martes, marzo 22, 2011

FESTIVAL MÚSICA VIVA: Un lugar para el compositor nacional (Ecuador)

El Ministerio de Cultura en unión con la Red de Compositores Ecuatorianos (Redce) inició el proyecto Sistema de las Músicas del Ecuador (SIME), que está enmarcado dentro de los proyectos de la cartera de gobierno.

Diario LA HORA conversó con la ministra Érika Sylva Charvet sobre este tema y aprovechó para indagar sobre el proyecto de ley de cultura pendiente de debate en la Asamblea.

¿Qué abarca el SIME?
Este es un gran programa que tiene el objetivo de producir una intervención integral y estructural en el campo musical ecuatoriano. Tiene varias operaciones, una de las cuales es la operación compositor, que está destinada a recuperar, preservar y generar el nuevo patrimonio sonoro y musical nacional. Este proyecto busca dar al compositor ecuatoriano el lugar que se merece, que le corresponde tener en la historia de la música de nuestro país. También vamos a difundir la importancia de la composición académica contemporánea en el Ecuador.

¿Se va a apoyar a los músicos para la grabación y publicación de sus trabajos?
Hacia mediano y corto y plazo sí, pero en este momento lo que estamos haciendo es difundir su música, a través de un festival denominado ‘Música viva’ que dura cinco días del 21 al 25 de marzo y en el que participarán 20 compositores de tres generaciones. Se presentarán alrededor de 41 composiciones, de las cuales la mayoría son estenos mundiales.

¿El proyecto es solo a beneficio de los músicos?
Con este festival se intenta lograr nuevos públicos, en general el público ecuatoriano tiene una débil educación musical, lo que buscamos es aproximar al público a las nuevas tendencias de la música. También que los jóvenes vean de qué se trata está música contemporánea. En el marco de este festival se darán dos conversatorios donde se abordarán temas sobre la tendencia de la música ecuatoriana, la aplicación de la tecnología, la adaptación del patrimonio ancestral a la composición de música contemporánea, entre otras.

¿El SIME forma parte de la ley de cultura? A propósito del tema ¿cómo avanza la ley?
Claro, el SIME forma parte del Sistema Nacional de Cultura que entraría en un subsistema de las artes y la creatividad, en cuyo marco están incluidas las artes musicales. Dentro de este segmento el SIME es la principal actividad.
Sobre el avance de la ley están dos proyectos que son: el de la mayoría y la minoría, que están en la Asamblea. El de la mayoría está en debate, pero obviamente este proyecto tiene muchos problemas, yo me he pronunciado públicamente de que este proyecto no nos ayudaría en absoluto a poner orden al caos y dispersión del actual campo cultural.

¿Cuáles son los puntos más bajos de la propuesta de la mayoría?
Esta ley abre brechas para el separatismo de los grupos regionales, étnico-culturales, etc. Tampoco nos garantiza la preservación y control de nuestro patrimonio cultural. Además interviene en competencias que no son de la cultura.

¿Hay una fecha tope para la conciliación en torno a esta ley?
En primera instancia, lo que se está haciendo es limar asperezas con la Asamblea y ver de qué manera podemos conjuntamente presentar al país un proyecto que realmente nos ayude al gran objetivo principal que es integrar simbólicamente al país. Una ley de cultura tiene que garantizar la cohesión nacional, integración simbólica, construcción de identidad.

Frente a la inquietud de los artistas por la gratuidad de los eventos ¿cuál es la posición del Ministerio?
Nuestro rol no es el de hacer eventos, sino de ser rectores del Sistema Nacional de Cultura y emitir políticas en torno a las cuales el campo cultural trabaje en beneficio de objetivos estratégicos y también trabajar por garantizar el acceso a los bienes y servicios culturales que la mayoría de la población no tiene.

Nosotros no podemos trabajar por intereses particulares de un grupo en específico, obviamente hay artistas que viven de su trabajo, ellos van a tener que seguir cobrando por sus funciones. El Ministerio no está monopolizando los espacios culturales, este es el caso del Festival de Música Contemporánea donde nosotros estamos invirtiendo y apoyando a nuestros compositores, ya que de otra manera ¿quién tocaría su música?.

FRASE

“El Ministerio no está monopolizando los espacios culturales”.
Érika Silva, ministra de Cultura

Sistema musical
Dinero asignado

$10.000.000 es el presupuesto para el SIME (2011-2013).

$10.000 para el festival ‘Música viva’.

remio Casandra Internacional por su contribución al espectáculo dominicano

Silvio Rodríguez, Rosario y Pitbull serán honrados con Casandra PDF Imprimir E-mail
Escrito por EZEQUIEL ABIU LOPEZ - Agencia AP
Lunes, 21 de Marzo de 2011 22:01

Silvio llenó Arena del Cibao en República Dominicana

Como si se tratara de una secta, como al parecer es, el público dominicano se congregó para rendirse ante cantautor cubano Silvio Rodríguez, quien estuvo acompañado de una orquesta que musicalizó cada tema con un sonido de mucha calidad.

La Arena del Cibao recibió el impacto que la trova cubana ha tenido en el país y se pobló de corazones y voces de varias generaciones sedientas de las canciones de su mago mayor.
Con el pueblo

Silvio Rodríguez lo anunció desde que entró: “Este va a ser un concierto diferente al del estadio Quisqueya”, y cumplió.

Se dio la oportunidad como artista de cantar canciones nuevas a los oídos de la gran mayoría de los presentes, pero no olvidó algunas de sus indispensables, como “Canción del elegido”, “Óleo de una mujer con sombrero”, “Santiago de Chile”, “Sueño con serpientes” y “Unicornio azul”, entre otras. Mucho Silvio, que era lo que buscaba ansioso el público, llenarse de su voz, sus letras, su música.

Fue un triunfo de José Antonio Rodríguez como productor y quien tuvo una acertada participación de apertura, con sus canciones más conocidas y queridas, entre ellas “Como un bolero”, “Para quererte”, “Donde estabas tú” y Vive”, acompañado a la guitarra de Carlos Luis.

(Tomado de El Día, República Dominicana)

Primer día de ataques contra Libia costó a EEUU a más de 100 millones dólares


LIBYA-USA/MILITARY


El primer día de ataques de EE.UU. contra Libia, como parte de un esfuerzo internacional para crear una zona de exclusión aérea, costó más de 100 millones de dólares, y su parte del operativo podría superar los mil millones de dólares, dijo hoy la revista National Journal.

Los ataques de la coalición internacional por mar y aire, en el marco de la operación “El Amanecer de la Odisea”, comenzaron con el bombardeo por parte de aviones franceses, y Estados Unidos se sumó luego.
Según National Journal, la decisión del presidente Barack Obama de participar en los ataques contra las defensas antimisiles del Gobierno de Trípoli, ya han costado a los contribuyentes de EE.UU. “mucho más de 100 millones de dólares”, tan sólo con el uso de misiles.

En lo que constituye prácticamente la primera guerra de Obama en un país musulmán -las de Iraq y Afganistán fueron iniciadas por su antecesor, George W. Bush-, Estados Unidos ha inyectado millones de dólares más en ataques lanzados por mar y aire y en el despliegue de recursos militares a lo largo de la costa libia, indicó.

En el primer día de ataques, las tropas lideradas por Estados Unidos lanzaron desde buques en la costa un total de 112 misiles de largo alcance Tomahawk, cuyo costo por unidad oscila entre un millón y 1,5 millones de dólares, dijo el artículo.

Eso se traduce a una cifra de entre 112 y 168 millones de dólares tan sólo el primer día de ataques.
Desde los primeros ataques, las fuerzas militares de EE.UU. e Inglaterra han lanzado al menos otros 12 misiles Tomahawk.

Pero el costo de “las etapas iniciales” del ataque por parte de las fuerzas de la coalición podrían oscilar entre 400 millones y 800 millones de dólares, indicó un informe del Centro para Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias, citado por la revista en su edición digital.

Todd Harrison, del Centro para Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias, dijo que el costo para EE.UU. superará los mil millones de dólares “sin importar cuán bien salgan las cosas”.

Según la revista, el costo de la vigilancia de la zona de exclusión aérea podría ser de entre 30 millones de dólares y 100 millones de dólares semanales.

En todo caso, el Pentágono tendría que solicitar al Congreso fondos suplementarios -más allá de su presupuesto anual- si los costos para Estados Unidos en Libia superan los mil millones de dólares.

El senador Richard Lugar, el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo el domingo en un programa de la cadena televisiva CBS que el Congreso debe ser consultado sobre esta nueva guerra “que será una operación muy costosa, aún si es de forma limitada”.

Estos costos no anticipados se producen en unos momentos en que todas las agencias federales, incluyendo el Pentágono, afrontan presiones políticas para reducir sus gastos y el Congreso se encuentra enfrascado en pugnas partidistas para reducir el déficit fiscal.

El Pentágono, por su parte, sigue presionando al Congreso a que apruebe de forma definitiva su presupuesto para el año fiscal 2011, que comenzó en octubre próximo. La solicitud presupuestaria del Pentágono, de 708.300 millones de dólares, incluye cerca de 160.000 millones de dólares para las guerras abiertas en Irak y Afganistán.

En una carta enviada hoy a líderes del Congreso, Obama dijo que los ataques de EE.UU. “serán limitados en su naturaleza, duración y alcance”, y que el propósito es apoyar a la coalición internacional para hacer cumplir la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

“Estas acciones limitadas por parte de EE.UU. establecerán el marco para más acciones por parte de los aliados en la coalición”, precisó.

La Casa Blanca no ha indicado si solicitará al Congreso fondos de emergencia para costear las operaciones en Libia.

(Con información de EFE)

Petición online del pueblo brasilero a Barack Obama


Traducción: ADITAL
Petición online del Pueblo Brasilero a Barack Obama
Para: Presidente dos Estados Unidos, Barack Obama

El presidente Lula fue definitivo: cuando nos dirigimos a Ud. no parece que hablamos con el representante de un poder imperial, sino con un brasilero como uno de nosotros. Su elección trajo mucha admiración y mucha esperanza para el pueblo brasilero y para toda América Latina. Sin embargo, debemos confesarle que nos encontramos profundamente decepcionados.

Creímos en las promesas de campaña. Entre ellas esperábamos que su gobierno trajera la paz y la justicia para nuestra querida Isla Cubana, que, como es sabido, a pesar del embargo de más de 50 años, consiguió ocupar un lugar destacado en el mundo, con logros significativos en las área de la biotecnología, educación y de salud pública. A pesar de la campaña difamatoria y de la propaganda violenta, Cuba resiste con dignidad a todas las agresiones e intemperies. Es innecesario hablarle sobre todos los desmandes en contra de Cuba, hechos bajo los más mentirosos alegatos. Así fue con la Bahía de los Cochinos; así fue con la promesa de desactivar Guantánamo; así es el encarcelamiento de los Cinco Cubanos en prisiones estadunidenses, con juicios sin ningún criterio ético y justicia; así también fue establecido, hace más de 50 años, un embargo económico, cruel e inhumano.

Así ha sido contra Honduras, Venezuela, Bolivia, África, sin citar el apoyo y el trabajo de las agencias de inteligencia en contra de los países suramericanos en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.

Son incontables esas agresiones. Ud. Llegó como esperanza de crecimiento del hombre en todas las esferas. Vino de una clase mediana diferenciada; traía en las venas la herencia de sus antepasados, los mismos que construyeron la economía de su país.

Sabemos de sus intereses en la grandiosidad de Brasil, que trasciende lo imaginable: pré-sal, riquezas inagotables de energía, biodiversidad, mano de obra barata… son solamente algunos ejemplos.

Señor Presidente Barack Obama, nuestras diferencias son grandes; pero nuestro cariño por el pueblo norteamericano trasciende las discordias.

Queremos aprovechar esta ocasión para una reflexión necesaria: la generosidad, la solidaridad, el respeto a la soberanía de cada país y, principalmente, enfocar y dirigir nuestras potencialidades en transformar el caos en que vivimos, en un mundo mejor.

Ponga fin al embargo a Cuba y liberte los Cinco Héroes Cubanos en nombre de la real integración entre los pueblos.

Red de las das Redes en Defensa de la Humanidad – Capítulo Brasilero

Oscar Niemeyer – Presidente de Honor

Marília Guimarães – Presidente do Capitulo Brasil

Los signatarios

Libia y la increíble y desalmada agresión disfrazada de ‘caperucita roja’

Wilkie Delgado Correa
Doctor em Ciências Médicas. Profesor de Mérito
Adital

"¿Alguien podrá decirnos si las muertes de militares y civiles libios, poseen una sublimación especial por provenir de la llamada "coalición comunitaria” extranjera, y si es justificable y beneficiosa para el derecho humano a la vida?”

A veces ya uno no sabe en qué van a parar las cosas en este mundo, ni sabe con certeza cuál será y dónde se conservará la unidad de medida que se tomará como referencia universal para medir y justipreciar los hechos que ocurren aquí, allá o acullá dentro de las fronteras de los países, y en cuyos límites, según la carta de las Naciones Unidas, rigen los principios inviolables de independencia, soberanía, autodeterminación, y otros que los protegen de las amenazas, la injerencia en los asuntos internos, la agresión, cualquiera que esta sea, y la invasión de su espacio terrestre, marítimo o aéreo.

Cuando pensábamos que después de los horrores desencadenados por tres jinetes del apocalipsis antiterrorista, tristemente célebres por mentirosos y sádicos en el ejerció del poder imperialista como Bush, Blair y Aznar; cuando todo lo ocurrido en estos años de guerras ilegítimas, despiadadas, genocidas, y preñadas de actos criminales de lesa humanidad; cuando todo el trasfondo de la motivación y la justificación para desencadenar tales actos violatorios de la paz había sido revelado como mentirosamente fabricado; cuando todo el mundo conoce los millones de víctimas muertas o heridas o sufrientes por las incontables razones a que son expuestos los seres humanos, en que la destrucción, la violencia, la privación y la inseguridad se convierten en compañía omnipresente días tras días durante años, y sin que se tenga la menor esperanza de cuándo terminará la venganza, el sacrificio y el sufrimiento atroces; cuando todo eso es una verdad reconocida e inobjetable, nos llega, nada más ni nada menos que sancionado por el Consejo de Seguridad de la ONU, un nuevo episodio de guerra, diz que humanitaria, contra un pueblo, en que la prepotencia imperial, la hipocresía y la cobardía de todos sus miembros contribuyeron a engendrarlo, aunque sea doloroso decirlo por el carácter, trayectoria y posiciones de algunos de los países que se abstuvieron.

A partir de ahora, pudiera inscribirse en los diccionarios el término de posición o comportamiento ponciopilatista, válido especialmente en política internacional, mediante el cual algún país, pudiendo evitar lo evitable, y, con ello, consecuencias nefastas para otros o para el mundo, o impedir el acto de sentar precedentes que puedan convertirse en práctica común contra cualquier nación en e fu turo, o al menos, para los que no tienen poder de veto, reafirmar ante la conciencia mundial que la defensa de los principios que aseguran la paz y la seguridad de las naciones bien vale que se levante el brazo a modo de un NO mayúsculo, independientemente de las presiones, cabildeos o conveniencias, que traten de impedir que ese brazo cumpla con lo que la propia conciencia dicta como un acto digno, justo y salvador.

Cuando no se actúa en forma consecuente, de nada sirven las justificaciones de un voto culpable ni valen las mea culpas posteriores ni las exhortaciones para que no se practique el crimen que estaban seguros que se cometería en nombre tanto de los votantes afirmativos como de todos los votantes abstencionistas. Bien clara es la frase de José Martí en el sentido de que "contemplar en calma un crimen es cometerlo”, y pudiéramos añadir que quien no evita un crimen que puede ser evitable dentro de determinadas circunstancias, es tan culpable como su ejecutor, o es su cómplice.

Conociendo la historia de las agresiones imperialistas, con respaldo o no del Consejo de Seguridad, se sabía de antemano que la resolución de ese órgano, dejaba las manos libres a los promoventes y seguros ejecutores de la misma para realizar cuantas tropelías se les antojara.

Al aprobar una zona de exclusión aérea sobre territorio libio, no se estaba proclamando una celeste y paradisíaca región custodiada por ángeles y arcángeles, sino una zona terrífica de inclusión de guerra custodiada por las más sofisticadas naves aéreas de destrucción masiva, agravado por el hecho de que sus acciones agresivas de destrucción cuentan con una impunidad real para la riposta defensiva del país agredido. Por si eso fuera poco, a larga distancia de los escenarios reales, los mísiles de los portaviones yanquis vuelan con su carga mortífera destruyendo lo que la estrategia militar considera pertinente y de necesidad vital.

En fin, la agresión se anuncia y está planificada hacia todas partes, y nunca se sabrá la duración pronosticada. El conteo de las muertes, militares o civiles, ya empiezan a demostrar que las llamadas operaciones quirúrgicas no son asépticas y sí letales para el agredido. Y mientras transcurra el tiempo ya veremos que sumarán cientos o miles. ¿Alguien podrá decirnos si las muertes de militares y civiles libios, poseen una sublimación especial por provenir de la llamada "coalición comunitaria” extranjera, y si es mucho más justificable y beneficiosa para el derecho humano a la vida, en comparación con las muertes inevitables que ocurran entre los dos bandos combatientes por intereses encontrados en su propio país?

Ante la realidad que ya vivimos y viviremos, los académicos de la lengua debían inscribir el término ponciopilatista en una nueva edición del diccionario general o en un glosario especializado sobre política, cuya definición sea la siguiente: "Dícese de cualquier país perteneciente a cualquier organización internacional con la misión de preservar la paz y que, a pesar de no creer a otro país merecedor de un tratamiento agresivo, deja la responsabilidad de la suerte y de la muerte de ese pueblo en manos de fariseos imperiales, y, luego, con declaraciones inconsecuentes de lamentos, como si se tratase de un nuevo Pilato redivivo y moderno aunque exactamente igual al antiguo procurador romano de Judea, expresara: "Soy inocente de las muertes que mi actitud provoque en ese pueblo, vosotros, los prepotentes promotores y ejecutores, responderán de ellas”.

En conclusión, en Libia se ha iniciado una nueva lección de la historia, y como ocho años atrás en Irak, se han juntado otros tres jinetes del Apocalipsis para librar su guerra: Obama, Sarcozy y Cameron. Nombres distintos, con misiones imperiales iguales, los mismos métodos guerreristas y el mismo lenguaje prepotente y corruptor de la verdadera significación de las palabras.

Esperemos. Un día las cosas tomarán mejor camino: ¡ya lo verán!

¡Es la Amazonía, estúpido!



21.03.11 - Brasil
Atilio Borón
Doctor en Ciência Política por la Universidad de Harvard y profesor titular de Teoria Política en la UBA (Universidad de Buenos Aires)
Adital

Los intereses imperialistas están sobre Brasil, en este caso con el envío de su principal representante al país, Barack Obama.

Todos recuerdan aquella frase con la que Bill Clinton desarmó a George Bush padre en la competición presidencial de 1992. Una expresión parecida podría utilizarse en el momento actual, cuando muchos piensan, en Brasil y fuera de él, que Obama está de visita en ese país para vender los F-16 fabricados en Estados Unidos, desplazando a su competidor francés, y para promover la participación de empresas estadounidenses en la gran expansión futura del negocio petrolero brasileño.

También, para asegurar un suministro confiable y previsible a su insaciable demanda de combustible mediante acuerdos con un país del ámbito hemisférico y menos conflictivo e inestable que sus proveedores tradicionales del Oriente Medio o la propia Latinoamérica. Aparte de eso, la carpeta de negocios que lleva Obama incluye la intervención de empresas de su país en la renovación de la infraestructura de transportes y comunicaciones de Brasil y en los servicios de vigilancia y seguridad que requerirán la Copa Mundial de Fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos (2016). Quienes apuntan a estas realidades no dejan de señalar los problemas bilaterales que afectan a la relación comercial, sobre todo debido a la persistencia del proteccionismo estadounidense y las trabas que éste implica para las exportaciones brasileñas. La relación, por lo tanto, está lejos de ser tan armónica como muchos dicen. Además, la creciente gravitación regional y en parte internacional del Brasil es vista con preocupación por Washington. Sin el apoyo de Brasil y Argentina, amén de otros países, la iniciativa bolivariana de acabar con el ALCA no habría prosperado. Por lo tanto, un Brasil poderoso es un estorbo para los proyectos del imperialismo en la región.

Dado lo anterior hay que preguntarse acerca de los objetivos que persigue la visita de Obama al Brasil. Observemos primero los datos del contexto: desde la inauguración del gobierno de Dilma Rousseff la Casa Blanca desplegó una enérgica ofensiva tendente a fortalecer la relación bilateral. No habían pasado diez días de su instalación en el Palacio del Planalto cuando recibió la visita de los senadores republicanos John McCain y John Barrasso; pocas semanas más tarde sería el Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, quien golpearía a su puerta para reunirse con la presidenta. El interés de los visitantes se desató ante el recambio presidencial y la esperanzadora señal procedente del Brasilia cuando la nueva presidenta anunció que estaba reconsiderando la compra de 36 aviones de combate a la firma francesa Dassault que, en su monento, había anunciado el saliente presidente Lula. Este cambio de actitud hizo que los lobbistas de las grandes empresas del complejo militar-industrial –es decir, el "gobierno permanente” de los Estados Unidos, con prescindencia del transitorio ocupante de la Casa Blanca- se dejaran caer sobre Brasilia con la esperanza de verse beneficiados con la adjudicación de un primer contrato por 6.000 millones de dólares que, eventualmente, podría acrecentarse significativamente si el gobierno brasileño decidiera, como se espera, ordenar la compra de otros 120 aviones en los años siguientes. Pero sería un error creer que sólo la motivación crematística es la que inspira el viaje de Obama.

En realidad, lo que a aquél más le interesa en su calidad de administrador del imperio es avanzar en el control de la Amazonía. Requisito principal de este proyecto es entorpecer, ya que no puede detener, la creciente coordinación e integración política y económica en curso en la región y que tan importante han sido para hacer naufragar el ALCA en 2005 y frustrar la conspiración secesionista y golpista en Bolivia (2008) y Ecuador (2010). También debe tratar de sembrar la discordia entre los gobiernos más radicales de la región (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador) y los gobiernos "progresistas” –principalmente Brasil, Argentina y Uruguay- que pugnan por encontrar un espacio, cada vez más acotado y problemático, entre la capitulación a los dictados del imperio y los ideales emancipatorios, hoy encarnados en los países del ALBA, que hace doscientos años inspiraron las luchas por la independencia de nuestros países. El resto son asuntos secundarios. Sorprende, dados estos antecedentes, la indecisión de Rousseff en relación con el reequipamiento de sus fuerzas armadas porque si finalmente Brasil llegara a cerrar el trato favoreciendo la adquisición de los F-16 en lugar de los Rafale franceses su país vería seriamente menoscabada su voluntad de reafirmar su efectiva soberanía sobre la Amazonía. Con esto no se quiere afirmar que Brasil debe comprar los aviones de la Dassault; lo que sí se quiere decir es que cualquier otra alternativa es preferible a su adquisición a un proveedor estadounidense. Si tal cosa llegara a ocurrir es porque la cancillería brasileña habría pasado por alto, con irresponsable negligencia, el hecho de que en el tablero geopolítico hemisférico Washington tiene dos objetivos estratégicos: el primero, más inmediato, es acabar con el gobierno de Chávez apelando a cualquier expediente, sea de carácter legal e institucional o, en su defecto, a cualquier forma de sedición. Este es el objetivo manifiesto y vociferado de la Casa Blanca. Pero el fundamental, a largo plazo, es el control de la Amazonía, lugar donde se depositan enormes riquezas que el imperio, en su desorbitada carrera hacia la apropiación excluyente de los recursos naturales del planeta, desea asegurar para sí sin nadie que se entrometa en lo que su clase dominante percibe como su hinterland natural: agua, minerales estratégicos, petróleo, gas, biodiversidad y alimentos. Para los más osados estrategas estadounidenses la cuenta amazónica, al igual que la Antártida, es un área de libre acceso en donde no se reconocen soberanías nacionales y abierta, por eso mismo, a quienes cuenten con "los recursos tecnológicos y logísticos” que permitan su adecuada explotación. Es decir, los Estados Unidos. Pero, obviamente, ningún alto funcionario del Departamento de Estado o del Pentágono, y mucho menos el presidente de Estados Unidos, anda diciendo estas cosas en voz alta. Pero actúan en función de esa convicción. Y, coherente con esta realidad, sería insensato para Brasil apostar a un equipamiento y una tecnología militar que lo colocaría en una situación de subordinación ante quien ostensiblemente le está disputando la posesión efectiva de los inmensos recursos de la Amazonía. ¿O es que alguien tiene dudas de que, cuando llegue el momento, Estados Unidos no vacilará un segundo en apelar a la fuerza para defender sus vitales intereses amenazados por la imposibilidad de acceder a los recursos naturales encerrados en esa región?

Lo que está en juego, en consecuencia, es precisamente el control de esa zona. Obviamente, de esto Obama no intercambiará una palabra con su anfitriona. Entre otras cosas porque Washington ya ejerce un cierto control de hecho sobre la Amazonía a partir de su enorme superioridad en materia de comunicación satelital. Además, la extensa cadena de bases militares con la que Estados Unidos ha venido rodeando esa área ratifica, con los métodos tradicionales del imperialismo, esa inocultable ambición de apropiación territorial. La preocupación que movió al ex presidente Lula da Silva a acelerar el reequipamiento de las fuerzas armadas brasileñas fue la inesperada reactivación de la IV Flota de Estados Unidos pocas semanas después de que Brasilia anunciara el descubrimiento de un enorme yacimiento petrolero submarino frente al litoral paulista. Allí se hizo evidente, como una relampagueante pesadilla, que Washington consideraba inaceptable un Brasil que además de contar con un gran territorio y una riquísima dotación de recursos naturales pudiera también convertirse en una potencia petrolera y, por eso mismo, en un país capaz de contrabalancear el predominio estadounidense al sur del río Bravo y, en menor medida, en el tablero geopolítico mundial. El astuto minué cortesano de la diplomacia estadounidense ha ocultado los verdaderos intereses de un imperio sediento de materias primas, energía y recursos naturales de todo tipo y sobre el cual la gran cuenca amazónica ejerce una irresistible atracción. Para disimular sus intenciones Washington ha utilizado –exitosamente, porque la cuenca amazónica terminó siendo rodeada por bases estadounidenses- un sutil operativo de distracción en el cual Itamaraty cayó como un novato: ofrecer su apoyo para lograr que Brasil obtenga un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Cuesta entender cómo los experimentados diplomáticos brasileños tomaron en serio tan inverosímil ofrecimiento que franqueaba el ingreso a Brasil mientras se lo cerraba a países como Alemania, Japón, Italia, Canadá, India y Pakistán. Deslumbrados por esa promesa la cancillería brasileña y el alto mando militar no percibieron que mientras se entretenían en estériles divagaciones sobre el asunto la Casa Blanca iba instalando sus bases por doquier: siete, ¡sí, siete!, en Colombia en el cuadrante noroeste de la Amazonía; dos en Paraguay, en el sur; por lo menos una en Perú, para controlar el acceso oeste a la región y una, en trámite, con la Francia de Sarkozy para instalar tropas y equipos militares en la Guayana francesa, aptos para monitorear la región oriental de la Amazonía. Más al norte, bases en Aruba, Curazao, Panamá, Honduras, El Salvador, Puerto Rico, Guantánamo para hostigar a la Venezuela bolivariana y, por supuesto, a la Revolución Cubana. Pretender reafirmar la soberanía brasileña en esa región apelando a equipos, armamentos y tecnología bélica de Estados Unidos constituye un mayúsculo error, pues la dependencia tecnológica y militar que ello implicaría dejaría a Brasil atado de pies y manos a los designios de la potencia imperial. Salvo que se piense, claro está, que los intereses nacionales de Brasil y Estados Unidos son coincidentes. Algunos así lo creen, pero sería gravísimo que la presidenta Rousseff incurriera en tan enorme e irreparable yerro de apreciación. Y los costos –económicos, sociales y políticos- que Brasil, y con él toda la región, deberían pagar a causa de tal desatino serían exorbitantes.

[Resumen Latinoamericano/Rebelión].


ANIVERSARIO 115 DEL NATALICIO DE AMELIA PELÁEZ


Una mirada en retrospectiva
Roberto Cobas Amate • La Habana
Foto: Berestein

Una nueva generación de pintores y escultores irrumpe en el panorama de la plástica cubana en los años 30 del siglo XX. Estos artistas traen consigo inquietudes desconocidas hasta ese momento en el contexto cultural insular. Entre ellos destaca la figura aislada de una mujer, Amelia Peláez del Casal, quien impondrá una nueva manera de percibir la realidad tomando como eje rector los principios de la modernidad.

El talento de Amelia Peláez se aprecia desde sus obras iniciales realizadas en el primer lustro de la década de los años 20 como discípula aventajada del maestro Leopoldo Romañach. Con ansias de nuevos conocimientos, viaja a París en 1927 y allí entra en contacto con las vanguardias artísticas de la Escuela de París y, por consiguiente, con el lenguaje moderno, que asume plenamente. Su mente, ávida de conocimientos, se encuentra abierta a la enseñanza artística y así matricula diferentes cursos libres en la Grande Chaumière, la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes y la Escuela del Louvre. A la vez, visita frecuentemente el Museo del Louvre, donde estudia directamente las obras de los grandes maestros de la pintura. El contexto es muy favorable para su aprendizaje y la joven Amelia queda impresionada ante la obra de Cézanne, Braque y Matisse. Sin embargo, para su formación artística será decisivo el encuentro con Alexandra Exter, pintora de origen ruso con la que explora a profundidad la pintura de vanguardia, en particular la dinámica del color, el abstraccionismo y el diseño escenográfico. Entre 1931 y 1934 ―año de su regreso a Cuba― toma clases con Alexandra y, tal como ella misma reconoce, a las enseñanzas de esta artista “…debo mi mayor adelanto y conocimiento técnico” [1].

Su primera exposición en París, en la Galería Zak, del 28 de abril al 12 de mayo de 1933, constituye un éxito. Sobresale la calidad de su pintura, apreciándose desde entonces el rigor de la estructura compositiva. Se observa variedad en lo mostrado, avizorándose que la joven Amelia, aún por definir su estética, ya presenta obras de una súbita madurez como “La liebre o Gundinga”. En el conjunto presentado se encuentran las naturalezas muertas que aparecen como repentino motivo de inspiración ―tal y como se aprecia en “Naturaleza muerta sobre ocre”― y que ocupan el centro de su obra desde inicios de los años 40 en adelante. Tal y como afirma Ramón Vázquez, su más exhaustivo investigador, refiriéndose a sus años europeos: “El conjunto hubiera bastado para colocarla en el primer rango del vanguardismo cubano…”[2] en el contexto de la época.


"Naturaleza muerta sobre ocre", 1930

Amelia asume con sentido crítico las influencias que se mueven a su alrededor. Dentro de la variedad de propuestas y artistas que la rodean, indaga en todas las variantes que puedan nutrir su arte. Sus experimentaciones cubistas se encuentran entre las más interesantes experiencias innovadoras llevadas a cabo por los artistas de la vanguardia cubana en cualquier época. Entre otras, sobresalen “Composición con porrón”, “Composición con vasos” y “Composición con texturas”, realizadas todas hacia 1933, en las cuales Amelia se acerca con curiosidad a la abstracción, en unos casos indagando en las formas geométricas y en otras a través de la mancha de color.


"Composición con vasos", 1933

Al regresar a Cuba en enero de 1934, trae consigo su producción realizada en el viejo continente y una probada formación como pintora moderna. Amelia ha cuajado cabalmente como artista en París y retorna a casa con una consolidada madurez creativa. Sin embargo, no se lanza rápidamente a exponer en los espacios culturales de la Isla. Prefiere ir madurando su conciencia artística a través del dibujo frente a la exuberante realidad tropical.

Un año después de su viaje a París decide reaparecer en los espacios culturales de La Habana con una exposición personal en el Lyceum (25 de enero - 4 de febrero de 1935), con una selección de obras de su periplo europeo. Esta muestra resulta decisiva para incorporarla, como fuerza de primer orden, al panorama de la joven plástica moderna cubana. El lúcido ensayista y director de Cultura de la Secretaría de Educación por aquel entonces, José María Chacón y Calvo, en el prefacio al catálogo afirma: “Con el arte de Amelia Peláez vivimos en un ambiente de pureza absoluta. Pintura con los colores precisos. Pintura sin mancha”[3].


"Flores amarillas", 1928

La pintura de Amelia se llena de nuevos contenidos a su contacto con la tierra natal. Para otros críticos del momento como Ramón Guirao “[…] con Carlos Enríquez y Amelia Peláez se actualiza nuestra pintura, o sea, se resumen todas las modalidades europeas de vanguardia”[4].

El sentido experimental de su pintura se hace evidente en los magníficos bocetos “Naturaleza muerta con frutabomba” y “Naturaleza muerta con frutas y vitrales” en los cuales se observa cómo Amelia supera el ascendente europeo para adentrarse en un lenguaje que la aproxima a una morfología, una luminosidad y un color propios de nuestro medio insular. Estas obras constituyen una anticipación de lo que posteriormente será la línea fundamental de desarrollo de toda su pintura: las naturalezas muertas.

Los años 30 se caracterizan por una continuidad de su trabajo en Europa, al que inteligentemente Amelia irá incorporando aquellos motivos que enriquecen su pintura como citas de un ambiente que le brinda una luz y color propios de las coordenadas caribeñas.


"Naturaleza muerta con melón", 1954

Ya en el “Florero”, de 1938, se aprecia el uso de la línea negra en forma de arabesco en una fase germinal, apenas un atisbo del desarrollo posterior, en los años 40 y 50, donde la línea sinuosa se transforma en enredadera que estructura y envuelve las formas al centro de la composición, usualmente las carnales y sabrosas frutas tropicales.

Y es que, precisamente a partir del tema de la naturaleza muerta, Amelia Peláez alcanza el centro de gravedad que mejor define su obra plástica. Esto se hace evidente desde época temprana, con una férrea disciplina en los años 30, al estilo de “Naturaleza muerta con mameyes”, aún alejada de la sensualidad y el barroquismo alcanzados por su obra en la década de los 40.


"Naturaleza muerta con mameyes
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Su pintura logra sus más sobresalientes resonancias próximas al pensamiento estético e intelectual de José Lezama Lima y a la generación de artistas y escritores nucleados alrededor de la revista Orígenes (1944-1956). Vinculada estrechamente a Lezama desde 1939 ―cuando este publica la revista Espuela de Plata― ahora, gracias al ideario lezamiano, Amelia se une a un grupo de pintores más jóvenes como Mariano Rodríguez y René Portocarrero, quienes deciden emprender el rescate de la memoria histórica de las raíces hispánicas de la cultura cubana. Ya se observa en la artista una anticipación de estas búsquedas en una obra de exquisito intimismo como su dibujo “Siesta” (1941), en el que la figura femenina se integra al mobiliario y a las artes decorativas que se encuentran en la habitación, tema explorado a través de un dramático colorido en los antológicos Interiores del Cerro, de René Portocarrero.


