viernes, junio 03, 2011

Indígenas continúan con desventajas en acceso y permanencia escolar


CLADE - Según María Edit Oviedo, coordinadora de la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación, las desventajas de las mujeres indígenas en cuanto al acceso y permanencia en las escuelas siguen contribuyendo a mantener su marginación social. La marginalidad femenina es mayor en la medida que avanzan los niveles educativos y se ensancha la brecha urbano-rural. En entrevista a la CLADE, afirma que la Ley de Educación Avelino Siñani y Elizardo Pérez incorpora la equidad de género en el sistema educativo.


¿En qué datos se perciben los avances con relación al ingreso de niñas y mujeres en las escuelas de Latinoamérica y el Caribe, ¿a usted le parece que todavía hay discriminación de género en los sistemas educativos de Latinoamérica y el Caribe? ¿Cómo se manifiesta?

En general, podemos decir que los proyectos políticos de la región han dado como resultado mejoras en la cobertura de las niñas al nivel primario, pero los datos nos muestran que éstos datos son para la población urbana y no para las poblaciones indígenas y pobres de América Latina. Persisten desigualdades en lo que se refiere a la permanencia en el caso de las zonas rurales de importante población indígena – en el caso de Bolivia – que abandonan en los primeros años del nivel primario, así como el abandono que se produce de las niñas o adolescentes embarazadas, a pesar de que la ley prohíbe que sean expulsadas, peo el sistema educativo, todavía impregnado de tabúes, no las sostienen con calidad y calidez.

En el año 2001, los varones alcanzan en Bolivia 8,24 años promedio de estudio, mientras éstas alcanzan solamente el 6,65. La situación de las mujeres rurales e indígenas es más precaria, siendo 3,14 años.

En el caso de Bolivia, los datos sobre el nivel secundario nos indican que las mujeres permanecen más en el sistema, pero cuando lo abandonan, es más difícil que vuelvan a retomarlo, en cambio los varones entran y salen del sistema con más facilidad. Todavía persisten altos niveles de desigualdad.

Durante más de un siglo las mujeres hemos ingresado a un sistema educativo patriarcal, construido sobre la base de un sistema sexista, que ha promovido procesos de enseñanza aprendizaje, que desconoce la igualdad y la diversidad, basado en estereotipos que discriminan a las personas por su sexo, por sus orientaciones sexuales, por su etnia, por su situación económica; consideramos que el sistema educativo sigue reproduciendo y legitimando el patriarcado.

Las mujeres indígenas continúan con desventajas ostensibles en cuanto al acceso y permanencia tanto en el nivel primario como en el secundario, lo que sigue contribuyendo a mantener su marginación social. Estos datos explican la escasa importancia que las familias rurales conceden a la educación de sus hijas. La marginalidad femenina es mayor en la medida en que avanzan los niveles educativos y se ensancha la brecha urbano-rural.

Otro dato que muestra las diferencias es la situación laboral de las mujeres. Las diferencias salariales entre mujeres y hombres en todas las categorías de empleo por hora trabajada, también delatan diferencias importantes que responden a la segregación por tipo de trabajo como por la discriminación sexual en la remuneración que reciben las mujeres por trabajos similares a los realizados por los varones. El ingreso promedio de las mujeres por hora trabajada se ha incrementado del 2001 al 2007 de 11,25 pesos bolivianos a 17,23 bolivianos, en el caso de los hombres el incremento llega el 2007 a 28,57 bolivianos. Esta diferencia acusa que la participación económica de las mujeres sigue siendo percibida como secundaria y complementaria a la actividad económica masculina, en la visión tradicional de que los hombres son los proveedores principales de las familias, situación que es desmentida por la creciente jefatura femenina del hogar en el país.

La situación muestra las deficiencias educativas y de formación profesional de las mujeres bolivianas que aún requieren de un salto educativo para ponerse al nivel de la mayoría de las mujeres de la región.

¿Usted, en su trayectoria educativa, llegó a hacer frente a algún obstáculo a la realización de su derecho a la educación?

Esta es una pregunta que permite que revisemos nuestras huellas personales, y por lo tanto será una respuesta particular. Toda mi trayectoria educativa es de la escuela pública y gratuita de la Argentina de los años 70, que se consideraba que era de calidad, pero sexista en su concepción y manifestación.

Creo que esta educación nos permitió al igual que a los hombres conseguir ciertos grados de libertad vinculada a la autonomía económica pero no nos permitió conseguir la igualdad de la comunidad de mujeres. Fue un logro individual y no colectivo, este es un primer punto.

El segundo, es que en esa época la mitad o quizás más, no entraron al colegio secundario, y esta era una decisión que recaía en familias de clase media, que si poseían medios económicos para hacerse cargo de la educación de sus hijas, esto evidencia que el espacio público que representaba el ingreso a la educación, todavía seguía siendo el feudo de los hombres.

Y tercero – un dato que me permite el recuerdo – la compañera más brillante de mi curso estudió ingeniería civil… y hoy es profesora de música. Lo que podemos decir es que la sociedad todavía acoge en ciertos sectores sólo a los hombres y las mujeres son expulsadas de manera sutil del sistema, como plantea Bourdieu. Eso no quiere decir que no hay mujeres ingenieras trabajando, si las hay pero en términos porcentuales son mucho menos que los hombres.

El sistema patriarcal es el obstáculo ya que atraviesa todas nuestras prácticas y nuestras vidas, y está instalado en nuestros cuerpos y por lo tanto en nuestras mentalidades. El patriarcado, aliado histórico del capitalismo, tiene un entretejido alambicado, complicado de desmontar y cuestionar y de verdad hoy no somos iguales.

¿De qué forma la nueva ley de educación de Bolivia contribuye para reducir esta realidad?

La Ley de Educación Avelino Siñani y Elizardo Pérez, recupera la lucha de las mujeres por incorporar la equidad de género en el sistema educativo así como el planeamiento de una educación despatriarcalizadora[1].

Creemos que es un avance histórico pero también es necesario continuar la lucha para visibilizar los cambios, y que se hagan realidad, porque hasta el momento es sólo un discurso. Pero un discurso con gran potencial, que nos permite generar procesos de reflexión y de construcción de propuestas, estableciendo sinergias con la sociedad civil y los ministerios.

¿Qué otras recomendaciones haría a los Estados con relación a la promoción de una educación no sexista y no discriminatoria?

En principio, que revise, analice y asuma la gran cantidad de propuestas y sistematizaciones que ha realizado la sociedad civil y sobre todo los movimientos de mujeres en términos de educación y capacitación.

Construir una propuesta de educación no sexista y antidiscriminatoria, que promueva la libertad y la autonomía, que reconozca, discuta y devele las desigualdades – en el espacio educativo formal y alternativo – como una forma inicial del cambio, la inclusión y la promoción de una sociedad más justa e igual en derechos. Y que aborde un currículo, desde la pedagogía de la diversidad, que refleje y asuma las diferencias como forma de potenciar la riqueza de la diversidad en todas sus manifestaciones generacional, orientación sexual, identidad de género, origen y cultura.

Lea el artículo “Diagnóstico de la situación educativa de las mujeres en América Latina y el Caribe. ‘Más allá de las metas del milenio’ – Caso Bolivia”: Diagnóstico Bolivia

[1] Art. 3 . La educación: Inc. 1- Es descolonizadora, liberadora, revolucionaria, anti-imperialista, despatriarcalizadora y transformadora de las estructuras económicas y sociales; orientada a la reafirmación cultural de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, las comunidades interculturales y afrobolivianas en la construcción del Estado Plurinacional y el Vivir Bien. Art. 4 Fines de la educación: Inc. 6. Promover una sociedad despatriarcalizada, cimentada en la equidad de género, la no diferencia de roles, la no violencia y la vigencia plena de los derechos humanos. Ley de Educación Avelino Siñani y Elizardo Pérez-
BOLIVIA -Dic. 2010. Ley de Educación Avelino Siñani y Elizardo Pérez- BOLIVIA -Dic. 2010.

Fuente: CLADE

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