lunes, julio 05, 2010

gotitas de sabiduría... eduardo galeano

"La veneración por el pasado me pareció siempre reaccionaria. La derecha elige el pasado porque prefiere a los muertos: mundo quieto, tiempo quieto. Los poderosos, que legitiman sus privilegios por la herencia, cultivan la nostalgia. Se estudia historia como se visita un museo; y esa colección de momias es una estafa. Nos mienten el pasado como nos mienten el presente: enmascaran la realidad. Se obliga al oprimido a que haga suya una memoria fabricada por el opresor, ajena, disecada, estéril. Así se resignará a vivir una vida que no es la suya como si fuera la única posible."

(Eduardo Galeano, "Las venas abiertas de América Latina")

Cerrar los ojos para oír susurros / Juan Alonso




Algo pasa en los estadios
algo dice el diario
algo compran
mientras se oyen nítidas
las gotas con que se deshiela un glaciar
las palas cavando tumbas para niños lejanos
las bombas y gritos del otro lado del mar
las hojas de bosque en las llamas
las palabras que proponen cómo será la humanidad solidaria
Ellos decidieron tapiar sus oídos para sentir el micromundo invisible,
les duele que en un lugar inencontrable un ofidio respire agónico por el hombre
pero les exalta que vuelve aún silenciosa la historia que quedó pendiente

domingo, julio 04, 2010

Gente normal


Jon Juanma (Desde España. Colaboración especial para ARGENPRESS CULTURAL)


El Planeta Tierra visto desde el espacio es sorprendente. Esa forma esférica cuasi perfecta, su mayoritario azul intenso moteado de tierra siena, y el contraste con la oscuridad del cosmos, le confieren una apariencia absolutamente intrigante y mágica. Pero si nos acercamos más, si en el interior de la atmósfera cruzamos la estratosfera hasta llegar a la troposfera, lo que veremos será cada vez más fascinante: montañas rocosas contorneadas por ríos que caen formando saltos o trazan sinuosas curvas sobre su superficie añeja, praderas engalanadas de intenso verde, bosques llenos de innumerable fauna y flora, mares inmensos de enérgicas y majestuosas olas, insólitos paisajes de… y así podríamos seguir infinitamente.


En las zonas más urbanizadas de nuestro mundo se contempla una gran masa compuesta de diminutos puntos, esparcidos por diferentes pueblos. De diferentes formas y colores, de movimientos pausados o más o menos veloces, son los principales actores del escenario global. En los libros suelen llamarlos seres humanos u homo sapiens, pero sin duda, si acercamos el objetivo de nuestra cámara logrando imágenes más próximas de los mismos, comprobaremos que se trata de otra especie más específica: “la gente normal”.


La podemos encontrar en los mercados, las calles, el metro, los colegios o haciendo cola en los hospitales públicos. Si seguimos acercándonos más, incluso podremos distinguir sus rostros, sus nombres, sus vidas...


La gente normal suele despertarse bien temprano, con o sin el murmullo de los niños. Algunos lo hacen acompañados, otros anhelando compañía. Algunos se levantan antes de lo normal porque deben soportar largas colas de tráfico antes de llegar a la oficina, otros tienen el trabajo tan cerca de casa que éste no les abandona ni, cuando agotados, vuelven a la cama. Algunos viajan con otra gente normal, en autobuses repletos, mientras divisan la fábrica, la mina, el centro comercial o el astillero, lugares donde seguro pasarán la mayor parte del día (o su noche). Otros rodeados de moscas, y sin trabajo remunerado, intentan cada día construir embarcaciones imposibles para alcanzar otras tierras donde, sobreexplotándolos, no les nieguen el sustento.


A veces la gente normal se enamora. A veces, le rompen el corazón. Algunos de ellos se vuelven a enamorar, otros dejan de creer en las hadas para siempre. En ocasiones, también sucede que el revoloteo de las mismas les vuelve a brotar desde el estómago, quieran o no. En la retaguardia, Cupido espera con desigual puntería dispuesto a atravesar gargantas, mentes, piernas, brazos y a veces incluso corazones. También hay gente normal que se acostumbra a vivir sola y cuando está acompañada sólo sabe causar daño. Unos pocos (los más valientes, locos o soñadores), siguen amando contra viento y marea, pese a naufragios e inundaciones, incluso a antiguos amores, bajo la grácil e indestructible sábana del hechizo o la condena. A veces, tanto enamorados como solitarios enferman, y deben aprender a hacer frente a las adversidades. Todos tienen amigos, mejores y peores, con ellos comparten un té, un mate o unas cuantas cervezas. Los hay que prefieren agua mineral con un poco de limón. Todos adoran la música, disfrutando de su compañía mientras se confiesan desdichas, sueños y esperanzas, entre miradas, llantos y sonrisas. Hay reuniones con amigos y hermanos, padres e hijos, abuelos y nietos, también algunas donde se reúnen la mayoría de ellos. En ocasiones se besan, se abrazan, se escuchan, se ayudan, se entienden...incluso consiguen ser felices.


Pero a veces la gente normal tiene miedo...


a perder el trabajo y no poder mantener a los suyos; a conservarlo, y no tener tiempo ni de verlos. Frecuentemente, para retenerlo, se estorban, se mienten, se dañan. Mientras tanto, muchas hijas e hijos de la gente normal estudian y trabajan duro toda la semana. Y algunos, bastantes que son ya muchos, cuando llega el sábado noche en los alienantes oligopolios del ocio de cualquier urbe se meten cocaína, toman pastillas, se evaden con la marihuana o se emborrachan con esa otra droga tan aceptada por nuestras sociedades llamada alcohol. Intentan olvidar el olvido y los encadena la soledad, corren más deprisa huyendo de la duda del no saber (se), porque nadie les dio un nombre, ni sueño, ni certeza, ni sentido y sólo logran arribar una y otra vez al mismo punto de partida. La cultura del capital los dejó desmemoriados, asustadizos, perdidos en el laberinto. A veces, les sangra la nariz y otras, no recuerdan nada de lo que hicieron la noche anterior. Otras se marchan de casa con un “hasta luego mamá”, o “mañana hablaremos papá” pero ya no vuelven jamás. Entonces llegan las oraciones a la Virgen o a los Santos, a Jesús o Alá… “¿Jehová me oyes?” Incluso los hay que no ruegan porque desconfían de lo intangible, pero todos lloran. Todos.


A veces, hay a gente normal a la que de repente se le abre la tierra bajo sus pies y se pregunta el porqué mientras se precipita por el despeñadero. Otras, le llueve plomo extranjero, desde el cielo, de frente o por abajo. Las balas de la codicia perforan su cuerpo o el de sus amigos y familiares, mientras las bombas de la ambición borran cualquier paisaje anteriormente conocido, querido, añorado. La sangre brota y las lágrimas se entrecortan, pero siempre continúan tras un coro de quebrados sollozos. Los más desdichados de esas guerras, los vivos, continuarán inmunes en su pena a los psicólogos de Oxfam, los bienintencionados informes de la ONU y los moralismos de los sacerdotes de la Iglesia. Las lágrimas no entienden ni entenderán nunca de “inteligencia emocional”. Como el río que debe llegar al mar, en cuanto tenga un poco de agua brotará de nuevo, con más fuerza si cabe, hasta descansar en paz. Porque cuando a la gente normal le roban la vida, dinamitando presente y futuro, sólo le queda la terca esperanza del descanso, el reencuentro, la unión con la infinitud y la calma del silencio.


Llegan momentos en que la gente normal, cansada de tanta anormalidad, no puede más, y se vuela la tapa de los sesos.


Pero... ¿por qué si hay tanta gente normal, el mundo va tan (anor)mal? Puede que sea porque la gente normal, en realidad, pinta una puta mierda.


Llevamos muchos siglos en los que la gente normal no ha tenido derecho a tener una vida normal, probablemente porque vivimos bajo el azote del más anormal de los sistemas posibles. Aquél que lo supedita todo (y a todos) a la lógica del máximo beneficio de una minoría. Cuando el interés privado se convierte en el omnipotente cacique de la tribu, y su continua reproducción en el príncipe más querido del imperio, lo público queda relegado como perpetuo forajido. El interés privado manda y permite que la gente, empeñada en que tengamos una vida normal, acabe en la cárcel acusada de peligrosa terrorista o bien marginada en las amplias prisiones de la libertad de prensa por anarquista, socialista, comunista o cualquier otro -ista menos fascista, chovinista, racista, derechista, etc.; frecuente relleno de costosos trajes y corbatas de italianas marcas.


Llegados a este punto podríamos preguntarnos que, si la gente normal vive en un sistema tan poco normal, ¿dónde están los anormales que lo sustentan? Quizás no haya que buscarlos en las colas de los supermercados, en los atascos, en las escuelas del barrio o frente a la consulta del doctor, quizás y sólo quizás, haya que mirar bien hacia arriba para poder localizarlos. Y ver tan alto es complicado, con la luz apuntándonos de frente, cegándonos. Pero nos es posible intuirlos viajando en aviones privados, sentados junto al borde de una gran piscina en sus enormes mansiones o a bordo de lujosos yates varados en algún glamuroso puerto del Mediterráneo. También podríamos volar con la imaginación a uno de esos oasis de lujo y ostentación de alguna teocracia árabe productora de petróleo o quizás a un inmenso rancho texano, o viajar hacia algún paraíso fiscal de fronteras garantizadas por todas las potencias expropiadoras del “Primer Mundo”, o a un edénico paisaje de alguna diminuta isla caribeña cercada por un disciplinado séquito de mercenarios privados. Por supuesto, es seguro que los encontraremos en amplios áticos de rascacielos con helipuerto y salones con decenas de monitores encendidos en Nueva York, Berlín, Shanghai, Hong Kong, São Paulo, Moscú, Mumbai o Tokio. Los más poderosos de ellos con los teléfonos en sus agendas de algunos de los más importantes primeros ministros, banqueros, especuladores, directivos de empresas farmacéuticas, magnates de conglomerados mediáticos, rectores de universidades privadas (y públicas), monarcas, vendedores de armas, obispos, directores de servicios secretos, propietarios de grandes buffets de abogados, industriales culturales, narcotraficantes, altos militares y demás polimórfica casta “realmente existente” y dirigente. Destaquemos que no conocemos a ninguna gente normal a la que inviten a sus reuniones o fiestas de cumpleaños, si descontamos al personal del servicio.


Mientras dejemos que esta gente tan poco normal nos alimente con pienso transgénico y nos entretenga en sus corrales privados con juguetes ajenos, la gente normal seguirá volviéndose loca y muriendo en el matadero. Y mientras ellos gobiernen, la normalidad no podrá vestir más que con los santos harapos de la Utopía y las distintas Revoluciones que anhelan su nacencia. Mientras los de siempre firmen decretos e implementen sus políticas de muerte, la gente de a pie continuará haciendo ese tipo de cosas tan anormales que nunca desearon hacer como despedir del trabajo a una madre soltera embarazada porque le era más rentable a la empresa, venderle un coche de lujo a un narcotraficante o crack al hijo del vecino de la esquina, endorsarle un plan de pensiones a un viejito senil o reventarle la cabeza a un muchacho iraquí porque algunos que no conoce (y pintan mucho) lo tildaron de peligroso terrorista.


Mientras el mundo arda de esta manera no habrá normalidad para nadie. Por muy lejos que la gente normal se crea de la hoguera, las llamas la alcanzarán de un modo u otro, inexorables, implacables. Y los que crean vivir una vida normal o aspirar a tenerla ante semejante escenario deliran y la falsa normalidad se les verá truncada un mal día, tras los ojos de un joven violento, asustado, resguardado y azuzado por el cobijo de una mara, que les disparará en la sien por la más variopinta de las sinrazones, o despertarán con el frío de una navaja hundiéndose en su vientre atravesado por la urgencia monetaria que dicta la dosis de un moribundo drogadicto, que antes fue hijo, quizás también padre. Los cimientos de barro de la normalidad seguirán desmoronándose con la deslocalización de una fábrica y la pérdida de empleo, con la bajada de las pensiones, el aumento de la jornada laboral y la edad de jubilación, con el fin de la cobertura social para millones de campesinos firmada con la ejecutora mano de un anónimo burócrata del Partido Único, ahora amante de la economía de mercado, o con la no renovación del contrato de trabajo por aferrarse a no vender mentiras tras las siglas de un “respetable” medio de comunicación o cualquier otra sacrosanta institución de nuestra ingesta sociedad de la mentira permanente.


Y ante tanta impostura y el tamaño de la tragedia, algunos prefieren, cual bálsamo de penas y conciencias, repetir que no hay nada que hacer, que todas estas calamidades ocurrieron siempre, ocurren y ocurrirán, por lo siglos de los siglos...


¿Amén?


“La gente normal”, tanto de cerca como de lejos, son en realidad… personas. Los otros, pese a sus esfuerzos, también. No lo olvide nunca.


Nosotros somos más.


Jon Juanma es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez, artista plástico y teórico del socialismo, investigador y creador del Sociorreproduccionismo Prepictórico.

¿Para cuándo un Mundial de Humanismo?

María Luisa Etchart (Desde San José, Costa Rica. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)


Los “idiotisaurios”, felices de ser entretenidos por un mes y no tener que pensar en las tremendas realidades que aquejan a nuestra madre tierra y sus habitantes. Los “promotores” babeándose pensando en las ganacias que este torneo aportará a sus nunca satisfechos bolsillos.Los “relatores” (especie que debería estar en extinción a partir de la televisión que nos permite ver los partidos y usar nuestro criterio para calificar, si queremos, cada jugada sin necesidad de que nos las cuenten). Me resulta tan ridículo ver a tremendos muchachotes y señores mirando embelesados las gigantescas pantallas de plasma y soportando, sin que les moleste, las voces estentóreas de individuos que sólo son espectadores, no partícipes de los encuentros, explicando lo que la pantalla refleja.


No puedo menos de imaginarme viendo una película de suspenso y teniendo que oìr una voz en off que me la vaya relatando:” ¡Ahí entra el asesino, pero la señora no lo ve porque está mirando en otra dirección.


Allá, en la reja que da al jardín se ve una mano que hace girar la perilla. ¿Quién será?”... y así durante toda la película. Bueno, el relato deportivo es exactamente lo mismo: redundante, innecesario y un modo de anular el razonamiento personal. ¿Oyeron, “idiotisaurios”?


Y, calando más hondo en el tema, las sumas astronómicas que se gastaron en construir estadios, en un país donde impera la miseria en grandes sectores de la población, es una bofetada a la humanidad toda.


¿Qué uso productivo tendrán esas gigantescas moles de cemento a partir de que termine el Mundial? Salvo que surgiera un nuevo Pinochet que los usara para tener prisioneros y eliminar gente que piense “distinto”, lo previsible es que pueden llegar a tener algunas horas de uso cada tanto, mientras que si esos materiales se hubieran usado para construir escuelas, hospitales, viviendas para los que no las tienen, estaríamos ante un ejemplo de humanismo, aunque lamentablemente no parece ser de interés para los que tienen el dinero suficiente para trasladarse desde distintas partes del mundo en cómodos aviones, pasarse un mes en lujosos hoteles, ataviados con ropajes extravagantes y mostrando una alegría que resulta chocante, aunque sea en parte fingida.


