lunes, agosto 01, 2011

El dilema de los afroecuatorianos / Del Reino de los Sambos a la Revolución Ciudadana



Pedro de la Hoz • La Habana

La celebración del Año Internacional de los Afrodescendientes transcurre en Ecuador en medio de un proceso de tránsito entre la toma de conciencia de la afroecuatorianidad y la integración activa a los programas de reivindicación social de la Revolución Ciudadana, encabezada por el presidente Rafael Correa.
Una primera batalla se ha ganado en el plano legal: la Nueva Constitución, aprobada en 2008, reconoce por primera vez los plenos derechos de las comunidades afrodescendientes. Otra se va librando desde la gestión gubernamental al considerar programas de inclusión social —alfabetización y escolarización, acceso a los servicios de salud, oportunidades de empleo digno— en aquellas regiones y ciudades donde la presencia negra es significativa.
Pero lo más difícil se sitúa en revertir, por una parte, el pesado fardo de las desigualdades heredadas en un sistema social donde el racismo presenta características estructurales —víctima de ellos son los pobladores originarios abrumadoramente mayoritarios— y, por otra, en la capacidad de las propias comunidades afroecuatorianas para dejar atrás atrincheramientos y autoexclusiones que hallan explicación en la condición minoritaria de los afrodescendientes y su marginación geopolítica y sociocultural.
El antropólogo Jhon Antón Sánchez ofrece un panorama actual de la incidencia de la problemática afrodescendiente en el contexto del proceso de cambios que vive Ecuador:
“La lectura del proceso de construcción étnica y ciudadana de los afrodescendientes en Ecuador exige entenderse desde una visión novedosa y creativa. Una visión basada en los roles y movilidades sociales ancestrales que estos pueblos asumieron como estrategia de vida y adaptación bajo las condiciones históricas especiales tanto de la América esclavista en general, como a partir de las particularidades del caso ecuatoriano.”
La falta de concreción plena de esa visión explica, a juicio del antropólogo, que en las celebraciones bicentenarias el papel de los afrodescendientes no haya tenido el relieve pertinente. Eso, sin embargo, no quiere decir que no se haya avanzado:
“La consolidación de un modelo de nación plurinacional y de ciudadanía diferenciada bajo un régimen de democracia incluyente se convirtió en el objetivo global de los afrodescendientes en el curso de la Asamblea Nacional Constituyente, indiscutible logro de la Revolución Ciudadana. Ese modelo favorece mecanismos para que los grupos étnicos se sientan incluidos y compartan el beneficio de los derechos culturales que les merecen. La nueva Constitución, al hablar de acciones afirmativas en su artículo 11, abre el espacio jurídico para generar políticas culturales capaces de transformar la cultura política de una sociedad que históricamente se ha incubado bajo una dictadura racial. De lo que se trata en Ecuador, en medio de la lucha de la oligarquía por no ceder terreno, es de transformar una sociedad estructurada bajo un sistema de desigualdades raciales que se articula con las desigualdades clasistas.”
“Ahora bien, se trata, y esto sin lugar a dudas es complicado pero impostergable, de conseguir en los hechos un concepto de ciudadanía explicada no solo desde un proceso estructurado de derechos civiles individuales, sino comprendido desde una concepción moderna sobre la base de la diferenciación identitaria, de la pluralidad cultural y el reconocimientos de derechos colectivos”.
En Ecuador el 5% de la población se reconoce como afrodescendientes, con comunidades concentradas en Esmeraldas, Guayaquil y, en las últimas décadas, en Quito.
Como icono histórico de los negros figura el cimarrón Alonso de Illescas, quien en 1553 encabezó una rebelión contra los colonizadores españoles en la costa de esmeraldas y creó el llamado Reino de los Sambos. El ejemplo de Illescas ha sido reivindicado por la Revolución Ciudadana. 

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