martes, noviembre 04, 2008

J M Serrat : Los gozos tras las sombras ENTREVISTA


Los gozos tras las sombras
Locuaz, incansable, feliz: así va por el mundo Joan Manuel Serrat ahora que el cáncer que lo averió es un recuerdo. Desde México D.F., y a poco de volver a cantar en su Buenos Aires querido, el catalán hace balance de vida y obra.
Por: Diego Heller

Gracias, gracias, gracias": mientras el público mexicano corea feliz y gana la calle con el alma llena de canciones, el destinatario del cantito agradecido se desploma en su camarín. Lleva una toalla hecha turbante, la sonrisa jubilosa a mitad de camino de puro cansado. En paz y feliz de la vida, exhausto tras dos horas de concierto -seis bises incluidos-, Joan Manuel Serrat se repatinga en un sillón de las entrañas del Auditorio Nacional del D.F. azteca. Exhala un suspiro, deja caer los párpados y se va del mundo por un instante. No precisa abrir los ojos para saber que ahí nomás merodean los sospechosos de siempre.

Berry, ya más amigo que manager; Xavi, su asistente, tipo que adivina sus deseos con diez minutos de antelación; Ricard, el pianista que en escena es para él esa otra mitad del andrógino que un día describió Platón (tanto se quieren, que sobrevivieron a algún divorcio artístico)... Pero no hay bien que dure cien segundos. Entre la cacofonía de voces castizas y mexicanas, un moscardón ataca con acento porteño. Tras los bises, en vez del "otra" corearon un "gracias" en tu honor. 'Lo oíste? Sí, fue hermoso. La gente es así, muy cariñosa conmigo. Será que tenemos una relación muy compleja y antigua, de mucha confianza... Y al ver que un espectáculo se va agrandando, el público agradece. Ha dicho. Y se va rumbo a su hotel de Polanco,
pasteurizado barrio en el que los vecinos con rasgos indígenas son una rareza (o personal de servicio, claro). Para esta noche de domingo, el cansado cantautor tiene dos opciones: cena con amigos o fútbol por tevé. Sólo Dios sabe cuánto le costará no sucumbir a la tentación del control
remoto.

LA VOZ CANTANTE

Una de la tarde del día siguiente. El catalán se excusa: hay que esperarlo unos minutos, ya que debe mandar unas partituras por pdf; las trae en su pendrive, según muestra. 'Quién dijo que a los 64 años la única relación con la informática es la alergia? Luce repuesto, tal vez su pelambre esté raleando y con pronóstico reservado, pero ostenta la fina estampa de siempre, ésa que hace aullar a las mujeres más modosas en las noches de concierto. Habla de fútbol, cómo no. Lo hace desde que torturaba a su padre obligándolo a trepar a la tribuna del club de su barrio, el anémico Unión Sportiva de Poble Sec. Comenta el River/ Boca -"hace años que no veía una atajada como la de García"-, habla bien de Messi, mal de Riquelme -"en el Barça no lo querría"-, cuenta que "un tipo de Fox Sports, que no es Niembro
sino uno colorado que ni sé cómo se llama, le cae a los chicos de su Selección de una forma que da vergüenza. 'Qué se cree? 'Que Agüero, Tevez y Messi viven en un avión para luego no tener ganas de jugar?".

Siempre pasional, el hijo de Angeles y José no hace nada con desgano. Si habla con alguien, escucha atento. Si está con la guitarra colgada y frente al micrófono, jamas más cantará a reglamento. "Yo me digo que cada persona me verá una vez, y que será la última vez que suba a un escenario. No se trata sólo de un respeto al público, sino de respetarse a uno mismo. Me monto en el escenario pensando que es el único lugar que hay en el mundo." Igual, supongo que alguna vez no habrás tenido nada de ganas de cantar... Sí, pero me puse frente al espejo, me

insulté varias veces y empecé a hacer un poco de repaso mental de mi vida y de cantidad de cosas que ocurren. Desde lo que me ha ocurrido a mí hasta lo que ha tenido que hacer la gente para venir a verme. Los artistas a veces podemos cometer la falta de respeto de mirar a la gente como figuritas que están ahí colocadas, cuando son personas que hicieron toda una programación de su vida para llegar ahí. Dejaron a los niños en casa de la mamá, juntaron el dinero con esfuerzo, viajaron mucho para llegar a su butaca y convertirse en eso que aparentemente podría parecer una figurita. Hablando de figuritas, asaltan la memoria los figurones del con mí lo fantástico se me cae encima".

