sábado, septiembre 25, 2010

Silvio, el trovador de las mil canciones





RAFAEL LAM

El cantautor cubano Silvio Rodríguez, se encuentra nominado al Grammy Latino.
Silvio es llamado por Gabriel Molina, el trovador de las mil canciones, ahora se encuentra nominado al Grammy Latino. Es el cantor por excelencia de los tiempos del pop de Los Beatles, de la Nueva Canción, desde Carlos Puebla hasta nuestro tiempo.

En su juventud Silvio leía, escuchaba a Tchaikovski, a Johnny Mathis, Vicentico Valdés y a los Cinco Latinos; hasta que llegaron Los Beatles. "Cuando apareció el programa de Radio Progreso Nocturno y escuché a Charles Aznavour, me gustó; tenía una dinámica más actual, algo de diferente en los textos, las orquestaciones eran atractivas. Por entonces yo hacía canciones en tiempo de calypso y cosas que recordaban a habaneras, cuando no algo así como boleros de Vicentico Valdés".

Después vinieron los tiempos del Servicio Militar, la primera presentación de Silvio en un Festival de Aficionados de las FAR, celebrado en el teatro Amadeo Roldán; era la primera vez y única que Silvio se ponía un traje con cuello y corbata. Cantaba a con una guitarra eléctrica prestada. Nunca gané ningún premio, todo era por amor al arte. Eran días en que se pasaba mucho trabajo conseguir un pase para ver a su novia que vivía allá en La Víbora.

"Un día después de mi desmovilización, instigado por el músico Mario Romeu, me atreví a sentarme ante una cámara de televisión, guitarra en mano, y a interpretar dos de mis canciones. Mi estado de ánimo era parecido al de la gelatina. Aquella noche del programa Música y Estrellas, decidió mi cambio de oficio. La verdad es que me encantaba inventar canciones y luego hacérselas saber a quienes me rodeaban. Fascinación que me enriqueció con las primeras visitas que hice a los estudios de radio y televisión, donde conocí personas famosas, algunas admiradas por mí desde hacía tiempo".

Ya dentro de la televisión, Silvio logra presentarse como conductor del programa Mientras tanto, con canciones "raras", dirigido por Eduardo Moya, una historia enriquecida por la fantasía del tiempo. El espacio se programó en media hora de cada noche dominical, en el canal 4. "Me costaba trabajo convencerme de que el cambio de vida era acertado, no me imaginaba, precisamente a mí, tan aguajirado y silencioso, trepado a un escenario y cantando ante un público. Pero en todo caso fueron embates que me hicieron querer mi nuevo oficio de trovador, porque uno ama y se compromete más con las cosas que ha tenido que defender que con las que caen del cielo".

En 1966, abre sus puertas la heladería Coppelia, donde se reunían los trovadores, poetas y escritores adictos a helados de Coppelia. "Cuando aquello lo único que bebía era helado y leche fría, no tomábamos bebidas alcohólicas, simplemente ricos helados de chocolate bizcochado. Esa historia de Coppelia es larguísima, quizás algún día lo escriba y lo publico. Es difícil contarlo en dos palabras: En esa etapa yo hacía programas de radio y TV de noche y entonces yo me ponía a vagabundear por la Rampa, a meterme en los clubes. Iba a ver a Teresita Fernández al Cóctel, alguna que otra vez me colaba en el restaurante Monseigneur a ver a Bola de Nieve".

En 1967 aconteció la primera actuación pública de Silvio en Bellas Artes, fue el 1 de julio, el recital se tituló Teresita y nosotros, organizado por el magazín El Caimán Barbudo. Silvio siempre se sintió un trovador, "siempre tendré mucho más que ver con Jean Ferrat, Paco Ibáñez o Bob Dylan que con Michel Legrand. Siempre pedí que me consideraran trovador y así lo proclamé cuando compuse en 1966, hace 40 años, La canción de la trova".

La etapa de Silvio en el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, junto a Pablo Milanés, Noel Nicola, Sara González. "Cosa fundamental, en el ICAIC me enfrenté a la música técnicamente: allí estudié. Leo tenía una forma de enseñar que era muy acelerada. Leo fue nuestro guía, maestro y hermano, quizás un poco nuestro padre musical".

Hay que recordar la experiencia con el grupo Afrocuba, el trabajo con Chucho Valdés y la banda Irakere, en Chile. Con el trío Trovaroco. La trayectoria musical data de cerca de cuatro décadas.

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Fuente: EXCLUSIVO,
24/09/10

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