sábado, octubre 04, 2008

2 de octubre tragedia que inspira

por Verónica Pesqueira Mier
El movimiento estudiantil del 68 y lo sucedido en Tlatelolco sirvieron de influencia para toda una generación de artistas, quienes se manifestaron mediante la música, el cine y el teatro
El movimiento estudiantil de 1968 y aquella noche del 2 de Octubre es una herida que, a 40 años, no ha terminado de cerrar en la memoria colectiva del mexicano. Sin embargo, en el arte del cine, la música y el teatro marcó un cambio estructural donde se encuentra un espacio en el que se reflejan los problemas de la sociedad mexicana. Claro ejemplo de ello fue la película Rojo amanecer, el trabajo de cantautores como Oscar Chávez o el musical Regina.
El cineasta mexicano Oscar Menéndez aseguró que esos acontecimientos abrieron las puertas del cine a propuestas diferentes:
"El 68 modificó todas las artes. Ahí están, como ejemplos, las artes plásticas, la música, el teatro. En el cine, finalmente muchos directores tuvieron que acercarse a temas reales de la sociedad y esa es una modificación provocada a partir del Movimiento Estudiantil del 68", expuso Menéndez, quien ha dedicado más de 40 años al mundo del cine y es sobreviviente a aquella matanza.
Rojo amanecer fue filmada en 1989 en un apartamento del conjunto habitacional en Tlatelolco. El guión estuvo a cargo de Xavier Robles y Guadalupe Ortega.
La trama narra lo sucedido aquella noche, en el interior de un departamento del edificio Chihuahua, y se desata cuando Sergio y Jorge (Bruno y Demián Bichir) acuden a un mitin estudiantil, en lo cual su padre no está de acuerdo. Conforme pasa el día, los estudiantes regresan
a casa entre disparos y gritos y convencen a su padres (Héctor Bonilla y María Rojo) para ayudar a sus compañeros de causa.
La actriz y política María Rojo, quien estuvo presente en la Plaza de las Tres Culturas ese 2 de Octubre de 1968, aseguró a los medios de comunicación, en el aniversario 37 de la tragedia, que con este suceso se sentaron las bases para erradicar la censura del cine mexicano, que después de 21 años se abrió a la crítica de las instituciones gubernamentales, en especial, del poder Ejecutivo.
"Yo estuve en Tlatelolco ese día y esto me permitió abrir los ojos ante la violencia, autoritarismo y la anormalidad del Estado de aquellos años", aseguró.
Aunque no se abarca de manera general lo acontecido a miles de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, Rojo amanecer fue la primera película que se aventuró a tocar de manera directa el tema, pese a las amenazas de no exhibirla (fue censurada durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari).
Un año después de estar enlatada, se permitió su exhibición en cine y se convirtió en un éxito de taquilla, además fue premiada por la Academia Mexicana de Artes Cinematográficas con el Ariel de Oro.
Otra de las propuestas que se sumaron a este cambio fue El apando y Canoa, de 1976 bajo la realización de Felipe Cazals, director de Las poquianchis.
Protagonizada por Arturo Alegro, Julio Alejandro, Sergio Calderón, Carlos Chávez y Rodrigo Cruz y realizada siete años después del trágico 2 de Octubre. Canoa toca de manera sutil la problemática social del 68: un grupo de estudiantes son confundidos como agitadores comunistas en el pueblo de San Miguel Canoa. Convencido de ello, el cura local persuade a los habitantes a lincharlos. La cinta está basada en hechos reales.
El apando se inspira en el libro que escribió José Revueltas, en 1969. La historia se basa en la experiencia de Revueltas en la prisión de Lecumberri, donde fue identificado como uno de los líderes del movimiento estudiantil de 1968. La película fue protagonizada por Sergio Calderón, Álvaro Carcaño, Delia Casanova, Manuel Ojeda y María Rojo.
El primer documental que denunció lo sucedido en Tlatelolco fue El grito, dirigido por Leobardo López Aretche y producido por alumnos del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC).
Esta obra presenta el único testimonio fílmico desde el interior del movimiento en el que estudiantes decidieron utilizar el equipo y material a disposición y filmar los acontecimientos. Se obtuvieron ocho horas de imágenes en las que se aprecia el allanamiento de la preparatoria de San Ildefonso con el bazukazo a su portón y la captura de los alumnos que habían ocupado el plantel.
Cada 2 de Octubre, la cinta era exhibida en forma semi clandestina en los cineclubes universitarios, en donde se inmortalizó la famosa frase: "No se olvida".
La música mexicana también cambió.
Durante una charla en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), Eric Zolov, profesor del Departamento de Historia en el Franklin & Marshall Collage, aseguró que el rock fue una forma de manifestación en los 60 y 70.
Como parte del ciclo A 40 años del Movimiento Estudiantil del 68, el investigador neoyorquino subrayó que tras el descontento juvenil del 68 apareció el movimiento hippie, que utilizó el rock como vehículo para manifestarse abiertamente.
Refirió que el rock and roll se despojó de cualquier tipo de encanto que alguna vez haya tenido para los adultos y se convirtió simplemente en rock, surgiendo con ello renovados temores de desórdenes juveniles.
En el caso de la música mexicana en los años 60, la radio y televisión fabricaron estereotipos políticamente aceptados, en los que se daba cabida a la música de intérpretes como Enrique Guzmán, Angélica María, César Costa y Manolo Muñoz, entre otros. Paralelamente se podía escuchar a José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Álvaro Carrillo y Cuco Sánchez.
El rock hecho en México fue marginado y considerado como subversivo, se carecía de espacios para que las agrupaciones pudieran expresarse. En 1971, El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, en el Estado de México, marcaría un hito en esta escena pues el gobierno se dio cuenta del arrastre del género y los movimientos contraculturales, y se crearon los hoyos funkies (pequeños espacios en el plano underground y donde se realizaban conciertos subterráneos).
Con este movimiento se empezaron a abrir más espacios para expresar puntos de vista, casi todos censurados por el gobierno. Algunos grupos de rock que surgieron en esa época fueron Los Spiders, Toncho Pilatos, El Ritual, Peace and Love y Three Souls in my Mind, que tiempo después se convirtió en El Tri.
En contraparte, muchos jóvenes universitarios se inclinaban por las obras de cantautores como Violeta Parra, Óscar Chávez, Silvio Rodríguez, Víctor Jara y Judith Reyes entre otros.
Sin duda, el más popular es Óscar Chávez quien tiene diversos títulos vinculados con el movimiento como Corrido del Dos de Octubre y La marcha de los caídos.
En 1994, Chávez sacó a la venta un doble material llamado México 68 en el que reúne algunos cantos, parodias y canciones de protesta.
Judith Reyes es una cantautora que demostró su compromiso social. En 1969 fue detenida y torturada hasta que se vio obligada a exiliarse a Francia para grabar su material Crónica mexicana, el cual circuló de manera clandestina.
Las muertes y los desaparecidos se convirtieron en motor para que los dramaturgos plasmaran sus ideas ante un gobierno intolerante a esos temas.
Una de las obras teatrales que fue vetada, a dos años de la matanza, fue Octubre terminó hace mucho tiempo, de Pilar Campesino, quien contó con la colaboración del guionista Xavier Robles.
La puesta en escena debería hacerse en 1970, en la Ciudad de México, en el Teatro Ofelia, pero su estreno fue en Nueva York debido a la censura, pues exponía de manera abierta el tema de la matanza. La obra tuvo su debut en nuestro país cuatro años después.
En 1988, Gabriela Ynclán realizó su versión teatral de los archivos ocultos con la propuesta Nomás que salgamos, en la que retrata cómo viven la noche del 2 de Octubre un profesor y sus tres alumnos.
La obra más representativa sobre el tema es Rojo amanecer, bengalas en el cielo, del guionista de la película Xavier Robles, con la colaboración de Gudalalupe Ortega y Sergio Molina, en 1987. La dirección estuvo a cargo de Adam Guevara y contó con la actuación de Irma Lozano. Se estrenó en el Teatro San Jerónimo y después se trasladó al Teatro Hidalgo donde cumplió sus únicas 100 representaciones.
En 2003 se hizo la adaptación para teatro del libro Regina, de Antonio Velasco Piña, el cual aborda la historia de una mujer que regresa a México en 1968, después de estar en el Tíbet, cuando estaba en pleno apogeo el movimiento estudiantil.
Esta adaptación estuvo protagonizada por Lucero, fue su debut teatral. Regina se vio envuelta en el escándalo cuando al cumplir las 100 representaciones, Fernando Guzmán López, uno de los guardaespaldas de la protagonista, agredió a varios reporteros y camarógrafos apuntándoles con una pistola.
Sobre el 68
La masacre de Tlatelolco
The History Channel 21:00 horas
Discovery México: La masacre de Tlatelolco
Discovery Channel21:00 horas
Memorial del 68
TV UNAM 22:00 horas
El grito
Once TV22:00 horas
Rojo amanecer
Canal 2222:00 horas
El movimiento estudiantil del 68 y lo sucedido en Tlatelolco sirvieron de influencia para toda una generación de artistas, quienes se manifestaron mediante la música, el cine y el teatro
El movimiento estudiantil de 1968 y aquella noche del 2 de Octubre es una herida que, a 40 años, no ha terminado de cerrar en la memoria colectiva del mexicano. Sin embargo, en el arte del cine, la música y el teatro marcó un cambio estructural donde se encuentra un espacio en el que se reflejan los problemas de la sociedad mexicana. Claro ejemplo de ello fue la película Rojo amanecer, el trabajo de cantautores como Oscar Chávez o el musical Regina.
El cineasta mexicano Oscar Menéndez aseguró que esos acontecimientos abrieron las puertas del cine a propuestas diferentes:
"El 68 modificó todas las artes. Ahí están, como ejemplos, las artes plásticas, la música, el teatro. En el cine, finalmente muchos directores tuvieron que acercarse a temas reales de la sociedad y esa es una modificación provocada a partir del Movimiento Estudiantil del 68", expuso Menéndez, quien ha dedicado más de 40 años al mundo del cine y es sobreviviente a aquella matanza.
Rojo amanecer fue filmada en 1989 en un apartamento del conjunto habitacional en Tlatelolco. El guión estuvo a cargo de Xavier Robles y Guadalupe Ortega.
La trama narra lo sucedido aquella noche, en el interior de un departamento del edificio Chihuahua, y se desata cuando Sergio y Jorge (Bruno y Demián Bichir) acuden a un mitin estudiantil, en lo cual su padre no está de acuerdo. Conforme pasa el día, los estudiantes regresan a casa entre disparos y gritos y convencen a su padres (Héctor Bonilla y María Rojo) para ayudar a sus compañeros de causa.

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