sábado, agosto 13, 2011

fidel por guayasamín

Fidel x Guayasamín
Estrella Díaz • La Habana
Fotos: Alexis Rodríguez y Cortesía de Fundación Oswaldo Guayasamín

La amistad y el respeto mutuos entre el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín y el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, son  conocidos; de ahí que en vísperas del cumpleaños 85 del Comandante, la Casa cubana del “pintor de Iberoamérica” ha organizado una singular muestra —inaugurada el jueves último— que desde todos los ángulos reverencia la entrañable relación entre el artista y el estadista. 
Según comentó en entrevista exclusiva a La Jiribilla, Aliana Martínez, actual directora de la Casa Guayasamín (Obrapía No. 11 e/ Oficios y Mercaderes, La Habana Vieja), la exposición —titulada A Fidel de Guayasamín—  es un recorrido por toda la obra de retratística de Guayasamín a Fidel.
“Hay que recordar que el Comandante a lo largo de toda su vida solamente posó para Guayasamín y lo hizo en cuatro ocasiones. En esta muestra se exhiben tres retratos porque el primero, realizado en 1961, desapareció y contamos —en sustitución— con  la fotografía que conserva y guarda para la memoria el momento de la entrega de ese primer original. Se exhiben los retratos realizados en 1981 y en 1986 y el último que fue cuando el 70 cumpleaños del Comandante. Además, la exposición la conforman algunos obsequios que le hizo Guayasamín a Fidel —ya sean grabados, libros u otros originales como “La niña azul”, lienzo de 1:20 x 1:20 que pertenece a los fondos de la Casa.

"La niña azul", 1990
Desde la perspectiva de estudiosa de las artes plásticas, ¿cuál considera que es la mayor virtud de estos retratos?
Cada cuadro tiene su peculiaridad, sus especificidades y su momento histórico. En el primer retrato —aunque lo que tenemos es una fotografía de la revista Bohemia— podemos ver un Fidel vigoroso, o sea, al barbudo que era en el año 61, con toda su expresividad. A pesar de que la foto es en blanco y negro, se puede notar  la excelencia  de la pincelada, la firmeza del trazo —insisto en que el propio pintor era un hombre joven.

Entrega del primer retrato. Fotografía publicada en Bohemia en 1961
El retrato de 1981 corresponde al año que Cuba comienza una suerte de “cruzada internacional de lucha contra el pago de la deuda externa” por parte de los países latinoamericanos, y es otro el tratamiento que  Guayasamín le da a Fidel. En ese retrato —aunque continúa la imagen quijotesca que veo reiterada en las otras piezas—, se aprecia un delicado tratamiento en la barba, que es como el continente sudamericano y tiene un gran simbolismo y un interesantísimo juego del color.

"Retrato a Fidel", 1981
En el retrato de 1986 —cuando el cumpleaños 60 de Fidel—, hay un abordaje diferente en el que predominan los tonos amarillos y aparece el desgaste, el impacto del tiempo en la persona; pero es un cuadro muy hermoso, muy vital.

"Retrato a Fidel", 1986
El último, que es el más grande, es el único retrato en el que Guayasamín no solo a Fidel, sino a cualquier otro retratado en ese período, les pinta las manos: por su fuerza, muchos coinciden en que es una obra medular. Ese óleo lo vamos a colocar sobre el mismo caballete en que fue concebido. Es decir, que es el caballete original sobre el que nació la obra y conserva, aún, los restos de pintura. Es una obra muy bien lograda y en ella se disfruta a un Fidel con 70 años con un trabajo espléndido en las manos y  pinceladas muy pensadas. Los empastes y colores logran efectos audaces de luces y sombras y convincentes texturas de la piel. Guayasamín, sin duda, es un maestro del retrato y logró captar la esencia de Fidel en los cuatro momentos en que lo pintó. En más de una ocasión, Guayasamín dijo que a la hora de hacer un retrato “le absorbe a la persona todo lo que puede” y que lo deja “como vacío” porque refleja todos sus sentimientos. Así son estos retratos.

"Retrato a Fidel", 1996
¿Esta exposición se conformó con los propios fondos de la institución?
El único retrato que no pertenece a la institución es el de 1986, que es propiedad de la Fundación Núñez Jiménez con la que Guayasamín tuvo un estrechísimo vínculo y es depositaria de una excelente y extensa colección de su obra. El pintor ecuatoriano fue una suerte de “padrino” de la expedición “En canoa del Amazonas al Caribe”. Fue él quien hizo el estandarte de esa expedición y, además, coordinó con los indígenas de la Amazonía ecuatoriana para la confección de las canoas construidas para esos fines.
¿Qué otros objetos importantes atesora la Casa y que tengan un valor patrimonial?
Tenemos una colección que por estos días está cumpliendo cinco años: se trata de una importante donación que hizo a la Casa la Fundación Guayasamín, de Ecuador, y que consta de unos 50 grabados distribuidos por todos nuestros salones a manera de diseño museográfico de la institución. Las colecciones de este tipo de museo —especialmente el nuestro— se nutren de la colección Fidel Castro y de la colección Raúl Castro, que parten de las donaciones que les hacen a los jefes de estado y, posteriormente, su destino es llegar a los museos.

"Cabeza de niña", 1982
Uno de los aspectos más interesantes de esta colección es que está muy bien curada, muy bien escogida porque aborda distintas etapas del maestro: es como si poseyéramos los lienzos llevados a la obra gráfica. Tenemos, también, una excelente colección de artesanía ecuatoriana que ha sido donada, fundamentalmente, por la Fundación Guayasamín. En la parte documentalística, contamos con un tesoro porque custodiamos todo lo que se ha hecho de la obra de Guayasamín en cuanto a documentales, cortos, películas, audiovisuales, etc., y todo ese material está en función de la comunidad y de aquellos que nos visitan y lo solicitan.
No puedo decir que custodiamos una biblioteca totalmente especializada, pero sí un fondo bibliográfico importante que, sin duda, sirve para acercarse a la obra de Guayasamín, a su vida y a la “Capilla del Hombre”, que fue su última gran obra y sueño.

Portada de libro dedicado a Fidel
Por sus características, esta Casa tiene una gran responsabilidad…
Efectivamente, no solamente por lo que nos compete en relación con la salvaguarda del patrimonio, sino por lo que nos compromete en la difusión de la obra de Guayasamín con la comunidad y su interacción.

Cuatro momentos del nacimiento de una imagen


Jorge R. Bermúdez • La Habana
Imágenes de archivo

1
Con el triunfo de la rebelión popular armada contra la dictadura de Batista, el 1ro. de Enero de 1959, se abrió un período de profundas transformaciones sociales, políticas y económicas, que implicaron de manera directa al arte y a la gráfica de comunicación en el proceso de culturizar, educar y crear una conciencia en la sociedad cubana. En lo tocante a la evolución de la imagen pictórica y gráfica relativa a los “barbudos”, estos cambios no obraron de inmediato. La fotografía de prensa, como en otros momentos de nuestra historia, fue la primera en testimoniar sobre los hechos pasados y presentes, y, al mismo tiempo, darnos la imagen de sus protagonistas, en particular, las de Camilo, Che y Fidel. Este fue el núcleo visual de todo desarrollo iconográfico posterior tanto en la plástica, como en la gráfica de comunicación de asunto político. La preeminencia del credo abstracto en la pintura de vanguardia en el primer trienio de revolución, y el cúmulo de las urgencias comunicativas demandadas a la gráfica por el diario acontecer revolucionario, pospondrían para los años subsiguientes cualquier interés renovador en lo que a la representación visual de sus líderes respecta. En consecuencia, las publicaciones periódicas aún hicieron uso de los referentes visuales —fotográficos y pictóricos— más emblemáticos del período republicano, a manera de complemento de los contenidos informativos del acontecer del momento. Entre estos, cabe destacar la representación pictórica de Fidel Castro utilizada en la portada de Bohemia, del 11 de enero de 1959, correspondiente a la primera parte de la llamada Edición de la Libertad, con una tirada de un millón de ejemplares. En dicha representación pictórica, el referente utilizado fue una de las tantas fotos hechas a Fidel en la Sierra Maestra por los diferentes corresponsales de prensa que ascendieron el macizo montañoso oriental para dar fe de la existencia de la guerrilla. Sin embargo, el ilustrador, quizá, llevado por el sentir y el decir popular del momento, que creía ver en el líder del Movimiento 26 de Julio una representación de Jesús —otro tanto sucedió con la imagen de Camilo—, o de un dios griego, por su perfil helénico, la concibió idealizada; particularidad expresiva que se vio reforzada por una atmósfera crepuscular, donde dominan los tonos cálidos, y la mirada del retratado elevada al futuro.  
2 
Desde el triunfo insurreccional, los fotógrafos cubanos, profesionales o aficionados tuvieron un mismo punto de vista: la Revolución. Sin embargo, debe observarse que este “caso insólito de coincidencia temática”, como lo calificara la investigadora cubana María Eugenia Haya, fue tan heterogéneo en su expresión como la formación y trayectoria profesional de los fotógrafos llamados a expresarlo. Las primeras imágenes de Fidel, Raúl, Camilo y Che, como las de Frank País, José Antonio Echevarría, Fructuoso Rodríguez y otros dirigentes y mártires de la Revolución, que sirvieron de apoyo o complemento informativo a editoriales, artículos, entrevistas en las diversas publicaciones periódicas nacionales y extranjeras, fueron fotográficas. Tales fotos —las mejores—, como las tomadas a edificios, calles, plazas y montañas, que por su interés histórico llegaron a ser contextos emblemáticos de la geografía urbana y rural de la insurrección empezaron a conformar el núcleo visual de la iconografía revolucionaria. Simultáneamente, una gráfica comercial, además, de popular, se servía de las referidas imágenes y disímiles técnicas manuales y mecánicas de impresión  y reproducción gráficas para ilustrar pañuelos, postales, textiles, vajillas, chapones, almanaques, etcétera. En todos los casos, esas representaciones gráficas eran deudoras de la imagen fotográfica, y constituyeron las primeras por las cuales el ciudadano común hizo suyos a perpetuidad los héroes y lugares históricos con los que tenía una mayor identificación vivencial y sentimental.    
3 
También en el mercado de la iconografía revolucionaria hubo hábiles dibujantes, los que se sirvieron de las fotografías más aceptadas por el gusto popular para reinterpretarlas como dibujos idealizados o alegóricos en portadas de revistas, periódicos y postales… La ilustración más exitosa relacionada con esta línea de creación, presentó el rostro idealizado de Fidel, bañado por una luz cenital, a semejanza del Sagrado Corazón de Jesús: la imagen más recurrente en la tradicional iconografía religiosa del hogar cubano de entonces. Dicha ilustración fue reimpresa sobre diferentes soportes y difundida por casi todos los medios gráficos, al punto de llegar a perder la carga de idealización que ostentara en su versión impresa inicial. El ejemplo más notable de este tipo de representación, se relaciona con la calcomanía concebida para identificar a las familias revolucionarias, en cuyo texto base se leía: “Esta es tu casa, Fidel”.      
4
En la madrugada del 1ro. de Enero de 1959 —Cuba siempre ha tenido una historia de amaneceres—, Eladio Rivadulla Martínez fue despertado por el timbre del teléfono, apenas eran las 2:00 a.m. Al responder, oyó una voz amiga que le dijo: “—Eladio, el hombre huyó. —¿Quién huyó?”, inquirió con voz gangosa el serígrafo. “¡Batista!, coño… ¿quién va' ser?” Como todo cubano que se enteró entonces de la huida del cubano, ya no pudo dormir más. Entre las imágenes que tenía escondidas de Fidel Castro, seleccionó una de las fotos que cubrieron el artículo del periodista Herbert L. Mathews, del New York Times, durante su memorable entrevista al líder guerrillero cubano en la Sierra Maestra, en 1958. La dibujó y caló en formato de 92 x 67 cm. Doscientas veces pasó la espátula sobre la seda: dos tiradas: una por color (rojo y negro). Al amanecer, junto con las primeras manifestaciones de júbilo del pueblo habanero, también estaba el primer cartel político de la Revolución Cubana. Por más señas, el cartel reunía algunas de las características que luego distinguirían al mejor cartel cubano, a saber: uso del referente fotográfico, dibujo simple y de contornos precisos, tratamiento del color con un valor simbólico, empleo de la técnica serigráfica y tipografía de palo seco. Por único texto: 26 de Julio, en altas y bajas; Fidel Castro, en altas. 
Estos “momentos” han sido tomados de los textos La imagen constante: el cartel cubano del siglo XX y Antología visual de José Martí.

dos anécdotas con fidel castro..

Dos anécdotas en mi memoria
Liborio Noval • La Habana
Fotos: Cortesía del autor

Te lo ganaste 
El 12 de agosto de 1996, en el Palacio de los Capitanes Generales, en La Habana Vieja, se presentó la exposición fotográfica 100 Imágenes de la Revolución Cubana, llevé una foto de cuando Fidel estaba entrando a la Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias, Colombia, a la que iba vestido con una guayabera. Fue una sorpresa para todos nosotros, yo quería que él me firmara la foto, si iba a la exposición, para tener un recuerdo de ese día especial y, efectivamente, llegó, y enseguida dijo que se quería retratar con los fotógrafos que habían participado en la exposición. Al final de la foto colectiva le pedí que me autografiara la foto, lo hizo y preguntó la fecha, al decirle que era 12 de agosto, la firmó el 13 (día de su cumpleaños) y me dijo: “Te adelanté el cumpleaños, te lo ganaste” Ya te podrás imaginar lo que sentí. La tengo en un lugar particular en mi casa. 

Llegada a la Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias
Me gusta la foto 
La segunda anécdota fue con la portada del libro Instantáneas donde aparece Fidel con espejuelos en la frente y un tabaco en la mano, la foto fue tomada en el Valle de Caujerí en Guantánamo, en 1977. El libro estaba en preparación en 1998, y esa foto fue la escogida para la portada. En agosto de ese año, en Ginebra, a Fidel le impusieron una medalla de la Organización Mundial de la Salud por haber renunciado públicamente a fumar, en su discurso de agradecimiento él explicó el daño que hace para la salud fumar, y así estuvo un largo rato, yo estaba haciendo fotos en un balcón del Palacio de las naciones y al oírlo pensé: “Se me jodió la portada del libro”. Al llegar a La Habana, dije en el Instituto del Libro que debían cambiar la portada, me contestaron que ya no había tiempo, pues el libro estaba en Italia para la impresión. 
El 12 de octubre de 2000 nos reunimos con Fidel, los fotógrafos Raúl Corrales, Korda, Roberto Salas y yo, para conversar sobre fotografía y hacer distintas anécdotas. Le enseñé el libro y le manifesté mi preocupación, y él me respondió rápido: “¿Y qué?, si yo fumaba y, aparte, me gusta la foto”.

Imagen de portada del libro Instantáneas, tomada en Caujerí, Guantánamo
 
Anécdotas recogidas en el libro Así es Fidel, de Luis Báez.

Fidel es un gran soñador


Marilia Guimarães • La Habana
Fotos: Roberto Chile


"Reflexión", 2005
El hecho de que Fidel hiciera sus reflexiones fue muy bueno para toda la América Latina, porque él comprende muy bien cada situación. Es como un maestro dando clases sobre cada cosa que está aconteciendo en el mundo. Debería haber empezado a hacerlas mucho antes, porque la gente recurre a ellas para saber cómo está pensando Fidel con respecto a la humanidad en general o a un hecho específico, como la guerra en Libia o la situación de América Latina.  
El mundo entero sabe, hasta el imperialismo tiene la certeza, de que Fidel es el mayor líder del siglo pasado y de este siglo. No creo que vaya a aparecer otro líder con el peso que Fidel tiene, que uno respete y que sirva de modelo, de ejemplo para nuestras vidas y hasta para gente que no tiene ningún vínculo con la política. Fidel es un gran soñador; pero todos sus sueños se hacen realidad en las batallas.

"Fidel en la Universidad", 2010

fidel: Toda la gloria del mundo cabe en un hombre


La Jiribilla
Foto: Roberto Chile

La palabra conductor es esencial en la personalidad de Fidel
Daniel Viglietti (Uruguay) 
Fidel nos enseñó un tesón y una capacidad de conducción que a estas alturas son ejemplares. La palabra conductor es esencial en la personalidad de Fidel, porque él pudo haber tenido otro rol, como el del Che, que fue la otra figura muy importante en el proceso de la Revolución. Él tuvo el rol de conducir, un rol que requiere mucho equilibrio, exigencia, formación.  
Tuve el honor de que un día él me pusiera en el pecho la medalla Haydée Santamaría y para mí fue una de las emociones más fuertes, por venir de quien venía y por aludir a quien aludía, porque Haydée fue también una persona valiosísima, entre otras razones porque fue junto con Alfredo Guevara del ICAIC, de los primeros que captaron la importancia de la Nueva Trova Cubana y tuvieron la inteligencia y la lucidez de apoyar en ese momento un fenómeno bastante joven. Esa medalla de Haydée puesta por Fidel en mi pecho, es algo para mí inolvidable.

Ejemplo vivo de la lucha, de dignidad
Cecilia Todd (Venezuela)
Es indudable que si no fuera por Fidel lo que estamos viviendo hoy en América no hubiera sido posible. Él abrió este camino al cual nos hemos pegado poco a poco los latinoamericanos. Fidel es un ejemplo vivo de la lucha, de dignidad, y le debemos, entre miles de conquistas, el haber abierto este sendero para la unidad. Latinoamérica está recogiendo lo que él sembró.
En Cuba, Paraguay y Ecuador, el movimiento Canto de Todos ha permitido el encuentro entre artistas comprometidos del continente que cada vez estamos más cercanos. Este homenaje organizado por la Fundación Guayasamín por el cumpleaños 85 de Fidel, en el que participamos muchos de los artistas del Canto de Todos, demuestra que la cultura y la música en particular, nos hacen cada día más hermanos.

El mundo que él soñó es posible todavía

Ricardo Flecha (Paraguay)

Estar hoy en Cuba, conmemorando otro aniversario de esta figura decisiva no solo en la historia de América Latina, sino del mundo entero, es honrar a quien ha hecho cosas increíbles por la humanidad. El ejemplo de Fidel no es solamente el que tiene que ver con el combate en la Sierra Maestra o con estrategias militares, sino con estrategias humanas, de sensibilidad. Si él estuvo armado en la Sierra para combatir físicamente, hoy propone la batalla en las ideas, volviendo siempre al Apóstol. Como líder que es, sabe leer los momentos, interpretar todo lo que pasa en América Latina y en el mundo. Hoy se arma hasta los dientes con la verdad y la ternura. Es lo que venimos a festejar. Venimos a darle un abrazo a través de la canción, porque el mundo que él soñó es posible todavía. 

Fidel es la voz de Cuba al mundo

Yordanka Kristova (Bulgaria)
Conozco a Cuba desde 1967 y he venido alrededor de 20 veces. Si hablo este español es por mi amor a Cuba y por la necesidad de comunicarme con los cubanos que conozco, a quienes quiero muchísimo. Esta Isla es mi segunda patria. La canción que traje para celebrar el cumpleaños de Fidel se titula, precisamente, “Serenata de la fidelidad”.  En 1972 fui traductora de Fidel en búlgaro, durante su visita a mi país. Conozco desde entonces que a él no le gustan las grandes celebraciones, pero lo hacemos desde el corazón. Desde mi país, he estado siguiendo su actividad como pensador, sus reflexiones. Me alegro mucho de verlo en tan buena forma. Uno lee lo que escribe y se da cuenta de que Fidel está al tanto de cada detalle, de cada proceso que acontece en cualquier lugar del mundo. De Cuba, internacionalmente, se sabe poco, pues conocemos que es un país históricamente atacado por sus vecinos del norte. Pero la presencia de Fidel, a sus 85 años, es la voz de Cuba para el mundo, siempre con las alertas más oportunas. Es la voz del país que ha logrado ser libre, condición casi imposible ya en este mundo.

En el siglo XXI, uno puede aún creer en la utopía porque existe Fidel

Francisco “Pancho” Villa (Chile)
La admiración por Fidel viene desde mi ser. Creo que es el personaje más importante del siglo XX y de lo que va de este, también. Es un ser humano del que se hablará eternamente, si la Tierra sobrevive a las hecatombes. Fidel es parte de la historia humana, de los momentos en que se ha tratado de proyectar, desde cualquier sitio, una vida contracorriente, más justa. Desde mi modesto talento, trato también de hacer eso; por tanto, es una especie de utopía hecha hombre. En el siglo XXI, uno puede aún creer en la utopía porque existe Fidel. 
Si su pensamiento tiene tanta vigencia en el continente nuestro y en África, especialmente, es porque su visión del mundo ha sido siempre unificadora. En cada uno de estos momentos decisivos, está la firma de Fidel. Se le sigue desde la inteligencia, pero especialmente, desde el corazón. A sus 85 años, me atrevo a decir que la influencia que tiene sobre el mundo es casi mayor que la que tuvo en los primeros años posteriores al triunfo de la Revolución. 

Cantarle a Fidel es un orgullo tremendo

Vicente Feliú (Cuba)
Cantarle a Fidel es un orgullo tremendo, es como cantarle a mi papá. A los 85 años de ese gigante, implica decirle al mundo que cantarle es seguir contando con su pensamiento, su ejemplo de revolucionario, de hereje permanente. Cantarle a Fidel es decir que los cubanos estamos con lo que él creó, aun cuando pueda un día faltarnos.

Un guía para Latinoamérica
Marcela Pérez (Perú)
Ha sido maravilloso formar parte de este caudal de amor dirigido a Fidel, organizado por gente de los cinco continentes que han venido a agradecer su ejemplo de dignidad y solidaridad, su generosidad infinita.
Después del triunfo de la Revolución Cubana, después de la creación de la Casa de las Américas, Fidel y Cuba se convirtieron en faros para el continente, sobre todo para la intelectualidad de la región.
Hoy, cuando por primera vez en mucho tiempo nuestros países se juntan a partir de un pasado común y con un futuro por construir entre todos, la estrella y uno de los más grandes guías para Latinoamérica, sigue siendo Fidel.

Chile: los estudiantes ponen al régimen contra las cuerdas


 
El presente año ha visto un florecimiento infrecuente de los movimientos populares por el número, dimensiones, diversidad de sus integrantes y veloz propagación geográfica transcontinental. Estos movimientos, casi siempre con gran participación juvenil no se sienten representados por las instituciones y los partidos políticos del sistema ni creen que estos puedan ofrecer solución a sus aspiraciones. Lo que expresa este sentimiento es el agotamiento del capitalismo, en especial del capitalismo neoliberal en su etapa agónica; no únicamente como modelo económico sino como régimen político capaz de mantener con la democracia representativa un mínimo de consenso social. Al igual que en la puerta de El infierno de Dante, en la del modelo se anuncia: “abandonad toda esperanza”. Es la horrible tragedia a la que son arrojados millones de seres humanos, ahora en los países ricos como en los pobres, entre ellos infinidad de jóvenes, grupo con frecuencia educado pero sin apenas perspectiva de lograr una vida digna.
¿Pero no era Chile el ejemplo del éxito económico y social neoliberal, a seguir por América Latina? ¿El país más estable de la región? ¿El que mejor había hecho la tarea? Pues a las protestas sociales de los últimos años -la del pueblo mapuche destaca por no haber cejado un día en la pelea-, se añade un potente y prestigioso movimiento estudiantil que ya dura cuatro meses. Demanda la educación pública de calidad, con cabida para todos los niños y jóvenes, independientemente de su condición económica, sin fines de lucro, multicultural, bajo la responsabilidad del Estado y reconocida como un derecho en la Constitución.
La dictadura pinochetista asesinó a miles de luchadores sociales, aplastó a las organizaciones populares y conculcó los derechos alcanzados en siglos de brega por el pueblo y la clase obrera chilenos. Pero no pudo asesinar las ideas, la memoria histórica, las tradiciones de lucha. Para no ir más lejos, este gigantesco movimiento lo antecedió en 2006 el de los memorables pingüinos, estudiantes secundarios que, además de las demandas económicas también enarbolaron la defensa de la educación pública. Una gran virtud de la actual movilización es agrupar con la misma demanda fundamental a virtualmente todo el estudiantado de secundaria, enseñanza técnica y universitaria, tanto de centros estatales como privados y llevar a cabo su lucha de la mano con el reconocido Colegio de Profesores y el apoyo de varios de los más importantes rectores. También haber ganado a los padres de familia, sindicatos y organizaciones populares, de modo que cuenta con un 80 por ciento de apoyo nacional según encuestas, ratificado por las cada vez más nutridas marchas que han organizado. Más de 100 000 personas en la última de ellas el martes 9 en Santiago acompañada de movilizaciones en todo el país. Los jóvenes han tenido un capaz liderazgo en Camila Vallejo, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y los dirigentes de otras instituciones de educación superior y han procesado sus demandas y respuestas a las propuestas del gobierno a través de un sistema asambleario de consulta con las bases que asegura su unidad y firme respaldo a los líderes. Por su parte el presidente Piñera ostenta la más baja popularidad de un gobernante posterior a la dictadura -26 por ciento- y más bajos andan su partido y la oposición.
Bajo Pinochet y gobiernos posteriores la educación se convirtió en un suculento negocio: un universitario debe 30 mil dólares en créditos cuando egresa. Ahora bien, la demanda estudiantil implica un cambio radical al neoliberalismo a rajatabla chileno no sólo en el campo educacional. Reconocer la educación como un derecho humano en la Constitución y no un “bien de consumo”, como la califica Piñera, exige un vuelco conceptual en el Estado, que tendrá que financiarlo. Para lo que deberá elevar exponencialmente los impuestos a las empresas del cobre, o renacionalizarlo, como ya se reclama en pancartas levantadas en las manifestaciones. Los estudiantes han sido duramente reprimidos y amenazados ominosamente sus dirigentes. Visto que el gobierno no los escucha, ahora proponen un plebiscito sobre su demanda. Hay una amenaza no tan velada de recrudecer la represión pero los estudiantes no olvidan su historia, el luminoso gobierno de Salvador Allende, acervo con el que concurren a una cita decisiva con la historia latinoamericana.

(Tomado de La Jornada, de México)