domingo, agosto 24, 2008

Tratando de alcanzar la felicidad

Erick Sánchez
Tratando de alcanzar la felicidad
Antonio López Sánchez • La Habana


Como sucede con no pocos trovadores de predios capitalinos, creo haber escuchado a Erick Sánchez, por vez primera quiero decir, en una de aquellas peñas noventeras que bajo la batuta de Joel, otro Sánchez, e Iván Camejo, del grupo Humoris Causa, se hacían en el caluroso y atestado piso 8 de la Residencia Estudiantil Lázaro Cuevas; para todos F y Tercera. Por entonces, descubrí un par de temas de este trovador que me llamaron poderosamente la atención y se hizo después hábito y gozo seguir sus creaciones. Si sumamos a esto el hecho de que ya desde entonces era de los pocos entre sus coetáneos (todavía hoy sigue siendo de los privilegiados), con un impresionante dominio del repertorio trovero cubano de todos los tiempos y de no pocas de esas canciones clásicas y de todas partes que no debemos olvidar, además de la innegable calidad de sus propias composiciones, aparecerán algunos de los argumentos para apostar a la valía de la obra de Erick Sánchez. En concordancia con este bagaje de canciones de todos los tiempos de nuestra trova, recuerdo siempre una broma musical que hiciera el trovador al finalizar un concierto y que no me resisto a contar: Mientras el público pedía "Mercedes", una obra de Erick, este se dio el lujo de sustituir la suya y cantar entonces la "Mercedes" inmortal de Manuel Corona. Un simple juego como este requiere, no solo talento para la interpretación, sino cultura y conocimiento de nuestra música. Un elemento imprescindible este, la cultura, que a ratos parece haber desaparecido entre algunos que se dicen artistas, ya sean trovadores o de otros predios musicales.

Igual amoroso que marginal, crítico que lírico, dramático o hasta tragicómico en la gama de sus temáticas versadas, sí creo que una de las virtudes de este trovador radica en que sus canciones no pasan sin provocar marejadas en quienes le escuchan. Inadvertidos, nunca será un adjetivo cercano a los temas de Erick Sánchez. No obstante, los cuestionamientos críticos de algunas de sus obras, a ratos sobredimensionados por algunos “delimitadores de las primaveras”, como reza el verso sílvico, han acortado un tanto la oportunidad de conocer el amplio resto de una obra que sobrepasa con creces los asuntos que pudieran considerarse “conflictivos”, según la jerga a la usanza de quienes casi siempre son el blanco de esos conflictos. Canciones de muy hermosa factura, "Casa de cristal", "Canción para la mujer 730427" o "Ena Lucía", por solo citar tres ejemplos, prueban que Erick es capaz de moverse con soltura, en verso y música, por una amplia gradación de registros ideotemáticos.

Ahora, como parte de una calmada serie de entrevistas que La Jiribilla ha ido amablemente haciendo pública, aparece la voz de este trovador. Uno de los artistas que dentro de su generación, para usar sus propias palabras, tiene de seguro un buen escaño en lo que calidad y validez de sus canciones se refiere. Su obra y el aplauso de quienes le conocemos y disfrutamos, son los votos mejores para tal imaginaria elección. Escuchemos entonces las respuestas de Erick Sánchez.

¿De modo general, en qué estado ves a la Trova en Cuba en estos momentos?

Esta es una pregunta muy formulada. Yo la he contestado muchas veces; pero el tiempo y los momentos cambian. Recuerdo que cuando comenzaba a componer mis primeras canciones bebí de muchos trovadores, principalmente de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Augusto Blanca, Pedro Luis Ferrer y de otros, un poco más jóvenes, pero bien establecidos como Santiago Feliú, Donato y Roberto Poveda, Adrián Morales, José Raúl García, José Antonio Quesada, Marta Campos, Frank Delgado y varios otros. Puedo confesarte que beber de esa fuente con aguas tan puras me forjó, no solo en las formas musicales a la hora de hacer una canción, sino también en la función social que debe tener la obra de un trovador y en su honor de artista un tanto distinto.

En aquel momento tuve que iniciar mi carrera conviviendo con ese todos estrellas y fue difícil darme a conocer, hecho que ocurrió unos diez años después. Junto conmigo se iniciaron todos los que hoy integran ese grupo que se ha dado en llamar Habana Abierta y otros como Samuel Águila, Fernando Bécquer, Diego Cano, en fin. También en otras provincias como Santa Clara y Santiago de Cuba, surgieron trovadores y agrupaciones que defendieron este tipo de creación.

A pesar de que en aquel momento la radio atendía mucho más nuestra obra, era muy difícil realizar grabaciones que tuvieran calidad radiable; por lo que no se pudieron dar a conocer muchas canciones en el tiempo de su propia realización, sino a veces muchos años después de haber sido compuestas.

Hoy esta situación ha cambiado, en especial a partir de los avances de la computación, que facilita el hecho de grabar con mucha mejor calidad. También estamos casi todos vivos, residentes en el extranjero o en la isla, con diversidad de criterios políticos y estéticos. Ahora compartimos con nuevas generaciones de trovadores donde brillan Pedro Beritán, Adrián Berazaín, Mauricio Figueiral y otros que tienen muchísimo talento. Ellos se han impuesto con su obra en estos tiempos de una manera más rápida: lo que a mi generación le costó diez años, ellos lo han podido lograr en cuatro o en cinco. En eso también influye que los invitamos a compartir nuestras escenas, nuestros amigos, nuestras ideas, y muchas veces nos confrontaron sus canciones y nosotros, me refiero a los de mi generación, les cedimos fácilmente un espacio que en otros tiempos no nos dieron muchos de nuestros antecesores.

Ahora, casi todos somos buenos amigos, nos respetamos, admiramos y corregimos con sinceridad. Los temas de las canciones, aunque no hablen siempre de lo mismo, tienen el punto de contacto del estilo trovadoresco; tienen la audacia e inteligencia que nos distingue de otros compositores que no asumen esta línea de creación. No nos radian mucho o casi nada, pero la gente va a nuestros conciertos y nos pide y tararea los coros de nuestras canciones, incluso de las que no se han difundido nunca por los medios. Esto da muestra de que tenemos salud, pero como diría alguna vez el trovador Ariel Díaz, lo que anda mal es la atención médica.

¿Cómo ubicarías a tu generación de trovadores, qué parte forma de ese contexto?

Para definir mi generación tomaré a los que comenzaron a hacer sus primeras canciones por el mismo tiempo en que yo hice las mías y no por la contemporaneidad de edades. Puedo decirte que muchos de aquellos que empezamos juntos la labor ahora viven en otros países y voy más bien entonces a referirme a los que nos quedamos aquí en Cuba. No por marginar a los que se fueron, sino porque conozco mejor a los que han convivido conmigo y sé muy bien lo que hacen y cómo lo hacen.

Creo que hemos sido constantes y hemos soportado todos los embates del silencio, de la crítica y de la convivencia con otras maneras de hacer arte en lo que a la cancionística se refiere. Somos pocos y, sin quererlo ni ponernos de acuerdo, hemos cargado con la responsabilidad de hacernos sentir. Eso se lo admiro mucho a Fernando Bécquer, Samuel Águila y Diego Cano, entre otros. Y para ser más concreto y dar respuesta a tu pregunta después de estos argumentos, te puedo decir que a mi generación la ubicaría dentro de este contexto: como la generación de la resistencia; porque todavía resistimos y aún más te aseguro que resistiremos.

¿Cuál es tu valoración de la difusión en general hacia el trabajo de tu generación de trovadores?

La difusión ha sido poca o casi ninguna. Pasamos por momentos de un gardeo muy fuerte en cuanto a los trovadores en general, era difícil hacer grabaciones cuando comenzamos. Luego anduvimos todo el período especial, el boom de la salsa, el rap, el hip hop, la timba y el reguetón. Y uno siguió aquí, apostándole a lo no comercial, a lo polémico y más profundo. Afortunadamente hoy andamos un poquito mejor.

En el plano opuesto, ¿qué han hecho los trovadores por merecer esa difusión, para que los medios e instituciones los tomen en cuenta seriamente?

Creo que han hecho poco y en la mayoría de los casos nada. Muchos esperan por el milagro de que los descubran y otros no saben a qué puertas llamar o cómo funcionan las cosas. Es complicado pero no imposible. En lo personal he sido de los despreocupados, un poco porque parte de mi obra no pasaría la barrera evaluativa de algunos funcionarios. Y otro poco, porque he esperado a la madurez de mi manera de hacer canciones: para luego no arrepentirme de grabaciones que guarda por ahí la gente; como les pasa a muchos compositores que a veces quisieran pagar por desaparecer parte de su obra porque la consideran fatal. Ahora trabajo por primera vez con vistas a terminar unas grabaciones que convertiré en un disco que se va a comercializar nacionalmente. He hecho algunos cambios en cuanto a la sonoridad con la que normalmente he trabajado y el formato, pero te confieso que me gusta.

En tu caso específico, aunque otros trovadores de tu generación también trabajan esos temas en sus obras, se te ha encasillado un poco como el crítico social a pesar de lo amplio de tus temáticas a la hora de componer y de cantar. Sé que lo has contestado en otras ocasiones pero me gustaría incluir acá tus reflexiones al respecto: ¿Qué critica Erick Sánchez? ¿Qué consecuencias positivas o negativas te ha traído este trabajo en tus canciones?

Mira, mis temas han rondado generalmente las canciones de amor y desamor de todo tipo; las canciones del mundo bajo, de entorno un poco marginal por decirlo de algún modo; las canciones de venganza a los embates femeninos, y también las críticas sociales, pero más bien en este punto es donde la gente ha fijado su interés. Creo que todo parte de la manera directa en que suelo abordar los temas y dar mis impresiones; también el público esta ávido de oír lo que en muchas ocasiones no puede o no podía decir. Yo he criticado el absurdo, las cosas con las que no he estado de acuerdo y también algunas barbaridades que de vez en cuando ocurren en este país bloqueado; bloqueado como sabemos, pero a veces también bloqueado por dentro.
Las consecuencias positivas que he sacado de esto son que mucha gente sigue mi trabajo por estas razones y ahí entonces escuchan las otras canciones que no tenían que ver exactamente con la crítica y que forman parte más bien de un retrato cantado de mi vida y mi historia personal.

Las consecuencias negativas han sido que se me ha juzgado mal más de una vez; me he hecho de algunos enemigos y del odio de algún suegro temporal. Solo te puedo decir que en algunas oportunidades esos problemas los he convertido en oportunidades que me han beneficiado mucho.

Dime qué triunfo, qué éxito o qué logro tiene tu generación de trovadores que ya nadie le pueda arrebatar.

Haber resistido la convivencia con el todos estrellas que te conté en la primera pregunta; haber sobrevivido los peores momentos del período especial, de las crisis de las ideologías y los medios, sin abandonar la labor ni hacer concesiones. Y sobre todo permanecer hoy haciendo nuestro trabajo, desde Cuba o desde otros rincones del hemisferio, siempre con un sello de cubanía. Creo que esto no es solo un logro de mi generación, sino también de otras colindantes con la nuestra.

Y en otra perspectiva, ¿qué te parece que no han logrado, qué les falta todavía?

Nos falta unidad y también invadir los medios; cosa que tendríamos que hacer como si fuéramos el ejército mambí, que al machete venció contra los buenos fusiles y los cañones. ¿Me hago entender, verdad?

¿Cómo te ubicas en tu generación de trovadores, quién es Erick Sánchez en medio de ese entramado?

He sido uno de los que más ha criticado. He sido sincero y consecuente; no he tenido miedo. He podido madurar mi trabajo y he tenido la suerte de ser ayudado por algunos trovadores de otras generaciones, incluso por algunos del todos estrellas que te nombraba al principio y que me antecedió. En mi generación no creo ser de los mejores, pero tengo la seguridad de que no ocuparé un mal escaño en su parlamento.

Y esta última es exclusiva y fuera de la serie porque hace un tiempo no se te ve en los escenarios. Como dicen los malos periodistas, ¿qué planes futuros tienes en tu carrera artística?

Tuve que hacer cambios y fundar un nuevo proyecto; cambiar de empresa artística, montar mi repertorio con otro músico, en este caso una mujer que se llama Enid Rosales Villazón. Ella toca el tres y me hace las segundas voces. He tenido que trabajar para ganarme el pan nuestro, y ya hubiera hecho un concierto si el Museo de Bellas Artes me hubiera programado antes. Pero solo tengo fecha para el 4 de septiembre y de aquí para allá falta todavía un tramo.

Podría haber tocado nuevamente en el Auditórium Amadeo Roldan, que nunca me lo niegan, pero me gustaría hacerlo en el museo. Es que su sala tiene óptimas condiciones de luces y audio y quiero grabar con tres cámaras y a tomar un buen sonido para hacer un DVD por mi cuenta y riesgo. También estoy grabando el disco que te comenté, que todavía no tiene título. En ese voy a poner canciones viejas con las que tengo un compromiso de perpetuidad como son "Casa de cristal", "Niurka y Salima", "El Cristo de La Habana", y otras nuevas como "Cecilia", "Vivir en mi edificio" y "Con tal de caerte arriba me tiro de la azotea". Eso es en cuanto a mi carrera artística.

En cuanto a mi carrera personal, de lo que no me preguntaste, te diré que mi meta es vivir una larga vida, conocer gentes de diversos credos, manías, profesiones y costumbres. Y tratar de alcanzar la felicidad, porque creo que ya se me fue.

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