lunes, septiembre 26, 2011

manifiesto ciudadano

Jorge Luis Muñoz (Desde México. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)


I. MOVIMIENTO CIUDADANO


V
ivimos tiempos difíciles, tiempos en que el capital transnacional domina al planeta a la vez que provoca una terrible dispersión de la gente. Todo lo mueve el interés por el dinero, por el poder o por la celebridad que da poder y dinero. No se mira en el horizonte ninguna fuerza política capaz de oponer una fuerza organizada significativa a la orgía de poder del capital transnacional. Por todas partes la población es cada vez más pobre, las aguas, la tierra y el aire se contaminan ante la impotencia de infinidad de organizaciones ciudadanas y ecologistas. Las colectividades se destruyen o aíslan, las familias se resquebrajan, los individuos se desgarran. Las naciones son meros cotos de poder de oligarquías locales al servicio del capital transnacional.


El modelo de vida que produjo la sociedad de consumo está encontrando los límites de su expansión. Los poderosos empiezan a dar gritos de alarma ante un sistema que ellos mismos fomentaron y que ya no pueden controlar. Toda propuesta de organización por muy revolucionaria que resulte es rápidamente absorbida por el sistema. El rock, los hippies, los narcos, los indios y hasta los movimientos gay y los de mujeres han sido asimilados, subordinados, anulados o vuelto inofensivos. El sistema no ha dejado otra salida que la explosión social (que ante la desesperación de los guerrilleros y las oposiciones, no acaba de detonar). Es por ello que se han puesto de moda el rescate de los pobres, la redistribución de la riqueza y el altruismo selectivo. Los poderosos (y sus conciencias opositoras) pretenden que con esas medidas conjurarán a los demonios que han desatado y que nunca terminan de entender.


La realidad que vivimos no es nada halagüeña: nos regodeamos en la impotencia, nos incorporamos al sistema (como parte del aparato -o su oposición- o sumidos en la contemplación) o nos escindimos mediante la vagancia, la locura o el abandono.


Todo, absolutamente todo lo que se nos pueda ocurrir, sucederá en el marco de un sistema que ya ha aprendido a controlar a su disidencia y a subordinar y anular a los otros, a los ajenos al sistema mismo (como los indios y los locos). En ese marco es necesario abrir regiones de autonomía, perforaciones en el caparazón del aparato, alentar líneas de fuga, demencias y otredades capaces de sustentarse ellas mismas. Como diría Marx, es necesario crear condiciones materiales de existencia para que surja LO OTRO, lo que naciendo del sistema no es del sistema, no pertenece al sistema.


Experiencias como las del EZLN nos marcan el camino a seguir, nos indican que el camino no es sólo crear otros mundos, sino también las condiciones materiales que los sostengan. De no hacer eso, el sistema acaba por subordinar a cualquier manifestación, aislarla o hacerla inocua.


En la periferia del sistema se crean los campos para una nueva sociedad, pero no es sino en el corazón del sistema mismo en donde podrá pararse esa locura que es el neoliberalismo. Es en las grandes ciudades en donde deberán surgir las nuevas "zonas liberadas", las regiones autónomas que abonarán los campos cultivados en la periferia.


Las regiones autónomas deberán de surgir sin más plan que devolver la palabra a la gente mediante la creación de los medios materiales de subsistencia que la misma gente desarrolle y explote. Ni Mesías ni dirigentes, solamente deberá haber coordinadores de acciones concretas en el surgimiento de esas autonomías.


En esas regiones autónomas deberá forjarse un nuevo espíritu para que sea posible forjar un nuevo hombre y con ello una nueva sociedad. Esto es particularmente importante hoy que las neurociencias apuntan la posibilidad de manipular la mente. La razón, la lógica misma, el pensamiento deberán ceder espacios a manifestaciones del espíritu que apunten en direcciones diversas (como la intuición entre otras), solamente así se podrá burlar al sistema.


Las regiones autónomas podrán federarse o coordinarse pero nunca seguir mando único alguno.


Para lograr lo anterior es necesario retomar la euforia mercantil-productivista para generar un movimiento ciudadano que aliente o impulse nuevas o renovadas regiones y formas de autonomía, que sostenga e impulse regiones autónomas incipientes o logradas. Hay que inventar y reinventar formas de expresión, modos de sacar dinero y recursos para la causa, nuevas formas de amar, de acercarse a Dios y a los hombres, de ser un nuevo ser humano.


El movimiento ciudadano no deberá ser una organización, sino solamente una intención que apunta a un fin. Deberá ser como una ola que arrastra y que lleva a la autonomía, a lo que cada comunidad, colectivo o persona quiera llegar. El movimiento ciudadano es solamente una coordinación de actividades, apoyos y esfuerzos; no tiene líder, solamente cuenta con el motor común de generar, sostener o promover autonomías.


El movimiento ciudadano es un referente político y social que da identidad al que se incorpora a él, tiene un destino y tareas claras. Se sabe a dónde se va y se sabe qué se quiere. El legislador sabe que debe impulsar leyes que dejen resquicios a la autonomía o de plano la favorezcan, el funcionario sabe que los recursos y acciones que puede aportar servirán para crear empleos integradores (distinto del empleo capitalista que desintegra colectivos), alentar talentos artísticos, crear nuevas formas de expresión y de vida.


El movimiento ciudadano nace en donde hay gente que coincide en impulsar algo ajeno al sistema, algo ajeno a liderazgos mesiánicos y ajeno a todo aquello que signifique subordinación al capital (en el empleo directo, en el arte, en la acción política y en cualquier campo).


El movimiento ciudadano nace cuando decidimos romper la indiferencia, la apatía en que nos ha sumido el capital, nace cuando el consumo empieza a dejar de ser importante en nuestra vida, nace cuando decidimos que la TV no siempre dice la verdad, nace cuando dejamos de pensar y actuar como los artistas y políticos de moda, nace cuando encontramos a otro como nosotros y juntos decidimos hacer "algo".


La tarea a realizar no es vencer al capital ni al déspota en turno (si así lo aceptamos ya estamos en su órbita), de ninguna manera debemos dejar que ellos sean la referencia de nuestro hacer. En su momento ellos mismos en su desesperación o torpeza habrán de echarse a la gente encima. La tarea pendiente es la de recuperar espacios fraternos ofreciendo alternativas de vida, tanto material como espiritual. Se debe demostrar que la fraternidad también es negocio.


Nada que nos sirva hay que eludirlo, con tal que a cada momento revisemos si realmente lo que hacemos apunta hacia la creación de una verdadera región autónoma. Luchas como las de los gay y las mujeres nos demuestran que aunque no se logre todo lo que se quiere, se puede avanzar mucho. No satanicemos al sistema al grado que no podamos utilizar lo que de él nos resulte útil.


Lo importante es crear movimiento, generar movimiento. Que todo mundo sepa que no necesita esperar al próximo gobernante o al próximo partido. Que todo mundo sepa que ahí, en su colonia, en su región hay una actividad o un proyecto con posibilidades de éxito al 100%. La clave es pues, intentar solamente proyectos factibles, realizables en el corto plazo. Los proyectos deben ser claros, con metas alcanzables, medibles y con beneficios plausibles.


Las tareas que impliquen proyectos y actividades deberán ser simples y fáciles de hacer en los tiempos que las personas quieran dedicar. De preferencia deberán ser actividades divertidas para suplir con ellas el necesario esparcimiento que demanda la vida actual.


II. EL NUEVO MUNDO


El movimiento ciudadano no creará nuevos mundos, estos ya existen, siempre han existido y seguirán existiendo. En pueblos alejados de los grandes centros urbanos, en barrios olvidados de las grandes ciudades florecen relaciones de solidaridad, permanecen conductas arcaicas ajenas al sistema o de plano como en el caso de campesinos e indígenas florecen culturas y subculturas diferentes. Basta voltear el rostro a cualquier comunidad, cualquier familia más o menos integrada o cualquier grupo de amigos para descubrir semillas que apuntan a la emergencia de nuevas costumbres, nuevas conductas, nuevas formas de ver la vida o sea: semillas de nuevos mundos.


Los nuevos mundos son la consecuencia natural de la vida, de su desglose. A diario nacen y a diario mueren semillas de nuevos mundos, versiones nuevas o renovadas de mundos ya existentes, mundos acabados o mundos imperfectos. Esos mundos igual perecen que pasan a engrosar la vida de las sombras. Por fortuna la gran mayoría permanece: a veces conviviendo con el sistema, a veces sumidos en las sombras, a veces olvidados.


El sistema solamente rige en donde predomina el individuo típicamente burgués, el cual además de colonizado (en sus gustos, su forma de vestir, de hablar, de trabajar, etc.) es ya un individuo plenamente escindido de toda comunidad. Tal individuo solamente acepta la comunidad formal de su centro de trabajo y lo hace únicamente en función de su empleo. Incluso ahí no hace comunidad, se limita a realizar sus tareas en base a sus atribuciones permaneciendo encerrado en su propia coraza narcisista.


Es cierto que el individualismo también produce nuevos mundos, pero éstos son totalmente dirigidos por el sistema. Esos mundos, similares al del loco, son también una forma de resistencia, pero quizá no sea la mejor: entregamos el cuerpo para uso y disfrute del capital y nos refugiamos en nuestra propia otredad en una orgía de computadoras, misticismo y acondicionamiento físico. En rigor, el individualismo es el estado ideal del hombre del sistema: un ser socialmente escindido, utilizable y reutilizable (capacitable) en donde el capital lo requiera.


Así como el capital produjo estructuralmente la liberación de la mujer para integrarla a sus requerimientos de personal, igual produjo al individuo, no para liberarlo de las tiranías de las culturas, no para abrir los potenciales del ser humano sino para disponer de forma incondicional de esos individuos.


El reto del movimiento ciudadano en torno al individuo, es conservar la libertad personal sin mayores pérdidas de corresponsabilidad comunitaria, sin que se afecte significativamente la cohesión colectiva. El nuevo ser humano que surja del movimiento ciudadano deberá estar al margen de las tiranías de las costumbres y de la cultura, deberá crear espacios para que sea posible la diversidad individual.


La cultura que el capital creó (y que los déspotas detentadores del poder alimentan), basada en la apatía y el consumo (con la perenne angustia como su corolario), mantiene a raya a los nuevos mundos que surgen o se mantienen vigentes utilizando los mecanismos que todos conocemos:


1. Estructuración y manipulación a nivel biológico-neuronal del cableado neural que posibilita la subsistencia físico-social del individuo, mediante el manejo de los medios masivos de comunicación orientados al consumo y a la participación social dirigida.
2. Mantenimiento de un aparato educativo cuyo contenido y orientación es ajeno a los educandos.
3. Control de las fuentes de subsistencia, primarias y secundarias (recursos naturales y empleo).
4. Mantenimiento de múltiples aparatos represores públicos y encubiertos (policía, ejército, grupos paramilitares, etc.).


El papel actual de los medios masivos de comunicación resulta fatal para la convivencia humana (no sólo por la violencia que concitan: por ejemplo en el fut bol). Difícilmente puede mantenerse una mentalidad sana ante el empuje consumista. Los medios masivos de comunicación crean un mundo contrario a las condiciones de vida reales y posibles para la mayoría de la población; a su vez, su omnipresencia y saturación de la percepción humana los hace que se retraten en el cerebro humano, creando circuitos neuronales virtualmente irreversibles. Sin embargo, pese a esa acción, surgen continuamente líneas de fuga que apuntan a nuevos mundos, que muchas veces no resisten el embate de tal saturación y perecen o se mantienen con taras (como la actual convivencia de cantina, que muchas veces degenera en pleitos).


La pobreza, las crisis recurrentes del capital, la ansiedad propia de la cultura vigente, la falta de empleo y el abandono estructural que sufre cada individuo, paradójicamente generan por ellos mismos nuevos mundos en donde llega a florecer la solidaridad, la camaradería, la corresponsabilidad y otros atributos ajenos al sistema.


Por su parte, la educación actual jamás estuvo más reñida con lo humano. Nos educan, pero para el mercado, nos capacitan para un empleo o nos adoctrinan para hacer coro al sistema. La educación así planteada, crea al igual que los medios masivos de comunicación, circuitos neuronales vitales para el individuo. Sí, pero esas redes neuronales crean un conflicto con el individuo: Por un lado no sabemos actuar sino de acuerdo a lo que se nos imbuyó (o de plano implantó), y por otro, esa actuación es contraria a la realidad que vivimos.


Todo tirano sabe que controlando los medios de vida tiene el control de la gente. En la actualidad el principal medio de vida es el empleo. Mediante su control, se nos inducen conductas (de la más corrupta hasta la más servil), se nos organiza el tiempo libre, se nos consume (al menos) la mitad de nuestra existencia, se nos controla el consumo (mediante el monto del salario), se nos valoriza o devalúa (mediante estímulos o regaños). El empleo es la vida, nos aferramos a él, sufrimos cuando no lo tenemos, brincamos de alegría cuando conseguimos uno. Por conseguir o conservar un empleo mucha gente es capaz de cualquier vileza: bloquear el ascenso de otro, calumniar a un compañero, tornarse servil ante el jefe, etc. etc.


Son los Media, la educación y el empleo la clave de la dominación moderna y, si estos fallan, para eso están los aparatos represores. Pero no nos confundamos, el capital solamente es una forma estructural de organización, los que lo sostienen tienen nombres y apellidos y son los nuevos tiranos a quienes conviene que las cosas no cambien pese a que se hundan ellos y sus descendientes.


En ese marco el movimiento ciudadano deberá procurar el florecimiento de opiniones, de conductas diferentes, de nuevas formas de vida mediante la creación de empleos integradores, radios comunitarias (cuyo esfuerzo es ya añejo), centros de comercialización, organizaciones vecinales y todo aquello que sirva para impulsar a "lo otro".


Nos deberemos también de cuidar del pecado de ingenuidad. No podemos pensar que podemos armar un mejor discurso que el del sistema, no podemos creer que podemos armar un mejor ejército que el del capital ni mucho menos que podemos competir con los Media. Todo lo que podamos sugerir por muy revolucionario que nos llegase a parecer, ya está dicho y asimilado por el sistema. Lo que nos resta hacer es abrirle espacios a la diversidad, que la misma gente decida que hacer una vez que ya no dependa del empleo, ni de la educación ni de los Media capitalistas. Lo que resta hacer al movimiento ciudadano es crear una red que elimine o limite esa dependencia. O sea: crear las condiciones materiales de existencia para que surja la diversidad como parte de un movimiento más que de una voluntad.


El movimiento ciudadano deberá posibilitar que esas expresiones humanas cálidas, surgidas de entre la gente (y no de los intereses del capital) tengan posibilidad de continuar, de reproducirse y de Marcar su propio rumbo. Se trata de que las fiestas de barrio no tengan que extinguirse porque haya un empleo que cuidar (que todo mundo deje de "no tener tiempo"), se trata de rehacer la interdependencia colectiva contraria al empleo desintegrador.


Movimientos como los del EZLN han surgido de mundos ajenos al capital. Pueblos como los de Xochimilco sostienen fiestas y costumbres que ahora están acosadas por los Media y la escuela. Zapatistas y xochimilcas se defienden, unos con las armas en la mano, otros vendiendo barbacoa y quezadillas por su cuenta. Ambos hasta ahora han tenido éxito. Como esos ejemplos hay muchos, pero la mayoría permanecen aislados, incomunicados, sin demasiada idea o intención de coordinación.


El movimiento ciudadano posiblemente tenga éxitos menores, pero si es capaz de crear una gran ola, pronto surgirán muchas regiones autónomas que poco a poco irán federándose hasta formar verdaderas áreas de libertad en mundos quizá impensados.


III. CALIDEZ DE NUESTRA CULTURA COMO MARCO POLÍTICO-CULTURAL


Investigar acerca de la integración comunitaria en México, es atender la historia del país. La tendencia a integrarnos colectivamente se remonta hasta mucho antes de la mal llamada conquista (que fue en realidad cuando culminó la rebelión de los oprimidos de ese entonces). Tras el encumbramiento de los españoles, las comunidades no se desintegraron, sino que conservaron sus propias formas de gobierno y gran parte de su cultura (que solamente las pestes y la acción evangelizadora lograron mermar). Tal situación permitió que sobrevivieran muchas de las costumbres indianas e incluso, muchas de ellas mutaron en costumbres cristianas. La vida comunitaria indígena se caracterizaba por su accionar de conjunto. Incluso, los individuos encontraban su razón de ser y su ser individual solamente en la comunidad.


Atendiendo a sus raíces, el mexicano es un individuo gregario, está acostumbrado a operar en grupo, a definirse en colectivos. En primer término está su grupo familiar, del cual distingue la familia nuclear y la familia extensa. En segundo lugar está el grupo de los amigos y allegados (personas de confianza). En cuarto lugar está el grupo de vecinos y compañeros de actividad y/o de trabajo. En quinto y sexto lugares están la región y el país como colectivos que lo definen.


Obviamente hay muchas otras entidades, momentos y coyunturas de definición y acción colectiva que nos enmarcan como individuos, tales como el equipo de fut bol, el estado de origen, la empresa en que se trabaja, etc. En todas ellas buscamos el arropamiento del colectivo, situación que dio base social a la corrupción y permitió el despotismo de un partido como el PRI (que tenía como principio de acción la cercanía de sus militantes con la gente, al margen de la nula defensa que de ella hiciese), que aún no acaba de ser expulsado del poder a más de 70 años de su fundación.


La costumbre de organización espontánea mediante comités, bien arraigada en la gente, refleja la organización de su vida cotidiana y su concepción del mundo. Es decir, la búsqueda de organización en comités, responde a esa forma cálida de agrupamiento que arranca desde tiempos precolombinos, y es totalmente opuesta al individualismo moderno (conformista, consumista y frustrado) que requiere el capitalismo.


Así pues, el punto de partida de la organización de la gente de nuestro pueblo, es el carácter gregario de la misma o lo que quede de ella (aunque no podemos ignorar el avance del individualismo importado principalmente de E. U.). Cualquier acción que se emprenda tendiente a organizar, debe dotar en primer lugar de una identidad gregaria.


Desde luego, de nada sirve la integración comunitaria sin autonomía. Esta, debe lograrse de un jalón, gradualmente o como sea. Deben utilizarse todos los medios, desde la participación en el congreso, hasta la movilización callejera y principalmente mediante la construcción-reconstrucción política, económica y cultural de las comunidades.


Hay que recordar que pudo conservarse gran parte de nuestra cultura gracias a que por mucho tiempo permanecieron aisladas multitud de comunidades que por ese medio conservaron gran parte de su propia cosmogonía. Tales comunidades vivieron en una virtual autonomía que todavía les duró hasta muy entrada la era de la televisión.


Al trabajar en la organización de la gente se debe entender que se trata de partir de la acción misma, se trata de crear efectos de autonomía mediante acciones concretas, que tal es el objeto de la estructura colectiva que se construya. Así como el gobierno y las clases en el poder utilizan sus estructuras para crear efectos de poder, las estructuras que la sociedad civil cree deberán crear efectos de autonomía.


Es difícil pensar que la motivación de la gente se dé fuera de los intentos ya gastados como el foquismo o la movilización callejera. Sin embargo deberán recurrirse a todas las formas posibles de acción buscando crear efectos colectivizantes, ya sea utilizando viejos métodos o inventando nuevos.


El sistema alimenta la imaginación de la gente mediante múltiples vías como son la TV, las drogas y el cine entre muchos otros. Esos medios crean los efectos de poder que sirven a los dominadores.


El movimiento ciudadano deberá ser capaz de alimentar la imaginación de la gente de tal manera que se produzcan efectos de poder contrarios a los dominadores. Se trata pues de producir efectos que no sirvan a los poderosos. De suyo se sabe que van a producirse muchos efectos no deseados, particularmente en fase de arranque, pero eso no importa ya que al igual que el poder actual, los primeros efectos creados; deben constituir una envolvente para nuevos efectos que refuercen el de autonomía. Indudablemente saldrán efectos de odio, de exhibicionismo, de activismo, de politicismo, etc. etc., pero mientras de sostenga una mínima actividad colectiva o colectivizante (lo que sucederá al principio con las unidades económicas implantadas), éstos no representarán mayor riesgo que el que le pueda imprimir una mala fe.


No se trata pues, de crear revoluciones (esos grandes movimientos que utilizan las pandillas para disputarse el poder) ni movimientos catárticos para desfogar nuestros furores (así sean estos los que generan nuestra incomodidad ante la depredación del planeta), se trata de hacer lo mismo que hacen las clases dominantes (que probadamente funciona), pero con diferente sentido, creando nuevos efectos.


IV. ESTRATEGIA: RECUPERAR LA VIDA COLECTIVA


Hoy día el poder ha creado una malla cada vez más densa de la cual difícilmente podemos escapar. El poder es de nuevo absoluto, nada se le opone ni tan siquiera con mediana eficacia. Poco a poco cooptó todo: Organizaciones, partidos y conciencias. Los pocos que quedaron fuera están sumidos en una desesperante impotencia o en el errabundeo de verdades tan ciertas como inocuas. Los opositores tornaron oportunistas en busca de un puesto oficial desde el cual construir su oficial y leal carrera opositora. Como en los tiempos romanos las masas se movilizan manipuladas por el hambre y la necesidad.


El poder omnímodo, asentado en el capital trasnacional, hoy se da el lujo de experimentar cualquier cosa. Impone horarios, desaparece sindicatos o condena a morir, por causas imputables al hambre, a millones de seres en medio de los desajustes que provoca la globalización. La prioridad del banco mundial y de los gobiernos títeres es el sistema bancario aunque la población se muera de hambre: Inyectar miles de millones de dólares a la banca es lo correcto, arrojar a la hambruna a las masas es un mero incidente previsto en el camino a la mundialización del poder.


La táctica del poder ha sido elemental: por medio de la tecnología se nos ha aislado en nuestro "Y0" creando una enorme BABEL en donde nadie nos entendemos, solo el poder es claro, diáfano. Toda preocupación se reduce al lugar en que mi "Y0" quedará en la cadena del poder.


El “yoismo” a avanzado como la peste, nadie reparamos en la sarta de incoherencias que decimos amparados en nuestro derecho a hablar. Hundimos al hermano, al amigo y aún ponemos en entredicho a los seres más queridos: lo que importa es el "yo". Ese resbaladizo concepto construido y sostenido por los comerciales. El capital para poder vender tiene que descomponer a la sociedad en individuos, porque en el momento en que los individuos se juntan logran acciones inverosímiles, que por su propia estructura (al margen de sus intenciones) llegan a cuestionar lo establecido.


Toda acción colectiva es combatida con ferocidad (en México: ruta 100, en España los vascos ... en el planeta al otro, al que se opone al poder) hasta reducirla a balbuceos. Contra la acción colectiva no se escatiman riesgos ni recursos. Nada debe escapar a los lineamientos del poder (ese huidizo concepto que lo mismo regula la escuela, el FMI, el trabajo y todo, todo sin que nadie le podamos oponer virtualmente nada). Toda relación espontánea nacida de una relación familiar, de un noviazgo, de una amistad o un empleo, se convierte finalmente en regla administrada por el estado o por el aparato publicitario manipulado por los medios masivos de comunicación. Copar cualquier espacio masivo es la divisa del poder: si es el consumo: copar la publicidad, si es el entretenimientos reglamentar su producción, si es educación: reglamentar la escuela, definir los programas y otorgar el derecho de aprobar o reprobar gente. Las comunidades que espontáneamente surgen, poco tiempo duran con vida colectiva. El empleo es utilizado como punta de lanza para destruirlas. El individuo se debe consagrar a su empleo en cuerpo y alma: usa mañana y tarde en transportarse, otro tiempo en trabajar y el resto en prepararse para el trabajo, ya sea capacitándose o descansando para reponer fuerza. Si no fracciona así su tiempo, entonces el trabajador es arrojado a las masas desempleadas, a los empleos infames o de plano a la autodestrucción de las drogas y el alcohol.


Pese a la gran embestida que da la sociedad civil por medio del comercio ambulante y en general del sector informal de la economía, el poder ha copado los espacios de vida. Hoy la guerra entre el poder y la gente se libra en el sector informal. Los repudiados del sistema se hacen ambulantes, los que resisten se hacen peseros o se integran a la microempresa. Sin embargo, ambulantes y microempresarios aún son controlados por las grandes empresas. En efecto, los vendedores ambulantes venden principalmente las chácharas que producen los grandes consorcios trasnacionales: chucherías de plástico, juguetes, pilas y fayuca en general. De igual forma la microempresa es incapaz de ligarse formando grandes cadenas productivas ciudadanas, por el contrario, producen a partir de consumir los productos de las grandes empresas, atendiendo complementariamente las migajas del mercado que les dejan las trasnacionales. Es necesario recuperar los espacios de vida de la gente, crear una economía civil en donde se socialicen las ganancias y se privaticen los riesgos.


Esa guerra que sostienen los vendedores ambulantes y las microempresas debe reorientarse. En primer lugar deben ser conscientes de que su lucha, en tanto que lucha por la subsistencia, está ligada con otras luchas y con lo que debiera ser una estrategia de recuperación de espacios de vida. El capital tiene claros los objetivos de su lucha; a saber: someter a microempresarios y comerciantes ambulantes y a todo el sector informal para cobrarles impuestos y someterlos a las normas que el propio capital impone mediante leyes que expiden sus legisladores (recordemos el caso FOBAPROA). La lucha del sector informal debe orientarse a ligarse orgánicamente: vendedores y microempresarios deben aprender a ligarse entre ellos y entre las fuerzas que aún se oponen al capital.


La lucha del vendedor ambulante debe entenderse como una lucha por la apertura de un espacio de vida no por una fracción de territorio. Debe orientarse a crear capitales rebeldes que asociados compitan con las trasnacionales. El capital rebelde debe crearse sus espacios sociales en comunidades mediante la revitalización de la vida colectiva. La vida colectiva debe impulsarse desde la organización hasta la comunidad. Que no haya nunca más trabajo aislado, que cada organización, cada individuo coordine trabajos y esfuerzos con otros y otras organizaciones. Nunca más debemos dejar que el capital organice a nuestra vida, nuestra familia, nuestros amigos ni nuestra comunidad.


La vida colectiva y organizada deberá impulsar a legisladores que luchen en el congreso por que se aprueben leyes que permitan la subsistencia de la microempresa y la economía civil. Hoy el sector informal vive asediado por impuestos y reglamentos, requisitos burocráticos e inspectores, leyes que lo ahogan y lo proscriben. El legislador que impulsemos deberá comprometerse a ayudar a liquidar el cerco que se tiende sobre el sector informal. Su tarea será la de proponer leyes inteligentes que permitan la apertura de espacios de libertad y de vida, de leyes que fomenten la vida colectiva que contrapese el "yoismo" impuesto por el consumismo.


Por su parte, la acción colectiva deberá producir alternativas de vida y convivencia, sustituir al seguro social, a la escuela oficial, luchar por programas educativos conformados en las comunidades y que respondan a sus necesidades, crear sus propias fuentes de empleo, sus modas, sus costumbres y en general toda su cultura como una forma de combatir a los aparatos publicitario/manipuladores.


En tanto seamos incapaces de crear formas de vida alternativas a las que nos ofrece el poder, seguiremos siendo apóstoles de causas perdidas. Pero eso no lo vamos a lograr de un golpe, mediante formulas maravillosas o teorías revolucionarias. Únicamente lo podremos lograr en la medida en que avancemos en la recuperación de espacios de vida en donde la experiencia misma nos indique el camino. La discusión colectiva y sobre todo la experiencia colectiva serán las que nos indiquen el camino a seguir. A nosotros nos toca abrir los espacios en los que recuperemos nuestra propia voz, en donde podamos ejercer nuestra propia iniciativa y nuestros propios proyectos y ya no los del capital. Hoy el panorama es claro, es necesario rehacer la vida orgánica de la comunidad tal y como nos lo demuestra la lucha zapatista. Esa vida comunitaria solamente será posible sí recuperamos las riendas de nuestro destino. ¿Por qué solamente el gobierno, la iniciativa privada y el capital trasnacional deben ser quienes generen los empleos que necesita la gente? ¿El resto de la sociedad nada tenemos que decir al respecto? La creación de empresas, de empleos y por tanto, de productos, por ella sola no es una actividad odiosa o enajenante, hay que recordar que hoy por hoy la empresa es la forma más eficiente de organizar la actividad social. No obstante, debemos entender que una empresa comprometida con su sociedad, una EMPRESA CORRESPONSABLE, debe en primer término socializar su ganancia, sin contaminar, sin pervertir la vida ni el trabajo.


Recuperando los medios de subsistencia será como podremos darle una base material a la reactivación de la vida colectiva. Un ejemplo: los bicitaxistas de San Gregorio Atlapulco (Xoch., D. F.) al trabajar en su comunidad no pierden horas preciosas de su vida en trasladarse a lo largo de la ciudad para acudir a su fuente de empleo, ese tiempo, lo tienen para convivir con su familia, amigos o vecinos, para mejorar su vivienda o sus cosas, para descansar o incluso para trabajar más.


La recuperación de los medios de subsistencia está corriendo a cargo del llamado sector informal. Tal sector, en México y Latinoamérica aporta el 40% de los empleos totales. Es decir, aporta más empleos que las trasnacionales, según datos del gobierno mexicano y de la Organización Internacional del trabajo. Es un hecho que el crecimiento del sector informal se debe a la incapacidad del capital para crear los empleos que año con año se requieren, pero también es un hecho que, si esos expulsados del sistema que conforman el sector informal, se organizasen, pondrían de rodillas al poder. Para demostrar lo anterior basta recordar algunas crisis: Los ya famosos efectos "Tequila", "Samba", "Tango" y "Dragón" los cuales provocaron crisis en cadena en las principales bolsas de valores del mundo, se debieron al movimiento incontrolado de miles de pequeños capitales que quizá muy a su pesar resultaron "rebeldes" al poner a temblar a los grandes capitales mundiales.


Los individuos aislados nos perdemos fácilmente, nuestros pequeños egoísmos y ambiciones nos consumen. De ese modo somos presa fácil del capital y del poder local, nacional y trasnacional. Juntos, como sociedad civil organizada es como podemos crecer: juntos por la ecología, juntos por el empleo, juntos por la seguridad, por la vivienda y por un mejor nivel de vida.


Cuando creíamos que la ciencia nos había liberado de los terrores de la oscuridad y de la ignorancia, más del 80% de la población nacional y mundial nos hemos visto expulsados de los "beneficios" del sistema capitalista vigente o estamos a punto de serlo. Tal situación exige que nos organicemos para luchar contra los nuevos terrores. Tenemos miedo a que nos corran del trabajo porque sabemos que escasea el empleo, tenemos miedo que nos agarre la policía porque corremos el riesgo de pudrirnos en una cárcel sin que se nos haga justicia, tenemos miedo de salir a la calle porque podemos hasta perder la vida en un asalto, tememos que nuestras hijas sean violadas, nuestras casas robadas y en fin, aquel paraíso que prometía el capital acabó en una realidad de terror. Solamente los poderosos pueden pagarse guardias privadas, residencias ultra vigiladas, a ellos nadie los corre de su trabajo ni corren el riesgo de que sus hijos se queden sin escuelas ni mucho menos sin comida.


Esta época de miedo acabará cuando la sociedad civil pueda organizarse por ella sola, sin tener que delegar su poder en nadie. Todos somos parte de esa sociedad civil y de todos depende que acabe esta época de terror.


En primer lugar debemos reconocernos dispuestos a organizarnos, dispuestos a colaborar, a tenernos confianza, sabedores de que si actuamos aislados seremos fácilmente anulados.


El segundo paso es abrir espacios de participación y acción ciudadana independiente: en la cultura, creando empresas y empleos, creando nuevas organizaciones, interrelacionando a las organizaciones y actividades ya existentes, etc. Es decir espacios y acciones que estructural y espontáneamente generen cohesión (tal como la empresa capitalista).


En tercer término debemos evitar caer en un activismo disperso. Todo lo que hagamos debe orientarse a reactivar la vida colectiva en las comunidades, las escuelas, los centros de trabajos etc.


En cuarto lugar, debemos incluirnos en las luchas de las mujeres, de los ancianos, de los niños de toda lucha que se dé contra el poder (incluidos homosexuales, indígenas, minusválidos, etc.)


En quinto lugar es necesario participar en el juego democrático impuesto por el poder para:


1. captar recursos y posibilidades para abrir espacios de vida colectivos
2. Impulsar legisladores que se comprometan a pugnar por leyes que impulsen la creación de empresas ciudadanas (que no estén sometidas a las cargas fiscales y reglamentarias que imposibilitan su existencia), que instituyan derechos elementales como la educación universal gratuita, el derecho a la vida digna y que impulsen la participación colectiva en el poder, entre otras.
3. impulsar gobernantes que se comprometan con tareas como las señaladas apoyando a la sociedad civil.


Todas esas tareas deberán llevar a la conformación de una economía civil que sea la principal rectora de la economía general. Esa economía civil deberá ser la base material de la organización civil autónoma. Las tareas propuestas no son fáciles, pero corresponden a una lucha que ya se inició pese a que actualmente discurre de modo más o menos disperso.


La propaganda oficial deja entrever que no hay caminos de lucha, la intelectualidad de algunos y muchos modos han dejado de alimentar a la gente con propuestas de nuevas formas de lucha y se pierde en los efectos que el propio capital provoca. Sin embargo en la realidad solamente aparece un hecho: de nosotros depende decidir si se puede o no se puede.


Quizá haya que empezar por la tarea más elemental consistente en propagandizar ideas e intenciones, con el deseo de irnos entendiendo fuera del entendimiento que nos impone el sistema, el cual, quiere hacernos creer que su lógica es la única posible, como si antes de la ciencia y el capital el mundo no hubiese existido.


V. POR UNA ECONOMÍA CIVIL


Cualquier cosa que se haga para cambiar a la sociedad, tiene que seguir los pasos mediante los cuales la sociedad cambia, sí no, todo lo que se emprenda SEA LO QUE SEA, solamente tenderá a producir situaciones particulares de corto alcance o beneficios dirigidos a un individuo o clase.


En primer lugar hay que reconocer que los cambios sociales se dan en oscuridades inaprensibles, se fraguan en el anonimato de la acción del ciudadano común y corriente (en nimiedades intrascendentes -parafraseando a Foucault). En ese entramado de oscuridades inaprensibles y nimiedades intrascendentes, se crean los grandes canales, pequeños y de todo tamaño que sirven como guías y soporte de acciones y creencias de la sociedad. De hecho, las canalizaciones que se montan sobre y entre el entramado social, también producen nimiedades y oscuridades, que se suman a las que produce la sociedad, en un juego de toma y daca que produce mutuas influencias y transformaciones.


Así pues, para impulsar el cambio social, es necesario crear canalizaciones por donde fluyan esos devenires (nimiedades y oscuridades, etc.); canalizaciones que generen cotidianidad, que alimenten la autonomía, que sean alternativas de vida de hecho, no de dicho. Se trata que sean formas materiales de reproducción de la existencia, que por su propia estructura desarrollen una dinámica propia sin tener que competir con nada que no sea por su propia eficiencia para autoreproducirse. No se trata de que esas formas de reproducción se alimenten de ideas, sino que se trata de que generen hechos autónomos, y en su momento, esos hechos pondrán las ideas.


Cualquier planteamiento que desde su arranque no contemple la autonomía como meta, a lo más se moverá dentro de una lógica conspirativa que mucho entretiene pero que poco aporta al remedio de esas molestas cosas como es la destrucción del planeta y de la especie misma.


La construcción de una economía civil implica:


1. Abrir canales que incorporan a individuos a una gran tarea de autonomía, sin caer en el vicio del voluntarismo.
2. Crear posibilidades de vida autónoma en agregados sociales que eventualmente puedan tornar comunidades por la acción aglutinante de empresas y acciones colectivizantes.
3. Crear posibilidades de redefinición de necesidades en base a la autonomía lograda.
4. Redefinir modalidades de vida que representen bloques de enfrentamiento contra los modelos implantados por la clase dominante.
5. Abrir posibilidades de creación de cultura autónoma que escape a la cultura dominante fundada en la rapiña.
6. Crear la posibilidad de una economía de base social, alterna a la de mercado. Es decir, pegarle al sistema en donde más le duele.
7. Ingresar a la cotidianidad de la gente por vía de sus necesidades más sentidas: el empleo y eventualmente la realización como humanos.
8. Sembrar la posibilidad material de la realización de las utopías de las propias comunidades.


Se trata de crear canales que a la vez sean empresa y seducción, lastre y refugio. Grandes contenedores en donde quepan minucias, vacuidades y cotidianidades. La creación de empresas no es el único camino, pero si el más seguro (el propio capitalismo se ha encargado de probar su eficiencia). En general, todo acto o idea que genere autonomía y la sustente, es bienvenido. Cabe recordar que autonomía sin recursos, es contradicción en ella misma.


Esas semillas de autonomía pueden sembrarse por un pequeño grupo, o de preferencia por miles de pequeños grupos. Lograda la primera unidad autosustentable, de ahí saldrá la siguiente y la otra y la otra y las subsecuentes, hasta formar una gran confederación de comunidades autónomas que emergerán en una nueva sociedad desde abajo.


Cada empresa sembrada en una comunidad; será tan solo un inicio que aglutine devenires. Cada comunidad integrada, será quien defina por donde seguir. La empresa, en cualquier caso, solamente tendrá la función de devolver la voz a la gente, darle un respaldo para que hable y actúe si así lo quiere. Cada empresa es solo un inicio de algo que no se sabe por dónde irá, pero que tiene la posibilidad económica de al menos ir por donde resulte.


Construido el primer gran canal, la sociedad, entonces sí, se encargará de construir los otros en base al suave soplo de las intrascendencias.


Todo lo anterior se puede resumir en:


I. LA ECONOMÍA CIVIL


1. La economía civil y todo el gran movimiento civil a desarrollar, debe apuntar a la redefinición de la vida misma de la sociedad y de la nación
2. La economía civil deberá regirse por el acuerdo de las comunidades que participen en ella (mediante agrupaciones, federaciones, confederaciones, etc.)
3. La economía civil se funda en empresas que trabajan para la sociedad (y no para el lucro), en empresas en donde se socializan las ganancias y se particularizan los riesgos.
4. La economía civil destina sus ganancias a tres rubros fundamentales:
a. reinversión y mejora de sueldos
b. promoción de la organización política, social y cultural
c. obra pública.
5. La economía civil, fundada en empresas civiles, debe constituir la columna vertebral de la economía nacional, apoyándose para ello, en las fuerzas de la nación y no en el capital foráneo
6. La economía civil debe fundarse en el principio de que sus empresas, son promotoras de la vida interna y la unidad comunitarias.
7. La economía civil, no solo se vale del trabajo del hombre, sino que lo educa, capacita, apoya e impulsa en su desarrollo individual y comunitario
8. Con la construcción de la economía civil, el estado necesariamente se redefine, tendiendo a un papel coordinador y de representación nacional ante el extranjero. Es necesario tener presente esta tendencia, ante la actual trampa en que el estado pretende el control de una sociedad autoregulada
9. La economía civil, será la fuerza material que respalde la movilización civil y el camino por el que transiten los hoy sin voz.


II LA CONSTRUCCIÓN DELA ECONOMÍA CIVIL O SOLIDARIA


1. La lucha por la construcción de una economía civil, no es la lucha por la conquista del poder del estado, sino la lucha por la construcción de un poder civil, mediante el cual, la sociedad civil se avoque a la solución de sus propios problemas (empezando por el empleo, la ecología, seguridad pública, transporte, etc.). Es la lucha por la construcción de la autonomía ciudadana frente al poder del estado, lo que implica una lucha por la construcción de una política civil, una seguridad civil y toda actividad que impulse la participación de la sociedad civil en la solución de sus propios problemas al margen de manipulaciones de estado y de pandillas ávidas de poder
2. La economía civil, debe ser la garantía de empleo de la sociedad, fundándose en el principio de dar preferencia a la ocupación de la mano de obra de las localidades en donde se asienten las empresas civiles, con la finalidad de propiciar la vida y unidad comunitarias.
3. La economía civil, debe ser producto de un gran movimiento nacional, ya que los esfuerzos hasta hoy aislados, han sido acallados, asimilados o sometidos por el estado.
4. La economía civil, debe ser construida por la sociedad toda, mediante la creación de miles de empresas civiles. Esa acción debe materializarse por medio de equipos multidisciplinarios avalados por personajes probos de la vida civil.
5. El financiamiento para la creación de empresas civiles, debe ser fundamental mente social, aunque no deben despreciarse otras fuentes. Debe cuidarse en todo caso, que el financiamiento no implique pérdida de autonomía ciudadana o subordinación alguna.
6. La lucha por la construcción de una economía civil, implica el reconocimiento de un frente político, además del frente civil; por lo que deberán contemplarse diversos niveles de lucha: parlamentario, callejero, de trabajo de base, etc.
7. Los comités impulsores de empresas civiles, tienen como tareas mínimas las siguientes:
a. ELABORACION DE PLAN DE FACTIBILIDAD
b. CONSECUCION DE FINANCIAMIENTO
c. CREACION Y OPERACION DE EMPESAS (nivel operativo, administrativo y comercial)
d. ORGANIZACIÓN PARALELA (a la de la empresa) DE COMUNIDADES O UNIDADES SOCIALES


VI. ¿QUÉ HACER?


En si el movimiento ciudadano es perfectamente factible, y supone solamente ejecutarlo. Sin embargo, existen muchos lastres y oposiciones que dificultan su realización. Además, la energía que supone su concreción es muy grande para estos momentos de nihilismo en que el sistema seduce y adormece con el señuelo de la democracia. En tal sentido, pese a que el movimiento es una propuesta práctica, realizable en lo inmediato, las condiciones político-sociales del país y del planeta lo hacen aparecer como una de tantas utopías del tipo de: "si todos nos uniéramos...". Por ello, este documento no puede ser otra cosa que un mero manifiesto. Un documento en donde se expresa lo que se piensa y en donde todas las referencias a lo que se debe hacer son meros indicadores, guías para la acción y no dogmas de un "deber ser". Sin embargo no se puede ignorar que lo que se propone tiene toda una lógica, y se sustenta en todo un aparato teórico-explicativo. Aunque no se pretenda, este manifiesto delinea una serie de metas a que se puede llegar, es decir: DELINEA UN HORIZANTE UTÓPICO.


En este momento de crisis mundial de valores, es necesario abrir cotos de autonomía ciudadana en donde la gente pueda construir y reconstruir las bases de su propia existencia. Debe promoverse la autonomía ciudadana creando las bases materiales de dicha autonomía. Esas bases materiales no pueden ser otras que acciones y empresas que proporcionen posibilidades de realización de los individuos y comunidades, que proporcionen el diario sustento de la gente y sus familias.


Una ciudadanía controlada por el poder, en donde nada puede decidir sino sólo obedecer, solamente podrá liberarse en la medida en que construya bases materiales para un hacer independiente. Este se logra al momento en que la ciudadanía produce y controla sus medios de subsistencia y desarrollo.


No es necesario que dependamos del gobierno, La iniciativa privada o del capital extranjero para crear empleos o para generar nuestras instituciones de cultura y de desarrollo, basta la ciudadanía organizada para crear todo lo que necesita.


El documento pone en el tapete de la discusión la posibilidad de realización de la autonomía ciudadana como un camino de acceso a ese mandar obedeciendo, a la auténtica democracia en donde cada ciudadano sea capaz de ejercer su propio poder.


Así pues, las tareas que se proponen no redescubren el hilo negro: no, muchas de esas tareas ya se realizan. La tarea central, consiste en crear una corriente que muestre que la autonomía ciudadana sí se puede lograr y que en muchos casos ya existen múltiples versiones de autonomías más o menos limitadas más o menos extensas. Se trata de que sea un movimiento masivo el que se realice, ya que esfuerzos aislados se perderían o serían rápidamente copados y controlados por las fuerzas gubernamentales. La tarea principal, consistiría en una campaña permanente de difusión y promoción por un lado, y por otro en la búsqueda de nexos entre organizaciones que de algún modo ya se inscriben de manera independiente o autónoma en la producción, el comercio o los servicios.


De acuerdo a lo anterior, las principales tareas podrían arrancar de lo siguiente:


1. La creación de centros autonomistas (cafés, centros de grabación para artistas locales, pequeños talleres, etc.). El centro autonomista deberá producir y ser un lugar de confluencia en donde la sociedad civil encuentre un espacio de expresión y acción. Centro de discusión, acción y propaganda, el centro autonomista tendrá sus fines propios, pero albergará al mismo tiempo cualquier manifestación de la sociedad civil.
2. La búsqueda de nexos entre organizaciones y comunidades que de alguna forma se inscriben en actividades económicas. La búsqueda de nexos entre las organizaciones, tenderá a buscar ligas materiales que las fortalezcan, ya sea propiciando el intercambio de bienes y servicios, ya sea encontrando soluciones a problemas comunes. Se trataría de proyectar a niveles cada vez más altos, los éxitos que se obtienen a nivel local, como una forma de ejemplificar que la sociedad civil es capaz de atender sus propias necesidades de educación, desarrollo, producción, empleo, seguridad, vestido, calzado, etc..
3. Específicamente es necesario crear centros artesanales que expendan productos hechos por organizaciones, comunidades e individuos integrados al movimiento. El centro artesanal podría ser una especie de empresa integradora que aglutinará a carpinteros, herreros, alfareros, fabricantes de ropa, peleteros, zapateros, etc.
4. Creación de enlaces entre comerciantes y microempresarios. Estos enlaces se lograrían mediante el levantamiento de un padrón de comercios y un padrón de productos de microempresas y productores comunales. Con dicha información se podrían formular catálogos y directorios mediante los cuales los comerciantes sabrían de que productos podrían disponer y los productores podrían localizar rápidamente a sus posibles clientes.
5. Creación de estudios de grabación que recojan profesionalmente las expresiones artísticas locales, a la vez que promueven en otros ámbitos a los artistas más destacados.
6. Integración de redes de comerciantes que expendan los productos artísticos generados por el movimiento ciudadano.
7. Realización de muestras temporales y permanentes que promocionen al movimiento y sus productos.
8. Articulación de una red de contactos entre funcionarios, representantes populares y empresarios progresistas que facilitan la colocación de los productos del movimiento.
9. Propagandización permanente del movimiento.


Resulta evidente que las tareas propuestas no son las únicas que es posible realizar. En realidad, cada individuo, familia o colectivo deberá plantear sus propias tareas con dos metas inamovibles: LOGRAR LA MAYOR AUTONOMÍA POSIBLE Y ALCANZAR EL MAYOR GRADO DE ARTICULACIÓN CON OTROS INDIVIDUOS O COLECTIVOS AFINES.

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