sábado, julio 05, 2008

El humor hace la vida: LUIS HERNÁNDEZ SERRANO




VIII Congreso de la UPEC
El humor hace la vida
LUIS HERNÁNDEZ SERRANO

El humor, con JAPE, presente en el Comité Nacional de la UPEC.


El humorista habanero de 43 años que me ha contado en serio su vida, perteneció a un preuniversitario urbano, un supermercado, una revista, un grupo humorístico literario-teatral y otro musical, todos ya desaparecidos.
Los dos ámbitos donde ha trabajado últimamente, tienen enigmáticos y literales nombres trisílabos, que se pronuncian en forma aguda y con rimas consonantes terminadas en "e", sin acento: DDT y Punto G.
Acaba de ser elegido como integrante del Comité Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), al tiempo que es el secretario general del Sindicato en Juventud Rebelde. Es Jorge Alberto Piñero Estrada —más identificado o buscado por JAPE—, a quien, por tener un lunar rojizo en la frente (¡y solo por eso!) muchos le dicen "Jorgito Gorbachov".
JAPE nació el 5 de octubre de 1964. Su progenitora, gran apoyo en su vida y su carrera, es Dolores Estrada Calderón. Su padre, ya fallecido, era el habanero Jorge Piñero Páramo.
En el preuniversitario Ignacio Agramante, ubicado en el edificio que hoy ocupa en Centro Habana el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), le pidieron un día que tuviera la amabilidad de irse, porque no podían ya "aguantar" más su "constante intranquilidad" y perjudicaba muy seriamente "el proceso docente-educativo de todo el plantel".
El propio JAPE, como él firma sus trabajos en el espacio del DDT, nos confiesa que esa fue "la dura época en que mis padres se divorciaron y la directora del Instituto me pidió el divorcio de la escuela".
Desde muchacho quiso estudiar Medicina, pero pronto tuvo que cambiar de idea. Con su amigo y coterráneo Walter aprendió a tocar guitarra, instrumento que le abrió varias puertas.

"El viejo no tuvo la luz larga necesaria —comenta— porque cuando yo quise estudiar guitarra en el Instituto Superior de Arte (ISA), me dijo que lo único que tenían los músicos eran malas noches en los cabarets, y me quitó la idea.
"Trabajé en un laboratorio farmacéutico donde laboraba mi mamá, y también en el supermercado Centro que ya no existe. Allí fui Empacador B; metía jamón y queso en nailitos (bolsas de nylon), los preempacaba, los pesaba, a veces los probaba, y les ponía el precio.

"Luego entré en el Servicio Militar, y como parte del conjunto artístico de la Defensa Antiaérea de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (DAAFAR), canté y toqué la guitarra en el septeto Victoria.

"Lo del teatro fue para mí una experiencia interesante. Llegué a ese mundo en el pre militar de la Orden 20, República de Panamá, en Güines. Hicimos la obra Onceno Mandamiento, que fue Premio de Teatro de artistas aficionados.
"Con el tiempo entré a la Facultad de Equipos y Computación de la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (CUJAE), pero pronto dejé esos estudios porque eran demasiado serios para mí".

— ¿Cómo te vinculas al humorismo?

—En el grupo Nos y Otros, en 1988, pero duró solo diez años. Fue mi primer paso importante en el camino del humor, con gente culta que me enseñó mucho. Con ellos descubrí el que más me gusta: el humor de pensamiento.
"Tenían como referente a grupos cubanos del naciente movimiento de los 80 y en particular propuestas de agrupaciones foráneas de altísimo nivel. Allí me aceptaron también por la guitarra. Me criticaban hasta por la forma de pronunciar el nombre de Praxíteles, el célebre escultor griego".

— ¿Y tú entrada al Periodismo?

—Cuando dejé la Universidad, pasé a ser auxiliar de corrección de la revista Opina, donde aprendí bastante de Ruperto, un hombre ya viejo, maestro de linotipos y de la impresión gráfica. Pero dejó de publicarse. Cuando quise entrar al Periodismo, quitaron el curso para trabajadores.

— ¿Hacia dónde fuiste?

—Entré al Poligráfico Granma. El jefe de Personal me habló de un curso de química para la impresión. Yo tenía duodécimo grado. Me sugirieron la Fotocomposición y ahí vi por primera vez una computadora.
"Con Joel del Río, Hiram González, Caridad Dueñas y Marylín Casas, entre otros, inauguramos el departamento de Fotocomposición de Juventud rebelde, y Ernesto Rojas como jefe. Así entré al periódico y conocí el DDT".

— ¿Escribiste primero en la página de cultura?

—Sí, en la de Juventud Rebelde. Atendí la Casa de las Américas y compensé mis lagunas culturales al relacionarme con intelectuales de la talla de Roberto Fernández Retamar, Thiago de Mello, Mario Benedetti, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Viglietti, Giecco y los Parra.

— ¿Y el DDT?

—Fue mi segundo punto de giro artístico en el humor. Con su gente amplié mis horizontes. Puedo decir que con Lauzán, me quedé solo en el DDT en una etapa, y que Ares (Arístides Fernández, otro caricaturista) es mi psiquiatra particular. ¡En la columna del DDT llevo más de 15 años!

— ¿Qué me dices del cine?

—Pensé que iba a "tirarlo" todo en el DDT, pero el inolvidable periodista Manuel González Bello me sugirió hacer la prueba de ingreso a la Facultad de Cine, Radio y Televisión. En el primer intento quedé en el lugar 12 para cursar la especialidad de Dirección, pero escogían solo a diez. Al año siguiente aprobé con el número dos en el escalafón y entré. Me gradué en 2002 con Diploma de Oro.

— ¿Hiciste en la escuela algún material fílmico?

—Sí, documentales como Humor eterno (en tercer año), Los 15 de Pagola (con el Centro Promotor del Humor) y En carne ajena.
"Este último es un cortometraje, fue mi Tesis de graduación: Un escritor que se mete en el ilícito negocio de vender carne de res para mejorar su nivel de vida, en lo que supuestamente es una parodia entre su vida real y el libro que está escribiendo.

"Tuvo su Premier en Cuba y también se ha proyectado en España y en México. Concursó en Zaragoza. Además, he realizado video-clips, spots, videos-arte y otros materiales audiovisuales".

—Háblanos de tu paso por Punto G…

—Carlos Fundora, asesor de programas humorísticos de la televisión, me llevó hasta Magda González, jefa de redacción, para que trabajara en este espacio. Caí de nuevo en un equipo de estrellas; tanto actores como realizadores, y con un guionista de mucha experiencia: Carlos Torrens. ¡Mi primer trabajo en la pequeña pantalla! Hice algunos de sus guiones y trabajé como codirector junto a Miguel Brito, el director general.

— ¿Punto G ganó algún punto?

—Sí. Ganó el Premio de Mejor Programa Humorístico y el Premio de la Popularidad de los transmitidos por la televisión Cubana durante 2005. Ese fue el resultado de la encuesta anual que realizara el espacio Entre tú y yo.

— ¿Libros?

—Publicado, Soy inocente, de la Editorial Abril, en 1992. Inéditos aún: en la editorial Unión, de la UNEAC, Los 20 del siglo XX, investigación de los mejores caricaturistas de esa centuria; Mermelada JAPE, cuentos ilustrados por el DDT; y Don't worry be JAPE, selección de cuentos del Centro Promotor del Humor.
"Además, estoy en las antologías Cincomedias y Cuentos de la bruja, de Tablas".

— ¿Cuáles son tus humoristas de cabecera?

—Cubanos: Tomás Gutiérrez Alea (Titón), Héctor Zumbado y todos los humoristas que han hecho humor a lo cubano…

"Extranjeros: Charles Chaplin, el grupo argentino Les Luthiers, el cineasta norteamericano Woody Allen y los mexicanos Mario Moreno (Cantinflas), y Germán Valdés (Tintán)".

— ¿Has vivido en sintonía con tu barrio?

—Siempre me he movido en mi barrio como pez en el agua; primero en Pueblo Nuevo y ahora en Los Sitios, en Centro Habana. Por eso mi maestro y tutor, el reconocido cineasta cubano Jorge Fuentes, me decía que mi temática humorística era lo marginal: el barrio, el ron, el socio, el asere, el "bisne".

— ¿Cuál es tu estado humorístico: casado o soltero?

—Casado con la licenciada en Economía Caridad Capón. Llevamos resistiéndonos con delirio más de 15 años y tenemos una hija, Daniela, de13 años, que estudia saxofón en el conservatorio Manuel Saumell, en el Vedado.

— ¿Tu vida es risueña? ¿Qué piensas del humor?

—Rubén Darío dijo que "la risa es la sal de la vida y que el hombre risueño es sano de corazón". Por eso soy un humorista. Me interesa mucho trabajar con el Centro Promotor del Humor, pues ha hecho un gran aporte a nuestra cultura.
"El humor cubano —el literario, el gráfico y el escénico— nunca ha tenido un mal momento, sino mayor o menor presencia en los medios, y goza de buena salud".

— ¿Crees que el humor nos ha hecho sobrevivir?

—Nos ayuda mucho, pero no es que haga sobrevivir, sino que el humor hace la vida. Me ha hecho reír mucho, de mí primero, y después de los otros… pero como un acto sano, de creación artística.

— ¿Y el humor negro?

—No es el mejor, pero hace sonreír. El humor (parafraseando una canción de la década prodigiosa), es la otra fuerza que mueve la tierra, pues la primera es el amor.

— ¿Qué hacías durante los grandes apagones?
—Cantar con la guitarra, con mi hija Daniela.

— ¿Alguna anécdota?

—Una vez en el Servicio Militar, me empiné una jícara con mermelada de guayaba y un compañero me dijo que me había embarrado el rostro con el dulce. ¡Era mi rojizo lunar de nacimiento! Lo conté a la gente de Nos y Otros y se me quedó el nombrete de "Mermelada".

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