martes, diciembre 02, 2008

Operación masacre: El escenario estratégico del ataque en la India




La operación "terrorista" fue ejecutada por una decena de comandos que utilizaron técnicas de fuerzas de élite, duró tres días, en Mumbay, la llamada "capital financiera" de Asia, causó 195 muertos, más de 350 heridos, y tuvo todos los ingredientes para conmocionar y destruir al "blanco" al que fue dirigido: Hoteles cinco estrellas donde se alojaban altos ejecutivos y empresarios trasnacionales. Perfil táctico del "nuevo terrorismo".
Los ataques fueron fulminantes, certeros, sincronizados, realizados por comandos entrenados y distribuidos celularmente en varios frentes de acción simultánea.
El grueso de los muertos y heridos se produjo en los primeros minutos del ataque: Los comandos "barrieron el blanco" con armas automáticas de repetición (ametralladoras y fusiles de asalto) y explosivos de mano (granadas) matando a mansalva y en forma indiscriminada mientras destruían instalaciones.
En una segunda fase, se atrincheraron con rehenes a los que fueron ejecutando mientras dilataban la operación negociando con las fuerzas de élite oficiales que les rodeaban.
La acción post-ataque reveló claramente que el objetivo de máxima era resistir el mayor tiempo posible para consolidar el "impacto mundial" y la estrategia encubierta de la matanza.
La prensa internacional fijó la consigna del ataque: "Aterrorizar al mundo financiero internacional". y fijó la consigna de la operación: "11-S indio".
"Los hombres armados querían pasar a la historia por un 11 de septiembre indio, y también estaban inspirados por el atentado contra el hotel Marriott de Islamabad", informó la televisión Times Now marcando la consigna que recogieron el resto de las cadenas. .
La cobertura mediática en "vivo" -como viene sucediendo desde el 11-S hastaa aquí- multiplicó y niveló planetariamente la conmoción y el "miedo" (el efecto "terrorista") fijando y repitiendo imágenes con cadáveres y heridos salpicados de sangre en un escenario de destrucción generalizada.
Para los expertos del sistema fue una operación "atípica" y novedosa del "terrorismo islámico": El marco operativo se centró en la "acción destructiva de los comandos" rompiendo el esquema tradicional de las explosiones detonadas por control remoto que se sucedieron tras el 11-S en Madrid y en Londres.
En un escenario internacional marcado por la "amenaza terrorista", antes que por la acción directa, la operación sincronizada de Mumbay pareció apuntar a fijar en el flanco emocional masivo a un "terrorismo en vivo" carnalizado en ejecutores visibles.
Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
A diferencia de los atentados con bombas, o con "coches-bomba", donde los ejecutores son anónimos, aquí los verdugos tenían presencia e imagen de organización militar, de "ejército de exterminio", antes que de "terrorista en las sombras".
La operación con "comandos suicidas" fue planificada al detalle y cambió la tradicional metodología de destrucción masiva relámpago (producida por una carga concentrada de explosivos), por una acción táctica de exterminio militar progresivo orientada a "prolongar el efecto residual de la muerte" , potenciando su efecto mediático y psicológico en el tiempo.
"Conocían la distribución de los hoteles Taj Mahal y Trident/Oberoi que atacaron. Varios miembros del grupo de al menos diez hombres se registraron en el Taj en las semanas previas al ataque, recopilando detalles sobre sus planos y filmaron algunos lugares. En un enfrentamiento que duró entre cuatro y cinco horas, los atacantes se replegaron a través de una puerta oculta en el hotel que el Ejército indio no sabía que existía", informó el Hindustan Times.
Los comandos fueron entrenados para una acción relámpago de alto espectro con "retención prlongada" de los objetivos.
"Sus mochilas estaban llenas de munición, seis o siete cargadores con 50 balas cada uno, y granadas. Llevaban teléfonos por satélite, tarjetas de crédito e incluso tentempiés como frutos secos, lo que parece indicar que preveían que su labor les iba a llevar tiempo", señala un especialista citado por Reuters.
Más que por la masividad relámpago de las víctimas (típica de las explosiones concentradas), la operación reveló una intención de "prolongar el hecho terrorista" por medio de una batalla de muchas horas con ejecución de rehenes y alargamiento del desenlace.
