martes, diciembre 02, 2008

se entregarán los premios Atahualpa

Bajo la mirada del maestro
Aunque a don Ata le interesaban bien poco las ceremonias grandilocuentes, la música nativa de la Argentina esperaba hace tiempo unos galardones como los que se entregaron el martes en Avellaneda. Hubo, al cabo, premios de todos los colores.

Por Cristian Vitale
Yendo al fino de su ángulo de mirada, Don Atahualpa hubiese gruñido ante el marco: ¿un premio a su nombre?, ¿un premio a Soledad Pastorutti con su nombre?, ¿el histriónico Chaqueño Palavecino actuando en su nombre? Demasiado para un hombre poco afecto a la grandilocuencia, que deseaba ser anónimo –Roberto Chavero, al cabo– y, además, despreciaba cualquier tipo de boom de género con sus bemoles mediáticos, un poco cholulos y con cierto tufillo a negocio orondo. Pero ahí estuvo su figura, inmóvil y centenaria, legitimando algo que, pese o no, el folklore argentino demandaba hace tiempo: el reconocimiento de sus artistas mediante un premio. Los "hubiese", entonces, quedan entre paréntesis ante las sonrisas, los aplausos y la satisfacción de quienes lo ganaron. Fue en el Teatro Colonial de Avellaneda, y con el auspicio del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, donde los premios Atahualpa se entregaron por primera vez. ¿Ganadora principal?: Soledad. "Vine a cantar y me llevo un premio... fue una noche especial. No tengo palabras para agradecer", dijo ella, después de recibir la distinción del público en general, que votó a través de Internet, y cerrar una serie de minisets (dos o tres temas cada uno) que habían iniciado Abel Pintos, Jairo y el gaucho Palavecino.
Hubo entre la galería de stars y el glamour que necesita toda ceremonia con pretensiones de masividad fácil, algunos giros que sí hubiesen contado con el guiño aprobatorio de Yupanqui. Tal vez la distinción a una de sus pocas admiradas: Suma Paz. O a Nelly Omar, de quien el viejo rapsoda poco habló pero seguramente, dada su prosapia gardeliana, no habrá pasado por alto. Al cabo, fue ella una especie de Gardel con pollera. "Nelly Omar es una emprendedora de la vida, que marcó un camino, es una referente indiscutida", manifestó el gobernador Daniel Scioli, encargado de distinguirla y sacarse fotos con la vieja militante. Buen tacto también el de los culturosos de la provincia al reconocerle méritos (rubro Revelación Provincial) a Catriel Ramírez, el jovencito de Lavardén que se toca todo y un poco más. O la mención especial al clan Visconti.
Suma Paz, presentada por el periodista Marcelo Simón como "la más grande yupancóloga de Argentina", se mantuvo seria y comprometida. Genuina. "Que este reconocimiento sea también para la obra monumental de Atahualpa en toda su magnitud, y sea también para la amada música de la provincia de Buenos Aires, tantas veces ausente de los escenarios y de los sellos discográficos. Que esto sirva de impulso para los jóvenes talentosos que están estudiando e interpretando la obra de Atahualpa, en un rinconcito y no siempre reconocidos. Que la juventud difunda la obra del maestro, por décadas. El me dijo una vez: 'Póngase siempre detrás de su canto, nunca adelante. No se luzca usted, haga que se luzca lo que usted espera que es más importante que usted'". Nelly Omar, a su turno, se expresó con la misma emoción: "He caminado el país llevando las canciones sureñas y ahora tengo el honor de que el gobernador me haga entrega de este presente en homenaje de Atahualpa, de quien tengo hermosos recuerdos, porque era realmente un enamorado de su tierra, como lo soy yo".
Además de Nelly, se premió por trayectoria al Dúo Salteño, Eduardo Falú, el dúo litoraleño Rudi y Nini Flores y al cantor Alfredo Abalos por dos, ya que también ligó la estatuilla en el rubro Figura del Año, Solista Vocal Masculino. "Hay una gran penetración cultural en el país... tenemos que empezar desde las escuelas a enseñar a bailar un gatito, una chacarera a los chicos. Darles conferencias, meterlos en el amor a la patria por medio de la tradición", proclamó –en los bordes– el bonaerense devenido santiagueño, que hace tiempo le dobló el codo a la vida. El mismo premio, pero en femenino, se lo llevó Melania Pérez. Las otras figuras 2008 fueron: Conjunto Vocal e Instrumental, Dúo Coplanacu; Solista Instrumental, Raúl Barboza; Conjunto Instrumental –otra vez– Rudi y Nini Flores. Y en la categoría Nueva Hornada, se alzaron con el laurel Laura Albarracín (Solista Vocal Femenina), Che Trío (Conjunto Instrumental), Franco Luciani (Solista Instrumental), el dúo Luna Monti-Juan Quintero (Conjunto Vocal e Instrumental) y Néstor Basurto y Bruno Arias, que compartieron el Solista Vocal Masculino. "Voy a hacer que vuelvan los trenes al Norte, a Humahuaca, a La Quiaca... el tren bala que espere un poquito", ironizó, riendo, el joven Arias. "Hay mucho talento en las provincias, muchos changos que no tienen la oportunidad de venir a Buenos Aires a mostrar su música."
Más directo aún fue el testimonio de Roberto Cantos, cuando se acercó al micrófono con el fin de agradecer el reconocimiento al Dúo Coplanacu. "Ya veníamos sintiéndonos tremendamente premiados al compartir la terna (en verdad, de cinco) con músicos tan talentosos, a los que queremos un montón. Compartimos el premio con todos ellos." Justicia –no sólo verbal– para al menos tres grupos de los nominados que, por sobrados méritos propios, compromiso y calidad, debieron picar más alto: Arbolito, Aca Seca y el dúo cuyano Orozco-Barrientos. Pero la nota central la dio alguien que, a lo Yupanqui, se prefirió anónimo. "Soy el que le hace los trámites a Raúl (Barboza) y vengo a transmitir su mensaje: bienvenidos sean los premios Atahualpa, siempre y cuando las políticas culturales tiendan a estimular la autogestión para que crezca la música nacional, porque él fue eso: un artista independiente". Entre la biblia y el calefón, entonces, siempre existe quien pone las cosas en su lugar. Y esta ceremonia, pese a algunos figurones, no fue la excepción.

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