lunes, febrero 02, 2009

MUSICA: OCTAVA LUNA COSCOINA


Un final a todo baile
Se lucieron Víctor Heredia y el notable armonicista Franco Luciani. El cierre fue con los bolivianos de Los Kjarkas: a la madrugada, su célebre "Lambada" hizo vibrar a la plaza.
Por: Gustavo Molina
ETERNO VICTOR HEREDIA EMOCIONO CON CUATRO TEMAS NUEVOS Y CON SUS CLASICOS DE SIEMPRE.

Ya se respira el final de la 49ª edición del Festival Nacional de Folclore de Cosquín. Tras una semana con altibajos, la noche del viernes sirvió de calentamiento para lo que sucederá el fin de semana.

Con la plaza Próspero Molina ocupada un poco más de la mitad, la octava luna coscoína iluminó a músicos de la talla de Víctor Heredia, Franco Luciani y Los Kjarkas.

Tras plantarse y exigir cantar a medianoche y no entrada la madrugada, el Chaqueño Palavecino puso un mojón: el viernes Víctor Heredia subió al escenario en el horario central, Soledad Pastorutti hizo lo mismo anoche y Jorge Rojas cerrará hoy pasada la medianoche. A cambio, la extensión del show se redujo sensiblemente.

La noche del viernes Víctor Heredia recordó sus éxitos y mostró también cuatro temas de su nuevo disco. Fiel a su costumbre, el que fuera un muchacho de Paso del Rey emocionó a la gente que había ido a verlo: "¿que los hombres hacemos nuestro mundo y vos, niño, lo cierto", reza un poema escrito por Heredia y musicalizado por el cubano Silvio Rodríguez incluido en el nuevo trabajo. Heredia explicó a la plaza mayor del folclore de Latinoamérica que este poema fue escrito para su hijo Camilo, de seis años, y que "viajó desnudito a Cuba, donde Silvio lo vistió con su música".

Después dijo: "Yo sé que Cosquín tiene memoria" y comenzó a tocar los primeros acordes de Coraje. El estribillo fue coreado por toda la platea. Sobre el pucho, Heredia aprovechó el escenario para denunciar: "Hay que volver a la solidaridad en vez de los bolsones, porque debemos incluir a sectores que este país recibe con los brazos abiertos. La gente necesita afectos, no palos". El show terminó con Ojos de cielo, Miente y El viejo Matías.

Con una programación federalista, por el escenario Atahualpa Yupanqui también pasaron el grupo salteño Los Huayra, los puntanos Algarroba.com, los notables correntinos Rudy y Nini Flores (radicados en París desde hace 14 años), la bonaerense Lucía Ceresani (que homenajeó a Ceferino Namuncurá), los cordobeses del dúo Compadritos.

El riojano Daniel Argañaraz desplegó su magia con Los pibitos, una canción dedicada a los niños de la calle y en situación de extrema pobreza; la chacarera Peón golondrina, en homenaje a su padre y a los trabajadores del campo y el clásico Carnaval en La Rioja.

La cordobesa Silvia Lallana, sabedora de su localía, hizo un recorrido intimista que fue agradecido por el público.

Mientras que el rosarino Franco Luciani, recién llegado de una gira por Canadá y Europa deslumbró con su armónica virtuoso y convocó al duende del mítico Hugo Díaz.

La Delegación de la Provincia de Salta también dejó su impronta chalchalera y fronteriza en Cosquín.

El cierre de la octava luna estuvo a cargo del grupo boliviano Los Kjarkas, viejos conocidos del público de la plaza. Precisamente, a la Próspero Molina llegó un importante grupo de público boliviano que con sus banderas nacionales y las multicolores de los pueblos originarios, festejaron los 45 minutos de actuación de Los Kjarkas. "Vengo a verlos porque son mis compatriotas y con su música hacen conocer al mundo las vivencias de mi patria. Los amo", le contó a Clarín la bella Karina Salinas Castillo, una chica que llegó desde La Paz a Córdoba en 2003 en busca de nuevos horizontes.

Cuando sonaron los acordes de la famosísima Lambada, toda la plaza bailó. Jilguero Flores, Ave de cristal y Munas Quechay fueron cantadas verso a verso por los jóvenes y las chicas bolivianas que bailaban en Cosquín.Fría y Al final fueron dejadas para un cierre a todo baile. A las cuatro de la madrugada y con 30 grados de temperatura, la fiesta seguiría en las peñas que funcionan hasta bien entrada la mañana.

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