lunes, noviembre 10, 2008

Carlos Gardel y los gardelianos

Yaqui Núñez del Risco - 11/7/2008

A Cuchito Álvarez y "muchas firmas más"
Para mí que Carlos Gardel tenía "sus poderes". Sus fanáticos lo son a morir y hasta morir. Y no aceptan críticas ni burlas a su ídolo. Me contó Silvio Rodríguez que una noche, en Buenos Aires, el gran Horacio Guarani lo invito junto a un grupo de artistas para hacerles un asado de buena carne.
En un momento, a Silvio, que gusta dar cuerdas, se le ocurrió preguntar sobre rumores que ponían en dudas la virilidad del Zorzal y la reacción de Guaraní fue quitarse el delantal, apagar el asador y decir: Señores, se suspende esta cena, pueden retirarse de mi casa. Y recuerdo que, en una ocasión, en los años sesenta, pregunté a don Julio Tonos en su tienda de discos en la calle El Conde cuál era el cantante que más discos estaba vendiendo y me respondió: Oh, Carlos Gardel. Freddy Beras provocó que un amigo gardeliano se retirara de una comida porque, para provocar, preguntó: ¿Pero Gardel era desafinado, verdad?. Y pensar que Gardel era un bromista. Se cuenta que, cuando compró su primer carro, como no le gustaba manejar, contrató a un chofer negro intenso.
Una noche, paseando por calles poco alumbradas, al doblar una esquina y a pesar de que el chofer sacó la mano para doblar, otro auto lo chocó. Gardel riendo exclamó: Si no hubieras sacado la mano habría sido igual pues es tan oscura como la noche. Como tengo amigos gardelianos, no voy a sugerir que Carlos era racista. Como Arturo Industrioso, a quien le preguntaron si Gardel había muerto y respondió: Yo lo oigo cantando; tampoco yo caigo en gancho. Riendo, digo: ¡qué fino humor tenía el Maestro!

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