jueves, octubre 08, 2009

El fotógrafo de la música

Waldo Leyva • La Habana
Fotos: Iván Soca y La Jiribilla
• GALERÍA DE IMÁGENES: ISLAS. Muestra fotográfica de Iván Soca Pascual

Cuando Iván me propuso traducir en palabras el conjunto de imágenes de esta exposición que el Ángel de La Jiribilla ofrece al público cubano, rescaté de la memoria aquella foto suya que cierta vez me envió desde algún lugar de Cuba en la que un niño de la Isla, devastada por el huracán, sonreía sentado a horcajadas sobre una ventana que no existe, inaugurando el mar a sus espaldas. La metáfora es impresionante. Ese mar, ayer bravío, lanzado por los vientos contra cada cosa viviente, está ahora apacible, dominado por ese rostro limpio, sin sombras de angustia o de rencor. La foto, incluida en esta propuesta, pertenece a la colección formada por Iván en sus días de infatigable labor como miembro de la Brigada Martha Machado que, organizada por Kcho, se dedicó a restaurar, más que las heridas del huracán, el diálogo pecho a pecho entre los artistas y el pueblo del que forman parte.


Randel y su cocodrilo
Brigada Martha Machado Pueblo de Cocodrilo,
Isla de la Juventud, 2008


Muchas de esas fotos están aquí, en esta muestra con la que nuestro artista vuelve a establecer ese contrapunto tan caro a su manera de hacer y del que ya hablé en su momento. Para los espectadores que se acerquen a estas piezas fotográficas sin el cuidado que requieren, la exposición pudiera parecer algo caótica, desarticulada. Esta sería, sin embargo, una lectura errónea desde todos los puntos de vista. Es cierto que Iván viene desde las ruinas del ciclón, pasa por la guitarra clandestina de Manu Chao, recoge en el rostro de Sting el mensaje que este lanzó al mar en una botella para que atracara en la Isla, se detiene con los integrantes de Audioslave a la sombra de la Plaza de la Revolución, la misma Plaza que fuera escenario del Concierto del Siglo para reclamar, como Lennon pedía, otra oportunidad para la paz. Aquí está Juanes, en una estupenda foto de Iván, con sus manos abiertas queriendo abrazar al millón de cubanos que repetían con él “es tiempo de cambiar, en la mente de todos, el odio por amor”.

"Ustedes son una belleza"
Juanes en Concierto Paz sin Fronteras
Plaza de la Revolución, 2009


Diversas son las propuestas, pero el espectador avisado podrá descubrir un vínculo esencial entre la imagen performática, aparentemente demasiado teatral de Rick Wakeman y aquella otra donde la bandera flota apoyada en una palma rota pero enhiesta. Ambas instantáneas parecen respirar el mismo aire apacible y arrasador de la Isla gracias a la magia del lente y al talento del artista. Iván Soca es el fotógrafo de la música. En sus imágenes de los trovadores y de los intérpretes de ese arte ha encontrado su lenguaje propio, de manera que todas sus fotos parecen atrapar esa materia inapresable que se alimenta del tiempo y los sonidos. La bandera, como símbolo de la Isla, es también una obsesión en Iván Soca. Aquí está, unas veces levantada en el campamento de la Brigada Martha Machado, otras fundiéndose con la guitarra o naciendo de la cabeza del trovador Kelvis Ochoa. Sorprendente es esa bandera convertida en inviolable puerta anclada contra todos los huracanes. La muestra es generosa y no faltan en ella los cantautores de la Isla, tantas veces sorprendidos por el lente entrañable de Iván. Silvio preside, junto a Sara y Formell, la galería donde Augusto Blanca advierte que nadie puede arrebatarnos la niñez por la que Carlos Varela exclama “no es el fin muchacha, no es el fin”, mientras Vicente Feliú se pregunta, recordando a Vallejo, “quién va a morirse esta mañana, de hoy”, y Amaury, con la mano en el pecho y cediéndole el primer plano a la guitarra, se acuerda de un abril que nos pertenece a todos.

Iceberg.
Santiago Feliú con la Orquesta Sinfónica de Cuba
Teatro Karl Marx, 2005


Una de las fotos de esta muestra que más me impresiona es aquella donde Santiago Feliú parece desprenderse de la guitarra, buscando en otro punto cardinal la imagen de ese iceberg que se vuelve en la canción alma o roca de acero y cristal. La guitarra parece una sugerencia de la fugacidad del tiempo. Y aquí está otra de las características esenciales de estas obras: su capacidad para remitirnos a diversas interpretaciones, lecturas múltiples, a veces aparentemente contradictorias y otras realmente contrapuestas. ¿Importa demasiado que sea esta la guitarra de Santiaguito, que aquellas sean las sombras de luz de sus manos? Esa metáfora de la libertad, del sueño, de la utopía, no precisa otra cosa que su propio vuelo. Esa es una interpretación posible. Pero, ¿no habrá pensado Iván, al colocar la información en la ficha, en todos aquellos que conocen esa desgarradora canción del trovador, en quienes han estado en sus conciertos y le han visto soltar la guitarra como si le quemara las manos, o como si quisiera decirle, vete, vive tu propia vida, eres tú y no yo quien canta?


II Frente de la Brigada Martha Machado
Isla de La Juventud, 2008

Hago aquí solo estas lecturas posibles a partir de las cuales, sin duda, pueden surgir otras formas de acercamiento para esta y todas las instantáneas que componen la muestra que cierra ese grupo de palmas heridas pero en pie que parecen recordarnos la voz de Sindo cuando nos pedía que cultiváramos su amor porque la Isla, como ellas, erguida y valiente, resiste al huracán.

fuente:
http://www.lajiribilla.cu/2009/n439_10/439_01.html

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