano, y eso me llena de regocijo.

"Ha sido bien duro el trayecto, porque la primera década pasó sin poder tener registrada una sola canción. Pero uno se recupera…, el hombre se debe a las circunstancias en las que vive y dentro de ello, me desarrollé y he alcanzado muchos logros".

¿Cómo decidió un Técnico Medio en Energética ser trovador?

"He hecho de todo un poco: me gradué de Energética, estudié Derecho pero no terminé, deambulé por varias profesiones… Pero un buen día decidí casi ciegamente, como un acto de fe, que iba a ser o artista o mendigo, que no podía ejercer otra profesión, y si no podía dedicarme al arte sería un mendigo con una jícara, tocando guitarra para que la gente me echara limosnas.

"Siempre he tenido algo que me dice sigue, sigue, sigue, que vas por el camino correcto… Que no es recto, sino que está lleno de sinusoides, de altas y bajas de retrocesos, de equivocaciones, pero la brújula está más o menos bien orientada".

ENTENDER AL PUEBLO Y SERVIRLE

En cierta ocasión expresaste que en parte de tu carrera habías asumido una posición rebelde y contestataria, pero que esto ha variado con el paso del tiempo. ¿Cuál es la posición que, a su entender, un artista debe tener con el contexto en que vive?

"Hay que ser sincero, honesto y valiente… No solo por el contexto social en que vivimos, sino también por el propio hombre. Hay que ser responsables, tener información, cultura, saber de qué hablas para no decir disparates…

"Lo que no puedes es ocultar lo que sabes, la verdad que sientes y que ves… Y como artista uno procura decir esas cosas de la manera más bella, más comunicativa y artística posible, sin adornos ni ornamentos. Por ahí se contrae un compromiso, con el pueblo primero que todo, porque gracias a él se sostiene y lleva adelante todo sueño. Un artista debe ser reflexivo, entender al pueblo… servirle".

En no pocos momentos, a lo largo del proceso revolucionario, se ha referido en el mundo cultural que el arte no debe relacionarse con la política, por una parte; y por otra, que toda obra debe llevar consigo un discurso político. ¿Qué piensa?

"La política es el timón de toda la sociedad, que se ejerza mal o bien eso depende de muchos factores. Pero un artista necesita tener base política para poder proponer o discutir, no es necesario divorciar una cosa de otra cuando se tiene un compromiso social, una preocupación política, puedes involucrarlas dentro de tus canciones sin llegar a cuestionamientos estéticos.

"Más existe una diferencia entre la política y el arte: la primera es una oratoria, un discurso, con un lenguaje de términos políticos; y el arte, es una expresión del espíritu, de la conciencia del hombre.

"El arte es más antiguo que la política. Cuando los hombres aún no pensaban en tener una organización social, ya existían pinturas rupestres. Además, posee otro valor atemporal, porque responde a una época, pero a la vez la trasciende para ser consumida por otras generaciones que le dan otro vuelco, otra utilidad.

"Sobre la vinculación de ambas…, tenemos a una persona como José Martí, el ejemplo mejor que puede haber entre la unidad de arte y política. Todo lo que dijo, lo hizo políticamente de una manera artística. Sus discursos, sus poesías, las hizo con un sentido político, social y artístico. Hoy a 157 de años de su natalicio todavía citamos sus pensamientos e incluso hay algunos que se utilizarán para venideras generaciones".

LA CANCIÓN DEBE TENER UNA URGENCIA…

¿Durante sus tres décadas de vida artística, qué limitantes usted ha percibido en el movimiento trovadoresco cubano?

"La trova tiene muchas limitantes; algunas son externas, y otras inherentes a ella. Las primeras son más bien materiales, incomprensiones desde el punto de vista de la logística sobre cómo promover espacios, teatros, discos, todo lo que tenga que ver con el proyecto trovadoresco…

"Son infinidad de cosas las que atentan contra el movimiento; algunas justificadas por la crisis, otras injustificables… Pero, a mi entender, la trova ya no existe internamente como movimiento. Creo que lo que hay es trovadores y cantautores, que en ocasiones no están focalizados en el objetivo que deben cumplir, que es el de servicio.

