lunes, febrero 02, 2009

Cuando el sur busca convertirse en el norte


Alrededor de cien mil militantes sociales de todo el mundo participaron en el Foro Social.


31-01-2009 / Cinco Presidentes sudamericanos convocan a refundar el orden global en el epílogo de la IX cumbre del Foro Social Mundial.
Por Emiliano Guido
eguido@miradasalsur.com



Dos jefes de Estados del Cono Sur entonan a su manera una canción del trovador cubano Silvio Rodríguez en el reducido gimnasio de una universidad pública brasilera. El calor es una aplanadora y el millar de delegados de los movimientos sociales latinoamericanos aguardan, mientras escuchan al binomio ecuatoriano-paraguayo, a la otra dupla de primeros mandatarios del subcontinente. La inédita escena ocurrió la tarde del viernes en la ciudad amazónica de Belém: sede de la nueva cita globalifóbica del ya tradicional Foro Social Mundial (FSM).

Minutos más tarde a la improvisada interpretación musical de los dirigentes estatales Rafael Correa y Fernando Lugo, se completó el plato fuerte de la Cumbre del FSM –que reúne anualmente desde el 2001 a organizaciones sociales de todo el planeta– con la llegada del presidente venezolano Hugo Chávez y su par boliviano Evo Morales. Apenas arribó el líder bolivariano cortó la tertulia presidencial con un latigazo que sacudió a la primera línea del FSM: "Venimos a apurar la integración latinoamericana, el Foro debe prepararse para pasar a la ofensiva", prometió en plural Chávez, para luego buscar enseguida el visto bueno de sus compañeros de ruta en el proceso de integración regional.

Después, el máximo responsable de esa insólita reunión entre jefes de Estado y organizaciones de base –el líder del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil Joao Pedro Stedile– redobló la apuesta y convocó a "no perder más tiempo con nuestras diferencias. La búsqueda del socialismo del siglo XXI puede durar un siglo, lo necesitamos para mañana. Aquí se habló de recuperar nuestra soberanía y romper la dependencia, lo que hay que hacer es hablar de la nacionalización de la banca, sin su control financiero nunca llegará la hora de los pueblos". Ya sobre la noche y con un cielo encapotado que prometía un inminente aguacero amazónico, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva cerró el heterodoxo quinteto de presidentes latinoamericanos en la misma unidad académica con una frase que infló el ánimo militante de todos los presentes: "Estoy cansado de hablar con yuppies que dicen lo que tenemos que hacer en Brasil y ni saben dónde queda", arremetió en su rol de anfitrión continental y cosechó satisfecho una tonelada de aplausos.

En otro pasaje importante del heterodoxo conclave presidencial e interpretando a muchos de los que ahí se encontraban, el presidente ecuatoriano se preguntó quién iba a decir hace diez años que cinco jefes de Estado estarían participando en el Foro Social. En su arenga recordó que durante estos años "se fueron cayendo como un castillo de naipes los gobiernos seguidistas del Consenso de Washington y levantándose los pueblos del sur".

La histórica jornada donde el palacio y la calle pactaron tomar una suerte de iniciativa política para superar la crisis financiera mundial con contenidos programáticos autónomos cerró con un diluvio que devolvió el aire al amplio y heterogéneo círculo de activistas reunidos. "Y así, rodeados de pueblo, rodeados de agua con una torrencial lluvia amazónica, rodeados de selva, y rodeados de vida, cinco presidentes llegaron al Foro Social e iniciaron una nueva era en la que, por fin, aparecen gobiernos dispuestos a poner en práctica las propuestas que durante ocho años ha estado elaborando la sociedad civil", apuntó entusiasmado, en su crónica desde Belém do Pará, Pascual Serrano, director del portal alternativo Rebelión. El mismo día y desde el otro lado del mundo llegaba una postal contrapuesta cuando la policía antidisturbios suiza disolvía con gases lacrimógenos a cientos de jóvenes que se habían congregado en Ginebra en una manifestación de protesta contra el Foro Económico de Davos.

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