Por Mercedes Santos Moray
En Buenos Aires no se escucha ni tango ni milonga, sino la música caribeña, los ritmos sensuales de Cuba en la voz de una joven intérprete de sólo 28 años, Haydée Milanés, y también de otro cubano, David Blanco.
Con invitados del calibre de Fito Páez e Hilda Lizarazu, Haydée Milanés entona sus canciones, desde la fusión de múltiples raíces y fuentes, en las que laten las enseñanzas de su padre, Pablo Milanés y también de su trabajo junto a Ernán López Nussa, signado por el llamado latin jazz.
Desde la niñez, como sus hermanas, comenzó a estudiar música, y por su talento y méritos propios comenzó a desarrollar su propia carrera musical, llegando a compartir escenarios con músicos como Steve Wonder, Ellis Regina o Fela Kuni, entre otros.
Su voz cálida y armoniosa, en solitario, o en recitales junto a Pablo Milanés, Santiago Feliú y otros intérpretes ha recibido el elogio del público y la crítica en distintos países como México, Colombia, España, Chile y Estados Unidos.
Ahora, con temas conocidos y otros nuevos se adueña de los porteños, irrumpe al compás de los cueros, los metales y las cuerdas en el mundo de Bueno Aires, para dar otro aire al Río de la Plata, con el carisma del Caribe que se expande por su garganta, y que ya la sitúan dentro de las voces más profesionales de las novísimas generaciones.
Del clan de Pablo, sembrado de armonía y de ritmos, avanza por Sudamérica Haydée Milanés, con la magia sutil de las Antillas, que suena con tambores y guitarras en el reino del bandoneón.
En Buenos Aires no se escucha ni tango ni milonga, sino la música caribeña, los ritmos sensuales de Cuba en la voz de una joven intérprete de sólo 28 años, Haydée Milanés, y también de otro cubano, David Blanco.
Con invitados del calibre de Fito Páez e Hilda Lizarazu, Haydée Milanés entona sus canciones, desde la fusión de múltiples raíces y fuentes, en las que laten las enseñanzas de su padre, Pablo Milanés y también de su trabajo junto a Ernán López Nussa, signado por el llamado latin jazz.
Desde la niñez, como sus hermanas, comenzó a estudiar música, y por su talento y méritos propios comenzó a desarrollar su propia carrera musical, llegando a compartir escenarios con músicos como Steve Wonder, Ellis Regina o Fela Kuni, entre otros.
Su voz cálida y armoniosa, en solitario, o en recitales junto a Pablo Milanés, Santiago Feliú y otros intérpretes ha recibido el elogio del público y la crítica en distintos países como México, Colombia, España, Chile y Estados Unidos.
Ahora, con temas conocidos y otros nuevos se adueña de los porteños, irrumpe al compás de los cueros, los metales y las cuerdas en el mundo de Bueno Aires, para dar otro aire al Río de la Plata, con el carisma del Caribe que se expande por su garganta, y que ya la sitúan dentro de las voces más profesionales de las novísimas generaciones.
Del clan de Pablo, sembrado de armonía y de ritmos, avanza por Sudamérica Haydée Milanés, con la magia sutil de las Antillas, que suena con tambores y guitarras en el reino del bandoneón.
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