viernes, marzo 13, 2009

Homenaje a Zitarrosa en 73 aniversario de su nacimiento


Homenaje. Esta noche, la fundación que lleva su nombre realizará un acto público

Con motivo de celebrase hoy un nuevo aniversario del nacimiento de Alfredo Zitarrosa, esta noche, a las 20.30 horas, la fundación que lleva su nombre presentará ­en la sala de 18 de Julio y Julio Herrera y Obes­ un balance de su gestión y una evocación al cantor fallecido el 17 de enero de 1989.

Zitarrosa. "Ya no se trata del poncho o del sobretodo. Ahora se trata del pueblo, y en eso estamos".

Esta noche, a las 20.30 horas, en la Sala Zitarrosa, la fundación presentará balance de su situación institucional, sus planes próximos y se realizará además una evocación a la figura de don Alfredo y su obra. También se premiará a los ganadores de los concursos de cuento y música popular.

Hoy, Alfredo Zitarrosa debería cumplir 73 años.

Había nacido el 10 de marzo de 1936 en Montevideo. La trayectoria de este artista mayor de la cultura uruguaya ­reiteradamente difundida y analizada a través de estas páginas­ se inició cuando tenía apenas ocho años de edad y cantó por primera vez en una emisora radial.

En su juventud trabajó en múltiples oficios hasta que su privilegiada voz, su clara dicción y su perseverancia le ubicaron como uno de los locutores más destacados de la radiotelefonía nacional. Lector empedernido, sus inquietudes artísticas le llevaron a incursionar en el arte dramático, debutando, a los veintidós años, en la obra "La piel de los otros", del dramaturgo compatriota Juan Carlos Legido, con la dirección de Ruben Castillo. Un año después, en 1959, ganó el concurso municipal de poesía inédita.

Su debut público como cantor fue en el año 1964 e inmediatamente grabó su primer disco, un doble que reunía cuatro canciones: "Milonga para una niña", "Mire amigo", "El camba" y "Recordándote".

A partir de allí, el éxito le acompañó permanentemente, su popularidad creció día a día, dejando para el acervo popular composiciones que serán recordadas por siempre, entre ellas, "Doña Soledad", "Milonga de ojos dorados", "Coplas al compadre Juan Miguel", "El violín de Becho", "Si te vas", "Pa'l que se va", "El candombe del olvido" "Adagio a mi país", "Stefanie", "Adios Madrid" y muchas otras, junto a esa obra inmensa que es "Guitarra negra".

Muchas de estas canciones son fruto del exilio al que debió partir en 1976, perseguido por la dictadura uruguaya. Un exilio que en su caso fue superlativamente doloroso ya que ­según sus propias confesiones­ nunca logró adaptarse ni a la sociedad mexicana ni a la española, dos naciones que lo cobijaron generosamente y en las cuales transcurrió su mayor tiempo en calidad de exiliado.

El 31 de marzo de 1984, en el marco de un operativo de desexilio que trajo de regreso a la patria oriental a varios artistas (Daniel Viglietti, El Sabalero José Carbajal, Los Olimareños, Mario Benedetti y a los integrantes del teatro El Galpón, entre otros), Zitarrosa volvió al seno de su pueblo, siendo el primer músico en retornar. El recibimiento en el Aeropuerto Internacional de Carrasco fue apoteósico y en medio de una inmensa caravana de vehículos, el artista llegó finalmente a la sede de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay, ubicada en las calles Camacuá y Reconquista, donde, entre miles de uruguayos que fueron a recibirle, se reencontró con familiares, amigos y colegas, brindando allí sus primeras declaraciones en una emotiva y por momentos desbordada conferencia de prensa, en la cual, entre otros conceptos, confesó: "La experiencia del exilio para mí fue muy dura, lo fue para todos, pero afortunadamente la gran mayoría, tanto cantores como dirigentes políticos y gremiales, asumieron el exilio en forma creativa. Yo, en cambio, no pude hacer eso. Hoy, de regreso al país, me encuentro con que nuestro pueblo ha creado una corriente de canto popular muy poderosa, de gran nivel, revulsiva, que expresa una realidad en la que debo insertarme, consciente de que, si bien el futuro en nuestro, también hemos de construirlo entre todos y a partir de una unidad indispensable, especialmente en lo ideológico, pero también en lo político.

En Uruguay, a diferencia de otros países, por citar uno digo la Argentina, ya nunca más habrá un bipartidismo político como lo conocimos. Ya no se trata del poncho o del sobretodo. Ahora se trata del pueblo, y en eso estamos".

Vale recordar que la fundación fue creada con la misión de mantener viva la presencia de Alfredo Zitarrosa en su dimensión humana, promoviendo su figura y su obra, y colaborando en la protección de éstas.

Por eso también colabora con el mantenimiento y la preservación de su legado, con especial atención a su archivo documental y personal, por ser parte fundamental del patrimonio cultural uruguayo, y referente de su identidad.

Por extensión, promueve y defiende el patrimonio cultural y la creación artística en general del Uruguay, en el contexto de la identidad cultural latinoamericana.

Sustentada en el pensamiento y los ideales de Zitarrosa, promueve y defiende sus valores humanistas, tales como la solidaridad, la libertad, la justicia y el respeto a los derechos humanos, a través del acceso al arte y las expresiones culturales, como derecho fundamental del ser humano y herramienta para su desarrollo pleno.

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