sábado, junio 28, 2008

Hallan precisiones astronómicas en la poesía de Homero


Hallan precisiones astronómicas en la poesía de Homero
La Odisea, a la luz de la ciencia
Martes 24 de junio de 2008 Publicado en la Edición impresa


La Ilíada y la Odisea llevan cientos de años cautivando a los lectores... y otro tanto inspirando hipótesis que intentan develar sus fascinantes misterios.

En un trabajo que hoy se publica en los Anales de la Academia Nacional de Ciencia de los Estados Unidos ( PNAS , según sus siglas en inglés), dos científicos argentinos pueden haber encontrado pistas que ayuden a saldar una de las discusiones que apasionan a los estudiosos de esos poemas fundacionales de la literatura occidental: ¿es o no un eclipse total de Sol lo que describe un célebre pasaje del Canto XX de la Odisea (La profecía de Teoclímeno) ? "Vuestras cabezas, vuestros rostros y vuestras rodillas están envueltas en la noche [...]. Lleno está el vestíbulo y lleno el patio de espectros que descienden hacia las tinieblas del Erebo. El Sol ha desaparecido del cielo y una oscuridad nefasta lo cubre todo."

Marcelo Magnasco, profesor vitalicio de física matemática de la Universidad Rockefeller, en Nueva York, y Constantino Baikouzis, diseñador de mapas celestes del Observatorio de La Plata, analizaron en detalle el texto homérico que describe los últimos 34 días del viaje de diez años que Ulises emprende para retornar a su casa en la isla de Itaca, después de la Guerra de Troya.

"Tuvimos que calcular dónde se encontraban las constelaciones en esa época -cuenta Magnasco, a punto de abordar un avión que lo lleva a dar conferencias en Kuala Lumpur-. Pero Homero fue muy meticuloso en precisar cuándo comienza cada nuevo día. Eso facilitó mucho los cómputos."

A partir de la reconstrucción de los mapas del cielo correspondientes a 50.000 noches de los 135 años que van del 1250 al 1115 a.C., Magnasco y Baikouzis encontraron una serie de coincidencias que no sólo apoyan la hipótesis del eclipse, sino que revelan un conocimiento astronómico notable por su precisión.

"Verificamos las constelaciones, las fechas en que se menciona que hay luna nueva, las posiciones de Venus y Mercurio... En los 135 años que rodean la fecha estimada de la caída de Troya, sólo un período que culmina en el eclipse total de Sol del 16 de abril de 1178 a.C. coincide con los datos astronómicos", dice Magnasco.

La controversia sobre el citado pasaje de la Odisea viene de lejos. Aunque no tiene ninguna mención explícita, de que ocurre en el interior de un cuarto, y de que la oscuridad coincide con la imaginería del Hades; ya Plutarco y Heráclito creían que se trataba de la descripción poética de un acontecimiento astronómico.

"El 16 de abril de 1178 a.C., cerca del mediodía, un eclipse total de Sol ocurrió sobre el mar Jónico [...]. Fue espectacular", escriben los investigadores. Según sus cálculos, se pudieron observar simultáneamente los cinco planetas visibles "a ojo desnudo", la Luna y la corona solar.

"La exactitud de las descripciones de Homero es impresionante -dice Baikouzis, él mismo descendiente de griegos, proveedor oficial de mapas celestes del Año Internacional de la Astronomía 2009 de la Unión Astronómica Internacional e inspirador, hace 17 años, de esta investigación-. Gracias a él tenemos la primera alusión a la navegación por estrellas, que es la que orienta a los marinos hasta hoy."

Los eclipses totales de Sol son hechos infrecuentes, que ocurren aproximadamente una vez cada 370 años en una ubicación dada del planeta. "Nuestro sistema visual se adapta al lento cambio en la iluminación, de tal modo que al principio no lo percibimos -detallan los científicos-. Unos segundos antes de que el disco solar se cubra por completo, el Sol todavía es un millón de veces más brillante que la luna llena. Pero en la «totalidad», parece extinguirse súbitamente y aparecen las estrellas. La temperatura cae varios grados; los vientos cambian; los animales se inquietan y los rostros humanos pueden tener una extraña palidez."

Si bien las palabras de la Odisea parecen aludir muy exactamente a este modus operandi , tanto Baikouzis como Magnasco se apresuran a subrayar que las coincidencias no bastan para probar que la historia relatada en la Odisea sea verdad.

"Tal vez se entienda lo que planteamos con el ejemplo del Ulises , de James Joyce -dice el segundo-: no hay duda de que la obra está ambientada en Dublín, aunque esa palabra no es mencionada en todo el libro. Se lo puede asegurar, sin afirmar que los eventos que en ella se relatan son verdaderos. Nuestro método, intrínsecamente matemático, no puede decidir si la historia que cuenta la Odisea es verdadera. Pero las referencias son tan exactas, que la probabilidad de que hayan sido inventadas es muy baja."

Claro que lo más intrigante del caso es que estos acontecimientos habrían ocurrido hasta 500 años antes de la presunta existencia de Homero...

Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION

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