viernes, enero 02, 2009

Año nuevo, brindis por Cuba




Así, cuando este fin de año se levanten las copas para brindar por el comienzo de un nuevo año, todo hombre y mujer que se sienta libre, que cera en un mundo mejor, en un futuro posible, habría que hacerlo también para agradecer a Cuba por el sacrificio y la lucha de 50 años.
El triunfo de Evo Morales en Bolivia, de Rafael Correa en Ecuador, la victoria y permanencia de Hugo Chávez en Venezuela, los triunfos de Lula en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Fernando Lugo en Uruguay, Ortega en Nicaragua hasta los aspectos más positivos del accionar de Cristina Krichner en Argentina, sería imposible sin la existencia y permanencia de la Revolución Cubana, más allá de la lucha propia de cada pueblo.
Tradicionalmente todos los fin de años se acostumbra a realizar un balance de los transcurrido en los 365 días previos, se tiran los almanaques como reafirmación del tiempo pasado y apertura a lo que vendrá, y muchos tienen la sensación de estar en un período de cambio, donde todo es posible.
Los luchadores por un mundo distinto, cuando efectuábamos un balance del año, y en los peores momentos de nuestra historia, teníamos un elemento que nos impedía concluir negativamente: la permanencia de la Revolución Cubana, que precisamente el primero de enero, como el año, auguraba la posibilidad de un mundo nuevo.
Cuando Fidel Castro y sus "barbudos" entraron a La Habana el primero de enero de 1959, no sólo estaban terminando con una dictadura, devolviendo la dignidad a un pueblo, sino que también estaban demostrando al mundo, y en especial a los pueblos de la región, de que era posible derrotar a un gobierno militar, terrorista, apoyado por los EE.UU.
Después, con aciertos y errores, la Revolución fue demostrando que los pueblos pueden construir un modelo de sociedad sin copiar esquemas, y con su sola permanencia, más allá del respaldo brindado a las fuerzas de cambio en la región -y en otras partes como en Africa- permitió el desarrollo y fortalecimiento de la izquierda y hasta fue un elemento de presión para la aplicación de la democracia burguesa, tan recortada en América Latina en los 60 y 70.
Desde 1959 en adelante, la izquierda latinoamericana se atrevió a buscar caminos nuevos, originales, para organizar al pueblo en sus luchas. Algunos cuestionarán los métodos elegidos, pero nadie puede desconocer que en todo ese período se avanzó a un ritmo jamás alcanzado antes.
Muchos de los que critican los métodos de la izquierda en sus luchas, terminaron beneficiándose de ello. Basta como ejemplo lo sucedido en Nicaragua. Fue la lucha armada de los sandinistas que provocó la caída de la dictadura de los Somoza. Y si después Violeta Chamorro, el corrupto Arnoldo Alemán, llegaron a la presidencia, se lo deben a la lucha de los sandinistas que terminó con la dictadura y abrió el camino a esa democracia –aunque recortada todavía- que existe desde 1989.
La existencia y desarrollo de los gobiernos populares y progresistas en la región, desde la radical Venezuela, a los gobiernos más "tibios" de Uruguay, Brasil, Argentina, o a la promesa de cambio en Bolivia, se debe en gran parte a la existencia y permanencia de la Revolución Cubana.
El sacrificio de los cubanos en estos 47 años de bloqueo y agresiones imperialistas, permitió a la izquierda latinoamericana desarrollarse, y de hecho también obligó a los gobiernos burgueses a abrirse un poco a la participación ciudadana. Y no se trata sólo del apoyo y asilo brindado por los cubanos a los revolucionarios, ni de las misiones de solidaridad médicas y de otros tipos ofrecidas por el gobierno de la isla a decenas de países.
Para muchos cubanos, una vida de bloqueo, de escasez de determinadas comodidades, fue una forma de resistencia obligada ante una agresión irracional de la mayor potencia militar de la historia. La permanencia y desarrollo de un sistema social que busca terminar con las desigualdades, y quiere dignificar al hombre como ser social, emprendido por los cubanos, se constituyó en un ejemplo para la región. No para copiarlo porque cada pueblo tendrá que encontrar su modelo de participación, sino como posibilidad de construirlo.
Pero, además de este ejemplo de conducta, los latinoamericanos también tienen que agradecer la ayuda material concreta brindada por Cuba. Muchos de los que hoy están en puestos de gobierno, o dirigiendo partidos y organizaciones a lo largo del contiente, en los peores momentos de nuestra historia, recibieron asilo, protección y cobijo en Cuba. Y ayuda material para volver a luchar.
Y esto incluye ministros, legisladores, dirigentes desde el Chile de la Concertación, hasta la revolucionaria Venezuela de hoy, pasando por Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay, para mencionar solo algunos.
El triunfo de Evo Morales en Bolivia, la victoria y permanencia de Hugo Chávez en Venezuela, los triunfos de Lula y Tabaré Vázquez en Brasil y Uruguay, hasta los aspectos más positivos del accionar de Néstor Krichner en Argentina, sería imposible sin la existencia y permanencia de la Revolución Cubana, más allá de la lucha propia de cada pueblo.
Y este ejemplo y solidaridad concreta, también se extendió a Africa. En algún momento la historia deberá otorgar el importante lugar que le corresponde a los cubanos en la independencia de Namibia, la existencia de Angola, la liberación de Mandela y el fin del apartheid. Fue la resistencia de los cubanos en Cuito Canavale, Angola, y la posterior ofensiva de noviembre de 1987, que terminó con la expulsión de las tropas sudafricanas de ese país lo que provocó la inmediata independencia de Namibia, y posteriormente la caída del régimen racista.
Así, cuando este fin de año se levanten las copas para brindar por el comienzo de un nuevo año, habría que hacerlo también para agradecer a Cuba por el sacrificio y la lucha de 50 años.

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