'A vos te pasa lo mismo con la poesía? Yo querría que me ocurriera como a Cortázar, que el talento se me viniera encima... No es falsa modestia: te aseguro que no tengo talento; quisiera tener la brillantez mágica de Cortázar, que como un buen atleta se preparó por años para empezar a escribir, algo increíble. En cambio, vos componés desde joven. Sí, pero es que yo no pensaba dedicarme a esto; si no, hubiera retrasado mi entrada en escena. Pero bueno, como en tantas cosas de la vida me empujaron la ilusión y el desconocimiento. Fui descarado pero me ha ido bien. No me puedo quejar. En los '60 decías que habías empezado a cantar "para tocarle el culo más rápido a las chicas". 'Era soberbia juvenil? Que nadie vea en eso una boutade o una grosería, pero fue algo absolutamente real. Yo era un tipo reta retaco, no destacaba en nada, no era ni alto ni guapo, era un seco... Tenía que buscarme algún elemento que pudiera acercarme a las chicas y fue la música. Cantar me gustó siempre, así que no fue un esfuerzo. Pero ver que me acercaba al sexo femenino, que siempre me interesó mucho, fue un estímulo muy grande. Y ambicionar estar cerca de las mujeres, que te mimen, es muy noble.

Que te mimen es bueno, pero para la vida de pareja deberían repartir un manual. Uno que arranque con un sabio proverbio: "El amor es una enfermedad que sólo se cura con el matrimonio". Hombre, eso es lo normal: las relaciones terminan con el desgaste. El amor juega con algo tan duro como es el sexo; si le sacas el sexo al amor te queda esa cosa grande y generosa que es la amistad. U otro tipo de amores como el amor filial o el paternal, que tienen mucha más nobleza: el otro está contaminado por el sexo, es más frágil. Por eso, hay que coger -el buen sexo ayuda mucho a una relación-, buscarse mutuamente, gustarse los tactos y olores. Hablando de pasiones,
'cómo llevás el amor incondicional de tus fans?

Yo creo que no hay nada incondicional. El único amor incondicional es el que hay de padres a hijos.Tanto, que debe ser duro cuando van creciendo: son como un barrilete que se nos va yendo cada vez más lejos, 'no? Sí, por eso uno se empeña en tenerlos cerca. La del barrilete es una buena metáfora porque el barrilete vuela, y si lo dejas volar llega lejos. Pero en algún momento, cuando el viento viene mal, sabe que hay un hilo y que al final de ese hilo hay una mano que lo recogerá mientras pueda. Creo que con los hijos se puede tener una relación maravillosa que exige no sólo el egoísmo de la propiedad sino también la generosidad de dejarlos ir, que decidan, se
equivoquen y sepan que tú estás.

¡Qué coherencia la tuya! Parece que estuvieras recitando 'Esos locos bajitos'. Me apoyo en la letra, porque allí tuve que hacer una síntesis.

No te culpes: todos nos la pasamos divagando sobre los mismos cuatro lugares comunes. Si hasta dan ganas de escaparse de uno mismo alguna vez. A mí, más que escaparme de mí me gustaría poderle cambiar a la vida días. Pocos... Algún día de los pocos que me quedan -son menos de los que pensamos- me gustaría cambiarlo por uno que ocurrió hace ya muchos años. Me gustaría volver a pasar un día en mi calle cuando era niño, recuperar los olores, la piel de mi madre, el olor de cocina que había en mi casa, esas sensaciones... Seguramente esa experiencia sería tremendamente dolorosa porque cuando ocurrió yo no sabía lo efímero que iba a ser todo, y ahora sí lo sé. Dolería, sí, pero sería tan maravilloso volverme a despertar con 64 años en mi cama y poder contarle a mi mujer que ese día que no me vio había
estado en mi niñez...