"El artista puede darse el lujo de hacer arte por el arte, pero la canción debe tener una urgencia, una manera de abofetear la opinión, de sugerir, de empujar a la sociedad al arte y de eso adolece un poco la trova".

Y los nuevos que llegan…

"En estos momentos hay mucha más riqueza musical, si lo comparamos con los años de los fundadores, caracterizados por más homogeneidad. Hoy hay un William Vivanco, un Buena Fe, Roly Berrio, Leonardo García, Diego Gutiérrez… Muchas propuestas interesantes y diversas en lenguaje, formas, en la simbología de los textos.

"Es indudable la variedad, pero no hemos propuesto un movimiento estético. Lo que hay es una apropiación de todo lo ha existido, del acervo popular desde Silvio hasta ahora, una asunción consciente del vista político, poético del tema a tratar… Pero la trova cubana no ha podido proponer una estética propia, y eso lo veo como una limitante".

EL MERCADO NO DETERMINA, PERO…

¿Cómo pudiera influir ello en el difícil posicionamiento dentro del mercado?

"El mercado no debe determinar la vida de un artista, pero tampoco debe ignorársele porque él es quien catapulta…

"El contexto actual es diferente al de la época de Silvio y Pablo, porque ellos entraron en un momento coyuntural, cuando la Revolución era un faro, y ellos eran la luz. ¿Y el resto del tiempo? No ha pasado igual, y no puede ser posible esto en casi 40 años de la Nueva Trova…

"No todas las multinacionales y las discográficas del mundo pueden tener en mente siempre la idea de limitar las producciones discográficas con trovadores cubanos, porque ellos sean 'voceros de la Revolución'. Para mi que hubo algo que no se cocinó bien dentro del propio movimiento, porque existen grandes exponentes de este género que se han colocado en un espacio grande en el panorama musical mundial, y que fueron respaldados por estas empresas".

Nuevos proyectos…

"Te de jazmín es uno de los tres proyectos que tengo actualmente. Son 16 temas arreglados por mí, y protagonizados por tres muchachas del grupo. Tengo otro que se llama La ruta del esclavo, donde interpretaré 18 temas. Este disco forma parte de un proyecto de la UNESCO con igual nombre, que aborda la diáspora de los negros africanos y la esclavitud.

"Y La luna, asumido por el sello Colibrí, consiste en una multimedia y un disco sinfónico, con arreglos de Roberto Sánchez Ferrer, Guido López Gavilán, Emilio Vega".

Gerardo Alfonso: se inicia como trovador en el 1980, bajo la influencia de la Nueva canción cubana fundada por Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. En la medida en que se fue desarrollando fue incorporando elementos de la música latinoamericana fundamentalmente brasileña y caribeña. Conjuntamente a esto su trabajo se enriquece con elementos que permiten la danza, sin perder su condición de cantautor. La música campesina y la afrocubana se combinan en su obra para dar nuevos resultados rítmicos como los géneros creados por él (guayasón y O¿changa). El guayasón originó una canción trascendental de la nueva trova de la década del 80: Aquí cualquiera tiene, que formó parte del repertorio de varias agrupaciones musicales del país. Este género surge de la mezcla de la clave de la guajira, el bajo sincopado de la música negra y el cencerro del son en el montuno. Con estructura de coplas y estribillos alternados que recuerda a los improvisadores de la música campesina, tiene métrica de 6/4. Al combinar la clave campesina con el cencerro del son, auditivamente da la impresión de estar escuchando el toque de los batá (influencia Afro) que lleva implícito este ritmo, sin embargo la instrumentación prescinde de ellos: presenta tumbadoras, pailas, cajita china, piano, teclados, guitarra, bajo y set de metales.
Es característico, a lo largo de toda su producción, la combinación de géneros, logrando híbridos afro-caribeños que liga con el pop.
Esto trajo consigo la necesidad de formar una banda que se creó en el 89. A partir de entonces comienza a mezclar todas estas influencias con el pop internacional que le permiten cierta conciliación con la música occidental anglosajona y la música popular cubana.

