"El trovador es alguien que está detrás de la guitarra, pero que piensa delante de ella". La frase, anónima, es la preferida de Fernando Montalbano, un trovador rosarino que hace ocho años toca todos los fines de semana "sin falta" en bares y salas de Rosario.
"Mi desafío es difundir el género", dijo con voz grave y agazapado detrás de la guitarra acústica el músico y añadió: "Trovador no es lo mismo que cantautor. El cantautor tiene más que ver con el mercado, en cambio el trovador se vincula más con la realidad política y social de su país".
Montalbano se largó a cantar semiprofesionalmente desde 1985, pero fue a partir de 2000, cuando trabó amistad con Vicente Feliú y Axel Milanés, de la Nueva Trova Cubana, que incorporó una suerte de "militancia" con el género.
En los shows de Montalbano se mixturan temas propios, como "Mujer imaginaria", "Inventario personal" y "Calle Italia", con otros de Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, Eduardo Aute, Fito Páez, Atahualpa Yupanqui y Eladia Blázquez, entre muchos otros.
"Los cubanos me hicieron entender que cuando un intérprete da su propia versión de una canción la inventa de nuevo, y eso es un valor agregado que tenemos los trovadores", apuntó el músico.
Recientemente, su participación en el disco homenaje al compositor uruguayo Fernando Cabrera "Garra del corazón" le dio un nuevo impulso a su carrera: "En esa edición uruguaya cantaron Juan Carlos Baglietto, Liliana Herrero, Kevin Johansen y yo, entre otros músicos populares, y hay gente que me viene a ver en mis shows porque me conoció a partir de ese trabajo".
Las canciones de Montalbano reflejan paisajes, historias, amores y aromas de su ciudad. La mejor manera de pintar el mundo.
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