BARAJAR Y DAR DE NUEVO

Esa mujer -se llama Candela Tiffón, la llama Yuta- fue su mayor sostén un lustro atrás, cuando un cáncer de vejiga lo puso contra las cuerdas. l día que para su mal fuera a buscarlo El arca parecía estar a la vuelta de la esquina. Pero zafó. Y no puede -no quiere- disimular el alivio. Sobre el escenario se te ve, ante todo, feliz. 'Cómo llegaste a ese estado? Un día, hace muchos años, decidí que no subiría al escenario si no me lo pasaba bien. Antes, me recuerdo cantando con mucha tensión, y no puedes hacer feliz a la gente si tú no estás feliz. Así que decidí que tenía que dejar de clavarme las uñas en las manos y cantar libre, dejar que mis músculos se
relajaran, bailar si me apetecía, por más torpe que sea, buscar una frescura sin tirantez. 'Y qué pasó cuando te viste obligado a dejar de cantar? Cuando el médico me diagnosticó el cáncer, fue como que me había dicho que tenía un uñero (una uña encarnada). "'Y ahora qué? 'Qué va a pasar, cuál es el protocolo?", le dije. Me contó del tratamiento, y que veríamos cómo superar
esto. Fui a

casa, conté, lo entendieron bien...

Es importante no sumar drama al drama; se creó una cosa de complicidad y entre todos lo fuimos llevando. Yo tenía una programación y la seguí como pude. Lo que sí, cuando al cabo de dos años aquello seguía pertinaz ahí, pues hubo que recurrir al cuchillo. Pero a los cuatro meses ya estaba sobre el escenario. "Aquello", decís. Llegaste a tener cierta familiaridad con el tumor, veo. Es que es algo que le ocurre a mucha gente, y lo único que hay que hacer es enfrentarlo de la mejor manera posible. Si al final pierdes, que sea con la mayor dignidad posible, dando la pelea con tranquilidad, sin excesos. Porque los excesos te cagan los años que te quedan. 'Y la vuelta cómo fue? Sabina, que también estuvo cerca del KO, dijo que tenía un terror atroz antes de volver a cantar. Joaquín se asustó mucho, pero respondió muy bien al ictus, una enfermedad que se te mete en el alma. Yo no tenía miedo; sólo ganas de subir a cantar. Hacía cada día gimnasia como un loco para
recuperar la motricidad y poner en su sitio el estómago, las piernas, la espalda...

Y ante todo recuperar la motricidad del codo, para empinarlo como se debe. Esa me tuvo jodido en la época del tratamiento, en la que me recomendaron abstenerme de una serie de acompañantes entre los cuales estaba el vino. De alguna manera, fue de lo que más me costó prescindir. VIAJE AL FIN DE LA NOCHE "Cuando partas hacia Itaca/pide que tu camino sea largo/y rico en aventuras y conocimiento. (....) A Les Lestrigones, Cíclopes/y al fiero Poseidón no encontrarás/si no los llevas en tu alma. (...) No apresures el viaje,/ mejor que dure muchos años/y viejo seas cuando a Itaca llegues." En el show de anoche, tras esquivar propuestas indecentes que arrancan con un "papucho", el Nano logra un silencio de misa al citar retazos de Viaje a Itaca, poema cumbre de Kavafis: una hoja de ruta vital que habiendo pasado
las que pasó suena distinto. "Son versos que ayudan a pasar de la mejor manera la vida. No digo a ser feliz, porque eso me parece chino, algo efímero y extraño. Yo me conformo con no ser infeliz. Este poema dice algo muy importante: que los monstruos no existen si no los tienes tú adentro. Todo lo que te va a atormentar, lo que te va a cagar la vida, está en ti: puedes enfrentar a aquello con lo que la vida trate de golpearte."

FUENTE: CLARIN
http://www.clarin.com/diario/2008/11/02/sociedad/s-01793830.htm

No hay comentarios.: