jueves, noviembre 05, 2009

“Es algo hermoso ser embajadora de buena voluntad”, dice Omara Portuondo


3 Noviembre 2009

La renombrada artista cubana Omara Portuondo, nominada a un Grammy Latino este jueves, aseguró hoy en entrevista con Efe que “es algo hermoso ser embajadora de buena voluntad” entre Cuba y Estados Unidos, y con eso busca “contribuir a la paz”.

“Es una palabra tan pequeña, con tres letricas, pero que significa mucho: lo importante que es la paz, lo necesario que es la paz”, dijo Portuondo en entrevista telefónica, días antes de presentarse el jueves próximo en el escenario de los Grammy Latino, en el Centro de Eventos de Mandalay Bay, en Las Vegas (Nevada).

Portuondo, de 79 años, 60 de los cuales ha dedicado a una fructífera carrera musical, figura entre los candidatos a un Grammy Latino en la categoría tropical, con su álbum más reciente, “Gracias”.

Además, la legendaria Portuondo hará historia como primera artista residente en Cuba en subir al escenario de los Grammy Latino. Estará allí no sólo para posiblemente recibir un premio, sino también para presentar uno de los galardones.

“He tenido un camino bien bueno, he tenido muchas posibilidades que me han enriquecido, y por todo eso doy gracias. Aunque es difícil resumir 60 años de carrera en un álbum, quise destacar algunos de los éxitos”, explicó Portuondo.

La diva del Buena Vista Social Club considera que con sólo estar nominada por segunda vez al Grammy Latino “ya eso es bueno” y con eso siente “mucha satisfacción”.

Para la artista la música “es algo muy importante, es intangible pero lo sientes, es importante para el alma y para unir a los pueblos, sin importar fronteras y políticas”.

Así, su participación en los Grammy Latino “es una coincidencia especial, no fue nada rebuscado, pero si eso sirve para la paz y para seguir compartiendo nuestras costumbres y culturas”, siente que “es una cosa muy hermosa”.

En ese sentido, Portuondo elogió los esfuerzos del cantante colombiano Juanes, quien ofreció un concierto por paz en la frontera entre Colombia y Ecuador y, más recientemente, otro en la Plaza de la Revolución en La Habana, junto a otros cantantes de alto calibre.

“Juanes lo hizo de corazón, no ganaba ningún dinero… ese es un muchacho que, dentro de los seres humanos, nos demuestra que no todo es dinero, que la paz es importante”, señaló.

Portuondo ha viajado por el mundo entero y en su extensa carrera frente a los micrófonos ha compartido escenarios con los mejores talentos de Cuba y del mundo, entre ellos Chucho Valdés, Nat King Cole, y la recién fallecida cantante argentina Mercedes Sosa.

Sin embargo, la “novia del feeling”, como se le conoce, asegura que su mayor satisfacción la deriva “de la aceptación del público, de sus aplausos, de la asistencia a los conciertos, donde el idioma no es impedimento”.

Recordó con alegría y un poco de nostalgia su participación en Buena Vista Social Club, grupo que a finales de la década de 1990 popularizó de nuevo a nivel internacional la vieja trova cubana y que ganó un Grammy en 1997.

Portuondo asemeja su trabajo, impulsado por los padres musicales que tuvo, al de un pintor, porque, de hecho, cuando está cantando también va “pintando los espacios, los personajes y los paisajes”.
La música, continúa, puede conmoverla hasta las lágrimas -como sucedió al grabar “Gracias”-, porque aún sin vivir las experiencias de las que hablan sus temas en ese momento dice asumir “ese personaje y lo que expresa a través de la melodía”.

Portuondo no oculta su orgullo de abuela al señalar que en el álbum “Gracias”, que en sus 15 canciones combina lo tradicional con la innovación, su nieta de ocho años la acompaña a capella con el tema “Cachita”, y lo hace con toda la “frescura de la naturaleza que tienen los niños”.

Portuondo consiguió finalmente la autorización para viajar a este país, después de seis años de barreras.

Desde su llegada, la gira ha sido un torbellino de entrevistas y presentaciones, incluyendo una en el Festival de Jazz 2009 en San Francisco, y otra en el recinto de la Universidad de California en Los Ángeles.

(Con información de EFE)

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