lunes, marzo 14, 2011

Antonio Guerrero; Desde Florence, 11 de marzo


Sábado, 12 de Marzo de 2011 16:35

Antonio Guerrero; Desde Florence, 11 de MarzoQueridos amigos:

Otro terremoto de gran magnitud en las profundidades del mar, y amaneció hoy el mundo con las impresionantes imágenes del tsunami que ha destruido zonas costeras de Japón. El poder del mar es inmensurable. La gigantesca masa de agua, según se apreciaba en varias filmaciones, iba arrasando con todo a su paso: autos, embarcaciones, edificaciones, postes de electricidad, vías de comunicación y hasta fortísimos puentes, que no se contenían ante el empuje de tal fuerza.

Lo que el hombre construye con su sudor, la naturaleza es capaz de destruirlo en cuestiones de segundos. Pero hay una verdad insoslayable, el hombre no esta cuidando de la naturaleza como ella merece, como ella necesita, como ella exige.

Japón es un país formado por una cadena de más de 3 000 islas. En ellas habitan algo más de 127 millones de personas. Sus costas alcanzan cerca de 30 kilómetros de longitud. Todos sabemos que es un país muy densamente poblado. Su capital, Tokio, es por mucho la mayor poblada del mundo con cerca de 36 millones de habitantes.

El saldo de perdidas de vidas humanas no es posible calcularlo, aunque se ha hablado de algunas cifras. Es eso siempre lo más doloroso, lo que no se puede de ninguna forma reponer.

Me atrevo a afirmar que nuestro pequeño archipiélago ya debe haber ofrecido su ayuda, que siempre esta mayormente basada en el área de la salud, donde tenemos personal formado y dispuesto en todo momento a ayudar en cualquier desastre en cualquier rincón del planeta.

Por acá, tal como les decía vino el sol, días calidos que derritieron la nieve de inmediato, aunque no se puede hablar aún de primavera. Hoy la temperatura es agradable, pero el viento es fuerte e incrementa el frío. Esa ventolera es muy característica de estas zonas montañosas.

Quiero compartir con ustedes un intercambio que tuve con Vicente Feliú, a partir del poema que les envié en el último mensaje sobre mis INDEFINIDAS CONFESIONES. Me decía nuestro hermano, poeta, trovador y luchador, que mi Confesión III lo llevo de la mano a un poema del joven poeta peruano, Javier Heraud, asesinado a los 21 años en Puerto Maldonado, cuando era miembro del Ejercito de Liberación Nacional de Per.

Estos son los versos del joven revolucionario, que en lo personal me llegaron al corazón.

Poema II (De alabanza de los días o destrucción y elogio de las sombras)

Me dejaste con las manos cubiertas solo por el roció del invierno.
! Invierno que parece un soplo, cogerse las manos y no sentir frío,
no sentir frío sino hambre, no sentir frío sino sed
y ganas de llorar por esta tristeza que se agolpa a veces
como un valle enorme y silencioso !

Sigo recibiendo las crónicas que escribe nuestro gran amigo José Pertierra desde El Paso, y sigo convocándoles a que las lean.

Una vez más reitero a los amigos que me han escrito que sus mensajes todos me llegan y les pido tomen estas líneas como una respuesta, porque de forma individual me es imposible responderles a todos.

Cinco abrazos.
!Venceremos!
Tony
11 de marzo de 2011
FCI Florence

La hora del accidente nuclear

En una rueda de prensa ofrecida desde Tokio (capital del país) Naoto indicó que con el sismo y el tsunami; además de la explosión de la central nuclear Fukushima “es de cierta manera la crisis más grave que enfrentamos en los últimos 65 años, después del fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945”.


Por otro lado, la televisión local NHK indicó que en la prefectura de Miyagi aún se carece de información de al menos 10 mil de los 17 mil habitantes de la ciudad portuaria de Minamisanriku; información que fue confirmada por el jefe

La hora del accidente nuclear

El estallido se produjo en la planta de Fukushima I, donde ya se había producido una fuga radiactiva tras el terremoto. Unas 200 mil personas fueron evacuadas en un radio de 20 kilómetros. Hay 15 contaminados. Anoche, otro reactor entró en emergencia.

Por Pedro Lipcovich



Greenpeace protagonizó una protesta en 2009 contra la central Fukushima. Arriba, la secuencia de la explosión registrada por la TV japonesa.

Imagen: EFE.

El peligro de escapes radiactivos era tan grande anoche (es decir, el domingo a la mañana en Japón) como para que las autoridades asumieran dos graves decisiones: la primera, evacuar con urgencia a más de 200.000 personas, en un país ya sobreexigido por el día después del terremoto del viernes; la segunda, utilizar agua de mar como refrigerante de emergencia en una central nuclear, sabiendo que la corrosión causada por ese líquido probablemente la inutilice para siempre. El mayor accidente nuclear desde Chernobyl, que afecta las centrales atómicas de Fukushima Daiichi y Fukushima Daini, se agravó con una explosión en la primera de ellas, que hizo volar por los aires la cobertura de protección externa, aunque, según las autoridades, no dañó la coraza que cubre el núcleo radiactivo. Además, fueron hospitalizadas 15 personas que, en el exterior de la planta, presentaban signos de haber sido afectadas por radiactividad. Las informaciones eran anoche fragmentarias y confusas. Según un especialista argentino, “Japón está violando su obligación de informar adecuadamente sobre la emergencia nuclear. Ese país deberá hacer saber si sus centrales se adecuaban a las normas internacionales: de no ser así, suya es la responsabilidad; de las cumplió, las normas eran insuficientes”.

En realidad, cada una de las dos centrales incluye varios reactores cuya capacidad es igual o superior a la de una central como las argentinas de Atucha. Fukushima Daiichi (Fukushima I) tiene seis reactores, de las que, cuando se produjo el terremoto, tres estaban en operación y las demás cerradas por mantenimiento. Fukushima Daini (Fukushima II), a 11,5 kilómetros de distancia de la otra, tiene cuatro reactores y todos funcionaban. Los problemas más graves y tempranos se registraron en el reactor 1 de Fukushima Daiichi.

El viernes, el circuito de refrigeración del reactor fue afectado por el corte de electricidad causado por el terremoto, y los motores diesel que debían actuar en caso de emergencia fueron dañados por el tsunami. Se recurrió entonces a baterías a fin de proveer la energía para bombear el líquido refrigerante. Se recurrió a helicópteros para que reemplazaran esas baterías, cumplidas sus ocho horas de vida útil. Desde Estados Unidos se envió un avión con líquido refrigerante para la central en peligro. Pero los problemas no se resolvieron.

El peligro mayor “es que se funda el núcleo de reactor y que, como ocurrió en Chernobyl en 1986, se produzca una violenta explosión, todo el núcleo salte en pedazos y se desparrame por la atmósfera”, explicó a este diario Mario Mariscotti, quien fue titular de física nuclear en la UBA, director de investigación y desarrollo en la CNEA y presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. De todos modos, “a diferencia de Chernobyl, el reactor de Fukushima cuenta con una ‘estructura de confinamiento’ que le permite soportar un mayor grado de presión. Esa estructura también está presente en las centrales nucleares argentinas”, agregó.

El incremento en la presión del reactor se debe al calor, que libera vapor de agua y gases como el hidrógeno, resultado de la descomposición del agua. Los técnicos de la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco), que administra las dos Fukushimas, permitieron una emisión controlada de vapor para reducir la presión. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) comunicó que la suelta de vapor se haría con filtros para que no escaparan sustancias radiactivas. Sin embargo, se detectó cesio radiactivo en las proximidades de la central. Las autoridades también decidieron distribuir pastillas de iodo entre la población cercana, ante la posibilidad de que en la atmósfera se presentara iodo 131, radiactivo: éste se deposita especialmente en la glándula tiroides y la prevención consiste en saturar esa glándula por ingestión de iodo común.

En unas 15 personas residentes en la zona se detectó contaminación por radiactividad, y fueron hospitalizadas. Estos casos no se habrían detectado por presentar síntomas –que sólo se hacen manifiestos inmediatamente bajo dosis muy altas de radiación–, sino en un muestreo efectuado por personal de salud: esto plantea la posibilidad de que la cantidad real sea mayor.

Así las cosas, el gobierno japonés dispuso una mega evacuación: unas 170.000 personas, residentes en un radio de 20 kilómetros alrededor de Fukushima Daiichi, y otras 30.000 en un radio de 10 kilómetros de Fukushima Daini. Hasta tanto los residentes fueran evacuados, se les recomendaba permanecer en el interior de sus casas. En Fukushima Daini, donde también se presentaron problemas con la refrigeración de los reactores, un trabajador quedó atrapado en una zona radiactiva y “su respiración y su pulso no han podido ser confirmados”, según comunicó Tepco.

La situación se complicó aún más en Fukushima Daiichi cuando, a las 15.36 de ayer (3.36 hora argentina), se produjo una explosión que hizo saltar por los aires parte del revestimiento exterior. Cuatro trabajadores resultaron heridos, aunque “sus vidas no corren peligro”, según Tepco. Yukio Edano, portavoz del gobierno japonés, aseguró que “la explosión no ocasionará una fuga radiactiva de magnitud”, ya que no afectó el revestimiento de seguridad del reactor. Es más, el gobierno afirmó que la radiactividad en las cercanías había decrecido luego de ese nuevo siniestro.

Se anunció que la radiactividad en el interior de la planta llegó a ser mil veces superior a la normal. No obstante, según aclaró Mariscotti, “esa dosis no supera a la que se recibe a lo largo de cinco o diez tomografías, y se verificó en el interior de la central, no afuera”. De todos modos, “es innegable que no se preveía una situación como ésta: los sistemas redundantes que debían actuar en emergencias han fallado”, señaló.