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Fuente: EXCLUSIVO, 09/02/10

Entrevista a Silvio Rodríguez: “El ALBA intenta un modelo superior de relaciones y espero que lo consiga”

Enviado el Miércoles, 20 de Enero del 2010 (19:02:14)
Entrevista a Silvio Rodríguez: “El ALBA intenta un modelo superior de relaciones y espero que lo consiga” • “Me gustaría tener canciones convincentes, que volvieran al mundo solidario con Haití y con el drama africano; que generaran acciones que revertieran el cambio climático y acabaran con las guerras”

por Mario Casasús

En entrevista con teleSUR, Silvio Rodríguez (1946) habla de literatura y política, en la víspera del nuevo material discográfico, Segunda cita: “El día que presenté a la prensa Cita con ángeles (2003), que es un disco muy marcado por la agresión a Irak, mencioné que en algún lugar no muy lejano me estaba esperando una cita con los ángeles de mi país. Después me di cuenta de que en Cuba los serafines somos sencillamente los cubanos, porque la Revolución fue como Prometeo, que entregó el fuego del saber a los mortales”.

Autor de una inconmensurable discografía, cabe mencionar: Días y flores (1975); Te doy una canción (1975); Cuando digo futuro (1977); Al final de este viaje (1978); Mujeres (1979); Rabo de nube (1980); Unicornio (1982); Tríptico (1984); Causas y azares (1986); Oh melancolía (1987); Silvio Rodríguez en Chile (1990); Canciones urgentes (1991); Silvio (1992); Rodríguez (1994); Domínguez (1996); Descartes (1998); Mariposas (1999); Expedición (2002); Citan con ángeles (2003); Érase que se era (2006) y Segunda cita (2010).

Silvio comparte diversas reflexiones con los lectores de teleSUR: “Cuba es tratada como a Prometeo y, además, con mucha hipocresía. Cada sol ve los abusos sin nombre que desde el capitalismo se cometen, pero el socialismo arrastra faltas que sus enemigos saben aprovechar. Hoy no basta con ser pacífico y solidario, ni alcanza con velar por el porvenir: hoy el socialismo debe emular y vencer las pautas de libertad que los consorcios mediáticos recomiendan. Ignoro si un socialismo que juegue y gane en esos campos sería proclamado Socialismo del siglo XXI”.

Ediciones Ojalá publicó Canciones del mar (1996) y el año pasado salió de la imprenta un extenso Cancionero (2009), ¿habrá una tercera antología con esbozos de narrativa, partituras y poesía?, ¿quizás un libro con fotografías dispersas de su autoría?

—Pudiera decirse que Canciones del mar llevaba treinta años escrito y que por eso no fue muy difícil organizarlo; para convertirlo en libro solo tuve que redactar el prólogo. Cancionero surgió de Te doy una canción (2006), la antología que publicó Planeta, imposible de vender en Cuba, por el precio. Así que nos propusimos que la versión cubana fuera tan buena, o mejor: cambiamos el formato, pusimos otras fotos y dibujé las viñetas especialmente para la edición. Prácticamente hicimos otro libro. Agregamos ciertas canciones que aunque no están en discos tuvieron cierta relevancia. Por último añadimos algunas más, inéditas. En total no suman cuatrocientas. Respecto a un posible libro futuro, en estos momentos no sabría decirle.

La canción “Segunda cita”, dice: “El dolor que no curen los ángeles/ojalá que no pueda volver/La canción que no canten los ángeles/sólo el viento la puede saber”. En Cita con ángeles encontramos referencias a las trágicas muertes de Giordano Bruno, José Martí, García Lorca, Lennon, Allende, Che Guevara y Luther King, ¿el más reciente disco lo imaginó en correspondencia al que grabó en 2003?, ¿cuál será el pretexto para la Segunda cita?

