martes, mayo 19, 2009

Mario Benedetti: Inmortal, el “puntero izquierdo” levantó vuelo y abandonó “el césped”


Si bien Mario Benedetti no escribió mucho sobre fútbol, era, como buen uruguayo, un futbolero de raza. No es para menos, se crió en pleno apogeo del fútbol oriental.

Quizás, por entonces sin saber que iba a ser uno de los más grandes poetas del mundo, aquel niño de Paso de los Toros, Tacuarembó, soñaba más con ser el sucesor de “El Invicto” Vasco Cea que de fundar junto a Idea Vilariño y Juan Onetti la gloriosa generación del '45.

En sus 88 años tal vez habrá comprobado don Mario lo que su compatriota Eduardo Galeano escribió y manifiesta hasta el cansancio.

Palabras más, palabras menos, Galeano entiende que el fútbol como metáfora de la realidad comprueba que el poderío de aquellos años en la cancha coincidió con una república floreciente y revolucionaria, que contrasta con la pobreza política, económica y social que sembró la dictadura, abonó la democracia de Blancos y Colorados, y hoy cosecha el Frente Amplio.

En fútbol, Uruguay no clasificó para el último mundial de Alemania.

Pero sería una fatalidad seguir hablando de su simpatía por Nacional de Montevideo cuando lo que más importa es su lucha, su obra, su legado.

Que la metáfora no nos tape la realidad.

Desde “El Puntero Izquierdo” y “El Césped”, Benedetti excede lo futbolístico para entrar en la trampa, la coima y hasta la muerte.

“La Tregua”, “Gracias por el Fuego”, “Primavera con una esquina rota”, encienden, emocionan, y levantan, desde el romance puro y profundo, hasta la tristeza por las revoluciones frustradas.

Frustradas pero no muertas.

Su poesía es tan urgente como su repentización ante los interrogatorios inquisidores. Alguna vez le preguntaron en un aeropuerto norteamericano si tenía la intención de matar al presidente de los Estados Unidos y Benedetti respondió con su habitual parsimonia: “No, para eso ya están ustedes”.

“Oda a la pacificación”, mi favorita, pide a gritos que por fin pacifiquemos a los pacificadores que inventan guerras con la excusa de consolidar la paz.

“El olvido está lleno de memoria”, un himno para los rioplatenses. “Ustedes y nosotros”, otra metáfora y así podríamos continuar revisando versos hasta el tiempo en que sus utopías se cumplan.

Mejor tapar el tintero y seguir repasando sus “Inventarios” para poder explicarle al mundo “por qué cantamos”, a pesar de todo.

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