sábado, septiembre 11, 2010

El sueño de Allende

El sueño de Salvador Allende era construir el socialismo por la vía pacífica. Pago con su vida la consecuencia con ese sueño. De cara a la América Latina de hoy hagamos una reflexión sobre ese sueño.
Leonardo Gabriel Ogaz Arce | Para Kaos en la Red | Hoy a las 0:50 | 233 lecturas | 1 comentario
www.kaosenlared.net/noticia/el-sueno-de-allende


Salvador Allende G.

El Sueño de Allende

Leonardo Ogaz A.

“…en un momento oportuno someteremos a la voluntad soberana del pueblo la necesidad de reemplazar la actual constitución de fundamento liberal, por una constitución de orientación socialista.”

Salvador Allende. Primer mensaje al Congreso pleno 21 de mayo 1971.

El sueño de Salvador Allende era hacer una revolución socialista por la vía pacífica. En efecto cuando llegó a la presidencia el 4 de septiembre de 1970 la coalición que asumió el gobierno comenzó a convertir ese sueño en realidad. Allende pagó con su vida la consecuencia con ese sueño. En esta cuestión radica toda la grandeza y los errores de lo que constituyó el proceso de la unidad popular. ¿Era realista plantearse una meta de este tipo? La muerte del presidente Allende parece ser una respuesta categórica y concluyente.

Sin embargo todavía ronda la idea de que pudo haber sido posible ese sueño o podría ser posible a condición de hacer una relectura atenta del proceso y sacar las conclusiones correspondientes para volver a intentarlo. Esta idea está dando vuelta por América Latina desde hace algún tiempo.

Los trabajadores chilenos por medio de un largo proceso unitario, que implicó miles de luchas reivindicativas y democráticas lograron cristalizar la “Unidad Popular” coalición de partidos de izquierda que accedió al gobierno por la vía electoral y desde allí se realizaron profundos cambios en la estructura socioeconómica de país que implicaron nacionalización de las riquezas básicas, profundización de la reforma agraria, estatización de la banca y los seguros, creación de un área social de la economía y muchos cambios culturales que significaron la irrupción de los trabajadores, los campesinos y los más pobres en los espacios de la sociedad que desde siempre les fueron vedados. Todo esto desató un intenso, profundo y dramático proceso de lucha de clases.

Los empresarios nacionales se coaligaron con los intereses del imperio, logrando sumar importantes sectores medios, que a su vez utilizaron las fuerzas armadas y carabineros (policía) para en una oposición violenta dar el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 cuyo símbolo brutal fue el bombardeo del palacio presidencial. En definitiva las clases dominantes jamás dejarán, el poder, sus privilegios sin apelar a cualquier cosa con tal de mantener el sistema de explotación del cual son parte. A partir de allí se instauró una feroz dictadura que violó sistemáticamente todos los derechos humanos e hizo una contrarrevolución capitalista que ha dado como fruto el Chile neoliberal de hoy.

Después de cuatro décadas en que este proceso tuvo su inicio, marcando decisivamente la historia de Chile. ¿Cuáles son los principales errores de concepción que se visualizan?

Primero una caracterización ingenua de las instituciones estatales. Allende, el partido comunista, ciertos sectores socialistas y otras organizaciones de izquierda en el afán de ser creativos y heterodoxos desarrollaron una particular visión de que en Chile, se había desarrollado una especie de democracia avanzada en donde se respetaría las conquistas democráticas. Esta lectura histórica sesgada del proceso histórico institucional idealizó el Estado burgués. Craso error sobre todo en lo que se refiere a las fuerzas armadas. Estas fuerzas de no mediar profundos procesos democráticos en la sociedad y en su interior, son el aparato represivo del sistema burgués dominante.

En segundo lugar fue una concepción economicista de los procesos, que consistió en realizar los cambios socioeconómicos sin que hubiera los correlatos políticos correspondientes, se nacionalizó, se expropió, pero se dejó la institucionalidad burguesa intocada, poder legislativo, judicial y organismos de control y fue precisamente desde estos espacios donde se articuló la ofensiva golpista, no se cambió la constitución, no se creó un poder popular alternativo y cuando surgió el poder popular producto de la dinámica del proceso no se le reconoció, ni impulsó y en algunos casos hasta se lo combatió. Una visión mecánicamente economista del proceso llevó a cuestiones como ganar la batalla de la producción y no la batalla política, los procesos de acumulación de fuerza, de incrementar el caudal electoral, en definitiva el problema del poder, la cuestión política fue desplazada. En honor a la verdad hay que recordar que la Unidad Popular solo en una elección, la municipal del año 71, logró obtener un poco más del 50% de la votación.

Hoy en América Latina parece observarse un camino inverso, los gobiernos progresistas han partido, correctamente a mi juicio, planteándose cambios políticos, han realizado primero transformaciones constitucionales, pero les ha costado mucho pasar desde esos cambios a las modificaciones socioeconómicas profundas de las relaciones sociales por una parte, y la de dar curso a las formas de poder popular por otra, sin las cuales no puede hablarse seriamente de revolución.

Ahora, volviendo a Chile, las dos cuestiones planteadas en el fondo se concentran en definitiva en una sola: en Chile se careció de una dirección política revolucionaria que comprendiera a cabalidad el proceso histórico que se estaba desarrollando. Hubo ilusiones reformistas, miopía política y ceguera histórica.

Salvador Allende sus ministros y colaboradores mostraron una ética ejemplar en su gestión no hubo un átomo de corrupción en ese gobierno, pero eso no basta, hizo falta una conducción política acertada.

Pero la discusión sigue vigente quizás no tanto en el Chile de hoy, pero si en países como Bolivia y Venezuela. ¿Es posible realizar procesos de cambios estructurales pacíficamente? Lo de Venezuela es lo más avanzado, pero encierra todavía muchas incógnitas que hay que resolver ¿Cómo se comportarán las fuerzas armadas frente a cambios más profundos en las relaciones sociales? ¿Existen direcciones políticas revolucionarias con capacidad de conducción hacia procesos que apunten al socialismo?

Sin duda es noble y altruista plantearse procesos pacíficos de transformación social, ello implica el desafío de generar una amplia y sólida mayoría para la revolución, pero también la responsabilidad de tener serias alternativas de respuestas políticas militares a partir de un pueblo organizado en defensa de sus conquistas democráticas. Esto por una verdad esencial, son las clases dominantes y el imperio los que van a impedir que los procesos pacíficos se concreten.


Leonardo Gabriel Ogaz Arce en Kaos en la Red

No hay comentarios.: