domingo, julio 12, 2009

La teoría del inodoro II: Los campos minados de mierda mental


Enrique Campang Chang (Desde Guatemala. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Pido disculpas por usar palabras “profanas” que son parte del lenguaje reconocido por la RAE.

Unos hogares, oficinas, centros de trabajo, calles, estadios, colegios o autobuses parecen campos con minas fecales listas para estallar ante la menor provocación, una palabra, bocinazo, mirada, tener un celular o movimiento en falso es suficiente para que algún sujeto lleno de m, lo haga m a uno.

Las noticias traen con frecuencia titulares con las palabras tiroteos, vandalismo, agresiones, etc., que tienen como común denominador un componente emocional de resentimiento, odio, o mierda mental (mm), asociado a otros componentes racionales como problemas económicos, abusos o provocación. Casos de personas que matan a sus padres, compañeros de trabajo, estudio y maestros de colegio, se están volviendo demasiado comunes en todo el mundo.

Las masacres en colegios, universidades, centros laborares bajo tensión como las oficinas de correo, restaurantes de comida rápida tienen el potencial de convertirse en inodoros mentales para que unos descarguen toda su frustración en forma de balas.

En los colegios varios actos de bullying que se inician con un simple “me cae mal”, terminan en masacres como en Columbine, hace 10 años, el Virginia Tech, hasta Azerbaiyán. La lista es demasiado larga en todo el mundo; donde la m. que traen de la casa o el medio social es descargada sobre los que no se pueden defender o son designados inodoros o mierda de la clase.

Las aristocracias estudiantiles de las bonitas, populares, los cara chiiisshh, de apellido, con dinero, “la caquerada”, ropa fina, atléticos o machos, son capaces de actuar con crueldad insólita contra otros grupos marginales como Emos, góticos, feos, destrabados, nerds, flacos o gordos. La envidia y arrogancia de unos sobre otros es un detonante de riesgo a la violencia escolar. Unos agraviados le dan salida a su humillación por medio de las armas.

En el hogar, la violencia doméstica sigue sumando víctimas en las personas que no pueden evitar ser la cloaca de la m del macho en contra de la mujer y los niños; o de la mujer frustrada contra sus hijos.

Se dan situaciones en que el ambiente familiar es tan tóxico y saturado de m., que tienen descargas explosivas de cólera (acting out) sin dar señales evidentes; los hijos terminan asesinando a sus padres y hermanos; los esposos o a su pareja. El drama termina cuando ahogado en su propia m, el homicida se suicida.

En otros casos la persona parece una letrina a punto de rebalsar sin tener otro lugar a donde descargar su ira que la calle contra los peatones que tengan la mala suerte de estar en el camino de su m.

La Teoría del Inodoro (E.C. 2004) plantea que toda persona y sociedad produce a lo largo de su vida ideas que dejan de ser útiles, recuerdos negativos, resentimientos que de no eliminarse adecuadamente se pueden volver contra sí mismo o las personas que le rodean. La gente vive atormentada de sus recuerdos del pasado y se los pasa a los demás Todos deben contar con los mecanismos para liberar estas ideas problemáticas en lugares que no hagan daño ni causen molestia; como aprende cualquier niño a ir al baño. Unos no se dan cuenta de que producen desechos mentales, ni aprenden a manejarla, dejando sus graves secuelas en las vidas de otros. Es darse cuenta de que todos producimos desechos mentales que debe n procesarse adecuadamente.

La m. mental puede tener varias salidas: la boca que ofende, grita o denigra; el puño que golpea, los pies que patean a la víctima, el dedo que jala el gatillo disparando un arma asesina o el botón para detonar una bomba suicida en Israel o Bagdad. La furia con que se ataca y destruye a la persona o la propiedad no se puede explicar solamente con causas racionales. En las calles no es solamente una protesta en contra del desempleo, las injusticias o el gobierno; entre los manifestantes también se infiltran personas cargadas de m, que buscan soltarla bajo cualquier pretexto.

Es cuando las protestas y juegos de fútbol degeneran en vandalismo, actos de pillaje o destrucción a la propiedad, muy frecuente en el fútbol europeo con los temidos Hooligans. Es difícil prever cuando sucederá un episodio explosivo de violencia fecal. Unos dejan pistas en Internet, e-mail, Talk o Reality Shows, Facebook en los chats, blogs, mensajes de texto o en las comunidades electrónicas; unos ya notan los signos preocupantes de riesgo.

Se debe estimular una cultura que identifique el malestar y provea los medios de desahogo controlado. No se puede tolerar la burla de ningún tipo, fomentando el respeto a la dignidad de la persona, sin importar su raza, condición económica, orientación sexual o credo religioso. En Japón se canaliza el enojo de los empleados golpeando monigotes que representan a sus jefes.