—El día que presenté a la prensa Cita con ángeles (2003), que es un disco muy marcado por la agresión a Irak, mencioné que en algún lugar no muy lejano me estaba esperando una cita con los ángeles de mi país. Después me di cuenta de que en Cuba los serafines somos sencillamente los cubanos, porque la Revolución fue como Prometeo, que entregó el fuego, del saber, a los mortales. Es por eso que Segunda cita (2010) habla de una persona que se pone unas alas postizas y cuenta lo que haría si fuera un espíritu celeste. Este presunto ángel de la guarda comienza por quejarse de ciertas brumas. Parte de esa niebla se debe a mi creencia de que la llamada ofensiva revolucionaria de 1968 fue un error que todavía estamos pagando. Fue cuando el Estado decidió administrar todas las facetas de la vida nacional y comenzó el laberinto burocrático. Respeto a quien pueda pensar diferente pero, para mí, aquel traspié nos condujo hasta el nudo gordiano de hoy.

«O sea que los dolores mencionados en Segunda cita son nuestros. “Sea señora” alude la evolución que la sociedad cubana necesita, invocando a Antonio Maceo y a José Martí, pilares de nuestra nación. “Demasiado” es un bolero que trata de hacer ver cómo los absolutos abruman y generan respuestas. “Trovador antiguo” es un tributo a mis dos orígenes: San Antonio (mi pueblo natal) y San Leopoldo (el barrio habanero donde crecí), desde cuyas ruinas me incorporo al olvido y voto por la vida naciente. “Bendita”, originalmente, fue concebida para un documental. En esta nueva versión agregué una rogativa a la virgen de la Caridad de El Cobre, la Patrona de Cuba.

«La mayoría de los textos son acercamientos a la realidad cubana, unos más nítidos que otros. Estoy consciente de que un asunto tan específico puede limitar el interés por el disco, pero tampoco es la primera vez que me encomiendo a aquel proverbio indio que reza: cuenta tu aldea y contarás el mundo».

La canción “San Petesburgo” la dedica a Gabriel García Márquez. “Él una vez me regaló un argumento parecido para una canción. Era sobre una novia abandonada. Nunca lo usé y años después lo vi infiltrado en una de sus novelas”. ¿Ha utilizado personajes de la mitología literaria más allá de Sinuhé y Camelot? Además de Gabo, ¿qué influencia reconoce del boom latinoamericano?

—Hace unos veinte años tuve la suerte de ser uno de los dos pasajeros de un avión; el otro era el premio Nobel. Aquella nave solitaria volaba rumbo a México por un cielo más negro que un dolor y, entre muchos vaivenes, García Márquez me contaba que a veces se le ocurrían unas pequeñas historias, que no daban para novelas o cuentos, que posiblemente eran canciones sin música. En “San Petersburgo”, lo que más se acerca a lo que él me iba contando es Elena, la novia plantada, porque el resto puede parecer una historia de Pushkin o una película de Bundarchuk. Y la verdad es que no sabría decir por qué se me juntó el mar Báltico con el Caribe.

«Pero si de referencias se trata, Poe está en muchas de mis canciones, y también Hoffman, London, Stevenson. Uno de mis primeros temas se llamó “El tábano”, por el personaje de la novela de Ethel Lilian Voynich. “Jerusalén, año cero” habla del Cristo, personaje bíblico. “Cayó una estrella” se la dediqué a Ray Bradbury, por su cuento “Calidoscopio”. Otras canciones han salido impregnadas de cine, como “Epistolario del subdesarrollo”; o de las artes plásticas, como “Óleo de mujer con sombrero”; y hasta del Holocausto, por un libro de dibujos infantiles del gueto de Terezín, en Checoslovaquia.

