viernes, abril 17, 2009

ILEANA MULET, ENTRE PINCELADAS Y POESÍA


Elizabeth Díaz López
Fotos: Suset B. Reyes


Nativa de Holguín, esta mujer cubana ha dedicado su vida a la pintura, transportándonos con su intuición y esa maestría oportuna para conducirnos entre poemas y lienzos. Llegué una mañana a su casa con todas las preguntas anudadas en mi garganta --¿qué preguntarle a una artista con tanta experiencia y talento como Ileana Mulet?--, pero cuando descubrí a una mujer espontánea, agradable, resuelta, mis palabras fluyeron y todo fue más sencillo.

¿Qué convoca a Ileana Mulet a expresarse específicamente por medio de la pintura?

Hace muchos años me atrae el paisaje urbano, en especial el paisaje de La Habana: los elementos que ella contiene son para mí muy ricos desde el punto de vista artístico, que van desde las tejas acanaladas, los medios puntos, las columnas, los vitrales, que recuerdan todo lo colonial. La magia que tiene el arte colonial de insertar dentro de su mundo elementos artísticos muy específicos como el neoclásico y otros tipos de construcciones. En síntesis me atrae la ciudad vieja.

Los críticos han afirmado que su obra se inserta dentro del expresionismo y del realismo mágico.


¿Esa tendencia la descubrió por casualidad o en alguna ocasión buscó inscribirse dentro de esta corriente?

Yo creo que un artista nunca debe ser calculador y no puede como un ajedrecista prever la jugada, aunque uno puede preparar el proyecto. Pienso que lo que te va llevando a insertarte dentro de un ámbito, es el propio mundo interior. Después que estudié quizás me encontré como una mujer que estaba en medio de un desierto, alguien que no sabe que existen muchos caminos para llegar al éxito o para lograr una profesión adecuada. Tuve que luchar mucho contra todos los fantasmas que tiene uno cuando se acaba de graduar, fue por eso que incursioné en el diseño de vestuario, diseño de interiores y lo combiné siempre con la pintura. Pero llegar a tomar un camino u otro dependió de gustos que se fueron apoderando de mí. Admiro muchísimo desde el abstraccionismo hasta otras corrientes, pero practico las que más me atrapan, creo que está en la manera que yo uso la pincelada: suelta, provocada por manchas, que aprendí cuando estudiaba diseño de interiores. Un día me cuestioné la necesidad del punto de fuga en el paisaje, si por superposición de imágenes podía lograr el mismo efecto y era más bonito desde el punto de vista plástico, así descubrí la modernidad que había en mi lenguaje y empecé a aplicarla. Quizás tiene que ver también con que uno va transitando por diferentes caminos, el artista a medida que indaga en lo que hacen los demás, es capaz de llegar a su propio lenguaje. Yo creo que encontré mi propio lenguaje.

¿Por qué ese interés de Ileana de imbricar poesía y pintura en sus muestras?

Curiosamente lo vengo haciendo desde mis primeras exposiciones. El interés parece que viene desde mucho antes, porque tengo poemas de mi etapa de estudiante, mi naturaleza a veces raya con la imaginería, me invento mis propias historias. Tengo un poder de ensoñación grande y eso se traduce al lenguaje de la poesía. Pienso que hay cosas que no se aprenden, que uno nace con ellas, un ejemplo son los repentistas. Cuando empecé a trabajar con la pintura comencé a escribir una poesía más descriptiva, con una necesidad de regodeo de las relaciones poéticas del entorno, en especial esta última muestra, El beso de la salamandra. Incluso cuando hice mi primera exposición en el extranjero, que fue en la Embajada de Cuba en México, Entre columnas y arcadas, fui invitada a dar conferencias en universidades mexicanas justamente sobre el tema de la poesía. La poesía para mí es como una prenda de vestir, cuando no llevo a los lugares que voy un poema como mínimo es como si no estuviese.

¿Cuán importante es la espiritualidad en su obra?

Es todo. Pienso que si yo algún día la perdiese en mi se produciría un arte muy esquemático, muy estudiado. Desembocaría en una obra quizás más reafirmada por la crítica, pero no por los espectadores. La espiritualidad es el arma más importante que tengo a la hora de trabajar.

En una de sus obras, Acoso, hay un llamado al respeto del derecho de la mujer. ¿Considera haber seguido llevando ese espíritu en muchas de sus obras, o pretende hacerlo en obras posteriores?
Yo no me defino como feminista, pero si pudiera pararme en un podio mundial a abogar por los derechos de la mujer, lo haría. Siempre me baso en algo tan sencillo, pero verdadero, y es: ¿cuáles son los orígenes del hombre? Una madre, que lo acunó en su vientre, incluso fundió los genes del hombre y de ella para que el existiera. Entonces luego vemos en una obra del medioevo, la agresión del hombre a la mujer. Era la lógica de aquella época, pero en pleno siglo XXI, se están exacerbando en el mundo entero las agresiones del hombre hacia la mujer.


Entonces yo abogo por la igualdad, respetando los dones de ambos géneros. En la sociedad actual la mujer tiene que redoblar la vigilancia, una mujer artista pasa muchísimo trabajo, porque generalmente son hombres los que determinan si una obra es más importante o no. Las líneas de una mujer es sinuosa, suave, más calida y esta blandura es acusada como falta de cualidad para llegar a la meta. Hay vicios de la sociedad que siguen latentes. Una se cuestiona: ¿por qué no hay una mujer cubana viva que sea premio nacional de artes plásticas? Ese cambio tiene que venir desde las propias familias, esa desigualdad tiene que cambiar en ese espacio.

De su más reciente exposición en la Casona de Arte Malecón 1ra y D en el Vedado me comentó:
Las bienales se caracterizan por un tema globalizado, de tratar el mundo y no las particularidades nuestras, y al tratar el mundo desde adentro con Cuerpos, yo siento que he podido extrapolar la idea de pinceladas con una intensidad de color que me parecía muy buena, a la idea de usar un poco más el negro, los ocres, los sienas, para dar un dramatismo necesario a la intención de Cuerpos. Es una muestra que contiene doce telones sinuosos, hechos como si fueran cuerpos en algunos casos; la tela es preparada de forma manual y después pintada con acrílico. Temas como No me abandones, Los perros aúllan, y consideraciones que atañen al este momento de cierta incertidumbre --yo diría casi total, porque tenemos a noventa millas a los Estados Unidos que eran los amos del mundo y hoy se están desplomando ante nuestros ojos, Europa está temerosa de lo que pueda ocurrir, el mundo entero está cuestionándose que nos va a pasar… la naturaleza también de cierta manera está queriendo cobrarse la agresión que el hombre de manera continua viene haciendo. Si la naturaleza nos niega en un futuro cercano los recursos que hemos sobreexplotado, lógicamente vamos a tener que renunciar a algunas bondades que hemos tenido hasta estos momentos. En Cuerpos hay una reflexión, porque hay fragmentos de vivencias poéticas insertas en la obra y a veces dentro del propio cuerpo, para que el público a medida que observe la obra tenga la posibilidad de leerlo y le sirva como apoyatura al mensaje que yo quiero dar.

































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