"Siesta", 1941

Esta recuperación del pasado tiene un carácter creador, dinámico, como piedra angular de una imagen moderna que retroalimenta una identidad fortalecida y proyectada como paradigma de lo criollo. En tal sentido, las naturalezas muertas de Amelia desempeñan un papel protagónico junto con los interiores domésticos concebidos por Portocarrero y Mariano. Y si este último indaga en la calle y atrapa en gamas de enriquecido colorido aspectos de nuestra realidad inmediata como “La catedral de La Habana” y “El parque”, Amelia se regodea en un espacio interior cerrado, íntimo, donde el centro de atención son las frutas cubanas y las innumerables posibilidades expresivas del tema de las naturalezas muertas en un ambiente que se regodea en el ornamento de la arquitectura colonial. Así surge su apropiación de los vitrales o medios puntos que aportarán decisivamente a su manera de estructurar la composición. Filtra con finura exquisita los colores que otorgarán un misterio esencial a sus obras. El artista y crítico de arte Jorge Rigol señala cómo “Amelia Peláez vive inmersa, literalmente, en el mundo de formas que poblarán su pintura”[5], señalando la sabia relación que establece la artista entre el exterior ―rodeado de rejas, flores, frutos, hojas, árboles y luz― y el interior ―dominado por mamparas, muebles, utensilios y vitrales. Por su parte Graziella Pogolotti señala con agudeza: “[…] la sólida arquitectura del cuadro otorga a lo íntimo un sentido de monumentalidad, transforma lo cotidiano en imagen simbólica de lo trascendente”[6].


1945

Cuando Alfred Barr jr. y José Gómez Sicre realizan su selección de obras para exponer en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) la alta representatividad de Amelia con 11 obras ―entre las cuales se encuentran óleos, acuarelas, dibujos y un gouache―, la confirman como una de las artistas más significativas del panorama plástico insular. En ese momento se revela la pintura de Amelia como una confirmación de un estilo original que ha evolucionado de su aprendizaje europeo hacia formas nuevas muy relacionadas con una mirada que penetra con agudeza la realidad cubana. “Siempre, sobre la carnalidad de la ornamentación estará vigente la voluntad de ordenación de las estructuras, pero, siempre, también, a través de estas, sobreponiéndose a estas, estará presente, en prodigioso equilibrio de fuerzas contrastantes, la sensualidad de la ornamentación. Confluentes del gran río de su pintura, estos rasgos darán a la obra de Amelia Peláez esa fisonomía a una vez universal y cubana con que se enfrentará a la posteridad”[7].

No se puede hablar de la obra de Amelia de los años 40 sin referirse al tratamiento tan particular que hizo de las figuras femeninas. Nutriéndose de la estética de lo feo, propio de las vanguardias artísticas europeas del siglo XX, Amelia confiere en su pintura cierto carácter entre grotesco y dramático a sus perfiles de mujer, tal y como aparecen en sus obras “Las dos hermanas” (1944), “Mujer” (1945) y “Mujer” (1947), todas pertenecientes a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.


"Mujer", 1947

En los años 50 ocurren cambios significativos en su pintura, la que, sin perder su personalidad definitoria, oscila hacia un estilo próximo a la abstracción geométrica. De manera general, el abstraccionismo como corriente expresiva incide notablemente en la plástica cubana de la época. En tal sentido, una artista consagrada como Amelia, aunque mantiene inalterable la esencia de su estilo, se acomoda a un tipo de composición en la que prevalece la morfología hacia la geometría, lo que se aprecia, entre otras, en su óleo “Peces” (1958)[8], resuelto en una espléndida gama de azules. Tal como señala José Antonio Portuondo: “La abstracción en Amelia es fundamentalmente concreción de esencias cubanas, visión de nuestra realidad fundada en el color crudo, en las formas que proliferan, se entrelazan, invaden con ímpetu tropical la existencia cotidiana, creando una atmósfera mágica que confiere a las formas habituales, a las cosas cotidianas y vulgares ―costureros, peces, frutas, jarrones, muebles― una personalidad de excepción”[9].


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Peces", 1958

Durante los 60, el color luminoso es una dominante en un grupo de composiciones de vigorosa estructura que generalmente presenta un motivo dominante al centro del cuadro. Esta poética particularmente atractiva de la producción de Amelia se inicia con “Naturaleza muerta con mameyes”, realizada en 1959. En “Girasol”, la gama de amarillos es particularmente intensa, logrando una riqueza notable de texturas a través del uso de una pasta espesa de óleo con la cual crea un exquisito bordado. También en esta época llega a su máximo esplendor la utilización de los vitrales o medios puntos, apreciándose el equilibrio entre dibujo y color de una manera admirable en “Naturaleza muerta en azul”, una de sus obras maestras. Algunas de estas piezas realizadas en 1964 se encuentran entre lo más selecto del trabajo de Amelia a lo largo de su fructífera carrera.

Entre 1964 y 1967 Amelia continúa realizando una obra de gran envergadura ―que alterna sabiamente con obras de menor rango―, que sitúa a este momento creativo entre los más felices de la artista. La línea negra sigue definiendo los contornos que circunscriben las grandes áreas luminosas de color. “Florero” y “Girasol”, ambas de 1964, y “Naturaleza muerta en azul” son tres magníficos ejemplos de la producción “ameliana” en los años finales de su vida.


"Girasol", 1964

La obra de Amelia Peláez constituye un monumento a la defensa de los valores identitarios de la cultura cubana. Afianzándose en estas raíces, supo proyectarlas en un lenguaje universal de singular unidad. Su evolución transcurre sin saltos, en una continuidad que se afirma en la voluntad de ser consecuente con ella misma sin desvíos ni repeticiones. “Amelia gustó de encontrar lo diferente sin perder la unidad del decir propio”[10]. Es por ello que ocupa un espacio de honor dentro de la plástica cubana para, desde ahí, conquistar un merecido reconocimiento en el ámbito latinoamericano e internacional.

* Curador de la exposición MNBA

Notas:

[1] Palabras de Amelia Peláez fechadas en La Habana, febrero de 1943, en catálogo Amelia Peláez. Exposición retrospectiva, Museo Nacional Palacio de Bellas Artes, La Habana, 14 de noviembre de 1968.

[2] Vázquez Díaz, Ramón: “Encuentro con Amelia Peláez”, en Amelia Peláez en el Centenario de su nacimiento. Óleos, temperas y dibujos 1924-1967, Centro Wifredo Lam, La Habana, 1996, p. 18.