«Es natural que haya bebido de García Márquez, de Vargas Llosa, de Cortázar, de Fuentes. Les debo mucho a Quiroga y a Rulfo, a Benedetti y a Galeano. Son grandes ilustradores que me acompañan. Borges es un encantador de inteligencias. También hay muchos cubanos habitando mis canciones: Martí, Juana Borrero, Villena, Tallet, Carpentier, Eliseo, Carlos Enríquez, Onelio Jorge, Lezama, Jesús Díaz, Nogueras, Fabelo y todavía algunos más. Y fíjese que no hablo de músicos, porque entonces sería lo de nunca acabar».

Declaró que sus primeras lecturas fueron: José Martí, Rubén Darío, Juan de Dios Peza, Nicolás Guillén y César Vallejo. ¿Y Neruda? lo pregunto porque la canción “Más de una vez” me recuerda al poema “Sobre mi mala educación” y “Mi casa ha sido tomada por las flores” parece que tiene un remitente en la residencia madrileña de Neruda antes de la guerra civil española.

—Supe de Martí, Darío, Peza y Guillén porque, cuando yo era niño, mi padre me los leía en voz alta. Con Vallejo me encontré en la adolescencia; me lo enseñó una musa llamada Emilia Sánchez, en una etapa en que yo, sin saberlo, buscaba voces que me identificaran. De Neruda todo el mundo me advertía que era “peligroso”, que tuviera cuidado con él. Esto hizo que me le acercara con cierto sigilo y posiblemente un poco tarde. La “peligrosidad” de Neruda consiste en su poder de seducción y en que muy fácilmente uno se pone a nerudear, después de conocerlo. Pero eso ya me había sucedido con Vallejo, que me produjo un gran impacto; así que, cuando por fin llegué a Neruda, yo estaba a salvo, vallejeando.

«“Sobre mi mala educación” pertenece a Estravagario, quizá el libro más fascinante, si lo hubiera, de Neruda. Recuerdo haberlo descubierto en mi primera visita a Chile, que fue en 1972. Sin embargo “Más de una vez” la escribí tres años antes, a bordo del motopesquero Playa Girón. Respecto al texto que se parece a “Mi casa ha sido tomada por las flores”, voy a buscarlo porque no recuerdo que hayamos sido presentados».

En 1972 viajó por primera vez a Santiago de Chile, al Séptimo Congreso de las Juventudes Comunistas, un año antes había conocido a una delegación de músicos chilenos; 1990 fue “el año chileno”, y ahora incluye una canción sui géneris: “Carta a Violeta Parra”; ¿quién fuera Víctor Jara?, ¿quién pudiera pertenecer a la Nueva canción chilena?

—Era la primera vez que visitábamos Latinoamérica y nos tocó ir a Chile, justamente durante el gobierno de la Unidad Popular. Nosotros veníamos de un país que había hecho una revolución armada. Chile mostraba el caso insólito de un socialista radical que había llegado al poder a través de las urnas. El Presidente Allende luchaba duro contra las injusticias, pero la furia reaccionaria se le enfrentaba en todas partes. Incluso algunos de la izquierda, que con hechos apoyaban su gobierno, lo agujereaban en la prensa. Cada día había huelgas, mítines y marchas; salir a la calle y enredarse en cualquier enfrentamiento era lo cotidiano. Nosotros, recién llegados, no entendíamos quiénes se daban golpes, pero imaginábamos que donde caían las bombas lacrimógenas encontraríamos compañeros.

«Noel Nicola, Pablo Milanés y yo aterrizamos en aquel Santiago enloquecido, gracias a la invitación de Gladys Marín, que por entonces dirigía las Juventudes Comunistas de Chile. Nos había recomendado una amiga común: Isabel Parra. Ninguno de los tres éramos militantes, pero el interés directo de la secretaria general había conseguido que la Unión de Jóvenes Comunistas nos incluyera en su delegación.

