viernes, marzo 06, 2009

Tres estrenos en los 50 años del cine cubano


(Cubarte).- Marzo es el escenario para la celebración de los 50 años del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos, ICAIC, creado por la primera ley que, en el ámbito de la cultura, aprobara la Revolución en 1959, y que permitió el desarrollo del nuevo cine cubano en este medio siglo.

Numerosas son las actividades de estas jornadas, pero entre ellas sobresalen tres estrenos, el documental del realizador Tomás Piard: Leo en rosa, dedicado a los 70 años del natalicio del compositor Leo Brouwer, figura de la música de alcance internacional que es uno de los más asiduos colaboradores de la cinematografía, en especial, de directores como Tomás Gutiérrez Alea y Humberto Solás, creador de la partitura de películas como Memorias del subdesarrollo y Lucía, además de haber dirigido en los años 70, el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC en el que participaron también Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Emiliano Salvador, Pablo Menéndez, Eduardo Ramos, Sergio Vitier y Sara González entre otros.

Como se producirá el estreno del largometraje Anunciación (imagen), del realizador Enrique Pineda Barnet, Premio Nacional de Cine, y de la primera película de ficción de la documentalista Rebeca Chávez, Ciudad en rojo, estreno este último que tiene una connotación particular, ya que será la tercera película en cinco décadas dirigida por una mujer.

En el retorno a las pantallas de Pineda Barnet nos encontraremos con problemas de la realidad contemporánea, desde la célula de una familia cuyos miembros se encuentran separados, unos dentro de Cuba y otros en la emigración y que deben reunirse para definir el futuro de un testamento y de una vivienda.

Y con el largo de ficción de Rebeca Chávez se materializa una utopía, la de llevar al cine la novela de José Soler Puig: Bertillón 166, premiada en la primera convocatoria del premio Casa de las Américas, cuyo argumento se desarrolla en 1957 durante la lucha revolucionaria contra la tiranía de Fulgencio Batista, en la ciudad de Santiago de Cuba que, tanto en la narración como en el filme es, en verdad, la protagonista de la historia, desde su epicidad.

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