miércoles, mayo 12, 2010

DOS [SILVIO RODRIGUEZ]



Me ha sorprendido que, a día y medio de inaugurado, Segunda cita tenga más de 650 entradas y más de 200 mensajes --que acabo de leer. No haré votos de tolerancia. No suscribiré una palabra que me parece como a regañadientes. A cambio garantizo respeto, que es mejor.


Descubro que administrar un blog es como jugar a Dios. Todo queda en nuestras propias manos: la imagen que subes (está bueno eso de "subir"), lo que dices, a quien das voz. Creo que voy a resultar un diosito ecuménico; un diosito que no se las cree todas consigo sino que se cree entre todos; un diosito que precisa aprender cómo es el mundo que hace dos días era nada y de pronto convoca lo divino y lo humano. Así que bienvenidas bondades, dolores, convergencias, divergencias, enfoques, desenfoques, autismos, egotismos, despistes y otras hierbas. Ustedes han decidido hacer un punto de encuentro de esta ilusión. Me encanta que honremos la coincidencia y que, si alguna vez nos falta, nos quede la honradez.

Cuando al viejo Dagoberto le preguntaban cómo le iba, solía decir primero: "Yo, bien", y después, como explicándose, agregaba: "la vida es bella y en colores". Siempre me pareció una definición bien digna de la vida, fuera real o imaginada. Mucho más ahora, cuando me consta que aquel hombre tuvo razones para decir lo opuesto. Semejante gratitud debe haberle llegado un día en que la existencia le brillaba completa. Quizá en la calle Real de San Antonio, abordando optimista a dos hermanas, en el instante mismo en que puso los ojos en cierta rubia que parecía escapada de una película en technicolor.

Damas y caballeros, blogueros, visitantes, compañeros, amigos y curiosos: si el domingo no pude menos que sentirme inaugurado, el martes comparto con ustedes la expresión favorita de mi padre: "La vida es bella y en colores".


Hagan buen uso de ella.



SILVIO RODRIGUEZ
http://segundacita.blogspot.com/

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