lunes, abril 20, 2009

Acuérdate de abril (Un Rincón para Edwin y Ana)


El Rincón de César
Por César Sánchez Beras

Posiblemente ningún cantautor de la América nuestra, sea más desgarrado que Amaury Pérez. Podemos alegar que Serrat es buque insignia de la poesía clásica española, argumentar que Pablo Milanés es universalmente conocido (escribir “Para vivir” y “Yolanda” sería suficiente), podemos incluso testimoniar que Silvio Rodríguez fue durante décadas, la imagen musical de la revolución cubana. Podemos decir todo eso y más. Podemos esgrimir que Luis Eduardo Aute, que Joaquín Sabina, que Pedro Guerra y así, seguir con la lista enorme y maravillosa de nuestros cantores emblemáticos, pero si debemos hablar del desgarre, de esa canción visceral que se compone con trizas del alma que se va, con pedazos del cuerpo, que se recogen en la parafernalia del adiós que duele, de esas letras que hieren y sublimizan, de esas melodías arrebatadas al desamparo. Si hay que hablar de esos amores que matan y que además son cantados, entonces tenemos que hablar de Amaury Pérez.

Quizás Noel Nicola, de no ser por la vida y obra tan breve, sería equiparable al sacudimiento interior que produce la obra artística de este poeta y músico. Nacido en Cuba en diciembre del 1953, debutó en televisión con un poco más de un año, como actor de comerciales y durante la adolescencia, comienza a producir sus primeras canciones, inspirado por el poeta y patriota, José Martí, el mismo que dijera “Ser cultos para ser libres”.

Al inicio de la década de 1970, conoce a los miembros de lo que después sería la Nueva Trova (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Sara González, Vicente Feliú, Noel Nicola) y empieza su trabajo cultural con el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos.

A finales de los años setentas se independiza y asume el reto de vivir de sus composiciones, para entonces había grabado su primer álbum como solista: “Acuérdate de abril”.

Su expulsión del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, se refleja en su vida artística, se aleja de los escenarios, no se conocen nuevas composiciones, no hace interpretaciones en público, y la estrella que ascendía, fulgura por un instante y cae en el anonimato. Regresaría para inicios de la década de 1980 vuelve a formar parte del Movimiento Nueva Trova, y graba su producción titulada “De vuelta”, durante este momento de gran aceptación de su música y su arte, vuelve la sombra a su vida, esta vez con la muerte de su padre.

Amauri no solamente ha tenido éxito con sus textos y su música exquisita, sino que ha unido su sin igual talento a las letras de José Martí y de la poetisa Dulce María Loinaz, con una dilatada carrera que abarca los géneros como blues, baladas, salsa, pop, y música folclórica.

“Acuérdate de abril, recuerda/ La limpia palidez de sus mañanas/ No sea que el invierno vuelva/ Y el frío te desgarre el alma/ Acuérdate de abril, recuerda/ La luz, pero la luz más clara/ La que el beso más mío deja/ Donde la boca más lejana/ Acuérdate de mí si abril te llega/ Tendida, fiel y amada en otros brazos,/ Acuérdate de abril, si abril volviera/ Con nuevo traje y nuevo lazo/ Acuérdate de mí cuando el otoño/ Le de paso a la primavera/ Acuérdate de mí si el pensamiento/ Te libra del amor que te sujeta/ Acuérdate de abril, recuerda/ Mi voz cantando a tu sonrisa/ Acuérdate de abril, que no se aleje/ Si hay más congoja y menos prisa/ Acuérdate de abril, recuerda/ Mi andar sobre tu piel, descalzo/ Acuérdate de abril, recuerda/ Mi gesto en el primer abrazo/ Acuérdate de mí si te sorprende/ El viento que otro abril trajera/ Acuérdate de mí si nunca sientes/ Un beso que a tu amor convenza/ Acuérdate de mí, no me abandones/ Tan sólo, que este abril me desespera/ No olvides que el amor vuela de noche/ Y anida en otro abril cualquiera...”

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