«El Ilushin soviético besó Pudahuel de madrugada. Hacía un frío espantoso, pero numerosas personas esperaban a los compañeros cubanos. En el conglomerado empezamos a distinguir cabecitas de cantores chilenos. Al primero que yo identifiqué fue a Víctor Jara, porque llevaba la misma gorra marinera de cuando lo conocí en La Habana. Aquel instante en que descubrí su sonrisa se me quedó tan grabado que siempre que llego a ese aeropuerto veo su fantasma. Desde entonces cuido de su recibimiento, así que me reviso antes de pasar por allí.

«Entre lo sustancial que le debo a Chile está Violeta Parra. La primera canción que le escuché se llama “La carta”. Por eso ahora le mandé estas líneas, que hubiera querido más alegres, aunque yo sé que ella me entiende. No conozco en extenso a los cantores del Chile más actual, pero sospecho que Patricio Anabalón y Francisco Villa son de los principales».

“Santiago de Chile” y “Canción urgente para Nicaragua” difícilmente podrían ser interpretadas en ambos países con la misma rabia que al ser escritas, dado que las circunstancias políticas han cambiado; ¿ha compuesto música y letra sobre el ALBA de Latinoamérica?, ¿escribirá algo sobre el golpe de Estado en Honduras?

—“Santiago de Chile” apareció el 11 de septiembre de 1973, mientras la radio repetía que La Moneda estaba siendo bombardeada. No me parece que yo haya escrito esa canción, sino que yo fui escrito por ella. Estoy en cada línea, soy parte de su respiración. “Canción urgente para Nicaragua” nació de la admiración por el triunfo sandinista, pero con prisa, por eso lo de “urgente”. Norma Elena Gadea me había invitado a un acto de solidaridad con Nicaragua que se iba a celebrar en Madrid y me dio vergüenza aparecerme sin un tema a propósito. Total: cuando llegué estaba tan indeciso que ni mencioné que llevaba una canción. Tiempo después se la canté a Juan Formell y le gustó, lo que me dio ánimos para estrenarla cuando fui a Managua.

«Siempre he tenido dudas con el arte demasiado explícito. Siempre me he sentido poco seguro en ese mundo, aunque por curiosidad o ejercicio haya jugueteado con él. He admirado a grandes maestros de la poética del mensaje, como Carlos Puebla y Alí Primera. Pero para que yo escriba una canción, como suele decirse, “de contenido”, tiene que salirme tan fluidamente que apenas me dé cuenta que lo hago. Esto no sólo me pasa con la política, también con otras motivaciones de cierta intensidad. Si pienso muy directamente en lo que estoy haciendo, se me materializa demasiado y deja de tener sentido, al menos en términos de invención, que es lo que yo disfruto.

«Conversando, puedo llamarle infame al golpe de estado en Honduras, que además revela lo que desea para el Sur cierta administración norteña. Tampoco tengo problemas en expresar que el ALBA intenta un modelo superior de relaciones en Latinoamérica y que espero que lo consiga. Me gustaría tener canciones convincentes, que volvieran al mundo solidario con Haití y con el drama africano; que generaran acciones que revertieran el cambio climático y acabaran con las guerras. Pero para que mis opiniones se hagan versos necesito del cortocircuito que me ha hecho escribir quizá no todas mis canciones, pero sí las que valen la pena.

“Érase que se era” y “Epistolario del subdesarrollo”, nos remontan a La Habana que las nuevas generaciones no conocimos, ¿cómo definiría el Socialismo del siglo XXI en Cuba?

—No me preocupa cómo se llama o de qué siglo es el sistema que gobierna, siempre que sea convincente. El socialismo, como yo lo entiendo, es la forma más racional y justa de distribución, tanto de los recursos planetarios como de los bienes que producimos. Más cuando vemos el crecimiento de la población mundial y el agotamiento de las fuentes naturales. Pero han existido muchos socialismos. Del socialismo que yo puedo hablar es del que conozco desde hace medio siglo.