Ni que hablar de las “marcas”, esa extraña especie que ha convencido a los que las usan que deben portar su logo gratuitamente, hacerles la propoganda como verdaderos hombres-sandwich, y hasta mostrarse orgullosos de ser usados comercialmente por los grandes empresarios, a los que ya les aportaron el dinero que a veces no tienen, sino que cargan a sus tarjetas que con dificultad pagarán, el privilegio de comprar un producto “de marca”.


Cualquiera que haya visto la película “El Gladiador” podrá sacar sus propias deducciones comparativas y aceptar, tristemente, que con distintos elementos tecnológicos y escenarios, no hemos progresado demasiado y que el slogan “pan y circo” sigue tan vigente en el actual imperio como lo era en el bárbaro imperio romano.


Lo único que nos puede salvar como especie es que abramos nuestra inteligencia y la usemos para detectar todo lo que no sirve, todo lo que es mentira, todo lo que es destructivo. Vivimos y permitimos vivir a nuestros descendientes en una ciénaga de mentiras y el precio a pagar será cada vez más terrible, más esclavizante, más sin esperanzas.


Mientras, el petróleo sigue manando, silencioso, en el Golfo de México. Y uno se pregunta, cómo las potencias que se muestran siempre omnipotentes, que viajan a la luna (para bombardearla buscando si contiene agua, no para admirarla), que mandan ejércitos a enseñar a otros pueblos cómo se debe vivir, en qué hay que creer, qué sistema deben inorporar a sus vidas, cómo han pasado dos meses mostrando en vivo su impotencia para obturar un agujero creado por su codicia y sed eterna de petróleoy seguramente dedicando toda la energía para ver a quién culparán, cuánto dinero están perdiendo, cuánto tendrán que invertir, y otros pensamientos monetarios que parecen ocupar gran parte de su cerebro reptil.


Mientras, la voz de la Pachamama que hce lo imposible por hacerse escuchar, que cada día nos envía un alerta sobre las consecuencias de nuestras acciones depredadoras, y que sin embargo sigue brotando en verdor cada vez que le dan un respiro, acariciándonos con sus flores, mariposas y pájaros, la voz de Nuestra Madre es sistemáticamente ahogada por las siniestras voces de los “idiotisaurios” y de los miembros de la sub-especie rapaz.


Y los millones de seres anónimos que sí la escuchamos, que en nuestro diario accionar tratamos de remendar lo que otros torpe e ignorantemente destruyen, los que trabajamos y sentimos como propio el dolor ajeno, tapándonos los oídos para no escuchar a tanto “relator” y “especialista”, pensando en el futuro de los que están llegando al mundo, no podemos evitar que se nos “piante un lagrimón”.

SILVIO RODRIGUEZ - DEMASIADO - Washington DC 6.19.10

Publican los discos remasterizados de Lennon para celebrar su 70 cumpleaños


John Lennon. Tomado de www.johnlennon.com

John Lennon. Tomado de www.johnlennon.com

Los discos que grabó en solitario el ex beatle John Lennon (1940-1980) han sido digitalmente remasterizadados para celebrar el que habría sido su 70 cumpleaños el próximo octubre, informó hoy la discográfica EMI.

Entre los discos relanzados estarán “Imagine” (1971), “Rock ‘n’ Roll” (1975) y el álbum ganador de un premio Grammy “Double Fantasy”, el último que grabó el músico de Liverpool antes de su asesinato en 1980, que ha sido “desmontado” para eliminar algunas instrumentalizaciones.

Ingenieros de la discográfica EMI y la viuda de Lennon, Yoko Ono, han sido los encargados de remasterizar los ocho álbumes que lanzó durante su carrera en solitario.

También se presentarán, bajo el título “John Lennon Signature Box”, las canciones y sencillos que no se incluyan en esos discos.

Ono afirmó que en un año “tan especial” espera que el relanzamiento de los trabajos de estudio de Lennon “permita que su música llegue a una nueva audiencia”.

“Espero que la remasterización de estas 121 canciones consiga que aquellos que ya conocían el trabajo de John encuentren nueva inspiración en su increíble talento como compositor, músico y cantante y en su poder como cronista de la condición humana”, afirmó.

Para Ono, las canciones de Lennon, que el 9 de octubre cumpliría 70 años, tienen hoy la misma “relevancia” que cuando fueron compuestas.

(Con información de EFE)

Un secreto a voces de Alejandro Filio

Editado en 1998 Un secreto a voces cuenta con la colaboración de 14 artistas de diferentes nacionalidades y un canto en común.

30/06/2010

Era una asignatura pendiente para mí poder escribir en Cancioneros sobre este disco tan señalado del cantautor mexicano Alejandro Filio. Pronostica Alberto Cortez en el texto de presentación que “Un Secreto a voces dejará una honda huella en todos aquellos que amamos la buena música popular”, así fue en mi caso, y por eso, ahora que tengo la oportunidad, quiero dejar constancia de ello escribiendo este comentario.

Es especial por su contenido, ya que en este cd se encuentran algunas de las mejores canciones de este autor interpretadas junto a un puñado de otros grandes de la canción de autor de distintos países de habla hispana. Pero también es especial por su diseño, porque incluye un cuadernillo que bien podría ser de un naturalista, donde las anotaciones, en este caso las canciones, se encuentran ilustradas o acompañadas por detalles de pequeñas aves que se distribuyen por algunas de las páginas; cruzan las hojas dejando el rastro de sus huellas como si quedasen grabadas en la arena.

En la página web del artista se destaca este disco como una producción diferente y cálida, que cuenta con la colaboración de 14 artistas de distintas nacionalidades pero de un canto en común. Me gustaría llamar la atención sobre una ventanita que se puede ver en esta web, que por su estética viene a complementar este Secreto a voces. Es un video en el que a través de un pequeño hueco en una puerta se puede observar al artista mientras compone; quizá esté revelando así ese secreto a voces que también se intuye al comienzo del disco, donde de una manera muy particular, una voz infantil nos muestra su “secreto” tras unos efectos que dejan a la imaginación el sonido de puertas que se abren y una guitarra que es movida de su sitio para dejar vía libre a las canciones.

Comienza de esta forma el disco con la canción Vienes con el sol, cuya letra aparece en el libreto precedida por el dibujo de un pequeño zum zum, que es como se conoce en el Caribe al colibrí, una joya de la naturaleza que describe a la perfección este precioso trabajo. No podía comenzar mejor, acompañado por Silvio Rodríguez, se despliega el hechizo de dos grandes voces acompañadas simplemente por un guitarra. La imagen del cantautor “guitarra en mano” es algo que Alejandro Filio defiende constantemente, lo demuestra su trayectoria, y ese símbolo es algo que a mí personalmente siempre me ha impresionado y he comentado en otras ocasiones: Trovador y guitarra.

Además de Silvio Rodríguez, colaboran en este trabajo, Alberto Cortez, Raúl Torres, Tania Libertad, Juan Carlos Baglietto, Alejandro Lerner, Vicente Feliú, Pedro Guerra, Amaury Pérez, León Gieco, Carlos Varela, Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute y Gerardo Alfonso, todos ellos acompañando al autor en alguna de sus canciones, a excepción de Alberto Cortez y Tania Libertad, que cantan en solitario.

Todas y cada una de las canciones de este disco extraordinario tienen su encanto y su personalidad propia. Cada uno de los intérpretes las dota además de un color especial que las hace brillar con el carácter que cada uno de ellos le imprime. Todas resultan apasionantes, por la calidad de las canciones y de quienes las cantan. Es un lujo poder escuchar Del perdón en un mano a mano con el músico cubano Raúl Torres, cuya obra conocí a través de su Maqueta de Platino, y Habrá que creer con Pedro Guerra es una delicia, lo mismo que Otro domingo sin sol con Amaury Pérez o No te cambio con Vicente Feliú. Igualmente la interpretación de Brazos de sol con Gerardo Alfonso y Hermano Lobo con Luis Eduardo Aute. Como digo, aunque sólo haya nombrado algunas, todas las canciones del disco son excelentes.

Para terminar quiero destacar un tema que desde mi punto de vista tiene una luz particular, por la poesía que derrama, porque se presta a la imaginación del oyente. Sin la luna, interpretada en este disco por la voz cálida de Tania Libertad, fue la canción que me hizo adentrarme en la obra Alejandro Filio, la encontré a través de una maravillosa adaptación al catalán, Sense la lluna, realizada por el cantautor Joan Isaac, canción que se incluye en su álbum Joies robades donde es interpretada en catalán por ambos autores en forma de dueto. Tanto en castellano como en catalán esta canción es verdaderamente una joya.

Un secreto a voces, editado en 1998, es un disco esencial para todos los que disfrutamos con el arte de la canción de autor y de la música popular.

María Gracia Correa



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«El Silvio que están viendo es un músico más evolucionado»

Silvio Rodríguez concluye su gira por los EEUU

Silvio Rodríguez terminó ayer su gira por Estados Unidos con un emotivo concierto en Orlando (Florida), al tiempo que Hugo Cancio, que habría dicho esta semana que el trovador cubano se retiraría, negaba haber hecho tales declaraciones.

24/06/2010 REDACCIÓN

Silvio Rodríguez terminó ayer su gira por los Estados Unidos en un concierto en la sala Bob Carr Performing Arts Center de Orlando.

Fuera de la sala un grupo de unos cien exiliados cubanos procedentes de Miami, Tampa y St. Petersburg protestó con pancartas y altavoces por la presencia del trovador cubano.

En el interior, Silvio Rodríguez dio gracias al público y se mostró complacido "por compartir ustedes un ratito de sus vidas conmigo", dijo mientras los cerca de dos mil asistentes lanzaban gritos de apoyo a la Revolución Cubana.

El último concierto de la gira estuvo precedido por una gran expectación al asegurar esta semana su representante en Estados Unidos, Hugo Cancio, que sería la última actuación en la carrera artística del trovador.

Después del desmentido de Silvio a tal respecto, Hugo Cancio emitió un comunicado donde decía que "hice un comentario por un mensaje de texto refiriéndome a una declaración del cantante en Europa pero nunca afirmé nada sobre el retiro. Desconozco esa información y además no soy el representante del artista, sino el productor de la gira en suelo norteamericano".

Cancio añadió además que “por el ánimo presentado por el artista así como su fuerza en el escenario, estoy seguro que hay Silvio Rodríguez pa’ rato”.

Conclusiones de una gira

Silvio Rodríguez, en declaraciones a AP aseguraba que "El Silvio que están viendo es un señor de 63 años que a la vez, creo yo, es un músico más evolucionado" pero añadió que "lo que le sucede a otros me conmueve, me afecta, me interesa, me moviliza. Eso para mí es una verdad todavía, dígalo con las palabras que lo diga (…) y el día que deje de sentir así creo que estaré liquidado como ser humano".

"Cuando triunfó la revolución yo acababa de cumplir 12 años. Durante aquella inolvidable primera década me fui haciendo hombre y muchos valores que adquirí fueron los de la sociedad de aquellos tiempos. Si a mi alrededor estaba ocurriendo una revolución, dentro de mí también ocurría", agregó. "Por eso desde entonces soy como soy, por eso es natural que quien me escucha está escuchando a alguien que hizo el trayecto de niño a hombre en medio de una revolución que lo marcó para siempre".

Con respecto a la gira que terminó ayer, Silvio destacó que "El hecho de que hagamos los conciertos y que después aparezcan comentarios en The New York Times, Oakland Chronicle y Los Angeles Times, son acercamientos entre EEUU y Cuba, a nivel cultural. Son además comentarios que hablan con respeto de los músicos todos. Las canciones son comentadas tanto desde el punto de vista musical como desde el literario. Contextualizan al hombre que las hace y sus circunstancias, con respecto a los Estados Unidos".

Silvio teorizó también sobre los orígenes de la trova y su relación con la poesía cuando dijo que "Al principio la poesía era canto popular, según se dice compuesta por trovadores provenzales, aunque algunos de ellos hayan tenido noble cuna. Con la invención de la imprenta las palabras cantadas siguieron su libre peregrinaje, pero otras palabras fueron encerradas en libros y se les llamó poesía. No hay artista de la canción que no tenga su origen en la poesía antigua, lo sepa o no. Una de las cosas que hizo la Nueva Trova fue tomar conciencia de sus orígenes".

Entrevistas: Roberto Fernández Retamar: “Pertenezco a la familia de los dudadores”


Una conversación con Roberto Fernández Retamar: «El arte es un reino autónomo. No puede ser juzgado a partir de las creencias políticas, religiosas, deportivas o sexuales de un autor. Sencillamente, tiene un valor en sí mismo y hay que reconocer ese valor»

por Xenia Reloba y Maité Hernández-Lorenzo

En 2010 conviven en la vida de la Casa de las Américas dos aniversarios cerrados: los cincuenta años de su revista y los ochenta de su presidente, Roberto Fernández Retamar. Imposible no encontrar en esa feliz conjunción señales de perseverancia en el tiempo y en las cosas, como le gustaba decir a Borges, uno de los escritores que más admira el autor de Caliban.

Todos estos signos nos llevaron a solicitarle a Roberto una conversación formal, fuera de los encuentros casuales, de los intercambios de libros, de las reuniones que cotidianamente rigen nuestra agenda de trabajo. En medio de los innumerables homenajes que ha recibido por estos días, tuvo, otra vez y como siempre, la generosidad de aceptar un cuestionario hecho con premura que pretende recorrer el amplio horizonte de su trayectoria intelectual sin eludir nuestra admiración y el pie forzado de sus ocho décadas.

Mirando desde hoy al joven de casi treinta y cinco años que ocupó la dirección de la revista en 1965, ¿qué haría diferente, qué no cambiaría, cómo observa esa trayectoria que lo conduce hasta ahora?

—Una característica de la revista Casa de las Américas —que he dirigido durante muchos años— es que ha estado atenta al curso de lo que sucede en la vida cultural no solo de Cuba, no solo de la América Latina y el Caribe, sino del mundo todo: por tanto, la revista ha estado cambiando constantemente. ¿Qué haría diferente? Es que he hecho muchas cosas diferentes en la revista. Y creo que en general la revista, dentro de esos cambios, ha tenido una trayectoria vital que se conserva hasta nuestros días.

Durante este medio siglo de existencia de la revista, ¿qué marca hoy la diferencia con respecto a otros años, cómo valora el diálogo entre la revista y su campo intelectual y literario?

—Durante medio siglo la revista, siendo la misma, ha sido varias revistas. Hubo una en sus primeros años, antes de empezar yo a dirigirla en 1965, sobre la que no me corresponde hablar. A partir de esa fecha, la revista se asumió en un contexto político muy especial. Había la esperanza de obtener por vía guerrillera el poder en muchos países de nuestra América, y la revista fue fiel a esa esperanza. La realidad no satisfizo esas expectativas. Solamente en Nicaragua, veinte años después del triunfo de la Revolución Cubana, se obtuvo el poder por medio de la lucha guerrillera. En los demás países no ha sido así.

»La revista ha querido ser fiel a distintos momentos. Hoy día, por ejemplo, hay gobiernos revolucionarios en nuestra América que no llegaron al poder por vía guerrillera. No tiene ningún sentido que nosotros insistamos en proyectos que han cambiado, que son otros. Repito, hay gobiernos revolucionarios en la América Latina que por otras vías llegaron al poder. Y aunque la revista no es en absoluto un mero reflejo de los ideales políticos que se han estado manteniendo, ha vivido dentro del espíritu correspondiente.

»Por eso, cuando se me pregunta qué marca hoy la diferencia con respecto a otros años, tengo que decir que los años son muy diversos y distintos y por tanto la revista tiene que cambiar obligadamente para seguir siendo una revista válida. ¿Cómo valoro la revista en su relación con su campo intelectual? Durante cincuenta años ha habido muchos cambios no solo en el orden político, sino en el orden cultural todo, y la revista ha ido cambiando en la medida en que las exigencias lo han requerido».

¿Alguna vez le inquieta la perspectiva de haber abandonado parcialmente su actividad “creadora” para enfrentar el cotidiano reto de dirigir una revista, una institución cultural como la Casa de las Américas, la Academia Cubana de la Lengua y sus deberes en el Consejo de Estado?

—Entiendo que la mayor parte de mis actividades no escriturales, por así decir, forman parte también de mi actividad creadora. Creo que dirigir una revista como Casa de las Américas es una actividad cultural creadora. Pensemos en José Lezama Lima, quien durante doce años dirigió la revista Orígenes y había dirigido antes las revistas Espuela de Plata y Nadie Parecía. No es dable separar la labor “creadora” de Lezama de su labor al frente de esas revistas. Hubo una revista inolvidable en nuestra América, Repertorio Americano, que el costarricense Joaquín García Monge dirigió durante cuarenta años. Gran parte de la tarea intelectual de García Monge fue haber dirigido esa revista.

»Esto es válido para la dirección de la revista Casa y para la presidencia de la Casa de las Américas, la cual cuenta con un formidable equipo. La Academia Cubana de la Lengua es cosa distinta. Es una entidad de la que soy director, pero las tareas se distribuyen entre casi todos, si no todos los miembros. Y en cuanto al Consejo de Estado, afortunadamente tal Consejo es muy amplio, con muchos compañeros. Yo insistiría en lo que me parece fundamental de mi trabajo no escritural: la presidencia de la Casa de las Américas y la dirección de la revista. Siento que son manifestaciones de mi labor creadora también».

En una entrevista publicada este año (www.miradasalsur.com), aseguró no sentirse tentado a escribir un autorretrato. Apuntó, no obstante, que si tiene figura de Quijote, por dentro tiene más de Hamlet. ¿Qué razones lo acercan más a este último personaje?

—Hamlet es, en la literatura mundial, la encarnación por excelencia de la duda. Bertolt Brecht escribió su famoso poema “Loa de la duda”, y creo recordar que a Marx le atraía dudar de todo. Pertenezco a la familia de los dudadores.

En esa misma entrevista, interrogado sobre algún conjuro contra la nostalgia de lo perdido, confiesa que “existe la satisfacción de vivir entre seres amados y la esperanza de ir a encontrar, aun en la vejez, cosas nuevas: amistades, experiencias”. ¿Nos revelaría algunas de esas experiencias “conjuradoras” más recientes?

—Antonio Machado escribió que “se hace camino al andar”. No tengo metas prefijadas, pero al ir andando van apareciendo esas metas. Ochenta años es una edad muy numerosa. Cuando era un muchacho y pensaba, no ya en los ochenta años, sino en el año 2000, no se me ocurría que iba a estar en él. Pero las tareas sobre las que se me preguntó me obligan constantemente a estar estableciendo nuevos criterios, nuevas metas. Es difícil señalarlas desde ahora, antes de que yo haga camino al andar.

En poesía, a veces da la impresión de que se escribe hoy de una manera “demasiado estudiada”. Usted, sin embargo, asegura que nunca ha podido proponerse escribir un poema. ¿Cómo nace un poema?

—Schiller dijo que él sentía que se iba formando una música en su interior, y era señal de que iba a escribir un poema. A mí me gustó mucho esa observación. No sé cuándo voy a escribir un poema, pero siento algo que puede ser la música de la que hablaba Schiller. Siento algo que se va a convertir en un poema. Repito que no puedo proponerme escribir un poema. Puedo pasarme mucho tiempo sin escribir un poema y de repente, en un fin de semana, escribir todo un cuaderno de poemas, como me ocurrió con un cuaderno que se llama Historia antigua y que fue escrito casi todo de un tirón. Sé que hay poesía, como dicen ustedes, demasiado “estudiada”. Ese no es mi caso en absoluto. Escribo ensayos que sí puedo proponerme escribir, pero no un poema. Los poemas vienen cuando ellos quieren.

Los escritores a menudo hablan de un mecanismo de decantación “natural” en sus obras. ¿Pudiera revelarnos algunas de sus claves en ese proceso?

—Borges decía que un escritor, cuando es joven tiende a ser barroco, y cuando madura tiende a ser sencillo. Ello me recuerda a José Martí, quien en su madurez escribió sus Versos sencillos. Esta última palabra no se puede traducir fácilmente a otro idioma, porque cuando se traduce al inglés, por ejemplo, como “simple” —pues la palabra “sencillo” no existe en inglés—, no se acierta, porque esos versos no son en absoluto simples. Son extraordinariamente complejos. La madurez, por tanto, implica sencillez, pero en el sentido de los Versos sencillos de Martí.

»Cuando era muy joven y empecé a escribir mis poemas, ellos eran muy verbosos. Hay un pasaje de la novela de Joyce Retrato del artista adolescente en que el protagonista, Stephen Dedalus, de repente empieza a escribir palabras que le atraían y entre ellas estaba la palabra “cáncer”. Evidentemente, no era el sentido de la palabra lo que le atraía, sino la música de la palabra. Creo que eso le pasa a todo escritor joven. Yo al principio era muy verboso, y a medida que ha ido pasando el tiempo he ido madurando, utilizo las palabras justas. Ni más ni menos».

El prólogo a la antología de Jorge Luis Borges editada por la Casa y preparada por usted, es un ejemplo de inteligencia y honestidad intelectual. Siendo Borges un declarado enemigo de la Revolución Cubana y ocupando usted un lugar importante dentro de la cultura de nuestro país, puso por delante la inmensidad literaria de Borges y la urgencia de su publicación en Cuba. ¿Cómo ha logrado conciliar esas afinidades y divergencias en la política y en la literatura con otros escritores?

—Eso me lleva más atrás de la entrevista con Borges. Soy de los que creen que sigue muy vigente la dualidad izquierda-derecha en la política, pero no en las artes. Creo que no hay arte de derecha y arte de izquierda. Eso ha sido trabajado muy bien por el gran pensador hispanomexicano Adolfo Sánchez Vázquez. Otra cosa es el uso que se pueda hacer de una manifestación artística a favor de una u otra posición política.

»Pero a mí no se me ocurriría decir a propósito de Borges —a pesar de los disparates que dijo en el orden político— que su obra literaria es de derecha o de izquierda. Es buena, muy buena, excelente. Por tanto, había que rescatar para nosotros, para nuestro ámbito, una obra tan valiosa como la suya. A pesar de los disparates políticos que él dijo. Tuvo una virtud, y es que esos disparates no los dijo en su obra literaria. Eran declaraciones que él hacía, a veces muy agresivas, a veces pueriles. Pero su obra literaria no está manchada por esas posiciones políticas. No tendría ningún sentido prescindir nosotros de enriquecernos con esa obra.

»Esa antología, que se llama Páginas escogidas de Jorge Luis Borges, nació de un encuentro que tuve con él en 1985, en Buenos Aires. Entonces no hablamos de política, sino de literatura. Si volviera a estar en esa situación, volvería a pedirle a Borges que me permitiera publicar sus páginas.

»El poeta más importante de la lengua inglesa en el siglo XX fue Ezra Pound, quien fue fascista, militantemente fascista. Borges era un francotirador, un anarquista de derecha, pero Pound era un fascista. Sin embargo, no se entiende la poesía de lengua inglesa en los últimos tiempos —e incluso más allá de la poesía de lengua inglesa— si no se entiende la obra poética de Pound. Un autor como Ernesto Cardenal ha repetido muchas veces que su gran maestro poético es Ezra Pound. Después de esto, ¿qué se puede decir? Evidentemente, a partir de las ideas o posiciones políticas de un autor no se puede juzgar su obra literaria. Son dos entidades independientes.

»Hace algunos años reuní en un pequeño libro trabajos sobre poetas y sobre poesía que había escrito y lo llamé La poesía, reino autónomo. Creo que el arte es un reino autónomo. No puede ser juzgado a partir de las creencias políticas, religiosas, deportivas, sexuales, etcétera, de un autor. Sencillamente, tiene un valor en sí mismo y hay que reconocer ese valor».

En más de una ocasión ha dicho que desafortunadamente su ensayo Caliban sigue vigente en el contexto latinoamericano y caribeño. Sin embargo, es evidente el cambio de signo que se ha producido en la región impulsado principalmente por la revolución bolivariana. Usted ha sido testigo de momentos similares en el continente: la violentada Revolución de Allende, la sandinista y otros movimientos importantes. Teniendo como telón de fondo esa experiencia, ¿cómo valora el papel del intelectual y dónde lo sitúa hoy en este “cambio de época”, como lo ha denominado Rafael Correa? ¿Cómo es más útil el intelectual?

—Voy a explicar por qué he dicho que desafortunadamente Caliban sigue vigente. En un momento dado, el gran orador ateniense Demóstenes produjo una serie de discursos contra Filipo, rey de Macedonia, padre del que sería Alejandro Magno, alertando que constituía un peligro muy grande para Atenas. Esos discursos de Demóstenes, que se aprecian mucho, se dieron a conocer con el nombre de Filípicas. Ellas se leen hoy sin relación ninguna con la situación de Filipo. Eso pasó hace más de dos mil años. Sin embargo, se siguen leyendo por su valor literario, ya no por el valor político que tuvieron en su momento.

»Pienso que esto es válido para otras obras. Por ejemplo, es triste que “Nuestra América”, de José Martí, tenga tanta vigencia, porque eso quiere decir que la situación que estamos viviendo ahora se parece mucho a la situación que vivió Martí. ¡Qué bueno que algún día se pueda leer “Nuestra América” como las Filípicas de Demóstenes, por que ya no exista el imperialismo, porque ya no exista la situación que vivimos! A eso me refería cuando dije que me gustaría que Caliban perdiera actualidad coyuntural, política, y se convirtiera en un texto puramente literario. Desgraciadamente, no es así.

»En cuanto a otra parte de la pregunta, hay que tener en cuenta que la palabra “intelectual” es una palabra muy amplia, sobre la que escribió con su habitual agudeza Antonio Gramsci. Entre sus Cuadernos de la cárcel hay uno que se llama Los intelectuales y la organización de la cultura y allí de alguna manera define lo que es un intelectual. En primer lugar, dice que hay seres humanos intelectuales, pero no los hay no intelectuales. La faena intelectual es propia de los seres humanos. En algunos, se especializa esa faena.

»Pero cuando Gramsci habla de intelectuales no se refiere solo —como se suele hacer por error— a escritores y artistas. Habla también de sacerdotes, de dirigentes políticos, de maestros, de científicos, de técnicos. Todos ellos son intelectuales. Tomado así, en un sentido amplio, el término, me parece evidente que hay intelectuales —aquí sí— de derecha y de izquierda. Aquí sí existe esa dualidad política. Hay intelectuales que trabajan a favor de la derecha y hay intelectuales que trabajan a favor de la izquierda. A mí los que más me interesan, como es natural, son los que trabajan a favor de la izquierda. En el caso concreto de estos movimientos que usted menciona, la Unidad Popular de Allende, el triunfo sandinista en Nicaragua, la Revolución Bolivariana en Venezuela, la Revolución Ciudadana en Ecuador, la revolución de Evo Morales en Bolivia, etcétera, me parece que los más valiosos intelectuales son aquellos que se ponen al servicio de estas causas justas, que han trabajado o trabajan en favor de estos procesos revolucionarios. Es muy complejo, pero así veo las cosas. Hay intelectuales de derecha que no carecen de valor, pero su valor político es negativo.

»Me gusta mucho que ustedes citen aquí lo que el presidente ecuatoriano Rafael Correa llamó “cambio de época”, más que una época de cambio. Creo que la América Latina vive ese cambio de época. Lo que sucedió con nosotros al principio de la Revolución Cubana está ocurriendo ahora, cincuenta años después, en otros países de nuestra América. Creo que los mejores intelectuales colaboran en esa magna faena que implica un cambio de época».

Desde esos movimientos en el poder, ¿cómo usted ve la utilidad de ese intelectual, de su participación?

—Eso ha sido en Cuba objeto de mucha meditación. Incluso, como sabemos, a mediados del año 1961 hubo una reunión de escritores y artistas cubanos con dirigentes de la Revolución, donde se habló muchísimo. Desgraciadamente no se han conservado, que yo sepa, las transcripciones de lo que allí se dijo. Lamento mucho que así sea. Fidel pronunció al final el memorable discurso que se ha conocido como “Palabras a los intelectuales”, y son en realidad “Palabras a los escritores y artistas”. Incluso este discurso tan importante no se entiende del todo porque allí se alude a intervenciones de escritores y artistas cuyas transcripciones no existen. A ese discurso le falta ese contexto.

»Allí dijo Fidel palabras que se hicieron muy famosas, como aquellas de que “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada”. No, como se ha dicho equivocada o malignamente, “fuera de la Revolución”, sino “contra la Revolución”. “Dentro de la Revolución todo” ¿qué quiere decir? Quiere decir que hay un amplísimo campo de trabajo para los escritores y artistas, Y quiere decir también que la crítica hecha dentro de la Revolución es válida. Cuando un revolucionario critica aspectos de la Revolución que considera negativos no está contra la Revolución. Está dentro de la Revolución, si es un revolucionario consecuente.

»Nosotros hemos vivido cincuenta años en los cuales se han hecho maravillas a nombre de la Revolución, y también se han cometido errores. Por ejemplo, las UMAP —Unidades Militares de Ayuda a la Producción—. En aquel momento, un grupo de escritores y artistas, entre los que me encontraba, entendimos que eso era un error y estuvimos contra ese error dentro de la Revolución. De los escritores y artistas que entonces nos reunimos recuerdo a Julio García Espinosa, Lisandro Otero, Sergio Corrieri, Tomás Gutiérrez Alea.

»Pasado el tiempo, Titón derivó de esas posiciones su excelente película Fresa y chocolate. No sospeché que se iba a producir un hecho artístico de tanta relevancia. Tengo algunos poemas de aquella época que tienen que ver con eso, pero los poemas son a menudo casi misteriosos, casi clandestinos. En cambio la película tuvo gran difusión. Por tanto, una vez hecha poder la Revolución el intelectual revolucionario además de participar en las mil tareas de creación, está no ya en el derecho, sino en el deber de señalar los aspectos que considere negativos en la Revolución, para fortalecerla, no para debilitarla».

En estos días ha recibido muchos homenajes por sus ocho décadas de vida. En más de una ocasión ha confesado que no se siente como un hombre de esta edad. ¿En qué desafío o dilema personal lo coloca la llegada de sus ochenta años?

—Jean Cocteau afirmó: “Lo malo de la vejez es que se permanece joven”. Por otra parte, Borges escribió que con los años el animal ha muerto o casi. La arquitectura material se va desvaneciendo. Según se colige de lo que expresó Borges, si el animal ha muerto o casi, es que somos prácticamente solo espíritu. Hay algo de eso, y algo de la frase de Cocteau. Digamos que el cuerpo está casi muerto pero se tienen ojos y los ojos siguen viendo, y lo hacen con la pasión de un joven.

»Debo decir que con motivo de estos homenajes que he recibido al arribar a mi numerosísima edad, he pensado que se quiere saber lo que van a decir de uno, después de muerto, los que nos quieren. Bueno, gracias a esta serie de homenajes, ahora que el animal ha muerto o casi, he sabido lo que quienes me quieren van a decir de mí después».

Mi homenaje a José Saramago



Te recordaré como un buen tipo y por sobre todo por haber tenido muchos cojones a la hora de expresar tus pensamientos o críticas en medio de un mundo hipócrita...

Níkolas Stolpkin | Para Kaos en la Red | 18-6-2010 a las 22:51
www.kaosenlared.net/noticia/mi-homenaje-a-jose-saramago

¿Sabes José? La primera vez que escuché tu nombre fue después de que hubieras recibido aquel premio Nobel de Literatura. No recuerdo bien desde qué año empecé a escuchar tu nombre, pero siempre que te nombraban se encargaban de poner aquel sello de “Premio Nobel”.

No le di mucha importancia a tu nombre, pensaba que eras un Nobel más deambulando por aquí y por allá. Únicamente sabía que eras un novelista. Más allá de eso no sabía nada más, además porque quizá en esos tiempos tenía un comportamiento infantil, hostil hacia toda literatura o a poder agarrar un libro. Pero pasó el tiempo hasta que superé aquel comportamiento infantil y tu nombre seguía dando vueltas por aquí y por allá. Y un día me enteré de tus certeras críticas al Estado de Israel y nos enteramos de tu apoyo al heroico pueblo palestino. A partir de ahí, dentro de mí ya dejabas de ser aquel “premio Nobel” simple. Ahora eras más que un “premio Nobel”, eras un hombre que merecías todo el respeto que merece tener todo buen hombre.

Reconozco que nunca en mi vida he leído una novela o ningún libro de tu autoría, quizá por algún desinterés personal o por tener la percepción, quizá errada, de que tus libros en las librerías no son muy baratos que digamos, al ser tu nombre un “premio Nobel” y al estar en la primera plana de los medios. Pero espero algún día poder leer tus obras. Tu pensamiento con respecto al pueblo palestino será suficiente para, en lo personal, tener algún acercamiento a tu obra. Más aún si naciste en el seno de una familia humilde, campesina, y tuviste una educación autodidacta.

Tu muerte me agarró por sorpresa ¿qué puedo decir? Ni siquiera sabía que estabas enfermo. Dicen que te has muerto de “leucemia”.

Sin duda que te lloverán homenajes, ya sabido de tu deceso. Y te lloverán homenajes muy merecidos por parte de personas que te quieren y respetan mucho como escritor o como persona. Yo soy el menos indicado para hacerte un homenaje. Pero este simple homenaje lo hago porque me agradaste, sinceramente.

Te recordaré como un buen tipo y por sobre todo por haber tenido muchos cojones a la hora de expresar tus pensamientos o críticas en medio de un mundo hipócrita que acostumbra a callar cuando no se debe callar y acostumbra a hablar cuando no se debe hablar.

Gracias José Saramago

Desempolvemos una conversación que sostuvo José Saramago con José Vericat, colaborador para la BBC, en el año 2002, cuando José Saramago viajó a territorio palestino.

-¿Que propósito tiene su visita?

La intención ha sido de enviar aquí una delegación de miembros del Parlamento Internacional de Escritores para manifestar solidaridad a los narradores, poetas, dramaturgos palestinos.

-¿Que puede tener este conflicto palestino-israelí de particular?

Vamos a ver, esto no es un conflicto. Podríamos llamarlo un conflicto si se tratara de dos países, con una frontera y dos estados con un ejército cada uno.

De lo que se trata es de una cosa completamente distinta: Apartheid. Ruptura de la estructura social palestina por la imposibilidad de comunicación.

-¿Qué piensa de Israel?

Un sentimiento de impunidad caracteriza hoy al pueblo israelí y a su ejército. Se han convertido en rentistas del holocausto. Con todo el respeto por la gente asesinada, torturada y gaseada.

Los judíos que han sido sacrificados en las cámaras de gas quizás se avergonzarían si tuviéramos tiempo de decirles cómo se están portando sus descendientes.

Porque yo pensé que esto era posible; que un pueblo que ha sufrido debería haber aprendido de su propio sufrimiento. Lo que están haciendo con los palestinos aquí es en el mismo espíritu de lo que han sufrido antes.

Yo creo que ellos no conocen la realidad. Todos los artículos que aparecieron en contra mía han sido escritos por personas que no han ido nunca a saber cómo viven los palestinos, es decir ellos no quieren saber lo que está pasando aquí.

Sería lógico que estuvieran aquí los cascos azules. Pero el gobierno israelí no lo permite. A mí lo que me indigna, y no puedo callarme, es la cobardía de la comunidad internacional que se deja callar.

Ni siquiera hablo de Estados Unidos, del lobby judío, de todo eso que es más que conocido. Hablo de la Unión Europea. Europa, la cuna del arte, de la gran literatura, todo eso. Y todos asistiendo a esto, a este desastre y nadie interviene.

-¿A usted le sigue pareciendo pertinente la analogía entre el sufrimiento de los palestinos hoy en día y el sufrimiento de los judíos que tuvo lugar durante el régimen nazi y en particular los campos de concentración?

Eso de Auschwitz ha sido evidentemente una comparación forzada a propósito. Una protesta formulada en términos habituales quizás no provocaría la reacción que ha provocado.

Claro que no hay cámaras de gas para exterminar a los palestinos, pero la situación en la que se encuentra el pueblo palestino es una situación concentracionaria. Nadie puede salir de sus pueblos.

Yo lo he dicho y dicho está. Pero si a vosotros os molesta mucho eso de Auschwitz yo puedo sustituir esa palabra y en lugar de decir Auschwitz digo crímenes contra la humanidad. No es una cuestión de más víctimas o menos víctimas, no es una cuestión de más trágico o menos trágico, es el hecho en sí.

Esto que está pasando en Israel contra los palestinos es un crimen contra la humanidad. Los palestinos son víctimas de crímenes contra la humanidad cometidos por el gobierno de Israel con el aplauso de su pueblo.

-¿No cree que sus declaraciones tienen un efecto contraproducente?

Aquí no hay ningún efecto contraproducente. Hay críticas y hay críticas. Hay críticas que son conocidas y por lo tanto no tienen ningún efecto, es decir, se hacen y se repiten infinitamente.

¿Qué piensa sacar de su entrevista con la parte israelí?

No espero mucho. Aquí se ha dicho que yo era víctima de, además de mi ignorancia histórica, de la propaganda barata de los palestinos. Yo contesté que, suponiendo que soy realmente víctima de la propaganda barata de los palestinos, tengo que decir que prefiero eso a ser cómplice de la propaganda cara de Israel.

¿Qué ha escrito usted que tenga más relevancia con este conflicto?

Una novela que yo publiqué hace cinco o seis años, Ensayo Sobre la Ceguera, ha vendido aquí sesenta mil ejemplares. Hasta estos días yo era aquí bestseller. Ahora mis libros están siendo retirados de las librerías.

Es una novela que narra cómo todo el mundo se vuelve ciego. Porque mi opinión es que todos somos ciegos. Ciegos porque no hemos sido capaces de crear un mundo que valga la pena. Porque este mundo como está y como es no vale la pena.

Esa sí que podría tener [relevancia] si los políticos se interesaran por la literatura. Si hay algo sobre lo que reflexionar es sobre la capacidad que tenemos, o que no tenemos finalmente, de inventar un modo de relación humana donde el imperador sea el respeto humano y el respeto al otro.

¿Cuál es el papel de la literatura en este conflicto?

Ninguno. Esa idea de que los escritores tienen que salvar el mundo… Ya nos gustaría, claro está. Si fuera por el arte y todo lo que hemos hecho de hermoso en el pasado, si eso sirviera para algo, no estaríamos como estamos.

La intervención que los escritores puedan y deben tener es por el hecho sencillo de que son ciudadanos. Claro que también son escritores. Si se nos pide algo, o por iniciativa nuestra tenemos algo para decir, lo escribimos. Pero además de tener lo que tengamos para decir, también hay lo que tenemos para hacer. Y el hacer es intervenir en la vida no sólo del país de uno sino también del mundo.
http://stolpkin.net/

Jamás nos conformaremos con media Revolución

Si hay cansancio, jubílese; pero no se convierta en freno, no se convierta en obstáculo, no se convierta en estorbo. Hay mucho que hacer y esta tarea es de revolucionarios. No basta con haber sido revolucionario ayer, hay que saber ser revolucionario hoy, hay que saber ser revolucionario mañana. Y hasta, incluso, se puede ser revolucionario no estorbando, no estorbando.

Vengan nuevos cuadros, vengan nuevas generaciones de hombres; promuévanse los más aptos; no se aferre nadie a los honores, ni a los cargos; que eso siempre ha costado muy caro a los pueblos. Vengan nuevas generaciones mejores que nosotros, vengan nuevas generaciones más aptas que nosotros, que gustosamente les iremos dando el puesto de vanguardia; pero lo que no dejaremos de ser jamás, jamás dejaremos de ser revolucionarios; jamás nos conformaremos con media Revolución, jamás nos resignaremos al mínimo, sino al máximo, jamás nos detendremos en la mitad del camino.

Creemos que tenemos el derecho a llamarnos revolucionarios, pero no lo tendremos cuando renunciemos a marchar hacia delante.

(Fidel, el 28 de septiembre de 1966)

Santiago Feliú: “Soy más bien un jovenzote calmado”



viernes, 04 de junio de 2010

"Entonces señores sencillamente no, no y no a la guerra, voy a cantarles una canción que habla un poco de eso: ‘Alto al fuego’”. Este es Santiago Feliú, sus palabras y su lucha militante a través de la música.

Él le canta “al-para-por” el amor a la identidad, el encuentro con el otro, “la palabra precisa, la sonrisa perfecta”; diría uno de sus compañeros de ruta y movimiento, Silvio Rodríguez. Porque Santiago, joven y talentoso, es uno de los nombres que resuenan -y fuerte- engarzado al concepto de la Nueva Trova Cubana; que antes hicieran nacer Silvio, Pablo Milanés, Vicente Feliú (su hermano), Lázaro García, entre otros.

Ahora es él, junto a talentosos exquisitos -como Frank Delgado, que supo venir a Mendoza hace unos cuantos años; a cantar en el que era el Soul de calle San Juan) o Gerardo Alonso-, el que ha tomado la posta heredada de esos gigantes músicos y maestros.

Y, como aquellos, va con su guitarra por el mundo azuzando hasta los oídos más necios. Es que, señores, es imposible sustraerse a la dulzura poética de “Rosario”, “Rocanrolito de fulanito y menganito”, “En este barrio” o “Esta mañana”; canciones que navegan por el alma de sus discos.

Desde aquel 1986 en que salió “Vida”, el primer álbum de Santiago Feliú, ha corrido mucha tinta y pentagramas por su historia; todos ellos cristalizados en una extensa colección de registros: “Trovadores” (que grabó en vivo, en nuestro país; junto a León Gieco, Juan Carlos Baglietto o Fito Páez entre muchos convidados), “Para Mañana” (también grabado en Argentina en el ‘88), “Náuseas de fin de siglo”, “Ansias del alba”, “Futuro inmediato”, “En vivo” (con el trovador Noel Nicola) y “sin Julieta (2002).

Fue a los 16 años que Santiago comenzó su ruta de integración a este nuevo movimiento de trovadores cubanos y, para perpetrar hacia el infinito el camino de la utopía es que tuvo un hijo (Adriano) al que sumó a las filas de combatientes de guitarra en mano.

Con esas armas, adiestradas bajo un sonido más minucioso en sus melodías, es que Santiago Feliú llega hasta Mendoza para participar, mañana, del “Festival del Cantar Opinando”; que organiza la Dirección de Derechos Humanos de Godoy Cruz.

Aquí el hombre apunta pareceres, sobre la música y su mirada del mundo, antes de llegar al concierto en el que, sin lugar a dudas, hemos de aplaudirlo a rabiar.

- ¿Cómo ves la evolución La Nueva Trova?

- En esencia, yo soy un trovador surgido en un país como Cuba, lleno de musicalidad, lleno de son y de canción. Luego, con los viajes empecé a oír diferentes sonidos que existían regados por el mundo. Noel Nicola fue quien me hizo escuchar por primera vez a Jethro Tull, Bob Dylan, Cat Stevens, Paul Simon y Jimmy Hendrix, entre otros. Me entraron y me sacaron mi veta rockera. Luego, descubrir y compartir con Fito Páez, León Gieco y Baglietto, pues me la acrecentó.

Luego, la actitud y los excesos típicos de este género fueron desacelerándose con la llegada de mi hijo Adriano, en el ‘96. Ahora soy más bien “un jovenzote calmado”. Pero eso: en esencia soy un trovador con cierto rock. En cuanto a los trovadores en general, en Cuba siempre hubo y habrá. Se ha vuelto una tradición. Lo que ahora pasa es que los trovadores son más jazzeros o rockeros, pero la poesía y el sentido del humor se mantienen.

-Has estado en contacto con las ideas del movimiento zapatista, ¿creés hoy que la revolución es posible?

- Junto a mi hermano Vicente hicimos un disco dedicado a los zapatistas, que se llama “Ansias del alba”, y es del año 1997. Allí musicalicé la “Declaración de Principios del EZLN”, un poema de Marcos. Pero también fui a cantarles a los guerrilleros del M19 a sus montañas. Viví muy intensamente la situación colombiana a finales de los ‘80. Le hice la canción “Nosotros y mañana” a Carlos Pizarro, el líder del M19, con quien compartí momentos inolvidables de aquellos años y que fue asesinado siendo candidato presidencial, en plena campaña electoral.

Me gustaría pensar nuevas revoluciones, pensando e imaginando un futuro mejor para Cuba, que sólo pasa por mejorar lo que se ha hecho. De momento, y desde hace demasiado tiempo, no tenemos otra opción que la resistencia. No es alentador, pero la verdad es que “latinoaméricamente” hablando no he visto nada mejor. Somos los pobres más cultos y sanos del planeta. Mantener y desarrollar lo logrado es nuestra única y noble bandera.

- ¿Cómo se vuelcan estas ideas en tus canciones?

- Simplemente cuento mi realidad personal, la realidad social universal y, a veces, la nacional. Siempre trato de hacerlo poéticamente.