Los hogares, oficinas o colegios deben proveer lugares privados para el desahogo o inodoros mentales que pueden ser jardines, capillas, buzones de quejas, reuniones o espacios donde se permita la expulsión controlada no letal de la cólera, y resolver los agravios en forma dialogada. Otros la canalizan en forma en arte, deporte o literatura.

Las manifestaciones populares del Primero de Mayo, los desfiles bufos como la Huelga de Dolores [en Guatemala], carnavales, juegos de fútbol, el graffiti, pintas en las paredes o el cáustico humor chapín son formas que actúan como válvulas de escape a la presión interna.

Unos divulgan chismes o se dedican a hablar mal de a la gente liberando su frustración, como en el “peladero” del Parque Centenario y la URL. Otros lanzan dardos contra la foto de la suegra, pero no la matan o practican Vudú en contra del ex novio. Son prácticas sociales que pueden evitar males mayores. Los medios de comunicación dan espacios al público para que puedan expresar su malestar en cartas o comentarios al aire. Otros que no saben o no tienen como, desahogarse, van a la cantina, o entran en procesos autodestructivos; se intoxican en su propio conflicto con alcohol o drogas.

Se debe tener mucho cuidado al soltar la mierda mental, puede ser peligroso; es como la pasta dental, una vez sale del tubo es muy difícil volverla a guardar…

El conflicto entre Israel y los palestinos no se puede resolver mientras las masas sean incitadas por grupos fanáticos (Hamas y radicales judíos) a descargar su m en forma de bombas o cohetes. Mientras la región no maneje una mejor higiene mental no hay posibilidad de paz. La dificultad en resolver conflictos raciales y religiosos está en los líderes que insisten en conservar los resentimientos y odios del pasado.

La televisión, cine y videojuegos son la exaltación de la descarga fecal comercializada; su atractivo y rentabilidad está en función de que el espectador se identifica en ellos; se emociona disparando desde el “joystick” a la pantalla; que en unos casos confunde a los jóvenes y pasan la línea de la ficción a la realidad.

A los productores no les importa el efecto que tenga sobre el público. Varios de los asesinos escolares eran aficionados a estos juegos.

Hace años, le expliqué la Teoría del Inodoro a una señora que trabaja en un puesto del mercado de la Placita, la entendió bien, de modo que ya no libera su enojo contra su hijo que antes maltrataba. En unas reuniones y centros de trabajo ya varios saben que no son lugares para sacar su m. La Teoría no es compleja ni del otro mundo, es lógica y evidente La sociedad ha fallado en su meta de crear una civilización no violenta en paz. Ha cumplido con construir los edificios más altos o desarrollar la más sofisticada tecnología. Pero en el manejo de los desechos mentales y la violencia, queda muy mal.

La represión, encierro o ejecución de los violentos no resuelve el problema si familia y la sociedad no aprenden a manejar el círculo vicioso de la m. mental. Si los padres, esposos, jóvenes o personas violentas supiesen de las consecuencias de esto, se estaría hablando de otro panorama con menos conflictos prevenibles. La perpetuación del odio racial, cultural, el recuerdo morboso de momentos dolorosos es como regurgitar la m que impide la cicatrización de las heridas. Es un interés fecal de mantener viva la culpa de las generaciones anteriores o recordar la m de otras épocas. Las conmemoraciones de eventos trágicos del pasado se deben manejar con cuidado, con espíritu de reconciliación y reconstrucción.

La educación continuada, extendida, generacional con una dinámica cultural hacia la higiene mental es una de las bases para un mundo mejor. No esclavizado de su pasado conflictivo.

Desde que escribí el primer ensayo sobre la Teoría del Inodoro en 2004, unos la han tomado en serio y otros la han reído y ridiculizado como “poco científica. Sin embargo la suma de incidentes sangrientos derivados del mal manejo de la m sigue creciendo cada día. Los argumentos académicos, técnicos y elegantes sobre la violencia en serie, se meten en laberintos del según…, que no aportan soluciones; prefiero el lenguaje directo, comprensible y efectivo.

No se ha llegado al fondo en la cuestión de la violencia. La historia es el registro de sociedades fallidas, erráticas en su sentido del bien y del mal; que no reconocen sus errores y los vuelven a repetir. Las escuelas, colegios y universidades no logran producir un ser humano pleno, consciente de la dignidad del prójimo. Es una meta que ninguna sociedad ha logrado.

Creo en un mundo mejor, más limpio física y espiritualmente, menos violento; es cuestión de tener agallas para reconocer que todos producimos mierda mental que debe descargarse en lugares y momentos adecuados sin ofender ni lastimar a los demás.

Para ver el ensayo original de la Teoría del Inodoro I, visite: www.enriquecampang.bitacoras.com

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