«Cuando hace algunos años el gobierno cubano decretó que no se podría cambiar de sistema político, muchos defendimos nuestro socialismo, conscientes de los logros revolucionarios en la construcción de una sociedad justa. Y no es que se nos escape que hasta las ideas más generosas hay que vigilarlas: vivimos en un mundo cambiante donde algunos conceptos, leyes e instituciones envejecen. Pero si en Cuba ha habido errores de gobierno no es menos cierto que muchas de nuestras dificultades se deben a que no cedemos a las imposiciones imperiales. Contradecir a los poderosos puede ser más cruento que llamarse de determinada manera. Basta con ver la cantidad de partidos y gobiernos que se hacen llamar socialistas, o de izquierdas, y nadie se molesta por eso.

«Cuba es tratada como a Prometeo y, además, con mucha hipocresía. Cada sol ve los abusos sin nombre que desde el capitalismo se cometen, pero el socialismo arrastra faltas que sus enemigos saben aprovechar. Hoy no basta con ser pacífico y solidario, ni alcanza con velar por el porvenir: hoy el socialismo debe emular y vencer las pautas de libertad que los consorcios mediáticos recomiendan. Ignoro si un socialismo que juegue y gane en esos campos sería proclamado “Socialismo del siglo XXI”. En cualquier caso, inmediatamente aparecerían nuevas tasas que superar, reales o imaginarias. Por eso, cuando aquella declaración de socialismo a ultranza, yo voté porque nuestro sistema fuera perfectible. No porque debamos satisfacer el gusto de quienes nos desprecian, sino porque cualquier sociedad humana, llámese como se llame, tendrá siempre el deber de superarse.

«Luis Eduardo Aute lo supo poner en poesía:

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso

«Los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba llevan demasiado tiempo atascados en la misma política vieja y sin salida. La Casa Blanca debería levantar sin condiciones su injustificable bloqueo contra Cuba. Y el gobierno cubano no debería esperar al levantamiento del bloqueo para hacer algunas de las mejoras que nuestro país necesita. Para acercarnos a un ideal en el siglo XXI, aún tenemos que soltar mucho lastre».

Hablando de la vieja Habana, ¿el disco Expedición fue un regreso a la instrumentalización sinfónica aprendida en el grupo de Experimentación sonora del ICAIC? ¿A partir de Mariposas podemos hablar un nuevo sonido, de una interpretación de orquesta de cámara en Silvio?

—Sin lo aprendido en el Grupo de Experimentación Sonora no hubiera podido llegar a Expedición (2002). Pero para Expedición tuve que esforzarme todavía más, aunque tampoco alcancé lo que hubiera deseado. Para orquestar no basta escribir música. La orquestación es una especialidad en sí misma y requiere de estudios y experiencia. A falta de una formación adecuada, me asesoré técnicamente; los músicos sinfónicos también fueron muy cooperativos. Pero hoy pienso que si vuelvo a escribir para una orquesta grande lo podría hacer mejor.

«Siendo una producción agotadora para mis fuerzas (incluso económicas), Expedición tuvo la mala suerte de salir cuando mi disquera histórica en España era absorbida por una trasnacional. Eso contribuyó a que no tuviera una cobertura adecuada. Aún así, y para mi sorpresa, tuvo muy buenas críticas en todas partes. Doy gracias a los locos que las escribieron.

«Respecto al ambiente de cámara de Mariposas (1999), en gran medida se debe al elaborado sonido de la guitarra de Rey Guerra. El diálogo de los dos instrumentos acústicos ayuda a reforzar esa atmósfera. Sin embargo a mí me parece que el concepto de cámara empezó a rondarme desde mucho antes, cuando empecé a superponer guitarras en la trilogía del nombre y los apellidos. El arte trovadoresco puede considerarse, por definición, una forma de música de cámara».

