lunes, diciembre 07, 2009

Argentina: Gabo Sequeira en IMPA 11/12/09


El Viernes 11 de diciembre a las 18:00hs en La Fabrica Recuperada IMPA

El trovador Gabo Sequeira cerrará con sus canciones la charla sobre Derechos Humanos ayer y hoy que contará con la presencia de:

Nora Cortíñas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Margaria Cruz, grupo de Investiagación de Faimallá
Victor de Genaro, sec. de CTA Nacional
Carlos Mamud, Cooperativa UST

Coordina Vicente Zito Lema

Querandíes 4290, Ciudad Autonoma de Buenos Aires.
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http://dokoentertainment.com/dokomusica/Gabo_Sequeira
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FRANCISCO VILLA EN CONCIERTO DE FIN DE AÑO


LUNES 7 DE DICIEMBRE A LAS 22:00 EN LA BARCAZA

Luego de su exitosa presentación en la austral ciudad de Valdivia y próximo a su nueva gira internacional, esta vez a las Islas Canarias, Francisco Villa, se presentará en este clásico local de Providencia, en lo que será el último concierto del año en Santiago

Especial énfasis le dará a su reciente producción “El alma del alma mía” y por supuesto que se paseará por los grandes éxitos de su prolífica producción discográfica, de 5 discos anteriores.

Hablar de Villa, puede que esté demás… sin lugar a dudas que es el trovador chileno actual, de mayor proyección, tanto nacional como internacional, que durante 25 años se ha mantenido fiel a sus principios, con un discurso coherente y consecuente con sus derechos que le dan sus sueños por una sociedad más justa y humana.

En su trova, no queda exenta la humanidad que da el amor y ese romanticismo necesario que nos invita a construir junto a la compañera, un amor perenne para avanzar por el enripiado camino que nos legó nuestra historia.

Este concierto, promete una noche cargada de emociones y sensaciones, que no nos dejará indiferentes… una noche donde podremos darnos un abrazo de cordillera, con la convicción de que la patota, una vez mas está reunida, con la ternura y valentía de estar en lo correcto, al momento de recibir, los buenos acordes y lírica interesante, que nos hará sentirnos diferentes a los que solo buscan lo mediático.

(HERNÁN ZÚÑIGA- Radio Universidad de Chile)



ADHESION: $3.000

LOS ESPERAMOS… CORRAN LA VOZ… NOS VEMOS


“RECUERDEN QUE EL MARTES ES FERIADO...”


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Como el chulla no existe otro igual


En el apogeo de las fiestas quiteñas, el Grupo EL COMERCIO hace un acercamiento a los rasgos que identifican al habitante de la capital.

Redacción Quito

Tal vez si escucha la frase: ‘Verásff, asomaraste. A ver si nos vamos al fútbol’. No dudará en que la pronunció un quiteño o una quiteña.

La palabra verásff, en Quito, puede ser desde un simple llamado de atención, una amenaza de amigos: verásff harazme jugar o te pego un güañucta (trompón o quiño) o un anuncio que jamás se cumplirá: verás, hermanito, asomarasteff, para hacer algo.

Estas frases provocan risas en el librero Édgar Freire: “El quiteño es plantilla y dice esa frase cuando ni siquiera piensa que volverá a ver a ese ‘hermanito”.

Pero no solo es plantilla, Freire recalca ese lenguaje cálido que usa la gente que vive en Quito. Es muy común en la capital (y en gran parte de la Sierra) el uso del verbo dar más otro verbo en gerundio, como si fuera un ‘verbo compuesto’ para pedir un favor.

Dar trayendo, dar comprando, dar haciendo, dar pidiendo, etc., implica, según Marco Chiriboga Villaquirán, quien tiene el espacio radial ‘Quiero hablarles de una ciudad llamada Quito’, la injustificable combinación de dos verbos, uno en infinitivo (dar) y el otro en gerundio (trayendo, escribiendo, cogiendo, arreglando) para formar un pseudo-imperativo, que no es precisamente una orden, y sí, casi una súplica.

Para Freire esa mezcla del verbo dar y un gerundio es la muestra de que el quiteño es cálido, que teme a dar una orden. Y eso -el ser querendón- es uno de los rasgos que muestra una encuesta realizada por el Grupo EL COMERCIO para este especial.

La intención es mostrar algunos aspectos que forman al ‘ser quiteño’, que muchas veces no solo es aquel que nació en Quito sino a la persona que asimiló sus costumbres, su lenguaje, su forma de vida, su forma de vestir.

De hecho, la pinta del ‘ser quiteño’ es medio casual, medio elegante y medio a la moda. Esto también tiene una explicación para Chiriboga Villaquirán: “El quiteño jamás llega a hablar en términos enteros. Siempre busca el 50%”. Y por eso, sigue, en Quito no existen los tontos, sino los medio tontos, nadie está atrasado, sino medio atrasado, nadie es vago, sino medio vago y, por supuesto, nadie es mañoso, sino, medio manilargo; y, para colmo de los colmos, “las chicas confiesan a su mamá, que está medio encinta”.

Esta manera de hablar suele provocar risas entre quienes no han afinado el oído con el lenguaje quiteño, quienes no saben que aquí se dice no seas malito llamarasleff a la Carrmencita, con algunos sonidos de fff al final de las palabras y arrastrando la r.

Tal vez escuchando el español del quiteño se pueda entender su idiosincrasia. El Diario EL COMERCIO presenta en este especial un acercamiento a los rasgos del ‘ser quiteño’ que se consultaron a otros quiteños, quienes pudieron calificar, en un cuestionario, todos los rasgos que ellos pensaban que formaban parte del quiteño y de la quiteña.
En la comunidad

Menos solidario y descuidado

La falta de apoyo a las mingas barriales y el poco respeto hacia los espacios públicos caracterizan a la nueva generación de los quiteños. Los vecinos del norte y sur de la urbe comentan sobre los problemas que enfrenta la ciudad en los temas ciudadanos como el manejo de la basura y el mal uso de los parques y áreas de recreación. Los moradores afirman que la solidaridad y la colaboración son valores que ya no se practican cotidianamente en la capital.

En el deporte

Futbolero y voleibolista

Unidos a un balón por amor. Desde las gradas o desde una cancha, el fútbol y el ecuavoley desatan pasiones. En la urbe hay la Federación, la Asociación y la Unión de Ligas Barriales, que agrupan a 200 000 deportistas. Este año han ingresado a los tres estadios 376 262 hinchas en la mitad del Campeonato.

En la política

Protestón y poco involucrado

En los últimos 10 años, los quiteños han participado activamente en el derrocamiento de tres presidentes de la República. Sin embargo, la mayoría no se inmiscuye en asociaciones barriales ni comités para planificar políticamente mejoras para el Distrito.

En sus relaciones

Amiguero y reservado

El ‘brother’, pana o ñaño está siempre presente en la vida del quiteño. Crear lazos de amistad es importante para él. Tiene pocos amigos verdaderos y comparte tiempo de calidad con ellos. No le gusta intimar con personas que no conoce pero disfruta de los momentos que comparte. Frecuenta cafeterías, restaurantes, cines y hasta centros comerciales con tal de ver a sus verdaderos amigos y charlar con ellos. Pero se reserva ciertos temas.

En lo intelectual

Lector de periódicos y libros

El best seller, el entretenimiento y la necesidad definen el interés por la lectura de los quiteños. La información actualizada también influye en la lectura de periódicos. La producción de literatura infantil desarrolla buenos hábitos de lectura. Sin embargo, hace falta apoyo para la producción local.

En la movilidad

Muy viajero y aventurero

Cambiar de clima, salir, conocer... son algunas cualidades de los capitalinos. No hay cifras oficiales de cuántos son los viajeros y adónde van, pero los operadores turísticos dicen que el flujo que sale es alto. Las playas preferidas son Atacames y Tonsupa. La Cámara de Turismo de Esmeraldas calcula que ingresan 150 000 turistas quiteños anualmente. En períodos de descanso cortos prefieren Baños y Puyo; en el extranjero Cartagena y Rep.Dominicana.

