jueves, noviembre 08, 2007

Neruda o Conciencia Colectiva



Neruda o Conciencia Colectiva
por Jorge Etcheverry


Neruda, como un ave poética de amplia envergadura, cubre con sus alas la poesía del siglo XX. Desde la publicación de Crepusculario, en 1923, cuando el poeta contaba con 19 anos, hasta la de Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena, publicado a comienzos de 1973, se extienden cincuenta años. La adolescencia en Temuco y la herencia modernista son patentes en esta obra Es decir, ya desde los inicios se hermanan en su producción lo por así decir 'telúrico' y lo 'culto'. Se vuelve a establecer en la literatura latinoamericana de otra manera la dualidad que según una óptica metropolitana, sería 'civilización' y 'barbarie'. El Hondero estusiasta, compuesto en 1923 (publicado en 1933) esta marcado por un deseo "de englobar al hombre, la naturaleza, las pasiones...en una sola unidad", sincretismo que apunta a la harmonización o re-armonización hombre/naturaleza, míticamente perdida en la escisión original y civilizadora que los apartó a ambos, convirtiendo al hombre en un desterrado.
De alguna manera, esta intención inicial de abarcar lo natural y lo humano anuncia obras posteriores como las Residencias, las Odas elementales, el Canto general; que desgranan la ontología y la historia del hombre en/con el mundo. Una voluntad de reducción y simplificación produce Veinte poemas de amor y una canción desesperada, que tematiza sus aventuras sentimentales y el paisaje del sur de Chile y Santiago urbano. La Tentativa del hombre infinito (1926) incorpora audacias formales vanguardistas y prefigura en su paraexistencialismo angustioso, anticipando junto a El habitante y su esperanza y Anillos, publicadas en el mismo año, una de las obras más importantes del poeta, Residencia en la tierra, cuyo primer libro fue publicado en 1932 y que recoge poemas escritos en Santiago y posteriormente en el oriente. Esta obra representa una de las dos obras clave del autor a nivel de la literatura universal, así como la plasmación de una concepción que puede denominarse paraexistencialista, para diferenciarla del existencialismo europeo, ya que la especificidad hispanoamericana impone diferencias en lo referente a los movimientos culturales y políticos originados en la metrópoli, que en la periferia intentamos reproducir, pero que plasmamos como diferenciales y nuevos, a veces a nuestro pesar y sin darnos cuenta.



En Residencia I pareciera que el hombre en tanto conciencia sin objeto se ve asediado por una materia que lo envisca: En el Arte póetica de ese poemario podemos notar un lenguaje distanciado, configurando versos en que el 'yo' en tanto sujeto sólo aparece en el último de los versos citados a continuación : "Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas/dotado de corazón singular y suenos funestos/precipitadamente pálido, marchito en la frente/y con luto de viudo furioso por cada día de vida/hay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente". Este bebo es la única forma verbal activa, que denota un sujeto. La realidad no aparece como mundo sino vagamente designada por un hay: "y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos/hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso". La exuberante materialidad negativa presente no sólo en Arte poética sino en la mayoría de los poemas de Residencia I, no se manifiesta solamente en los así llamadas 'contenidos' sino en la materialidad del lenguaje mismo, por ejemplo a través del ritmo y la gran abundancia de aliteraciones: "corazón singular y sueños funestos (2) precipitadamente pálido (3) y con luto de viudo furioso (4) ay, para cada agua"...
La función poética, la indicación del lenguaje hacia sí mismo, coadyuva al sentido que ese mismo lenguaje entrega. Las calificaciones de alienación y escisión hombre-mundo, hombre, sí mismo, soledad, finitud, absurdo aislamiento, son categorías y calificaciones que a menudo se han empleado para referirse a este libro. En 1933 este libro habría de alguna manera de adelantar y ejemplarizar al hombre alienado descrito posteriormente por el existencialismo.




La figura de Neruda adquiere continuidad y plenitud con Canto general (1950) convirtiéndolo en sinónimo no tan sólo de la literatura chilena sino hispanoamericana y universal, del mismo modo que la Mistral, Vicente Huidobro, César Vallejo y Octavio Paz. En esta confluencia entre lo hispanoamericano y lo universal (que pudiera leerse la colonia o neocolonia y la metrópoli), Neruda convierte la vertiente vanguardista europea en elemento de su obra, incorporando a la lengua española y a la poesía hispanoamericana y chilena en especial, formas de expresión y discurso que se han vuelto definitivas. Pero a la vez se hace cargo de la herencia americana geográfica, histórica y mítica, y de la pulsión de los pueblos mestizos e indígenas en su esfuerzo de lograrse y delinear su ser y su historia, mediante el rescate de la explotación, el dolor y la injusticia que se proyecta en la adquisición de un destino propio, continental y soberano. De ahí su compromiso político se nos muestra en una doble vertiente: la convicción de que es posible suprimir la explotación universal y que esa supresión significa el cumplimiento de un destino especifico latinoamericano. Canto general no podía haberse realizado fuera de un compromiso liberador universal, cuyo marco ideológico lo proporcionaba la ideología y práctica marxista de los anos cincuenta. El marco de una afirmación cultural y étnica particular, aunque se trate de todo un continente, que no incluya los elementos universales como propios, degeneraría posiblemente en la afirmación de un conglomerado étnico cultural como opuesto (y quizás superior) a los demás.
En los años de la producción del Canto general el espectro del nazismo se encuentra todavía latente. Pero, sin caer en lo etnocéntrico, Canto General especifica una contradicción entre la historia dramáticamente interrumpida en América y el elemento irruptor colonialista europeo, ya desde el inicio del poema en, Amor America; "Antes de la peluca y la casaca/fueron los ríos, ríos arteriales: fueron las cordilleras, en cuya onda raída/el cóndor o la nieve parecían inmóviles:...El hombre tierra fue, vasija, párpado" La presencia europea aparece objetivada (peluca, casaca), contrastando con la exuberancia de los elementos naturales del que el hombre (americano) forma parte. También se entregan elementos que no corresponden a una visión occidental de mundo: el yo del hablante lírico coparticipa de los individuos que se han sucedido a lo largo de la historia americana y engloba al conjunto de estos, que no se oponen a la naturaleza como materia/objeto sino que se armonizan con ella. En estos elementos resuena una visión ecológica de la relación del hombre con la naturaleza, que busca el equilibrio y que quizás ofrece un modelo alternativo frente a las economías occidentales basadas en el crecimiento de la producción, de la población y en el desgaste de los recursos de una tierra finita.
El hablante del Canto General es a la vez lírico y épico, participante y narrador de los acontecimientos, general-abstracto y particular hasta el detalle. Rompe por así decir, con la prescriptiva 'occidental'. Es como si por detrás de este poema y gracias a elementos vanguardistas incorporados a su discurso, nos guiñara el ojo una concepción de mundo no occidental con todas sus dicotomías. El Canto General representa además el ajuste de cuentas del poeta con la materialidad natural, su salida del existencialismo extremo, que, junto a elementos de expresión también utilizados en canto general y provienenientes de la vanguardia, habíamos visto que primaba en primaba en las Residencias, sobre todo en la primera. En ellas el poeta se nos revelaba como una 'conciencia desgraciada', finita y sin objeto, limitada dentro de un cuerpo degradado y degradable, solitaria y circundada por una materialidad viscosa y sin sentido, regida por la reiteración sin objeto. El poeta manifiestaba en esta obra el malestar del yo, de la identidad, tan característico de los autores de la modernidad latinoamericana y de Latinoamerica en general, tanto a nivel cultural como individual: Somos europeos o somos índigenas, si europeos, debemos ser españoles, franceses o americanos. Adonde debemos mirar.

La salida de Neruda en Canto general y el rescate de su individualidad es la adopción de un compromiso, que más allá de la ideología particular significa una asunción de una identidad colectiva, de una pertenencia a un conglomerado humano, es una salida que por otra parte recorre a la poesía chilena. Naín Nómez, crítico chileno describe así este proceso, esta vez en la poesía de Pablo de Rokha "Así como el Yo Poético aspira a fundirse en el Yo Colectivo, la realidad histórica alienada representada en los poemas aspira a convertirse en una suprarealidad mítica e intemporal en donde se realice la utopía revolucionaria". Incluso se puede establecer en este punto un paralelo entre la poesía de Pablo Neruda y la antipoesía de Nicanor Parra "La misión exitosamente realizada... durante 40 años de investigación espiritual ha sido la de suprimir los problemas individuales falsos que obscurecen artificialmente nuestra visión...Pareciera que de ahí surge la lección de que la plenitud del individuo es el resultado natural de su integración adecuada a la lucha social. Fuera de ella, todo es dolor y oscuridad, todos los caminos llevan a la locura", dice la critica Edith Grossman refiriéndose a la antipoesía de Nicanor Parra.
Los hitos de la vida y obra de Neruda, se ajustan a su significación histórica, en la medida que parece resumir los logros, avatares y condición de los intelectuales y escritores latinoamericanos. La obra de Neruda se continúa en gran cantidad de obras, destacando Odas elementales (1954) en que manifiesta su vocación materialista y amor por lo invidual, concreto; Canción de gesta (1960), exaltación de la revolución cubana y saludo expectante a la revolución continental; Memorial de Isla Negra (1964); Arte de pájaros (1966) y otras obras. Más allá de la composición estilística de la obra de Neruda, piedra de toque para las generaciones de poetas sucesivos, de su lirismo e inclusive partidismo, Neruda convirtió su biografía en una significación universal latinoamericana al proyectarla en una obra poética que parece tocar todas las alternativas a que los latinoamericanos a todo nivel se ven enfrentados en este nuevo siglo, en sus dimensiones tanto individual, privada, como fundamentalmente social e histórica, que de alguna manera es a la vez el origen del ser humano particular, como el producto de su manifestación conjunta.



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