En 2009 murieron Cintio Vitier y Mario Benedetti; el año pasado usted ofreció el recital Con las mismas manos, con Roberto Fernández Retamar, un concepto de conciertos que solían hacer Daniel Viglietti y Mario Benedetti; ¿extraña las dos voces y presencias de los poetas Vitier y Benedetti?

—Conocí a Mario Benedetti cuando los dos estábamos exiliados en la Casa de las Américas. Él, del régimen militar uruguayo; yo, del extremismo de algunos de mis compatriotas de los años 60. Mario, con su portafolio y su modestia, parecía un pulcro oficinista que irradiaba ternura, más que el poeta tremendo que ya era. Desde nuestros inicios apoyó a la nueva trova, como cuando nos incluyó en aquel “diálogo con los jóvenes de Nuestra América”. Así nos daba voz, y con ella responsabilidad. Lo recuerdo con Roque Dalton en los primeros conciertos que hicimos en la Casa, siempre escuchando las canciones y dándonos aliento. Todavía después, cuando se fue a vivir a España, publicó una antología por allá.

«Yo he admirado sus cuentos magistrales, su insólita novela El cumpleaños de Juan Ángel (1971), o Primavera con una esquina rota (1982), donde percibo una especie de afinidad con mi vocación de tocar asuntos delicados, esos temas difíciles, porque si nosotros mismos no indagamos en nuestras contradicciones, ¿qué vamos a esperar de los que no nos quieren? Mario, con más de ochenta años, era el poeta más leído por la juventud hispanoamericana. Era un gigante que, cuando estaba presente, trataba de que no te dieras cuenta.

«Cuando conocí a Cintio Vitier no me pasaban por la radio, pero algunas salitas me invitaban a hacer recitales. De muchas presentaciones que hice por entonces, recuerdo, entre el público, las cabezas muy juntas de Cintio y de Fina García Marruz, presencias que me resultaban desconcertantes porque mi auditorio solía ser más joven, o así pensaba yo, y no de personalidades literarias como ellos. Luego los fotografié en el Parque Lenin, en la peña que Teresita Fernández hacía con el poeta Garzón Céspedes, lugar que atraía maravillas como ellos mismos, o como Marta Valdés. Su presencia en aquellos rincones sin anuncio enseñaba cómo algunos mayores podían ser afines a los espacios alternativos. Por entonces yo no sabía que también ellos eran incomprendidos.

«Desde que vivían frente al parque de Vista Alegre les hacía visitas. Después seguimos encontrándonos en tertulias afines y en los hogares de sus hijos, Sergio y José María. Puedo decir que familias mediante, siempre junto a su inseparable Fina, me fue creciendo un gran apego hacia Cintio, que también era músico por un violín muy suyo, y no de Ingres. Haber podido escucharle su serena sabiduría, su refinado humor cubano, su revelador conocimiento de Martí, y aquello de hacerme sentir a veces conversando con mi propio padre, son prendas que su amistad me regaló. Para colmo de deudas, uno de sus últimos escritos fue la nota entrañable que le dictó a Fina para la contratapa de Cancionero (2009). Muy cierto que se echa de menos a los poetas, pero quien conoció a Cintio y a Mario también extraña mucho a sus personas».

Finalmente, ¿cuándo saldrá su disco Segunda cita?, ¿ya hizo los trazos de una gira por Iberoamérica?

—Segunda cita está terminado desde julio de 2009, pero tuve que salir a cantar por Latinoamérica y pospuse el lanzamiento para cuando regresara. Cuando volví a Cuba, en septiembre, me diagnosticaron una hepatitis que me obligó a hacer reposo y a postergar de nuevo la presentación. Los jóvenes músicos que me acompañan en este trabajo son formidables. El disco valdría la pena solo por escucharles. Si acaso gustara, podríamos salir a mostrarlo; si no, esperaremos a hacer otro que deseen escuchar. Es muy probable que vea la luz en marzo. Pase lo que pase, creo que en Segunda cita también “he dicho lo mío a tiempo y sonriente”.

Tomado de TeleSUR

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