sábado, marzo 14, 2009

quintín cabrera, biografía...


Quintín Cabrera (1944 – 2009)

Nacido en Montevideo (Uruguay), el 25 de abril de 1944, Quintín Cabrera es un cantor –músico y poeta– que se caracteriza, sobre todo, por su gran humanidad; una humanidad sencilla, generosa, comprometida y solidaria que fue adquiriendo, desde muy pequeño, gracias a presencias tan significativas para él como la de su padre, obrero y militante socialista que amaba la música y del que aprendió, según el mismo recuerda, que para ser revolucionario hay que hacer las cosas con amor.

Forjado en ese clima de compromiso y de humanidad, Quintín empezó a componer sus primeras canciones ya a los dieciséis años, cuando, tras la muerte de su padre, los compañeros del Liceo Nocturno le regalaron su primera guitarra.

“Fue entonces cuando empecé a hacer canciones para mí y para mis amigos –le comentaba a Luis Suárez Rufo, en una entrevista publicada, en 1976, en la revista Ozono–, y, sin darme cuenta, advertí que lo que hacía emocionaba a un cierto número de gente. [...] Así, estudiando por la noche –magisterio y agronomía, que nunca terminé– y trabajando por el día (fui camionero, vendedor, empaquetador, oficinista, carpintero...), llegué a ir agrandando mi pequeño círculo de oyentes”.

A principios de los años sesenta, Quintín se integró en el Comité de Arte Popular, que dirigía el musicólogo Casto Canel, y tuvo su primera actuación en público, como cantante, en el teatro Zitlowski, de Montevideo.

En 1967 viajó a Cuba, junto con otros creadores, entre los que se encontraban Marcos Velásquez, Daniel Viglietti o Aníbal Sampayo –como integrantes de la delegación uruguaya–, para participar en la celebración del Primer Encuentro Internacional de la Canción Protesta celebrado en Varadero.

Aquel histórico encuentro –del que surgiría posteriormente la Nueva Trova Cubana– fue organizado por la Casa de las Américas de Cuba y se celebró a partir del 24 de julio de 1967, con la participación de cantantes de dieciséis países: Chile, Uruguay, Perú, Argentina, Paraguay, México, Cuba, Haití, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Portugal, Italia, Austria y Vietnam.

Su objetivo fue mantener, durante tres días, diferentes sesiones de trabajo para analizar, a nivel internacional, los aspectos comunes de la llamada en aquel momento canción protesta, así como analizar conjuntamente las vinculaciones de ese movimiento musical y poético con la lucha en defensa de la liberación de los pueblos oprimidos y contra la discriminación racial.

El encuentro concluyó con la redacción de una Resolución final en la que, entre otras, apareció la siguiente afirmación: “La canción es un arma al servicio de los pueblos, no un producto de consumo utilizado por el capitalismo para enajenarlos [...]. La tarea de los trabajadores de la canción protesta debe desarrollarse a partir de una toma de posición definitiva junto a su pueblo, frente a los problemas de la sociedad en que viven”.

Para Quintín Cabrera, participar en aquel encuentro fue una experiencia muy importante y definitiva para su vida como compositor y como intérprete, sobre todo porque le proporcionó la gran oportuni- dad de conocer y de poder intercambiar puntos de vista y canciones con creadores de dieciséis países, entre los que figuraban Carlos Puebla –cubano–, Luis Cilia –portugués–, Rolando Alarcón y Ángel e Isabel Parra –chilenos–, Oscar Matus –argentino–, Oscar Chávez –de México–, Julius Lester y Barbara Dane –estadounidenses–, Claudio Vinci –francés–, Martha Jean Claude –haitiana–, o Raimon, que acudió en representación española.

“Aquélla fue la gran oportunidad de descubrir que si alguna vez habíamos caído en el error de pensar que estábamos solos, no lo estábamos –comentó Daniel Viglietti–. Nos encontramos desde todos los continentes la misma actitud de búsqueda, de denuncia, con unas formulaciones más o menos parecidas”.

Respecto a Quintín, la escritora cubana Clara Díaz Pérez, recoge, en su libro Sobre la guitarra (Ed. Letras Cubanas, 1994), la siguiente anécdota: una tarde –ya casi de anochecida–, todos los participantes del encuentro sostuvieron una charla amistosa e informal con Fidel Castro, que finalizó con un concierto familiar e improvisado en el que Quintín Cabrera interpretó su canción El fantasma –dedicada al Che–; Fidel, al escucharla, exclamó: “Lo que canta ese chico es mucho más directo y eficaz que un mitin”.

Finalizado el encuentro cubano, Quintín tuvo varias actuaciones en La Habana, Varadero y Santiago, y participó, junto con Carlos Puebla, en la filmación de un corto para la televisión francesa.

Poco tiempo después, viajó a París, a Suecia y, seguidamente, a Barcelona. “Mi llegada a Barcelona, en 1968 –comenta Quintín–, fue absolutamente casual. Estaba trabajando en Suecia, donde no me renovaron el contrato de trabajo, por lo que debía abandonar aquel país en un tiempo relativamente corto; entonces encontré un vuelo chárter a Barcelona que resultaba muy barato, y heme aquí”.

Ya en Barcelona, además de seguir componiendo, empezó a interpretar sus propias canciones en un gran número de recitales celebrados dentro y fuera de Cataluña –siempre en defensa de los derechos humanos y de la democracia–; y se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Bellaterra.

Trabajó como periodista –especializado en música– en radio, prensa y televisión, y se estrenó en el mundillo discográfico con su canción Milonga sobre cantores, en un histórico disco colectivo, titulado Todo está muy negro (Discos Cactus, 1973).

En 1975, Quintín Cabrera grabó su primer LP: Yo nací en Montevideo (Edigsa-Le Chant du Monde, 1975), disco de carácter eminentemente autobiográfico en dos sentidos: Por una parte, por la presentación que nos hace de su tierra y de su gente en canciones como Yo nací en Montevideo, Vidalita del desierto, Mi padre, el compañero, o Ferrán –dedicada a uno de sus hijos.

Por otra parte, en aquel disco Quintín incorporó canciones basadas en textos de poetas y cantores uruguayos a los que admiraba, como Carlos María Gutiérrez, Aníbal Sampayo –de quien interpreta, magistralmente, la canción Qué vida– y Marcos Velásquez, con dos temas: No puedo hablar y Juan, canción especialmente bella y solidaria dedicada a un obrero, “creador del planeta y de su pan”.

En aquel primer disco, además, Quintín incorporó la canción Solament, escrita en catalán, lengua que, en su afán desmedido de integración activa, aprendió a hablar a los seis meses de su llegada a Barcelona.

Su segundo LP, publicado en 1976, se tituló De qué se ríe? (Edigsa-Le Chant du Monde), obra que Quintín presentaba, en la carpeta del disco, con estas sinceras y entrañables palabras:

“Este segundo disco de Edigsa llega en un momento de transición, no solamente en la vida política del país, sino en mi pequeña historia particular. Son muchos los años que llevo fuera de Uruguay, y a pesar de que mis raíces son claramente uruguayas, mi vida diaria no lo es en absoluto.

“Estos años he compartido todos los problemas comunes a todos los emigrantes: he sentido nostalgia, he trabajado en mil oficios (allá donde no lo querían hacer los aborígenes), he aprendido una nueva lengua, hice nuevos amigos, nueva familia, aprendí nuevos paisajes y nuevas tierras, e incluso tengo ‘problemas generacionales’: Ferrán, mi hijo mayor (cinco años), me recrimina que no cante más canciones en catalán.

“He vivido en carne propia, no obstante, cosas tan hermosas como la solidaridad de clase, el internacionalismo. En realidad, este desarraigo que llevo a cuestas, compartido con cientos de miles de emigrantes, se compensa con el sentimiento solidario con todos los pueblos del mundo. Ello se refleja en las canciones; son sentimientos vivos.

“Me he sentido ‘entre los míos’ cantando no sólo en Cataluña, mi actual país, sino en toda la geografía peninsular y en Suiza, Alemania, Francia, Holanda, Italia..., y la gente me aceptó como a uno más ‘de los nuestros’, que es lo bueno”.

En aquel segundo disco, Quintín se sintió acompañado de un numeroso y espléndido equipo de músicos; entre ellos, Aureli Vila, Jep Nuix, Nicanor Sanz, Ramón Aragai, Jaume Francesc, Joan Oliver, Joan A. Bou, Eladio Rodríguez, Aureli Vila, Ernest Xancó, Rafael Escoté, “Max” Suñer, Jordi Vilaprinyó o Jordi Martí.

Entre las canciones que integraron el álbum, cabe destacar dos con textos de Mario Benedetti, musicalizados por él –Te quiero y Seré curioso, más conocida como De qué se ríe–; la canción Nadie se atreva a contarle, compuesta sobre un poema de Cástor; Vaqui q’un ser (Aquí una nit) –de Claude Martí, traducida del occitano al catalán–; No esconda la mano, de Víctor Lima, y cuatro canciones propias: El Sr. Daymán Cabrera –dedicada a su hijo–, Por el mundo, Canto de amor por Ciudad Ho Chi Minh –con música de Viçent Mayol– y En las noches de sueño.

Quintín, en 1978, completó lo que podríamos llamar su trilogía discográfica con Edigsa-Le Chant du Monde, a través de la edición de un nuevo LP titulado Como mi Uruguay no había.

En aquella tercera grabación incluyó canciones propias y canciones basadas o inspiradas en poetas amigos, a los que Quintín quiere y admira.

En concreto, nos ofreció seis canciones basadas en textos de poetas y compositores como Marcos Velásquez, o Eduardo Nogareda; y cinco canciones propias: Las bestias –que nació a partir de la matanza de abogados laboralistas que se produjo, en 1977, en la calle Atocha, de Madrid–, Pero che!... Mateo, A ras del suelo –dedicada a Luis Pastor–, Que sí, que no y Uruguayos campeones –canción llena de palabras, de frases y de personajes con connotaciones claramente evocadoras de esa patria uruguaya, tan próxima y tan lejana a la vez.

Tras aquel tercer disco, Quintín Cabrera aterrizó en Madrid, donde tenía grandes amigos que le conocían y le admiraban –muchos, como yo, sólo en la distancia y a través de sus canciones.

Entre aquellos admiradores figuraba Manuel Domínguez, crítico musical y amante apasionado del folk y de las músicas del mundo, que, en aquel momento, había puesto en marcha un magnífico e intachable sello discográfico llamado Guimbarda.

En 1979, Manolo le propuso a Quintín grabar su cuarto disco en su nuevo sello, y así fue como nació la que personalmente considero su obra más completa e interesante: la titulada Un largo abrazo de agua (Guimbarda, 1979).

En aquella ocasión, Quintín volvió a rodearse de un magnífico equipo de músicos y de colaboradores que intervinieron en la grabación de forma absolutamente solidaria: Fausto Díaz Bordado –que se responsabilizó de los arreglos y de la dirección musical–, Luis Pastor, Bernardo Fuster, Teresa Cano, Paco Morote, Kinito, Pascual Villaescusa, Luis Mendo, Rafael Puerta, Gonzalo Ferrari Prezioso, Nito Corrazo, Eduardo Hernández Videla, Gladys Cabrera y el inolvidable Rufo, que tan importante fue para nuestra música popular y tanto hizo por ella.

Respecto a las canciones de aquel disco, hay que decir que todas fueron compuestas, música y letra, por Quintín, menos la titulada Amor que tens ma vida, canción basada en una melodía provenzal del siglo XVI; bellísimo tema, hermosamente tierno, que fue el primero que el cantante uruguayo aprendió tras su llegada a Cataluña.

Entre 1979 y 1995, haciéndole frente a la llamada crisis de los cantautores que se produjo tras la transición democrática española, Quintín Cabrera siguió componiendo canciones, ofreciendo sus recitales –muchos de ellos en solidaridad con alguna causa justa y necesaria– y, sobre todo, implicándose en todo tipo de iniciativas que tuvieran que ver con el mundo de la música y de la canción de autor, del que nunca dejó de ser un militante activo y apasionado.

Una de aquellas iniciativas que, en su momento, resultó útil e interesante fue la fundación del llamado Centro de la Canción ZECA, en recuerdo al grandísimo creador portugués José Zeca Afonso.

Aquel centro surgió, fundamentalmente, como una plataforma reivindicativa del género de la canción de autor, y, en esa misma línea, como punto de encuentro para aunar el esfuerzo de los cantantes respecto a la apertura de canales, o de espacios, para la expresión y la difusión de sus creaciones.

En 1995, al tiempo que realizó un intenso trabajo como secretario de ZECA, Quintín grabó y reapareció en el mundo discográfico con un nuevo disco al que llamó Plenilunios (Delicias Discográficas, 1955), obra arreglada y dirigida musicalmente por Andrés Bedó, en la que colaboraron, entre otros artistas y amigos, Javier Bergia, Pablo Guerrero, Eliseo Parra, Luis Pastor y José Antonio Labordeta.

Seis años más tarde, en 2001, Quintín Cabrera decidió hacer una especie de síntesis musical del camino recorrido, que concretó en la edición de un CD en el que volvió a interpretar dieciséis de sus canciones más significativas.

Aquel trabajo, titulado Casi, casi, una vida (Temps Record, 2001), se grabó en la sala Manuel de Falla de la Sociedad General de Autores y Editores, en Madrid, con Eliseo Parra como coproductor.

El periodista Xabier Rekalde –amigo entrañable, lamentablemente fallecido–, tras escuchar el nuevo disco de Quintín, escribió una reseña a la que tituló “Una vida en canción”; reseña que me permito reproducir a continuación porque considero que nos ofrece una magnífica síntesis de la obra y de la personalidad de este poeta y cantor uruguayo, bondadoso, solidario y de sensibilidad desbordante:

“Quintín Cabrera –escribía Xabier– ha cocinado un álbum fresco y sentido con los restos vivos de la batalla: es un relato de lo que ya está hecho, y también de la persecución de los imposibles que tenían que haber sido.

“Está levantado en la pequeña vida cotidiana, en ese rinconcito personal que sólo los tozudos han sabido hacer diferente, aunque haya salido regular, y sólo sea el refugio que les permite respirar más a gusto entre las nubes del pensamiento tóxico.

“Es un disco emocionado de la ruta inacabada de este cantor montevideano que ha replicado a todas las soberbias, en Barcelona, en Sevilla, en Madrid, allá donde su travesía ha tenido hueco para depositar los recortes mellados de su inmensa humanidad, las cosas de aquí con rimas de otro mar, con la cadencia aromática de su infancia y con la rabia y la ternura crecidas y aseguradas por los años. Lo hace en el castellano viajero que ha ido cuidando en su inquieta mesilla nocturna; y en el catalán, porque es una lengua suya y de sus hijos.

“Este es un disco hilado con estambres delicados, con casimires rítmicos que avivan unos arreglos espontáneos y sutiles. Hay muchas manos en la trastienda amorosa de esta obra. Hay instrumentos y voces amigas. Y se notan el pulso y las caricias felices de la cabeza organizadora más creativa de esta témpora seca: la de Eliseo Parra. Y hay un mundo de colores breves, francos, enteros, que son los que corresponden a las palabras, los que subrayan mejor su intención. Quintín nos ha devuelto un pasado que andaba escondido, y se nota como presente. Y pienso en alto: el amor y el combate son la misma cosa. Es casi, casi, una vida, cantada haciendo repaso sentido de la retaguardia de todas las experiencias, que es el espacio donde realmente han sucedido”.


DISCOGRAFÍA DE QUINTÍN CABRERA

• Todo está muy negro (Discos Cactus, 1973; LP colectivo en el que Quintín interpretó su Milonga sobre cantores)
• Yo nací en Montevideo (Edigsa-Le Chant du Monde, 1975)
• De qué se ríe? (Edigsa-Le Chant du Monde, 1976)
• Como mi Uruguay no había (Edigsa-Le Chant du Monde, 1978)
• Un largo abrazo de agua (Guimbarda, 1979)
• Plenilunios (Delicias Discográficas, 1995)
• Casi, casi, una vida (Temps Record, 2001)
• Naufragios y palimpsestos (Sello Autor, 2008)
Fernando G. Lucini
Musicólogo, periodista y escritor

Marchó Quintín Cabrera; que no calle el cantor, ni su canto


Quintín Cabrera
Julio Castro - laRepúblicaCultural.es

A veces, cuando crees que las cosas van mejor, de repente se tuercen del todo. El jueves por la tarde me avisaban que un gran músico, pero sobre todo, una persona eternamente comprometida con las ideas de libertad y justicia, como era, es y seguirá siendo Quintín Cabrera, se nos marchó.

En los próximos días estaba previsto realizarle un homenaje por parte de sus compañeros de la música, de la lucha política y de la vida en general, en el Ateneo 1º de Mayo de Comisiones Obreras, dentro del ciclo Cantando a la Luz de la Luna. Cuando nos comentaron que se iba a llevar a cabo, desde este medio decidimos sumarnos a la convocatoria rápidamente, por todo, por su trayectoria, por su forma de ser, porque hay gente que merece que se hagan estas pequeñas cosas, pero en vida, no cuando ya no está el homenajeado y más nos recogemos las lágrimas y la ropa sucia par sentirnos mejor.

Por eso, en esa línea de estar con el artista, creo que era una buena idea y que seguirá siéndolo. Precisamente el martes recibía el cartel definitivo de convocatoria para el día 27 de marzo.

Cabe poco más que decir de esta pérdida. Porque todo lo que se diga de alguien como Quintín es poco, además de su trayectoria y su eterno compromiso con cada causa por ganar.

Este montevideano de casi 64 años nació en fecha peculiar, un 25 de abril, casi como preconizando la revolución de los claveles portuguesa, junto con fecha tan señalada como el día de la liberación de la ciudad de Roma. No podía llegar a otra parte con semejantes augures, más que a la lucha continuada.

Décadas en nuestro país de acompañar a los trabajadores y trabajadoras en lucha, de un pueblo en otro pero también por más de media Europa, con palabra amable, pero mensaje firme.

Republicano, rojo del todo, compañero. este proletariado, sin duda, te echará de menos: y a los otros que los zurzan.

Espero que nos veamos todos en su homenaje, y que nos quede un trocito en el corazón.

Hoy toca recitarle a él sus versos:

Cada trozo de presente que pisamos,
tiene mucho de la sangre, de los huesos,
de aquellos que nos precedieron
en el amor, la lucha
y en el tiempo.

Por eso reivindico la memoria
de todos aquellos que cayeron
y de quienes se ven arrinconados:
los que no tienen nada porque
todo lo dieron.
(Quintín Cabrera - "Los Olvidados")

Será incinerado en el tanatorio de Alcorcón (Madrid) el viernes 13 a las 17:00h

El cantautor Quintín Cabrera, que tantas y tantas veces ha prestado su voz y su presencia en la lucha por causas que lo merecen, falleció ayer jueves 12 de marzo a última hora de la tarde. El cantautor uruguayo ha fallecido a los 64 años de edad, en el hospital Puerta de Hierro Majadahonda (Madrid) después de que surgieran complicaciones tras ser sometido a un trasplante de pulmón en el mes de enero.

El último adios a Quintín Cabrera será hoy viernes a las 17:15h en el Crematorio / Tanatorio de Alcorcón, donde será incinerado.

El próximo viernes 27 de marzo a las 22.30h en el Auditorio Marcelino Camacho (C/ Lope de Vega 40, Madrid), se celebrará un concierto en homenaje al cantautor.

Venta anticipada de localidades (10?),en Ateneo Cultural 1º de Mayo (C/ Lope de Vega 38 5ª, Madrid) desde el lunes 16 de marzo. Mañanas: 10 a 14h (lunes a viernes), tardes: 16a18h (lunes a jueves). Las entradas sobrantes se sacarán el viernes 27 de marzo desde las 20.30h en el Auditorio.

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QUINTÍN CABRERA
Como el mismo Quintín Cabrera cuenta en el cuadernillo, Casi, casi, una vida es un disco recopilatorio. Pero más que un acto nostálgico o un punto y aparte en su carrera, se trata de un ejercicio más práctico, un deseo de poner facilidades para escuchar de nuevo temas que pertenecen a discos descatalogados en formato de compacto. Sin embargo, como también confiesa, no ha podido evitar que, a medida que iba grabando las canciones, aflorasen los recuerdos de una vida, inevitables ante cualquier encuentro. Este compositor, nacido en Uruguay y que se define a sí mismo como un cantor popular, vive entre Madrid y Barcelona, ciudad en la que se estableció a finales de los sesenta. Amante de personalidades artísticas en principio tan dispares como Carlos Puebla, Atahualpa Yupanqui, Pete Seeger, Bennny Moré, Jean Ferrat o Caetano Veloso, a paseado su voz por medio mundo sin olvidar nunca sus orígenes. Así lo demuestra en Yo nací en Montevideo , un tema lleno de poesía y suave nostalgia que abre el disco. Todas las piezas incluidas se han vuelto a grabar para la ocasión, a excepción de El Señor Daymán Cabrera y Aquí una nit ( Barcelona, 1976) y Canción de mucho amor (Zaragoza 1995), tres temas que cuentan con colaboraciones de músicos amigos a los que Cabrera ha querido incluir en este disco y cuya participación en muchos casos sería imposible repetir. Sus canciones son como una autobiografía, por eso en Casi, casi, una vida podemos encontrar conversaciones con sus hijos ( Ferran y Lucía , dedicadas a dos de sus vástagos), recuerdos de familia (Mi padre el compañero), declaraciones de principios ( Informe provisional o la histórica Señor Presidente , dirigida la oligarquía de cualquier país) o hermosas canciones de amor ( Un largo abrazo de agua ). Más allá de las letras, en las canciones de Quintín Cabrera hay mucho de música popular de su tierra, en particular, y de toda Latinoamérica en general. Pero también ha ido llenando su bagaje de los sonidos que ha ido encontrando en el camino. Esto se refleja perfectamente en dos piezas en catalán (Amor que tens ma vida y la ya mencionada Aquí una nit ) que Cabrera Grabó durante su larga estancia en Catalunya. Un buen disco para conocer a un latinoamericano del mundo que piensa que las ciudades son libros que se leen con los pies, Y esa es la idea que quiere compartir ahora con el público.

