miércoles, mayo 27, 2009

Pedro Almodóvar prepara una película sobre la Guerra Civil española


Mateo Sancho Cardiel

Con dura competencia en la carrera hacia la Palma de Oro, entre nervios y compromisos, Pedro Almodóvar avanza a Efe en Cannes que ya tiene varios proyectos en marcha tras "Los abrazos rotos", entre ellos una película sobre un tema al que nunca antes se había acercado: la Guerra Civil española.

El director manchego asume que él fue el primer sorprendido por la decisión. "Nunca pensé que fuera a hacer una película sobre la Guerra Civil. Pero es un tema que, aunque no tenga ningún familiar en ninguna cuneta, lo siento muy cercano".

Por supuesto, su versión será muy personal. "Quiero hacer algo especial. No va a haber tiros, no va a haber contienda. Se va a hablar de otras cosas, de seres que ahora viven y que en ese momento eran muy jóvenes. No sé cuando lo haré, pero lo tengo allí y estoy ya estoy escribiendo".

Para ello, se inspirará en la vida y obras del poeta Marcos Ana, que, nacido en Alconada (Salamanca) en 1920, "estuvo veinticinco años en una cárcel franquista.

Salió con 42 y había entrado con 16, así que le tocó la guerra de adolescente".

Todavía con vida, Ana y su libro "Decidme cómo es un árbol" son el gran motor inspirador para Almodóvar para este proyecto. "No sé si podré hacer la película, pero me gustaría. Aunque sea por respeto a él, que es un hombre maravilloso y quiero hacerla mientras viva", asegura.

Y a pesar de retraerse a un tema histórico y muy abordado por el cine español con directores recurrentes como Montxo Armendáriz y José Luis Cuerda, hay un motivo que, para Almodóvar, lo acerca a la actualidad. "Me preocupa mucho el tema de la memoria histórica, dado que la ley actual no me parece la manera más adecuada de llevarla".

Pero la Guerra Civil no es su único frente. Una vez más, Almodóvar se mueve en varios guiones y se muestra poco preciso a la hora de señalar la que sería la película número dieciocho de su filmografía.

"Ahora mismo estoy dividido entre varias historias. Tengo también una comedia, que como todo el mundo me pide me siento casi obligado a hacerla. Y después tengo otra, que es la que ya he terminado el primer borrador y que probablemente sea mi próxima película. Pero eso no lo decidiré hasta el final", matiza.

De momento, su presente se llama "Los abrazos rotos", que se proyecta hoy en Cannes, y su futuro inmediato le coloca a las puertas de esa Palma de Oro que rozó con "Todo sobre mi madre" en 1999 -premio al mejor director- y "Volver" -premio a la mejor interpretación femenina y al guión- en 2006.

"Desde hace ya bastantes años, aunque suene raro, el francés es nuestro primer mercado. Todas mis películas hacen más dinero en Francia que en España, a pesar de ser subtituladas", lo cual no significa que el éxito esté garantizado.

"Las dificultades para las películas son siempre las mismas. Tienen que gustar al público y eso siempre es un milagro que no se sabe cuándo y cómo se establece", explica.

En España, sus relaciones con la audiencia y, especialmente, con la crítica, han ido por otros derroteros más complicados, lo que no le despega de esa tradición popular que ha enriquecido su cine y de la que él se ha convertido en experto retratista.

"Mi tierra es aquélla y mi lengua es aquélla. Entonces he decidido desde hace mucho tiempo trabajar en nuestra lengua y en nuestro país porque eso es independiente de tener éxito allí o no tenerlo. Es algo más trascendente que eso y de momento lo voy a seguir haciendo".

Sus códigos, aun sin moverse de España, han ido evolucionando hacia graves. "Ser famoso ahora mismo en España es una de las cosas que más han empobrecido mi vida. Yo ya no me muevo libremente por la calle y eso es terrible, un precio altísimo que reduce tu vida a una vida de interior. Mis películas son más interiores también ahora".

La última de ellas, "Los abrazos rotos", es, de hecho, un melodrama vestido de "noir" con pocas concesiones a lo luminoso. "No digo que mi vida sea tan truculenta como mi cine, pero son las historias que me gusta contar, las que más me atraen, con personajes muy en el extremo, en situaciones más complicadas".

"Son las que más me excitan, más me estimulan y también las que más curiosidad me provocan a la hora de profundizar en ellas, de conocer esos personajes a través de mí mismo", prosigue.

En cuanto termine la promoción de "Los abrazos rotos", que le llevará ahora a Italia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, podrá centrarse de nuevo en la escritura de guiones, un proceso del que disfruta sólo con describirlo.

"La escritura es como una novela de la que la realidad te da la primera línea y el resto tienes tú que seguirla si quieres saber de qué va. No elijo los temas. Yo me convierto en un 'médium' para que las historias salgan fuera".

Una vez recibidas, sólo tiene que escucharlas: "Trato de ser lo más honesto posible con el tratamiento que me piden. Pero cuando me piden, es como si fuera una persona que me está reclamando el estilo en que tiene que ser narrada".

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