sábado 13 de septiembre de 2008
Andreina Gutiérrez
El capitalismo arrecia y no tiene medida a la hora de llevarse por delante cualquier cosa que pueda representar ganancia inmediata o a largo plazo. Este es el caso reciente de la polémica generada acerca de una marca de productos de belleza que lleva el nombre de la famosa y excéntrica pintora mexicana Frida Kahlo.
El artífice de este nuevo hito del consumismo y la apropiación de íconos culturales para la comercialización (como ha sucedido con la figura del Che Guevara), es nada menos que el empresario venezolano Carlos Dorado, dueño de la casas de cambio Italcambio y de la tienda de ropa de diseñador, Casablanca. Dorado es gallego de nacimiento y llegó a Venezuela siendo adolescente con su familia. Según cuenta él mismo, un día se encontró un billete en la calle y acto seguido le dijo a su madre que cuando fuera grande quería ser millonario. Dorado (apellido muy pertinente para su "carrera" y su rubia cabellera) estuvo vinculado al paro empresarial de 2002-2003, es muy amigo de Juan Fernández, ex directivo de PDVSA, y sus ataques al gobierno del presidente Hugo Chávez los ha mostrado en la prensa nacional sin ningún prurito.
Pero ¿cómo es que Carlos Dorado se apropia del nombre de la pintora mexicana para convertirla en marca de cosméticos? Todo comenzó un día en que Carlos, como él mismo cuenta, se encontraba en sus oficinas de Miami y un empleado suyo llegó con una franela con la figura de la artista estampada en ella. Dorado sin ocultar su ignorancia, afirma que preguntó al empleado quien era esa "mujer tan fea" que tenía pintada en la camisa. El empleado le explicó y a partir de allí la mente de comerciante audaz de Dorado comenzó a cavilar cómo sacarle provecho a su "reciente descubrimiento". Pero no le fue fácil llegar a lograr su meta.
Frida Kahlo es la pintora más emblemática de México, quien junto con los muralistas mexicanos, pertenece al olimpo de los artistas plásticos latinoamericanos del siglo XX. Frida llevó una vida intensa, trágica y apasionada. Marcada por la enfermedad y la desgracia, desde niña, sufrió un accidente que la dejó atrofiada de por vida soportando constantes operaciones, intensos dolores y al final de su vida la mutilación de una de sus piernas. Jamás pudo tener hijos lo cual afectó su relación con el monstruo del muralismo que era Diego Rivera, su esposo, el amor de su vida. Su pintura de estilo surrealista nunca fue comprendida, pintándose a sí misma en casi todos sus cuadros, reflejando el dolor y sufrimiento que padecía a causa de sus múltiples problemas de salud. Vestía ropas folklóricas de su país, con flores en el cabello y era característico el hirsutismo de sus pobladas cejas unidas. Estuvo también vinculada a la causa de los pobres y a los movimientos comunistas de entonces. Tosco resumen para explicar qué la llevó a convertirse en un personaje controversial, incomprendido y a veces rechazado por el arte mundial impuesto. Mientras Diego Rivera se convertía en una celebridad del arte universal en los años 30 y 40, la obra de Frida Kahlo quedó sumida en un cierto olvido hasta que a finales de los 80, gracias al mainstream estadounidense comenzó a conocerse la obra de esta artista. Una de las artífices de este boom de la fridamanía, fue nada menos que la cantante Madonna quien empezó a apasionarse tanto por la obra de Frida que decidió mostrarla en Hollywood y muchos fueron sus esfuerzos por protagonizar la película sobra su vida, que finalmente estuvo en manos de la actriz mexicana Salma Hayek, quien produjo, escribió y protagonizó la cinta Frida en 2003, con no muy buenas críticas, pero que terminó de catapultar al estrellato de la imaginería latinoamericana el personaje extraño y excepcional que fue esta artista.
¡Pero Carlos Dorado no tenía idea de quien era ella! Fue el año pasado, cuando se conmemoraban los cien años del nacimiento de Frida, que el empresario venezolano se enfrascó en un pleito judicial por los derechos del nombre de la pintora con la familia de ella y de Rivera, quienes se oponían enérgicamente a prestar el nombre de Frida para su comercialización. Pero finalmente la sobrina de Kahlo, Isolda Pineda, fue seducida por la "dorada" idea del empresario y le cedió el nombre y la imagen de la pintora, su firma y hasta algunas pinturas. La intelectualidad y los artistas mexicanos pusieron el grito en el cielo y condenaron la acción de la descendiente de Frida. Sin embargo muchos mexicanos mostraron más molestia por el hecho de que fuese un empresario extranjero y no un mexicano, el que obtuviera los derechos de comercialización de la marca Frida Kahlo y se enriqueciera a costa de ella.
Superado el escollo judicial y la crítica, Dorado arranca entonces la creación de su empresa Frida Kahlo Corporation, lanzando una línea de productos de belleza 100% hechos con materiales naturales, apelando supuestamente a "la fuerza y pasión con la que vivió ella". Pero fueron otros productos los que generaron aún mayor polémica. Primero fue un tequila, del mismo tipo que se supone le gustaba a Frida, el que llevó su nombre. La nota de prensa sobre sus productos dice lo siguiente: "Nos dijimos, ¿cuáles son las cosas o productos que más usaba Frida? Es así, como nace la idea del Tequila Frida Kahlo, ya que ella tomaba tequila y decía que le aliviaba el dolor y las penas. Tratamos, y creo que lo hemos logrado, de producir en Guadalajara un tequila Frida Kahlo, con la misma calidad y sabor del original que ella solía tomar", expresó Carlos Dorado. "Frida era una gran amante y descubridora de todo lo que era natural aplicado a su comida, a su belleza y a su salud; así que no podíamos dejar de hacer una línea de productos 100% naturales, sin un solo aditivo o producto químico. El gran reto era precisamente lograr una calidad en los productos a la altura de su vida, su obra y su personalidad, y creo que humildemente que lo hemos logrado."
Luego vinieron una serie de productos de edición limitada los que terminaron de escandalizar a los seguidores de la artista. Unos zapatos deportivos de la marca Converse con dibujos y la firma de la pintora, una muñeca, joyas, platería, cerámica, ropa y finalmente un corsé, réplica del que debió usar Frida toda su vida a causa de las severas lesiones en su espalda, realizado por la marca de ropa íntima La Perla, con incrustaciones de cristales Swarozky, y vendido por la módica suma de 3.500 dólares. Incluso dice que tendrá un spa con su nombre.
Ahora Dorado está listo para traer su marca Frida Kahlo a Venezuela. Sus tiendas de cosméticos se encuentran en Miami y Nueva York, pero ya tiene un espacio especial en su tienda Casablanca en Caracas, donde venderá algunos de estos productos, que incluyen cremas, jabones y perfumes. También traerá el tequila: "nuestra aspiración siempre que hagamos cualquier cosa fuera de nuestro país es replicarlo aquí, porque creemos que siempre estaremos en deuda con nuestro país; por esto estamos en pleno proceso de trámite de toda la permisología necesaria para que este año tanto la tequila como los productos naturales Frida Kahlo estén en Venezuela y, por supuesto, estos últimos tendrán un lugar privilegiado y destacado en Casablanca con los grandes nombres de la moda".
Carlos Dorado asegura que los beneficios económicos de la comercialización de los productos Frida Kahlo, se verán con el tiempo y serán sus nietos quienes los disfruten. En un artículo publicado en el diario El Mundo de España, el año pasado, titulado "Un gallego, millonario por Frida", el autor escribió lo siguiente: "Ajeno, aunque no indiferente a la polémica, cuando se le interroga sobre la contradicción que supone ver a una mujer que abanderó el movimiento comunista convertida en reclamo comercial, Carlos Dorado exhibe un galleguismo aún más marcado que su acento: «Bueno, esa es historia de ella»."
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