miércoles, junio 03, 2009

Pedro Aznar: En camino hacia lo esencial

27/05/2009

Tan frontal como sus canciones y tan humilde como su poesía, el ex bajista de Serú Girán trasmutó en un exitoso productor, escritor y compositor que a los 47 años sigue en busca de su propia esencia para de ese modo conectarse con la de los demás.

Contrario a lo que parece, Pedro Aznar no tiene la risa fácil. Ni la sonrisa. Tras el saludo cordial estrecha la mano -fuerte y seguro, eso sí- y mira profundo a los ojos, en silencio. Como escudriñando, como advirtiendo, como amedrentando.

Como si fuera capaz de percibir lo inevitable que para su interlocutor resulta ver en él a este exitoso compositor y productor de 47 años y no al jovencísimo bajista de Serú Girán, aquel muchacho de pelo largo que hace veintisiete pisara por primera vez Tres Arroyos junto a la legendaria agrupación para brindar un recital inolvidable en el Cine Tortoni.

Y, por esas cosas de la intuición, no resulta demasiado difícil advertir que le causa cierta incomodidad, cierta sensación de hastío.

Apenas unos minutos de charla hacen falta para descubrir que en realidad no le molesta hablar del pasado, siempre y cuando sirva para graficar este presente que lo encuentra rebosante de ideas, pleno de entusiasmo y aún con mucho, pero mucho que decir. Afortunadamente.

Confesiones
Hoy en día Pedro Aznar habla desde el corazón, a corazón abierto. Habla de vulnerabilidad, de paz, de libertad, de amor, de crecimiento interior, de búsqueda de la esencia espiritual, de despojarse, de crecer, de seguir, de aprender a vivir. "Quebrado" es a la vez una sincera autocrítica y una enternecedora confesión. Y recuerda a aquel chico que tocaba en Serú Girán con mucho afecto, como quien recuerda a alguien muy querido y valorado que, asimismo, ya cumplió su ciclo y no está más.

También se acuerda de su paso por Tres Arroyos, hace tantos años. Horas después se lo diría al público, durante el recital. Y, ante la pregunta, accede a mirar un segundo hacia atrás y encontrarse con aquel Pedro joven y de pelo largo. Aunque no le resulta sencillo. "Es que es muy difícil", casi se excusa. "Por supuesto, hay otro nivel de madurez... es una distancia enorme, de vida, de experiencias... Como si fuera otro hombre...".

Un silencio tan profundo como esa mirada inquisidora suya sobrevuela como una amenaza. Pero algo estalla en él y, de pronto, decide que vale la pena. Y entonces surge sin reticencias el Pedro Aznar de hoy. Y, como en el disco, se confiesa. "Creo que la gran diferencia está en la búsqueda... Si bien yo ya por aquellos tiempos estaba buscando un grado de involucramiento espiritual en la música y siempre entendí la música desde ese lugar, como camino, hoy creo que tengo un nuevo entendimiento de lo que significa espiritualidad. Tal vez tenía un concepto un poco más metafísico, hoy tengo un sentido mucho más concreto, más práctico, más cotidiano. Conectar con lo espiritual tiene que ver con conectar con cosas muy hondas de uno que son comunes a todos, como una especie de conciencia global que nos toca a todos y que está más allá de las trampas de nuestra personalidad, que nos juega malas pasadas muchas veces y desde nuestra personalidad el ego sufre y se da golpes y tropieza todo el tiempo y causa y se causa dolor. Hoy entiendo la espiritualidad como un camino de salida de eso y como una reconexión con el ser inherente, con el ser más hondo que somos".

Quebrando estructuras

"Quebrado", su último disco doble, logró cuatro nominaciones a los Premios Gardel y ya es disco de oro: mientras el disco 1 incluye una docena de temas propios, el 2 contiene otro tanto de grandes canciones entre las que se encuentran obras de John Lennon, Atahualpa Yupanqui, George Harrison, Paul MacCartney, Lito Nebbia y Mick Jagger, entre otros. En alegoría con el nombre de su disco, Aznar concibe la vida como un continuo caminar y reconoce que es necesario romper con estructuras y "quebrar" esquemas de pensamiento para poder seguir creciendo. "'Quebrado' es un disco que habla de la vulnerabilidad, de mi propia vulnerabilidad, y es a través de ella como me puedo conectar con la de los demás. Aunque no estuvo planeado, causalmente resultó que el tema 1 del disco 1 es 'Quebrado' y el tema 1 del disco 2 es 'Fragilidad' (versión castellana de 'Fragile', de Sting). O sea que se espejan un poco las temáticas, ¿no?, tanto las de la música propia como de la música de otros".

Admite, en este sentido, que la misma palabra también sugiere un quiebre de estructuras, de esquemas mentales, y que le sirvió para exorcizar unos cuantos demonios. "Y sí, porque en lo que se fisura se puede abrir una puerta, en lo que está sólido como una roca no... Y aunque sirvió, creo que hay demonios que no se van nunca... no se van nunca... El otro día vi un comentario muy interesante de Ram Dass, una especie de maestro espiritual norteamericano y además un tipo que experimentó mucho con drogas psicodélicas en los '60 y le preguntaban cuál era la diferencia que él veía entre el Richard Alpert que fue en los '60 y el Ram Dass de hoy. Algo así como si había conseguido superar o trasmutar el dolor y el dijo que no, que el dolor sigue estando, sólo que ahora puedo pasar más rápido por ahí. Yo creo que la sabiduría consiste en eso: no en eliminar el dolor, porque vivir entraña cierto grado de sufrimiento, pero lo que se puede aprender es a no identificarse con el dolor, porque te quedás pegado. Y a dejarlo correr, a no identificarse con él. Cuando lo dejás correr, como un río, hace su proceso y se va. Si te aferrás, no".

Entre el dolor y el amor

Y cuando se le pregunta, aunque "con pudor", admite que se inclina hacia la filosofía budista, "sin ser un budista prácticamente, porque medito a las perdidas, aunque desde hace 23 años". Y cuando tiene que hablar del sufrimiento, del dolor de la gente, lo hace definitivamente desde la mirada de un budista. "La gente sufre y le duele, y eso es real, sí. La realidad social de Latinoamérica es esa. Pero fijáte que la India tiene más dolor aún, pero es un país con una espiritualidad enorme, se podría decir que es el país del alma. Y si bien para el hinduismo más ortodoxo el sufrimiento es karma que se paga y lo que hay que hacer es soportarlo porque en esta encarnación tocó eso, después vino Buda e hizo su maravillosa reforma de eso y dijo no, momentito, en una sola vida se puede quemar todo el karma acumulado y se puede alcanzar la iluminación. Buda es como Jesús, ¿no?, más allá de avatares son renovadores del pensamiento y gente que dobló la apuesta de la espiritualidad llevándola a un lugar práctico, a un lugar tan concreto como decir 'entregá tu amor y en eso no hay fallo'... No es nada fácil, es cierto... Pero fijáte que sencillo...".

Está cansado y se le nota. En el Manyanet lo esperan para iniciar la prueba de sonido. Horas después regalaría un concierto exquisito a un importante número de tresarroyenses que lo disfrutó obnubilado. Si bien no tiene la risa fácil, Pedro Aznar no es un hombre difícil. Sólo hay que saber encontrarlo. Sobre el final se deja ver, además, como un hombre modesto. "En definitiva, sigo creyendo que lo mejor que puede aportar cada uno al resto -y al mundo- es la mejor de sus capacidades, y en mi caso es simplemente esto de escribir música, de tocarla, de escribir poesía. Y desde ese lugar ser honesto, ser franco, ser directo y conectar. Si hago eso, estoy haciendo lo que tengo que hacer en este mundo".

http://www.lavozdelpueblo.com.ar/interior.php?ar_id=39607

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