La última estrategia puesta en marcha para enfriar el reactor 1 de Fukushima Daiichi es inyectarle agua de mar con ácido bórico, que contribuye a detener las reacciones en cadena. Pero anoche, es decir en la desangelada mañana de domingo de Japón, se anunció que otro más de los reactores de Daiichi presentaba problemas de refrigeración. La situación de las centrales se ubica en el nivel 4 –que corresponde a accidentes con consecuencias locales– en la Escala Internacional de Eventos Nucleares, cuyo máximo nivel, el 7, se refiere a catástrofes mayores como la de Chernobyl.

Abel González –ex titular de la CNEA, ex director de Seguridad de la OIEA y actual vicepresidente de la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP)–, dijo a este diario que “Japón está violando sistemáticamente su obligación, establecida por convención internacional, de informar en tiempo y forma acerca de la emergencia nuclear. Existen normas fijadas para la protección de las centrales en caso de tsunamis: Japón deberá informar si sus centrales se han adecuado a esas normas: de no ser así, suya es la responsabilidad; de haberse adecuado, las normas no eran suficientes”.

de la prefectura local, Naoto Takeuchi.

Además de esto, aproximadamente mil 841 personas están consideradas desaparecidas.

La preocupación por la situación aumentó este domingo con el reinicio de la actividad del volcán Shimoedake, ubicado en la isla Kyushu, al suroeste de Japón, que arrojó este domingo cenizas y piedras hasta cuatro mil metros de altura tras dos semanas de relativa calma.

El volcán, cuya altura supera los mil 420 metros, entró en actividad en enero pasado por vez primera en 52 años, pero desde comienzos de marzo no había registrado más actividad.

Ante la crisis, el Gobierno del país asiático aprobó efectuar cortes de electricidad a partir de este lunes para evitar grandes escapes de energía. Según señalaron las fuentes oficiales, los cortes serán de tres horas en cada región.

El pasado viernes, un terremoto de magnitud 9 en la escala de Ritcher sacudió a Japón. El sismo posteriormente generó un tsunami que además de provocar olas de 10 metros de altura en el país asiático, activó las alertas en 20 países de Asia, Centro y Suramérica.

El movimiento telúrico en Japón también generó la explosión de un ala de la central de energía atómica Fukushima 1, ubicada al noreste del país.

De acuerdo con organismos de sismología, el fenómeno es el mayor terremoto de la historia de Japón en 140 años y sus réplicas se podrán prolongar durante toda la semana.

Ante el acontecimiento, al país ya llegaron los primeros equipos de rescate enviados por otros países entre los que se incluyen China y Australia.

Las labores de rescate han logrado salvar a tres mil personas en las zonas de Iwaki y Miyagui, al norte del archipiélago.

Japón e Indonesia están asentados en el denominado Anillo del Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos siete mil temblores al año, la mayoría de escasa magnitud

teleSUR- Efe- Afp- Reuters/ lp - MM

Ahora más que nunca: No a la energía nuclear !! ¿Nucleares? No gracias.

La energía nuclear mata, es incompatible con un modelo energético sostenible, no es económicamente eficiente, ni socialmente justa, ni medioambientalmente aceptable. Es sólo un negocio capitalista.
www.kaosenlared.net/noticia/ahora-mas-nunca-no-energia-nuclear-nucleares-no-gracias

Un sistema energético insostenible

El actual modelo energético está basado en el consumo ineficiente de energía y en su producción ilimitada y siempre creciente, principalmente a partir de fuentes de energía contaminantes, peligrosas y no renovables, como son la energía nuclear y los combustibles fósiles, produciéndose una gran variedad de impactos negativos sobre el medio ambiente.

Ante una demanda de energía creciente, el actual sistema responde siempre aumentando su producción (es decir, instalando más centrales), con el objetivo de generar más y más unidades de energía, obviando el hecho de que gran parte de esta energía se está despilfarrando, y sin importar el alto coste que ello tiene para el medio ambiente y la salud pública. Esta forma de actuar se llama “Enfoque Oferta”.

Los impactos medioambientales y de salud pública de este tipo de planificación energética tienen un enorme coste socio-económico, el cual, invariablemente, es traspasado al conjunto de la sociedad, siendo los ciudadanos quienes finalmente sufragan, vía impuestos o a través de la tarifa de la luz, los “platos rotos” por este sistema energético.

Pero existe otro tipo de planificación energética, que puede proporcionar a la sociedad el conjunto de servicios energéticos que hacen posible nuestro bienestar y la realización de nuestras actividades utilizando la mínima cantidad de energía posible, es decir con la máxima eficiencia energética. Es lo que se denomina “Enfoque Demanda”.

Con este tipo de planificación es posible producir los mismos bienes y servicios utilizando mucha menos energía, evitando así despilfarros inútiles, y de esta manera, al reducir el consumo de energía, disminuir también notablemente los daños al medio ambiente y a la salud pública.

Obviamente, aún con una planificación basada en el “enfoque Demanda” seguirá siendo necesario generar cierta cantidad de energía, aunque por lógica, lo será en mucha menor proporción. Esto puede y debe hacerse con fuentes renovables. Afortunadamente, existen y están tecnológicamente maduras, fuentes energéticas renovables que permiten una generación de energía más limpia, más segura y menos costosa que la energía nuclear y los combustibles fósiles, tales como la solar termoeléctrica, la solar fotovoltaica, la eólica terrestre, la eólica marina, la geotérmica, la procedente de la biomasa, etc.

Estos recursos energéticos renovables, además de su mucho menor impacto ambiental y a la salud, permiten una generación distribuida, descentralizada, cercana al consumidor y, por tanto, más eficaz.

Por ello es importante que se establezcan urgentemente las medidas necesarias para poner en marcha una planificación energética sostenible, que ponga fin al crecimiento ilimitado en el consumo de energía y al actual despilfarro energético, y cuyos ejes fundamentales sean el ahorro y la eficiencia energética y la generación distribuida con energías renovables. De tal manera que podamos alcanzar un modelo energético libre por completo del peligro que supone la energía nuclear y de la dependencia actual de los combustibles fósiles.

El ciclo nuclear

Desde que el uranio es extraído del suelo produce en cada etapa enormes cantidades de residuos radiactivos con los que no se sabe qué hacer con ellos. La secuencia de operaciones encaminadas a la producción de armas nucleares o combustible para el funcionamiento de reactores nucleares, se denomina ciclo del combustible.

En muy pocos lugares del mundo hay uranio lo suficientemente concentrado como para que su extracción resulte económicamente rentable. Aún así en estos lugares hay que remover ingentes cantidades de tierra para conseguir cantidades apreciables de mineral útil.

El uranio después de ser aplastado, molido y bañado en ácido, es secado y empaquetado como concentrado de uranio o torta amarilla. Aunque ésta es sólo ligeramente radiactiva, la extracción y el proceso de molido del uranio expone a los trabajadores a la inhalación de polvo y del gas radón causando altos porcentajes de cáncer de pulmón en los mineros.

Más del 99% del mineral extraído se convierte en residuo radiactivo (estériles). Para conseguir una sola tonelada de torta amarilla se generan varios centenares de toneladas de estériles.

Para concentrar el uranio suficientemente para su uso, la torta amarilla debe ser primero convertida en un gas llamado hexafluoruro de uranio y posteriormente envasado y enviado a una planta de enriquecimiento.

El enriquecimiento es un complejo y costosísimo proceso por el que se incrementa artificialmente el porcentaje del isótopo U-235, que es capaz de fisionarse. Este proceso genera el cuádruple de residuos radiactivos que el uranio útil.

Una vez que el uranio ha sido enriquecido, se envía a una planta de fabricación de combustible donde se convierte en óxido de uranio, pasando a tener forma de polvo negro. Este polvo es comprimido en pequeñas pastillas que se introducen en largos tubos de metal llamados barras de combustible, que son cerradas herméticamente e insertadas en unos cartuchos, denominados elementos combustibles, y así el uranio ya está listo para ser utilizado en un reactor nuclear.

Dentro de un reactor nuclear tienen lugar una serie de reacciones nucleares que provocan que parte del combustible de uranio original se transforme en elementos extremadamente radiactivos, lo que convierte al combustible gastado en material sumamente peligroso, que emitirá una gran cantidad de radiactividad a lo largo de decenas de miles de años.

En algunos casos el combustible gastado no sufre más transformaciones y se considera ya residuo de alta actividad. En otros casos, los elementos gastados se mandan a una planta de reprocesamiento de combustible nuclear. Es un proceso que produce un volumen final de residuos radiactivos entre 160 y 189 veces mayor que el que entra inicialmente en el proceso.

Las barras de combustible gastado, después de cortadas, son disueltas en soluciones de ácido. Después de diversos tratamientos químicos, se separan algunos de los productos radiactivos. De este proceso surgen tres productos:

Residuos de alta radiactividad, uranio que puede ser reintroducido en el ciclo de fabricación del combustible y plutonio, el material utilizado para la fabricación de bombas atómica.

Tipos de reactores nucleares

A principios de 2005 había 441 reactores nucleares operativos en un total de 31 países.

La antigüedad, tamaño y diseño de estos reactores varían considerablemente: algunos son aún diseños de ‘primera’ generación, construidos entre los años 50 y 60 a partir de usos militares (producción de plutonio o propulsión submarina), pero la mayoría de ellos son de segunda generación, desarrollados a partir de los 70.

La gran mayoría son reactores de agua ligera (LWR), que se clasifican según tres categorías: los reactores de agua a presión (PWR) de los que hay 215 operativos, los reactores de agua en ebullición (BWR), 90 operativos, y los reactores con agua a presión de diseño soviético (VVER), 53 operativos.

En España tenemos 7 reactores de agua a presión (PWR), 2 reactores de agua en ebullición (BWR) y un reactor del tipo GCR- grafito/gas en Vandellós I, el cual ya no está en funcionamiento tras sufrir un accidente 1989.

