Cuando Pedro volvió

19/04/2009 MARTA JIMENEZ

Un momento de la actuación de Pedro Guerra, el viernes.
Foto:JUAN MANUEL VACAS
PEDRO GUERRA

Lugar: Gran Teatro.
Fecha: Viernes 17 de abril.

"Detrás del humo si lo logras, verás todo lo que importa". De modo tan depurado volvió a entrar Pedro Guerra en nuestras vidas, desde un escenario. Nombrando lo que importa para que exista.

Al tinerfeño lo hemos visto crecer en Córdoba durante sus quince años de canciones, desde la Peña Egabrense al Festival de la Guitarra, de El Quiñón al Gran Teatro.

Esta vez la excusa era Cosmopoética y su álbum Vidas , un trabajo dedicado a las vidas de su vida, su familia. La noche tuvo ese aire reposado, confesional e intimista de casa y Pedro descorrió la cortina de humo que todo lo envuelve, logrando callar durante dos horas el ruido de fondo que distrae lo más valioso de la vida.

Dos aciertos tiene la gira: el abrigo de un trío acústico exquisito, con piano en el escenario, y la elegancia de Luis Fernández en las teclas, que envolvió con una sonoridad clásica cercana al jazz y dio como resultado que un formato tan pequeño lo llenara todo.

El segundo estímulo fue la elección del repertorio. Tras ocho discos, los baúles de Guerra están llenos de canciones y, último trabajo aparte, el músico escogió con delicadeza las paradas en su universo: Canarias y sus Siete puertas , el canto a las tipologías humanas que es Gente sola , la película sonora El marido de la peluquera o la viajera Mujer que no tendré .

También mostró su cara de mecedor de conciencias en Debajo del puente o la feroz samba Niños . Aunque lo especial de la cita estuvo en un bloque solitario con guitarra dedicado a la poesía de Angel González, a quien Pedro dio vida en sus últimos años con La palabra en el aire , un trabajo del que nos regaló cuatro temas maravillosos con recitado incluido. Aunque el pulso del músico sigue intacto, la noche tuvo una calma superficial. Los remolinos nadaban por dentro.

Dijo adiós con ese canto a la paternidad, que es Cuando Pedro llegó , dejándonos con la miel en los labios de Deseo , que por primera vez faltó en un concierto. Así de vulnerables nos devolvió Guerra al ruido y al humo en los ojos.