miércoles, septiembre 24, 2008

1RA Parte: El asesinato de Che en la guerrilla boliviana

William Gálvez • La Habana

Las siguientes crónicas se referirán a lo sucedido en los últimos momentos de la guerrilla boliviana comandadas por el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara hasta que, cercado en la Quebrada del Yuro por fuerzas enemigas muy superiores, es herido en una pierna y su fusil inutilizado por un disparo. Fue capturado y al otro día fue asesinado en una humilde escuelita de La Higuera.

8 de octubre, día fatídico

Debemos señalar que luego de la emboscada del 26 de septiembre, en la que caen Miguel, Coco y Julio, y se produce la deserción de Camba y León, quedaban aún 17 guerrilleros (aunque solo 14 tenían disposición combativa), suficiente para mantener y revivir la lucha de haber encontrado algún lugar seguro para dejar al Médico, o llegado a la zona donde pudiera contar con cierto apoyo. Che había pasado por similar experiencia en Cuba, más de una vez, y sabía que era posible continuar la lucha y triunfar con un pequeño grupo de combatientes.

El enemigo había iniciado un cerco operacional, pero le faltaba el táctico; que, por supuesto, para desplegarlo, tenía que conocer dónde se encontraban los guerrilleros; no es sino hasta el amanecer del 8 de octubre, a doce días de la emboscada del 26 de septiembre, cuando los militares dan con ellos. Hasta esa fecha Che y sus hombres los había evadido, a pesar de las pésimas condiciones del terreno y la impedimenta de los enfermos, y lo hubieran logrado de no haberse encontrado con aquella infeliz viejita campesina, en quien confiaron de que no informaría al Ejército de su presencia: "pero con pocas esperanza de que cumpla a pesar de sus promesas..." escribió premonitoriamente Che ese día. El análisis realizado por Harry Villegas, el Pombo de la guerrilla, es esclarecedor:

"Por lo ocurrido hasta llegar al día 7 de octubre y lo que conocimos tiempo después, consideramos que si aquella noche no nos detenemos a descansar, de seguro que habríamos quedado fuera del cerco táctico que los guardias estaban tirando alrededor de la Quebrada del Yuro. Hemos conocido por la prensa que el ejército nos detectó por dos vías: una, por la viejita, que informó al alcalde, y éste más tarde confirmó lo anterior por lo que le dijo el hijo, que recogía papas en su tierra alumbrado por un candil, quien al sentir bulla (imposible de evitar cuando se camina de noche), el campesino nos vio. No cabe duda (de) que la luz que vieron los compañeros era esa. Deducimos que el campesino abandonó el candil y corrió a contarle a su padre, lo que había visto.

Ahora bien, ¿cuál es la razón (por la) que nosotros paramos a descansar a las dos y media de aquella madrugada y dejamos de seguir la marcha? Primero, porque todos estábamos totalmente agotados, y segundo, (por) las condiciones deplorables del Chino, que nos obligaba (a) detenemos cada cinco minutos, debido a que se le caían los espejuelos, pero además, los espejuelos habían perdido un cristal y el Chino no veía nada sin ellos de noche".

Por otro lado, Che describe la situación que están originando los tres enfermos, aunque la del médico es cada vez más grave, lo que da lugar a que la movilidad del grupo sea cada vez más lenta, y de noche, peor: "El Chino se convierte en una verdadera carga cuando hay que caminar de noche".

Lo cierto es que a pesar de disponer fuerzas muy superiores a los guerrilleros, y de todas las ventajas de que disponían, los militares no pudieron detectarlos a no ser por la delación de la viejita; que de no haber informado su contacto con los guerrilleros, los militares le hubieran impuesto un fuerte castigo. En el caso del recogedor de papas, no cabe duda de que estaba obligado a la delación, pues aunque en ínfima escala, era un funcionario del gobierno, y el castigo por el silencio hubiese sido mucho peor. Veamos ahora cómo se desarrollaron las acciones.

Al percatarse Che que estaban rodeados en la quebrada, pero que el enemigo desconocía su ubicación, lo organiza todo, no dejó nada al azar; dispone la defensa y manda a realizar la exploración para tratar de detectar por donde podría penetrar el enemigo. Seguidamente señaló el lugar a donde dirigirse y reagruparse si ocurría una dispersión.

Comienza el combate. Las primeras bajas enemigas

Según leemos en el libro escrito por el capitán Gary Prado, jefe de la compañía que realizara el cerco mencionado, que por supuesto trata de demostrar que él actuó correctamente y que no tuvo nada que ver con el crimen de Che y otros combatientes. En relación con ese hecho relató:

"Como los guerrilleros podían, haberse desplazado en las horas transcurridas desde que fueron vistos por el campesino, dispuse que... la Compañía A ingresen por la parte superior la quebrada del Churo mientras la 3ra. Sección la Compañía B, al mando del sargento Huanca, debe hacer lo mismo por la de La Tusca hasta registrar ambas... Para evitar la fuga de los guerrilleros, si estos aún permanecen en el interior, establecí el puesto de comando y la posición de bloqueo con morteros y ametralladoras en la confluencia de ambas quebradas.

Cuando percibimos que debido al taponamiento efectuado por el subteniente Pérez en la parte superior del... El Churo, los guerrilleros intentarían salir por nuestra posición, en la confluencia de ambas quebradas, dispuse que el mortero 60 sea emplazado y preparado para lanzar granadas a 100 yardas, al interior de la quebrada y que la ametralladora ligera sea apuntada a misma zona, un claro en la quebrada, lleno de piedras con alguna vegetación, por donde tendrían que pasar necesariamente si querían salir de la encerrona que habíamos preparado.

(...) a los pocos minutos observamos algunos bultos, sombras entre la vegetación que se acercaban al claro, que observaban y se preparaban para cruzarla. Manteniendo absoluto silencio, esperamos, cuando de pronto, desde la parte superior una ráfaga de arma automática estrelló sus proyectiles cerca de nuestra posición, al mismo tiempo que otras armas nos obligaban a cubrimos. Era el fuego destinado a permitir el movimiento, por lo que ordené que el mortero y la ametralladora abrieran fuego y apoyando su acción con nuestras armas individuales conseguirnos rechazar el primer intento de salir.

En el momento en que los primeros soldados de la sección del Subteniente Pérez intentan ingresar a la Quebrada del Churo por la parte superior, Pombo y Urbano inician el fuego, matando a dos hombres y deteniendo momentáneamente el movimiento, realizándose un intercambio de disparos mientras ambas fuerzas tratan de maniobrar en busca de mejores posiciones, con las tropas taponando efectivamente la salida hacia arriba, pero impedidas de internarse en la quebrada..."

Según Prado, los rebeldes inician el fuego y en el primer relato sitúa esta acción "alrededor de las 12:30 horas, al iniciarse la operación de registro". Es posible que pudiera haber sido así, pero con quienes choca el personal del registro, debió ser con Antonio, Chapaco, Arturo y Willy, pues lo escrito por Pombo e Inti, no se ajusta a lo narrado por el oficial castrense. Además, ellos no trataban de salir en esos momentos.

POMBO: "… A la una y treinta de la tarde aproximadamente, comenzó un tiroteo general (Inti también señala esa hora) en que Che nos mandó a relevar con Ñato y Aniceto. Ellos fueron descubiertos moviéndose en la quebrada y el fuego se generalizó por todos los flancos, excepto por el izquierdo. De acuerdo con esa situación no prevista, en la que el ejército dominaba la quebrada y era muy difícil caminar, decidimos pedir instrucciones a Che y enviamos a Aniceto..."

INTI: "...Para cruzar hacia esa posición debían atravesar un claro que era dominado por el ejército..."

POMBO: "...Aniceto fue al puesto de mando, no encontró a Che y regresó, se lo informó a Ñato, y cuando intentaba llegar a donde estábamos nosotros, fue alcanzado por un proyectil en un ojo y muere inmediatamente..."

INTI: ... El primero en intentarlo fue Aniceto, (Reinaldo Gordillo, boliviano) pero una bala lo mató. La batalla había comenzado. Teníamos la salida cerrada. Los soldados gritaban: Cayó uno, cayó uno...
CONTINUARÁ

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