[3] Chacón y Calvo, José María: “Prefacio”, catálogo Exposición Amelia Peláez del Casal, Lyceum, La Habana, desde el 25 de enero hasta el 4 de febrero, 1935.

[4] Guirao, Ramón: “Exposición Nacional de Pintura y Escultura”, Grafos (La Habana) Año 3, Vol. 2, No. 23, marzo de 1935. ilus.

[5] Rigor, Jorge: Amelia Peláez, exposición retrospectiva, Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, 14 de noviembre, 1968.

[6] Graziella Pogolotti en la introducción del libro de María Elena Jubrías: Amelia Peláez. Cerámica, Ediciones Vanguardia Cubana, Escandon impresores, Sevilla, 2008, p. 11.

[7] Rigor, Jorge: Ob. Cit., sin paginar.

[8] A partir de 1950 el acercamiento de Amelia a la cerámica juega un rol decisivo en una nueva manera de relacionarse con la pintura. De su concepción como ceramista se nutre la morfología de sus composiciones pictóricas, que alcanzan un sentido evidente en la estructuración de las formas. Tal como afirma María Elena Jubrías: “[…] su obra pictórica posterior a 1950 hubiera sido distinta sin la rica experiencia que constituyó su incursionar en la cerámica”. Recomendamos consultar: María Elena Jubrías: Amelia Peláez. Cerámica, Ediciones Vanguardia Cubana, Sevilla, 2008, p. 105.

[9] Portuondo, José Antonio: Juventud Rebelde, La Habana, 9 de abril, 1968.

[10] Esta afirmación realizada por la doctora María Elena Jubrías para la labor cerámica de Amelia es válida también para su pintura. Ver: María Elena Jubrías: Ob. cit.

carlos varela por cuba

Cualquier defecto puede ser perdonado, menos la insensibilidad


Por mi experiencia revolucionaria, nunca he estado mejor informado que cuando hablo con el pueblo, que cuando me reúno con trabajadores, con estudiantes, con campesinos. He tenido en mi vida dos universidades: una donde aprendí nada y otra donde lo aprendía todo. Y esa es el contacto con la gente, con sus inquietudes, con sus preocupaciones, con sus problemas, con aquellas cosas que les preocupan. No debe haber ningún hombre que se considere cuadro político que no posea sensibilidad para sentir hondamente la gente y los problemas de la gente.

Cualquier defecto puede ser perdonado, menos la insensibilidad. Por eso, el cuadro político no se puede formar en una universidad, el cuadro político no se puede formar en una escuela...

Fidel, 29 de agosto de 1966

lunes, marzo 21, 2011

“Peteco” Carabajal cantará un tema de Cerati


“El viajero”, un puñado intenso de canciones nuevas, propias y ajenas. El eje es la chacarera, pero también interpretará un tema del ex de Soda Stereo y “Vamos a andar”, de Silvio Rodríguez.

El prestigioso cantautor santiagueño no descansa y luego de realizar 30 recitales en distintos festivales del país, “Peteco” Carabajal presentará el miércoles 23 en el teatro Coliseo de La Plata su nuevo CD/DVD en el cual demostrará, una vez más, su talento. En esta oportunidad será “Corazón delator” la canción con la cual homenajeará a Gustavo Cerati. Bajo el nombre de “El viajero”, la próxima producción contempla, en su parte estrictamente musical, un puñado intenso de canciones nuevas propias y ajenas, y en la visual-musical, lo mismo, más esos clásicos que jamás pueden faltar: “Soy santiagueño”, “La estrella azul” o “Digo, la mazamorra”, entre ellos. A pesar de que anduvo recorriendo distintos puntos geográficos, el artista rescata: “No fue el año de más trabajo, pero sí de los mejores, porque ha sido una gira tranquila y descansada. Podría haber hecho más festivales, pero andar viajando mucho es peligroso. A veces uno, en el afán de ganar un poco más, agarra todo y no mide los riesgos. Hay que hacer justo lo que hay que hacer”.

“Peteco” brilló en el Festival de Cosquín, donde en 40 minutos mostró un puñado de canciones nuevas, algo que proyecta repetir ampliado el próximo miércoles 23 en ciudad La Plata. Entre ellas, “Amanecer revolución”, el tema que grabó para el disco del Bicentenario, “El coyuyo de Shangai”, una chacarera instrumental compuesta en aquella ciudad para la Expo que cuenta, en su versión original, con un violinista chino; “Bienvenidos” y la zamba “Símbolo universal”, ambas de su hermano Demi; “Agoniza bandoneón”, de su hijo Homero; clásicos de la década del 70 (“Cuando tenga la tierra”, de Daniel Toro y Ariel Petrocelli; “Vamos a andar”, de Silvio Rodríguez y “Quimey Neuquén”, de Marcelo Berbel) y un plus emotivo en honor a Gustavo Cerati: “Corazón delator”.

En cuanto a la elección del tema del rockero argentino, “Peteco” sostuvo: “La hice por agradecimiento y por conexión espiritual, porque Cerati ha sido muy importante como creador en los últimos años. Demi tenía 15 años y se pasaba todo el día sacando temas de Soda Stereo con la guitarra, cuando yo casi no los escuchaba. Estaba como enloquecido y cuando propuse hacer el tema, todos los compañeros se han sentido felices. Está hecho desde ese lugar y por eso no lo canto solo”.

“Peteco” no estará solo, lo acompañarán Demi, ahora baterista; Juancho Farías Gómez, hijo del Chango, en bajo, y Daniel Patanchón y Homero Carabajal en guitarras eléctricas y acústicas. “El viajero” fue fruto de tres meses de ensayos y preparación. Algunos con público (gratis y a beneficio del hospital Garrahan) en el Centro Cultural Haroldo Conti de la ex ESMA, y otro, el definitivo, ante 1.500 personas en el teatro El Círculo de Rosario. “El viajero” es el resultado de sensaciones y miradas como viajero de los lugares en que me ha tocado estar, vivir. Es el tipo que anda, que conoce lugares, que ve pueblos y gentes. Y agregó que el viajero no es sólo el que anda geográficamente, sino el que siempre está retornando al mismo lugar. Se puede estar viajando, aún estando quieto”, definió “Peteco”.