En el amor y la familia

Tradicionalistas y románticos

Las familias quiteñas son unidas, les gusta compartir tiempo juntas y reunirse, sobre todo en las festividades. Para algunos es muy difícil separarse de sus familiares y optan por vivir en la casa de sus padres. Los nacidos en la capital también conservan el romanticismo y los detalles del enamoramiento. Las parejas aún se citan en los parques y son querendonas.

En la vida social

Farrero y bailador

Los bares, restaurantes y discotecas se llenan desde las 16:00. El reggaetón, la salsa y el merengue son los ritmos más bailados, pero la tecnocumbia es la más pedida en las radios y puestos de venta de CD. Durante los fines de semana los parques se llenan para pasear y ejercitarse.

En el trabajo

Madrugador y obrero

Los quiteños trabajan, algunos lo hacen por pasión, otros porque les toca y otros son burocráticos. Pero los expertos dicen que no hay un perfil único del trabajador quiteño, ya que la capital se ha convertido en una gran metrópoli a donde llegan trabajadores de todo el Ecuador e incluso de otras nacionalidades.

En la pinta

Clásico y casual al vestir

En las calles, discotecas, cines, teatros y otros espacios de encuentro, los estilos clásicos y casual, con colores oscuros, caracterizan la pinta del quiteño. La moda foránea, el clima y hasta el estado de ánimo también influyen en la pinta. Las tribus urbanas también imponen su moda.

bolivia va!!!

domingo, diciembre 06, 2009

La memoria del pueblo chileno pudo por fin honrar a Víctor Jara






Miles de chilenos y chilenas rinden su homenaje y se despiden se despiden de su amado trovador en un funeral popular de tres días.

www.kaosenlared.net/noticia/memoria-pueblo-chileno-pudo-fin-honrar-victor-jara

Víctor Jara fue asesinado hace 36 años por la dictadura de Augusto Pinochet y enterrado en secreto por su esposa y dos amigos el 18 de septiembre de 1973.

El día del golpe, 11 de septiembre, las fuerzas represivas, detuvieron a Víctor, quien fue terriblemente torturado para asesinarlo después. Ese crimen aún permanece impune, ya que los responsables de su asesinato no han sido juzgados.

Miles de personas se han presentado para darle e homenaje que merece, entre quienes se cuentan políticxs, periodistas, artistas y personalidades de la cultura.

Mañana sábado, Jara será enterrado en el Cementerio General.


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Empiezan a dar el último adiós a Víctor Jara

Aporrea. Centenares de personas empezaron hoy a dar el último adiós al cantautor Víctor Jara, asesinado en 1973 por militares, en el inicio del velatorio de sus restos, que se extenderá durante tres días para que sus compatriotas le ofrezcan el homenaje que no pudo recibir al momento de su muerte.

La británica Joan Turner, viuda del cantautor, custodió el féretro donde reposan los restos de su esposo, el mismo en el que fue sepultado en septiembre de 1973 cuando, acompañada solo por dos personas, lo depositó en un humilde nicho del Cementerio General.

"Está en el mismo ataúd con que fue sepultado casi en la clandestinidad por Joan Jara el 18 de septiembre de 1973. Su hija Manuela lo ha preparado", explicó la actriz Gloria König, presidenta de la Fundación Víctor Jara.

A la Fundación Víctor Jara, en el centro de Santiago, lugar elegido para velar al artista chileno, acudieron también representantes políticos, del mundo del arte y la cultura y de asociaciones de derechos humanos.

La primera guardia de honor fue encabezada por Joan Jara junto a sus hijas Amanda y Manuela.

Las siguientes fueron realizadas por los trabajadores de la Fundación Víctor Jara, la plana mayor del Partido Comunista de Chile, los máximos dirigentes de las juventudes comunistas y la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Entre las personas que acudieron al velatorio figuran la ministra de Cultura, Paulina Urrutia; el músico chileno Ángel Parra, hijo de Violeta Parra, el director de cine Andrés Wood y el candidato presidencial de la izquierda extraparlamentaria, Jorge Arrate.



El entierro del autor de canciones como "Te recuerdo Amanda" y "¡Ay, canto, que mal me sales!" tendrá lugar el sábado 5 de diciembre a las 10.00 horas (13.00 GMT) cuando, desde la sede de la Fundación saldrá un cortejo que recorrerá las calles hasta el Cementerio General.

El cantautor y director de teatro fue asesinado en el Estadio Chile, un recinto deportivo utilizado como centro de reclusión y tortura, días después del golpe de Estado que el 11 de septiembre de 1973 terminó con el mandato del presidente Salvador Allende (1970-1973).

Según determinó la investigación judicial, fue brutalmente golpeado y torturado, sus manos sufrieron golpes de culatas de fusiles y después recibió 44 disparos en todo el cuerpo.



Largas colas para rendir homenaje al cantante comunista Victor Jara
InSurGente.- Esta semana llegó el momento que se postergó por más de tres décadas: el homenaje y funeral como la gente que merecía Víctor Jara, símbolo del arte popular. El jueves comenzó el velatorio, que culminará con una despedida en el Cementerio General el día sábado, previo recorrido por Santiago. La afluencia de personas es incesante.

Así se anunció en el velatorio que se está realizando en el Galpón que lleva su nombre. El recorrido del sábado comienza a las 10:00 horas en calle Huérfanos. La idea es que pase por calles Brasil, Compañía, San Martín, San Pablo, Morandé y General Mackenna. Pasará también por la Estación Mapocho y será homenajeado por las pergoleras de avenida La Paz.

No será el único: la Brigada Ramona Parra hará el suyo en La Paz con Olivos. Luego Santos Dumont y Recoleta, hasta el Cementerio. Allá será llevado hasta el mismo lugar en que lo sepultó Joan Jara en 1973, con sólo 3 asistentes y bajo fuerte vigilancia militar, que prohibió hacer una despedida masiva.

La actividad lleva varias semanas de planificación y fue autorizada por Intendencia, considerada como muy importante para el Gobierno.

Para que se realice sin inconvenientes, Carabineros coordinó un plan especial para el perímetro del Galpón, con el apoyo de 700 voluntarios civiles.

El jueves y viernes está cortado el tránsito en Huérfanos, entre Cumming y Brasil. Compañía, Agustinas y Brasil siguen con libre circulación. Frente al Galpón, en la Plaza Brasil, se montó un escenario donde diversos artistas tributarán a Jara, incluyendo algunos de gran renombre como Inti Illimani y el Bafochi.





García Márquez inmerso en el general Bolívar


sábado 5 de diciembre de 2009

Luis Eduardo Saavedra Salazar (Desde Bogotá, Colombia. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Aun hoy, experimentamos el asombro del horror. Cuando se pensaba que era imposible encontrar otro límite a la infamia, una nueva atrocidad irrumpía ampliando al infinito ese límite del terror, en medio de otro estupor y otro escándalo. La patria anegada en sangre y lágrimas, camino de la paz. Es como si fuera un requisito ineluctable de la historia: recorrer el camino que conduce a la felicidad a sangre y fuego. Otros ya lo hicieron y alcanzaron, por lo menos, una relativa estabilidad, luego de desencadenar en el siglo pasado las mayores matanzas de la historia. Hoy, son nuestros mayores, se abisman de esta barbarie y nos miran con cierta compasión. “Con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud”, olvidando que “la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos”, decía García Márquez en su discurso de Estocolmo.

En El General en su laberinto, el Nobel retoma esta vieja controversia con los europeos, esa incapacidad de interpretarnos que los define, y frente a la cual la buena fe de sus consejos y esfuerzos solidarios se diluyen en un mar de palabrería vacua y actos de tal torpeza e inocuidad que sólo dejan un sabor de resentimiento en tanto latinoamericano que, lejos de su tierra, y por esta misma razón, padecen con mayor rigor su impotencia ante la incertidumbre de la patria.

