miércoles, mayo 26, 2010

"Hay poca denuncia en la canción"


“La Trova Cubana fue como una escuela donde aprendimos el compromiso y la responsabilidad que conlleva hacer canciones, más la posibilidad de presentarnos ante el mundo”, dijo Feliú.

“Ya no hay tiempo más perdido ni futuro prometido” canta Santiago Feliú en una de sus canciones de “Ay, la vida” y no hay lugar a demasiadas metáforas. El músico cubano, que heredó el legado de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, toca junto a su banda mañana, a las 21.30, en el teatro Lavardén, Sarmiento y Mendoza. “Muchos cantorcitos de cuarta se aprovecharon del nombrecito de la Nueva Trova Cubana y la empañaron bastante”, dijo Feliú.

“La Trova Cubana fue como una escuela donde aprendimos el compromiso y la responsabilidad que conlleva hacer canciones, más la posibilidad de presentarnos ante el mundo”, dijo el compositor e intérprete de voz desgarradora.

Santiago Feliú es crítico con el movimiento y admite que así como le marcó el camino también lo etiquetó demasiado: “Sí, me pasaron las dos cosas, sólo que los que me conocen saben mis singularidades dentro del arte de hacer canciones en mi trova, mi cierto rock, mis afinaciones diversas en la guitarra tañida al revés, las canciones hechas en el piano, mi poética, mi interpretación. Cuestiones que marcan la diferencia, modestia incluida, porque muchos cantorcitos de cuarta se aprovecharon del nombrecito de la Nueva Trova Cubana y la empañaron bastante”.

Y agregó: “La gente se aburrió de las imitaciones. La Nueva Trova son Silvio, Pablo, Noel y Vicente (Feliú, su hermano mayor), entre otros pocos. Luego, vino mi generación con otros pocos nombres: Donato Poveda, Alberto Tosca, Frank Delgado, Gerardo Alfonso y Carlos Varela, que fue la última que bebió de ese movimiento”.

Confeso admirador de la trova rosarina, no encuentra demasiadas similitudes entre su disco debut, “Vida”, surgido hace 25 años, con su última producción “Ay, la vida”. “Aquella canción, «Vida», era sobre la vida en su aspecto más épico. «Ay, la vida» cuenta de mi transitar por la vida con canciones poéticas sobre la amistad, el amor, el amor desamorado, la paternidad, mi relación con la canción, sobre mí y sobre mi país. Puede que sea lo mejor que he hecho”.

Feliú admite que la canción testimonial ocupa un espacio distinto en los tiempos que corren, sobre todo porque “es un tipo de canción difícil para que no resulte coyuntural y/o panfletaria”. El músico agregó: “Creo que la canción testimonial mermó mucho, que pocos se atreven, hay pocas buenas canciones sociales. Los tiempos van así, la política es tan aburridamente reiterativa que resulta un coñazo (sic) crear sobre ella. Hay muy poca denuncia por medio de la canción actual. También, mientras más apolítico seas más vendes. Es complicado, para esa canción hay que tener muchas ganas, necesidad, huevos, y sobre todo saber hacer que queden buenas”.

El compositor cubano, que se destacó por perlitas como “Para Bárbara”, consideró que muchos músicos eluden el compromiso en sus canciones “justamente porque no se sienten nada comprometidos”. Y agregó, con su máxima sinceridad: “De todos modos, te digo que prefiero una buena canción de amor a una mala canción comprometida”.

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