Omar Jurado
Batonga! Barcelona

http://www.larepublicacultural.es/articulo.php3?id_article=1466

Quintín Cabrera, el trovador insobornable


Carlo Frabetti
Rebelión

La reciente publicación del último disco de Quintín Cabrera, significativamente titulado Naufragios y palimpsestos, sería un buen pretexto, si hiciera falta alguno, para celebrar su larga carrera de músico, cantor y poeta. Carrera de fondo. Carrera de obstáculos. Obstáculos a menudo insuperables y siempre superados, como es propio de quienes piden lo imposible y no se resignan a no conseguirlo. Carrera solitaria, porque si, tras la farsa de la "transición", los intelectuales y artistas supuestamente de izquierdas se pasaron en tropel a las filas de los farsantes, la deserción fue especialmente masiva entre los cantautores, que, con rarísimas excepciones, abandonaron la canción protesta por la canción próspera. Y una de esas raras aves (canoras), sin un solo coqueteo con el poder en medio siglo de actividad -y activismo- incesante, es mi queridísimo amigo Quintín Cabrera, a quien conocí en la Barcelona de nuestro exilio hace más de treinta años y a quien desde entonces no he dejado de admirar.

"La canción es un arma al servicio de los pueblos, no un producto de consumo a utilizar por el capitalismo para enajenarlos. La tarea de los trabajadores de la canción-protesta debe desarrollarse a partir de una toma de posición definitiva junto a su pueblo frente a los problemas de la sociedad en la que viven", dice la resolución final del Primer Encuentro Internacional de la Canción Protesta celebrado en Cuba en 1967, en el que participó el joven Cabrera como representante de Uruguay. Y desde entonces se ha mantenido fiel a esa toma de posición definitiva junto a su pueblo; su pueblo que es el uruguayo, el catalán, el castellano, el cubano...; su pueblo que es todos los pueblos.

En Naufragios y palimpsestos se reúnen dieciséis canciones de distintas épocas, pero todas renovadas por la actualidad de sus versiones, musicalmente impecables (lo valiente no quita lo cortés), y por la participación de un selecto grupo de artistas invitados: Eliseo Parra, Luis Barros, Luis Eduardo Aute... Desde la declaración de principios (y fines) de Arte poética hasta el lírico itinerario autobiográfico de Las ciudades son libros, pasando por el divertimento autorreferente que es Baila caliente, todo el disco rezuma evocación y tránsito; pero evocación sin nostalgia, tránsito sin huida. Ni los palimpsestos son remordimientos, ni son derrotas los naufragios.

Una caricia para el oído, un bálsamo para el corazón y un tónico para el cerebro. Uno de los pocos, poquísimos trovadores a los que el poder no ha logrado ni comprar ni silenciar. "Ese cantor montevideano que ha replicado a todas las soberbias -como dijo Xabier Rekalde, otro gran resistente-, en Barcelona, en Sevilla, en Madrid, allá donde su travesía ha tenido hueco para depositar los recortes mellados de su inmensa humanidad, las cosas de aquí con rimas de otro mar, con la cadencia aromática de su infancia y con la rabia y la ternura crecidas y aseguradas por los años".

Recientemente, Quintín Cabrera ha superado con éxito una delicada operación de trasplante de pulmón, y pronto, estamos seguros, pondrá el nuevo órgano al servicio de su canto insobornable. Será el primer trovador de la historia que habrá cantado con un pulmón ajeno. Todo un símbolo.

Del Primer Festival del Nuevo Canto Latinoamericano, celebrado en Del Primer Festival del Nuevo Canto Latinoamericano, celebrado en México, en 1982.


(El Festival fue realizado en el Auditorio Nacional de México D.F. entre el 30 de marzo y el 4 de abril de 1982, con la colaboración de UNESCO y Casa de las Américas)

"1982. México. Entre el 30 de marzo y el 5 de abril se efectuó en la Ciudad de méxico el Primer Festival de la Nueva Canción Latinoamericana. En representación de la Federación Nacional de Cultura popular (Vzla.) asistiría Rafael Salazar con la ponencia "Análisis y Perspectivas de la Nueva Canción Latinoamericana". Para expresar ese nuevo canto en el auditorio Nacional se dieron cita Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti, Lilia Vera, Roy Brown, Noel Nicola, Manduka, Carlos Mejía Godoy, Los Folkloristas, Amparo Ochoa, César Isella y Alí Primera, entre otros. En abril de ese año se hizo público en Venezuela el acoso del que venía siendo objeto Alí Primera. Frente al allanamiento de su casa y las amenazas telefónicas se originaría un gran movimiento de solidaridad con el cantor. (Remitidos: "Alí Primera. Carta Abierta" y "Apoyos", en El Nacional, Caracas, 03-05-82, p. B-12)". -Citado en: El perfume de una época: la nueva canción en Venezuela, de Gloria Martín.

Participantes:

ARGENTINA - César Isella
CUBA - Silvio Rodríguez y Noel Nicola
MÉXICO - Los Folkloristas, Me caì, Ontà, Amparo Ochoa, Nachòn, Gabino
Palomares, Foro, M. Alejandro
PERÙ- Nicomedes Santa Cruz
URUGUAY - Daniel Viglietti
BRASIL - Manduka
CHILE- Quilapayùn
NICARAGUA- Carlos Mejía Godoy y Los Palacagûina, Luis Enrique Mejía
Godoy y Grupo Mancotal
PUERTO RICO Roy Brown
VENEZUELA - Alí Primera y Lilia Vera
EL SALVADOR - Yolocamba I Ta

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Programa artístico:
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Martes 30 de marzo de 1982: Los Folkloristas, Daniel Viglietti, Roy Brown, Silvio Rodrìguez

Miércoles 31 de marzo 1982: Roy Brown, Lilia Vera, Noel Nicola, Carlos Mejía Godoy y Los Palacagüina

Jueves 1ro. de abril 1982: Cada quien sus rolas, César Isella, Nicomedes Santa Cruz, Manduka

Viernes 2 de abril de 1982: Luis Enrique Mejía Godoy y Mancotal, Daniel Viglietti, Quilapayún, Silvio Rodríguez

Sábado 3 de abril de 1982: Nachón, Me caí, Manduka, César isella, Nicomedes Santa Cruz

Domingo 4 de abril de 1982 (12:00 h): Ontá, Marcial Alejandro, Noe Nicola, Lilia Vera, Carlos Mejía Godoy y Los Palacaguina

Domingo 4 de abril de 1982 (17:00 h): Amparo Ochoa, Gabino Palomares,Alí Primera, Quilapayún, Luis Enrique Mejía y Mancotal


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Discos y otras grabaciones:
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1) PRIMER FESTIVAL DEL NUEVO CANTO LATINOAMERICANO (Obra colectiva, 1984)Fonomúsica (FM-114). Grabado en vivo en el Auditorio Nacional, México D. F. entre el 30 marzo y el 4 de abril de 1982. Editado por ENIGRAC (Nicaragua), la presente es la edición realizada en Uruguay en 1984, por FonoMúsica.

* 01. - América Latina [Nicomedes Santa Cruz] - 2:38"
* 02. - En La Vida Todo Es Ir [Roy Brown] - 4:08"
* 03. - Flor De Metal [Los Flokloristas] - 2:08"
* 04. - Espigas De Libertad [Lilia Vera] - 3:01"
* 05. - Siringuero [Luis Rico] - 3:19"
* 06. - El Sombrero Azul [Alí Primera] - 5:49"
* 07. - Luz Negra [Quilapayún] - 3:57"
* 08. - Cuando Salgas Luna Llena [Noel Nicola] - 3:07"
* 09. - Epitafio A Juan 'n' [Amparo Ochoa] - 4:30"
* 10. - Las Hormiguitas [Daniel Viglietti] - 3:37"
* 11. - Somos Hijos Del Maíz [Luis Enrique Mejía Godoy Y Mancotal] - 6:01"
* 12. - Canción Con Todos [César Isella] - 3:07"

- Hay otras grabaciones: Una edición urgente para Nicaragua, y creo que unos discos de Quilapayún y unas grabaciones sueltas de Amparo Ochoa.

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Del Foro Nuevo Canto Latinoamericano / México, 1982
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Ponencias:
1) "Memoria del Foro Primer Festival del Nuevo Canto Latinoamericano", México, CREA, 1982.
Ficha Técnica:
Clasificación LC 780.798 F47
Autor Festival Nuevo Canto Latinoamericano (1a : 1982 : Ciudad de México)
Título Memoria del foro 1er festival nuevo canto latinoamericano
Editorial CREA, Dirección de Planeación,
Lugar de publicación México :
Materia Festivales musicales - América Latina
Materia Conciertos - America Latina - Memorias e informes



2) "Nuevo Canto Latinoamericano" en: Ensayos de Música latinoamericana, La Habana, Cuba, Casa de las Américas, 1982.

POR VENEZUELA:

1) Ponencia de Rafael Salazar: "Análisis y perspectivas de la Nueva Canción Latinoamericana"

2) Ponencia de Alí Primera: "La nueva canción Venezolana".

Hago saber a los compañeros mexicanos, que forman parte del panel obrero-mexicano, que en mi niñez conocí a través de las películas de Pedro Infante, al pueblo que hoy veo de cerca y toco. Es difícil hablar por muy corta que sea la experiencia de cada uno, decirla en tres minutos, por lo tanto les quiero decir que de joven deseaba cantar y aún sigo cantando. La canción la tenía simplemente como algo de diversión para dar serenatas, para parrandear, y una vez, estando preso, me dio por escribir y por hacerme una pregunta, el por qué resistíamos y nuestra moral no decaía.

Yo había sido militante revolucionario o lo soy o pretendo serlo desde hace 26 años y antes había cumplido tareas del Partido Comunista en todo tipo de lucha de la historia nuestra que el proceso revolucionario nuestro ha tenido que acometer. Después de salir de la cárcel o del calabozo, para decirlo más ligero, nuestro partido planteó una carga sobre Caracas para tratar de deslastrarse un poco del síndrome de la derrota que habíamos sufrido en la lucha guerrillera, es decir, ese contacto con las masas que no hacía falta, y yo apenas con una canción sobre el Che, Humanidad y una canción sobre el Tío Ho, comencé a cumplir los papeles de cantor.

Yo no sabía lo que era un cantor, por la incomunicación que han planteado aquí tantos compañeros; yo no sabía de los cantores ni de los cantos que existían en América Latina, a excepción de las canciones mexicanas que nos llegaban a través de Jorge Negrete y Pedro Infante a quien, dicho sea de paso, amo mucho en el recuerdo.

Pues bien, en esa carga sobre Caracas que duró un mes, hacíamos tarea de agitación en el día y, en la noche, cantábamos, como montando y desmontando el circo. La gente estaba oyendo algo nuevo, pero sabía algo importante que en mí se sembró para siempre: el papel desinhibidor del cantor y del canto que se hace cuando se plantea en él un respeto por el hombre.

Aparecía un viejito, y decía: "Yo también sé cantar", se animaba y se paraba a cantar de igual a igual. Cuando llegué a Caracas ya había escrito muchas canciones de diferentes temas, empezaron las cosas vivenciales a florecer, empezó a trabajar la memoria y a convertirse en canción algo que había quedado dentro, pero fue perdiendo en ese tiempo algo que es muy importante y que yo valoro mucho.

El cantor nace para competir ya está muerto, el cantor no tiene aliados en el camino, por eso José Molina y Daniel, como dos formas diferentes hacia el canto o tal vez como dos actitudes, con las cuales comparto mi complicidad militante, porque ya ante este tiempo se ha venido hablando mucho de la canción y aquí he sentido a veces como si hubiese un ejército de salvación del arte.

Yo creo que el arte es el arte; debe haber una conducta típica y debe haber una conducta militante con respeto al arte. Si el artista es muy sublime, es muy excelso, es muy alto, su arte es como es el artista, pero si además el artista con todas esas características se vincula militantemente al proceso transformador, su arte es más arte, no se mancha el arte, recupera más camino el arte. Se trata de no
plantearnos que alguien no quiere disgregar el arte por aquí o nuestras capacidades creativas.

En cuanto a lo ideológico, nosotros hemos tenido en Venezuela tremendas luchas, primero porque la música que hacíamos era también un prisma de sectarismo partidista y de repente nos dimos cuenta solos que una canción para un partido no era la canción para un pueblo, y que había que tomar una lucha y hacer comprender a los dirigentes políticos de la izquierda que las canciones eran, nacían, para el pueblo y hacer una lucha así cuando uno se había acostumbrado a tener el respaldo del partido en una lucha ideológica, una lucha, primero ideológica, contra un sistema que nosotros atacamos porque atacó al hombre primero, una lucha ideológica contra algo crónico que ha existido siempre en la izquierda, que es utilizar al artista y a la canción como un accesorio.

Nuestro movimiento se desarrolló en esa forma y yo siempre he tenido una lucha tenaz porque no se formen estrecheces sino campos colectivos, y por eso aparecen muchachos al lado de niños en la Canción por la Victoria del Pueblo Salvadoreño. En Venezuela cantó un niño de ocho años, y llegó con ganas de cantar a las doce de la noche.

Nosotros hemos Por Bolívar hecho una canción por llenar, y planteando a Camilo el guerrillero con su fusil y su evangelio que le ha acompañado, tambores chinbangueles, es decir hemos logrado derramar la canción protesta que se llamó la canción política, en algo que para nosotros en este momento es vital, La Canción Necesaria.



La canción necesaria tiene todas las formas que tienen los pueblos y todas las formas que tienen los hombres de pensar y de tener criterio, por eso me siento hermano de todos los cantores. En Venezuela, yo nunca he cantado en la televisión, pero cuando Lilia Vera está en la televisión me entra una tremenda debilidad.

En Venezuela yo tenía una lucha tenaz con los periodistas para que reseñara nuestros actos y sacaran nuestras canciones de lo que se llama farándula, no por el desprecio a la palabra farándula y a los que se muevan en ese medio, porque en todo caso son seres humanos y son sensibles, porque para ser artista hay que ser sensibles; pero hay que buscar una ubicación de respeto a lo que uno ha hecho, a lo que uno ésta haciendo, no para hacer historia y para quedar en estatuas que al fin y al cabo las cagan las palomas.

Yo he presidido muchos festivales, he visto cantores y yo no quiero adoptar esos curriculares, yo fui a Cuba y vi al compañero Renier, pero también vi a muchachos que todavía estaban haciendo, estaban empezando a hacer, a dar balbuceos como cantores. Yo he visto a los Quilapayun, pero también he visto a compañeros que se están moviendo en este momento con muchas dificultades, pero con mucho entusiasmo dentro de Chile, he visto en México a cantores que no conocía y esa es mi gran ganancia.

Cuando pegaba afiches tenía una actitud militante y como cantor debo tener una actitud militante aunque necesariamente se vea reflejada en mi alguna conciencia artística de lo que estoy haciendo como artista, les hago la comparación: veo más gente cuando canto que cuando pego afiches, es verdad, cuando canto veo más gente Ustedes dirán: sí pero los afiches los ve más gente después; entonces yo les digo: pero cuando vayan a despegar los afiches, éstos no se van a poder defender.

Entonces yo quiero decir esto porque es necesariamente la presencia del hombre, el arte, si lo defendemos tanto, pongámonos al lado del arte, y si defendemos tanto al arte, toquemos el espacio donde el arte tenga más posibilidad de ser conocido. En eso soy más leninista que el carajo: poner el arte donde están las masas, y eso debe tener una discusión para no ponerlo así, a priori, tan desnudo, esa discusión que la intuyo, que se dará aquí en México entre todos los cantores,entre todas las formas de decir el canto.

Y estoy seguro que obtendrá un hermoso resultado, para que México ya no sea la sede de la simple crítica entre los cantores, sino que México sea la sede de un paso adelante, donde la canción bolivariana sea parte del pensamiento de Bolívar, sea Morelos el que cante, sea Sandino, sea Farabundo el que cante, sean los hombres que soñaron con algo nuevo y que el tiempo biológico o el balístico les cortó el sueño.

Hagamos las canciones, yo una vez canté una canción que se llama Ruperto que dice que fácil es tener un Mustang, y esa canción se escuchaba en el barrio en la misma forma que una canción que escribí y que se llama Amor en Tres Tiempos que dice: sólo se oía el canto solemne de Beatriz que salía del mar huyendo de los peces...

Transcripción de la intervención de Alí Primera. En el 1er. Festival del Nuevo Canto celebrado en Ciudad de México en abril de 1982.



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CANCIONES:
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EL SOMBRERO AZUL
Letra y Música: Alí Primera
Voz: Alí Primera

El pueblo salvadoreño
tiene el cielo por sombrero
tan alta es su dignidad
en la búsqueda del tiempo
en que florezca la tierra
por los que han ido cayendo
y que venga la alegría
a lavar el sufrimiento

Dale que la marcha es lenta
pero sigue siendo marcha
dale que empujando al sol
se acerca la madrugada
dale que la lucha tuya
es pura como una muchacha
cuando se entrega al amor
con el alma liberada

Dale salvadoreño, dale
que no hay pájaro pequeño, dale
que después de alzar el vuelo, dale
se detenga en su volar (bis)

Al verde que yo le canto
es al color de tus maizales
no al verde de las boinas
de matanzas tropicales
las que fueron al Vietnam
a quemar los arrozales
y hoy andan por estas tierras
como andar por sus corrales
dale salvadoreño...

Hermano salvadoreño
viva tu sombrero azul
dale que tu limpia sangre
germinará sobre el mar
y será una enorme rosa
de amor por la humanidad
hermano salvadoreño
viva tu sombrero azil

Tendrán que llenar al mundo
con masacres del Sumpul
para quitarte las ganas
del amor que tienes tú

Dale salvadoreño...



ESPIGAS DE LIBERTAD:
Letra y Música: Rafael Salazar
Voz: Lilia Vera


Dulce remanso, arenitas de rocío, sol mañanero, espigas de la ilusión,
dulce remanso, arenitas de rocío, sol mañanero, espigas de la ilusión
van enlazando la brisa para brindarnos su amor,
porque entre pena y tristeza la copla quiebra su voz
por el adiós _ de una canción

En el potrero del día se guardan dichas y cantos.
Cavila mi pensamiento buscando la libertad.
Sabana de campo abierto, corazón de mil quebrantos
en tu paisaje una flor renacerá.
Como jagüeyes en tierra de soledad: horizonte de mi pueblo
sobre un potro cantarás.

Las penas y la amargura se ahondan en tierra sola,
las heridas de su cerca velaron la inmensidad,
lucero de mil caminos conduce mis ansiedades
haz que en mi campo retorne la claridad
como la aurora que anuncia su despertar:
horizonte de mi pueblo sobre un potro cantarás!

viernes, marzo 13, 2009

Víctor Casaus: Yo me quedo con el intento de comunicarme con la gente


Víctor Casaus (La Habana, 10 de Marzo 1944), poeta, narrador, director cinematográfico y periodista. Fundador y Director del Centro Pablo de la Torriente Brau

04/03/2009

Víctor Casaus poeta, narrador director de cine, guionista, periodista...
¿con qué te quedas?

Yo me quedo con el intento de comunicarme con la gente. Creo que he hecho todas estas cosas con el afán de compartir y el afán de comunicar. Por eso las fronteras entre los géneros cada día me interesan menos en general.

Entonces tú crees que todas las artes tienen el mismo destino que es el testimonio

Sí. Todos los caminos tienen una base testimonial. El testimonio es por una parte efectivamente un género pero además en todos los géneros hay una base testimonial. La poesía, por ejemplo, que puede parecer un arte muy alejado de ello es en el fondo un acto de comunicación.

Tú por ejemplo fuiste el guionista de "El hombre de Maisinicú"

Yo trabajé en el guión con Manuel Pérez Paredes, el director de la película, y sobretodo a partir de una comunidad de criterios en relación con ese tipo de cine que es la búsqueda en estos temas de una gran incidencia en la Historia contemporánea pero a través de la complejidad. La complejidad histórica, la complejidad psicológica de los personajes de modo que no se produjera el criterio de que a partir de una idea histórica justa cualquier tratamiento va a funcionar. Y no es así. Si esa verdad histórica que uno tiene o cree tener no está acompañada de un tratamiento respetuoso para el futuro disfrutador de esa obra, la mitad del camino está perdido.

Y hay una parte de la literatura revolucionaria y parte del cine que cree en ese mecanismo, que no pensamos nosotros que fuera aceptable.

¿Crees que este mismo error lo ha cometido también algunas veces la Nueva Trova Cubana?

Yo creo que individualmente sí porque es algo que está entre las posibilidades de cada manifestación artística pero no ha sido la característica esencial de la Trova. La Trova ha sido mayoritariamente una buscadora de esa complejidad. Fíjate en Silvio: "si alguien roba comida y después da la vida qué hacer" ejemplo de la complejidad que uno comparte.

Esto es muy importante encontrarlo en los más jóvenes. En la gente que hoy hace una canción que no es la de Silvio, no es la canción de Noel, de los fundadores -porque no puede serlo- pero que tiene como común denominador esa búsqueda de la complejidad; sea un tema de amor o un tema de la realidad actual y esto creo que es lo que la salva y la aleja de esta visión edulcorante.

Ya que citas a los jóvenes, ¿cómo y para qué nació el Centro Pablo de la Torriente Brau?

El Centro nació de la necesidad de recibir y conservar los archivos de Pablo de la Torriente Brau que sus cuatro hermanas guardaron por más de 40 años y que decidieron donármelos porque yo había hecho la película "Pablo" en fecha temprana e hice algunos libros sobre Pablo y se creó una relación hasta hoy que es familiar con Ruth una hermana que aún vive y tiene 95 años que es como una madre para mí y para mucha gente del Centro.

Pensé que lo mejor era crear un espacio que conservara mejor estos archivos y así nació la idea del Centro. Lo propusimos a la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC) cuyo presidente era Abel Prieto en aquel momento -actual Ministro de Cultura- hasta que otro amigo, Eusebio Leal, el historiador de la ciudad que hace un proyecto de recuperación de La Habana Vieja, ante mi solicitud nos ofreció el espacio que hoy tenemos en la calle Muralla.

Una vez en ese espacio ocurrió lo inevitable. En aquel momento no se vio el Centro como lo que es hoy: un espacio donde va haber un programa de arte digital, un programa de artes visuales, como un espacio que fue creciendo a medida que la vida nos indicaba. Y una de las primeras cosas a la que llegamos como una necesidad también personal fue al tema de la relación y la pertenencia con la Nueva Trova y entonces nació "A guitarra limpia". Al año siguiente de fundado el Centro iniciamos con un concierto de Santiago Feliú en el año 98.

De la misma manera que Haydée Santamaría propició la creación de la Nueva Trova Cubana desde la Casa de las Américas, tú estas haciendo lo mismo con las nuevas generaciones desde el centro Pablo de la Torriente Brau. ¿Eres del sucesor de Haydée?

En esa forma de comparación no lo puedo aceptar. Hay unas dimensiones históricas que no tienen ni remotamente un acercamiento. Haydée para nosotros es una inspiradora de muchas cosas, no sólo en la Trova. Por la presencia de sus orígenes en la lucha no hay manera de comparar en ese sentido.

Ahora, desde el punto de vista institucional, ciertamente el centro ha venido a dar continuidad al trabajo de la Nueva Trova que se ve eclipsado mucho en esa década del 90 y ciertamente en el momento que creamos "A guitarra limpia" no había ningún otro espacio estable de la Nueva Trova en la cultura cubana.

Eso es una alegría y eso sí que hay que reconocerlo sin pudor porque es una ealidad objetiva que es reconocida además por todos los trovadores. Es importante ganarse la confianza de los trovadores...

Existía esa necesidad por parte de la cultura y de los trovadores mismos y como el Centro creó un estilo de trabajo que mantenemos porque creemos profundamente en él, basado en confiar en la gente, en los autores, incluso en los más jóvenes, en los que no todo mundo confía siempre, el no pedirle a nadie una lista de canciones para saber lo que van cantar y determinar si lo va cantar o no -procedimiento que a veces erróneamente se ha usado en muchos lugares, también entre nosotros-, por ese grado de confianza y de respeto hacia el trabajo de los creadores, encontramos ese apoyo decisivo, en los mayores ofreciéndonos su apoyo sin que mediara ningún incentivo material y en los más jóvenes poniéndose en nuestras manos para que los ayudáramos a
difundir sus canciones a través de los conciertos

De ahí que además de los conciertos mismos desde el principio comenzamos a producir esos conciertos a través de casetes en aquellos años, y poco después a través de CD y recientemente en medios digitales a través de La Central Digital.

¿Cómo se financia el Centro Pablo de la Torriente Brau?

Desde el principio que el Centro empezó a crecer partimos de una frase, un poco en broma y un mucho en serio, en que decíamos "este es un Centro pobre pero honrado".

El apoyo salarial lo tenemos mediante una aportación anual en moneda nacional del Ministerio de Cultura que garantiza el salario de los 15 compañeros que trabajamos en el Centro y nos permite también contratar trabajos de diverso tipo.

En cuanto a las divisas, ha jugado un papel definitivo el tema de la solidaridad y la amistad, de instituciones y de amigos. Esto sumado el año pasado a un fondo al que llamamos "Ojalá" que Silvio Rodríguez nos ofreció en vista de todo lo que se hace en el Centro, nos permite pagar puntualmente las cosas que necesitamos.

Habría que añadir que el Ministerio de Cultura ha financiado casi todos los libros que publicamos desde la fundación de nuestra editorial Ediciones La Memoria y que el Instituto Cubano de la Música (ICM) desde hace algún tiempo viene aportado sistemáticamente una ayuda importante para este plan de producción de discos alternativos.

¿Vale la pena esta lucha?

Totalmente. Este mismo espacio del BarnaSants es un ejemplo de ello porque es precisamente una forma de reconocimiento que inspira a uno a continuar. Esto es uno de los ejemplos de solidaridad a partir de la confianza en el arte, en la canción -y no la canción en general, la canción comprometida con la calidad- que el director del BarnaSants, Pere Camps, aplica en este caso para nuestra alegría, abriendo este espacio que para nosotros es un premio.

Y los trovadores cubanos lo ven así también, de que uno de los festivales más importantes que existen dedicados a la canción en Europa -y no sólo en Europa seguramente- haya abierto un espacio sistemático para los trovadores y trovadoras cubanos.

Efectivamente "A guitarra limpia" cumplió 10 años y este es el segundo año en el BarnaSants

Nuestra presencia aquí es una forma de reconocimiento muy querida a esos 10 años de trabajo de "A guitarra limpia" ciertamente. Las cifras de eso son hermosas: 90 conciertos, 50 y tantos discos, algunos premios en el Cubadisco. Y vale la pena sobre todo porque ha sido la ratificación de aquella confianza que era una confianza mutua entre los trovadores y las trovadoras y el Centro.

Y aprovechas el concierto del BarnaSants para presentar libro y disco

Comentar esto al final es un poco resumen de lo que hemos hablado porque el libro es una antología y recopilación de la información de los nueve primeros años de "A guitarra limpia" y reúne fotos, textos de canciones, trabajos periodísticos y fichas biográficas de los trovadores que han estado en ese espacio.

Como este espacio siempre ha sido el sitio no de un grupo de trovadores, no de una facción, no de un estilo, sino de los trovadores de todas las tendencias de la Nueva Trova, por ahí ha pasado se puede decir que todo mundo: desde Silvio Rodríguez hasta un trovador de 20 y tantos años. Esto convierte este libro en una especie de antología de la Nueva Trova Cubana.

El disco que presentamos es un CD doble que se llama "Te doy una canción" y es la expresión de otro de los valores que han estado en el centro que es el de la amistad, porque es un tributo a la amistad de muchos de nosotros -de los más jóvenes también sin duda- con Silvio Rodríguez.

Cuando él cumplió 60 años hace dos años y cuando desde el Ministerio de Cultura se le propusieron varias actividades para celebrar esa fecha, él prefirió que fuera ésta del Centro Pablo la fiesta en la que él quería estar. Esto nos alegra y nos dice mucho de la forma que él tiene de ver las cosas porque era una fiesta hecha desde el corazón.

Dimos a todas las generaciones los textos de Silvio para que ellos mismos hicieran una selección de lo que querían cantar y fue muy lindo porque cada cual escogió canciones que tenían a su vez que ver con el trovador mismo y por eso se producen dos cosas: una gran identificación entre la versión que canta el trovador y también que no era un mecanismo para que el trovador aprovechara la posibilidad para promoverse a sí mismo sino al revés: para regalarla en un patio de La Habana Vieja durante dos días en los que Silvio estuvo en primera fila con su familia compartiendo una fiesta familiar.

Así surgió este disco que ahora estamos promoviendo aquí que se convierte a su vez -al tener 42 trovadores- en una especie de antología de la Nueva Trova Cubana desde Sara González y Vicente Feliú hasta Ariel Díaz, Samuell Águila o gente incluso mucho más joven.

Xavier Pintanel
Director de CANCIONEROS.COM

FUENTE:

http://www.cancioneros.com/comentari.php?NM=342

Premiaran al mejor compositor en Cubadisco 2009


La Habana, 9 mar (PL) Con el propósito de reconocer y estimular las mejores creaciones de concierto, por primera vez se otorgará en la Feria Internacional Cubadisco 2009 el Premio al Compositor, anuncio aquí el presidente del Comité Organizador.

Más de 200 obras concursarán en este certamen en los más diversos géneros de la música y la producción fonográfica, aunque de manera especial se entregará también el Premio Internacional Extraordinario de Música para Niños, por el que optan cuatro países.

Ciro Benemelis, presidente del certamen, señaló que por tercera ocasión se otorgará el Premio Internacional Cubadisco al mejor fonograma foráneo, entre los que destacan las propuestas del cantautor boricua Danny Rivera y la orquesta Gran Combo de Puerto Rico.

No obstante, aparecen otros nueve compactos entre más de 30 competidores, categoría que el pasado año solo tuvo a cuatro nominados y en el 2007 apenas concursaron dos fonogramas.

En el año 2006 se hizo entrega de forma especial del Premio al Tema del Año, que recayó en Añoranza por la conga, de Ricardo Leyva y Sur Caribe.

En el 2004 se crea el Premio al Productor Fonográfico, adjudicado en esa ocasión al legendario cantautor Silvio Rodríguez y para esta edición se manejan excelentes propuestas, resaltó Benemelis.

En el 2002 nace una de las categorías de mayor jerarquía dado el uso creciente y perspectivo de las nuevas tecnologías: los videoclips, cada año mas competitivos y profesionales.

En esta edición se presentaron unos 60 proyectos audiovisuales (18 CD-DVD, una multimedia, 15 documentales y 25 videoclips), y por vez primera se dará reconocimiento al mejor videoclip para niños, con 19 obras realizadas en los estudios fílmicos del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica.
Cubadisco 2009 se realizará aquí del 16 al 24 de mayo y la Gala de Premiación a las producciones discográficas más relevantes del 2008 se efectuará el 16 de mayo en el teatro Karl Marx.

Esta festividad, la más trascendente de la industria fonográfica cubana, está dedicada a Puerto Rico como país invitado de honor y a los niños.

rmh/izs
PL-107

decimario por los cinco héroes...


Entrevista de Nancy Lescaille

“Del dulce abismo a la octosílaba cumbre” es el título del decimario de los poetas y repentistas Tomacita López y Juan Idilio Terrero dedicado a Gerardo, René, Antonio, Ramón y Fernando, antiterroristas encarcelados injustamente por el imperio norteamericano desde hace diez años, presentado en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

El martes 24 de febrero fue lanzado el texto en ocasión del acto ofrecido en la sede de la asociación por 50 cultores de la música campesina en saludo al aniversario 50 de la Revolución.

P.- Juan Idilio ¿Cómo les surgió la idea del decimario?