De esta manera, el "hecho terrorista" adquirió un formato de "película de terror" que fue cobrando "suspenso y dramatismo" a través de la imágenes y de los testigos durante más de 72 horas interrumpidas.
Los grandes diarios y cadenas televisivas internacionales (lease del Imperio) centraron su atención y sus comentarios en el carácter "inédito" de la acción terrorista poniendo énfasis en el perfil operativo de una "nueva forma de terrorismo".
Los analistas especializados resaltaron que los comandos "extremistas" parecían haber recibido entrenamiento de élite. Un experto en seguridad dijo a The Mail Today que la forma en que uno de los hombres llevaba su AK-47 en una mano mostraba que había tenido meses de preparación.
También se destacó la alta preparación en la concreción de objetivos: Cuando los comandos ingresaron a sus lugares de atrincheramiento con rehenes, destruyeron con granadas el sistema de circuito cerrado de televisión para evitar ser detectados en sus movimientos.
También se reveló un estudio previo del teatro de operaciones: Según fuentes de la inteligencia militar india -reveladas por las agencias internacionalees- tres comandos combatieron y resistieron durante dos días a las fuerzas de élite mejor entrenadas de la India en el laberinto de pasillos del Taj, provocando incendios al cambiarse de un sector a otro.
Varios periódicos locales señalaron que los comandos agresores se habían registrado en el Taj días o semanas antes de los ataques, mientras que el Times de India informó de que habían arrendado un piso en la ciudad unos meses antes simulando ser estudiantes.
El viernes, un general del Ejército dijo que los hombres armados parecían estar "muy, muy familiarizados" con el diseño del hotel, lo que les dio una ventaja clave frente a sus hombres.
"En algunos momentos nos igualaron en combate y movimientos", dijo un miembro de las fuerzas de élite al diario Hindustan Times. "Eran miembros del Ejército o pasaron un largo período de entrenamiento de élite", agregó el alto jefe militar.
Las fuerzas especiales indias completaron el sábado las operaciones para exterminar los comandos que se atrincheraron en el lujoso hotel Taj Mahal de Mumbai, poniendo fin a tres días de atentados contra el corazón financiero de India.
Los ataques seriales de Mumbay, con comandos operativos actuando a la luz del día, cambiaron el perfil y los patrones tradicionales de las operaciones "terroristas" como se las ha conocido hasta ahora.
A la luz de la experiencia, los expertos señalan que en las operaciones del terrorismo es común que actúen varios grupos operativos infiltrados, sin conexión entre sí, con una composición celular protegida por el anonimato, pero que responden sincronizadamente a la consecución de un mismo "objetivo terrorista" impidiendo que aparezca el verdadero organizador y beneficiario.
Obviamente, que ninguna "fuente oficial" se preguntó porque estos "comandos islámicos" actuaron con técnicas y estrategias de las fuerzas especiales "occidentales".
Para algunos especialistas, la operación en la "capital financiera" de la India está señalando claramente una tránsito del "terrorismo anónimo" hacia un "terrorismo militar" ejecutado con técnicas y comandos de fuerzas especiales y tomas de rehenes en el teatro de operaciones.
La nueva metodología (y sus emergentes de masacre en el llamado "11-S indio") impactó con fuerza en Wall Street, la capital financiera del planeta globalizado.
"Los devastadores ataques terroristas del miércoles cerca de la Bolsa de Valores de Bombay y en los hoteles más exclusivos de la ciudad probablemente amenazarán los sueños de esta ciudad de convertirse en una capital financiera internacional",señala este sábado The Wall Street Journal.
"Para los viajeros de negocios que pasan a menudo por el sudeste asiático, los ataques contra dos de los hoteles más prominentes de Mumbai plantean una inquietante pregunta: ¿hay algún lugar seguro donde hospedarse?", añade.
El "terror" ya llegó a la psicología de la "catedral financiera" del mundo imperial capitalista.
Como señal concreta, Mumbay marca la irrupción de una línea militar de "ejecución terrorista sumaria" que sitúa como marco referencial a "un 11-S indio" perfectamente "exportable" a las metrópolis financieras EEUU y Europa.
Ese es el punto.

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