viernes, enero 09, 2009

desapareció el silencio

Creo que son más que reflexiones, son sentimientos que sacan palabras convertidas en poemas, como el de Juani: … El general se parapeta / tras un muro:/ cómodo despacho / desde el que da órdenes con mano férrea, sin temblar; y en el de Teresa "que la unión de los hombres conscientes, vencerá a la guerra que desatan otros hombres insensatos" y en el clamor del hermano y poeta Dr. Ernesto Kahan, "…¡Defiéndelos Padre! . Es tu Palabra Señor la que sostiene nuestras vidas, nos salvas y renuevas nuestros espíritus, eres nuestro amparo y fortaleza. Dios amado: en pie, te clamo y derramo en ti como mar mi corazón, alzo mis manos por nuestras vidas y la Paz en Palestina y el mundo entero. Heme otra vez de ti, con este corazón que te susurra y ruega. Afuera los perros bulliciosos ladran a las sombras. Esta noche deseo comprender tu voluntad."
Yo nací en Nicaragua, mi papá y mi mamá, los dos eran hijos de inmigrantes palestinos, originarios de la ciudad de Belén, se establecieron en Nicaragua desde 1913; siempre hemos estado ligados a la causa Palestina; estaba en Beirut con la OLP en 1982, viví los tres meses de bombardeos de junio a agosto, experimenté en carne propia lo que hoy vive la población en Gaza; hoy mi memoria retorna a Beirut, siempre lo mismo, solo que ahora multiplicados los escombros y las muertes, a pesar de ello no logran debilitar la fortaleza del pueblo palestino.
Les dejo un poema que escribí cuando viajaba sobre las aguas del Mar Mediterráneo, salí evacuada en uno de los grupos de la OLP, nos correspodio refugiarnos en Siria, viajabamos en un barco griego que integraba "las fuerzas de paz"





Desapareció el silencio.

Desafío caminos llenos de tumbas.
Versos rebeldes reúnen sangre y muerte.
Me anegan brumas
perennes,
insurrectas.

Voces de niños,
despezados
me llaman,
gritan un adiós detenido en mi sangre.

Centellea el nacionalismo infinito de mi padre;
se aloja en el sufrimiento de este pueblo,
en el dolor
asido a mi linaje.

En el Líbano se apagó la risa;
lloré y volví a llorar mi origen;
mis palabras arremeten contra las trincheras
velan la sangrienta tumba de Beirut.

Anhelos de paz estremecen lemas y mandatos.

Me deslizo esparcida en la nostalgia.

Partimos buscando olivos,
y jazmines nuevos.

Los Fanton hirieron todos mis poemas,
mientras Fairous nos despedía con su canción:
Le Beirut…

Suad Marcos F.
Mar Mediterráneo, 1982

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