"... para mí, la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que
pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle y que,
después de caminar un rato, se me vuelve a caer por algún agujero del
bolsillo. Y me digo: "¿Dónde quedó la esperanza?". Y la busco y no la
encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho ahí, croando como un
sapito minúsculo, llamándome desde todos los pastos.
La tengo, la vuelvo a perder. A veces duermo con ella y a veces duermo solo.
Pero yo nunca tuve una esperanza de receta, comprada en una tienda de corte
y confección, una esperanza dogmática. Es una esperanza viva y, por lo
tanto, no sólo está a salvo de la duda, sino que se alimenta de la duda".
De "Charla mano a mano en el último café", reportaje de Miguel Bonasso a
Eduardo Galeano.
Enero de 1993
pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle y que,
después de caminar un rato, se me vuelve a caer por algún agujero del
bolsillo. Y me digo: "¿Dónde quedó la esperanza?". Y la busco y no la
encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho ahí, croando como un
sapito minúsculo, llamándome desde todos los pastos.
La tengo, la vuelvo a perder. A veces duermo con ella y a veces duermo solo.
Pero yo nunca tuve una esperanza de receta, comprada en una tienda de corte
y confección, una esperanza dogmática. Es una esperanza viva y, por lo
tanto, no sólo está a salvo de la duda, sino que se alimenta de la duda".
De "Charla mano a mano en el último café", reportaje de Miguel Bonasso a
Eduardo Galeano.
Enero de 1993
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