Reactores de agua a presión

Reactores de agua en ebullición

Reactores de alta temperatura enfriado por gas

Reactores de agua en ebullición moderado por grafito

Reactores tipo CANDU

Instalaciones nucleares en España

En el pasado hubo planes para construir en España hasta 39 centrales nucleares, afortunadamente varios factores políticos y económicos dieron al traste con ellos, aunque no completamente.

Así, a pesar de que en 1984 el Gobierno socialista implantó una moratoria nuclear, en España se llegaron finalmente a construir 10 reactores: La central nuclear José Cabrera (Guadalajara), inaugurada por Franco en 1968, forma, junto con las de Santa María de Garoña (Burgos, 1971) y Vandellós I (Tarragona, 1972), el grupo de las centrales llamadas de primera generación.

A estas siguieron las de segunda generación: Almaraz I y Almaraz II (Cáceres, 1981 y 1983), Ascó I y Ascó II (Tarragona, 1983 y 1985) y Cofrentes (Valencia, 1984). Y, las de tercera generación, Vandellós II (Tarragona, 1987) y Trillo (Guadalajara, 1988).

De esas diez actualmente hay 8 en funcionamiento porque la central nuclear de Vandellós I, tras sufrir un grave accidente en 1989, fue cerrada definitivamente en 1990. Y la central nuclear Zorita fue clausurada el 30 de abril de 2006 debido a la peligrosidad de su funcionamiento, a sus defectos de diseño, sus numerosos problemas técnicos y la falta de cultura de seguridad de la compañía propietaria, Unión Fenosa.

La moratoria nuclear aprobada por el Gobierno socialista en 1984, canceló un gran número de proyectos de centrales nucleares - Trillo II, Valdecaballeros I y II y los dos grupos de Lemóniz -. La decisión fue adoptada por motivos económicos, el elevadísimo coste de la energía nuclear; y energéticos, el exceso de potencia instalada. Esto ha costado a los consumidores más de 10.000 millones de euros. El negocio siempre fue la construcción de las centrales nucleares, aunque nunca llegasen a funcionar. En resumen, el canon por la moratoria nuclear consiste en un aumento de las tarifas, para devolver a las eléctricas su inversión en centrales nucleares que no llegaron a funcionar.

La entrada en vigor de la Ley de ordenación del Sistema Eléctrico Nacional (LOSEN), a principios de 1995, zanjó la polémica. Así pues, en España, desde entonces, no hay ninguna central nuclear en construcción ni proyectada.

Hoy la industria nuclear está sumida en una profunda crisis. Hay en el mundo 440 reactores nucleares comerciales en operación que apenas representan el 6% de la energía primaria consumida a nivel mundial y el 16% de la energía eléctrica.

Irati Tobar: «Mi utopía es ser libre en Euskal Herria»

«... Sé que acabaré en la cárcel y eso no le gusta a nadie, por supuesto, pero es la realidad...»... "Creer en nuestras ideas; creemos en una Euskal Herria independiente y socialista."
www.kaosenlared.net/noticia/irati-tobar-utopia-ser-libre-euskal-herria

«Mi utopía es ser libre en Euskal Herria»

Jóvenes con derecho a futur: Irati Tobar

Forma parte de una juventud preparada, dinámica y comprometida con su tiempo. Y también perseguida por su actividad política. La Policía española intentó apresarla pero huyó. Ha permanecido escondida cinco meses y salió a la luz en Ipar Euskal Herria con otros siete jóvenes del sur y con la protección de responsables políticos, sociales y sindicales del lugar. A pesar de ello, sus compañeros fueron detenidos por las euroórdenes que les reclaman desde Madrid. Hoy cumple siete días en huelga de hambre en Hendaia –junto con dos concejales labortanos que le dan su amparo– para denunciar la persecución de independentistas a ambos lados de la muga.

Texto: Fermin MUNARRIZ • Fotografías: Lander FDEZ. ARROYABE

Le escuchaba el otro día un testimonio estremecedor: «Pronto me detendrán, pero estoy tranquila. Sé que acabaré en la cárcel y eso no le gusta a nadie, por supuesto, pero es la realidad...» Es usted muy joven para vivir ya una realidad tan amarga...

Sí, es verdad pero, desgraciadamente, desde que en 2009 se produjo la redada contra 34 jóvenes en Hegoalde, mi nombre formaba parte de una lista negra. Desde entonces he tenido en la cabeza que podían venir a por mí y, aunque no me guste y sea cruel, eso está ahí y tienes que pensar en ello. Sabes que a ti también te puede tocar. El último año la Policía ha entrado en casa de cien jóvenes... La juventud comprometida es consciente del momento político en que estamos y que uno de los riesgos es la cárcel.

Es notoria la existencia de esas listas; aparecer en ellas puede implicar detención, también tortura, y cárcel por largo tiempo... ¿Qué se siente al saberse en una lista negra?

