martes, marzo 03, 2009

Para despertar las ansias de descubrir al poeta


Presentación de Silvio Poeta, de Suyín Morales, Premio de Ensayo Noel Nicola

Para despertar las ansias de descubrir al poeta

Germán Piniella . La Habana
Fotos: Alain Gutierrez

Mucho antes de que existiera el Centro Pablo de la Torriente Brau y sus conciertos A guitarra limpia, que preservan y promueven como nadie la memoria de la canción trovadoresca, comencé a organizar angustiosamente en 1971, como productor musical en la EGREM, la grabación de los primeros discos de la Nueva Trova. Recuerdo las largas
discusiones con los trovadores para que registraran sus canciones, ya que por entonces la mayoría de ellos ni siquiera las transcribían al pentagrama (si acaso estaban escritas en alguna libreta o atrapadas en pequeñas grabadoras
portátiles, la mayor parte de las veces prestadas). Como ninguno estaba interesado en el derecho de autor ni tenía verdadera conciencia de lo que trascenderían aquellas canciones, tuve que utilizar dos argumentos más convincentes: el primero, no comenzaríamos a grabar el disco hasta que me trajeran la constancia del registro; el segundo, apelar a su conciencia de que no se podía repetir la historia de los viejos trovadores, muchas de cuyas canciones murieron en el olvido. Por fortuna las canciones se registraron y se grabaron los discos, aunque nunca han sido suficientes. Pero a pesar de la demostración indiscutible de la importancia de
ese movimiento en la canción cubana y de la existencia de por lo menos algunas constancias sonoras, ha existido poca crítica musical y literaria que profundice lo suficiente o desentrañe las costuras de la canción trovadoresca ­ni de la fundacional ni de su heredera directa. Tampoco la musicología ha aprovechado a plenitud la materia prima a su disposición. Quizá esto se deba en parte a que la canción, en general, no es motivo de estudios rigurosos en nuestros conservatorios ni sus textos son analizados como poesía en la enseñanza de la literatura en cualquier nivel.

Fuera de algunas aproximaciones como Silvio: que levante la mano la guitarra, de Luis R. Nogueras y Víctor Casaus (1984), y Ensayos voluntarios, de Guillermo Rodríguez Rivera (también de 1984) y algunas decenas de artículos periodísticos a lo
largo de sus más de 40 años de existencia, la Nueva Trova no ha sido objeto de estudios serios.

De ahí la importancia del Concurso de Ensayo Noel Nicola, convocado por el Centro Pablo con la colaboración de los Estudios Ojalá y el Portal Trovacub. No hablaré sobre los propósitos de ese premio, que Víctor Casaus explica con claridad en el prólogo de Silvio Poeta, de Suyín Morales Alemañy, el libro ganador de la primera edición de este concurso. Y el prólogo también esclarece mucho de la obra de la autora, por lo que para no repetir lo dicho por Casaus y para no privar al lector de la oportunidad de disfrutar lo escrito por él, me limitaré a brindar algunas impresiones como acicate para acudir al libro de Suyín.

Desde la primera lectura los miembros del jurado quedamos convencidos de que Silvio poeta era merecedor del premio, no solo porque cumplía cabalmente los propósitos del concurso al presentar una obra de riguroso análisis y una tesis bien fundamentada, sino también por estar escrita, a partir de la propia sensibilidad artística de la autora, en una prosa tersa, precisa y directa, con pleno conocimiento de la
función poética de los textos analizados, y dominio de las herramientas de la investigación. La poca bibliografía publicada, la ausencia de un centro de documentación adonde acudir para consultar la poca discografía, así como la no
existencia de antologías de la Nueva Trova hizo que la autora acudiera además a Internet como fuente de textos de canciones. Pero la indiscutible ventaja que significa tener una biblioteca universal al alcance del mouse, le jugó una mala pasada. La supuesta democratización de la red también implica el riesgo de que
informaciones no confirmadas pasen por ciertas, y así, a pesar del intento de la autora por corroborar las fuentes, se deslizó en el libro un texto que fue musicalizado por Silvio, pero del que no fue su autor.

Este desliz, sin embargo, no resta mérito a la obra, cuyo balance en mi opinión es excepcional. A pesar de su rigor conceptual, el análisis que hace Suyín Morales de la poética de Silvio no es solo un examen formal, no es un hurgar en la lingüística con pretensiones doctas, sino que utiliza las herramientas del investigador para
tratar de desentrañar la relación del trovador con la poesía a través de una ética ­llamémosla "silviana"­ y a la que la autora llega, según sus palabras, "rastreando algunos de los principios de su labor creadora a partir de la lectura de sus versos".

Así, Suyín brinda una guía que servirá para evidenciar, más allá de la emoción que comunica la poesía de Silvio y los hechos que testimonian las canciones, lo que ella llama (y cito nuevamente) "el impulso vital que moviliza su escritura". Véase, como ejemplo, el análisis que hace de "Ojalá", el más extenso del libro, en el que revela la intertextualidad con otras canciones del trovador.

El balance que queda tras la lectura, trasciende incluso la propia poesía de las canciones. Al explicar significados, evidenciar connotaciones, presentar problemáticas y sugerir intenciones, la autora revela también, junto con la extensión de su poesía, la dimensión de un hombre entregado a la creación, a su tiempo y a sus contemporáneos que refleja, según dice Víctor Casaus en el prólogo, "la sistemática y fiel consecuencia de sus dichos y sus actos".

Quisiera mencionar también, aunque sea brevemente, otros elementos de Silvio poeta, como es el acertado diseño que realizó Katia Hernández para la cubierta, con un sugerente uso de la imagen y un sobrio manejo de la tipografía, y el cuidadoso trabajo de todo el equipo editorial para lograr una obra digna de esta primera
edición del Premio de Ensayo Noel Nicola.

Las últimas líneas del libro de Suyín Morales parecen hacerse eco de los propósitos de este concurso: "Dejo, pues, despiertas las ansias de seguir descubriendo al poeta". Espero que esas ansias sean sentidas también por otros y que el año próximo nos reunamos de nuevo para aplaudir la publicación de un nuevo libro que celebre la
memoria de la trova y del recuerdo de Noel Nicola, quien inspiró este premio.

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