jueves, julio 17, 2008

La tórtola no morirá en manos del ogro

La tórtola no morirá en manos del ogro

LÍDICE VALENZUELA

La VI flota de los Estados Unidos.


El Héroe Nacional de Cuba, José Martí, con su proverbial clarividencia — el mismo decía que el político debía observar y prever — escribió el 19 de diciembre de 1883, en una carta al director del diario La Nación, de Buenos Aires, (…) "Cierto que en un cúmulo de pensadores avariciosos hierven ansias que no son para agradar ni tranquilizar a las tierras más jóvenes y más generosamente inquietas de nuestra América. Cierto que me parecería cosa dolorosísima ver morir a una tórtola en manos de un ogro".

Aquella reflexión martiana, escrita siete años antes de que el Capitán Alfred Mahan publicase una serie de artículos, luego convertidos en el libro " El interés de Estados Unidos en el poder marítimo", mantiene plena vigencia en momentos en que la IV Flota del país norteño retoma los mares de América Latina y el Caribe, en una época en que esta región las tierras más jóvenes y más generosas inquietas, como las nombró Martí, buscan un camino propio de desarrollo, sin la interferencia del férreo aparato hegemónico imperialista y su histórica injerencia en la región

Después de 58 años de inactividad, el patrullaje de las aguas latinoamericanas y caribeñas por la IV Flota, que responde al Comando Sur de Estados Unidos acantonado en La Florida, es otra expresión del desespero de esa nación por apoderase de ricos territorios que viven en paz, no constituyen amenaza militar alguna y ni siquiera pueden considerarse potencias en ese campo. Razones muy poderosas tuvo la Casa Blanca para semejante movilización. Bajo el simplista pretexto de una supuesta cooperación se esconden intereses muy oscuros.

James Stevenson, comandante de la Marina del Comando Sur, señaló que las naves llegarán hasta el sistema de ríos de Sudamérica. O sea, un vasto control en el interior del territorio latinoamericano.

Altos jefes militares estadounidenses indicaron que tendrán bajo su responsabilidad a más de 30 naciones, en una cobertura de 15,6 millones de millas cuadradas en las aguas adyacentes de Centroamérica, Sudamérica, las 12 islas del mar Caribe, México, y territorios europeos en esta parte del Océano Atlántico.

Sin embargo, la situación política continental es diferente en este 2008 a la que existía cuando Mahan calificó a los latinoamericanos de pueblos bárbaros e incapaces. Para argumentar su defensa del poder marítimo y las bases militares indicó: "Si ésta (La Armada) es superior a la que pueda ser lanzada contra ella, y si la Costa esta defendida de manera que la armada quede libre para atacar donde los desee, podemos asegurar nuestros derechos."

Aunque es cierto que la IV Flota es muy poderosa, el pensamiento que anima ahora a las grandes masas latinoamericanas, a gobiernos izquierdistas y progresistas en el poder, (lo que deja atrás la soledad política de Cuba en la defensa de la independencia continental), poco tiene que ver con los intereses geopolíticos de la Casa Blanca en la región.

Estados Unidos, acostumbrado a las bravuconerías del más fuerte, atraviesa difíciles momentos en el orden interno y en su desempeño político internacional. La presencia de la IV Flota en el área es una demostración de que intenta, aún en los últimos coletazos de una administración ultraderechista, dar la imagen de que, si en su opinión fuera necesario, intervendría en cualquiera de los países latinoamericanos y caribeños para apoderarse de las riquezas de la región, en momentos de grave crisis de diverso tipo para la Humanidad y destruir los movimientos políticos de tendencia progresista.

BUSH DA PELIGROSOS COLETAZOS


Uno de los puntos más importantes para la ya regresiva administración del ultraderechista presidente George W. Bush, es el intento, a veces frustrante como le ocurre en Irak y Afganistán, de apoderarse de los recursos naturales deficientes en su país, sin importarle qué piensa la opinión mundial ni siquiera la credibilidad de su propia población, que se ve inmersa en una economía encaminada a la recesión debido a los errores cometidos en los últimos años.

La puesta en marcha del poderoso aparato marítimo, el pasado día primero, coincidió con la visita a Colombia del candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, John Mc Cain, un antiguo oficial de la Marina norteamericana, quien dejó claro que el gobierno de Álvaro Uribe es el más fuerte aliado del imperio en la región, a la vez que daba muestras de complacencia por la entrada de tropas de su país en nuestros mares.

Mc Cain, quien ya advirtió que los soldados norteamericanos pueden permanecer 100 años en Irak, afirmó en el balneario de Cartagena de Indias, "uno no puede volverles la espalda de ese modo a los aliados, sobre todo cuando se trata de un país que es baluarte de la democracia y un faro de esperanza en una región donde hay quienes se oponen a las libertades", en evidente alusión, de acuerdo con su pensamiento imperialista del significado de democracia, a los gobiernos de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Uruguay, Bolivia, e incluso Paraguay, donde el próximo mes asumirá el ex sacerdote Fernando Lugo, con un proyecto socio-económico de justicia social.

Es evidente que la actual administración norteamericana, si pudiera, ya hubiese utilizado la fuerza en esas naciones, en las que organiza planes desestabilizadores apoyados por las oligarquías y los partidos opositores nacionales.

La guerra en Irak cuesta demasiado a los contribuyentes como para que se atreva a abrir, en estos momentos, nuevos frentes bélicos de confrontación con vecinos demasiado próximos, por lo cual su estrategia es dividir, confundir, asesinar — en fecha reciente se denunció un eventual magnicidio contra el presidente boliviano Evo Morales, al igual que ha ocurrido más de una vez con el venezolano Hugo Chávez —, buscar con falsos pretextos confrontaciones bilaterales (caso de Ecuador y Colombia), entre otros variados y fracasados planes.

Sin embargo, el interés primario sigue vigente: apoderarse de los recursos naturales (petróleo, gas, níquel, agua, maderas) de América Latina y El Caribe para, como ha hecho siempre, resolver sus necesidades internas, y de una vez, retroceder en la historia latinoamericana con la defenestración de los regímenes progresistas y de izquierda.

Para algunos analistas, Washington lo que realmente quiere es asegurar su abastecimiento de petróleo. Un tercio del crudo que importa procede de América Latina, en especial Ecuador, México y Venezuela y una cuarta parte de África, fundamentalmente de Nigeria, Angola y Guinea Ecuatorial.

MENTIROSA POLÍTICA DEL PENTÁGONO


En su mentirosa política, el Pentágono norteamericano afirma que redujo el número de sus bases militares en América Latina y El Caribe, cuando en realidad lo que ha hecho es fomentar el número de pequeñas y móviles unidades con una rápida capacidad de respuesta.

Es cierto que aquellas antiguas bases urbanizadas, con miles de oficiales y sus familias, tienden a desaparecer. Pero ello no significa la desmilitarización. Por el contrario, la nueva estrategia militar plantea la modernización de las estaciones, más ágiles y pequeñas, avitualladas por las mayores con equipos y tropas, relevados cada seis meses.

Las llamadas bases operativas o de "cooperación" (a las cuales el Pentágono identifica como medios de apoyo a la lucha contra el narcotráfico) han crecido en América Latina.

Sólo en Colombia hay seis de ellas, que trabajan en coordinación con la de Manta, en Ecuador, la cual es el pivote del llamado Plan Colombia, de supuesto combate al narcotráfico, cuando en realidad trata de destruir la guerrilla que opera en los confines de la selva de ese país. Ejemplo de esa estrategia fue la masacre perpetrada en territorio de Ecuador por operativos colombianos, con apoyo logístico extranjero. Las pruebas indican que los invasores salieron de Manta para perpetrar la sangrienta operación donde murieron asesinadas 23 personas mientras dormían.

En su estrategia geopolítica de cercar militarmente a América Latina, el Pentágono mantiene la base de Curazao. La de Manta debe ser sacada de Ecuador cuando concluya el convenio bilateral firmado hasta el 2009, y que no será renovado, según anunció el presidente Rafael Correa. Colombia, en cambio, se mostró dispuesta a recibir el enclave en territorio de la Guajira, fronterizo con Venezuela. Opera también una tercera base en El Salvador, en Centroamérica, la cual cierra el triángulo coordinado por el Comando Sur en La Florida.

Especialistas consideran como otra forma de militarización y de fuerza los ejercicios conjuntos que se realizan a lo largo del año con distintos países de Latinoamérica, lo cual permite también labores de inteligencia de los aparatos de espionaje de Estados Unidos. Tales maniobras rodean en ocasiones a gran parte del subcontinente y El Caribe, en su totalidad, con lo cual rodean a México, Cuba, y las costas de naciones que dan a ese mar, como Venezuela y Colombia.

Estos expertos entienden que, si se estudia la localización de las bases-madres, y las minibases, se comprende que Estados Unidos tiene cubiertos los principales focos de interés para posibles agresiones militares. Más que reducir, crece el belicismo.

Para completar el diseño de la militarización de Latinoamérica apareció en escena la IV Flota, hecho denunciado como una amenaza a la región por el Chávez, y sus homólogos de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y de Argentina, Cristina Fernández.

DE LA VI FLOTA…



Estados Unidos creó la IV Flota en 1943, durante la II Guerra Mundial (1939-1945) con el propósito de controlar el avance de Alemania y Japón hacia el Océano Atlántico, pero en 1950 fue desactivada. En la actualidad está integrada por 11 naves de guerra y un portaaviones bajo la jefatura del contralmirante Joseph Kernan, perteneciente a un comando de élite para operaciones especiales, entrenado para la batalla en condiciones adversas.

Como si América Latina aún fuera su obediente y analfabeto traspatio, el Jefe del Comando Sur, indicó que la Flota daría respuesta a desastres naturales, realizaría operaciones humanitarias, de asistencia médica, combate al narcotráfico y cooperación en temas ambientales y en tecnología, declaraciones de un alto grado de cinismo, teniendo en cuenta la historia de intervenciones de Estados Unidos en la región.

No es casual, por ejemplo, que la presencia de la IV Flota forme parte del crecimiento de la militarización norteamericana a nivel planetario. Un antecedente de esta movilización de la Marina norteamericana en Latinoamérica ocurrió con la puesta en marcha en el 2007 del Comando de África, donde vive una numerosa población musulmana y en ella, dijo el Pentágono, hay una presencia activa de la organización Al Qaeda. La sede del Comando radica en Alemania. La VII Flota patrulla las aguas del Este de Asia, mientras que la VI Flota está ubicada en el Mediterráneo, la V Flota en el Golfo Pérsico. Hasta este año, la II Flota surcaba América Latina.

A pesar de tal despliegue, puede descansar en paz José Martí. La suerte de las tierras de Nuestra América, por las cuales mostró tanta preocupación respecto a los planes imperiales norteamericanos, ha cambiado para bien en las últimas décadas. El ogro, esta vez, no matará a la tórtola.

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Fuente: EXCLUSIVO, 14/07/08

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