Diferentes sentimientos. Por una parte, al principio tienes miedo, no sabes qué va a pasar, es la incertidumbre... Luego reflexionas y sientes impotencia; piensas cómo les han arrancado los nombres, han torturado a mis amigos, a mis compañeras, y así ha salido mi nombre... O han ahogado a jóvenes con los seguimientos de la Policía y así ha salido tu nombre... El miedo se convierte en impotencia, en rabia... Y aunque al principio necesitas un tiempo para asimilar todo eso, sientes ganas de seguir trabajando, aunque te puedas agobiar en ciertos momentos, aunque estés angustiada, tienes ganas de seguir trabajando. Dices: Joder, ¿voy a ir a la cárcel porque sí, porque pienso?

¿En qué consistía la tarea política por la que es perseguida?

Yo he sido miembro de Segi y mi lucha ha sido a favor de la independencia y el socialismo. Todo lo que hacíamos era público, se hacía en la calle: la lucha ideológica, la organización de movimientos juveniles... Yo he participado en la gazte asanblada de mi pueblo, el año pasado ocupamos un gaztetxe, he participado también en el movimiento feminista, antes de entrar en Segi también trabajé en el movimiento estudiantil del instituto y en la universidad...

¿Recuerda cuál fue su primera implicación de carácter político, social o cultural? ¿Cuándo comenzaron sus inquietudes?

Cuando era adolescente, cuando estaba en el instituto -en la ikastola-, con unos 14 años... Yo quería una educación vasca para Euskal Herria; estudiaba en euskara pero los contenidos no eran de mi agrado. En el instituto ves además que hay movimiento y que puedes participar y que se pueden hacer pequeñas cosas por la educación o por la lengua...

Visto a dónde le ha llevado ese compromiso, otras personas optarían por aislarse en los intereses estrictamente personales... En cambio, ¿qué empuja a una persona a implicarse en unas aspiraciones colectivas?

Creer en nuestras ideas; creemos en una Euskal Herria independiente y socialista. Crees en ello y en todos los valores que implica. Eso te lleva a relacionarte con otra gente, a construir conjuntamente. Es verdad, hay diferentes compromisos, unos más y otros menos, unos públicamente y otros en privado, pero al final lo que nos une es el sentimiento de las ideas políticas. Quieres que esas ideas se hagan realidad, sabes que son factibles, que son reales...

Cuando eres muy joven lo ves como algo muy lejano, pero poco a poco te vas dando cuenta de que con pequeñas cosas haces una aportación a la lucha colectiva. Unes la teoría con la práctica.

Dice que ve posible plasmar esas ideas... ¿Qué país desea para el futuro?

Yo deseo una Euskal Herria libre, socialista, feminista, en la que la justicia social sea la base de todo, de las relaciones, de cómo organizar el sistema político y económico... Al final esto es una revolución y, aunque consigamos la independencia, necesitaremos seguir avanzando y reflexionando cómo planificar nuestra economía, nuestras relaciones...

¿Qué es para usted la injusticia?

La opresión. Y la opresión es estructural: los estados, el patriarcado, el sistema capitalista...

¿Y la libertad?

Ser conscientes de que nos oprimen. Una vez que somos conscientes de la opresión podemos organizarnos y construir para superarla...

¿Qué es lo que más aprecia en la vida?

Es una pregunta difícil, y más en la situación que he pasado los últimos meses. Lo que más aprecio es sentir que la gente que me quiere está cerca. Aunque tengas unas ideas políticas y aunque vivas una situación extrema en la que no ves a tu gente, en la que te tienes que ir de casa... sientes que todo lo que has dejado atrás está contigo todo el rato. En este momento eso es lo que aprecio. Mañana puede cambiar porque las condiciones de las personas cambian.

¿A qué le gustaría dedicarse en el futuro?

He estudiado pedagogía y me gustaría desarrollar algún proyecto relacionado con ello. Tu- ve ideas de construir una escuela diferente... Me gusta la pedagogía.

Por su edad, usted no ha conocido la dictadura y nació incluso después del Estatuto de Gernika o del Amejoramiento del Fuero. Sin embargo, no ha dejado de vivir en una sociedad en conflicto... ¿Qué es para usted la democracia?

Difícilmente he vivido la democracia... Yo no he vivido la dictadura, pero tengo una amama de 94 años que sí la vivió: su marido estuvo en la cárcel, a su hermano lo mataron... Después mis tíos también estuvieron en la cárcel. Aunque no lo hayas vivido, vas recopilando todo eso en casa; tienes testigos de la vida, de las cosas que han pasado en Euskal Herria y de lo que han vivido.

Parece que la cadena de sufrimiento no se interrumpe nunca...

No... Yo en casa la he conocido desde la generación de mi abuela, pero esto viene de más atrás. Euskal Herria fue un reino en su día, fue independiente, tiene su historia. Euskal Herria «ha sido». Luego las guerras... Siempre ha estado en conflicto. Y son muchos años.

Recientemente, con motivo del último trabajo sobre la juventud vasca, algunos expertos expresaban su perplejidad porque jóvenes posteriores al Estatuto siguen implicándose en la lucha política por la independencia. ¿A qué cree que se debe?

A la lucha de los últimos cincuenta años. Ha habido una lucha ideológica y los jóvenes también hemos ido asumiendo esos valores y esas ideas. La izquierda abertzale lleva trabajando muchos años y, al final, esos cimientos se ven. Sería preocupante que no hubiera esa masa de jóvenes que cree en la independencia. Es verdad también que hay diferentes compromisos dentro de la juventud, pero sí hay un sentimiento de ser independientes. Son los frutos de la labor que ha hecho la organización juvenil en Euskal Herria.

¿Qué ha aprendido de quienes le precedieron en ese trabajo político por la independencia de Euskal Herria?

Todos los días se aprenden cosas: cómo hacer, reflexionar... pero yo creo que lo más importante es tener la perspectiva del largo plazo, porque al principio, cuando eres joven, te quieres comer el mundo y no ves más allá de mañana o de pasado, y vas con todo adelante. Pero cuando compartes la lucha o los proyectos con gente de diferentes edades, descubres reflexiones que vienen de antes, tenemos que pensar en un largo plazo. Cuando diseñas una lucha -un gaztetxe, una asamblea, un periódico...- sabes que es una lucha a medio plazo pero tienes que situarla en el contexto general. Es importante mirar atrás y reflexionar. Y esto lo he aprendido con los mayores.

En una reciente entrevista decía: «Siempre hay que pensar en una utopía». ¿Cuál es la suya?

La mía es poder ser libre en Euskal Herria, poder ser libre como individuo y de manera colectiva.

Tal vez cuesta más pensar en las utopías cuando pende sobre sí la amenaza de ingresar en prisión...

Pues sí. He estado tensionada e, incluso, agobiada porque no sé qué me va a pasar en unas horas, mañana... No sé si voy a llegar a acabar la huelga de hambre... Entonces, pensar que voy a llegar a no sé qué es muy difícil...

¿Está preparada para ello si llega a ocurrir?

Sí, estoy preparada porque he visto cómo se han llevado a mis compañeros. Creo que sí estoy preparada. Sé que va a ser así, sé que hay un movimiento en contra de la euroorden, sé que esta huelga de hambre es importante, pero sé que las cosas necesitan su tiempo y que tenemos que dar pasos. Y está claro que tenemos que seguir trabajando para que en el futuro no haya euroórdenes, para que se respeten todos derechos los civiles y políticos de todos los ciudadanos, o para que la gente se posicione a favor de una resolución del conflicto para Euskal Herria.... Estamos incidiendo en ello, pero sé que pueden venir aquí o me pueden detener en cualquier momento...

Se da una circunstancia paradójica: en Hendaia le ha ofrecido su amparo el ex alcalde y miembro del Consejo General Kote Ezenarro, del PSF. Si el alcalde de Irun, José Antonio Santano, del PSE, hiciera lo mismo, sería encarcelado por colaborar con organización terrorista... ¿Qué estamos viviendo?

Las culturas políticas del Estado español o del francés son diferentes y eso también tiene que ver. En el Estado francés, por ejemplo, Kote Ezenarro, que es socialista, está defendiendo conmigo que todas las ideas políticas pueden ser defendidas. Pero en el Estado español, el PSOE y el PP se ensañan con la población vasca y han hecho leyes como la Antiterrorista, las ilegalizaciones, declarar terroristas a grupos sociales... Han inventado un mecanismo represivo que incluso les sobrepasa. No tiene nada que ver lo que pasa en un lado de Euskal Herria y en el otro...

Sin embargo, los estados colaboran mutuamente...

Sí, está claro. No creo que el Partido Socialista Francés esté en contra de las euroórdenes, pero Kote Ezenarro y muchos otros le dicen «yo sí estoy en contra de la euroorden y soy del PSF». Inciden también en el panorama, aunque luego en el partido les corten las alas.

Desde el encierro de Izpura han detenido a sus siete compañeros, algunos incluso de manera muy violenta. ¿Cómo ha vivido estos días?

Fue todo muy rápido. El lunes nos enteramos de que habían sido detenidos cuatro y nos quedamos sorprendidos; pensábamos que no iba a ser así, que no iban a detener a los ocho juntos. Al día siguiente, camino de la rueda de prensa que íbamos a dar los que quedábamos, detuvieron a los otros tres; además, a Endika lo sacaron del coche rompiendo el cristal... Fue de una manera muy violenta. Te pones un poco nerviosa porque piensas que te va a pasar dentro de unas horas y de igual manera, pero casualmente no ha sido así.

Ese día yo no iba a la rueda de prensa porque teníamos reuniones con concejales de Hendaia, entre los que estaba Kote Ezenarro, y teníamos planificado ir al pleno de la tarde. El mismo día surgió de los concejales un movimiento de protección y en el pleno decidieron que yo no podía ir a casa de Iker [Elissalde, concejal de Hendaia] porque estaba la Policía enfrente de su casa y que me darían refugio en casa de una persona que pertenece a la lista de Hendaia Anitza. Concretamente estuve en casa de una comunista, pero al final había seis o siete personas preocupadas por dónde iba a dormir para no ser encarcelada.

El tema de las euroórdenes -en particular, los últimos casos de Aurore Martin y el de ustedes ocho- ha puesto de manifiesto de nuevo la generosidad y la solidaridad de la población de Ipar Euskal Herria hacia los perseguidos del sur. ¿Cómo han vivido esto ustedes?

Es difícil explicarlo; te llena un montón... Vienes aquí, no tienes nada y te abren sus casas... Los concejales que nos han abierto sus puertas nos han ayudado a situarnos en cada pueblo. Íbamos a estar en sus casas hasta encontrar un trabajo, una casa y ser independientes económicamente... Por ejemplo, el concejal que me ha acogido en su casa, me dijo: «Irati, no te voy a dejar ir a la cárcel; vamos a hacer algo». No sé cómo explicar eso; es muy grande...

Representantes políticos de diferentes tendencias firmaron un escrito de respaldo hacia ustedes: «Nadie debe ser perseguido por su ideas políticas», decían. ¿Cómo recibe este tipo de declaraciones?

Lo que al final están defendiendo es que cualquier persona pueda defender sus ideas, sean cuales sean, y que nadie debe ser perseguido por ello. Eso en el Estado español no se ve así.

En el Estado español, incluso, aparte de los medios y de los grandes partidos políticos, parte de la población les ve a ustedes como terroristas. ¿Qué podría explicar a quien opina así?

En eso tienen mucho que ver los medios de comunicación. Nosotros hemos tenido y tenemos relación con gente de diferentes sitios del Estado español y encontramos personas que comparten o no nuestras ideas, pero que sí están a favor de la resolución del conflicto de Euskal Herria, pero esa gente no tiene voz, no sale en ningún lado. Los únicos que tienen voz en el Estado español son los medios, que avasallan y juegan con eso. Al final, es todo una derecha fascista y hay gente de izquierda que piensa igual que ellos. Hay unos términos que han ido asimilando... Para mucha gente del Estado español la gente de Segi es terrorista. Yo no sé qué tendrán en la cabeza sobre lo que hacemos nosotros... Tampoco les han dado la oportunidad de oír a la otra parte.

¿Cree que si llegara esa información a la población española cambiaría su percepción? ¿Tiene esperanza de que puedan surgir voces que comiencen a hablar de otra manera y apuesten por una solución democrática al conflicto vasco?

No sólo lo creo sino que lo he conocido; lo que ocurre es que estos movimientos son pequeños y no tienen su propia voz, pero afortunadamente hay mucha gente que está a favor y que incluso nos da amparo y explican lo que pasa en Euskal Herria...

Paradójicamente, en el momento en que se intentan abrir escenarios sin violencia se incrementa la represión. La aplicación sistemática de la tortura a detenidos políticos y, en particular, a miembros de movimientos juveniles es elocuente... Podría parecer una provocación para sabotear el proceso emprendido por la izquierda abertzale...

Provocación es cada una de las detenciones que hay. La tortura es una herramienta del Estado. Con la tortura, además, logran las autoinculpaciones de las personas.

Respecto al proceso democrático, hay que subrayar que la izquierda abertzale ha abierto un nuevo ciclo, ha emprendido el proceso democrático unilateralmente y eso es un paso muy valiente. Sabes que vas a dar ese paso y ahí va a estar la represión. En este momento vivimos en un escenario antidemocrático y queremos que se den pasos para que haya condiciones y le demos vuelta a esto. Sabes que en ese camino te vas a encontrar con la represión. El Estado tiene miedo; si no, cómo se entiende que en un año haya cuatro o cinco grandes redadas...

¿Por qué la represión se ceba particularmente con los jóvenes?

Si los jóvenes tienen miedo y no siguen trabajando, el proceso democrático no tendrá futuro. Desde siempre la juventud ha sido un punto estratégico. Si llevamos cincuenta años de lucha es porque ha habido diferentes generaciones que se han incorporado y han adquirido compromisos. Es muy importante que la juventud siga organizándose, que supere el miedo a la represión, que supere los bombardeos del Estado español y del Estado francés. Lo que quieren ellos, por contra, es sabotear a la juventud y cortar de raíz a los que están organizándose o trabajando en algo.

Decíamos al principio que es usted muy joven para estar viviendo ya experiencias tan amargas. ¿Cree que algún día podrá vivir en un país en paz?

Yo creo que sí. Soy joven y tengo muchos años por delante. Además creo que poco a poco esto irá cogiendo otro camino e iremos cambiando las cosas, pero necesitamos reflexionar y mirar cuál es la mejor manera de seguir adelante. Pero sí creo, claro que sí...

Más información: