Las campañas de la Sociedad Interamericana de Prensa para instaurar sus mentiras como verdades no son novedosas, hasta el propio Comandante Ernesto Che Guevara los enfrentó y desenmascaró.
En carta enviada el 23 de mayo de 1959 al doctor Miguel Ángel Quevedo, entonces director de la revista Bohemia, el Che Guevara rebatió la campaña de infamias que a través de este medio adelantaba un redactor llamado Jules Dubois.
Dubois, era un periodista estadounidense, que en "sus ratos libres" también figuraba como agente de la CIA. Este individuo fue uno de los fundadores de la Sociedad Interamericana de Prensa y el edificio que ostenta esta organización en Miami, lleva su nombre, como homenaje imborrable.
A continuación les presentamos la carta firmada por el Comandante Ernesto Guevara a pocos meses del inicio de la Revolución Cubana:
En carta enviada el 23 de mayo de 1959 al doctor Miguel Ángel Quevedo, entonces director de la revista Bohemia, el Che Guevara rebatió la campaña de infamias que a través de este medio adelantaba un redactor llamado Jules Dubois.
Dubois, era un periodista estadounidense, que en "sus ratos libres" también figuraba como agente de la CIA. Este individuo fue uno de los fundadores de la Sociedad Interamericana de Prensa y el edificio que ostenta esta organización en Miami, lleva su nombre, como homenaje imborrable.
A continuación les presentamos la carta firmada por el Comandante Ernesto Guevara a pocos meses del inicio de la Revolución Cubana:
Carta a Dr. Miguel Ángel Quevedo, director de la revista Bohemia (23 de mayo de 1959).
La Habana, 23 de mayo de 1959.
La Habana, 23 de mayo de 1959.
Dr. Miguel Ángel Quevedo,
Director de la revista Bohemia
Ciudad
Director de la revista Bohemia
Ciudad
De mi consideración:
Esperando de su tradicional espíritu democrático, el respeto a las normas de libertad de prensa, le remito estas líneas de contestación al miserable gánster internacional que tiene el pomposo título de redactor de la página latinoamericana de la revista Bohemia.
No es mi intención defenderme de las falaces imputaciones y de la insidiosa puntualización de mi nacionalidad argentina; soy argentino y nunca renegaré de mi Patria de origen (si me perdona el atrevimiento histórico por la comparación, tampoco Máximo Gómez renunció a su Patria dominicana) pero me siento cubano, independientemente de las leyes que lo certifiquen o no, porque como cubano compartí los sacrificios de este pueblo en las horas de la lucha armada y comparto hoy sus esperanzas en la hora de las realizaciones.
No soy comunista tampoco (si lo fuera, lo afirmaría a los cuatro vientos, como afirmo mi condición de luchador por las causas populares y reafirmo mi esperanza de que las armas del propio pueblo de cada país oprimido limpien de dictadorzuelos el panorama americano). Sucede que los amos de Jules Dubois, la United Fruti y otras compañías, fruteras, mineras, ganaderas, telefónicas o eléctricas, explotadoras del pueblo en una palabra, han ordenado desatar la clásica cortina de las mentiras asalariadas.
Que no se engañen los esclavos ni los amos: la palabra de Fidel Castro fue terminante, "si nos agraden le damos armas hasta al gato". Es obvio, Sr. Dubois, que para darles armas al gato hay que enseñarlas a usar y no creo que encontrará usted o los otros esclavos que puedan venir a estas tierras un hato de corderos atemorizados; encontrará un pueblo vibrante y unido dispuesto a la lucha hasta más allá del último cartucho, como lo dijera nuestro Primer Ministro en su última comparecencia ante la prensa.
Los hombres de la Revolución, por encima de las divergencias tácticas que puedan existir en determinados momentos, están firmemente unidos y no valdrán insidias ni amenazas para separarlos en su único camino hacia la consecución de las grandes metas del pueblo de Cuba: Reforma Agraria, Reforma Arancelaria, Reforma Fiscal, cuya traducción es industrialización del país y su consecuencia última: mejoramiento del nivel de vida del pueblo, liberación nacional, dignidad internacional.
Reciba, Sr. Quevedo, las muestras de mi consideración, aunque no pueda felicitarle por el chacal disfrazado de cordero que dejó introducir en las páginas de su revista.
Ernesto Che Guevara
Comandante-Jefe del R.M.A.
Chevige Gonzalez
No es mi intención defenderme de las falaces imputaciones y de la insidiosa puntualización de mi nacionalidad argentina; soy argentino y nunca renegaré de mi Patria de origen (si me perdona el atrevimiento histórico por la comparación, tampoco Máximo Gómez renunció a su Patria dominicana) pero me siento cubano, independientemente de las leyes que lo certifiquen o no, porque como cubano compartí los sacrificios de este pueblo en las horas de la lucha armada y comparto hoy sus esperanzas en la hora de las realizaciones.
No soy comunista tampoco (si lo fuera, lo afirmaría a los cuatro vientos, como afirmo mi condición de luchador por las causas populares y reafirmo mi esperanza de que las armas del propio pueblo de cada país oprimido limpien de dictadorzuelos el panorama americano). Sucede que los amos de Jules Dubois, la United Fruti y otras compañías, fruteras, mineras, ganaderas, telefónicas o eléctricas, explotadoras del pueblo en una palabra, han ordenado desatar la clásica cortina de las mentiras asalariadas.
Que no se engañen los esclavos ni los amos: la palabra de Fidel Castro fue terminante, "si nos agraden le damos armas hasta al gato". Es obvio, Sr. Dubois, que para darles armas al gato hay que enseñarlas a usar y no creo que encontrará usted o los otros esclavos que puedan venir a estas tierras un hato de corderos atemorizados; encontrará un pueblo vibrante y unido dispuesto a la lucha hasta más allá del último cartucho, como lo dijera nuestro Primer Ministro en su última comparecencia ante la prensa.
Los hombres de la Revolución, por encima de las divergencias tácticas que puedan existir en determinados momentos, están firmemente unidos y no valdrán insidias ni amenazas para separarlos en su único camino hacia la consecución de las grandes metas del pueblo de Cuba: Reforma Agraria, Reforma Arancelaria, Reforma Fiscal, cuya traducción es industrialización del país y su consecuencia última: mejoramiento del nivel de vida del pueblo, liberación nacional, dignidad internacional.
Reciba, Sr. Quevedo, las muestras de mi consideración, aunque no pueda felicitarle por el chacal disfrazado de cordero que dejó introducir en las páginas de su revista.
Ernesto Che Guevara
Comandante-Jefe del R.M.A.
Chevige Gonzalez
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