En boca de Bolívar y Diocles Atlantique (personaje de El General en su laberinto), García Márquez recrea una de las tantas disputas que debió sostener en Europa sobre el destino de América Latina. Al francés lo caracteriza por su enciclopedismo farragoso y la insoportable propiedad con que plantea que todo lo bueno para los europeos es bueno para el resto del mundo. El aspecto central de su discusión de Estocolmo, no sólo lo inserta sino que lo amplía.

Había dicho García Márquez en Estocolmo que “tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construirse su propia muralla y otros 300 para tener un Obispo, que Roma se debatía en las tinieblas de la incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aun en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa como soldados de fortuna. Aun en el apogeo del renacimiento, doce mil ladquenets a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes”.

Ahora, Bolívar le espeta a Atlantique: “Si una historia está anegada de sangre, de indignidades, de injusticias, esa es la historia de Europa (...) La noche de san Bartolomé, el número de muertos pasó de dos mil en diez horas. En el esplendor del Renacimiento doce mil mercenarios a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes (...) Así que no nos hagan el favor de decirnos lo que debemos hacer. No traten de enseñarnos cómo debemos ser, no traten de que seamos iguales a ustedes, no pretendan que hagamos bien en veinte años lo que ustedes han hecho tan mal en dos mil.”

Y eso que García Márquez no podía poner en boca del General lo que aconteció en el siglo XX: dos conflagraciones mundiales desatadas por la Europa venerable. El genocidio atroz de Hiroshima y Nagasaki: la liquidación en masa de centenares de miles de hombres, mujeres y niños con los primeros rudimentos de la energía nuclear para entronizar un nuevo rey del mundo en un continente que se había autodestruido en pleno siglo XX, no sin antes contaminar con los peores vicios del fascismo a estas tierras vírgenes, cuya barbarie era edénica, si de confrontaciones se trata, y que nos costaron otros centenares de miles de vidas en muy pocos años a través de crímenes que se siguen repitiendo con una similitud siniestra.

Decía Cortázar que los escritores, si lo son verdaderamente, son como los caracoles que llevan la casita a cuestas. Esto le sirvió para que en su obra hasta los franceses hablaran en argentino. Y es difícil encontrar otro argentino que amara tanto a su país y, a su vez, haya dado tanto testimonio de ello. Sino que le pasó lo de Bolívar: por ampliar hasta la desmesura las fronteras de su patria se quedó desarraigado, como un fantasma trashumante por entre los confines de su América Latina, rumiando una nostalgia pavorosa.

Se puede estar anclado en París, pero no más. Se termina siendo un ciudadano de América Latina que añora los baños de cariaquito morado, que ceba el mate en las oficinas de la Unesco o que se tortura evocando la fragancia de la guayaba podrida para sustraer de la memoria el olor de su tierra. No es sino ver al Bolívar/García Márquez: “Se apoyó de espaldas al muro, sorprendido por el olor de las guayabas expuestas en una totuma sobre el alféizar de la ventana, y cuya fragancia viciosa saturaba por completo el ámbito del dormitorio. Permaneció así, con los ojos cerrados, aspirando el zahumerio de vivencias antiguas que le desgarraban el alma, hasta que se le acabó el aliento”.

Pero no bastaba olerlas, era preciso engullirlas, asimilarlas al torrente sanguíneo, poseerlas en un acto lento, sacramental: “Cedió a la tentación de coger una guayaba de las muchas que estaban en la totuma. Se embriagó un instante con el olor, le dio un mordisco ávido, masticó la pulpa con un deleite infantil, la saboreó por todos los lados y se la tragó poco a poco con un largo suspiro de la memoria”. No es un párrafo para tomarlo a la ligera, es una imagen desgarradora, de una sensualidad dolorosa: una alegoría de amor desesperado por la patria. Si la nostalgia toma esos ribetes, es comprensible lo que García Márquez le atribuye al sobrino de Bolívar: “El destino le deparó la inmensa fortuna de perder la memoria”. Así, no tendría que estar ansiando a nadie ni a nada, ni a su Caribe entrañable ni a su páramo remoto, con el que sostuvo una pugna pueril, ni tendría que sentirse muerto por ser un forastero en todas partes, cuando sabe que su patria es la misma de El Libertador: el corazón de cada colombiano.

Uno quisiera, finalmente, que el acento parisino de la rue Vivienne, que el autor le asigna a Bolívar, fuese una velada alusión a Cortázar, a la Galerie Vivienne de su cuento “El otro cielo”, el mejor acabado, según el mismo García Márquez. En los alrededores de la Galerie Vivienne vivía Lautréamont (“El otro cielo” entraña una especie de paralelo o, mejor, de reflejo especular de Lautréamont y Cortázar. Cortázar nació en Bruselas de padres diplomáticos argentinos, Lautréamont nació en Montevideo de padres diplomáticos franceses, etc.). Ya, en Cien años de soledad, había introducido a Rocamadour (personaje entrañable de Rayuela). Y no era gratuito. Cuando Cortázar murió, el Nobel escribió: “Me resisto a participar en los lamentos y elegías por Julio Cortázar. Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido y la gratitud de que nos haya dejado una obra tal vez inconclusa, pero tan bella e indestructible como su recuerdo”.

El 16 de Agosto de 1.970, desde Saignon, Cortázar, a modo de presentación, le escribía a Fernández Retamar: “García Márquez me dijo ayer, espontáneamente, y sin la menor referencia de mi parte, que a partir de fin de año nada le gustaría más que visitar a Cuba. Su problema es de orden personal, de carácter; Gabo tiene horror a las conferencias, las reuniones multitudinarias (...) pienso que la Casa (de las Américas) debería ayudarlo un poco a vencer esa timidez enfermiza (...) Gabo no tiene problemas de tiempo, y si ustedes lo quisieran podría quedarse tres meses”. (!)

Cuatro frases que hacen crecer la nariz de Pinocho


Eduardo Galeano
LibreRed

“Somos todos culpables de la ruina del planeta”

La salud del mundo está hecha un asco. ‘Somos todos responsables’, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es.

Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al ’sacrificio de todos’ en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple.

Estas cataratas de palabras -inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero del ozono- no se desencadenan gratuitamente. El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le sacan el jugo.

Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.

La señora Harlem Bruntland, quien encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que si los 7 mil millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, “harían falta 10 planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades”. Una experiencia imposible.

Pero los gobernantes de los países del Sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.

“Es verde lo que se pinta de verde”

Ahora, los gigantes de la industria química hace su publicidad en color verde, y el Banco Mundial lava su imagen repitiendo la palabra ecología en cada página de sus informes y tiñendo de verde sus préstamos. “En las condiciones de nuestros préstamos hay normas ambientales estrictas”, aclara el presidente de la suprema banquería del mundo. Somos todos ecologistas, hasta que alguna medida concreta limita la libertad de contaminación.

Cuando se aprobó en el Parlamento del Uruguay una tímida ley de defensa del medio ambiente, las empresas que echan veneno al aire y pudren las aguas se sacaron súbitamente la recién comprada careta verde y gritaron su verdad en términos que podrían ser resumidos así: “los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza, dedicados a sabotear el desarrollo económico y a espantar la inversión extranjera”.

El Banco Mundial, en cambio, es el principal promotor de la riqueza, el desarrollo y la inversión extranjera. Quizás por reunir tantas virtudes, el Banco manejará, junto a la ONU, el recién creado Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

Este impuesto a la mala conciencia dispondrá de poco dinero, 100 veces menos de lo que habían pedido los ecologistas, para financiar proyectos que no destruyan la naturaleza. Intención irreprochable, conclusión inevitable: si esos proyectos requieren un fondo especial, el Banco Mundial está admitiendo, de hecho, que todos sus demás proyectos hacen un flaco favor al medio ambiente.

El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington. Quien paga, manda, y la numerosa tecnocracia jamás escupe el plato donde come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna a nuestros países cautivos que por servicio de deuda pagan a sus acreedores externos 250 mil dólares por minuto, y les impone su política económica en función del dinero que concede o promete.

La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques.

“Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral”

Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas… Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron buena parte de los gastos de la Eco 92.

La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno.

En el gran baile de máscaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos.

Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios producen. De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo, seis fabrican pesticidas (Sandoz, Ciba-Geigy, Dekalb, Pfiezer, Upjohn, Shell, ICI).

La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana. La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos.

Chico Mendes, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988, en la Amazonía brasileña, por creer lo que creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil.

Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las ciudades desde las plantaciones del interior. Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata a toda América Latina. Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de exiliados del campo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no se puede entender ni cambiar dentro de los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

“La naturaleza está fuera de nosotros”

En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: “Honrarás a la naturaleza de la que formas parte”. Pero no se le ocurrió. Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado. Y merecía castigo.

Según las crónicas de la Conquista., los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el tronco entero, para no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de descanso, para no cansar a la tierra. La civilización que venía a imponer los devastadores monocultivos de exportación no podía entender a las culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación demoniaca o la ignorancia.

Para la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza era una bestia feroz que había que domar y castigar para que funcionara como una máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre. La naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud.
Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos, y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada. Ya no se habla de someter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos dicen que hay que protegerla. Pero en uno u otro caso, naturaleza sometida y naturaleza protegida, ella está fuera de nosotros.

La civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo.

Un León elevado por un Mundo alas




Cobertura especial La Jiribilla • La Habana

León Gieco está de vuelta en Cuba. El músico argentino no vino a dar un concierto, sino a participar en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Es codirector, junto con Fernando Molinar y Sebastián Schindel, de la cinta Mundo alas, un road movie que relata una gira por el interior de Argentina y que agrupa a un elenco de “músicos, cantantes, bailarines y pintores, todos ellos grandes artistas con distintas discapacidades que expresan y comunican su mirada del mundo: aquello que les preocupa, que los anima, que los inspira, en un show que combina música, danza y pintura. Un show donde se destacan el rock, el folclor y el tango junto a grandes éxitos de León Gieco”, dice la web (http://www.mundoalas.com.ar) de la película.



La Jiribilla encontró al autor de “Solo le pido a Dios”, “Mensajes del alma” y “En el país de la libertad”, entre otros muchos himnos de la cancionística iberoamericana, en el lobby del teatro Karl Marx, minutos antes de comenzar la ceremonia de inauguración del certamen que, desde hace 31 años, se realiza cada diciembre en Ciudad de La Habana.

¿Es Mundo alas su nuevo mensaje del alma?

La vida me sigue sorprendiendo. Esta experiencia de Mundo alas fue una sorpresa que se dio gracias a la fuerza y la voluntad de todos esos chicos. Es una película muy bien realizada que toca temas medulares y demuestra que ante el arte somos todos diferentes. Sobre el show se ha hecho un libro, un DVD, 12 capítulos para el canal estatal de argentina, nos han invitado a tocar en España, en Toronto… ¡Y estamos en el Festival de La Habana! Estoy muy feliz.

¿Y qué dicen los chicos que protagonizan el material?

Ellos están viviendo un pedazo de vida ideal. Han visto la posibilidad de realizarse y de triunfar en lo que hacen. Si la película ha tenido tanto éxito, es porque ellos son artistas increíbles.

León de vuelta a Cuba y, por primera vez, en el Festival de Cine…

Este país es tremendamente especial para mí. Cuando joven, a escondidas, me pasaban por debajo de la mesa casetes con las canciones de Silvio y Pablo. Fue una época muy dura en Argentina porque había represión y ellos estaban prohibidos. Luego en 1984, con la vuelta a la democracia, Silvio y Pablo hicieron un concierto histórico en el Estadio Obras Sanitarias. Tuve la oportunidad de estar con ellos y cantar con Pablo “Canción para Carito”. Fue grandioso para mí. Era como un desquite total a aquellos años que teníamos que pasarnos esas canciones en silencio.

La última vez que te vimos aquí en público fue precisamente junto a Silvio, en un concierto en Casa de las Américas.

Esa no fue la última vez que estuve en Cuba. Luego vine a conocer más a fondo otras provincias de la Isla. Fue una experiencia divina. Además, coincidió que se estrenaba el documental sobre Fidel de Oliver Stone, y fue increíble verlo entre los cubanos.

Ahora estoy de regreso, y por primera vez en un Festival de cine. Habitualmente estoy en los festivales de rock donde ves a todos los grupos en un mismo escenario. Aquí encuentras que hay 25 escenarios todos los días. Es sorprendente, y me satisface mucho más estar porque traigo la experiencia de Mundo alas.

Carlos Varela pide que músicos en EEUU y Cuba tiendan puentes


05 de Diciembre de 2009, 03:00pm ET
María Peña

Washington, 4 dic (EFE).- El cantante cubano Carlos Varela, de vuelta en EE.UU. tras una ausencia de once años, opinó hoy que los músicos pueden ayudar a "tender puentes" entre ambos países.

"Mientras los estadounidenses no puedan viajar a Cuba, si al menos lo pudieran hacer los músicos, eso ayudaría mucho", dijo Varela en una entrevista con Efe en Washington, donde se encuentra como parte de una gira que también le llevará a Nueva York y Los Ángeles.

Según este cantante, cuya canción "Guillermo Tell" tuvo mucha repercusión en los años 80, "hay mucho entusiasmo de que las cosas avancen en relación con Cuba, aunque no es fácil".

Varela, de 46 años, visitó Estados Unidos en 1998 e intentó hacerlo en 2004, cuando tenía prevista una presentación en Miami, pero se le negó la visa.

Ahora, con el Gobierno de Barack Obama, que ha iniciado una política de acercamiento hacia Cuba, sí ha obtenido autorización para visitar el país, al que si todo va bien Varela piensa regresar con su banda en mayo de 2010.

La gira de Varela, organizada por el Centro para la Democracia en las Américas, busca propagar el mensaje de que los intercambios culturales pueden fomentar el entendimiento entre los pueblos.

Así lo ha dicho en sus reuniones con un funcionario de alto rango de la Casa Blanca, que prefirió no nombrar para no desviar la atención de la gira, con los legisladores Jan Schakowsky y John Tierney, y en un evento cultural en la American University.

El artista participará el lunes y martes próximos en Nueva York en foros de fundaciones interesadas en intercambios culturales.

El artista participará el lunes y martes próximos en Nueva York en foros de fundaciones interesadas en intercambios culturales.



Varela, que está por terminar su octavo álbum, visitará en Los Ángeles al cantante estadounidense Jackson Browne, y a otros artistas, del 8 al 15 de diciembre.

Del 16 al 21, en la última, regresará a Washington para participar en paneles del Smithsonian, la Fundación Nueva América, de corte progresista, y más reuniones con líderes del Congreso.

Con 30 años de carrera artística, Varela señaló que, pese a las limitaciones, "Cuba ha logrado crear escuelas de arte que han formado a buenos artistas".

En Cuba -dice- "levantas una piedra y salen músicos... los artistas no andamos en limusinas, ni gastamos millones en spots televisivos", pero es igual de eficaz el paso de información "de mano en mano".

Por otra parte subrayó que nadie le ha prohibido cantar en Cuba, si bien reconoció que, por motivos de "criterio de selección", no todas las estaciones tocan todas sus canciones.

"Soy músico, no represento ningún Gobierno, partido o religión", afirmó Varela, cuyo objetivo en este viaje es recabar historias que alimenten nuevos trabajos e incluso plantear la idea de colaboraciones.

Varela dijo tener "absoluta fe en la juventud" porque los jóvenes, a su juicio, son clave para "abrir puertas".

En abril pasado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, levantó las restricciones de viajes y remesas a los cubano-estadounidenses que tienen familiares en Cuba y además ha reanudado las negociaciones sobre temas de inmigración con el Gobierno cubano que fueron suspendidas por George W. Bush en 2003.

El Congreso estudia un proyecto de ley que, en aras de propiciar la transición democrática en Cuba, pide eliminar la prohibición de viajes a todos los estadounidenses.

Pero la medida, como otros años, afronta la oposición de quienes creen que EE.UU. no debe modificar su política hacia Cuba ni mucho menos "premiar" al régimen cubano con ese tipo de flexibilizaciones. EFE

mp/pgp/ar

Víctor Jara, el cantautor inmortal marcha desde hoy por "un ancho camino"



Nelson Sandoval Díaz

Víctor Jara, el cantautor chileno asesinado cruentamente en 1973 por militares y que ha ganado la inmortalidad a través de su música, marcha desde hoy por un "ancho camino" abierto por sus compatriotas, que al fin han podido ofrecerle un entierro multitudinario.


"Vamos por ancho camino", festejaba una de las canciones de este artista, nacido en 1932 en la sureña provincia de Ñuble, que no tuvo una formación musical académica, que estudió en un seminario y que fue además un destacado director de Teatro, ganador del Premio de la Crítica en 1965.

Familiares y miembros de la Fundación Víctor Jara quisieron ofrecerle ahora un verdadero funeral, como el homenaje que no pudo recibir cuando fue enterrado en condiciones penosas y semiclandestinas el 18 de septiembre de 1973 (cinco días después del golpe militar de Chile), pero también lamentan, como dijo su viuda, la británica Joan Turner, que su crimen continúe impune.

Izquierdista militante, Víctor Jara impregnó su música con un contenido social de inequívoco significado, con apologías al revolucionario argentino-cubano Che Guevara (El Aparecido), indignación ante la injusticia ("Preguntas por Puerto Montt") o de una épica de los trabajadores ("El Arado") o reflexiones sobre la pobreza ("Luchín").

Pero, también, según dijo a EFE el musicólogo Rodrigo Suárez, su música, y especialmente sus letras, contienen valores universales que no pierden vigencia, como la solidaridad o la amistad, así como un apego a su tierra, tradiciones y personajes ("Angelita Huenumán").

También el amor que, a juicio del experto, es un aspecto poco estudiado en la obra de Jara, considerado casi exclusivamente un cantante de protesta, pero cuyas composiciones incluyen temas románticos "de impresionante belleza", como "Deja la vida volar", "Cuando voy al trabajo" o "Te recuerdo Amanda", uno de sus temas más universales.

La trayectoria musical de Jara se inició a comienzos de la década de los 50, cuando también comenzó sus estudios de actuación y dirección teatral en la Universidad de Chile, donde dirigió en 1959 su primera obra.

Se trataba de "Parecido a la Felicidad", de Alejandro Sieveking, con la que recorrió Argentina, Uruguay, Venezuela y Cuba, en el inicio de una trayectoria que incluyó desde clásicos del teatro chileno, como "Los Invasores" de Egon Wolf (1963), hasta curiosidades como "Dúo", de Raúl Ruiz, ese mismo año.

Obras del teatro universal, como "El Círculo de Tiza Caucasiano", de Bertold Brecht (1963) o "Marat Sade", de Peter Weiss (1966), lo tuvieron también como ayudante de dirección.

Mientras crecía en su actividad artística, Víctor Jara se comprometía de forma creciente con los procesos sociales de Chile en esos años y muchas de sus canciones fueron verdaderos himnos de batalla de los sectores populares que, en 1970, llevaron a la Presidencia a Salvador Allende.

Víctor Jara fue un agitador cultural del gobierno de Allende (1970-1973) y para muchos uno de sus símbolos, lo que pagó de una manera bárbara cuando el golpe militar de 1973 instauró un régimen militar bajo las órdenes del dictador Augusto Pinochet, fallecido en 2006, que quiso exterminar a sus detractores, quemó libros en las calles, prohibió la libre expresión artística y encarceló, exilió o asesinó a los creadores culturales.

El 11 de septiembre de 1973, Víctor Jara acudió a la Universidad Técnica del Estado (UTE), cuyos estudiantes y profesores ocuparon el establecimiento en una ingenua acción de resistencia al golpe.

Todos fueron detenidos al día siguiente y encerrados en el "Estadio Chile", convertido en prisión, donde el cantante fue reconocido por los militares.
Según testimonios de los supervivientes, los uniformados se ensañaron con el cantante: "Estaba torcido, tenía las manos quebradas y muchos impactos de bala", dijo en su libro "Un Canto Truncado", su viuda Joan, recordando el momento en que reconoció su cadáver, el 16 de septiembre de 1973, en el Servicio Médico Legal.


"Fue torturado por funcionarios del Ejército y ejecutado por sus captores el día 15 de septiembre", señala el "Informe Rettig", que en 1991 certificó las violaciones a los derechos humanos, mientras el informe de autopsia consignaba que el cadáver tenía 44 balazos.

Joan fue obligada a sepultarlo el mismo día, lo que hizo de forma anónima, junto a un amigo que caminó con ella tras el féretro hasta un humilde nicho del Cementerio General de Santiago de Chile.

Todos los datos sobre las torturas, la cantidad de balazos y las manos machacadas de Víctor Jara han sido confirmadas ahora, después de que en junio pasado el cuerpo del artista fuera exhumado por orden judicial, a fin de comprobar la veracidad de nuevos datos respecto de su asesinato.

Un ex recluta había confesado ser el autor material del crimen, pero su testimonio fue posteriormente desvirtuado, mientras el único procesado, el coronel retirado Mario Manríquez, murió en agosto pasado y sigue la incógnita de la identidad del "Príncipe".

Ex prisioneros han señalado a éste como un oficial de rasgos germánicos que torturó personalmente a Víctor Jara y le descerrajó un balazo en el cráneo jugando a la ruleta rusa.

Mientras, las canciones de Víctor Jara se escuchan en todo el mundo, tanto en sus propias grabaciones como en las voces de artistas como el catalán (nordeste español) Joan Manuel Serrat, la argentina Mercedes Sosa, la estadounidense Joan Baez y el cubano Silvio Rodríguez.

Asimismo, por grupos como el chileno Inti Illimani, los argentinos Los Fabulosos Cadillac, los españoles Presuntos Implicados o los chilenos Illapu.

entrevsta a daniel viglietti


“Cuando el pobrísimo tome las cúpulas y los famélicos tomen las Áfricas
y los indígenas tierra amazónica
y los mecánicos tomen las fábricas
y los utópicos salgan del prólogo
y los daltónicos pinten lo nítido
y los chuequísimos bailen de júbilo
ya lo terrícola será libérrimo
cual ritmo cíclico de un canto esdrújulo.
”D. V.

Por Andrés Figueroa
El viernes 27 de noviembre, a las 20:30 h., en el Teatro Oriente de Santiago de Chile, el legendario artista popular Daniel Viglietti ofreció un concierto a un precio ridículo para ese escenario y la talla del cantautor (3.000 pesos, menos de 6 dólares).

El creador de “A desalambrar”, “Soledad Barret”, “Daltónico” y un sensible cancionero que ha recorrido y recorre las luchas de los pueblos latinoamericanos ya se ha presentado en universidades, haciendo vibrar como siempre, esta vez, a las generaciones nuevas de chilenos que, pese a la mala distribución de su obra, maravilla y estremece. Cálido, pleno de convicciones, con proyectos infinitos, memoria intacta y esa voz honda que enreda de ternura al que tiene cerca, Daniel Viglietti se sienta en una mesa sencilla colmada de discos, mientras le cuento que me he pasado la vida cantando El Chueco Maciel (a mi modo gritón y malogrado) y que, absurdamente, parece que lo conozco de siempre.

¿Cómo se forjó tu vínculo con Chile?

Mi relación con Chile es de un gran cariño y de un sentimiento solidario de ida y de vuelta. Cuando conocí Chile en 1965 me enteré de que los hijos de la cantora formidable Violeta Parra –que ya conocía por su trabajo-, Isabel y Ángel, habían presentado “Canción para mi América” (“Dale tu mano al indio / dale que te hará bien”) en un programa televisivo por lo cual tuvieron algunas dificultades. Entonces, cuando yo vine por primera vez al país, a la ciudad de Valparaíso, integrando un coro como suplente de un bajo al festival de coro de Viña del Mar, lo primero que hice, luego del evento, fue partir a Santiago, a calle Carmen 340, donde funcionaba la Peña de Los Parra. Ahí estaba Violeta tomándose una sopa.

¿Así te “emparraste”?

Así comenzó la amistad con Isabel y Ángel. En ese primer viaje me quedé en casa de Patricio Manns (“Arriba en la Cordillera”, “El cautivo de Til Til”). Él estaba de gira por el norte del país filmando y me dejó su apartamento de la calle Berlín. Sucesivamente derivé a la casa de los Parra, en calle Los Leones 1278.

Carmen 340 fue la “fábrica” de la Nueva Canción Chilena…

En esa peña conocí a Víctor Jara; hice amistad con Rolando Alarcón (“Los Pueblos Americanos”) que aún vivía; con Payo Grondona, que quedó como uno de mis mejores amigos aquí. También con el “Gitano” Rodríguez (“Ha llegado aquel famoso tiempo de vivir”) que se nos fue hace un tiempo. Todo esto hizo una relación entrañable con Chile. Entonces canté en la feria de Los Cerrillos (Santiago), donde también cantó Violeta junto a esa tan prolífica familia de Los Parra. En otro viaje me trajo a tu país René Largo Farías (muerto en extrañas circunstancias hace algunos años), al Festival Chile Ríe y Canta en el Teatro Caupolicán. René era un hombre tremendamente solidario que después encontré en el exilio.

Tú eres hijo de músicos y parece que estuvieras desde siempre…

Canto hace 51 años, así es que en mis visitas a Chile vi el nacimiento de grupos como Inti-Illimani (“Sambalandó”, “Venceremos”) y Quilapayún (“El Pueblo Unido”).

EL EXILIO

Todo eso fue en los 60 y principio de los 70… luego fue el horror de la dictadura…

Así también me ata a Chile todo lo que ocurrió durante la Unidad Popular, Salvador Allende, Miguel Enríquez. En ese tiempo, por cierto, no salieron discos míos, lo cual pierde toda importancia después de todo lo que pasó.

¿Cómo te enteraste del golpe?

Yo estaba en París, escuchando un concierto del cubano Carlos Puebla (“Hasta Siempre, Comandante”), y cuando empezábamos a abrir unas botella de ron, llegó uno de ellos con el rostro demudado, diciendo “golpe en Chile”. Inmediatamente dejamos las botellas a un lado y nos fuimos cada uno a nuestras casas. Entonces comenzó otra vida para mí. Porque, aun siendo uruguayo, me transformé de pronto en chileno, y más adelante, con el golpe de Estado de Videla, me transformaría en argentino.

Tú fuiste exiliado también…

En el exilio me encontré con Joan Jara (viuda de Víctor Jara), en Berlín, en la entonces RDA, donde ella me narró lo concerniente a la muerte de Víctor. Yo siempre he trabajado en radio y televisión, así es que tengo una gran cantidad de entrevistas en mis archivos de varios de esos encuentros.”

¿Cuándo viajaste a Chile otra vez?

Tuve la oportunidad de entrar a Chile durante la dictadura de Pinochet, a finales de los 80, en una gran iniciativa que se llamó Chile Crea. Allí me reencontré con Isabel Parra, con Payo, y abracé a la extraordinaria folclorista Margot Loyola.

“NO ME ARREPIENTO DE NINGUNA DE MIS CANCIONES”

En 1990 terminó el régimen militar…

En el período después de la dictadura he venido muchas veces. Y así voy descubriendo gente nueva de Chile que canta, como Pancho Villa (“Yo soy de una generación”), y ayer en un concierto me acompañó el grupo musical Manka Saya y Vanessa Luna. De manera que sigue fluyendo esta memoriosa relación con Chile.

Muchas de tus canciones son eminentemente libertarias. Hay algunos artistas que ya han desalojado de su repertorio sus “encendidas” obras de juventud…

Yo no me arrepiento de ninguna canción; las contextualizo en sus etapas y las sigo cantando. Mis dos últimos discos son “Devenir” y “Trabajo de Hormiga”, y ya estoy preparando un disco nuevo.
LÚDICO EL CHUEQUÍSIMO
Juegas mucho con las palabras acentuadas en la antepenúltima sílaba; las famosísimas esdrújulas, como lo hizo Violeta en “Mazúrquica Modérnica”…

El esdrujulismo es un género que nos desborda a Violeta y a muchos, y que viene de muy lejos. El mismo Chico Buarque lo emplea en “Construcción”. Violeta Parra apocopó los esdrújulos, volviéndolos diferentes, hizo neologismos. Yo sólo agregué una perla al collar con la canción “Esdrújulo”.
Al usar ese tipo de palabras me vi obligado a pensar mucho. A veces una situación de límites obliga a realizar esfuerzos de imaginación importantes. Y esto no quiere decir que las censuras resulten beneficiosas, pero las censuras que ocurrieron aquí y allá, cuando todos tuvieron que arreglárselas para disparar metáforas y eludir los cercos, produjeron buenos ejercicios.

¿Y de dónde salió “Esdrújulo”?

Ésa surgió en un paseo al campo, jugando con los gurises (niños) de amigos con palabras esdrújulas. Allí partió el trabajo de ingeniería.
Ya te dije que mi caballito de batalla en la universidad y las fiestas ha sido tu “Chueco Maciel”. ¿Cuál es su historia?

El Chueco Maciel nació en los cantegriles de Montevideo en 1970. Cantegril era una zona de mucho lujo en Punta del Este, entonces el pueblo con ese humor crítico que caracteriza a los nuestros, le aplicó a los lugares más pobres el término cantegril. Y allí creció un muchacho que venía del interior del Uruguay, en el proceso de migración campo-ciudad, que se llamaba Nelson Maciel y le decían “chueco”, porque allá nombran así a los que caminan con los pies un poco hacia adentro. Entonces este muchacho comenzó a hacer algunos asaltos para acercar comida a los miembros del cantegril. Asaltó camiones de comestibles y bancos para conseguir dinero para ayudar a los pobladores del cantegril. De este modo, se convirtió en un símbolo creciente. Se le defendió mucho en el cantegril, hasta que un día fue capturado y asesinado dentro de una camioneta. Esto despertó una enorme cantidad de sentimientos. Así yo hice la canción. Tuve la oportunidad de cantarla incluso delante de la madre del propio Chueco Maciel.

En la década de los 80, secretamente y en cintas mal copiadas, los jóvenes chilenos antidictatoriales oíamos tu canción “Por todo Chile” que siempre pensamos que era un tema dedicado al Frente Patriótico Manuel Rodríguez…
Nació en enero de 1973 (varios meses antes del golpe militar), y la escribí tal cual es. Después la grabaron Los Parra. Tomo a Manuel Rodríguez como símbolo. Era un momento muy particular en Chile, estaba la huelga de los camioneros contra el gobierno de Allende, se gestaba un avance de la derecha, y mi canción plantea la decisión de muchos sectores de prepararse para la lucha. Y sigo cantando esa canción, respetando su origen.

También empleas casi como un paradigma la palabra “chueco”…

Ensancho la palabra “chueco”, como algo imperfecto, frágil, humano, pero que no nos exime de seguir luchando, siempre creando, siempre liberando.

URUGUAY HOY

La segunda vuelta electoral en Uruguay está más que cercana…

Yo espero que haya continuidad para el gobierno progresista en Uruguay, pero desde un apoyo crítico. Yo apoyo, voto, pero quiero plantear cosas que no se cumplieron en la primera etapa.

¿Cuál es tu evaluación del trágico resultado plebiscitario respecto de la llamada Ley de Caducidad que beneficia transitoriamente a quienes cometieron crímenes espantosos durante la dictadura en Uruguay?

Se perdió porque hubo, entre otras cosas, falta de decisión del gobierno de apoyar esa campaña. Ahora el gobierno debería estar obligado a buscar otros caminos para anular esta infamia y que los responsables de violar los derechos humanos, pasen ante la justicia. Probablemente muchos de ellos, porque son terriblemente cobardes y mentirosos, no van a querer hablar, pero ahora es importante individualizarlos a través del testimonio de mucha gente que fue torturada por ellos. No con sentimientos de venganza porque nuestra ética como pueblos es muy otra que la de los represores. Pero sí hay que obligarlos a que expongan sus cargos ante la justicia.

Jorge Cafrune - Tope puestero (1962)



05 de Noviembre de 2009
Jorge Cafrune / tomado de perreac

Segundo disco en solitario de Jorge Cafrune para el sello H. y R., editado en Argentina y Uruguay. El archivo de descarga contiene las imágenes de portada y contraportada de ambas ediciones, así como las de una reedición en vinilo que salió con posterioridad en Argentina.
DE LA CONTRAPORTADA DE LA PRIMERA EDICIÓN ARGENTINA:

Tope... Tope... Tope.
Tópemelo al aguacero.
Todas las penas sin dueño
siempre las topa el puestero...

Detrás del grito viril y criollo del arreo, viene un gaucho cantor. En estampa y acento. En juventud pujante, enhorquetada en alazán "de trote corto y aliento largo"...

Con su agraciado rostro, cerrado por el retinto ondulado de cabellera y barba nazarena, Jorge Cafrune puede encarnar a Martín Fierro en su total argentinidad, sin latitudes, desde el bailecito del alto Norte, con piropeo quichua:

Vidítay, señoray, tan churita;
chunquitay, amancay, cunumicita;
te'i de dar si querís la yapita,
no llorís linda flor quebradeñita...

hasta la estrofa que baja y sube todos los rumbos porque es canción del regreso y anuncia florecimientos de llegada:

Primaveral... te sentiré,
aunque sea invierno tu piel.

Jorge Cafrune tiene expresivas credenciales para el futuro: sus veinticinco años mozos. Nació el 8 de agostó de 1937 en Perico del Carmen, Jujuy. Hace cinco años (1957), cuando apuntaba en él un elegido para las justas cancioneras, viajó a Salta con el conjunto Las Voces del Huayra.
Posteriormente lo haría también con Los Cantores del Alba. Gustó entonces esos halagos iniciales que cuesta cristalizar, porque nacen y mueren con el momento eufórico. Que son flores de un día, abiertas y marchitas en el transcurso del aplauso. Jorge Cafrune comprendió que había que pagar el noviciado... y como no es de los que se achican, echó camino adelante. Y caminando, caminando, se encontró de pronto con que le había quedado chica para el andar la tierra propia. En 1961 alargó el pie a la vecina, que por ser tierra hermana no le opuso guijas a la pisada. Jorge cruzó el Uruguay y llegó al Brasil. De camino, palpó la gesta oscura de los pobrecitos contrabandistas de vituallas chicas, en la sierra fronteriza de Aceguá, donde hace añares vivió Aparicio Saravia su otra gesta gloriosa de las revoluciones.
Y el zorzal jujeño, conmovido, cantó el reclamo social del poeta oriental Osiris:

Gurisitos piernas flacas,
barrigudas de melón:
donde hay tantas vacas gordas
no hay ni charqui para vos...
El camino lo retempló del todo. Y ya en la patria, en enero del corriente año 1962, se acercó como "turista" a Cosquín. en las sierras chicas de Córdoba, donde se realizaría el gran Festival Folklórico de principalísima gravitación nacional. Jorge estaba allí para ver y oír..., pero llevaba guitarra al brazo, garganta entonada y ganas de sobra, y se dio el caso de que cantara por placer en la rueda cordial de una confitería. La chacarera brotó de sus labios con punzante veracidad:

Deja de coquear tus años,
no adobes más el acuse,
deja descansar la noche,
deja de andar ginebreando...

La rueda se engrosó a términos insospechados. Los organizadores del Festival Folklórico, que habían figurado entre sus oyentes ocasionales, decidieron incluirlo en el mismo. ¡ Por cierto que los dejó bien! Fue el suyo un triunfo consagratorio, refirmado después en otros Festivales: el de Mar del Plata; el del Luna Park, de Buenos Aires; el de Río Hondo...

Un ansia de flores nuevas
forman
tu nombre y el mío,
por ser mujer sos la tierra
y yo por hombre soy río.

En poco tiempo el canto de Jorge Cafrune ha ido anocheciendo zambas y despertando auroras. La capital de la República lo ha presentado como exponente dilecto del arte nativo durante dos meses en Radio Belgrano y tres meses en la televisión ("La Pulpería de Mandinga”, en canal 9, y "Escala Musical", en canal 13). Igualmente ha incursionado en la radiofonía y la televisión montevideanas. Sus actuaciones en Mar del Plata, Salta y Tucumán aun prolongan elogiosos ecos.

El sello fonográfico H y R mantiene presente, en todos los ámbitos, su lema de "emoción, canto y guitarra". Jorge Cafrune ha grabado para estos surcos, en el correr del actual año 1962, la extraordinaria cantidad de 32 obras. Basta citar la cifra para demostrar la resonancia pública del artista. Pero agreguemos que, siendo el arte de Jorge Cafrune una conjunción de fuego interior, sinceridad pura y viva elocuencia, no habrá cifras que resistan. Sus nuevos triunfos se encargarán de ir dejándolas atrás.

Pedro del Abra

A escondidas escuchaba a Silvio y a Pablo, dice León Gieco en La Habana


5 Diciembre 2009

Invitado al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, León Gieco está en La Habana para presentar la película “Mundo Alas”, que codirige junto a los argentinos Sebastián Schindel y Fernando Molnar.

En estrevista concedida a La Jiribilla, el artista argentino aseguró que Cuba es “tremendamente especial para mí. Cuando joven, a escondidas, me pasaban por debajo de la mesa casetes con las canciones de Silvio y Pablo.
Fue una época muy dura en Argentina porque había represión y ellos estaban prohibidos. Luego en 1984, con la vuelta a la democracia, Silvio y Pablo hicieron un concierto histórico en el Estadio Obras Sanitarias. Tuve la oportunidad de estar con ellos y cantar con Pablo ‘Canción para Carito’. Fue grandioso para mí. Era como un desquite total a aquellos años que teníamos que pasarnos esas canciones en silencio.”

Cubadebate quisiera corresponderle a Gieco, que es tan especial para los cubanos, recardando una de sus más extraordinarias canciones, “La memoria”, dedicada a los “jóvenes que ya no están”, víctimas de las dictaduras que han asolado a América Latina. Incluida la Argentina que costó la muerte a más de 20 000 personas y inauguró la práctica siniestra del secuestro de los hijos de sus víctimas.

La Memoria
Letra y música: León Gieco
Los viejos amores que no están,
la ilusión de los que perdieron,
todas las promesas que se van,
y los que en cualquier guerra se cayeron.
Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.
El engaño y la complicidad
de los genocidas que están sueltos,
el indulto y el punto final
a las bestias de aquel infierno.
Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.
La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir
libre como el viento.
Los desaparecidos que se buscan
con el color de sus nacimientos,
el hambre y la abundancia que se juntan,
el mal trato con su mal recuerdo.
Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia.
Dos mil comerían por un año
con lo que cuesta un minuto militar
Cuántos dejarían de ser esclavos
por el precio de una bomba al mar.
Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia.
La memoria pincha hasta sangrar,
a los pueblos que la amarran
y no la dejan andar
libre como el viento.
Todos los muertos de la A.M.I.A.
y los de la Embajada de Israel,
el poder secreto de las armas,
la justicia que mira y no ve.
Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia.
Fue cuando se callaron las iglesias,
fue cuando el fútbol se lo comió todo,
que los padres palotinos y Angelelli
dejaron su sangre en el lodo.
Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia.
La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento.
La bala a Chico Méndez en Brasil,
150.000 guatemaltecos,
los mineros que enfrentan al fusil,
represión estudiantil en México.
Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia.
América con almas destruidas,
los chicos que mata el escuadrón,
suplicio de Mugica por las villas,
dignidad de Rodolfo Walsh.
Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia.
La memoria apunta hasta matar
a los pueblos que la callan
y no la dejan volar
libre como el viento.

Teresita Fernández, premio mayor



A mí no me tocó cantar sus canciones. Envidio a toda la gama de cubanas y cubanos, desde los cuarentones hasta los niños de hoy, que alegraron sus horas de juego cantándole al gatico Vinagrito o a cualquiera de los ejemplares del zoológico particular de esta artista cubana que se define a sí misma como “una maestra que canta”. Quienes fueron naciendo en nuestros pueblos y ciudades a partir de la década de los sesenta, entraban al mundo con un cancionero privilegiado, una especie de canastilla espiritual hecha a mano con esmero, animada por bichos comunes, animales y bejucos a los que ni siquiera miramos al pasar y que no merecen -eso aprendemos de Teresita- nuestra indiferencia.

Teresita Fernández nació en Santa Clara el 20 de diciembre de 1930. Sus primeras canciones datan de los años cincuenta. Había cursado los estudios de piano pero, muy pronto, se sintió inclinada hacia la canción y ese poder comunicativo que la acompaña cuando brota y se trasmite desde la guitarra porque, como ella dice con mucha razón, este instrumento tiene su propia caja de resonancia y, como va pegada al cuerpo, que es la caja de resonancia de las personas, lo que nace de ella es capaz de llegar directo a grandes y pequeños, a todos los seres humanos, desde los más ilustrados hasta quienes sólo caminan por la vida alumbrados por sus propias luces y, en especial, a los niños.

Había decidido abrirse camino como trovadora. Entró a la vida musical cubana de la mano del dúo de las Hermanas Martí, voceras generosas de su arte. ¿Cómo no poner atención cuando Bertha o Cuca nos hablaban de la muchacha de Santa Clara que tiene unas canciones? Ellas le ofrecieron un hogar en La Habana y, en poco tiempo, la Sala Arlequín, uno de los sitios pequeños de La Rampa, donde se presentaban muestras del teatro más exigente del momento, abrió sus puertas para el debut de la trovadora. Según cuenta ella misma tuvo, sentados en primera fila, a Sindo Garay y a Bola de Nieve. No era necesario acudir a un adivino que descifrara el vuelo de las aves para formular los augurios que se desprendían de semejante conjunción al comienzo de un camino. Transcurría el año de 1965.

"Teresita y sus canciones", disco de los años 60 en 45 rpm, que incluía: "Muñeca de trapo", "Dame la mano y danzaremos" (con letra de Gabriela Mistral), "No puede haber soledad" y "Más que triste".

Semejante entrada a escena, con aquellos dos grandes surtidores del mejor arte musical de Cuba formados en atención a la manera de un par de sencillos reclutas o, más bien, como dos buenos, disciplinados alumnos decididos a no perderse un solo gesto, una palabra de la maestra, anticipaba una historia donde se justifica esa frase hecha que califica a alguien como “grande entre los grandes”. Meses después de ese primer recital, Bola de Nieve reclamó la presencia de Teresita en las noches del restaurante Monsigneur, caracterizado como chez Bola. Nuevamente, una conjunción que atraía a los más diversos gustos. Allí me la presentó una noche su anfitrión, anunciándome un próximo recital de la trovadora, que tendría lugar muy pronto, en la salita del Museo de Bellas Artes. Fue cuando, de veras, me enfrenté a su voz, su guitarra y sus canciones, que contrastaban con la sonoridad predominante en el ámbito de la canción popular más gustada en aquellos años: el más puro feeling, enarbolado por sus creadores e intérpretes más representativos, con Elena Burke, Doris de la Torre, César Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, a la cabeza.


Luego de una temporada repleta de episodios insólitos, alternando con Bola, Teresita comienza a tener un espacio propio en el medio de La Rampa, en El coctel, un sitio cuyo nombre permanecería asociado para siempre al suyo, aún después que ella tomara por otro rumbo. Allí acudían los jóvenes que, aprendices de persona mayor, alcanzaban el regalo de un cancionero infantil donde no todo es fantasía, que les permitiría, para siempre, sentirse un poco niños, ingrediente que caracteriza a esta zona de la obra de quien afirma con verdadera conciencia: “yo siempre he vivido como el pararrayos: en las alturas pero con el hilo a tierra, para que las cosas descarguen por donde tienen que descargar, que es en la realidad”. Ella tendió la mano, desde allí, a un joven desconocido todavía, que se recuerda a sí mismo la mirar hacia aquellos años como “un trovador trashumante” rodando de aquí para allá sin un sitio fijo para entregar sus canciones. Era Silvio Rodríguez, justo al comienzo de una nueva era en la canción cubana, así como de una amistad que ha perdurado y que ofreció frutos muy bellos en las múltiples ocasiones en que la vida les dio la oportunidad de coincidir y echar a andar juntos, sembrando historia y encendiendo lucecitas por toda la Isla.

La entrega de Teresita ha sido capaz de borrar diferencias entre las generaciones. Así, la hemos visto iniciarse desde el aplauso de los grandes, tender la mano al joven que comienza, encajar perfectamente, en una larga gira, en la que se vio hermanada con Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, lo mismo entre los obreros de una mina que en el campo abierto, encaramada sobre una plataforma, en una casita de Cultura o bien en un incesante entra y sale armada de su guitarra y su voz semejando, en su recorrido, a esas cadenetas que hacen crecer, aguja en mano, las viejas tejedoras de crochet. “¿Estilos? Sólo conozco uno: el de la sinceridad cuando se crea o se interpreta” -declara ella-. Por eso mismo, un buen día comenzamos a encontrarla sentada, junto con un grupo de sus amigos más afines, bajo las yagrumas del Parque Lenin, con la ilusión de dar un sentido muy especial a las mañanas de domingo, desde lo que ellos dieron a conocer como La peña de los juglares y muchos llamaban “la peña de Teresita”.

Pocas iniciativas han logrado el nivel de convocatoria que Teresita y sus amigos alcanzaron entre la gente que, desde cualquier punto de Cuba o del resto del mundo, acudía a su llamado. El fin de siglo la vio levantar el vuelo hacia la tierra de sus padres o hacia diversas latitudes en el continente americano: “lo más bonito que tiene mi vida no es la canción que canto, sino la historia que me ha acompañado para poder cantarla” -dijo una vez.
La obra de nuestra cantora mayor abarca, a partir de una misma excelencia en el texto y mediante un lenguaje musical signado por la transparencia, además de esa vertiente que conocemos como canción infantil (y que yo preferiría acuñar como canción para infantes de cualquier edad) una frondosa obra que se inspira en la patria, en la naturaleza, en el amor, en la grandeza y la virtud que han alcanzado algunos mortales. Pero es preciso hacer énfasis en dos empeños que figuran como sólidos pilares en el conjunto de su obra: los trabajos de musicalización de las Rondas de Gabriela Mistral asi como del Ismaelillo, de José Martí. Acerca de este último, la compositora, pedagoga y musicóloga Gisela Hernández, afirmó: “Al emprender la hazaña de la puesta en música de los versos martianos -prólogo y quince poemas- hazaña que no intentó antes que ella, ni creo probable que lo intente después, ningún compositor culto ni popular, ella ha dado muestras de una riqueza creadora tan amplia de estilo, de calidad y originalidad que creemos realmente insuperable por su magnitud”.

Una excelente discografía recoge, en su voz y en las de los más altos cultores de la canción cubana, gran parte de su catálogo. Episodios de su vida contados por ella misma, así como casi todas las citas que hemos incorporado a este escrito, pueden hallarse en el libro donde Alicia Elizundia Ramírez, bajo el título Yo soy una maestra que canta, merecedor del Premio UNEAC de Testimonio 2000 y publicado por Ediciones Unión en 2001, concentra una información de primera mano que no sólo nos ayuda a acercarnos a la historia de Teresita, sino que nos permite contagiarnos con sus nobles y bellamente expresadas enseñanzas.


Teresita Fernández acaba de ser proclamada, este 4 de diciembre como Premio Nacional de Música 2009. Antes de mandarle por escrito un gran abrazo, me acojo a una última cita, tomada de sus propias palabras cuando dijo, hace muchos años: “Mi experiencia personal con la guitarra en la mano es que cuando la gente se empata con esas canciones con las que crecieron, tiene que sonreír. Ese es mi mayor premio”. Ahora sí, un gran abrazo.