J.I.- “Todo comenzó durante el acto por el sexto aniversario de la Sección 10 por los Cinco, del periódico El Habanero, en el salón de redacción del bisemanario, en el que participaban familiares de los Cinco Héroes, y un grupo de poetas repentistas, fundadores del espacio.

Allí nos regalan el libro “El dulce Abismo”, de Nancy Morejón y Alice Walker, e inmediatamente nace la idea de tratar de llevar a décimas algunas de las epístolas que aparecen en el texto”.

P.- Juan Idilio ¿qué satisfacción experimentó con el hecho de que la presentación del decimario fuera el día del acto de los 50 repentistas en saludo al aniversario 50 de la revolución?

J.I.- “Bueno, la satisfacción mayor es que escribimos este folleto para coadyuvar a que la campaña de solidaridad por los Cinco llegue a todo el mundo y son muchos a los que les gusta la décima. Como dice Bachiller y Morales, “la décima era y sigue siendo el verso popular cubano; en décima canta el hombre de pueblo, décimas se improvisan en las mesas de sus modestos festines y en décimas se pretende conservar la memoria de los acontecimientos notables en esta tierra de eterna primavera.”

La tradición campesina, su poesía y su música, entrañables y sustantivas a nuestra Nación, festejó el aniversario 50 de la revolución y reclamó la liberación de Cinco de sus mejores hijos encarcelados por el imperio.

( 28/2/09)

http://www.cadenahabana.cu/noticias/culturales/cultura01280209.htm

Sara canta, ellas respiran


Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

Entre la mítica María Teresa Vera y la actual eclosión de jóvenes trovadoras, unas cuantas mujeres —más de lo que una estrecha visión de género imagina— han aportado páginas antológicas al cancionero cubano.

Dos figuras esenciales de nuestra cultura —más allá de la música lo son por su espesor intelectual— se encargan de recordárnoslo: Marta Valdés y Sara González. "La investigación previa y la sabiduría de Marta fueron decisivas para este disco", precisó Sara al presentar el segundo volumen de Cantos de mujer, álbum suyo que reúne temas de doce compositoras sin las cuales estaría incompleto el mapa de la cancionística insular.

Cinco años atrás, también con el sello Bis Music (Artex) llegó la primera entrega. Entonces interpretó canciones que se podían agrupar en dos vertientes: la zona de la trova y el bolero de una parte (María Teresa, Isolina Carrillo, Tania Castellanos, Ernestina Lecuona, la propia Marta Valdés) y de otra la cosecha de la juglaresca contemporánea (Liuba María Hevia, Heidi Igualada, Marta Campos, Miriam Ramos, Lázara Rivadavia y, como antecedente, Teresita Fernández).

El espectro de esta prolongación del proyecto es mucho más diverso y no deja de ser sorprendente por el rescate de nombres a veces eclipsados. Por ejemplo, ¿quién iba a suponer detrás de los ecos victroleros de Será tu condena una huella femenina como la de María A. Gómez? ¿Acaso no ha llegado la hora de reivindicar la extraordinaria sensibilidad "filinera" de Ela O’Farrill, autora del inefable Adiós, felicidad, representada aquí por Nada son mis brazos? ¿Cómo olvidar a Grecia Domech con su No será de mí, uno de los boleros más rotundos que en el mundo han sido? ¿O a Margarita Lecuona, leve y grávida a la vez en Eclipse? ¿No viene al caso subrayar cómo, además de sus reconocidas trayectorias como cantantes, Lourdes Torres y Beatriz Márquez también cuentan con perlas de su autoría? ¿Y qué decir de la contribución de Alina Torres a la rutilante saga de Los Van Van con Qué falta de respeto?

No podían faltar el recio perfil mestizo de la invocación espiritual de Flores para tu altar, de Julia Ana Mendoza, ni los clásicos de nuestra música de inspiración rural debidos a Radeúnda Lima (Mi tierra es así) y Celina González (Yo soy el punto cubano). Como tampoco un par de muestras de dos compositoras más jóvenes: la pinareña Yamira Díaz, muy activa en la escena trovadoresca de los últimos años, y Niuska Miniet, rara avis de la movida alternativa de los noventa.

Sólo una voz que más que potencia encierra mucho arte, como la de Sara, podía cumplir un recorrido tan amplio con tal excelencia. Sara, que aquí trae una de sus obras más conmovedoras (Por todo gracias, dedicada a Vilma), transita por cada pieza con fidelidad y altura, encaminada por las discretas e inteligentes orquestaciones de Pucho López (a excepción del tema de Lourdes Torres, orquestado por Lucía Huergo), en una atmósfera de absoluta complicidad con el oyente.

En todo caso habrá que darle gracias a Sara, a Lucía en la dirección musical, a las obras de gran impacto visual de Diana Balboa que enriquecen el fonograma, por este modo tan auténtico de cantar.

Los zapatistas ya erradicaron alcoholismo y drogadicción



Instituciones chiapanecas no registran los indicadores

Hermann Bellinghausen (Enviado) -La Jornada Sábado 7 de marzo de 2009

Municipio autónomo Lucio Cabañas, Chis., 6 de marzo. Un logro de salud indiscutible de las comunidades zapatistas es la erradicación del alcoholismo desde hace 20 años. Se dice rápido. La diferencia en la cotidianidad familiar y comunitaria es profunda e implica menos violencia, lo cual ya es un indicador de sanidad. Y más tratándose de pueblos indígenas y conociendo los estragos que causa en ellos el alcohol, siempre de mala calidad.

Lo registran crónicas y novelas: a los indios se les controla con trago. Estos mismos pueblos de Chiapas visitó Fernando Benítez en los años 70 y los encontró postrados, con la dignidad humillada, ebrios como en epidemia. Hoy eso nunca se ve en las comunidades en resistencia. Las fiestas que han prodigado durante 15 años, visibles o discretas, grandes o pequeñas, siempre de baile hasta el amanecer, transcurren sin gota de alcohol. Es una excepción absoluta a escala nacional, con carnavales y fiestas patronales a golpe de posh, aguardiente o brandy sintético. Y sin ir más lejos, cualquier fin de semana.

Al no beber, los campesinos, en particular los varones, eliminan el riesgo de enfermedades frecuentes en los pueblos indígenas: úlcera, cirrosis, desnutrición y heridas con machete por "quítame de ahí esas pajas". No se refleja en los indicadores de salud de las instituciones gubernamentales, pero su efecto en salud pública, bien mirado, es espectacular.

No se diga la inexistencia de consumo o comercio de drogas, tampoco permitidos en las comunidades autónomas. El retorno al alcoholismo suele ser el camino de las deserciones en comunidades divididas e instrumento estelar en las estrategias de contrainsurgencia desde 1995.

El mural en la fachada de la clínica autónoma Esperanza de los Pobres, pintado por los propios promotores de la salud, flanquea el acceso a las instalaciones, tan pobres como su nombre lo indica, pero de una limpieza que rechina en los ojos. Su parte principal es como un libro abierto con instrucciones para el camino de la salud. También es una pintura que podría estar expuesta en un museo, aunque sólo hable del aseo personal y el comunitario, la letrina, los pasos para separar la basura, atar los animales, barrer el patio. Todo expresivamente ilustrado.

Los promotores de guardia, un joven y una muchacha, tzotziles muy avispados, permiten a La Jornada recorrer sus instalaciones. Un consultorio amplio, apenas equipado con una mesa de exploración e instrumental básico; bajo el vidrio del escritorio, una foto grande del doctor Ernesto Che Guevara. Una sala de ginecología para control de embarazo, partos y exámenes. Un área dental. Una farmacia con lo más básico, ordenada con cuidado. "Atendemos aquí y a domicilio", afirma el promotor. "Rara vez contamos con un médico, pero acompañamos a la gente que debe ir al hospital". Desde aquí se distribuyen también las vacunas del municipio autónomo.

Sobre un asiento trasero de combi, apoyado en la pared de la entrada, se lee: "sala de espera". Nos guían al laboratorio donde se realizan biometrías, exámenes de orina, el Barr para tuberculosis, coprocultivos, Papanicolau. Anochece. Llega apresuradamente una familia indígena con un bebé llorando. El promotor los acompaña al consultorio.

"Esa es la ambulancia", señala Irma, la promotora, hacia una combi acondicionada para trasladar enfermos. Hace años que es promotora, y parece disfrutarlo. Si algo resalta en las clínicas autónomas zapatistas es la falta absoluta de negligencia. No podrían tenerla, además. Las comunidades no lo permitirían.

De la oscuridad de la calle brotan tres figuras; una de ellas encobijada. Es un anciano con dificultades severas para respirar. Irma se despide y conduce al anciano al interior de la clínica. Hay noches que aquí no duermen, como en los hospitales grandes.

CANTAUTOR Y MUSICO RADA LE BRINDA HOMENAJE A ZITARROSA


Buenos Aires, 10 de marzo (Télam).- El cantautor y músico Rubén Rada le brindará un tributo a Alfredo Zitarrosa en el mes de su nacimiento el próximo sábado a las 20.30 en la Plaza Central Gral.

San Martín de Morón con entrada gratuita.

Previamente actuarán las murgas Los desalojados del Querer y Contracara. Este recital forma parte del homenaje al cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa en el mes de su nacimiento y de las actividades para conmemorar el 33 aniversario del golpe de Estado de 1976.

Está organizado por la comisión de Derechos Humanos de la Unidad Temática Desarrollo Social de la Red de Mercociudades, que coordina el Municipio de Morón.

Alfredo Zitarrosa es una de las figuras más emblemáticas y comprometidas que ha tenido la canción popular rioplatense, nacido el 10 de marzo de 1936 en Montevideo, Uruguay y creador de clásicos de la música popular latinoamericana como "El violín de Becho", "Doña Soledad" y "Pal que se va", entre muchos otros.

Por su parte, Rubén Rada es uno de los pioneros del rock uruguayo y representante del auge del candombe-beat.

Ha sido y continúa siendo uno de los principales protagonistas en el desarrollo del candombe que fusionó con otros ritmos musicales como el jazz, funk, bosanova, tango y rock.

"Ayer te ví", "La yapla mata", "Candombe para Gardel", "Matumana", "Cha cha cha muchacha" y "San Martín de Porrés", son algunos de sus reconocidos éxitos.

Zitarrosa: un artista a la altura de su mito


19 de Enero del 2009
por Cristian Vitale

Píntalo de negro

Una guitarra negra y cierta tristeza vivencial, económica en silencios y sonidos. 1977. Alfredo Zitarrosa, 41 años entonces, le doblaba el codo a la vida y ya azotaban su espalda los latigazos de una vida brava, intensa, iluminada por certezas, deseos y desconciertos. De una inspiración vital le sale lo que sería su obra cumbre: un poema por milonga que excedía los 16 minutos, y cerraba el disco. Tenía Guitarra negra, además, cinco de sus canciones más conmovedoras: “Pa’l que se va”, “Doña Soledad”, “Stéfanie”, “Ya es bastante” y “Adagio a mi país”. No había vuelta atrás: Zitarrosa, motorizado por la obra, se convertía en un orfebre de la canción popular latinoamericana, un artista a la altura de Atahualpa Yupanqui.

O de Carlos Gardel, por qué no. Guitarra negra, un yunque de imagen. Quizá como su coterráneo, el escritor Felisberto Hernández, Zitarrosa le confesaba su amor a un objeto y, a través de él, elaboraba una síntesis desordenada, pasional y melancólica de lo que había sido su vida hasta ahí, a través de partes —a veces inconexas— para las que él había inventado un término: contracanción. “Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa. Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco. Hoy anduvo la muerte entre mis libros, buscando mi pasado.” ¿Por qué reavivar Guitarra negra para evocarlo cuando se cumplen 20 años exactos de su muerte? Porque en ella condensa y concentra el pasado, sí, pero además intuye el devenir complejo que subyace tras una apariencia formal de saco, corbata y gomina. Guitarra negra trasvasa, concatena y estructura su vida.

Era la época del duro exilio y el cantor andaba lejos de su tierra. La inercia de dos golpes militares, primero el de Uruguay, luego el de Argentina, lo habían arrojado a lo extraño del mundo. Algo sabía de eso.

Parido en 1936 por el vientre de una madre natural, Jesusa Iribarne, es dado a criar a un nuevo matrimonio: Carlos Durán y Doraisella Carbajal. Así es su infancia hasta que la madre de sangre, resuelta su situación marital, lo recibe nuevamente. Su esposo, el argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa, es el responsable de un nuevo apellido. “Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del ’40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma...”

El liceo, los oficios y cierta bohemia controlada fueron la marca de una juventud urbana, entre la casa de sus padres adoptivos, pensiones y la casa de su madre biológica, en el Barrio Sur, frente al cementerio central. Un devenir que, junto a las tempranas vivencias campesinas, le darían a su obra posterior las condiciones materiales de su existir: vendió muebles, fue cadete de oficina, actor, se inició en los quehaceres de una imprenta. Un universo de saberes adquiridos que le bancó el sustento hasta su debut como locutor de radio. Tenía 19 años.

Rasgos de un dolor sublimado en arte. Austero. Pródigo en imágenes poéticas. Los tres padres que tuvo, y principalmente aquel que lo concibió y negó, son causa de un giro. En “Explicación de mi amor”, Zitarrosa no cicatriza la herida (“Te pido que limpies mi amargo dolor; por favor, que no sigas muriendo”); pero la sublima en quien sí le dio contención a contramarcha de la biología: Carlos Durán, el hijo de un coronel, que fue militar en los ’40. La famosa “Chamarrita de los milicos”, escrita en 1970, es en su honor. “Chamarrita cuartelera, no te olvides que hay gente afuera, cuando cantes pa’ los milicos, no te olvides que no son ricos, y el orgullo que no te sobre, no te olvides que hay otros pobres.”

Píntalo de verde

Es cierto. Zitarrosa tenía un aura renacentista porque era increíblemente voraz en su inquietud. Se repartía. Una niñez ligada a Beethoven y a desentrañar los misterios del microscopio; una adolescencia intuitiva que desembocó en sus tempranas tareas como locutor y periodista —semi— especializado en física nuclear, pediatría o ¡cibernética!

Pero un sello, de esos que suelen imprimirse a fuego en la infancia, determinó buena parte de su corpus creativo. No sólo las tempranas vivencias camperas en Trinidad, el centro de Uruguay, mutaron —ya cantor— en un estilo musical único —la milonga “a la Zitarrosa”, madre remota del tango—, sino que dotaron a ésta de un acabado conocimiento empírico del medio rural: cazó, ordeñó, montó caballos, evitó ponchos, alternó gatos y zambas, y transformó todo eso en canciones, coloreando costumbres, animales y hombres bajo esa voz grave, gangosa, viril, seca.

Para cuando, en 1965, editaba su disco-debut a través del sello Tonal —El canto de Zitarrosa—, esa experiencia estaba presente en retazos: en “El Cambá”, canción de origen boliviano, pero también en “Mire amigo”. Se profundizaría en la desgarradora “Mi tierra en invierno” y, sobre todo —con lujo de detalles—, en otra de las contracanciones de Guitarra negra. Zitarrosa había sido testigo de matarife y tenía con qué expresarlo:

“Temblando, con el frontal partido con el marrón, por el marronero, cae sobre sus costillas, pesada como un mundo, la res... Cae con estrépito, de bruces sobre el cemento... Balando al descuajarse su osamenta, ya sólo un pobre costillar enorme, ya sólo un pobre cuero y sangre, media tonelada de huesos astillados, hincados en toda esa vida temblorosa y atónita”.

Píntalo de rojo

Los primeros signos exteriores del Zitarrosa militante hay que ubicarlos no en su cancionero sino en su tarea como periodista del periódico Marcha —los diamólogos— y en un concepto crítico que tituló como “el cantor alienante y el público alienado”, un recorte arbitrario de aura marxista, que utilizaba para instar al público a escuchar con oído crítico al artista. Y la acción... la unión entre pensamiento y acción.

Ya en 1961 distribuye una carta por los medios a través de la cual denuncia una palabra cara al poder: censura. De inmediato es “cesado” en Radio El Espectador y sus inquietudes toman un curso más afín como periodista de Marcha. Quiso conocer Cuba, con la revolución fresquita, pero el desplante de un amigo antropólogo lo impidió. Debutó como cantante en Perú y se tragó el tono revolucionario de América latina y, ya para 1971, era un cuadro fundamental para la izquierda del continente.

“Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión... Y no halló nada.”

La franca y pública adhesión al Frente Amplio, la apertura de un comité de base ¡en su casa!, el poner el cuerpo en la gesta de Allende y el comienzo de un periplo complicado. Muchas de sus canciones son prohibidas en Uruguay tras las elecciones de 1971, con el Frente derrotado; todas cuando sucede el golpe (27 de junio de 1973) y tres años en el limbo que determinan una decisión: el autoexilio.

Resiste unos meses en la Argentina —hasta el golpe—; luego vive en España, donde la angustia se entremezcla con el whisky y las “sobredosis” de cigarrillos, que determinan el período más oscuro de su vida. Y a partir de 1979, México. Prados de Coyoacán. Dos hijas. Leve renacimiento. Escribe en Excelsior; conduce el programa “Casi en privado” por Radio Educación y se convierte en fogonero de la libertad mediante su participación en festivales internacionales. “Trabajo de
cantor popular exiliado”, solía decir por esos días.

“(La muerte) no pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida.”

Píntalo de vida

“De tanto vivir frente / del cementerio / no me asusta la muerte / ni su misterio.”

Una rémora del Barrio Sur. Su casa y un paisaje que mezclaba tumbas, flores, negros pobres y carnaval. Retazos, imágenes que se irán reconstruyendo en la suma total de una personalidad: no había miedo a la muerte, de tanto vivirla.

Cuando en julio de 1983 la democracia argentina lo recibe en Obras —tres veces— ocurre uno de los recitales más emotivos del período. Canta “Adagio a mi país” y sus músicos mojan las guitarras con lágrimas. Traje, gomina y rictus serio. El público estalla.

Al año siguiente —palabra propia—, la experiencia más importante de su vida: el 31 de marzo, a las dos de la tarde, baja del avión. Nunca, cuentan testigos, la rambla que une el Aeropuerto de Carrasco con el centro de Montevideo estuvo tan atiborrada de gente feliz. El cantor del pueblo volvía al pueblo. Atrás quedaban 8 años de desarraigo, de ese whisky venenoso que bebía para matar la angustia en la lejura. (Soledad con el alcohol / suelta un gorrión / que por el aire del alma se va / con el alcohol la soledad / tibio gorrión / que por el aire del alma voló.)

Es el boom Zitarrosa. La serie de melodías largas llevan su discografía a 40 y un libro de cuentos —Por si el recuerdo— es la suma que engancha y completa el magistral Guitarra negra. 56 años y una premonición: cuando el 17 de enero de 1989 la noticia de su muerte hiela la sangre del pueblo, él ya le había alisado el terreno. “Por sanar de una herida he gastado mi vida / pero igual la viví / y he llegado hasta aquí. Por morir, por vivir / porque la muerte es más fuerte que yo / canté y viví en cada copla sangrada querida cantada / nacida y me fui.”

La llamó “Pájaro rival”, y fue incluida en su primera obra póstuma: Sobre pájaros y almas. Zitarrosa, un cantor que del pago supo ser universal; que de epocal, atemporal; que de existencial pudo predecir hasta su muerte, sin temerle.

Tomado de Página/12, - enero 2009

PASTOR CANTA A SARAMAGO


PASTOR CANTA A SARAMAGO / http://www.luispastor.com/
Casa de Cultura José Saramago (recién inaugurada)
Albacete
13 de marzo de 2009

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Del disco (2006)
"EN ESTA ESQUINA DEL TIEMPO" , "NESTA ESQUINA DO TEMPO"
(Catorce poemas de José Saramago musicados por Luis Pastor y cantados en portugués y en castellano, en los que aparece la colaboración de Joao Afonso y de Pasión Vega. Con dibujos de Javier Fernández de Molina y prólogo de José Saramago)

Introducción

Nos dicen que la vida no es juego y lo creemos, sobre todo porque a veces nos asomamos a la ventana y vemos el espectáculo del mundo. Mas tarde nos dicen que con las cosas de comer no se juega, que hay que ser serios, rigurosos, disciplinados, hombres y mujeres de provecho.

No nos dicen que seamos soñadores, ni músicos, ni poetas, no nos hablan de la transgresión y sin embargo, cuando tenemos la fortuna de conocer creadores sabemos que nos ha pasado lo mejor que nos podía ocurrir.

Un día, no hace mucho, se encontraron José Saramago y Luis Pastor. Más tarde compartieron tribuna para decir con fuerza que no querían guerras canallas, que las únicas ofensivas morales y necesarias eran las que debían combatir el hambre y la falta de cultura. Y el siguiente paso, este sí osado, lo dio Luis Pastor cuando le dijo a Saramago que iba a componer música para sus poemas y además iba a cantar en portugués. Saramago se echó a reir, dijo "ojalá". y seguro que pensó que la locura de los músicos es casi tan grande como la de los sabios, así que se olvidó del asunto y se puso a escribir "las intermitencias de la muerte". Mientras, llegaron noticias de que Luis pastor preparaba un nuevo disco, "Dúos", en el que cantaba con algunos de los más grandes y para que no quedara dudas de que era cierto, músicos y poetas, más de ochenta locos, se fueron a Lanzarote, a casa de Saramago, a inaugurar con música una biblioteca que tiene mucha poesía dentro. Y allí Luis cantó, en portugués, con la impresionante Pasión Vega el poema Ergo uma rosa, que bailó para que hasta las piedras se emocionaran, María Pagés.

Esa noche, sin papeles ni palabras, simplemente con la alegría de compartir, se selló el pacto que es este disco. Luego hemos reconstruido la historia, la noche en que Lourdes Guerra, voz y alma de esta obra, no pudo dormir porque Luis se empeñaba en oir, una y otra vez la voz de Saramago para aprender la pronunciación portuguesa, los mil viajes a Lisboa para resolver con finura lo que en Madrid habrían solventado de ser más cuerdos, la atenta mirada de Joao Afonso y los guitarristas portugueses, la alegre camaradería de Miguel Ríos y Regi, los ir y venir de poemas, de maquetas, de vida. Nadie ha podido calcular las llamadas que Lourdes Guerra, alma y voz de esta obra, como ha quedado dicho, ha realizado en estos meses, pero se cuenta que varias multinacionales han aumentado sus beneficios. Y los taxis, y las compañías aéreas... Pero la obra está aquí, y es buena.

José Saramago y Luis Pastor han jugado, pese a las recomendaciones de los bien pensantes. Han transgredido normas y a sus edades, cada uno cargando con muchos jóvenes años, han circulado entre poemas y canciones, con la piel desnuda sintiendo y gozando. Más que un disco es un milagro, es aire para respirar, un certificado de que la belleza existe y de que el juego creativo es la savia que nos permite andar sobre dos piernas pensando que somos capaces de tocar las estrellas.

Pilar del Río
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Prólogo

Al tomar la decisión de cantar en portugués, Luis Pastor hizo más que cruzar una frontera lingüística. Ya sabemos que no siempre es cómodo para un español, penetrar en los diabólicos secretos de la pronunciación lusa, descifrar murmullos que, a su oido, son casi inaudibles. Que cada uno aprecie hasta donde llegó el éxito de Luis en este aspecto. A mí lo que más me importa es reconocer en ésta, su "emigración musical" sonoridades nuevas, nuevas modulaciones, como si a la lengua portuguesa, al llevarla del brazo, se le hubiera transmitido un calor especial, una dulzura de otra época, un diferente modo de sentir. Que sea yo el autor de las poesías acá interpretadas, en portugués, y también en castellano, es solo una feliz coincidencia. Lo que más importa es la música. Y la voz, esa inconfundible voz de Luis Pastor, áspera y al mismo tiempo suave, como lo fueron las voces de los grandes trovadores del siglo pasado. Oigámoslo. El tiempo cabe todo en la duración de un disco.

José Saramago

-2006-

Entrevista exclusiva "El Che Guevara en el Amazonas"


Entre indios,selva y ríos el comandante Che Guevara se dió a conocer también como un gran líder. en la siguiente entrevista el periodista colombiano aborda su permanencia.
Prensa Amazónica - Leticia Amazona
En territorio amazónico el legendario y recordado "Che Guevara" en recorrido por la mayúscula América.
Al llamado de investigación sobre las pesquisas del paso de personajes importantes por los suelos amazónicos, me interesó la del legendario líder revolucionario, Ernesto “Che” Guevaraysu amigo inseparable Alberto Granados.

Transcurría la tarde del12 dejulio de 1952, cuandoel“Che”Guevaray Albero Granadoslogran que labalsaMambo-Tango se detenga en un improvisado y aporreado muelle demadera,en el pequeño caserío de San Antonio de Leticia, capital del departamento del Amazonas colombiano.

Héctor Rojas, célebre gloria del deporte enlaregión y conocido con el apelativo de “Peruca”, relata en la siguiente entrevista, la permanenciapor15días de líder revolucionario enterritorioAmazónico:

P: ¿Cómo llega a conocer al “Che” Guevara?

R:Leticia era un pueblo muy pequeño en ese entonces. Uno se daba cuenta quiera era de aquí o quien no, pues todos nos conocíamos, todos nos saludábamos, era algo muy bonito sobre todo el respeto que existía ente nosotros. Unagente de apellido Salamanca fue quien me buscó paraquesirviera de guíaados argentinos que se encontrabanhospedados en la residenciade la Policía Nacional. Hasta hoy me entero que se tratabade dos hombresmundialmente famosos.

P : ¿En qué consistía su trabajo como guía?

R : Fue cosa del destino ya que en Leticia nadie se perdía. Lo llevé a los lugares que consideraba más exóticos del Amazonas. Ibamos a pescar casi todos los días, le fascinabahacerlo y era bueno para la pesca.Nossorprendía al atrapar bellos ejemplares de peces como elpirabutón, la palometa, el sábalo y otros. Casisiempre que atrapabaun pez exclamaba “esto si es vida”.

P:¿Cómo es que el “Che” Guevara participa en el campeonato relámpago de fútbol en Leticia?

R: Existíaunescenario el cual denominábamos“la cancha popular” de gran recordación. No había tarde ni mañana quelos jóvenes de ese entonces no practicáramos el fútbol. Este deportepasaba por el mejor momento en el mundo y los argentinos eran los mejores para pegarle al balón. Fuí sorprendido por un grupo de paisanos queme dijeronque hablara con los dos extranjeros para que fueran entrenadores y así fue. Al ser consultado respondió el joven Guevara: “ claro, con mucho gusto”. Después de observaren el campoa losjugadoresexclamó: “Ustedes no juegan nada y por lo tanto yo también puedo jugar”, palabras que no le gustaron a la muchachada e inmediatamentese concluyóquelos argentinos armaransu equipo para que ellos demostraran sijugabanbien al fútbol. El “Che” Guevaraconforma su equipo con los miembrosde la policíacolombiana y funcionarios del Estado y por el otro lado los mejoresjugadores leticianos de la época. En el encuentro hubo de todo:patadas fuertes, caídas espectaculares, la cancha se convirtió en todo un campo de batalla, nuestros paisanos sudaron la camiseta. Pero lamentablementeen un momento del partidose ordena cobrar un penal, justo cuandoelmarcador era 1-1. El “Che” que defendíael pórtico se tapa el penal cobrado por Marcelino Domínguez. La forma como se cobró y se tapó el penal, no la puedo olvidar;no sabía de dondesacaba “alas” el jovenGuevara, pero fuéespectacular. Alberto Granadosse gana todos los aplausosy elapodo de “Pedernerita”. Al final, ganó el equipo de los argentinos2-1 y sellevaron el trofeo.

P:¿Tengo entendido queel “Che” Guevara fuéreprendidopor el Comisariodel Amazonas, Cual fue la causa?

R:Claro, Leticia ha mantenido por tradición la izada delabandera Colombiana en un pedestalgigante a orillas del río Amazonas, como símbolo de soberanía y amor a la patria.

Cuando se entonabanlas notas de nuestro Himno, todo el mundo se ponía de pié y elpueblo prácticamente se paralizaba. Al finalizar el partido de fútbol, el “Che” Guevara tenía una raspaduraen larodilla y senotaba algo agitado, como si tuviera problemasde asma o que sé yo. Cuando el actooficialtrascurría el “Che” en variasoportunidadesse encojo para mirar la herida. Al concluir, elmandatario de turno le hace un llamado de atención el cualel“Che” aceptacon respeto. Me parece que el comisario exageró.

P:¿Cómo era su fisonomía?

R: Era un joven de unos 22 o 25 añosmás o menos, delgado, de caminar armonioso y tenía unabarba elegante, de cabelleramediana, de poco reír, siempre vestía blue jean, camisas y camisetas de colores serios. Le gustaba leer, en todo momento estaba leyendo, hasta en las jornadas de pesca. Tenía una mirada serena que inspirabaconfianza y hermandad.

P:¿Notó en su actuar algún aire de revolucionario o cosa parecida?

R: Yo siempre lo ví muy quieto. Era de un actuar natural. Le fascinaba que le contaranleyendas de la selva, narré algunascomo la madre monte y el del bujeo, que me fueron enseñadas. Supe después poruna carta que leenvió a supadre, que el Amazonasle parecía tan tranquilo y especial que se lehabía olvidadoaceitarsu arma.

P:¿ Yhoy,qué opinión le mereceeste personaje?

R.La verdad,siento un gran orgullo de haber sido su amigo yguía. Hasta hace poco meenteré a través de documentos, queera un hombre conbuenos ideales y que luchaba por el pueblo latinoamericano. Fué un duro para defender la paz y la verdad, me sientomuy orgulloso de haberlo conocido.

El “Che” Guevaraanota en su diario de viaje laexperiencia que vivió en la región amazónica,así: "Lo que nos salvó mientras esperábamos el avión, fue que nos contrataron como entrenadores de un equipo de fútbol. Al principio, pensábamos entrenar para no hacer papelones, pero como eran muy malos, nos decidimos también a jugar con el brillante resultado de que el equipo considerado más débil llegó al campeonato relámpago organizado, fue finalista y ganó el campeonato por un penal. Alberto estaba inspirado, con su figura parecida en cierto modo a Pedernera y sus pases milimétricos. Se ganó el apodo de “Pedernerita”,y yo me atajé un penal que va a quedar para la historia de Leticia." Al finaldel escritoconcluye:"Durante el viaje usábamos mucho el fútbol para entrar en contacto con la gente".

Otro de los hechos notorios de Ernesto “Che” Guevarafue el servicio que prestó como médicoen elLeprosario de San Pablo, localidad situada a lado de la banda peruana, sobre la margen derecha del río Amazonasa 5 horas de Leticia.

Esa permanenciagratificante para el líder revolucionario es recordada como un ejemplo degrandeza espiritual. Los indígenas peruanos que fueron tratados por el médico argentino, concuerdan endecir: “Era un joven totalmente serio ensu forma de ser y responsable, no tenía temor deabrazarnos ocomer junto a nosotros. Los díasde su estadía fueron bien aprovechados por la planta de profesionales. Ese señor hizo agradable su tiempo de permanencia, ya quedisfrutaba de la naturaleza, cruzó el río Amazonascon una valentía única, era un excelente deportista y nos enseñó muchas cosas”.

El fútbol fué un ingrediente importante para la integración de estos dos viajeros con las comunidades ribereñasde la gran amazonía.

El “Che” y Alberto Granados, en la leprosería de San Pablo, Amazonas peruano, acompañadosde enfermeros y médicos. Al fondo, la balsa Mambo-Tango.

El ecólogo cubano, Alberto Granados, amigo inseparable del “Che” dice: "Siempre me acuerdo de la canchita de San Pablo porque era maravillosa. Estaba rodeada de árboles, era cortita y ancha. Jugábamos contra los leprosos y contra los sanos, que eran dos equipos".

El “Che” Guevara afirmaba, enamorado de nuestra tierra: "El vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América, me ha cambiado más de lo que creí”.

En esteparticular hijo de América, siempre permaneció el trato cordial de los leticianos y la hospitalidad del Amazonas.Cuando se le preguntaba sobre el lugar de su nacimiento contestaba: “He nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada”.

A los pocos años de su pasopor elAmazonas,el mundo se enteró de su lucha revolucionaria.

Fragmento del libro “Rasgos Amazonicos” Escrito por Francisco Salas Suarez 2002 –Amazonas editores

Derecho reservado de autor.