martes, octubre 28, 2008

Tierras revisitadas: Treinta años de Amaury Pérez en México

Treinta años de Amaury Pérez en México
Amaury Pérez . México

Corría el año 1978 y yo estaba transitando los 24 años. Los compañeros que por entonces regían los designios internacionales de los músicos cubanos pensaron que era una buena idea, tomando en cuenta mi desempeño francamente exitoso en los dos años anteriores (había visitado cuatro países de Europa: España, Polonia, Bulgaria y hasta participado en un festival pop en Alemania donde había recibido tres premios) que era el momento para mi salto a Latinoamérica; México fue el destino elegido por ellos (uno no tenía poder de decisión alguna en aquellos años) y, de repente, allí estaba, en la ciudad de México, con unos jeans que me había traído Sara González de Italia en un gesto de generosidad inolvidable y un par de camisas que sobrevivían
las embestidas de aquellos años de vergonzosos viáticos y juventud profunda, escoltado por Carlos Puebla y sus Tradicionales y la orquesta Aragón, ambas agrupaciones muy reconocidas en la tierra de los aztecas y que se convirtieron, en aquellos días, en mis padres sustitutos.

Compartí un cuarto, del antiguo hotel Estoril, muy cerca del casco histórico, con dos pintorescos y divertidos camaradas de la delegación; Bacallao y El Chino, cantantes de la Aragón, de sus manos conocí las bondades del tequila, los tacos al pastor, las amantes entradas en años y el control ante situaciones por mí desconocidas y que México siempre depara a los viajeros principiantes e ingenuos. Todos habíamos sido "convocados" por un diario ya desaparecido llamado Oposición que era la voz del extinto Partido Comunista Mexicano y que organizaba un festival anual al estilo de sus aliados europeos como Le Humanité en Francia y La Unitá en Italia. Los conciertos principales se generaban en el Palacio de los Deportes de la gran urbe que ya había admirado con asombro desde el aire cuando sobrevolábamos el D. F; recuerdo que Carlos Puebla me dijo en ese momento: ¡Amarrito, ahí, en esa cosa, cantaremos!, se echó a reír ante mi expresión de pánico y a mí se me hizo un nudo en la garganta ante la visión de aquella mole gigantesca de cobre y hormigón.

Por esos años ya yo había grabado mis primeros dos discos y no sabía (ninguno de nosotros estaba al corriente de la suerte que corrían nuestros trabajos discográficos) que ya estaban editados aquí, por lo tanto, el terror del debutante desconocido hizo mella en mí y me sumí en una suerte de letargo. No logro recordar cuántos temas canté aquella tarde, creo que "No lo van a impedir" y "Acuérdate de abril" entre otros, que fueron recibidos con entusiasmo y coreados por cerca de 22 mil almas en gesto solidario y agradecido, mis nuevos amigos mexicanos, Oscar Chávez, Amparo Ochoa, Gabino Palomares y Jorge Buenfill me alentaban desde los laterales del escenario y el escritor colombiano Gabriel García Márquez, con quien había compartido alucinantes noches en La Habana, blandía entonces una toalla y me echaba porras como si fuera un adolescente, guardo aquellas maravillosas jornadas
en mi memoria con celo y egoísmo.

Con el tiempo se fueron abriendo para mis canciones otros escenarios en esta gran nación, desde el antiguo Auditorio Nacional con capacidad para 12 mil espectadores donde fui acompañado por el grupo Síntesis más de una vez y más tarde con mi propia banda, hasta la más humilde peña de su extensa geografía, recorriendo el país de hocico a rabo y ofreciendo cuarenta y tantos shows al año, hoy no hay un lugar de esta inmensa república multicultural y étnica que no guarde mis olores y que no haya perfumado con los suyos mi frágil armadura. Han pasado 30 años.

El teatro Metropolitan, muy cerca del hotel que me acogió en la experiencia iniciática, fue el lugar elegido por Artv Producciones, la compañía de espectáculos que me representa ahora y por su presidente Mario Brambila, un soñador que desconoce el imposible, para festejar mis tres décadas de amor y complicidad con un público exquisito y conocedor que no abandona jamás a quien le ha querido bien y con desinterés. Se hizo una intensa campaña de promoción y el día 16 de octubre del
corriente, se descorrieron las cortinas del magno recinto y ahí estaba Amaury, ante miles de amigos, acompañado por cinco músicos de base; dos bolivianos, un argentino, un español y un mexicano y la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan, Jalisco, con sus más de 70 integrantes dirigidos por el eminente maestro tapatío Francisco Orozco, recorriendo mis canciones, las viejas y las recientes, con las maravillosas orquestaciones de Tino Geiser, músico argentino residente en México que cuenta en su curriculum con trabajos junto a Alberto Cortez, Plácido Domingo, Emmanuel y Paloma San Basilio entre otros artistas y que dotaron a mis canciones de novedosas resonancias, destellos y energías. Por si fuera poco el Sr. Brambila a nombre de Artv Producciones y el Viceministro de Cultura Cubano Abel Acosta, invitado especial al homenaje, me entregaron en proscenio un disco triple de oro y uno de platino por las ventas de mis discos en México, y Talina Fernández, Ricardo Rocha y Mariana Levy, tres emblemáticas figuras del mundo del espectáculo mexicano, develaron una placa que atestigua mi infatigable paso por los escenarios de este país. Dos invitados de lujo, el dúo mexicano Mexicanto y el trovador cubano Manuel Argudín contribuyeron a convertir al Metropolitan en un acogedor espacio donde la gratitud, en extraña alquimia con la risa, la emoción y el llanto, fueron el colofón de esa fiesta del espíritu que nos convocó y ya nos trasciende. La prensa toda, al otro día,
se hizo eco del agasajo y reseñó con entusiasmo y sin un pero las tres horas de concierto. El personal de la Embajada de Cuba en México casi en pleno, con su embajador al frente, nos honraron con su asistencia, y yo canté con ánimo y suficiencia recibiendo a cambio calurosas ovaciones, no hay que pedir más. Solo un agregado; ¡Gracias México por tu bondad! ¡Gracias México por tu solidaridad! ¡Gracias México por tu fidelidad!

¡Gracias México por tu amor! Te estaré siempre agradecido y allá donde vaya, parafraseando una canción de mi querido Alberto Cortés, te llevaré conmigo.

Guadalajara 17 de octubre de 2008.
http://lajiribilla-habana.cuba.cu/2008/n390_10/390_08.html

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